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¿CUÁLES SON LAS CAUSAS HISTÓRICAS, SOCIO CULTURALES, POLÍTICAS Y

ECONÓMICAS DEL PROBLEMA?

La producción energética representa casi el 15% del consumo mundial de agua y el 8% de la


energía mundial se destina al bombeo, tratamiento y transporte de agua. Por otra parte, como
indicaba el World Water Development Report de 2014, el hecho de que las personas que no
tienen acceso al agua y a la energía representen a un mismo colectivo evidencia la estrecha
relación existente entre las enfermedades respiratorias causadas por la contaminación del clima
interior, y la diarrea y otras enfermedades transmitidas a través del agua, causadas por la falta de
agua potable y saneamiento.

En términos de desarrollo histórico, el tema fue cobrando relevancia frente al desafío que
implicaba incorporar millones de nuevos consumidores a la masa de los ya existentes. Este
fenómeno fue visualizado de modo vinculado al suministro de energía a la población rural en los
países del mundo en desarrollo, dominado desde la visión asiática y africana del problema,
aplicable también a América latina. Este primer enfoque hegemonizó el tema a escala global entre
1990 y 2000, con el foco puesto en energías renovables en sistemas aislados y, en general,
involucrando muy bajas potencias y un limitado acceso a usos de la energía, totalmente alejado de
una visión de la energización rural integral. En las áreas socioculturales en las zonas rurales los
pobres suelen consumir leña y el acceso a la electricidad es muy limitado. Esto no sólo implica un
uso inadecuado del tiempo, una carga sobre las tareas femeninas, de niños y jóvenes que pueden
afectar la disponibilidad de tiempo para otras actividades, sino un desigual acceso a servicios
básicos hoy indispensables (conservación de alimentos, Internet, iluminación, pero también
básicos como acondicionamiento de ambientes, cocción y uso del agua.

Los hogares pobres destinan invariablemente una mayor proporción de sus ingresos al pago de
servicios de energía sean o no por redes. Estas relaciones son disímiles, pero pueden ser de 5 a
16% de los ingresos para el 20% de menores ingresos en áreas urbanas frente a sólo 3% o menos
en el caso del 20% de mayores ingresos. Esto constituye una clara inequidad social que se suma a
otras que padecen los hogares pobres.

https://www.vocesenelfenix.com/content/energ%C3%AD-y-pobreza-un-an%C3%A1lisis-de-nexos-
complejos

https://blogs.worldbank.org/es/voices/lo-que-debemos-saber-acerca-de-la-energ-y-la-pobreza

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