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HISTORIA
SANTA MARTA
Y NUEVO REINO DE GRANADA
POR
JEKONIAO BÉCKER
Individuo di número de la Real Academia de la Historia.
TOMO II
¡f /-i l^f
MADRID ,
I9I7
Historia de Santa Marta
Y
Pero así como fray Pedro Simón confesó que había apro-
vechado mucho de la Historia de Santa Marta del Padre
Aguado, con idéntica lealtad, aunque con distinta suerte,
pues las demás nada ó muy poco han hecho en ese sentido.
Existen acerca de esta materia bastantes manuscritos que
permanecen inéditos, y existen, sobre todo, desperdigados
por los Archivos, multitud de datos y noticias que es pre-
ciso recopilar y deparar para poder trazar la Historia,
que sería ciertamente brillantísima y llena de grandes en-
señanzas, de la acción ejercida por las Ordenes Religiosas
españolas en el Nuevo Continente. Y mientras esa Historia
de nuestras Misiones no se escriba, no podremos decir que
conocemos por completo la Historia de la labor de España
en las Indias.
As( lo cree la Real Academia de la Historia, y esta
creencia, unida á las demás consideraciones ya apuntadas
en el prólogo del tomo primero, hubieron de impulsarla á
sacar del olvido la obra del Padre Aguado, y la harán
persistir en elcamino emprendido, segura de que con ello
sirve á la cultura de su patria y rinde un tributo de justi-
cia á tantos héroes como aún permanecen ignorados.
Jerónimo Becker.
LIBRO DÉCIMO
En este Libro décimo sb bscrivk como estando por edito
rrbal vedado kl dar LiigsNgiA para que se hiziesbn nue-
vas POBLAZONBS, EL AuDIHNgiA DEL NüEVO RbYNO, A PEDI-
MENTO DB LAS giUDADES NOMBRO AL CAPITÁN SALINAS PARA
QUE CON LA GENTifl QUE PUDIESE FUESE A CASTIGAR LOS NA-
TURALES DB LAS (;UUDADK8 DE IbAGUh, MARIQUITA Y ToCAY-
MA, QUE SE AUIAN RREBELADO, SEGÚN EN LOS LIBROS DE
ATRÁS QUEDA ESCRITO; Y COMO DESPUÉS DB AUER PAgiFICADO
LA GENTE REBELDE, SALINAS, CON LOS SOLDADOS QüüJ LE QUI-
SIERON SEGUIR, SE METIÓ EN LA PROUÍNCIA DE LOS PALEN-
QUES, DONDE POBLÓ LA giUDAD DE VlTORIA (1).
CAPITULO PRIMERO
Eael aual se escriue en suma las cavsas y ocasión por donde,
estando prohibido por cédula del Key el hazerse nuebas po-
blazones, los liQen(íiados Brizeño y Montano dieron li(,'en(,ña a
Asensio de Salinas, vezino de Tocayma, que híziese cicta
gente y pacificase <^iertas prouinijias de naturales rrebeldes y
poblase vu pueblo de españoles.
cavan los vnos a los otros para tomar las armas y dar
en las cibdades entrellos pobladas, que son Santa
Fee, Yelez y Tunja, porque estos naturales moscas,
teniendo noticia de la rebelión y aleamiento de la
vieron (A).
NOTAS AL CAPÍTULO II
gente.
Salinas repartió los indios á los conquistadores y pobladores,
quodaiulo hasta cuarenta soldados á quienes no cupo parte
en las encomiendas ó que vendieron las qu'^ se les adjudicaron,
como de ordinario acontecía, como dice el Padre Simón, en las
nuevas poblaciones y repartimientos. «Entre ellos era uno el ca-
pitán Francisco de Hospina (4), hombre de gallardo ánimo y
(1) Biblioteca de la Real Academia de la Historia. —roíccció/i A/uñor, tomos 13y 14.
(2) Gil otro Ingar el P. Simón fija en nuince leguas la dictanciü entre Mariqnita
y Vitoria
i3) Es decir, carga'ia, porque 'astrar significa, eu sentido figurado, afirmar nna
coia cartiándola de peso .
(1) Debe ser error material el haber e»eiito cosas por casas.
(i) Sensual uo sólo significa lo perreneciente al apetito car-
nal, sino que se aplica á los gustos y deleites de los sentidos en
general, y á las personas muy aficionadas á ellos.
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y an remediado muchos.
Algunas vezes aconiere herirse los soldados con
flechas y puyas que tienen la yerva añeja y de mu-
chos dias, la qual por el agua y sol que por ellas a
pasado tienen la fueroa aplacada y disimulada y no
enpiencan a obrar luego por lo qual los tales heridos
se descuydan en no tener la dieta y resguardo en sus
personas que se rrequiere, por no pasar tan gran
trabajo como en el curar se pasa, lo qual es ocasión
y causa que la yerva se apodere en el hombre mas
disimuladamente y quando la viene a sentir ya es su
mal ynrreparable porque le aya llegado al cora^-onla
yerva, y la primera señal que da es trauarsele la len-
gua de suerte que casi no a(,*ierta a hablar, y luego se
le enbara el pescuezo y se le va poco a poco enba-
pañol.
