Está en la página 1de 16

Guerra de los Mil Días 

La Guerra de los Mil Días fue un conflicto civil de Colombia disputado entre el 17
de octubre de 1899 y el 21 de noviembre de 1902, por inconformidades ante
políticas y resultados anteriores de la política de la Regeneración apoyada por el
Partido Nacional , políticos liberales y conservadores rechazaron medidas que
consideraban exageradas por parte del gobierno, además radicales del partido
Liberal buscaban formas de llegar al gobierno y otorgar cambios, pero
nacionalistas que tenían el gobierno en sus manos disponían de estrategias a
favor que podían restringir otros políticos de otros partidos y alejarlos del
gobierno. Para el caso de la Guerra de los Mil Días, Miguel Antonio Caro
manifiesta un interés por perpetuarse en el poder, situación que provoca un
descontento que se suma al malestar social tanto en las élites como en los
sectores populares. Esta guerra se caracterizó por un enfrentamiento irregular
entre el ejército gubernamental bien organizado y un ejército de guerrillas liberales
mal entrenado y anárquico. El brusco cambio provocado por la derogación de la
Constitución de Rionegro de 1863 por la centralista Constitución de 1886 , además
de los violentos intentos de cooptación de los conservadores históricos a través de
Marroquín, como los intereses liberales de retomar el poder, fueron las principales
causas de la guerra.

Antecedentes
En el siglo XIX después de la guerra de independencia entre realistas e
independentistas, se registraron en Colombia varios conflictos regionales y
guerras civiles, inicialmente entre bolivarianos y santanderistas, centralistas y
federalistas, esclavistas y abolicionistas, confesionales y seculares, entre
otros, que fueron evolucionando a conflictos entre conservadores y liberales. La
Constitución de Rionegro de 1863, que creaba el estado federal establecido por
los liberales radicales, sembró cada vez más el anticlericalismo, el libre mercado y
las distinciones locales, como entre los mismos estados que en ocasiones tenían
ejércitos mucho más grandes que los del gobierno central y tenían derecho a
declararse la guerra entre ellos. En una situación salpicada de conflictos sociales y
guerras civiles, los liberales independientes junto a los conservadores retomaron
el poder en la guerra de 1884-1885 y se redactó la Constitución de 1886 que
pretendía, al contrario de la constitución anterior, un estado central
fuerte, confesional y proteccionista, lo que se conoció como La Regeneración. Con
la Constitución de 1886 se dio también el concordato con la Santa Sede, mediante
el cual la educación en Colombia quedaba bajo el control de la Iglesia católica, la
cual determinaba los textos escolares y universitarios que podían estudiarse
estableciendo una censura por motivos religiosos o políticos.

Los liberales realizaron un intento de insurrección en 1895, y la exaltación y los


conflictos del momento generaron rencillas entre los candidatos de la oposición y
los del gobierno oficial. Terminando el siglo XIX, en el congreso de Colombia solo
había un congresista liberal.
Causas
Los conservadores disidentes se apartaron formalmente del Partido Nacional en
enero de 1.896 con la publicación de un manifiesto titulado "Motivos de la
Disidencia". Redactado por Carlos Martínez Silva del departamento de
Santander, documento firmado por veintiún conservadores
promitentes , documento que obtuvo después el apoyo de Marceliano Vélez, líder
de un importante bloque de disidentes conservadores del departamento de
Antioquia. Desde marzo de 1897, a nombre de los liberales, Nicolás Esguerra
había propuesto un frente nacional, con un ejecutivo plural de liberales y
conservadores históricos que excluía del gobierno a los
nacionalistas . Sanclemente, debido a problemas de salud, tuvo que delegar
provisionalmente el poder al vicepresidente José Manuel Marroquín,15 esto fue
aprovechado por los conservadores históricos ya que Marroquín era cercano a
este bando.

Marroquín había comenzado a desmontar la política proteccionista de la


Regeneración y a darle vía al libre cambio. Sanclemente asumió el poder en los
primeros días de noviembre de 1898, poniendo fin, de esta forma, a los ochenta
días de la administración Marroquín. El vicepresidente Marroquín renunció
acosado por las críticas de Caro el 20 de septiembre, el senado rechazó la
renuncia al tiempo que liberales anunciaban su apoyo a reformas
librecambistas, que fueron presentadas por Marroquín en el senado el 26 de
septiembre de 1898. El 6 de octubre de 1898 el Senado se negó a aprobar la ley
de elecciones, que seguidores liberales de Rafael Uribe Uribe consideraban una
garantía necesaria para el sufragio, lo cual fue una de las causas políticas
principales del conflicto.

A partir de ese acontecimiento los liberales de Uribe Uribe concluyeron que por el
camino de las urnas jamás tendrían acceso al poder. Las reformas políticas a
favor del libre cambio que venían promoviendo los históricos y los liberales eran
opuestas a los postulados nacionalistas de la Regeneración, por lo que no podía
darse acuerdo alguno entre las agrupaciones. A su vez, en cuanto a la concepción
del Estado, los postulados conservadores y liberales se oponían a los del Partido
Nacional.

La guerra
Durante la primera fase del conflicto ambos bandos combatieron con ejércitos en
grandes batallas campales, siendo llamados sus comandantes los Generales
Caballeros por el trato respetuoso que daban los vencedores a los vencidos.4
Inicialmente esto se debía a la desconfianza de los altos mandos liberales a sus
propias guerrillas, consideradas bandoleras y anárquicas. Los insurrectos
recibieron el apoyo de liberales de otros países, en especial Venezuela. Por otro
lado los conservadores históricos agrupados en el partido conservador
conspiraban contra Sanclemente.
a rebelión en Santander

El 17 de octubre de 1899, los liberales se alzaron en varias partes del


país, empezando de inmediato a atacar pueblos y ciudades ante la falta de
reacción del gobierno, quien fue tomado por sorpresa. 19 Ese día, el general Juan
Francisco Gómez Pinzón se declaró a favor de la guerra en su hacienda La
Peña, tomó la población de El Socorro y camino a San Gil derrotó a las tropas del
gobierno al mando del capitán Sanmiguel. El coronel Garay logró tomar
posteriormente la población de Río de Oro, muy cercana a Ocaña, y se dirigió a La
Cruz para proteger el avance del general Justo Durán quien venía desde Cáchira
a asumir la comandancia de las fuerzas liberales del Magdalena y del norte de
Santander. Las primeras derrotas militares para el bando liberal comenzaron días
más tarde de haber iniciado la guerra en la batalla de los Obispos en el río
Magdalena el 24 de octubre cuando los rebeldes de Santander intentaron
establecer contacto con la costa por dicho río.

