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Acción Psicológica

ISSN: 1578-908X
accionpsicologica@psi.uned.es
Universidad Nacional de Educación a
Distancia
España

Oliva Delgado, Alfredo


APEGO EN LA ADOLESCENCIA
Acción Psicológica, vol. 8, núm. 2, julio-, 2011, pp. 55-65
Universidad Nacional de Educación a Distancia
Madrid, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=344030766005

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A. OLIVA DELGADO / ACCIÓN PSICOLÓGICA, julio 2011, vol. 8, n.o 2, 55-65. ISSN: 1578-908X 55

APEGO EN LA ADOLESCENCIA

ATTACHMENT DURING ADOLESCENCE

Alfredo olivA delgAdo


Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación
Universidad de Sevilla

Resumen Abstract

La utilización de la teoría del apego para en- The use of attachment theory to under-
tender algunos de los cambios que se producen stand some of the changes that occur during
durante la adolescencia es cada vez más fre- adolescence is becoming increasingly com-
cuente. En este artículo se analizan, a la luz de mon. In this paper we analyze in the light of
esta teoría, los cambios que tienen lugar tras la this theory the changes that take place after pu-
pubertad en las relaciones con los padres y con berty in the adolescent’s relationships with par-
los iguales, y el surgimiento de las relaciones ents and peers, and the emergence of romantic
de pareja. Los distintos modelos de apego cons- relationships. The different patterns of attach-
truidos en la primera infancia van a servir para ment constructed in early childhood will be
predecir en gran medida cómo se desarrollan predict a lot about how these relational process-
estos procesos relacionales. Así, la evidencia in- es develop.Thus, the empirical evidence re-
dica que los chicos y chicas con modelos segu- viewed indicates that boys and girls with secure
ros van a resolver mejor la tarea de conseguir models best resolved the task of getting emo-
autonomía emocional de sus padres, y también tional autonomy from their parents and also
presentan un mejor desempeño en las relaciones show a better competence for friendly and ro-
amistosas y románticas. Por el contrario, los mantic relationships. By contrast, preoccu-
adolescentes preocupados/ambivalentes y auto- pied/ambivalent and dismissing/avoidant ado-
suficientes/evitativos no sólo muestran más di- lescents not only present more difficulties in
ficultades relacionales, sino también un mayor relationships, but also may have an
desajuste emocional y comportamental. Muchos increased emotional and behavioral maladjust-
de los problemas que presentan estos sujetos ment. Many of the problems with these sub-
inseguros están relacionados con sus limitacio- jects are related to unsafe limitations in emo-
nes en la capacidad de regulación emocional tional regulation capacity is strongly influenced
que se ve muy influida por la seguridad en el by the security of attachment established in
vínculo de apego establecido en la infancia. childhood.

Palabras claves: teoría del apego, adoles- Key words: attachment theory, adolescence,
cencia, relaciones con padres, relaciones con parents-adolescent relationships, peer relation-
iguales ships

