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Public Beneficio y Cap de Pago Un 5 Figueroa Casas PDF
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UNIDAD 5
Desde las primeras épocas históricas se ha planteado el problema de cómo distribuir la carga
pública en el sector privado, es decir el modo en que cada persona debe contribuir mediante el
pago de sus tributos al logro del bienestar general.
Por imperio del consenso general y de las normas constitucionales antes mencionadas, los
tributos deben ser aplicados con equidad o justicia tributarias, el nudo del problema será qué
entendemos por ella. Pero por ser un concepto que importa un juicio de valor debe partir de este
consenso general y ser interpretado por quienes formulan las leyes así como por quienes las
interpretan.
Equidad tributaria no implica tributos exactamente iguales, es decir, que cada uno deba tributar la
misma cantidad. Así lo ha interpretado la jurisprudencia, nuestra Corte Suprema de Justicia en
diferentes fallos ha resuelto que: “... en materia impositiva ese principio se cumple cuando en
condiciones análogas se imponen gravámenes iguales a los contribuyentes.” Esto se
complementa con otros fallos donde se tiene en cuenta la posibilidad de hacer categorías
razonables según la “diversidad de circunstancias, condiciones o diferencias” evitando hacer
“distinciones arbitrarias”.
Estas cuestiones fundamentales han sido objeto de estudios, dentro de los cuales se destacan
dos teorías: la del beneficio y la de la capacidad de pago.
Esta teoría se fundamenta en doctrinas políticas y económicas del siglo XVII, se creyó que la
respuesta a la equidad tributaria estaba en el beneficio que cada contribuyente recibe por parte
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del Estado. El tributo es la retribución o precio de los servicios prestados por el Estado. Los
contribuyentes que recibieran igual beneficio deberían pagar igual tributo.
Charles Allan (1974) señala que esta teoría tiene dos atractivos principales:
1. Se atiende a la equidad si los beneficiarios del gasto público pagan por esa ventaja, en
proporción al beneficio que obtienen. Implicaría extender al sector público los principios del
sector privado. Se asimilaría el Estado a una empresa privada que vendiera diversos bienes
sociales y meritorios.
2. Determina simultáneamente el nivel de tributación y el nivel de gasto público requeridos. Como
en el sector privado, se determinarían en el mismo momento el precio que la gente está
dispuesta a pagar y las cantidades que está dispuesta a adquirir. Se resolverían en el mismo
momento el problema de cuál debe ser el tamaño del sector público (su óptimo) así como las
proporciones de las distintas funciones del Estado y el problema de quién debe pagarlos.
Dice Julio Martín que a nivel global puede afirmarse que el conjunto de los impuestos que paga la
comunidad total es compensatorio financieramente del conjunto de actividades generales que
lleva a cabo el Estado para satisfacer las necesidades públicas, pero a nivel singular, no hay
vinculación impuesto pagado – beneficio recibido. Hay individuos, entes o grupos sociales que
pagan impuestos que el Estado utiliza para financiar obras o prestaciones que benefician
mayormente a quienes por su inferior situación económica no los pagan o lo hacen en menor
cuantía.
Las objeciones que se hacen a la teoría del beneficio no son tales si se toma en cuenta la división
entre servicios públicos divisibles y no divisibles. En el primer caso, por ser divisibles, los
beneficios son estimables. La teoría del beneficio se aplica más bien a las tasas y contribuciones
de mejoras que son tributos vinculados. No obstante va incorporándose también la idea de
capacidad de pago por ej. en la Tasa general de Inmuebles del Municipio de Rosario que, por
alumbrado, limpieza, barrido de calles, toma en cuenta el costo de dichos servicios pero también
considera la valuación fiscal de los inmuebles linderos.
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Teoría de la capacidad de pago
Esta teoría es también llamada de la capacidad contributiva. Se entiende por capacidad de pago o
contributiva al nivel de vida o bienestar económico de cada persona, medida básicamente
aceptada por todos como la más equitativa para establecer el monto de la contribución particular
para el logro del bienestar general.
La medición de la capacidad
El primer punto a tomar en cuenta es la base para medirla, existen distintas bases:
1. RENTA. Es la medida más clara y la única utilizada casi unánimemente por los distintos
países. Se toma una vez deducida una cantidad en concepto de subsistencia, la que varía
según el tamaño de la familia y otras circunstancias. Cuanto mayor sea la renta de una
persona, más capaz será de pagar impuestos. Según Allan deberían incluirse las ganancias de
capital así como herencias y donaciones recibidas, aunque a menudo las autoridades no lo
hacen.
