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WILLENDORE, VENUS DE [als Venus vow Willendorft En 1941, Himmler tuvo ocasién de ver por primera vez en un libro italiano las figuras paleoliticas de las denomina- das Venus de Willendorf y de Wisternitz. Sin atender a la hipétesis cominmente aceptada de que estas figuras con. sisten en fdolos que reflejan una visibn idealizada del cucr- po femenino y, por tanto, no constituyen una representa: cién naturalista, Himmler quiso apreciat en ellas una similitud supuestamente evidente con las dos etnias afti ccanas kbotsan, mal llamadas hotentotes y bosquimanos. El morboso interés de Occidente por el llamativo desattollo ‘genital de los khoisan y por e resto de sus peculiaridades venfa de muy antiguo. Si ya Linneo habia excluido a estos grupos de los Homo sapiens para incluitlos en el apartado, de los Homo monstruosus monorchidi (ahombres mons- 4p0 Grabado antigua que mucsrs le Ve ‘ms hotontoreSera Baartman exis en una frie, A ou iguierda, la Vewns de Willendorf truosos de un solo testiculo»), ya en el siglo xx fueron so bre todo los cientificos alemanes, como Eugen Fischer, los {que se interesaron obsesivamente por la semiereceién per- ‘manente del pene de los bosquimanos, que consideraron In caracteristica inequivoca de una raza inferior, llegando. al extremo de solicitar el envio desde Sudafrica de reos -kboisan o de muestras de sus genitales preservadas en for ‘mol afin de efectuar los estudios raciales pertinentes. En su variante femenina, lo que se tomé como una muestea de degradacién racial—la protuberancia genital y pectoral— se hizo tempranamente popular a través del caso de la cé lebre Venus hotentote Sara Baartman, joven &bo? que ha- ‘in 1810 habia sido Mevada de Sudafrica a Inglaterra y Francia para ser exhibida como tun monstruo de feria y cu- yos genitales fueron conservados en formol en un museo de Paris después de su muerte, No se puede negar que el a ‘cuerpo de Baartman, que manifestaba la protuberancia genital y la esteatopigia (abultada masa adiposa en la re- sid del sacro y en las caderas) caracteristica de las muje res boi, guardaba un notable parecido con la Venus de Willendorf. En términos psicolégicos, bien puede inter pretarse esta fascinacién por los genitales como una mani- festacién del miedo ya repugnancia por Ia sexualidad, es- pecialmente por Ia sexualidad femenina, que sleanza su ‘grado maximo en las sociedades militaristas y fascistas de Occidentey, desde luego, también en el nazismo, sein ha cstudiado Klaus Theweleit Por otra parte, resultaba especialmente apropiado pa ra la cosmovisin nazi la circunstancia de que, ya desde fi nales del siglo xvu,ciertos autores difusionistas, como el prusiano Peter Kolb (1675-1726), defendieran una vincu: lacién entre hotentotes, trogloditas y 9 juclos. También el reconocido lingilista Karl Meinhof recurrié a la etnologia para ver «rastros semiticos en el sur de Africa» y, muy en esta linea, el te6rico racial Hans F. K, Giinther comparé en 1931 Ia fotografia del politico judio Benjamin Disraeli con un jefe bosquimano-hotentote de Namibia y propuso ‘una infusién camita comin entre ambos pueblos. Siguien- do esta linea, el parecido entre a esteatopiia de las mujeres hotentotes con Ia amplitud de formas de la Venus de Wil- lendorf, descubierta en Austria en 1908, permitia aventu- rar que este conglomerado racial camito-semita también podia haber poblaco el continente europeo en fechas leja- nas. Segin la hipétesis de Himmler (entusiasticamente co: rroborada por Bruno Beger, gran defensor de la tesis del parentesco racial entre hotentotes y semitas), la rxza nor dica habria expulsado a sus voluptuosos antagonistas en algdin momento de la Edad de Piedra; de poderse confir. mar esta hipdtesis, se habria dado con una prueba feha: ciente de Ia superioridad racial de los pueblos nérdicos 2 sobre los negros de Willendorf y sus parientes semiticos, en la medida en que los primetos habrian resultado vence- dores en la ley natural de la lucha por la vida. De ahi que Himmler taviera gran interés en que se realizara una car togealia detallada de los lugares en los que se habian en contrado Venus como las de Willendorf y encargara un es- tudio sobre la posible presencia en territorio europeo de descendientes de los hotentotes, Como la guerra hacia di ficil efectuar investigacioncs en Africa, Walther Wiist su gitié que, de momento, se recurriera para ello al material hhumano que suministraban los guetos del Este y los pri sioneros de guerra americanos que fueran de rxza negea, aunque en un futuro estaba previsto realizar los estudios de campo directamente en las tribus afvieanas. Bruno Beger, por su parte, propuso que durante el examen al que eran sometidas las mujeres judits desnudas cuando eran inter nadas en los campos se procurara detectar y fotografiar {os posibles casos de esteatopigia, a fin de establecer posi bles parentescos genéticos entre éstas los hotentotes. Es evidente que las caracteristicas fisicas de la Venus de Willendorf entraban en clara colisién con el culto al cuerpo y el mareado ideal estético de corte helenizante propugnados por el nazismo [->Grecia], que habian sido indisolublemente vinculados al ideal de lo ario. En este sentido, no es de extrafar que los nazis experimentaran tuna extrafeza rayana en la repugnancia ante una figura aque, aun habiendo sido hallada en su propio terrtorio, in- validaba sus ideales estéticos y provocaba una asociacién mediata con la presencia de razas inferiores. Gordon; Kater, 207-208, 3551 43

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