• Alimento inocuo: Es aquel en el que las probabilidades de que se
desencadene un episodio adverso en el consumidor están minimizadas al máximo de lo razonable. • Alimento nocivo: Todo alimento en el que concurra alguna de las siguientes características: - Cuando utilizado con criterio de prudencia y normalidad, conforme a las prescripciones de su preparación y empleo o en cualquier forma que se ajuste a prácticas de elemental previsión, produzca efectos perjudiciales al consumidor. - Cuando aun no siendo perjudicial para su inmediato consumo, se puede prever que su ingestión repetida entraña peligro para la salud, sin que ello obedezca a uso moderado o inoportuno o a consumo irreflexivo del mismo. - Cuando su contenido en microorganismos o materias extrañas sea superior a los límites permitidos para las diferentes clases de alimentos. - Cuando aun no siendo nocivo para el consumidor medio, lo es o pueda serlo para un grupo determinado de consumidores (lactantes, embarazadas, diabéticos, etc.) • Alimento alterado: Aquel alimento que, durante su obtención, preparación, manipulación, transporte, almacenamiento o tenencia, y por causas no provocadas deliberadamente, sufre tales variaciones en sus caracteres organolépticos, composición química o valor nutritivo, que su aptitud para la alimentación queda anulada o sensiblemente disminuida, aunque se mantenga inocuo. • Alimento contaminado: Tendrá la consideración de contaminado todo alimento que contenga gérmenes patógenos, sustancias químicas o radioactivas, toxinas o parásitos capaces de producir o transmitir enfermedades al hombre o a los animales. No será obstáculo, a tal consideración, la circunstancia de que la ingestión de tales alimentos no provoque trastornos orgánicos en quienes lo hubieran consumido. • Alimento adulterado: Todo alimento al que se haya adicionado o sustraído cualquier sustancia para variar su composición, peso o volumen, con fines fraudulentos o para encubrir o corregir cualquier defecto.