Los liberales quedaron aislados luego de la derrota en la batalla de los


Obispos, por lo que les fue imposible apoyar al general Vicente Carrera en el
Tolima, quien fue derrotado y murió en San Luis el 14 de noviembre,23 a partir de
entonces las fuerzas liberales tolimenses quedaron reducidas a acciones de
guerrilla. 2425 A pesar de este revés, las fuerzas liberales en Santander pasaron a
7000 hombres a finales de ese mes.

La rebelión en el Cauca

La victoria rebelde en Peralonso les dio nuevos aires y empezaron a reclutar


hombres en las comunidades indígenas del Cauca, y también volvieron muchos
liberales exiliados en Ecuador. Muchos volvieron a huir a Ecuador, donde el
presidente liberal, Eloy Alfaro, armó a los alzados,10 quienes volvieron al ataque
produciéndose una batalla cerca de la frontera, en el sitio de Cascajal , el 23 de
enero de 1900. La victoria gubernamental fue total y con ella acabó
momentáneamente la rebelión en el Cauca.

La rebelión en Panamá

Benjamín Herrera, comandante de las tropas liberales en Panamá. A pesar de


esto, los liberales, animados por su victoria en Peralonso, decidieron lanzar una
ofensiva sorpresa en Panamá donde tuvieron mucho éxito debido a la lejanía de
este departamento de la capital. 28 El asalto fue encabezado por liberales
exiliados en América Central, en especial Nicaragua, donde su presidente José
Santos Zelaya les dio un importante apoyo. Desembarcaron cerca de David el 4
de abril, donde derrotaron a la pequeña guarnición local, uniéndoseles dirigentes
con sus hombres en su inmediata marcha a la ciudad de Panamá.

Porras, tras recibir la ayuda de Zelaya, nombró al caudillo exiliado Emiliano


Herrera, nativo del departamento de Boyacá, como comandante de su ejército. Al
mando de la misma estaba el gobernador del departamento, el general Carlos
Albán. Sin embargo, Albán, deseoso de entablar combate lo antes posible, no
esperó a que las defensas estuvieran listas y envió tres batallones a Capira a
detener a los alzados. Sin embargo, Herrera decidió atacar el puente solo con sus
hombres sin esperar los refuerzos de Porras para así no tener que compartir la
gloria con él.

Herrera avanzó y tomó posiciones el 20 de julio en una estación ferroviaria en


Corozal, al día siguiente llegó el gobernador Albán con tres batallones
produciéndose una importante batalla en que las fuerzas del gobierno fueron
nuevamente vencidos y forzados a volver a la ciudad de Panamá. Herrera
aprovechó para iniciar inmediatamente negociaciones por su cuenta para
conseguir la capitulación de la urbe. Patrullas gubernamentales detectaron a los
alzados aproximarse por tierra y por mar en botes. Enterado del próximo
asalto, Salazar fortificó varios edificios y caminos, pero viendo lo vulnerable que
era la posición del puente de Calidonia, entendió que defenderla era un
desperdicio y decidió hacerlo con pocos hombres mientras fuerzas más
numerosas estaban ocultas en los alrededores esperando emboscar al enemigo.

Cuando Porras llegó al lugar, Herrera volvió a desafiarlo y contra sus órdenes


atacó las posiciones fortificadas, resultando en una masacre . Mientras, el
gobernador Albán lograba en poco tiempo restablecer su control en todo el
departamento.

Ofensiva en Santander

Rafael Uribe Uribe. Tobar, la evacuó con sus tropas y se dirigió a reforzar las
defensas de la segunda ciudad. Las tropas restantes en Cúcuta, al mando del
coronel Luis Morales Berti se rindieron el 1. 34 Ahí los liberales lograron
juntar, según ellos mismos, unos 8000 a 10 000 hombres bien armados para
enfrentar la segura ofensiva del gobierno que tendría 8500 soldados en Boyacá
listos para atacar.

38 Uribe Uribe se unió a Durán y con unos 2000 hombres marcharon a unirse a
Herrera39 empezando entonces una importante ofensiva al interior del país. Sin
embargo, esta derrota le costó el título de Comandante en Jefe de las fuerzas
liberales,40 rango que recibió el 12 del mismo mes, ya que más encima se retiró
del campo de batalla cuando sus soldados seguían atacando. 43 Vargas era un
combatiente y dirigente veterano de varias rebeliones, caudillo de Casanare y fue
recibido por entusiasmo por las desesperadas fuerzas liberales,44 que sumaban
más de 12 000 hombres según ellos. 45 Por desgracia, y a pesar de su prestigio
como líder de la anterior rebelión liberal, carecía de talento militar, además intentó
desmovilizar las tropas de Uribe Uribe quien era un poderoso rival suyo y trató de
apartarlo políticamente contribuyendo con eso solo a dividir a sus fuerzas.

Los liberales terminaron por dar mayor importancia a la lucha entre Vargas Santos
y Herrera contra Uribe Uribe que a la lucha común contra el gobierno
nacionalista. 46 Ante esto, Uribe Uribe decidió continuar la marcha aprovechando
que el gobierno estaba distraído por el alzamiento de Antioquia del 1. 46 En estos
momentos, más de 5000 hombres avanzaban con Uribe Uribe mientras más de
6000 quedaron de reserva guarneciendo a Cúcuta47 . Aprovechando la inacción
de los liberales ubicados cerca de Cúcuta, Casabianca fue capaz de reunir sus
fuerzas mientras el general José María Domínguez avanzaba hacia la ciudad
desde Ocaña.

