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Lucas 2, 27-35
Reflexión
Miremos a María. Nos conduce hasta la gloria y nos acompaña cargando con la cruz y
con los dolores de cada día. Que María ruegue por nosotros y visite especialmente a
quienes, por cualquier causa, viven crucificados.
PALABRA MERCEDARIA
P. Zegrí:
De todos los misterios de nuestra religión, de todas las grandes figuras que aparecen
en el sagrado seno de la Iglesia, no hay misterio más grande que el de los dolores de
María, no hay quizá figura más interesante y noble que la de la Virgen al pie de la
cruz. (Sermones II, n.º 6)
Nuestro carisma redentor nos invita a mirar a María a la luz del misterio pascual de
Cristo (…). Ella supo integrar el misterio redentor en su proceso existencial y vivirlo a
la luz de la fe. Lo manifiesta en su Fiat y lo reafirma al pie de la cruz.
SALMO
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Felices son los que anhelan la justicia como tú, María;
porque ahora Cristo ha hecho justicia
venciendo a la muerte.
PETICIONES
1. Por la Iglesia, para que el Señor le conceda anunciar desde la vida sencilla, abierta y
fraternal lo que Dios tiene preparado para sus hijos. Roguemos al Señor.
2. Por las vocaciones sacerdotales y religiosas, para que Jesús, que llamó a los que
quiso, haga resonar su invitación en el corazón de los jóvenes y éstos le sigan con
generosidad y sin condiciones. Roguemos al Señor.
4. Por los que sufren, para que María, que permaneció firme en la hora de la prueba de
su Hijo amado, haga sentir su presencia maternal a los que sufren la cruz de la
enfermedad, la incomprensión, la guerra, la miseria, el desamor. Roguemos al
Señor.
5. Por los que hemos recibido el don de la fe y celebramos a Jesucristo, luz de nuestras
vidas, para que con su claridad penetremos en el conocimiento y amor de Dios y lo
transmitamos a nuestros hermanos. Roguemos al Señor.
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que es capaz de convertir cada cruz de sus hijos
en fuente de vida nueva y bendición.
Imploramos al Espíritu Santo,
que fortalece y da alegría a nuestra fe,
y nos permite descubrir a Cristo
en cada hermano triste, enfermo o necesitado,
para acompañarlo y servirlo como Tú.
Únenos en familia bajo tu manto,
y enséñanos a ser contigo
instrumentos de Cristo Redentor. Amén.
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Monición
Todo el camino redentor lo inicia María desde su misma humanidad. Ella es, ante
todo, mujer, porque forma parte de la gran familia humana. Es una criatura como
nosotras, que vivió las diversas circunstancias de la vida desde su humanidad. Pero
María, saltando la barrera del pecado, fue elegida para ser icono de una nueva vida,
redimida y resucitada. Esto es lo que la convierte en mujer nueva. Ella supo recorrer
los caminos de su propia historia personal viviendo en plenitud el proyecto
evangélico que Dios le presentaba. Contemplamos a María en la sencillez de su
humanidad, para descubrir en Ella un plus, ese algo más que la configuró como
mujer nueva.
Proverbios 8, 22-31
María, trono de Sabiduría
«Yahvéh me creó, primicia de su camino, antes que sus obras más antiguas. Desde
la eternidad fui fundada, desde el principio, antes que la tierra. Cuando no existían
los abismos fui engendrada, cuando no había fuentes cargadas de agua. Antes que
los montes fuesen asentados, antes que las colinas, fui engendrada. No había
hecho aún la tierra ni los campos, ni el polvo primordial del orbe. Cuando asentó los
cielos, allí estaba yo, cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo, cuando arriba
condensó las nubes, cuando afianzó las fuentes del abismo, cuando al mar dio su
precepto - y las aguas no rebasarán su orilla - cuando asentó los cimientos de la
tierra, yo estaba allí, como arquitecto, y era yo todos los días su delicia, jugando en
su presencia en todo tiempo, jugando por el orbe de su tierra; y mis delicias están
con los hijos de los hombres.»
