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El Alma de Parque Metropolitano

Socialización talleres con la comunidad



Villavicencio es una ciudad que está evolucionando, que crece, que cambia y con ella lo
hace su gente. Villavicencio es Piedemonte, es escuchar el coro de más de 350 especies
de aves y los manantiales que emergen en nuestra cordillera, que condensa el 40 por ciento
del agua subterránea y el 32 por ciento del agua superficial del país.

Somos un tesoro natural, el corazón del llano, la capital del piedemonte, somos cultura y
folclor, somos ciudadanos alegres y amables. Somos el punto de conexión entre la
Orinoquía colombiana y el resto del país. Somos una ciudad privilegiada, nuestros
contrastes nos hacen auténticos y únicos: tenemos llano y montaña, somos ciudad y campo
a la vez, somos aventuras extremas y también tranquilidad y contemplación.

Como Gobierno y ciudadanos de Villavicencio creemos y soñamos con que el Parque
Metropolitano Alma Viva refleje las cualidades únicas de la ciudad y se convierta en una
manifestación de cada aspecto de la vida de sus ciudadanos, que este espacio lo sientan
como propio, que hagan parte de este sueño, construcción, disfrute y sostenimiento en el
tiempo. Que sean las nuevas generaciones las que se encarguen de que este sueño
permanezca, que conserve su alma, su esencia y su espíritu, porque hace parte de ellos.

Es por esta razón que nos dimos a la tarea de realizar un proceso de investigación y recoger
los sentimientos de los villavicenses. A través de una serie de talleres sensitivos, en donde
se invitaba a los participantes a recorrer el parque usando imágenes, sonidos y texturas
que los transportaran a este espacio 100% natural. Una vez realizada esta actividad, se
repartieron las fichas que contenían 4 preguntas, las cuales se les pedía responder de
manera intuitiva con las primeras palabras que se les venían a la cabeza luego de formulada
la pregunta. Para finalizar los invitábamos a ubicar unos post it en el mapa del parque con
los aspectos que consideraban se debían tener en cuenta en el proyecto.
Recorrimos las calles, el vecindario del parque y escuchamos a personas con
discapacidad, mujeres, juventudes, animalistas, adultos mayores, deportistas, Juntas de
acción comunal, sector turístico y víctimas a través de una serie de talleres realizados en la
galería de arte Guayupe, que los recibió con la majestuosidad de las imágenes que este
parque le brindó a más de 50 fotógrafos que hicieron parte de la ¨Expedición al Alma viva¨
y la convirtieron en exposición.

Estos talleres buscaban recorrer el imaginario ciudadano y encontrar esos conceptos que
cada uno de nosotros tiene instalados en el alma, que son los que al final nos llevan a vivir
y sentir los espacios de manera diferente. Fue allí donde quisimos saber qué significa para
ellos la ciudad, su alma, su espacio público, a qué están dispuestos a comprometerse con
él y cuáles son esos aspectos, para ellos indispensables, que debe tener el parque para
sentirlo como propio.

En cuanto al espacio público, describirlo como el espacio al que “todos” los ciudadanos
tenemos “derecho” fue un concepto común en los grupos poblacionales consultados. Las
personas con discapacidad y los adultos mayores lo describen como el lugar al que puedan
acceder, caminar o movilizarse sin barreras y de manera segura, con andenes amplios y
transitables. Donde la accesibilidad, sin lugar a dudas, juega un papel primordial.

Para las mujeres y las Juntas de acción comunal es un espacio donde los ciudadanos
pueden “compartir”, “interactuar” y “aprender”. Que les brinda “bienestar”.
Los jóvenes, el sector turístico y los deportistas lo ven como el espacio que se debe
“respetar” y “compartir” entre toda la ciudadanía porque es la fuente de “alegrías”,
“historias”, “amor” y “tradición” de la ciudad.
Los animalistas en cambio, lo definen cómo el espacio que abarca “nuestras avenidas,
nuestros parques, nuestros humedales”.

Ahora bien, vale la pena resaltar que para los vecinos del terreno donde quedará el parque
y las personas que consultamos en las calles, en medio de sus rutinas habituales, el espacio
público lo definen de manera negativa describiéndolo como un “conflicto”, un símbolo de
“abuso”, “propio de la cultura de la ilegalidad”, un “espacio invadido con permiso de la
administración de turno”, “algo feo ya que está muy ocupado”, como un espacio al que le
hace falta seguridad y calidad. Esta percepción sobre el déficit y falta de calidad del espacio
público en la ciudad de Villavicencio es propio de las dinámicas de privatización de las
ciudades en América Latina donde, desde la década de 1990, se ha favorecido la creación
de espacios privados de uso público (como los centros comerciales y clubs) que favorecen
el individualismo y la segregación socio-espacial.

