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EL DÍA DESPUÉS

Propuesta de Carlos Mesa Gisbert, candidato a la presidencia por Comunidad Ciudadana


sobre las acciones a tomarse para enfrentar la situación emergente de la pandemia del
Coronavirus en Bolivia.

A esta generación le ha tocado una de las mayores crisis de la historia. Es la primera vez que
la humanidad, toda, no una gran parte, toda, encara una epidemia que sin ser letal para su
supervivencia prueba nuestra gran fragilidad y nos obliga a repensarlo todo.

Es pronto para sacar conclusiones a propósito de si se acabó la globalización, o sí estamos


ante el fin del capitalismo tal como lo conocemos, pero no lo es para responder con
humildad que no estamos por encima de todo en este planeta, que somos una pequeña
parte de él, profundamente interconectados con la vida en todas sus formas. Podemos decir
que los hechos destierran las afirmaciones irresponsables de que el cambio climático no es
real y que el desarrollo, el crecimiento y el éxito de nuestras sociedades sólo es posible con
el patrón de producción y consumo en el contexto de un mercado y una competencia
implacables.

El coronavirus nos da una lección brutal. Nos hemos comportado como inmortales e
invencibles. Los fuertes a costa de los débiles con la bandera del éxito por delante. El
contagio de una enfermedad muy probablemente transmitida por la irresponsable
manipulación ilegal de animales silvestres, nos unifica a todos y nos muestra que además
de estar conectados con el aire, el agua, la tierra y todos los seres vivos, también lo estamos
entre nosotros a través de los microorganismos que pululan en nuestros cuerpos y van de
uno a otro por los cuatro puntos cardinales del mundo, gracias a nuestros increíbles avances
tecnológicos.

Parece claro, sin embargo, que a contrapelo de la globalización se refuerza la importancia


de los estados nacionales, la responsabilidad que deben asumir sus gobernantes y el
liderazgo que deben dar en el ámbito de sus fronteras. Ecuación difícil pero imprescindible,
la de hacer compatible ese hecho con la necesidad, sobre todo en países débiles como
Bolivia, de contar con recursos de apoyo internacional, integración y solidaridad global y
regional, dadas sus debilidades estructurales.

En ese contexto crucial que atravesamos, hablemos específicamente de Bolivia. Ya no hay


la menor duda de que los 14 años del gobierno de Evo Morales y el MAS fueron un gran
fraude. Decirlo es imprescindible para no llevarnos a engaño. No sólo porque fue el
gobierno más largo de la historia del país, sino porque fue el que se benefició más que
ningún otro de la mayor bonanza de precios internacionales de nuestras materias primas
en toda nuestra vida republicana. Los supuestos logros materiales de ese periodo con tantas
ventajas, se constriñen a obras de infraestructura y avances, hoy lo vemos, bastante frágiles
en el ámbito social y de lucha contra la pobreza. Ahora que la salud es la primera prioridad
de todos los seres humanos -una verdad que parece de perogrullo pero que no entendimos-
, se demuestra que el gobierno del MAS no resolvió ninguno de los problemas estructurales
de nuestro sistema sanitario cuando tuvo, como ningún gobierno del pasado, la
oportunidad de hacerlo en una buena parte, como tampoco se ocupó de transformar
nuestra educación, cuyos niveles siguen en el mismo rango lamentable de siempre.

Hoy no cabe la respuesta de circunstancia, la crítica a las deficiencias de manejo de la crisis


por parte del actual gobierno de transición por razones políticas y de interés electoral. Es
un imperativo preguntarnos qué hay que hacer para prepararnos para el día después de
esta crisis de salud que, de acuerdo a todos los datos internacionales y locales, será brutal
y despiadada en lo económico y lo social.

Lo primero, entender que está fuera de discusión en un contexto como este el rol
protagónico y fundamental que tendrá el Estado en el liderazgo de la acción para la
superación de la crisis. Segundo, porque las medidas paliativas para ayudar a los más pobres
requieren una inyección inmediata de liquidez que beneficie directamente a los ciudadanos.
Tercero, porque la tarea de salvar la economía, productiva, comercial y de servicios,
requiere un esfuerzo conjunto que demanda un fuerte estímulo fiscal, además de medidas
de plazos y condonaciones en impuestos, pagos a las AFP y seguridad social, pagos de costos
de servicios básicos tanto individuales como empresariales, que requerirán un colchón
monetario de seguridad que sólo lo puede dar el Estado. La cuarta, porque le toca al Estado
gestionar un apoyo internacional que le permita contar con los recursos adecuados en este
trance. Todo esto demanda la definición del rol financiero del BCB y su correlato con el
sistema bancario en su conjunto. También es necesario demandar a los organismos
internacionales y países poderosos que deben asumir su rol para, en favor de todos, evitar
un colapso mundial, a través de medidas económicas concretas.

