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Nuestro proceso revolucionario, no solo es una esperanza para nuestro pueblo, lo es para

todos los pueblos que buscan la liberación de la explotación y dominación de un sistema


inhumano; donde el dios dinero es el centro de sus acciones y el fin último, ganancias,
plusvalía, a costa de la explotación, dominación y expoliación de hombres y pueblos, pero
también de la naturaleza. El capitalismo encarna la lucha de clases entre propietarios y
desposeídos, amos y esclavos, dejando al ser humano como un sujeto consumidor. Ante esta
realidad y demanda histórica, nuestro máximo y eterno líder Hugo Chávez emprendió un
camino y ahora, le corresponde al pueblo organizado, politizado, movilizado y consciente
hacer una obra humana heroica, sublime y liberadora: ¡Construir la patria socialista! Las
organizaciones de base, abajo y adentro, en especial la comuna como núcleo emancipador
de las comunidades tienen el deber y el compromiso impostergable de construir lo nuevo,
nuevas formas de relaciones sociales productivas basadas en la solidaridad, el amor, la paz,
la convivencia. Para ello, debe apropiarse de los medios de producción y asumir funciones de
estado (bienes y servicios); dando el salto cualitativo de caminar con sus propios pies,
democratizando la economía y la política en decisiones autónomas, propias, erigir el
autogobierno y la autodeterminación como práctica socioeconómica política cotidiana por el
bienestar y la dignidad del pueblo excluido, dominado y explotado. Este mismo proceso
revolucionario tiene y se le reconocen grandes avances y logros, pero también
ambigüedades y desviaciones, que urge corregir y enmendar. Todavía los medios de
producción y las competencias de Estado atribuidas para la prestación de bienes y servicios
no la ejerce el pueblo soberano, ubicándolo como beneficiario de las políticas públicas y no
como el hacedor de las mismas que rompe la dependencia del Estado, su burocratismo y
tecnocracia; haciéndolo pasivo y demandador, y no transformador de su propia realidad. En
los actos públicos es notoria esta afirmación donde se exclama la consigna: “Así, así, así es
que se gobierna…”. Dejándonos evidentemente como sujetos y actores pasivos. Por ello,
debemos pasar a decir: Así, así, así es que gobernamos... y la comuna tiene un papel decisivo
y transcendental en este momento histórico que vivimos.

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