Está en la página 1de 21
I I istoria y politica Produccién y propaganda revisionista durante el primer peronismo* Resumen Este articulo pretende dar cuenta de la trayee- toria del Instituto de Investigaciones Hist6ricas Juan M. de Rosas como principal 6rgano de difusién del revisionismo histérico argentino durante los afios del gobierno peronista. Para ello, se analizan las publicaciones, actividades y estrategias que la institucién desplegé para divulgar su visién sobre el pasado argentino y se examinan las propuestas del revisionismo a través de los debates que mantuvo con otras tra- diciones historiogrétficas. Por otra parte, se plan- tean algunos interrogantes acerca de Ja relacién que fa institucién mantuvo con el peronismo. Palabras Clave revisionismo - rosismo - Instituto Juan M. de Rosas - historiograffa - peronismo Jurio Srorrint Abstract ‘The aim of this paper is to account for the course of the Instituto de Investigaciones Histéricas Juan M, de Rosas as the main diffusion organ of argentine historical revisionism during the years of peronist government. This article explores the publications, activities and strategies that this institution developed for divulguing its point of view about argentine history and points out revisionism’s proposals through the disputes with other historiographical traditions. Otherwise, it poses some questions about the relationship between this institution and peronism. Key Words revisionism - rosismo - Juan M. de Rosas Institute - historiography - peronism \y Recibido con pedido de publicacién el 19/09/2003 ‘Aceptado para su publicacién el 14/04/2004 VersiGn definitiva recibida el 27/07/2004 Julio Stortini es Profesor en la Facultad de Filosofia y Letras - Universidad de Buenos Aires - julisto@hotmail.com STORTINI, Julio “Historia y politica, Produceién y propaganda revisionista durante el primer peronismo”, prohistoria, afio VIII, namero 8, R io, Argentina, primavera 2004, pp. 229-249. * Bate texto est basado en un capitulo de una tesis de maestrfa en curso bajo la direccién de Femmando Devoto en el marco de fa Maesirfa de Historia de la Universidad Torcuato Di Tella, Juuio Srortit “Historia y politica...” a produccidn de los historiadores revisionistas en la Argentina de los afios treinta ha sido objeto de una atencién particular en tanto expresién de un grupo intelec- tual que impuls6 decididamente una impugnacién a la que denomind “historia oficial” y que construy6, como contrapartida, una visién alternativa que ha sido calificada como una “contrahistoria”. Con excepeién de algunos aportes aislados, el itinerario recorrido por el revisionismo después de esa época fundacional no merecié un andlisis pormenorizado." El aporte de la corriente revisionista durante los afios peronistas aparecié opacada frente a su propio pa- sado y futuro, es decir, ante aquellas etapas significativas que marcaron, por un lado, su aparicién como grupo politico-intelectual en el marco de la crisis de la década de 1930 y, por el otro, su éxito al converger con el peronismo y lograr la difusién de su visién hist6- rica en la opinién publica después de 1955. Se intenta dar cuenta aqui del recorrido del revisionismo histérico durante el perfodo 1943-1955, a través de las publicaciones y de las diversas actividades emprendidas por el 6rgano de difusién de sus ideas, e] Instituto de Investigaciones Histéricas Juan Manuel de Rosas (IIHJMR). Las pginas siguientes tratan de delinear de qué manera se desplegé 1a estrategia revisionista durante el peronismo y de establecer el grado de continuidad y rup- tura respecto de su propia tradicién institucional y en Io relativo a las claves de su reperto- rio tematico, a sus presupuestos metodoldgicos e interpretativos y a su percepcién sobre la practica y difusién de la historia en la Argentina, Los revisionistas