Casabianca advirtió al gobierno que la columna de Domínguez podía ser


fácilmente aislada y destruida por los liberales pero no fue escuchado. Viendo el
peligro que significaba aquella ofensiva conjunta para sus fuerzas, Vargas
Santos, quien se hallaba planeando tras Peralonso como continuar la
campaña, ordenó a Uribe Uribe y Herrera acabar con Domínguez. Uribe Uribe
marchó rápidamente a intentar impedir que ambas fuerzas gubernamentales se
reunieran, ya que Casabianca marchaba rápidamente a auxiliar a
Domínguez. Finalmente aprovechó para enviar algunas tropas que fingieron ser
refuerzos del gobierno y lograron capturar a Domínguez, quien salió a recibirlos.

Enterados de esto, la mayoría de sus tropas capitularon y solo unos pocos


volvieron a Ocaña. La victoria de Terán dio a las tropas de Uribe Uribe un botín
enorme, incluyendo más de dos mil rifles. Temiendo ser reemplazado por su
subalterno, Vargas Santos ordenó a sus tropas retroceder a Peralonso
desaprovechando la oportunidad de avanzar contra el gobierno en su momento de
mayor debilidad.

La rebelión en el Tolima

Ramón «El Negro» Marín, guerrillero liberal del Tolima. El departamento del


Tolima era el lugar de operaciones de los guerrilleros Ramón «El Negro»
Marín, oriundo de Marmato, y Tulio Varón. Varón continuó con sus incursiones
nocturnas en campamentos del ejército, y es así como en la madrugada del 31 de
agosto sus fuerzas sorprendieron al ejército apostado en la hacienda La Rusia, al
norte del Tolima, matando más de quinientos soldados a cuchillo.

Segundo alzamiento en el Cauca

Sin embargo, las fuerzas nacionalistas eran fuertes en la región por el apoyo de la


Iglesia católica, liderada por el obispo Ezequiel Moreno, quien movilizó a la
población ante una posible invasión ecuatoriana, una guerra santa contra dicho
gobierno, conocido por sus leyes laicistas. En marzo, los exiliados invadieron el
Cauca reclutando tropas entre algunas comunidades indígenas. Los derrotados
decidieron refugiarse en Ecuador, ya que sus tropas incluían también un alto
número de niños, mujeres y ancianos, muchos heridos. El 22 de mayo, tropas
colombianas y exiliados ecuatorianos cruzaron la frontera y atacaron el pueblo de
Tulcán, siendo rechazados.

Así la guerra cayó en un punto muerto, si alguno de los bandos invadía el territorio
del otro, era rápidamente rechazado. Alfaro se comprometió a apoyar a los
liberales pero dejó claro a sus dirigentes que no estaban dispuestos a irse a una
guerra a gran escala con Colombia. Los liberales lanzaron una última ofensiva el
20 de julio cruzando cerca de Ipiales, siendo sorprendidos por tropas del gobierno
y resultando expulsados. El gobierno fue tomado por sorpresa y no pudo detener
inicialmente a los insurrectos, solo la oportuna llegada de refuerzos permitió al
gobierno derrotar a los liberales a poco kilómetros de la urbe.

Los liberales, siempre cortos de municiones, agotaron rápidamente sus reservas y


se dispersaron perseguidos por sus enemigos. Las comunidades indígenas fueron
duramente castigadas para que no volvieran a alzarse y se encarcelaron a las
familias y cercanos de los dirigentes liberales. Un grupo importante de liberales se
exilió en Ecuador, esperando el resultado de la guerra en Santander para volver o
no a la ofensiva.

Véase también: Batalla de Palonegro

En febrero de 1900 los liberales quedaron aislados en Santander y con ínfimas


posibilidades de victoria. Las fuerzas liberales restantes en otras partes del país
esperaban la siguiente acción de Vargas Santos para ver qué hacer, pero este se
negaba a tomar la ofensiva en vista de la vulnerabilidad de sus fuerzas, por ello
permaneció inactiva la guerra por varios meses. 54 Los movimientos de los
liberales fueron rápidamente detectados por sus enemigos y el gobierno
nacionalista insistió al general Pinzón iniciar una ofensiva hacia
Bucaramanga, mientras los liberales seguían en ruta al sur pasando por Rionegro
y llegando el 10 de mayo a Palonegro, donde decidieron detener al enemigo. Al
día siguiente se inició la batalla más importante de toda la guerra, unos 7000
liberales se enfrentaron a unos 21 000 nacionalistas.

El día 25 terminaron los combates con la derrota total de los liberales, que desde
entonces abandonaron las tácticas de guerra regular.

Manuel Antonio Sanclemente


Manuel Antonio Sanclemente Sanclemente (Buga, 19 de septiembre de 1813-
Villeta, 19 de marzo de 1902) fue un estadista, educador, jurista y político
colombiano. Ocupó la presidencia de la República entre 1898 y 1900, cuando un
golpe de estado orquestado por su vicepresidente lo sacó del poder de manera
pacífica.2
Como militar y político le correspondió afrontar la guerra civil de 1860, que se
inició en los estados del Cauca, Santander y Bolívar y se extendió por todo el país,
destacando las acciones del Oratorio, Manizales, Segovia, La Barrigona,
Subachoque, El Rosal, Usaquén y Bogotá.
Durante su gobierno estalló la guerra de los Mil Días, que determinó su
derrocamiento y la pérdida de Panamá en 1903. Ha sido el presidente de
Colombia con mayor edad en ejercer el cargo, con 84 años al momento de asumir
funciones.345
Biografía[
Sanclemente nació en Buga, el 19 de septiembre de 1812, en plena guerra de
indepedencia suramericana. Era hijo de Jose María Sanclemente De Aldana y
Maria Rita Estefanía Sanclemente Garrido.6
Realizó sus estudios en la Universidad del Cauca en Popayán, donde obtuvo título
de doctor en Jurisprudencia en 1837 y al mismo tiempo de abogado, que aunque
hoy en día son la misma carrera, en la época eran dos saberes similares pero que
se aprendían por separado.4
Se casó con Nazaria Domínguez Hoyos, con quien tuvo 7 hijos

