Calderón Quezada, José Augusto.

En el caso BlackBerry, la relación a nivel de Co-CEOs se veía ya trastocada luego de

aquella percepción en Lazaridis de traición por parte de Balsillie, generando así una evidente

disyuntiva en el rumbo que tomarían las decisiones desde dicho momento. Tal es el caso, que

se evidencia una disputa clara de las riendas del poder de la organización con el ingreso de

Thorsten Heins, quien brindando soporte a los propósitos de Lazaridis, desestima y se alía en

contra de Balsillie, rechazando la propuesta de adaptar aquel servicio de mensajería

instantánea de BlackBerry para reemplazar la típica aplicación de mensaje de texto. Ello

podría sonar como un simple capricho por parte de la alianza entre Lazaridis y Heins, pero

decanta en la salida de Balsillie, lo cual evidencia una alianza por conveniencia (en el caso de

Heins) y venganza (en el caso de Lazaridis).

Desde la perspectiva organizacional, se puede inferir que en el 2012, ante los nuevos

cambios en la tecnología del mercado de acción de RIM, y la motivación ya perdida de

“equipo innovador” en los colaboradores de RIM, el impacto de la salida de Balsillie pudo

asentar más ese pesar en ellos, evidenciando la falta de un liderazgo transformacional en esa

etapa, pues desde que Conlee ingresó, aparentemente solo se trabajó por objetivos, por metas,

sin voltear a preguntar que realmente importaba en el equipo. Ello conllevó a que no exista

motivación en sus supervisores senior, ni en las principales líneas de supervisión. Asimismo,

dio pie a los reclamos y cartas abiertas exponiendo las principales falencias de la empresa a

nivel organizacional y, sobre todo, desnudando lo débil que podía ser RIM a nivel

organizacional y clima laboral. Se puede deducir que por más que aquellos líderes anónimos

(aquellos que publicaron individual o colectivamente las cartas en blog, diarios o revistas)

hayan luchado por retomar la esencia de RIM, pudo más las directrices mal llevadas por los

seudo CEOs de aquel periodo.