Reflexión
Mujer de Israel:
PALABRA MERCEDARIA
P. Zegrí:
La razón persuade de que ninguna criatura ha merecido tantas gracias como María por
los nobles objetos a que era llamada: ella es la predilecta del Altísimo, la corredentora
del género humano, el genio de la esperanza para la edad presente, y, por
consiguiente, el ser que con la Divinidad tiene los vínculos más íntimos y respetables.
(Sermones I, n.º 3)
Será tan grande la experiencia de seducción que, junto a las otras experiencias, María
la guardará y la meditará en su corazón (Le 2,19). Sin duda Ella supo guardar la
llamada como una de las experiencias fundantes más bellas y determinantes de su
vida, la más importante entre todas.
(La hermana mercedaria de la caridad, SEDUCIDA POR JESUCRISTO
REDENTOR)
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SALMO
Peticiones
2. Por los jóvenes, para que la fe, la esperanza y la caridad aviven en sus corazones el
deseo de entregarse sin límites a Dios y a los hermanos.
3. Por los que han hecho del poder un dios en nombre del cual sacian su codicia y
arrebatan los derechos fundamentales de la persona, para que reconozcan al único
Dios verdadero y se conviertan a Él.
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4. Por los enfermos, los que se sienten solos y los que sufren sin esperanza, para que
experimenten la cercanía y la compasión de Jesús.
5. Por todos los que buscamos al Señor en la cotidianidad de nuestra vida, para que, al
igual que María, vivamos en continua acción de gracias.
Oración
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Monición
Lucas 1, 39-47
Dichosa tú, que has creído
En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad
de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el
saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y
exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y
¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la
voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían
las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»
Reflexión
Pero cuando Isabel felicita a María, no se limita a expresar un elogio a la madre del
Señor. Isabel corrobora que el plan de Dios, en la persona de Jesucristo, constituye
el verdadero sentido de la vida de María. Isabel sabe dónde hay que sustentar la
felicidad, y dónde María la ha sustentado. Sabe que todos los deseos y expectativas
del ser humano no pueden cimentarse en cosas pasajeras. Sólo Dios llena el alma
de manera definitiva. En cuántas ocasiones nos cansamos y afanamos buscando lo
que no sacia... Cuántas veces creemos encontrar la felicidad en las pequeñas
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satisfacciones de cada día... Huimos de lo esencial y olvidamos el auténtico rostro
de la verdad, el amor, la felicidad. Con María, aprenderemos a encontrar la
verdadera alegría en el Dios y Señor de nuestra historia.
PALABRA MERCEDARIA
P. Zegrí:
María es la única de todas las mujeres que en ningún instante ha dejado de ser bendita
y que el fruto de su vientre virginal es Aquel a cuyo nombre dobla la rodilla en el
cielo y en la tierra. (Sermones I, n.º 19)
María de Nazaret, tal y como se desprende de los dos textos más importantes del
Evangelio, el de la Anunciación y el del Magnificat, aparece como la gran seducida
por Yahvéh. La misma turbación que experimenta la Virgen, que en el contexto no
significa ni miedo ni temor ni timidez, expresa una sorpresa prolongada en el alma de
María al verse de esta manera agraciada por su Señor. Tanto es así que Ella lo
expresará sin ambages en el cántico del Magnificat.
(La hermana mercedaria de la caridad, SEDUCIDA POR JESUCRISTO
REDENTOR)
Salmo
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María, creemos como tú,
que el Dios de la promesa
se hizo realidad y plenitud
y vive desde entonces nuestra historia
cogido de tu mano y nuestra mano.
Peticiones
1. Para que la Iglesia, pueblo escogido por Dios, cumpla su misión de madre y maestra
de todos los hombres, y manifieste el rostro materno de Dios a los que están solos,
alejados o deprimidos. Roguemos al Señor.
2. Para que los jóvenes no teman asumir compromisos para toda la vida y para que el
Señor llame a muchos a su seguimiento en la vida sacerdotal, religiosa y misionera.
Roguemos al Señor.
4. Para que a los ancianos y enfermos y a todos los que sufren no les falte asistencia
médica ni espiritual, y para que experimenten el cariño y comprensión de sus
hermanos. Roguemos al Señor.
5. Para que a todos nosotros Jesucristo nos dé un corazón como el suyo para amar
como Él amó y para anunciar con sencillez el Evangelio. Roguemos al Señor.