Nuestra primera prioridad debe ser lograr que nuestros compatriotas del área urbana y del
área rural salgan de las condiciones de pobreza, que no padezcan hambre y que reciban
respuestas concretas a sus grandes necesidades en los tiempos más difíciles de nuestra
historia contemporánea.

Respuestas urgentes

En lo general:

1. Transparencia y gestión. Es prioritario cambiar el funcionamiento del Estado y de


quien lo gobierna. Gobierno digital, Gobierno en línea, gestión transparente,
revolución y actualización en tiempo real de la información estatal y una nueva
manera de desarrollar la gestión administrativa de la burocracia gubernamental.
Coordinación esencial, respetando la autonomía, entre los tres niveles del Estado:
nacional, departamental y municipal. Reformular la lógica de administración y
competencias de los tres a partir de un adecuado y urgente pacto fiscal y la
eliminación imprescindible de duplicidades y superposiciones innecesarias.

En lo social:

2. Es imperativo orientar una parte fundamental del presupuesto y del gasto sobre el
PIB total a una reestructuración de nuestro sistema de salud, no solo invirtiendo en
infraestructura, equipamiento e ítems, sino sobre todo en la orientación general de
su actual base y en la gestión y su eficiencia tanto preventiva como de tratamiento.
Colocarse una meta: lograr cifras equivalentes al resto de América Latina en número
de médicos, especialistas, trabajadores, camas y camas UTI por cada 10.000
habitantes.

3. Educación. Medir con estándares internacionales la verdadera realidad de nuestra


educación. Dar el salto hacia la digitalización, conexiones de internet en todas las
escuelas públicas urbanas y una conexión progresiva con meta cronológica en las
escuelas rurales. Reformular el modelo de educación presencial por un creciente
acceso a la educación virtual, tomando en cuenta las peculiaridades interculturales
del país. Diseño de currículos adaptados a la educación virtual intensiva.

En lo económico:

4. Congelamiento del pago de capital e intereses de la deuda externa. Una reforma de


fondo del sistema tributario. Es la mejor oportunidad que tenemos de intentar la
formalización de nuestra economía que hoy tiene un 70% en la informalidad. Eso solo
se logrará con medidas radicales en el conjunto de nuestros impuestos, vía
simplificación del conjunto impositivo, reducción del IVA, reducción de los impuestos
indirectos y la consideración sobre la posibilidad de eliminar aranceles. Universalizar
el aporte impositivo que dé como contrapartida una renta universal y el acceso a un
verdadero Sistema Universal de Salud.

5. Cambio de 180 grados en los mecanismos y pasos de apertura de nuevas empresas y


de cierre de empresas con problemas serios o quiebra. Que estos se hagan con la
mayor simplificación que sea posible.

6. Respetando los bonos existentes, crear un consejo económico y social permanente


entre Estado, empresarios y trabajadores para definir los objetivos que garanticen la
salvación y sostenibilidad de empleos, su generación y los esfuerzos compartidos de
cada parte para lograrlo. Revisión de las leyes laborales que se adapten al momento
de emergencia nacional en este rubro, para garantizar tanto la estabilidad laboral
como la viabilidad de las empresas, creando un fondo de protección de empleo.

7. Impulso de un mecanismo que recupere lo mejor de la banca de fomento a personas,


micro y pequeñas empresas con microcréditos fáciles y aunque con intereses
asequibles, más democráticos, como parte de un incentivo a la formalización.

En lo político:

8. No se puede encarar el tamaño del desafío histórico que afronta el país en medio de
una crisis, producto del fraude electoral perpetrado por Evo Morales y el MAS, que
se caracteriza por la existencia de un gobierno de transición que ha decidido
equivocadamente ser protagonista del proceso electoral y que ahora tiene, además,
la titánica tarea de enfrentar la pandemia del coronavirus.

9. Elecciones en el plazo más corto posible, después de haber superado la crisis de salud.
Que el gobierno que emerja de las urnas construya mayorías que le den
gobernabilidad, y que se comprometa a la conformación de un gobierno de unidad
nacional para gestionar los años de reconstrucción política, económica y social del
país.

10. Llevar adelante esa agenda de Estado que esté por encima de las diferencias
ideológico-partidarias, cuyas metas claramente delimitadas, deben ser de
cumplimiento y respaldo obligatorio por el conjunto de las fuerzas políticas, sociales
y económicas del país.

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