Carrera política[editar]
Sanclemente fue elegido en varias ocasiones como representante a la Cámara y
senador por el Cauca a nombre del Partido Conservador.
Durante el Gobierno de José Hilario López, fue acusado de participar y dirigir la
rebelión conservadora de 1851 en las provincias del Cauca y de Buenaventura.
Su carrera daría un giro hacia la rama ejecutiva al ser tenido en cuenta como
Secretario de Gobierno y de Guerra en el mandato del conservador Mariano
Ospina Rodríguez en 1857, cuando también fungía como magistrado de la Corte
Suprema de Justicia.4
Guerra civil de 1860[editar]
Sanclemente participó en la campaña de Santander, en el marco de la guerra civil
de 1860, apoyando al presidente Mariano Ospina Rodríguez, y asistió a la batalla
del Oratorio.7 Sin embargo, el 18 de julio de 1861 los insurrectos, liderados
por Tomás Cipriano de Mosquera, se tomaron Bogotá, la capital de
la Confederación Granadina; allí tomaron prisionero al presidente Ospina y en la
misma forma se desintegró el gabinete presidencial, del cual hacía parte
Sanclemente.
Tras estos sucesos se exilió en Panamá, pero hacia mediados de la década de
1870 regresó a Buga, donde ejerció como docente de derecho.8
Guerra civil de 1876[editar]
De regreso a Colombia participó en la guerra civil de 1876, en la que hubo una
sublevación en contra del gobierno del liberal Aquileo Parra. A pesar de su
experiencia fue apresado por el gobierno y estuvo privado de la libertad, hasta que
Parra cayó enfermo y el senador Sergio Camargo fue designado para
reemplazarlo por 3 meses. Camargo le concedió la libertad a Sanclemente.4
Cargos públicos[editar]
Terminado el conflicto, en 1886 fue nombrado de nuevo magistrado de la Corte
Suprema de Justicia. También ejerció como gobernador del Cauca y regresó al
Congreso como senador.4

José Manuel Marroquín


José Manuel Marroquín Ricaurte (Bogotá, 6 de agosto de 1827-ibidem, 19 de
septiembre de 1908) fue un escritor, humanista, estadista y político colombiano.
Fungió como vicepresidente de Colombia entre 1898 y 1900, dando golpe de
estado a su fórmula presidencial y tomando el poder, gracias a un complot con los
miembros de los partidos tradicionales. Fue presidente entre 1900 y 1904, gracias
a un golpe de estado cívico.2
Su gobierno estandarizó las elecciones presidenciales cada 4 años a partir de
1904 a excepción del golpe de estado de 1953. Fue bajo su gobierno que
el departamento de Panamá se separó de Colombia gracias al apoyo militar y
económico de los Estados Unidos. También dio cierre a la Guerra de los Mil
Días que inició unos meses antes de iniciar su gobierno.
Durante su gobierno se firmó el tratado Herrán-Hay, donde Colombia le cedía los
derechos del Itsmo de Panamá a los estadounidenses. También se organizó
el sistema educativo a nivel nacional y se fundó la Academia Colombiana de
Historia.3

Índice

Biografía[editar]
José Manuel Marroquín nació en Santafe de Bogotá, el 6 de agosto de 1827, en el
hogar formado por José María Marroquín y Trinidad Ricaurte Nariño, dueños de la
hacienda Yerbabuena.4
Sus padre murieron cuando aún era un niño, por lo que su educación quedó a
cargo de sus tías. A pesar de ello, el patrimonio familiar le permitió educarse con
calidad. Estudió en la escuela de Mateo Esquaqui, y luego ingresó al Seminario
Conciliar de la Compañía de Jesús en Bogotá, donde cursó literatura y filosofía, a
pesar de que no se graduó como universitario.456
Estudió jurisprudencia en el Colegio de San Bartolomé.
Vicepresidencia[editar]
En las elecciones presidenciales de 1898 es elegido vicepresidente, como fórmula
del octogenario dirigente del Partido Nacional Manuel Antonio Sanclemente. Pese
a lo anterior, Marroquín ejerció la presidencia provisional entre el 7 de agosto y el
3 de noviembre de 1898, mientras el anciano Sanclemente pudo posesionarse.
Sin embargo, cuando Sanclemente recuperó el poder, se mostró conflictuado con
las medidas adoptadas por su vicepresidente, lo cual deribaría en una
conspiración que lo sacaría del poder dos años despúes.7

Gabriel Vargas Santos


Gabriel Vargas Santos fue un militar y político colombiano.
Nacido hacia 1829 en Charalá.1 Combatió en la guerra civil de 1860 y desde
entonces se había mantenido fuera de los campos de batalla.2 Rápidamente se
convirtió en un poderoso caudillo de los llanos de Casanare,3 muy respetado entre
los liberales pero de escaso talento militar.4 Apoyó la rebelión liberal de 1884.5
Al comienzo de la Guerra de los Mil Días estaba retirado de la vida pública, fue la
petición de los principales dirigentes liberales la causa de su unión al
levantamiento en septiembre de 1899.2 Fue nombrado Director Supremo de la
Guerra y Presidente Provisional de Colombia en Pamplona1 el 25 de
noviembre para intentar coordinar a los diferentes caudillos liberales,6 lo que fue
un fracaso porque terminó más preocupado de enfrentar a Rafael Uribe Uribe por
el liderazgo rebelde que en vencer al gobierno conservador.7 Fue uno de los
comandantes principales en la batalla de Palonegro.8
Era apodado «el Gran Viejo» por sus partidarios.1 Murió en Tame el 22 de
junio de 1914.9