2. RIQUEZA. La renta monetaria no es la única ni la mejor medida de la capacidad de pago, por
razones de equidad horizontal habría que medir también las rentas no monetarias: las
derivadas de la comodidad o placer de la propiedad de cosas que no generan renta: casas,
obras de arte, joyas. (Invertir $100 en acciones cuya renta esté gravada equivaldría a otra
persona que los invierte en una pintura). La riqueza puede ser tanto o más importante que la
renta. Se puede ser muy rico en activos de muy bajo rendimiento que sin embargo refuerzan la
capacidad del propietario para hacer frente a los impuestos, pueden ser vendidos para
efectuar pagos al fisco. En el peor de los casos reducen la necesidad del propietario de
destinar parte de su renta corriente para hacer frente a eventualidades como una enfermedad
o su jubilación.
3. CAPACIDAD FUTURA PARA OBTENER RENTA. Según Allan hay que tenerla en cuenta ya
que la capacidad corriente de pagar impuestos está vitalmente afectada por la esperada
capacidad futura de obtener renta. En el caso de dos individuos con igual sueldo y cartera de
activos, uno con 20 años hasta su fecha de jubilación y el otro en el último año de vida activa,
el segundo es menos capaz de pagar impuestos, el más joven dispone de 20 años durante los
cuales acopiar activos para cuando se jubile. En la práctica es difícil de medir.
4. CONSUMOS. Dice JM Martin que es también una forma de medir la capacidad contributiva.
La realización de mayor cantidad de gastos o consumos presupone un mayor nivel de vida.
Sin embargo no es una medida tan directa de capacidad contributiva como la renta y la
riqueza.
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Agrega J M Martín que la renta, el patrimonio y los consumos, sobre todo si se los utiliza
complementándose entre sí, permiten establecer los diferentes niveles de vida de los individuos
con un grado de razonabilidad generalmente aceptado.
Julio Martín señala además que la capacidad contributiva se manifiesta también en la producción
y la circulación de la riqueza.
Igualdad de sacrificio
Una vez establecidas las categorías de contribuyentes según sus respectivas capacidades
contributivas, queda por determinar o resolver, cuál es la justa proporción con que cada categoría
debe contribuir al mantenimiento del Estado. Es decir la equidad vertical. Se ha tratado de
responder a este interrogante por medio de la teoría económica del sacrificio, fundamentado en la
idea de la utilidad marginal de la renta.
El pago de impuestos supone para el individuo una pérdida de utilidad, un sacrificio, se estima
que a mayor capacidad contributiva, menor es el sacrificio que representa el pago de una unidad
de tributación. Un sistema justo sería aquel en el cual los sacrificios de utilidad para todos y cada
uno de los contribuyentes son iguales, esto no implica que todos paguen igual cantidad de dinero
en impuesto.
La primera de ellas implica que cada contribuyente ha de satisfacer un impuesto que le ocasione
una desutilidad igual a la experimentada por los demás ciudadanos, o lo que es lo mismo, que la
utilidad de las unidades de renta que el impuesto detrae sea igual para todos; esto, en términos
analíticos:
Suponiendo que la utilidad es función de la renta U (y) y designando al impuesto por T, puede
expresarse que:
(Si la utilidad marginal de la renta desciende a medida que la renta aumenta, el sacrificio absoluto
igual implicará que el rico sea gravado más fuertemente que el pobre, la cuantía dependerá de la
inclinación de las curvas de utilidad marginal, cuanto más inclinada, más progresivo será el
régimen tributario)
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El sacrificio igual proporcional implica por su parte que cada contribuyente pague un impuesto que
le ocasione un sacrificio que, proporcionalmente referido a la utilidad de su renta antes del
gravamen, sea igual al de cualquier otro ciudadano; es decir, que lo que esta acepción exige es
que la utilidad de las unidades de renta sustraídas por el impuesto guarde la misma proporción,
respecto a la utilidad de la renta antes de gravamen, para todos los individuos.
O sea que
(El rico no sólo debe pagar más dinero en impuestos sino que debe perder una mayor cantidad
absoluta de utilidad. Cada uno entregará la misma proporción de su utilidad.)
Finalmente, lo que exige el sacrificio marginal igual es que cada contribuyente pague un impuesto
tal que el sacrificio de la colectividad sea mínimo, lo que equivale a decir que las unidades de
renta poseídas tras el impuesto han de reportar igual utilidad individual a todos los ciudadanos;
esto, que lleva implícito la asunción de la tesis de la propiedad aditiva de las utilidades
individuales, puede expresarse:
Se trata de un régimen que obtiene ingresos para el fisco nivelando las rentas hacia abajo.