Tal como estipulado por Jordán y Segovia (2005), “la existencia de espacios que permitan
la copresencia y reconocimiento de la alteridad es una de las condiciones más importantes
para el desarrollo de una comunidad ciudadana”. En relación con esto, las víctimas del
conflicto armado y las personas con discapacidad se refieren al espacio público como un
derecho y como un “un espacio donde coinciden las distintas expresiones sociales y
ciudadanas, en el marco del respeto y la tolerancia” (Camilo Stevan Medina, 25 años,
Comuna 7, Taller con víctimas del conflicto armado). Esto es, precisamente, lo que se busca
alcanzar con el Parque Alma Viva, crear un espacio físico y simbólico que promueva el
sentido de pertenencia, la construcción de tejido social y el fortalecimiento de la democracia
en Villavicencio.

Respecto a los compromisos que la ciudadanía está dispuesta a asumir frente al
espacio público, encontramos en el “cuidado”, “respeto” y “amor” su mayor compromiso
para que estos espacios mejoren y perduren en el tiempo. Igualmente, gran parte de los
participantes asocian el cuidado con la naturaleza, como lo manifiesta Fernando Ombita,
de 63 años, perteneciente a las Juntas de acción comunal “Cuidar mi ciudad a cuidar en
diferentes circunstancias respetando el equilibrio ecológico ambiental”. También
encontramos compromisos como el de Geisson Moreno, de 28 años, perteneciente a las
juventudes “A educar a mis amigos y familiares y compartir con ellos las experiencias
vividas en estos espacios”.

Por otra parte, tanto deportistas, como adultos mayores, animalistas y el sector turismo
identifican que la mayor problemática en el cuidado de estos espacios se encuentra en la
“falta de cultura ciudadana”, el “mal manejo de las basuras que conlleva a la contaminación
de fuentes hídricas y espacios naturales” y la “falta de educación ambiental de los
ciudadanos”

Para los adultos mayores, las personas con discapacidad y los vecinos del parque los
espacios de contemplación son uno de los aspectos más importantes con los que debe
contar este parque, ya que ellos los describen como lugares para “sentir el aire puro y
natural”, “sentir y escuchar los pájaros”, “sentir el roce de las plantas ,el aire y el ambiente”,
“sentir tranquilidad”, tranquilidad armonía”, “disfrutar el aire libre sin molestar la
biodiversidad”, “espacio de paz y tranquilidad”, “un descanso psicológico del día a día que
vivimos dentro de las viviendas o barrios marginados con bastante ruido y contaminación”
o cómo bien lo manifiesta José Vicente Sánchez de 76 años “Respirar aire puro, observar
los animales y compartir en familia”. Bajo este mismo concepto Hoibyn Cardona de 36 años,
expresa la necesidad de espacios para el “avistamiento de aves”, la “contemplación de la
naturaleza” y los “senderos ecológicos”. Igualmente, Santiago Lugo de 31 años
perteneciente al sector turístico propone un espacio para la siembre de “huertas urbanas y
un escenario para actividades culturales”.

Como caso contrario encontramos que los deportistas y el sector turístico consideran
importante “las canchas de futbol para torneos, gimnasio y las ciclorutas”, como lo
manifiesta Wilmar Betancourt, deportista de 32 años y Jorge Andrés Bernal de 34 años,
perteneciente al sector turístico expresa que las “Canchas de tejo, canchas sintéticas y
columpios” son aspectos importantes a incluir en el proyecto.

Vale la pena resaltar que uno de los aspectos más mencionados por mujeres, juntas de
acción comunal, transeúntes y vecinos del sector fue garantizar la “seguridad” así como lo
expresa Lina Díaz de 23 años “Seguridad para disfrutar con libertad los paseos infinitos con
mi familia (tradición)”.

Por otra parte, encontramos manifestaciones como la de Fernando Ombita, de 63 años
perteneciente a las Juntas de Acción Comunal donde expresa que “a este sitio no se le
debe modificar nada, solo hacer unos senderos, que la comunidad aprenda a respetar la
naturaleza”.

Finalmente, las víctimas del conflicto armado proponen que el parque contemple espacios
para la cultura y el arte y que su diseño respete la biodiversidad y las fuentes hídricas allí
contenidas. Asimismo, se enfatiza la necesidad de que dicho espacio sea público y no sea
apropiado por actores privados, una dinámica bastante común en las ciudades
latinoamericanas.

Villavicencio está lista, su pueblo está listo, para abrigarlos con la calidez de su clima y de
su gente, está lista para desafiar su capacidad de asombro y su sensibilidad en el ambiente,
está lista para hacer de sus visitas versos, y luego coplas, y que venga luego el arpa y el
cuatro y se convierta en canción.

Queremos un parque que le sirva a la gente, que quiera a la gente y que la gente quiera
querer.

HAROLD F. BARRETO GONZALEZ


Asesor delegado entidad promotora

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