Rafael Uribe Uribe


Rafael Víctor Zenón Uribe Uribe (Valparaíso, 12 de abril de 1859 - Bogotá, 16 de
octubre de 1914) fue un abogado, periodista, diplomático y militar colombiano.
Murió asesinado en las afueras del Capitolio Nacional.
Uribe Uribe es más conocido por su ideario político a favor de la instauración de
un socialismo de carácter corporativo y sindicalista en Colombia estructurado y
explicado en 1904, así como por su labor diplomática y a favor de los cafeteros
colombianos en el combate de las enfermedades tales como la roya. Uno de sus
grandes aportes fue, junto con Benjamín Herrera, la fundación de la Universidad
Republicana que más tarde se convertiría en la Universidad Libre de Colombia.
Uribe Uribe combatió en las guerras civiles de 1885, 1895 y 1899, de las cuales
saldría derrotado. Su papel como general estaría marcado por importantes
victorias durante la Guerra de los Mil Días desde el punto de vista táctico como fue
la Batalla de Peralonso, las cuales le dieron una reputación como el principal
general liberal a pesar de no tener la preparación militar de otros como Benjamín
Herrera. Aun así, Uribe Uribe sufrió importantes derrotas al mando de los ejércitos
liberales, como en la batalla de Bucaramanga (1899) y la pérdida de Corozal.
Benjamín Herrera
Biografía[editar]
Benjamín Herrera fue hijo de Bernabé Herrera y de Margarita Cortés. Quedó
huérfano de madre desde temprana edad.2 Fue nombrado telegrafista en la ciudad
de Cúcuta y vivió en carne propia el desastre provocado por el terremoto ocurrido
en mayo de 1875. Allí contraería matrimonio con la María Josefa Villamizar Peralta
hija del expresidente del Estado Soberano de Santander José María Villamizar
Gallardo3. Fruto de su segundo matrimonio nació su hijo Benjamín Herrera Pérez,
abogado, músico y compositor.

Trayectoria político-militar[editar]
Durante la Guerra civil colombiana de 1876-1877, cuando se encontraba
en Popayán estudiando en la Universidad del Cauca, se retiró para vincularse al
ejército liberal que comandaba el gobernador César Conto en contra del Estado de
Antioquia (gobernado por el Partido Conservador), iniciando una carrera militar en
la región, hasta la siguiente guerra civil, en 1885, cuando su partido es derrotado y
decide establecerse en Pamplona.
Desarrolló una amistad con el General Justo Leonidas Durán con quien
organizaría el ejército del Partido Liberal. En 1895 viaja al exterior para reunir
recursos para una nueva campaña militar, frente al gobierno conservador.
Guerra de los Mil Días[editar]
Regresa en 1899 y se convierte en uno de los mayores íconos del Partido Liberal
en la Guerra de los Mil Días, que se extiende hasta 1902. Gracias a sus éxitos en
la toma de Panamá se consagra como estratega militar frente al adalid ideológico
y de discurso, el general Rafael Uribe Uribe; los dos generales se consagrarían
como las principales figuras del Partido Liberal.
Posguerra y Unión Republicana[editar]
Tras el final de la guerra, Herrera es elegido diputado y vicepresidente de la
Asamblea Constituyente de 1905, y desde 1909 ejerce como Senador. Para 1910,
ante la división de los conservadores entre Carlos E. Restrepo y José Vicente
Concha, "bajo la orientación del general Benjamín Herrera", con "el voto de los
republicanos liberales", ganó Restrepo.4
Con Benjamín Herrera a la cabeza, tras la caída de Rafael Reyes Prieto ocurrida
el 9 de junio de 1909, el 3 de noviembre del mismo año se anunció en Bogotá la
creación de la Unión Republicana (Colombia),5 el cual «pretendía alcanzar mayor
independencia frente a liberales y conservadores»6 y estaba «encargado de
predicar el culto a la ley —el culto legalista del santanderismo redivivo—, el
individualismo en oposición al autoritarismo y a la arbitrariedad».7 Por estas
razones, se erigió como su más férreo opositor el Partido Liberal
Colombiano orientado por el senador Rafael Uribe Uribe y el miembro de la
Academia Colombiana de Jurisprudencia José María Quijano Wallis a la cabeza,
quienes entendían «la lucha civil como continuación de la revolución armada».8
La Unión Republicana, cuyo lema era «la paz, el orden y la legitimidad», lo
describió Luis Eduardo Nieto Caballero,9 quien era uno de sus militantes, así:
Con la discreción propia de la clase alta bogotana y la moderación que caracterizó al sector del Partido
Liberal que se alió con Caro a finales del siglo pasado y en la segunda década de éste se unió con un
sector de conservadores para crear el Partido Republicano, solía aclarar que sus planteamientos no
pretendían lanzar ataques para descalificar a la iglesia católica. A quienes cuestionaba era a las
comunidades religiosas que dirigían las escuelas normales por las deficiencias que existían en la
formación del magisterio colombiano y argumentaba que lo hacía motivado por un profundo sentimiento
patriótico.

Luis Eduardo Nieto Caballero

El 15 de septiembre de 1915 Benjamín Herrera fue nombrado Ministro de


Agricultura y Comercio por el Presidente José Vicente Concha como Ministro de
Agricultura «y a continuación se dedicó a hacer un estudio detenido de las
funciones del Ministerio y a planear su estructura en debida forma, ya que se
trataba de un organismo nuevo en la administración... reorganizó con el nombre
de Instituto Nacional de Agronomía, el Instituto Nacional de Agricultura y
Veterinaria... estableció la Escuela de Agricultura Tropical»10
Como Ministro de Agricultura «estimuló las cámaras de comercio, dando apoyo a
las pocas existentes (en Bogotá, Medellín y Manizales) y creando las
de Barranquilla, Bucaramanga, Cali, Cartagena y Cúcuta ... Al río Magdalena le
prestó especial atención».11
Véase también: Separación de Panamá de Colombia

Candidatura presidencial de Herrera[editar]


Para las elecciones presidenciales de 1918 decide apoyar a Guillermo Valencia,
quien es derrotado por Marco Fidel Suárez y finalmente para las elecciones
presidenciales de 1922 decide lanzar su candidatura. Compite con el
conservador Pedro Nel Ospina quien le derrota; pese a la intención de un sector
del partido liberal de promover una nueva confrontación bélica, Herrera opta por
una oposición cerrada y pacífica.