Oración
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Monición
Lucas 1, 46-50
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque
ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia
llega a sus fieles de generación en generación.
Reflexión
El ser humano es tierra, polvo nacido de las manos de Dios, barro modelado para
ser transformado. Con los pies pegados a la tierra, los seres humanos nos
sumergimos a veces en el fango de nuestra propia pequeñez, nos adherimos
ansiosamente a la superficie que cotidianamente nos atrae, y olvidamos el ansia de
infinito que late en nuestro corazón. Agarrarse a la superficie de las cosas es
dejarse esclavizar por ellas, es conformarse con la propia condición de tierra, sin la
menor aspiración a trascender los límites del deseo. Agarrarse y adherirse a la tierra
impide y dificulta nuestra adhesión más auténtica, la que confiere sentido a la vida:
la adhesión al Señor de nuestra historia.
María es el humus de Dios, la tierra que acoge al hijo que se acerca a la existencia
humana. Es la clave de la redención. Dios grande se esconde en una mujer. Dios se
abaja y enaltece a María. Y su gran proeza consiste en haberse hecho uno de
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tantos. Se hace uno de tantos y a María la convierte en la primera mujer de la
Creación. María es la hija y es la madre, y ahí alcanza su mayor dignidad.
Pero María no pierde su humildad: no se siente especial por ser madre de Dios; no
se vive con derechos especiales. Es la pobre de Yahvéh que espera en las
promesas. Se sabe necesitada de Dios; al servicio de las promesas. Asume la
misión del Hijo desde el desprendimiento: al pie de la cruz con paz y fidelidad.
PALABRA MERCEDARIA
P. Zegrí:
Salmo
Como tú, María, quiero decir “aquí estoy”, ante el proyecto de amor,
que Dios me propone en el hoy de mi vida.
Entro en este proyecto unida a tantos hermanos y hermanas
que, con Cristo, tu hijo, luchan por construir fraternidad,
dignidad para todos, unidad entre pueblos, razas, generaciones…
Como tú María, quiero estar en pie, unida a tu Hijo, en la cruz concreta de mi vida.
En mi caminar, me uno a todos los sufrientes de la humanidad
y a los que se entregan para que “la justicia y la paz se abracen”.
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Como tú, María, quiero participar del gozo del Resucitado.
Hoy Cristo resucita en todo lo bello, lo noble, lo auténtico.
Que mi vida sea espejo de la liberación que El ha regalado al mundo.
Peticiones
1. Por la Iglesia y por cada uno de los cristianos, para que vivamos y actuemos
siempre con humildad, sencillez y modestia, mostrando así nuestra fe con un
testimonio coherente en nuestra vida. Roguemos al Señor.
2. Por las familias cristianas, para que sean hogar donde puedan nacer futuras
vocaciones hacia la vida religiosa y el ministerio sacerdotal. Roguemos al Señor.
3. Por los gobernantes de todo el mundo, para que todos los que ejercen cargos de
responsabilidad trabajen sin descanso por la promoción de los que están en los
últimos puestos de la sociedad. Roguemos al Señor.
4. Por los pobres y los necesitados, para que desaparezcan las diferencias injustas y
logremos una mayor nivelación social. Roguemos al Señor.
5. Por nosotros, para que nos amemos unos a otros con obras y de verdad, sin exigir
nada a cambio. Roguemos al Señor.
Oración
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Monición
Reflexión
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Nosotras también dejémonos sorprender por la eterna novedad de la acción de Dios
en María. Contemplemos sobrecogidas la extraordinaria intervención del Señor y la
calurosa acogida de parte de María. La disposición más absoluta, la entrega más
radical, convierten a María en mujer nueva. La apertura a la gracia, el deseo de vivir
para Dios, convierten a María en mujer nueva. Toda su existencia la convierte en
criatura excepcional; todo su proyecto de vida está encaminado hacia la plenitud
anhelada por el ser humano: el encuentro pleno con Dios, en la persona de su Hijo.
Es el culmen de la verdadera felicidad, buscada y añorada por todas las personas.
Es el auténtico sentido de la vida.
