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TIPOS DE PERSONAJES
-personajes planos: denominación del escritor Edward Morgan Forster para personajes
de una sola característica, a quienes los acontecimientos no modifican: se mantienen
siempre iguales a sí mismos. Generalmente encarnan un vicio o una virtud (Watson
siempre leal y dispuesto a ayudar a Sherlock Holmes, por ej., el viejo avaro de la
comedia renacentista, etc.) y funcionan un poco al modo de máquinas que siempre
responden igual. En general son planos los personajes cómicos: dado un nuevo
estímulo, el lector ya sabe cómo procederá, de lo cual ya deduce de antemano las
consecuencias y las risas se desatan. Carlitos Chaplin es un personaje plano por
excelencia. (En oposición a estos personajes planos Forster habla de “personajes
redondos” para hablar de personajes a los que los acontecimientos afectan y por ende se
modifican)
-personajes leves: pueden tener interioridad profunda pero se escriben como si fueran
un vacío. Ellos no hacen introspección reflexiva, se ven arrasados por la deriva de la
vida o por sus impulsos, pasivamente sometidos a un devenir que los mueve. Parecen no
elegir, no decidir, no saber.
Pueden construirse desde una tercera persona pero incluso desde una primera, hasta
pueden hablar de sus sentimientos (como el narrador de Los topos), pero no interrogan
sus motivaciones salvo de modo superficial o incluso desopilante.
Una obra que apuesta a personajes leves no intenta construir subjetividades como
totalidades internamente inconclusas y no es pertinente criticarla por tener personajes
superficiales.
Una obra que apuesta a personajes leves puede apoyarse en la creación de:
-entornos
-tramas
-climas
-imágenes de alto impacto
-situaciones de alto impacto
(estos factores pueden aparecer o no todos a la vez)
Pero no se apoya en la riqueza subjetiva de sus personajes.
Más sobre personajes leves y ejemplos en Los topos (Bruzzone) y “Perra suerte”
(Noailles)
El narrador de LT siente el sol y dice:
“Sol tibio, triste; pero como todo lo triste ya se iba a pasar”. (p.80)
Lo inmotivado de esa confianza genera la sensación de oquedad, de auto-
desconocimiento, de estar dispuesto a dejarse derivar por la vida, a ser objeto de ella.
Para el personaje leve no hay un saber sobre sí mismo que lo oriente:
“como si mi vida hubiera sido una serie de accidentes que apenas daban una idea de lo
que realmente sucedía” (p. 107)
“ya ni siquiera tenía ganas de hacer la denuncia. Caminé hasta la estación de trenes
para… no sé para qué, pero mi hogar en esos días fue la estación y la plaza con calesita
pegada al estacionamiento.” (p. 85)
Las obras con personajes leves no renuncian por eso a la reflexión sobre las
subjetividades, en todo caso no colocan la profundidad subjetiva en sus personajes sino
en el exterior. Por eso acuden mucho a imágenes y comparaciones.
En LT por ej. la primera aparición del Alemán anticipa tanto el cálculo frío que
caracterizará al personaje perverso como el síndrome de Estocolmo que va a tener el
narrador, pero nada de esto se manifiesta en una observación reflexiva del narrador, más
bien realiza comparaciones y descripciones del afuera:
“había dejado su camioneta en la ruta (…) como si fuéramos mendigos o algo así” (p.
103, busquen la cita y léanla completa)
“El del perro era uno de sus temas preferidos. A veces hablaba con tanta emoción sobre
él que más que hablar sobre un perro parecía estar hablando de un hijo.” (p.113)
En “Perra Suerte” la reflexión sobre las subjetividades de los dos niños es muy potente
pero no está a cargo de ellos sino de las comparaciones, el entorno (el pueblo donde
“nunca pasa nada” y todo lo que espera un niño es crecer y partir) y los detalles u
objetos de ese entorno:
“Tito se agarraba la cabeza y abría la boca, pero no gritaba, como cuando la pelota pega
en el travesaño y te tenés que aguantar las ganas de gritar el gol que no fue.” (p. 122)
Las zapatillas del niño muerto (“de esas zapatillas que tienen una suela enorme, de las
que usan en las películas y eran de color rojo y negro” (…) “Yo me di cuenta que era el
chico del auto porque se le veían las zapatillas rojas y negras, que estaban buenísimas”
p. 123), las cámaras de TV, verse por TV, la torta de chocolate son los elementos del
entorno que hablan de la subjetividad de los personajes. Queda a cargo del lector
enfrentarse al vacío de responsabilización, al vacío de culpa, en definitiva a los valores
que no son de esos chicos en sí sino que apuntan a una sociedad.
Los personajes leves abundan en la nueva narrativa argentina, aunque también hay
muchos y magníficos personajes dialógicas. Es que los personajes leves (que sospecho
se hacen fuertes en literatura primero en el teatro de vanguardia de la primera mitad del
siglo XX) son característicos de la postmodernidad. No son sólo presencias usuales en
la literatura argentina actual, aparecen en general en mucha literatura de este nuevo
siglo. Probablemente sean respuestas a la conciencia de que el sujeto como entidad
constituida es una ilusión, a la famosa “muerte del sujeto” de la que habla la filosofía.
Opino que el personaje leve no es ni deseable ni indeseable en sí mismo, no garantiza ni
evita la buena literatura.