EL MODERNISMO
En la literatura en lengua española, el término modernismo denomina a un movimiento
literario que se desarrolló entre los años 1880-1917, fundamentalmente en el ámbito de
la poesía, que se caracterizó por una ambigua rebeldía creativa, un refinamiento narcisista y
aristocrático, el culturalismo literario y una profunda renovación estética del lenguaje y la
métrica. Se conoce por modernismo a la forma hispánica de la crisis universal de las letras y
del espíritu, que se manifiesta en el arte, la ciencia, la religión y la política. En ciertos aspectos
su eco se percibe en movimientos y en corrientes posteriores.
CARACTERISTICAS
La más amplia considera que el modernismo no es solo un movimiento
literario, sino toda una época y la actitud que le sirvió de base. Conciliando ambas
escrituras, que a su vez se realizan en la estética humana y perspectiva de la
época en sus cambios más radicales, está la revolución industrial que mantiene
una estética diversa en el modernismo.

Las principales características del modernismo son

Una actitud aristocratizante y cierto preciosismo en el estilo, así como la búsqueda


de la perfección formal que se aprecia no sin cierto individualismo. El deseo
innovador que aspiraba a la perfección apreciada en la literatura europea. El culto
a la perfección formal, con poesía serena y equilibrada.
El Modernismo cuenta con un elevado número de escritores en América. Algunos han tenido
verdadera repercusión internacional y otros han quedado reducidos al ámbito nacional. Un
aspecto común fueron los viajes que hicieron, bien por trabajo (muchos fueron diplomáticos),
bien por ampliar sus conocimientos y conocer a otros escritores. Rubén Darío es, sin lugar a
dudas, el más influyente, pero también hay otros que influyeron fuera de sus países de origen.
Algunos autores que participaron de una estética semejante y publicaron en la primera mitad
de la década de 1880, como José Martí, Max Henriquez Ureña, Julián del Casal, Manuel
Gutiérrez Nájera, Salvador Díaz Mirón, Enrique Gómez Carrillo, Manuel González
Prada, Amado Nervo, el colombiano José Asunción Silva, Guillermo Valencia, Enrique
González Martínez y el español Salvador Rueda fueron considerados precursores del
modernismo. La crítica actual los considera autores plenamente modernistas.

José Martí
José Julián Martí Pérez (La Habana, Capitanía General de Cuba; 28 de
enero de 1853-Dos Ríos, Capitanía General de Cuba; 19 de mayo de 1895) fue
un escritor y político de origen cubano.
Político republicano democrático, pensador, periodista, filósofo y poeta cubano,
creador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra del 95 o
Guerra Necesaria, llamada así a la guerra de Independencia de Cuba. No solo
perteneció, sino inició el movimiento literario llamado modernismo.

Manuel González Prada


José Manuel de los Reyes González de Prada y Álvarez de Ulloa, conocido como Manuel
González Prada (Lima, 5 de enero de 1844-Lima, 22 de julio de 1918), fue
un ensayista, pensador, anarquista y poeta peruano. Fue una de las figuras más influyentes
en las letras y la política del Perú de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Pensadores
y políticos como Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui lo tuvieron como
maestro ideológico. También literatos como Abraham Valdelomar y César Vallejo reconocieron
haber sido influenciados por su obra poética.
Proveniente de una familia de raigambre colonial, de niño viajó a Chile al ser desterrado su
padre. Estudió en Valparaíso y de retorno en Lima, cursó estudios en el Seminario de Santo
Toribio, para pasar luego al Convictorio de San Carlos, donde estudió Derecho, pero no lo
concluyó. Se dedicó al periodismo y a la explotación agrícola en la hacienda de su familia.
Durante la guerra contra Chile, participó en la defensa de Lima y peleó en la batalla de
Miraflores. Al producirse la ocupación de Lima por las tropas chilenas, se recluyó en su casa
en señal de protesta (1881-1883). Tras la partida de los invasores, reinició su labor
periodística y desató su ira contra los vicios nacionales que, a su juicio, habían causado el
desastre bélico, utilizando un verbo muy elocuente e incisivo. En 1885 tomó la dirección del
Club Literario, que luego se convirtió en la Unión Nacional, entidad política de principios
radicales. Algunos de sus discursos tuvieron gran resonancia, como el leído en el teatro
Politeama en 1888. A finales de 1891 viajó a Europa, donde permaneció alrededor de siete
años. A su regreso al Perú, persuadido de las ideas anarquistas, reinició sus críticas contra la
corrupción política, identificándose con la clase obrera y con los indígenas. En 1912 se le
confió la dirección de la Biblioteca Nacional en reemplazo de Ricardo Palma. Ejerció dicha
función de 1912 a 1914 y de 1915 a 1918, y en el ejercicio del mismo falleció a causa de un
mal cardíaco.
Casado con Adriana de Verneuil (francesa de nacimiento), tuvo tres hijos, de los cuales solo
sobrevivió el menor, Alfredo González Prada, diplomático y escritor que reunió celosamente
las obras póstumas de su padre, labor que continuó Luis Alberto Sánchez.
En el plano literario se considera a Manuel González Prada el más alto exponente
del realismo peruano. Como poeta, hizo innovaciones que le han ganado el título de
«Precursor del Modernismo americano». Sus poemarios más renombrados
son Minúsculas y Exóticas. Como prosista es considerado uno de los mejores de
Latinoamérica, destacando por sus demoledoras críticas sociales y políticas, condensadas
en Pájinas libres (1894) y Horas de lucha (1908), ensayos donde muestra una creciente
radicalización de sus planteamientos. En particular, todavía se recuerdan sus furibundas
críticas a los políticos que consideraba responsables de la derrota del Perú en la Guerra del
Pacífico, la mayor catástrofe bélica de la historia republicana peruana; en ese sentido fue el
principal impulsor de la leyenda negra de Nicolás de Piérola, leyenda que todavía es difundida
con ahínco por los maestros peruanos. Defendió todas las libertades, incluidas la de culto,
conciencia y pensamiento y se manifestó en favor de una educación laica.