PALABRA MERCEDARIA
P. Zegrí:
Las palabras del Ave María proceden de la boca de Dios que, siendo el único que
conoce totalmente a María, es el único que la puede definir. Nosotros, pues, nos
honramos con tomar las palabras del arcángel para elogiar a María y la confesamos
llena de gracia, asistida del Señor, bendita entre todas las mujeres y llevando en su
vientre el fruto de Redención. (Sermones I, n.º 19)
Has hallado gracia delante del Señor (Le 2,30) es la expresión más clara de la
predilección de todo un Dios, del amor de todo un Dios que, en su misma declaración
de amor, la transforma para recibir en sus entrañas el fruto de ese amor, que será para
toda la humanidad la bendición más grande. María se deja hacer en medio de sus
dudas y acepta la seducción de Yahvéh que la convertirá en su Madre y en Madre de
la humanidad.
(La hermana mercedaria de la caridad, SEDUCIDA POR JESUCRISTO
REDENTOR)
Salmo
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María, madre de Jesús y madre nuestra,
Aliéntanos, mujer nueva, afirmativa,
que también nosotras sepamos escuchar,
orar y entregarnos a los demás
para crear y recrear la historia,
fraterna, solidaria, progresiva.
PETICIONES
María, Madre de Dios y Madre nuestra, tú siempre fuiste fiel a la voluntad de tu Hijo.
Tus intereses eran los intereses de Dios. Ayúdanos a asemejarnos cada vez más a
ti.
MARIA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS
María, Madre de Dios y Madre nuestra, tú fuiste más dichosa por haber concebido a
Jesús en tu corazón que en tu seno. Nosotros también necesitamos tener a tu Hijo
en nuestro corazón; necesitamos estar cada vez más cerca de él, sentirlo como
Alguien importante en nuestra vida.
MARIA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS
María, Madre de Dios y Madre nuestra, tú te mantuviste en segundo lugar durante
los momentos más gloriosos de tu Hijo Jesús. Sin embargo, cuando llegaron las
dificultades ante la pasión de tu Hijo; cuando fue ajusticiado, abandonado y
condenado a muerte, como buena madre no te apartaste ni un solo momento de su
lado. A nosotros también nos gustaría ser como tú. Nos gustaría mantener nuestra
fe y ser fieles a Dios incluso en las situaciones más difíciles.
MARIA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS
María, Madre de Dios y Madre nuestra, durante la espera pentecostal animaste la
comunidad de discípulos que habían perdido al maestro y se sentían desorientados.
Fue necesaria tu presencia para que ese grupo de amigos de Jesús no perdieran la
fe y la esperanza. También nosotros queremos ser fuente de ánimo para todas
aquellas personas que viven la fe a nuestro lado.
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Oración
Oh Dios, cuyo Hijo quiso que la Virgen María, elegida por Él como Madre suya, fuese en
adelante nuestra Madre, concédenos a quienes recurrimos a su protección ser confortados
por la invocación de su santo nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.
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Monición
Hechos 1, 12-14
Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista poco de
Jerusalén, el espacio de un camino sabático. Y cuando llegaron subieron a la estancia
superior, donde vivían: Pedro, Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo,
Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la
oración, con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de
Jesús, y de sus hermanos.
Reflexión
Aparece en la historia una mujer que, con su actitud de apertura y de entrega incondicional,
colabora en el Plan de Salvación proyectado por Dios. En las palabras de María: “Aquí está
la esclava del Señor”, se comienza a gestar otra etapa de la historia: la Nueva Creación en
Jesucristo. Es el momento de actualización de las promesas. Es el tiempo nuevo, en el que
ha comenzado a nacer también una humanidad nueva.
Nosotras, mercedarias, somos llamadas a acoger la Palabra de Dios, como María, para que
en nuestro interior se configure el Cristo Redentor que, a través del carisma, hemos de
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comunicar al mundo. Al igual que María se abrió al Espíritu para dar su Hijo al mundo, de la
misma forma, debemos gestar en nosotras la persona de Cristo, para ser transmisoras de
Evangelio y colaborar así en la Nueva Creación que el Espíritu impulsó al llegar la plenitud
de los tiempos.
Como toda obra de Dios, nuestra Congregación es un impulso del Espíritu en el seno de la
Iglesia. En el Padre Zegrí y en cada mercedaria, el Espíritu Santo ha dejado su huella a
través del carisma, ha dibujado en el interior de cada una el proyecto que Dios ha soñado
para la Congregación.