Pues con este concierto y malvada deliberación y
acuerdo vinieron dia de San Simón y Judas (1) a don-
de los españoles tenian su alojamiento, avnqiie divi-
didos y apartados vnos de otros, como se a dicho, y
entrándose cada qual en el rrancho de su encomende-
ro o de quien a cargo le tenia, en medio del dia, en
go hazia Cartago.
Ávido este acuerdo, ayudóles mucho el tiempo,
porque el dia que obieron de tomar el rrodeo y su-
bir la loma para ponerse en parte donde pudiesen
ofender sin ser ofendidos, sobre vino vna obscura
neblina que cerro el dia de tal manera y suerte que
nunca fueron vistos ni sentidos de los yndios hasta
que llegaron a lo alto, donde fueron vistos de gierta
atalaya que en vn cerro estava puesta, que a grandes
vozes dava noticia a los yndios de la subida de los
españoles y de la parte por do subian, a donde acu-
dieron algunos yndios con sus armas, y desque los
vieron subidos en lo alto y que no eran parte paca re-
batillos se tornaron, dexando muchas flechas e puyas
puestas en el camino, pero avnque en ellas se lastimo
vn soldado, fue poco, y ansí le cortaron vn poco do
vn pie, donde rrecibio la herida. Los españoles, des-
pués de acercados al palenque, hizieron su aloja-
miento en parte cómoda, donde no pudiesen rrecibir
daño con las flechas de los enemigos, y en el punto
que llegaron y comentaron de ocuparse en alojarse,
Don Diego de Carvajal y vn Diego de la ]Mota, que
yvan en sendos caballos, mal rrebueltos y peor aren-
dados, se fuei'on allegando al palenque arreconocer
lo que en el auia, sin llevar mas de sus langas y adar-
gas. Los yndios que dentro estavan vsaron de tanto
silencio que ciertamente entendieron estos dos gine-
tes que en el palenque no auia persona alguna, con
la qual aparengia se fueron acercando a
y mientrasel,
(1) Por estar roto el borde del folio falta una palabra, que
debe de ladinos.
ser la
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caso escriuirse.
El caudillo, por ver si podía atraher a su amistad
a los yiidios, soltó vna destas yndias, enVjiandola
para que hablase a los yndios y los atraxese a sn
amistad; pero desque se vio en su libertad nunca
mas curo boluer con respuesta ni sin ella.
Tanbion dieron noticia estas yndias como e-te yn-
dio don Alonso fue el que dio la yndustria que sa-
salió al efeto.
Pasados algunos dias, que ya los enfermos avian
mejorado y convalecido, se mudaron los españoles
deste alojamiento del palenque a vn sitio de vn pue-
blo que auia encomendado en vn Juan de Llano, y
en el camino se les enpuyaron dos yndios de los
amigos que consigo lie va van, de que murieron an-
bos. Alojados los españoles en este pueblo, hallavan-
se faltos de munigion y fuerga de gente para poder
conbatir y desbaratar el otro palenque, que estava
en el pueblo de Juan de la Peña, por lo qual les fue
negesario enbiar a Vitoria por el socorro de las co-
sas negesarias, y a este efeto fueron don Diego de
Caravajal y Juan de Cuñiga y Juan Capata y Ortega y
otros, de suerte que pudiesen pasar seguros. Los yn-
dios, como vieron salir y dividirse esta gente ymagi-
naron que no podia quedar mucha mas con el caudi-
llo Krufas, y ansi se les enpegaron a allegar y des-
vergongar, de tal suerte que en vna fuente que bien
gerca del alojamiento estava, auiendo ydo las yndias
Y NUEVO REINO DE (4RANADA 113
la escrivo aqui.
Dos muchachos yndcQuelos de la poblazon de
Amani el de afuera, que andavan con los espaiioles
sirviéndoles ynportunaron a ciertos yndios de los de
Camana, que también andavan con los españoles, que
se fueren con ellos y que ellos los sacarían a paz y
a salvo de la tierra de guerra, pues toda era de su
nagion y parentela. Los yndios Qamanaes, a quien
esta persuacion fue hecha, por boluerse a sus tierras
con sus mugeres, dixeron que eran contentos y ansi
se salieron disimuladamente del alojamiento, y aque-
lla noche propria, durmiendo cerca de alli todos jun-
(1) Aquí hay un borrón que oculta casi toda una palabra,
que parece ser acida.
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blanco por el abdomen, torsos largos y alas que pasan del extre-
mo de la cola.
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