Nació en Lima el 5 de enero de 1844, tal como consta en su partida de bautismo;


anteriormente había corrido la versión falsa del 6 de enero de 1848. Acerca de la fecha del 6
de enero, se debía a que siempre González Prada había celebrado su natalicio en ese día,
fiesta de los Reyes Magos, que parece evocar su nombre: José Manuel de los Reyes. Lo del
año 1848 surgió porque cuando se casó en 1887, consignó en el expediente matrimonial
como de 39 años de edad, cuando en realidad tenía 43, tal vez para no parecer tan mayor que
su novia, de 22 años, según supone Luis Alberto Sánchez.1 n 1

Su padre fue Francisco González de Prada Marrón y Lombera, quien fue vocal de la Corte
Superior de Justicia de Lima y Alcalde de Lima (1857-1858). Su madre fue María Josefa
Álvarez de Ulloa y Rodríguez de la Rosa, hija de Domingo Álvarez de Ulloa e Isabel Rodríguez
de la Rosa y O'Phelan. Su familia descendía del general Jerónimo Marrón de Lombera y
estaba vinculada con el español Antonio de Ulloa.2
Fue bautizado el 8 de enero de 1844, en la Iglesia de San Sebastián, por el canónigo del
cabildo metropolitano de Lima José Manuel Pasquel, siendo sus padrinos el ministro de
Bolivia en Lima, Ildefonso Reyes Cardona y la señora Isabel Rodríguez La Rosa Ulloa.3

Estudios[editar]
En 1855, el presidente Ramón Castilla, ordenó el destierro del padre de González Prada, ya
que este era partidario del derrocado presidente José Rufino Echenique (del que había sido
ministro y vicepresidente). Esto obligó a la familia a trasladarse a Valparaíso, Chile, donde
Manuel asistió al Colegio Inglés dirigido por Mr. Goldfinch y Herr Blühm.4
Al regresar al Perú en 1857, su padre ocupó la alcaldía de Lima y lo inscribió en el Seminario
de Santo Toribio, que abandonó para inscribirse en el Convictorio de San Carlos (que luego
formaría parte de la Universidad de San Marcos), donde inició estudios de Derecho y
Humanidades, los cuales no llegó a terminar.5
En 1863, falleció su padre, que tenía 48 años, siendo enterrado en la Basílica y Convento de
Santo Domingo. Manuel abandonó entonces abruptamente el Convictorio de San Carlos, y
empezó sus tanteos en el terreno de la literatura. Por entonces empezó a dar a luz sus
primeros ensayos y creaciones poéticas, aunque con pseudónimo. En el diario El
Nacional aparecieron artículos suyos de dura crítica y evidente radicalismo, y en El Comercio,
fue publicada su primera letrilla, con fecha del 18 de septiembre de 1867.6
Por esa época escribió una suerte de biografía suya y eliminó la partícula nobiliaria «de» de su
apellido, llamándose desde entonces «González Prada» y ya no «González de Prada», como
era su apellido original. Con ello rompía simbólicamente con el pasado suntuoso de su familia.
Otra de sus rebeldías fue adoptar una peculiar ortografía fonética inspirada en los
principios de Andrés Bello.[cita  requerida]

GENERACION DEL 98
La generación del 981 es el nombre con el que se ha reunido tradicionalmente a un grupo de
escritores, ensayistas y poetas españoles que se vieron profundamente afectados por la crisis
moral, política y social desencadenada en España por la derrota militar en la guerra hispano-
estadounidense y la consiguiente pérdida de Puerto Rico, Guam, Cuba y las Filipinas en 1898.
Todos los autores y grandes poetas englobados en esta generación nacen entre 1864 y 1876.
Se inspiraron en la corriente crítica del canovismo denominada regeneracionismo y ofrecieron
una visión artística en conjunto en La generación del 98. Clásicos y modernos.
Estos autores, a partir del denominado Grupo de los Tres (Baroja, Azorín y Maeztu),
comenzaron a escribir en una vena juvenil hipercrítica e izquierdista que más tarde se
orientará a una concepción tradicional de lo viejo y lo nuevo. Pronto, sin embargo, siguió la
polémica: Pío Baroja y Ramiro de Maeztu negaron la existencia de tal generación, y más
tarde Pedro Salinas la afirmó, tras minuciosos análisis, en sus cursos universitarios y en un
breve artículo aparecido en Revista de Occidente (diciembre de 1935), siguiendo el concepto
de «generación literaria» definido por el crítico literario alemán Julius Petersen; este artículo
apareció luego en su Literatura española. Siglo XX (1949). José Ortega y Gasset distinguió
dos generaciones en torno a las fechas de 1857 y 1872, una integrada
por Ganivet y Unamuno y otra por los miembros más jóvenes. Su discípulo Julián Marías,
utilizando el concepto de «generación histórica», y la fecha central de 1871, estableció que
pertenecen a ella Miguel de Unamuno, Ángel Ganivet, Valle-Inclán, Jacinto Benavente, Carlos
Arniches, Vicente Blasco Ibáñez, Gabriel y Galán, Manuel Gómez-Moreno, Miguel Asín
Palacios, Serafín Álvarez Quintero, Pío Baroja, Azorín, Joaquín Álvarez Quintero, Ramiro de
Maeztu, Manuel Machado, Antonio Machado y Francisco Villaespesa. No incluyó a mujeres,
pero de hecho Carmen de Burgos «Colombine» (1867-1932), Consuelo Álvarez Pool «Violeta»
(1867-1959) y Concha Espina (1869-1955) podrían pertenecer a ella, pues se encuentran en
esa franja de fechas y sus características coinciden.2
La crítica al concepto de generación fue realizada inicialmente por Juan Ramón Jiménez en
un curso dictado en la década de 1950 en la Universidad de Puerto Rico (Río Piedras), y
luego por un importante grupo de críticos que desde Federico de Onís, Ricardo Gullón, Allen
W. Phillips, Ivan Schulman, y termina con las últimas aportaciones de José Carlos
Mainer, Germán Gullón, entre otros. Todos ellos han puesto en duda la oposición del concepto
de generación del 98 y de modernismo.