Artículo recibido: 00/00/2011


Artículo aceptado: 00/00/2011
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Nacida en los años 50 para explicar las re- lentes a los inseguros ambivalentes, y sujetos au-
laciones que se establecen en la infancia entre tosuficientes o evitativos (dismissing). Algunos
el niño y sus cuidadores durante la primera in- estudios encuentran una cuarta categoría: sujetos
fancia, la teoría del apego ha ido expandiéndose no resueltos, que serían el equivalente del apego
en las últimas décadas, tanto a la compresión inseguro desorganizado/desorientado.
de otro tipo de relaciones (hermanos, amigos,
pareja) como a etapas evolutivas posteriores. Además del AAI, existen algunos cuestiona-
Una de estas etapas es la adolescencia, momen- rios que bien preguntan al adolescente por el
to de profundas transformaciones cognitivas, recuerdo del trato recibido de sus padres en la
emocionales y sociales que van a tener una re- infancia, como sería el caso del Parental Bon-
percusión directa sobre el significado y expre- ding Instrument (Parke, Tupling y Brown, 1979),
sión de los procesos de apego. Así, el surgimien- o bien lo hacen sobre las relaciones actuales
to del pensamiento formal va a poner a con los iguales o, sobre todo, con la pareja
disposición del adolescente una potente herra- (Brennan, Clark y Shaver, 1998; Hazan y Shaver,
mienta cognitiva que le va a permitir razonar 1987; Bartholomew y Horowitz, 1991), por con-
con una mayor complejidad sobre sus relacio- siderar que las relaciones románticas pueden
nes con las figuras de apego, ya sea para pensar ser interpretadas como genuinas relaciones de
en alternativas, compararlas con otras figuras apego. Mientras que el AAI se centra en aspectos
o desidealizarlas y contemplarlas de forma más menos conscientes de los modelos representa-
realista (Allen, 2008). Es en este periodo cuando cionales de apego (estados de mente), estos
el sistema de apego podrá ser considerado como cuestionarios evalúan aspectos más conscientes,
una organización global, única e integrada sur- incluyendo actitudes, sentimientos y conductas
gida a partir de la reflexión sobre las experien- referidos a relaciones íntimas específicas (McEl-
cias relacionales previas, que mostrará estabi- haney, Allen, Stephenson y Hare, 2009).
lidad y que predecirá el comportamiento del
adolescente dentro y fuera de la familia.
Distanciamiento de los padres y bús-
Estos avances hacen posible acceder a los queda de autonomía
modelos representaciones de las relaciones de
apego mediante procedimientos de evaluación Tal vez sea éste uno de los procesos evolu-
diferentes a los usados en la infancia, que estaban tivos sobre los que existe mayor evidencia em-
centrados en la observación de la conducta del pírica, pues disponemos de abundantes datos
niño y su cuidador principal en una situación ex- que indican una disminución durante la ado-
perimental. A partir de la adolescencia los mé- lescencia de la cercanía emocional, las expre-
todos empleados tratan de capturar los modelos siones de afecto (Collins y Repinski, 2001), la
cognitivos de las relaciones y consideran al apego cantidad de tiempo que padres e hijos pasan
como un constructo intrapsíquico característico juntos (Larson, Richards, Moneta, Holmbeck ,y
del sujeto. El Adult Attachment Interview (AAI) Duckett, 1996) y un aumento de la necesidad
es el instrumento más utilizado, y consiste en de privacidad (Steinberg y Silk, 2002). La co-
una entrevista, muy parecida a la usada con adul- municación también suele experimentar un li-
tos, en la que se pregunta al sujeto por el recuer- gero deterioro en torno a la pubertad, ya que
do de las experiencias de apego durante su in- en esta etapa chicos y chicas hablan menos es-
fancia, así como su valoración de estas pontáneamente de sus asuntos, las interrupcio-
experiencias. No se trata de evaluar las experien- nes son más frecuentes y la comunicación se
cias objetivas del sujeto sino la interpretación y hace más difícil (Parra y Oliva, 2007). Por otra
elaboración que hace de las mismas y la regula- parte, las discusiones y conflictos entre padres
ción del afecto suscitado al rememorar recuerdos e hijos pasan a formar parte de la vida cotidiana
que pueden tener una importante carga emocio- en familia, especialmente durante la adolescen-
nal. A través de este procedimiento se obtienen cia temprana (Collins y Steinberg, 2006).
tres tipos distintos de modelos o estados mentales
en relación al apego: sujetos seguros o autóno- Algunos estudios que han analizado los pro-
mos, sujetos preocupados, que son los equiva- cesos de apego durante la adolescencia también
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han encontrado indicadores claros de este dis- Es probable que en estas familias el proceso
tanciamiento, aumentando con la edad el nú- sea menos problemático porque estos chicos y
mero de adolescentes que expresan más senti- chicas tienen la confianza de que a pesar de los
mientos de rechazo y menos manifestaciones desacuerdos la relación con sus padres se man-
de afecto positivo cuando hablan acerca de las tendrá intacta, ya que es más fácil y seguro dis-
relaciones con sus padres en el AAI (Ammaniti, cutir con los padres cuando se sabe que se po-
van Ijzendoorn, Speranza, y Tambelli, 2000; drá seguir contando con ellos (Scharf y
Scharf, Mayseless, y Kivenson-Baron, 2004). Mayselles, 2007). Algunos estudios han encon-
trado que estos padres suelen mostrar una ma-
Todos estos procesos no son sino consecuen-
yor sensibilidad ante los estados emocionales
cias de la búsqueda de autonomía por parte del
de sus hijos, bien porque esta sensibilidad pa-
chico o la chica adolescente, y reflejan el choque
rental sea un predictor de la seguridad en el