y ef llamado de la politica El golpe del 4 de junio de 1943, si bien no conté con la participacién de los grupos nacio- nalistas, concit6 una adhesién entusiasta de la mayoria de ellos. La esperanza depositada en un gobierno que podia encarnar algunas de sus aspiraciones los llevé a colaborar en su Para Ja evolucién histérica del revisionismo se puede consultar HALPERIN DONGHI, Tulio EI revisionisma histérico argentino, Siglo XX1, Buenos Aires, 1970; HALPERIN DONGHI, Tulio "El revisionismo hist6- rico argentino como visién decadentista de la historia nacional”, en Punto de Vista, aio Vil, nim. 23, Buenos Aires. abril de 1985, pp. 9-17; QUATTROCCHI-WOISSON, Diana Los males de la memoria Historia y Politica en la Argentina, Bimecé, Buenos Aires, 1995; CATTARUZZA, Alejandro “Algunas reflexiones sobre el revisionismo hist6rico”, en DEVOTO, Femando (comp.) La historiografia argentina enel siglo XX. vol. 1, CEAL, Buenos Aires, 1993, pp. 113-139: CATTARUZZA, Alejandro “El revistonismo: itinerarios de cuatro décadas”, en CATTARUZZA, Alejandro y EUJANIAN, Alejandro Politicas de la historia, Argentina 1860-1960, Alianza, Buenos Aires, 2003, pp. 143-185, Sobre algunos aspectos relaci nnados con el aporte revisionista y sobre algunos de sus integrantes: BUCHRUCKER, Cristisn Nacionalis imo y peronismo. La Argentina en la crisis ideoldgica mundial (1927-1955), Sudamericana, Buenos Aires, 1999; NAVARRO GERASSI, Marysa Los nucionalistas, Jorge Alvarez, Buenos Aires, 1969; ZULETA ALVAREZ, Enrique El nacionalismo argentino, La Bastilla, Buenos Aires, 1975, 2 vols, RAMA, Carlos Nacionalismo e historiografia en América Latina, Tecnos, Madrid, 981; SVAMPA, Maristea EI dilema argentino: Civilizacién o Barbarie. De Sarmiento al revisionismo peronista, El Ciclo por Asalto, Buenos Aires, 194. Acerca del Instituto de Investigaciones Histricas Juan M. de Rosas: RAMALLO, Jorge Maria, La Revista del Instituto Rosas (1939-1961), Fundacién Nuestra Historia, Buenos Aires, 1984; QUATTROCCHE-WOISSON, Diana Los males... cit. 230, prohistoria 8 - 2004 gestién. No obstante, su relacién con el gobierno militar fue ambivalente a medida que pasaba ef tiempo. Del primer entusiasmo derivado de la disolucién de los partidos politi- cos y del establecimiento de la ensefianza religiosa en las escuelas se pasé a la decepcién en el campo de las relaciones internacionales que alcanz6 su cenit con la declaracién de guerra a Alemania, Tampoco influy6 positivamente la restriccién por parte del gobierno de la actividad de los grupos nacionalistas y, en algunos, la politica obrerista de Juan D. Perén2 Pese a todo, fos nacionalistas encontraron que era preferible apoyar a Perén ante la posibilidad de que el amplio espectro de los partidos politicos reunidos en la Unién Demo- crética triunfase, Durante la campafia electoral numerosos nacionalistas lo apoyaron, pre- sentdndose finalmente en las listas de la Alianza Libertadora Nacionalista conducida por Juan Queralié y del Partido Patristico 4 de Junio, Participaron en ellas Leonardo Castellani, Carlos Ibarguren (h), Juan P. Oliver, José M. Rosa, Bonifacio Lastra y Pedro J. Vignale, entre otros, pero con resultados poco gratificantes. Por su parte, Ernesto Palacio y Joaquin Diaz. de Vivar fueron incluidos en la lista laborista-radical que les permitié alcanzar sendas bancas de diputados En este perfodo, Ia actividad del Instituto se resintié por la colaboracién que varios de sus miembros brindaron al gobierno militar. Algunos de ellos se dirigieron a las provin- cias de Santa Fe, Cérdoba, Tucumén, Salta y Mendoza como funcionarios de las interven- ciones provinciales y universitarias, Fue ef caso de José M. Rosa, Ricardo Font Ezcurra, Carlos Steffens Soler, Ramén Doll, Juan P. Oliver, Alfredo Villegas Ooms, Federico Ibarguren y Héctor A. Llambias. El presidente del