PALABRA MERCEDARIA
P. Zegrí:
Ella ha hecho la experiencia vital de que los ojos de su Señor se han posado sobre su
persona y, al posarse, la han seducido para siempre. Vivirá en lo sucesivo bajo la
fuerza de esa mirada cargada de amor, de promesas, de alianza, de fidelidad, de amor
eterno que dará sentido y consistencia a todo lo que haga en la vida y, además, hará
que su recuerdo perdure por generaciones.
(La hermana mercedaria de la caridad, SEDUCIDA POR JESUCRISTO
REDENTOR)
SALMO
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María, mujer que nos diste
la Vida en plenitud,
en desinterés y amor.
María, testigo de esperanza,
pobre hija de Yahvé,
estrella y faro en la noche.
Tú nos señalas la claridad de Dios.
Nos alegramos contigo,
porque supiste guardar
y hacer vida en Ti
la Palabra de Dios.
María, tú nos enseñas a amar,
a escuchar, a acoger
y anunciar la Palabra,
servir al hermano,
luchar por el Reino,
ofrecer nuestro ser
con disponible amor.
Tú, que arriesgaste la vida
en tu actitud afirmativa.
Tú, la que recibiste al Espíritu Santo
fuego, vida, misión, Pentecostés.
Tú eres la madre de la Iglesia
y por ti crece la vida.
Dichosa tú, la que has creído,
nos regocijamos contigo,
Madre feliz del Salvador.
Peticiones
1. Por la Iglesia, para que Dios derrame sobre ella su Espíritu de santidad y sepa
transparentarlo a todos los hombres y mujeres de este mundo. Roguemos al Señor.
2. Por todos los hombres y mujeres que ocupan su vida en servir a los demás, para
que con la fuerza del Espíritu de paz sean capaces de colaborar en la pacificación de
la familia humana. Roguemos al Señor.
3. Por todos los movimientos, grupos y comunidades eclesiales, para sean capaces de
acoger el Espíritu de fortaleza y no se cansen de testimoniar su presencia en medio
de los más pobres y necesitados de nuestro mundo. Roguemos al Señor.
4. Por todos los poderosos y los que gobiernan las naciones, para que el Espíritu de
caridad y servicio esté presente siempre en todas sus decisiones y en todos sus
trabajos. Roguemos al Señor.
5. Por todos los que sufren la enfermedad y el dolor, para que el Espíritu de consuelo
los acompañe en los momentos difíciles y de soledad. Roguemos al Señor.
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6. Por todos los que tienen alguna responsabilidad en la Iglesia, para que acojan el
Espíritu de sabiduría y se entreguen plenamente al servicio del pueblo y a la
construcción de la comunidad cristiana. Roguemos al Señor.
Oración
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Monición
Celebramos hoy, con María, la fiesta del Apóstol san Mateo, que pasó de recaudador de
impuestos a discípulo de Jesús. Fue sorprendentemente llamado por el Maestro, y
abandonó su trabajo marchándose con Él y convirtiéndose en testigo de su obra salvadora,
de su muerte y resurrección. De esta manera pudo anunciar por escrito a todo el mundo la
Buena Noticia de Jesús por medio de su evangelio.
María también fue apóstol, mujer evangelizadora, y con ella reafirmamos hoy nuestra
vocación apostólica dentro de la Iglesia.
Sintiéndonos enviadas por el Padre, al igual que María y San Mateo, nuestra misión nace al
calor de la llama de Jesús, encendida en el fuego del Espíritu. Sólo el amor apasionado por
el evangelio de Jesús transformará nuestra misión en Buena Noticia para el mundo. Sólo si
nos dejamos seducir por la fuerza cautivadora del Maestro podremos ser testigos creíbles
que regalan la esperanza y el sentido de la vida.
Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.
Sin embargo, cada uno de nosotros ha recibido su propio don, en la medida que Cristo los
ha distribuido. Él comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros profetas, a otros
predicadores del Evangelio, a otros pastores o maestros. Así organizó a los santos para la
obra del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre
perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo.
