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1. Reconocer al adversario. Satanás es real (1 Pedro 5:8-9).

¿Por qué enviaría Dios a su


Hijo a pelear con alguien que no existe? La Biblia dice en 1 Juan 3:8, “… pero el Hijo
de Dios vino para destruir las obras del diablo” (NTV). Cuando eres atacado, es una
prueba de que eres un creyente. Entre más impacto para Dios haces, más te ataca el
diablo. Nunca lo superas; solo se vuelve más intenso.
2. Aceptar la autoridad dada por Dios. La mayoría de los creyentes no entienden sobre
la autoridad que han recibido contra el diablo. Mateo 28:18-19 “Jesús se acercó
entonces a ellos y les dijo: ―Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.
Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (NVI).
3. Ponerte la armadura de Dios. Cuando Pablo escribió sobre toda la armadura de Dios
en Efesios 6:11-17, él estaba en prisión encadenado a un guardia romano. Pablo usó el
centurión romano como un modelo para la armadura espiritual. Pablo dijo que al igual
que un soldado romano estaba apropiadamente vestido para la batalla, así nosotros
necesitamos estar vestidos para la batalla. Por ejemplo, a menudo oro: “Señor, me
pongo el casco de la salvación que me protegerá de los pensamientos que el maligno
intentará mandarme. No quiero tener malos pensamientos. No quiero tener mis

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