Instituto, Tte. de Navfo Lauro Lagos pas6 a ser Director de Correos. La Comisién Directiva del perfodo 1943-1945 tuvo entonces cambios impartantes por estas ausencias obligadas, aunque varios de ellos como L. Lagos, J. M. Rosa, R. Font Ezcurta y F. Ibarguren junto con socios de la etapa anterior continuaron colaborando con articulos y conferencias y como directivos de 1a institucién. Bajo el gobierne de Perén, la actividad de los grupos nacionalistas se fue diluyen- do. Se ha sefialado la reticencia de éste a utilizar el activismo nacionalista, més allé de haberse apropiado de parte de su programa y, por otra parte, la propia desconfianza de 2 Para el andlisis de las relaciones entre el nacionalismo y el gobierno militar véase ZULETA ALVAREZ, Enrique E! nacionatismo, cit., vol. J}, pp. 503-508: NAVARRO GERASSL, Marysa Los nacionalistas, cit, pp. 175-195; WALTER, Richard “La derecha y los peronistas, 1943-1955”, en AA. VV. La derechu argen- tina, Nacionalistas, neoliberates, militares y clericales, Javier Vergara, Buenos Aires, 2001, pp. 247-274. ‘ Bntre las principales obras sobre las actividades del nacionalismo: BUCHRUCKER, Cristian Nacionalis- ‘mo y peronismo...,Cit., pp. 279-399; NAVARRO GERASSI, Marysa Los nacionalistas, cit, pp. 195-213, PINEIRO, Elena La tradicién nacionalista ante et peronismo. Itinerario de una esperanza a una desitu- sién, A-Z Bditora, Buenos Aires, 1997, pp. 237-321; ROCK, David Le strgentina autoritaria. Los nacio- ralistas, su historia y su influencia en la vida publica, Ariet, Buenos Aires, 1993, pp. 167-199; WALTER, Richard “La derecha...”, cit, pp. 247-274; ZULETA ALVAREZ, Enrique El nacionalismo..., cit, vol. 1, pp. 509-545, 231 Juuo Storrint “Historia y politica ...” diversos militantes nacionalistas acerca del verdadero cardcter del programe perunista, tanto en lo que hacia al pragmatismo de Perén y su excesivo populismo, como acerca de su politica econémica que parecfa dejar intactos los lazos con Gran Bretafia como, finalmen- te, a sus relaciones con la Iglesia, No obstante, una parte importante de los militantes nacionalistas simpatizaron de alguna manera con el gobierno peronista, pese a no ocupar cargos significativos en la estructura politica sino funciones menores en las estructuras ministeriales y judiciales. Su influencia quedé circunscripta a laesfera cultural, a la docen- cia en sus diferentes niveles y a la tarea periodistica, Con respecto al elenco del Instituto, 0 hubo cambios sustanciales. La Comisién Directiva elegida a fines de 1945 estuvo encabezada por Julio Irazusta y entre sus inte- grantes y los colaboradores de la revista figuraban antiguos miembros como José M. Rosa, Roberto de Laferrére, Hipélito Pouyssegur, Carlos Dardén y Jaime Gélvez. En 1948, el Instituto se dio nuevos estatutos credndose un Consejo Académico que reunia ala plana mayor del revisionismo y se eligié una nueva Comisién Directiva dirigida por Mario C. Gras, sucedido ante su muerte por Julio C. Corvalén Mendilaharsu.t Durante 1949 y los primeros meses de 1950 se produjo una crisis en el Instituto que derivé et ta renuncia de Julio Irazusta, Julio C. Corvalan Mendilaharsu y Alejandro Grigera, debido, por lo menos en el primer caso, a diferencias politicas recientes en el Instituto’ En abril de 1950 se nombrard una nueva Comisién Directiva presidida brevemente por R. de Laferrére quien ser suplantado finalmente por J. M. Rosa.