Reflexión
A partir de Pentecostés, la comunidad es enviada a los caminos del mundo para comunicar
lo que ha visto y oído. Se convierte definitivamente en comunidad apostólica. Pentecostés
es la gran irrupción del Espíritu en la historia. En Pentecostés vemos a María y a la
comunidad de los creyentes reunidos en oración. Esta actitud nos habla de personas
tocadas por el Señor, impactadas por la Resurrección de Cristo y, a partir de este momento,
impulsadas por el Espíritu. Es la comunidad de los que buscan al Señor y la comunidad en
la que se vive la fraternidad como pilar que fundamenta la incipiente Iglesia.
Con María se nos invita a regalar la vida y la alegría a manos llenas; se nos invita a
derramar misericordia y salvación a nuestro paso. Es Jesús mismo el que hemos de regalar
al mundo. Es la Buena Noticia la que salvará y restaurará desde dentro la historia. Y
nosotras, mercedarias, seremos anuncio apasionado de Jesucristo en la medida en que nos
enamoremos de su persona y nos entusiasmemos con su mensaje. El Evangelio, fuerza
sanadora que transforma la humanidad, es fuente de felicidad para todo ser humano,
principalmente para los más pobres y excluidos.
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Se nos invita a ser portadoras de la Buena Nueva ofrecida y testimoniada. Se nos llama a
manifestar ante el mundo el gran reto de la profecía, como respuesta audaz y alternativa a
los modelos vigentes en nuestra sociedad. El mundo necesita profetas, personas valientes
que sepan renunciar a los atractivos del mundo y entregar su vida al servicio del Evangelio.
La misión mercedaria, cuando bebe en las fuentes de la misión de Jesús, es capaz de
contagiar y dar sentido a la vida. Por eso hoy queremos renovar nuestra opción de vida y
pedir al Señor que revitalice nuestra entrega cotidiana para ser profetas del amor y testigos
del Resucitado.
PALABRA MERCEDARIA
P. Zegrí:
María santísima es la fuente de donde han corrido hasta nosotros los más copiosos
raudales de misericordia y de gracia. (Sermones I, n.º 11)
Vivir de la experiencia del amor de Dios nos hace proclamar con María, la mujer
especialmente seducida por su Dios: desde ahora todas las generaciones me llamarán
bienaventurada.
(La hermana mercedaria de la caridad, SEDUCIDA POR JESUCRISTO
REDENTOR)
SALMO
Peticiones
1. Para que la Iglesia y el mundo entero acojan con docilidad la palabra de Jesús, a
quien san Mateo, en su Evangelio, nos presenta como nuevo Moisés y el único
Maestro. Roguemos al Señor.
2. Para que haya jóvenes capaces de oír la invitación del Señor a seguirlo más de cerca
e ir en pos de sí. Roguemos al Señor.
3. Para que el mensaje del Evangelio arraigue en el corazón de todos los gobernantes,
y los transforme según la medida del amor de Dios. Roguemos al Señor.
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4. Por los que no tienen fe o viven como si no la tuvieran, por los que reciben el
anuncio del Evangelio, por los que buscan la verdad, para que San Mateo interceda
por todos ellos. Roguemos al Señor.
5. Para que todos nosotros nos veamos protegidos por la oración de los Apóstoles, e
iluminados por sus enseñanzas, sepamos expresar nuestra fe con signos y palabras.
Roguemos al Señor.
6. Para que, al igual que María y San Mateo, aprendamos a vivir con autenticidad la
dimensión evangelizadora de nuestro carisma. Roguemos al Señor.
Oración
Oh Dios, que en tu infinita misericordia te dignaste elegir a San Mateo para convertirlo de
publicano en apóstol, concédenos que, fortalecidos con su ejemplo y su intercesión,
podamos seguirte siempre y permanecer unidos a ti con fidelidad. Por nuestro Señor
Jesucristo.
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Monición
María siempre estuvo cerca del hombre. Ella conocía mejor que nadie la limitación,
la indigencia, las carencias del ser humano.
Al igual que su Hijo, era sensible a todo tipo de necesidades que pudiese encontrar
en su camino; estaba atenta a la situación de cada uno, para poder prestar su
auxilio y ser así una mujer solidaria, que ofrece su ternura y misericordia al corazón
afligido y desamparado. Por este motivo, en las bodas de Caná es la primera que
percibe el problema que allí se está viviendo. Y no se queda impasible. Se lanza a
ofrecer soluciones, a tender su mano de madre con el fin de aliviar el sufrimiento de
los que en ese momento se encuentran agobiados por la dificultad que les embarga.