En cualquier caso, sólo la imposición progresiva sobre la renta personal es la única modalidad
impositiva capaz de verificar cualquiera de las tres acepciones de la igualdad de sacrificio
mencionadas.
Dos enfoques:
a) ¿Cuál es la más justa?. Las respuestas son subjetivas, pero en general se elegiría la opción 1
o la 2, pero la 3 se consideraría injusta.
b) ¿Cuál hará más feliz a la comunidad?. Una manera de elegir entre ellos es cuál dará la
máxima utilidad agregada de la renta post-impuesto, esto puede lograrse con este modelo, al
sumar las utilidades totales de ambos individuos y analizar la parte inferior del cuadro donde
se muestra la utilidad marginal de las rentas post-impuestos.
Para ver la máxima utilidad agregada posible podemos pensar en un ejemplo donde podríamos
partir de la primera teoría del sacrificio y llegar hasta la última imaginando solamente dos
personas una rica y otra pobre:
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Comenzamos aplicando la teoría de sacrificio absoluto total, donde contribuyen con igualdad de
“desutilidad” pero podemos notar que la Utilidad marginal del rico es menor que la Utilidad
marginal del pobre, un peso más o menos tiene una significación mayor para el pobre que para el
rico, es evidente que la utilidad total no está maximizada. Puede mejorarse, entonces,
aumentando una unidad de tributación al rico y disminuyendo la del pobre en una unidad, esto
incrementará la utilidad total, como las utilidades marginales seguirán siendo desiguales son
posibles sucesivas mejoras. Esto puede proseguirse hasta el punto donde se obtenga:
Este principio será mejor, ya que da una mayor utilidad total, sin embargo sigue siendo la utilidad
del pobre mayor que la del rico, por lo que se puede continuar aumentando la unidad de
tributación del primero y disminuyendo la del pobre.
Siguiendo este razonamiento resulta evidente que será posible mejorar la utilidad total de la
comunidad mientras las utilidades marginales de sus miembros no sean iguales. Desde este
punto de vista sólo en este caso se maximiza la utilidad total y se minimiza la carga tributaria total.
Antes de propugnar una distribución igualitaria de la renta post-impuesto, hemos de examinar los
supuestos explícitos e implícitos en este modelo.
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probable, ya que cualquier disminución del aporte del rico por menor renta ante-impuesto
deberá compensarse aumentando las alícuotas tributarias para ambos (si se mantiene el ppio
marginal). Pero en el mundo real habrá tantos individuos que ninguna acción de un individuo
por reducir su participación en los pagos fiscales afectará en modo sensible el nivel por encima
del cual el Estado incauta sus rentas. Una persona “racional” reducirá su esfuerzo de trabajo y
su renta ante-impuesto, lo mismo harán todos y disminuirá la renta nacional por haberse
suprimido el incentivo para trabajar. Por lo que la igualdad post-impuesto hace máxima la
utilidad total a corto plazo, pero parece probable que con el tiempo la reducirá.
Sin llegar al extremo de este modelo que conlleva una simplificación excesiva sí puede aceptarse
que hay al menos una doble jerarquía de necesidades: básicas de subsistencia y otras, y que
pueden hacerse comparaciones interpersonales de utilidad.
El principio de la capacidad de pago en materia de tributación puede justificarse por los beneficios
dispensados indirectamente por el medio ambiente social imperante o por la mayor estabilidad de
la sociedad o por la inaceptabilidad moral de diferencias extremas de rentas. Si el beneficio del
rico es función positiva del bienestar del pobre, entonces el principio de beneficio y de la
capacidad contributiva tienden a fundirse.
No hay que olvidar que para que el principio de capacidad de pago sea realmente equitativo a
nivel horizontal debe aplicarse en el caso de impuestos de tipo personal donde se tengan en
cuenta las condiciones de las personas.
BIBLIOGRAFIA
Villegas, Héctor, Manual de Finanzas Públicas, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 2000
Martín, José María, Ciencia de las Finanzas Públicas, Ediciones Contabilidad Moderna, Buenos
Aires, 1976.
Allan, Charles, La teoría de la tributación. Alianza Editorial, Madrid, 1974
Martín, Julio, Temas de Finanzas Públicas, UNR Editora, cuarta edición ampliada
Macon, Jorge, Finanzas públicas Argentinas, Editorial Macci, Buenos Aires, 1985.