* Esta comisi6n continuaré fasta 1954 cuando se produzca como principal novedad la incorporacién de John William Cooke como vicepresidente. Entre los principales colaboradores de este periodo se encontraban tos miembros més destacados de las comisiones directivas junto con articulistas y conferencistas que se fueron incorporando: Fermin Chavez, José L. Mufioz Azpiti, Ignacio Anzodtegui, René + Consejo Académico: Miembros de nimeto: R. Caballero, J.C, Corvalin Mendilaharsu, R. Doll, A. Excurra Medrano, R. Font Ezeurra, M. Galvez, A. Garefa Mellid, M. C. Gras, C. Tbarguren, J. Irazusta, R. de Lafertére, H., LLambias, C, Obligado, J.P, Oliver, A. Ortiz de Rozas, H. Pouyssegur, J. M, Rosa, C. Steffens Soler, O. R. Suérez, Caviglia, M. Vizoso Gorostiaga, Miembros corespondientes: L. A. de Herrera, J.C. Vignale, M. Cervera, L. A. Candioti, FG. Barreto, Gral. 0. R. Silva, B. Stieben, R. Lestrade, 1. 0" Leary y D. Corvalin Mendilaharsu. Comisién Directiva: M. C. Gras (presidente), J. C. Corvalin Mendilaharsi (vice), R. Doll (secretario),E, A. Noya (prosectetario), A. B. Villamil lesorero), F. de Estrada (protesorero) y como vocales: 3. razusta, F Tbarguten, A. Lopez Fidanza, C. Steffens Soler, A. Grigera, J. Galvez, M, Barros y H. Hethéndez, “Vida de! Instituto” y “Nuevos Estatutos”, en RIIHUMR, nim. 13, Buenos Aires, octubre de 1948, pp. 119 y 131 Véase IRAZUSTA, Julio “De la critica literaria a la historia, a través de la politica. Discurso pronunciado por Julio Irazusta en el acto de su incorporacién a la Academia Nacional de la Historia”, en Gobernantes, caudillas y escritores, Dietio, Buenos Aires, 1978, p. 14. En abril de 1956 se reali26 una asamblea donde se traté la renuncia de los socios y se las rechaz6. En esa asamblea se cligié 1a nueva Comisién Directiva presidida por R. de Lafertére y como vicepresidente F. Tbarguren, En otros cargos figuraban: L. Bracht, H. Marcone, R. Font Ezcurma, A. Contreras y como voca- les, J. M. Rosa (luego presidente), M, Galvez, J.P, Oliver, C. Steffens Soler, A. Villegas Oromf, A. Bzcurta Prohistoria 8 - 2004 Orsi, Elias S. Giménez Vega, Enrique Pavén Pereyra, Atitio Garcfa Mellid, John W. Cooke, Jorge Ramallo, Marcos Rivas y Marcelo Barros, entre otros. En cuanto a las publicaciones del Instituto, ellas suftieron diversos avatares que fue- ron expresién de las enormes dificultades por sostener la empresa de difusi6n de las ideas revisionistas a un pablico extendido y diverso. La accién del Instituto y la produccién de sus miembros se difundieron a través de la revista y del boletin que alternaron en su apari- cién? Los continuos auxilios solicitados a lo largo del perfodo 1943-1955 constituyen una palpable manifestacién de que la vide de Ia Instituci6n y la de sus publicaciones dependié més de la buena voluntad de algunos simpatizantes destacados que del apoyo material proveniente de un incremento del niimero de socios, cosa que nunca se concret6, Menos atin obtuvo la atencisn y el apoyo del gobiemo como es facil de advertir, pese a la innega- ble afinidad que varios integrantes de la institucién tenfan con el peronismo y de la partic pacién como conferencistas de fos diputados oficialistas John W. Cooke y Joaquin Dfaz. de Vivar. Si, como afirma Diana Quattrocchi-Woisson, a partir de 1951 y bajo la conduccién de José M. Rosa se produjo la “completa peronizacién” del Instituto, este encuadramiento politico no parece haber tenido, paraddjicamente, ningtin frato que permitiera la recupera- cién y expansidn de sus actividades." E} gobierno, como admiten D. Quattrocchi-Woisson y otros autores, habrfa estado escasamente interesado en abrir un frente de combate historiogratico con una oposicién que ya lo venfa comparando con la tiranfa rosista.” La conspiracién del silencio Una de las preocupaciones esericiales del revisionismo fue la difusin de su ideario. La necesidad de construir una nueva imagen de! pasado en la conciencia de los argentinos exigia desplazar la historia que, después de Caseros, habia sido s6lidamente vertebrada de acuerdo a la interpretacién liberal de los triunfadores. Esa visidn del pasado argentino convertida en la “historia oficial”, constitufa ana perspectiva historiogréfica que respondfa adecuadamente a su momento de produccién pero que