Hoy también, y cada día, María se acerca a nuestra miseria, a nuestra indigencia,
para levantarnos de la postración y ser regalo de amor para todos sus hijos
necesitados. Y, al mismo tiempo, nos invita a nosotras, mercedarias, a dejarnos
impactar por el sufrimiento del hombre de hoy, e inundar su corazón con el gozo
infinito de la prometida liberación.
Lucas 1, 51-55
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los
despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había
prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Reflexión
María está en sintonía con todos los necesitados, los que sufren, los oprimidos. Es
la abogada de los más desfavorecidos. En el Magnificat ha proclamado
abiertamente la carta de los derechos humanos, anunciando la salvación a quienes
esperan y a quienes desesperan. María no está lejos de la historia, no permanece
lejos de su pueblo. Ella está de parte de todos, del que la busca y del que cree no
necesitarla; del que mira hacia lo alto ansiando la liberación y del que se considera
autosuficiente y se basta a sí mismo. María es de todos y para todos, como diría
nuestro Padre Zegrí, y se pone en camino hacia la montaña y hacia la ciudad, hacia
el interior de cada corazón y hacia los pueblos que claman justicia.
PALABRA MERCEDARIA
P. Zegrí:
La Virgen santísima es el muro inexpugnable que nos defiende, la protectora que nos
conserva, el ángel tutelar que nos custodia. María santísima es la que trabaja
incesantemente por nosotros, la que, solícita y amorosa, ruega a su Hijo por nuestro
bien. (Sermones I, n.º 11)
María, la pobre de Yahvéh, jamás hubiera podido pensar ser objeto de la benevolencia
y del amor divino de esa manera. Ha sido la escogida, la elegida por excelencia, la
separada por parte de Dios, en la que el Señor ha puesto sus ojos de amor para que
realice la misión más importante en la historia de la salvación.
(La hermana mercedaria de la caridad, SEDUCIDA POR JESUCRISTO
REDENTOR)
SALMO
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que trastoca los valores imperantes;
los grandes serán pequeños;
los ricos serán despojados,
y los pobres serán dichosos.
Peticiones
1. Por la Iglesia y los cristianos, para que, movidos por el Espíritu Santo, manifestemos
con nuestras vidas que Dios no se desentiende de los hombres y que es solidario,
compasivo y misericordioso. Roguemos al Señor.
2. Por los jóvenes, para que la inconfundible voz de Jesús resuene en sus vidas, y así,
cargando su propia cruz, le sigan ayudando a cargar las cruces de sus hermanos
más pobres hasta dar la vida por ellos y por el Evangelio. Roguemos al Señor.
3. Por los que tienen que servir a nuestro mundo desde el poder y la administración de
los bienes y de la justicia, para que lo hagan con sabiduría, honestidad y deseo
sincero de promover la paz y la concordia. Roguemos al Señor.
4. Por los que son esclavos del pecado, para que descubran los mandatos y el amor de
Dios que curan y alegran el corazón. Roguemos al Señor.
5. Por todos nosotros, para que, al igual que María, seamos hombres y mujeres
orantes, evangélicos y entregados a Dios y a los hermanos. Roguemos al Señor.
Oración
Oh Dios, que para redimirnos misericordiosamente has hecho humilde esclava tuya a la
Virgen María, Madre de Cristo y asociada a Él, concédenos servirte como ella y dedicarnos
por entero a la salvación de los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo.
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Monición
Gálatas 4, 4-7
Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo
la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación
adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu
de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo,
también heredero por voluntad de Dios.
Reflexión
30
El hombre de hoy, quizás más que nunca, también busca al Dios de la vida. Como
para el antiguo Israel, en el cielo azul de nuestros rascacielos aún se dibuja una
promesa: el Señor vendrá. El ser humano contemporáneo continúa buscando un
mesías, porque el absurdo y la falta de sentido a veces aprisionan su cotidiano
existir. Y entonces surgen las preguntas, las miles de preguntas de la sociedad
moderna. Y proliferan las filosofías, como intentos de respuesta a los eternos
interrogantes de la persona. La gran mayoría se sumerge en el tumulto de las
interminables avenidas, y el ruido de la técnica y la eficacia terminan ahogando su
sed de plenitud.
