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Jesús y el adulterio


Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.
Pero yo os digo que cualquiera que mira a una
mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su
corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es
ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues
mejor te es que se pierda uno de tus miembros,
y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
Y si tu mano derecha te es ocasión de caer,
córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se
pierda uno de tus miembros, y no que todo tu
cuerpo sea echado al infierno.” Mateo 5.27-30
El adulterio es la relación sexual de una persona
casada con otra que no es su cónyuge. Pero
Jesús nos enseña en este pasaje que con solo
desear a alguien en el corazón ya estamos
cometiendo adulterio. Debemos quitar este
pecado de nuestro corazón, orar a Dios que nos
limpie de toda maldad y muchas veces se
requiere para esto hacer ayunos.
En Juan 8.1-11 los fariseos le traen a Jesús una
mujer que había sido hallada en el acto del
adulterio. Ellos la acusaron delante del Señor de
éste delito y querían apedrearla. Pero el Señor
les dijo que quien esté libre de pecado que tire
la primera piedra. Así fue que uno a uno se
fueron de allí quedando la mujer sola con Jesús.
Entonces el Señor con Su Misericordia y Amor
le preguntó a la mujer donde estaban los que la
acusaban y si alguno la condenó. Ella dijo que
ninguno y el Señor le respondió “Ni yo te
condeno. Vete y no peques más”.
Adulterar trae vergüenza a la vida de quienes
son descubiertos pero el Señor perdona
cualquier pecado. Si ésta ha sido tu situación y
estás arrepentido Dios te perdonará. Quizás tu
cónyuge aún no puede perdonarte, entonces
pide al Señor que ablande su corazón y que lo
sane. Pídele perdón a tu compañero/a todas las
veces que sean necesarias. Si permanecen
unidos en Cristo, Dios los sanará y su
matrimonio se perfeccionará.
Jesús y el divorcio


También fue dicho: Cualquiera que repudie a
su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os
digo que el que repudia a su mujer, a no ser por
causa de fornicación, hace que ella adultere; y
el que se casa con la repudiada, comete
adulterio.” Mateo 5.31-32
El Señor alienta a los matrimonios a continuar
adelante, a que no busquen a otras personas
para casarse sino que quienes se divorcien y se
vuelvan a casar estarían adulterando. Si bien
son muchos los casos de divorcios que se
pueden dar la única excepción que hace el
Señor para volver a casarse es que exista
fornicación en el matrimonio, es decir, engaño.
El apóstol Pablo nos amplía un poco más el
tema del divorcio diciendo en 1Corintios 7.10-
11: “Que la mujer no se separe del marido; y si
se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con
su marido; y que el marido no abandone a su
mujer.” También dice: “Y a los demás yo digo,
no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que
no sea creyente, y ella consiente en vivir con él,
no la abandone. Y si una mujer tiene marido
que no sea creyente, y él consiente en vivir con
ella, no lo abandone. Porque el marido
incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer
incrédula en el marido; pues de otra manera
vuestros hijos serían inmundos, mientras que
ahora son santos.” (1Corintios 7.12-14)
Quizás estás siendo maltratada por tu cónyuge.
No estás obligado/a a permanecer con esa
persona porque a paz nos llamó Dios pero
deberías quedarte sin casar. En este caso,
alégrate de haber sido liberado/a y vive para el
Señor.
Si te gustó éste folleto puedes escribirme a mi
mail: valeriagotarola@gmail.com y contarme tu
testimonio. Te brindaré la ayuda espiritual que
necesites y esté a mi alcance. También puedo
orar por ti.
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