habfa sido edificada sobre la falsi- Medrano, J. Molina, L, Soler Cafias. Mis tarde se incorporarop A. Tatruella como sectetatio y F. Garcfa Della Costa como vocal, El Consejo Académico continué siendo el mismo incluso con la presencia (por lo menos nominal) de J. lrazusta y J. C. Corvatin Mendilaharsu. “Eleccién de nuevas autoridades” y “Modi- ficacidn de (a Comision Directiva”, en RIIHJMR, nims, 15-16, Buenos Aires, setiembre de 1951, pp. 198 202, 7 De la revista se publicé un mimero en los primeros meses de 1943 pato volver a aparecer fugazmente ‘mediante un solo ntimero a mediados de 1946, La revista se pubficé luego intermitentemente en 1948-1949 y 1951 (4 nameros, uno doble) para voiver a aparecer en 1958. Por su parte, el boletin surgié en este perfodo para ocuparef espacio dejado por Ia revisia. En (944-1945 apareeieron tres numeros con formato de revista y después de un largo paréntesis y ya en forma de periddico reaparecié durante los afios 1951 y 1952 (13 nimeros) y en 1954-1955 con tres nimeros dobles. + Véase QUATTROCCHI-WOISSON, Diana Las males..., cit. p. 291 ° Véase HALPERIN DONGHI, Tulio El Revisivmésmo.... Git, pp. 34-35 y “ ‘gentino como visién decadentista...", cit, p. 13. | Revisionismo Histérico Ar- 233 fa Jutio StorniNt “Historia y politica ...” ficaci6n y la omisi6n. Pese a ello, habia logrado constituirse en la memoria colectiva de los argentinos a través de la escuela, la prensa y las instituciones académicas. El revisionismo venia a develar ese pasado escamoteado por Bartolomé Mitre y Vicente F. Lépez en ade- lante. Por la misma envergadura de su misi6n, la tarea del Instituto no se agotaba en la profundizacién del conocimiento del pasado sino que completaba su misién al difundir en la sociedad una nueva manera de mirar y entender la historia argentina. Desde sus orfgenes, la revista insistié en ta conjura orquestada para ocultar la verda- dera historia argentina. En 1939, como lo habfa denunciado Ermesto Palacio en La Histo- ria falsificada, Ricardo Font Ezcurra afirmaba que la victoria le otorgaba a los triunfado- res el privilegio de escribir la historia de los vencidos, ajustndola ideolégicamente a las necesidades politicas del momento a fin de crear una conciencia hist6rica favorable a esos intereses. Fundamentalmente, esta historia convertida en instrumento politico encontraba su punto de partida en la victoria de la alianza que habfa derrotado al ejército de la Confe- deracién rosista en Caseros. Font Ezcurra encontraba que estos historiadores, en quienes concurria a veces la calidad de hombres piiblicos, expresaban la visi6n de una oligarquia extranjerizante que gobernaba nuestra conciencia histérica utilizando las aulas y la pren- sa, La prensa fue siempre uno de los principales objetos de ataque por parte de los revisionistas. Para éstos, Ja “conjuracién del silencio” de la prensa tradicional parecfa inconmovible a través de los afios y de los gobiernos y se expresaba mediante el acallamiento de toda opinién, acto, conferencia, comentario bibliogréfico, conmemoracién que no pu- diera ser encuadrada dentro de los parémetros de la historia oficial. En 1943, por ejemplo, la Direccién del Instituto rechazaba la campaiia periodistica desatada por la organizacién de un oficio religioso en memoria de Rosas. El Instituto negaba ocultar finalidades pol cas tras la fachada historiogréfica; el aféin de justicia hist6rica ~contraatacaba— no parecta interesar a la prensa en general, sospechosa ~a su vez de una unanimidad desconcertante en sus eriticas que era reveladora de directivas superiores y de una intencionalidad politica al “servicio de ideotogfas fordneas”." En los primeros aiios del gobierno peronista, la consideracién de la prensa por parte de los revisionistas no habia cambiado. No sdlo era el érgano de difusién de la historia “falsificada” sino que continuaba silenciando la produccién revisionista conculcando asf la libertad de expresién. En 1948, la Direccién de la revista criticaba la propaganda contra Ja memoria de Rosas que apenas ocultaba una “hipécrita campaiia de difamacién contra el actual gobierno, al que se le atribufan similitudes, que son mds aparentes que reales, con el pasado régimen rosista.” La utilizaciGn de Rosas para atacar al gobierno no se circunscribfa "FONT EZCURRA, Ricardo “La Historia instrumento politico”, en RIIHUMR, afto I, nGin. 4, Buenos Aires, diciembre de 1939, pp. 117-126; PALACIO, Emesto La Historia falsificada, A. Pefia Lillo, Buenos Aires, 1960, pp. 37-41 "LA DIRECCION “Al margen de un aniversario”, en RIHJMR, nim. 11, Buenos Aires, marzo-abril de 1943, pp. 3-4. prohistoria 8 - 2004 ala prensa. Segtin la Direcci6n, si era entendible en partidos politicos de filiacion forinea, como el partido Comunista 0 el Socialismo que odiaban “todo lo genuinamente nuestro”, no lo era en la Unidn Civica Radical, de tradicién argentina y cuyos dirigentes mas conspi- cuos como Leandro N. Alem, Hipdlito Yrigoyen y Elpidio Gonzalez descendian de mazorqueros y militares rosistas. Esta ofensiva antirrevisionista habfa motivado que se considerara indispensable la reaparicién de la revista.!? En 1951, frente ala proximidad de la conmemoracién del Pronunciamiento de Urquiza y de la batalla de Caseros, el Instituto crey6 necesario dar batalla. Asi, decidis crear una Comisién de Divulgacién Revisionista. Se comenz6 a publicar un calendario federal, se anuncié la venta de bustos del “ilustre Restaurador de las leyes”, (“algo que ro debe faltar en ningun hogar de auténticos argentinos”), ademas de dictarse las habituales conferen- cias.'* No obstante, pese a las dificultades por encontrar alguna receptividad en los diarios més prestigiosos 0 en la radiofonfa, los revisionistas reconocfan cierta difusién en periddi- cos como Firmeza y diarios como La Epoca y El Lider, aunque observaban que la cercanfa de las celebraciones de 1951 y 1952 comenzaba nuevamente a cercenar esos espacios."* Si la prensa ~salvo algunas excepciones~ todavia era un bastién de la historia oficial, el sistema educativo constituia el otro. Los revisionistas lo consideraban un espacio donde Ientamente habfa penetrado fa influencia del rosismo por el esfuerzo de algunos docentes y no por la acci6n oficial.'* Si bien la educacién bajo el peronismo parecia recuperarse del Jiberalismo dominan- teen lo referido a valores formativos y morales, a través de la incorporacién a las escuelas de la educacién religiosa sancionada por el gobierno militar y confirmada por Perén, para los revisionistas no lo habfa hecho en cuanto a criterio hist6rico, Pese al avance en materia confesional, sin embargo, la interpretacign “oficial” de la historia parecia ser inconmovi- ble en la ensefianza. Con motivo de la celebracién del Pronunciamiento de Urquiza, en un editorial se expresaba la sorpresa de que todavia los textos y programas de historia mantu- vieran el libreto de los proscriptos. Consideraba que, dado que el revisionismo se venta expandiendo en el mundo intelectual, politico y docente, habia Ilegado la hora de una reforma educativa que se correspondiera a la verdad y a !a conciencia histérica que el pueblo habfa adquirido.'* Frente a los homenajes a Urquiza, los revisionistas recrudecie- SCION “De nucvo en ta lid", en RIJHIMR, nim. 13, Buenos Aires, octubre de 1948, pp. 3-5. ",en BIIHIMR, aiio IV, niin. 4. Buenos Aires, febrero de 1951, pp. 2.y 5: BITHJMR, aito IV. nim. 7, Buenos Aires, 15/05/1951, pp. 40-11 “La informacién periodistica”, en RIHJMR, ntims. 