PALABRA MERCEDARIA
P. Zegrí:
SALMO
Peticiones
1. Para que la Iglesia sepa leer los signos de los tiempos y ofrezca al mundo una
respuesta coherente desde los valores del Evangelio. Roguemos al Señor.
3. Por nuestra sociedad de hoy, para que sepa abrir sus puertas al mensaje evangélico
y no lo catalogue como algo desfasado, sino que sepa descubrir la novedad que en sí
encierra. Roguemos al Señor.
4. Para que los más necesitados se sientan acogidos en nuestro mundo, cada día más
tecnificado y deshumanizado. Roguemos al Señor.
5. Para que todos los que nos gloriamos de ser discípulos de Cristo nos abramos sin
recelo y sin miedo a las exigencias del evangelio en el hoy de nuestra historia.
Roguemos al Señor.
6. Para que con María aprendamos a ser personas atentas a las necesidades y a los
signos de los tiempos. Roguemos al Señor.
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Monición
María de la Merced es la gran figura que se asoma en el horizonte del P. Zegrí. Ella
es la singular mujer que trazó senderos nuevos en su vida. María, bajo la
advocación de las Mercedes, le condujo hacia la meta de una envidiable aspiración:
ser misericordia y amor para los necesitados, ofrecer signos redentores en las
distintas situaciones de cautividad, ser la providencia visible de los pobres. Ella
inspiró su carismática obra de amor dentro de la Iglesia, y le ayudó a iniciar tan
admirable proyecto. María de la Merced ha continuado siendo roca firme para
nuestra Congregación. Es considerada prototipo para toda mercedaria, pues por ser
mujer, se nos presenta como modelo de discípula y consagrada en nuestro itinerario
dentro de la Congregación. Es ejemplo de seguidora de Jesús y es fiel compañera
en el largo camino congregacional.
Constituciones n.º 9
Reflexión
1
Historia de la Congregación.
34
Hijos queridos de María de la Merced, (…) abrid el pecho, ensanchad el
corazón, dilatad el espíritu, sacudid temores y encogimientos, dad lugar al
desahogo y a la esperanza, que en la Virgen purísima de las Mercedes tenéis
una aurora de felicidades, un río de bendiciones, un arco de paz y de alianza;
no he dicho bastante: una madre, la más tierna, la más liberal y benéfica, que
no os desamparará por más que os cerquen tribulaciones y angustias. (P. Zegrí,
Sermones I)
Nuestra Señora de las Mercedes es de todos y para todos, pues no hay título
más dulce, invocación más suave, nomenclatura más amplia que la Merced y
Misericordia de María. En ella halla el cautivo redención; el triste, consuelo; el
enfermo, salud, y el pecador, indulgencia y perdón de sus pecados. (P. Zegrí,
Sermones I)
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Salmo
María, eres la Merced más grande con que el Padre nos obsequia.
Eres gratuidad total, libertad plena, amor desbordante.
Señor, en este día elevo mis manos hacia Ti, queriendo atrapar con ellas toda la merced y la
humanidad que rezuman las manos de María.
Ella, con las cadenas rotas de esclavitudes de la humanidad, convierte mis manos en cuenco
de agua fresca y liberadora para todos aquellos que quieren beber la misericordia infinita que
encierra tu costado abierto.
Ella, también, pone en mis manos la luz de la esperanza, la luz del sentido de la vida, la luz
del Evangelio, la luz de los creyentes sin complejos, la luz de los que siembran los caminos
del mundo de consolación y mansedumbre, para que yo sea una luz en el camino, rayo de luz
en los horizontes, fuente de luz para los desolados, torrente de luz para quien quiera
encontrarte en mí.
Convierte mis manos en pasión de Reino, en tierra fértil de amor, en espiga dorada de
fecundidad evangélica, en humanidad nueva. Que mis manos sepan regalar tus gestos
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redentores, tu merced y liberación, tu gran amor… te lo pido por la intercesión de María, la
mujer que libera desde la entrega gratuita e incondicional.
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