Está en la página 1de 2

El término "sumerio" es el nombre común dado a los antiguos

habitantes de baja Mesopotamia por sus sucesores. Con la


llegada del Neolítico los pueblos nómadas se asientan en la zona,
en la segunda mitad del cuarto milenio a. C. se da la llegada de
los sumerios formando el pueblo de Sumer.

Los sumerios eran una cultura que estaba dividida en estratos


sociales que iban desde los personajes más importantes hasta
los ciudadanos comunes. El rey figuraba en la mayor jerarquía,
este a su vez realizaba funciones religiosas como sacerdote, le
seguían los miembros destacados del ejército, quienes tenían a
su cargo liderar en las batallas y velar por la seguridad del
estado. Los comerciantes se encontraban en el siguiente
peldaño social, pues la actividad que llevaban a cabo era muy
importante para los sumerios y se encargaban del intercambio
de bienes con naciones vecinas. Finalmente, se encontraban los
campesinos y esclavos.

La organización política de los sumerios era teocrática, es decir,


estaban bajo el mando de un Rey Sagrada que aglutinaba las diferentes ciudades-estados en la que estaba dividida la
civilización, pues para los sumerios lo más importante era la religión, por lo tanto en el medio de cada ciudad estaba
un Zigurat, lo cual era un templo en forma de pirámide.

La principal forma de adoración era el politeísmo.

Los sumerios desarrollaron un sistema de riego que les permitía obtener los mejores frutos del suelo.

Los dos paneles principales del estandarte de Ur se denominan convencionalmente «Cara de la Guerra» y «Cara de la
Paz». Cada uno de ellos se divide verticalmente
en tres niveles, que deben ser leídos a la
manera sumeria, de abajo a arriba y de
derecha a izquierda.

Cara de la Guerra: Aparentemente el tema es


una victoria militar. Se representan carros de
guerra de cuatro ruedas, soldados ataviados
con armaduras, prisioneros. Hay un desfile de
infantes presentándose al rey, parado en la
parte media de la banda superior con un cetro
en la mano.

Cara de la Paz:
Representa un desfile
de animales y tributos
como para un
banquete, presentados
ante un rey que bebe mientras conversa; figuras sentadas celebran el banquete mientras un músico entretiene a los
comensales.

Se representa la escena de una batalla, donde Naram Sin asciende a una


montaña, seguido de su ejército bien pertrechado con armas, elevando la
mirada a su rey, también se observan los enemigos abatidos o heridos.

La historia milenaria del Antiguo Egipto se divide en diversos períodos o etapas


caracterizados por la existencia, o no, de una centralización política, de un auge
del poder de la monarquía, de la unidad territorial y de la monumentalidad a lo
largo del país del Nilo. De acuerdo con este criterio, se conocen como «reinos» a
las etapas donde se dan estos factores «positivos», mientras que los «períodos
intermedios» se corresponden a épocas de desmembramiento territorial.

Así pues, las sucesivas etapas de la historia del Egipto faraónico son: la Época
Tinita (las dos primeras dinastías que crearon el Estado egipcio); el Reino
Antiguo (dinastías III a VI); el Primer Período Intermedio (dinastías VII-XI); el
Reino Medio (dinastías XI.-XII); el Segundo Período Intermedio (dinastías XIII-
XVII); el Reino Nuevo (dinastías XVIII-XX); el Tercer Período Intermedio
(dinastías XXI-XXIV); la Baja Época (etapa «conclusiva» de la historia dinástica y
que comprende las dinastías XXV-XXX) y la Época Ptolemaica.

Los primeros asentamientos humanos se concentraron básicamente en dos


zonas: una en el norte del país, en las regiones del delta y del oasis de el Fayum,
y la otra en el sur, desde el Egipto Medio hasta Hieracómpolis.

Los agricultores altoegipcios aprendieron pronto a aprovechar la crecida anual del río con unas incipientes técnicas de
irrigación artificial, de tal manera que consiguieron aumentar la productividad y se atrevieron con una mayor variedad
de cereales, frutos y verduras. Todo ello tuvo como consecuencia un considerable aumento de la población. Estas
comunidades, cada vez más amplias, tuvieron que organizarse, y así surgieron los primeros jefes tanto por sus aptitudes
como gobernantes como por sus supuestas atribuciones cósmicas. Alrededor de 3500 a. C. destacaron en el Alto Egipto,
a juzgar por la extensión e importancia de las necrópolis, tres núcleos poblacionales de dimensiones considerables:
Hieracómpolis, Nagada y Abidos (con capital en Tinis).

Entre la creación de ese reino en el Alto Egipto y la unificación política del país entero transcurrió un período de tiempo
difícil de cuantificar, pero inequívocamente fue una anexión lenta, compleja. Los monarcas que protagonizaron el
avance militar hacia el norte, que culminó con la unión de los «dos Egiptos», forman lo que se conoce como los «reyes
de la dinastía 0».

También podría gustarte