15-16, Buenos Aires, agosto de 1951, pp. 200-201 Sin embargo, la figura de Rosas ya habia empezado a aparécer no necesariainente como “tirano” en los textos escolares desde la década de 1920 y luego, durante et peronismo, sin que ello significara una reivin- dicacién de Rosas sino una incorporacién 6gica al proceso histérico argentino. PLOTKIN, Mariano Maiia- na es Sax: Perén, Propaganda, riwales politicos y educacidn en el réginen peronista (1946-1955), Atiel, Buenos Aires, 1994, pp. 193-197. Una revisién historica que no debe postergarse”, en BIIHJMR, aflo IV, nim. 8, Buenos Aires, 18 de junio de 1951, p. 1 JuLio Srorvint “Historia y politica...” ron en sus ataquesa la historia oficial y solicitaron al gobierno la eliminacién de textos que tergiversaran la kistoria argentina. Se pidié al ministro de Educacién desaprobar el libro Historia de la Cultura Argentina de Manuel H, Solari para las escuelas normales, ya que el texto era vehiculo de propaganda liberal y socialista (como el texto de Juan J. Real, Ma- nual de Historia Argentina |o era de Ia comunista) y ademas atacaba 1a tradicién hispano- catélica y calificaba de tirénico al gobierno de Rosas. También se solicits al gobierno la “repatriacién de la historia”, mediante la eliminacién en los programas de ensefianza de toda la novelistica que confundia a los argentinos. Esta debfa ser la primera tarea del gobierno si se asumfa la necesidad de saldar la deuda de justicia que el pafs tenfa con Rosas.'” El mbit académico y universitario también cay6 bajo el andlisis de la publica- ci6n. En ese campo, el revisionismo decia estar triunfando en Buenos Aires, Cordoba, La Plata, el Litoral, Tucuman y Cuyo. Pero la némina de docentes y actividades mencionados no era demasiado satisfactoria. Se reducfa a un ciclo de conferencias en Cuyo y a la pre~ sencia de Jaime Galvez y Lucio Moreno Quintana en la Facultad de Derecho de la Univer- sidad de Buenos Aires."* Mis alld del mayor o menor éxito en su campatia de divulgacién histérica, para 1954 el revisionismo se reconfortaba por la obra realizada. Si en sus origenes el Instituto habfa abogado por incorporar a su lucha a las familias que descendfan de federales y politicos, petiodistas y escritores, ahora se jactaba no sdlo de su éxito en Ia escuela, en la prensa y en cl parlamento, sino también en los sectores populares. La prédica revisionista decfa diri- girse cada vez més, a los “obreros y a gente del pueblo”, quienes, segtin ella, parecfan ser mas receptivos a la llamada revisionista. Ellos, segtin el secretario del Instituto Luis Soler Caiias, se acercaban a Ja sede atrafdos por una historia que revelaba en Rosas a “un autén- tico y sacrificado servidor de las masas humildes del pais”, un “amigo de las masas prole- tarias”."” Sin embargo, pese a esta supuesta popularizacién, para la misma época el Insti- tuto solicitaba la colaboracién econémica y la participacién para lograr su “existencia efectiva”’ y evitar su desaparicin.”” ” “Critica de libros”, en BUHJMR, afio LV, nm, 10, Buenos Aires, 18 de agosto de 1951, p. 3: GARCIA DELLA COSTA, Fernando, “Sobre la Repatriacién de os restos de Don Juan Manuel de Rosas”, en RUHUMR, rims. 15-16, Buenos Aires, agosto de 1951, pp. 91-92, “Bl revisionismo en la Universidad”, en BITHIMR, aio IV, nim. 9, Buenos Aires, 18/06/1951, p.3. ® SOLER CANAS, Luis “Conceptos de un reportaje”. en BIZHUMR, afio VII, nims. 19-20, Buenos Aires, mayo-julio de 1954, p. 9. No se ha encontrado porotea parte, como afirma QUATTROCCHI-WOISSON, Diana, Los males... cit. p. 292, cartas de sindicatos donde saluden la tarea del Instituro con excepcién de tuna del sindicato de empleados de Ia industria del vidrio, citada en BIHJMR, ao Vil, niims, 19-20, Buenos Aires, mayo-julio de 1954, p. 1. Con respecto las eartas de militantes obreros 0 de otro origen se puede dudar de su existencia real. Por lo general se publicaba la réplica a esas cartas cuyos supuestos autores recibfan muchas veces apelativos coms: Maestra normal, Cordobés enojado, Petete, Pichén de académico, Campesino, Marxista de vuelta, Deméerata, etc ® “Después de un largo paréntesis”. en BIIHJMR, aio VI, niims. 