Nómina[editar]
Formado inicialmente por el llamado Grupo de los Tres (Baroja, Azorín y Maeztu), entre los
integrantes más significativos de este grupo podemos citar a Ángel Ganivet, Miguel de
Unamuno, Enrique de Mesa, Ramiro de Maeztu, Azorín, Antonio Machado, los
hermanos Pío y Ricardo Baroja, Ramón María del Valle-Inclán y el filólogo Ramón Menéndez
Pidal. Algunos incluyen también a Vicente Blasco Ibáñez, que por su estética puede
considerarse más bien un escritor del naturalismo, y también al dramaturgo Jacinto
Benavente. No debe incluirse a José Ortega y Gasset, que es considerado casi unánimemente
como perteneciente a la generación del 14.[cita  requerida]
Artistas de otras disciplinas pueden también considerarse dentro de esta estética, como por
ejemplo los pintores Ignacio Zuloaga y Ricardo Baroja, también escritor este último. Entre los
músicos destacan Isaac Albéniz y Enrique Granados.
Miembros menos destacados (o menos estudiados) de esta generación fueron Ciro
Bayo (1859-1939), los periodistas, ensayistas y narradores Manuel Bueno (1874-1936), José
María Salaverría (1873-1940) y Manuel Ciges Aparicio (1873-1936), Mauricio López-
Roberts, Luis Ruiz Contreras (1863-1953), Rafael Urbano (1870-1924) y muchos otros.
La mayoría de los textos escritos durante esta época literaria se produjeron en los años
inmediatamente posteriores a 1910 y están siempre marcados por la autojustificación de los
radicalismos y rebeldías juveniles (Machado en los últimos poemas incorporados a Campos
de Castilla, Unamuno en sus artículos escritos durante la I Guerra Mundial o en la obra
ensayística de Pío Baroja).

Retrato de Pío Baroja.

Benavente y Valle-Inclán presidían tertulias en el Café de Madrid; las frecuentaban Rubén


Darío, Maeztu y Ricardo Baroja. Poco después Benavente y sus seguidores se fueron a
la Cervecería Inglesa, mientras que Valle-Inclán, los hermanos Machado, Azorín y Pío Baroja
tomaban el Café de Fornos. El ingenio de Valle-Inclán le llevó luego a presidir la del Café Lyon
d'Or y la del nuevo Café de Levante, sin duda alguna la que congregó a mayor número de
participantes.

Libros de memorias[editar]
No fueron muy aficionados los autores del 98 a hablar de sus compañeros. Pío Baroja dejó
bastantes recuerdos de ellos en dos libros de memorias, Juventud, egolatría (1917) y los siete
volúmenes póstumos Desde la última vuelta del camino. Ricardo Baroja hizo lo propio
en Gente del 98 (1952). Unamuno dejó varios textos autobiográficos sobre su juventud, pero
pocos sobre su edad madura.
Características[editar]
Los autores de la generación mantuvieron, al menos al principio, una estrecha amistad y se
opusieron a la España de la Restauración; Pedro Salinas ha analizado hasta qué punto
pueden considerarse verdaderamente una generación historiográficamente hablando. Lo
indiscutible es que comparten una serie de puntos en común:

 Distinguieron entre una España real miserable y otra España oficial falsa y aparente.


Su preocupación por la identidad de lo español está en el origen del llamado debate sobre
el ser de España, que continuó aún en las siguientes generaciones.
 Sienten un gran interés y amor por la Castilla de los pueblos abandonados y
polvorientos; revalorizan su paisaje y sus tradiciones, su lenguaje castizo y espontáneo.
Recorren las dos mesetas escribiendo libros de viajes, resucitan y estudian los mitos
literarios españoles y el romancero.
 Rompen y renuevan los moldes clásicos de los géneros literarios, creando nuevas
formas en todos ellos. En la narrativa, la nivola unamuniana, la novela impresionista y
lírica de Azorín, que experimenta con el espacio y el tiempo y hace vivir al mismo
personaje en varias épocas; la novela abierta y disgregada de Baroja, influida por
el folletín, o la novela casi teatral y cinematográfica de Valle-Inclán. En el teatro,
el esperpento y el expresionismo de Valle-Inclán o los dramas filosóficos de Unamuno.
 Rechazan la estética del realismo y su estilo de frase amplia, de elaboración retórica y
de carácter menudo y detallista, prefiriendo un lenguaje más cercano a la lengua de la
calle, de sintaxis más corta y carácter impresionista; recuperaron las palabras
tradicionales y castizas campesinas.
 Intentaron aclimatar en España las corrientes filosóficas del irracionalismo europeo, en
particular de Friedrich Nietzsche (Azorín, Maeztu, Baroja, Unamuno), Arthur
Schopenhauer (especialmente en Baroja), Sören Kierkegaard (en Unamuno) y Henri
Bergson (Antonio Machado).
 El pesimismo3 es la actitud más corriente entre ellos y la actitud crítica y
descontentadiza les hace simpatizar con románticos como Mariano José de Larra, al que
dedicaron un homenaje y Carmen de Burgos, una biografía.
 Ideológicamente comparten las tesis del regeneracionismo, en particular de Joaquín
Costa, que ilustran de forma artística y subjetiva.

 Ofrecen un carácter subjetivo en sus obras. La subjetividad toma mucha importancia


en la generación del 98 y en el modernismo.

También podría gustarte