17-18, Buenos Aires, enero-abril de 1954, pp. 1-2 prohistoria 8 - 2004 Revisionismo y peronismo: una relacién sinuosa Desde su fundacién, el Instituto rechazé una intencionalidad politica detras de la reivindi- cacién de Rosas, ya fuera como expresién de apoyo a una fuerza politica particular o como una manifestacién més o menos encubierta favorable hacia formas de gobierno autorita- tias, Las manifestaciones relativas a la inexistencia de finalidades politicas ocultas y aces ca de la pluralidad de los integrantes del Instituto recorrieron el periodo 1943-1955. En diversas ocasiones, sobre todo a través de la pluma de Luis Soler Cafias, el Instituto recha- 26 esta acusacién, Para este autor, el revisionismo no defendia a Rosas por su condicién de dictador -que era admitida y diferenciada de la figura del tirano en sintonia con la distin- ci6n becha por Julio Irazusta y Ricardo Font Ezcurra~ sino por su defensa de la soberanta y la dignidad nacionales. El revisionismo, planteaba, tenfa un objetivo exclusivamente historiografico y de difusién que consistia en la rehabilitacién de Rosas para devolver al pueblo argentino el sentido y la conciencia de su historia. Soler Cafias tambign intentaba Jjustificar el régimen dictatorial de Rosas apoyiindose en sw carsicter popular: no se preten- dia defender sistemas 0 principios politicos alejados del sentir democratico de la naci6n ya que si Rosas habfa ejercido una dictadura lo habia hecho por el imperio de las circunstan- cias; sin embargo, esa dictadura habia tenido un cardcter popular.”" Con la llegada de Perén al gobierno, la oposiciGn identificd cada vez més a los de- fensores de Rosas en tanto varios de ellos simpatizaban con el nuevo movimiento- como elementos de apoyo a un régimen politico que parecia conectarse naturatmente con las preferencias ideolégicas adjudicadas al conjunto de los revisionistas. Al respecto, Diana Quattrocchi-Woisson ha enfatizado el vincuto estrecho de una parte del revisionismo his- t6rico con el peronismo, relacién que se profundizarfa, a partir de 1951, con la Negada ala presidencia del Instituto de José M. Rosa. La autora considera que José M. Rosa radicaliz6 y populariz6 la tarea del revisionismo al reclutar a miembros “*més dotados para la agita- cin que para la investigacidn histérica”; sin embargo, los miembros de la Comisién Di- rectiva y las principales firmas siguieron siendo las mismas.®® La revista, por otra parte, no fue suplantada por el boletin para la busqueda de un estilo mds popular, sino por evidentes razones econ6micas, una vez mis, manifiestas en 1951 y en los afios posteriores.”* SOLER CANAS, Luis “Los Mitre siguen en guardia y atacando al pueblo argentino” y “Nos importa Rosas, no las dictaduras”, en BHJMR. aiio IV, nétn, 12, Buenos Aires, 18/10/1951, pp. 3 y 6; SOLER CANAS, Luis, “Caseros, punto de partida de Ia entrega, y el revisionismo”, en BUHJMR, aio ¥, ndm, 14, Buenos Aires, marzo de 1952, p. 1: SOLER CANAS, Luis “Los fines det revisionismo hist6rico”, en BUIHJMR, ato V.nim. 16, Buenos Aires, diciembre de 1952, pp. 1-2. Luis Soler Catias extendia este cardcter también a los caudillos ya que su cardcter democritico (democracia “criolla”) radicaba en haber sido elegidos por el pueblo aungue ne fuera necesariamente por el voto. » QUATTROCCHI-WOISSON, Diana Los mates... cit, p: 291 2 QUATTROCCHI-WOISSON, Diana Los mules..., cit, p. 291. Las referencias a problemas econdmicos son diversas: se pueden encontraren BHZHUMR, afio IV, nim. 11, Buenos Aires, 18/09/1951, p. 8; BIHJMR, aio V, num. 16, Buenos Aires, diciembre de 1952, p. 2; BIIHJMR, afio VIL, nims. 17-18, Buenos Aires, enero-abril de 1954, pp. 1-2.

También podría gustarte