entre la necesidad de apoyo parental en un mo-
apego, bien porque estos adolescentes seguros
mento en el que tienen que afrontar muchas ta-
comunican a sus padres sus estados emociona-
reas evolutivas, y la exigencia de exploración
les de forma más frecuente y precisa (Allen et
que requiere la resolución de dichas tareas. El
al., 2003; Becker- Stoll, Delius, y Scheitenberger,
adolescente ha de alcanzar un equilibrio entre
2001). En definitiva, parece evidente que la se-
dichas necesidades, que no son sino la conti-
guridad en el modelo de apego favorece un dis-
nuación, en un nuevo escenario, de la pugna
tanciamiento de los padres más saludable, por
entre los sistemas de apego y exploración. Al
lo que no es extraño que estos adolescentes
igual que ocurría con los niños pequeños en la
muestren un mejor ajuste a la tarea evolutiva
Situación del Extraño, los adolescentes mostra-
de abandonar el hogar para asistir al college
rán una mayor tendencia a la exploración cuan-
(Bernier, Larose, y Whipple, 2005).
do sientan que sus padres están disponibles y
les muestran su apoyo. De hecho, y aunque chi- Sin embargo, el distanciamiento emocional
cos y chicas aumentan sus conductas explora- de los padres puede resultar especialmente es-
torias y reducen las manifestaciones abiertas de tresante en aquellas familias con adolescentes
apego en su tránsito a la adolescencia, la ma- inseguros. En estos casos la búsqueda de auto-
yoría disfrutan de relaciones cálidas y estrechas nomía puede ser experimentada como una ame-
con sus padres, necesitan su respeto y aprecio, naza para la autoridad paterna o materna y para
y en condiciones de estrés tornan a sus padres, la relación parento-filial, y tanto los adolescen-
que continuarán siendo importantes figuras de tes como sus padres pueden verse abrumados
apego, incluso durante la adultez emergente por la fuerte carga afectiva suscitada por sus
(Delgado y Oliva, 2011; Scharf y Mayselles, conflictos y desacuerdos (McElhaney et al.,
2007). 2009). Cuando se trata de adolescentes evitati-
vos o autosuficientes, será más frecuente que
También es de esperar que aparezcan dife-
las discusiones se resuelvan de forma poco pro-
rencias individuales en la forma en que el ado-
ductiva y que tiendan a evitar soluciones nego-
lescente resuelve la tarea de distanciarse emo-
ciadas, siendo la retirada del conflicto la estra-
cionalmente de sus padres, que puede resultar
tegia más frecuente. Así, la menor implicación
más complicada en el caso de aquellos chicos y
afectiva con las figuras de apego que suelen
chicas con modelos de apego inseguro. De he-
mostrar estos sujetos será un hándicap para la
cho, uno de los hallazgos más consistentes de
resolución de la tarea de renegociar las relacio-
la literatura empírica es que los adolescentes
nes parento-filiales, y más que reajustar la re-
con modelos de apego seguro manejan los con-
lación para atender sus nuevas necesidades de
flictos con sus padres implicándose en discu-
autonomía a la vez que se mantiene un vinculo
siones en las que ambas partes tienen la opor-
positivo, estos chicos y chicas tenderán a recha-
tunidad de expresar sus pensamientos, y que
zar y cortar la relación con sus padres (Allen y
tratan de encontrar soluciones a sus desacuer-
Land, 1999).
dos mediante fórmulas que equilibren sus ne-
cesidades de mayor autonomía con esfuerzos En cuanto a los sujetos preocupados, será
por preservar una buena relación con sus padres más frecuente la implicación en discusiones
(Allen, 2008 ). muy intensas e improductivas que terminan mi-
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nando la autonomía del adolescente. Por otra de un buen amigo (Scharf y Mayseless, 2007).
parte, estos sujetos tienden a sobredimensionar En un estudio realizado por Zeifman y Hazan
los problemas en sus relaciones familiares, al (2008) sobre niños y adolescentes, se observó
menos por encima de lo que suelen percibir sus que de los cuatro componentes del apego (bús-
propios padres o los iguales. Estas dificultades queda de proximidad, apoyo emocional, ansie-
suelen mantenerse a lo largo de toda la adoles- dad ante la separación y base segura), durante
cencia, lo que suele entorpecer la resolución de la adolescencia los iguales iban asumiendo un
algunas tareas relacionadas con la autonomía papel fundamental en los dos primeros, mien-
personal. En este caso, más que rechazar a sus tras que padres y madres continuaban aún sien-
cuidadores pueden permanecer excesivamente do figuras importantes en los dos restantes.
atados a ellos, de ahí las dificultades que expe-
rimentarán en el logro de la autonomía (Allen Este cambio supone una transformación de
y Land, 1999). la relación de apego jerárquica propia de la ni-
ñez, en la que el niño recibe cuidados de sus
Evidentemente, no es fácil determinar el sen- padres, a una relación horizontal, en la que am-
tido de la influencia entre los modelos de apego bos dan y reciben cuidados, y que estará mar-
del adolescente y sus relaciones familiares, ya cada en sus inicios por una excesiva dependen-
que si bien es posible que estos modelos cons- cia emocional de los iguales (Hartup, 1993).
truidos a lo largo de la infancia afecten a las re- Como han encontrado numerosos estudios, los
laciones familiares presentes y a la resolución inicios de la adolescencia suelen estar caracte-
de tareas relativas al logro de autonomía, tam- rizados por un aumento de la conformidad ante
bién es más que probable que las pautas de in- la presión del grupo, lo que en algunos casos
teracción establecidas con sus padres durante puede resultar disfuncional y llevar al adoles-
la adolescencia predigan cambios en los mode- cente a una mayor implicación en algunos com-
los de apego previamente establecidos. portamientos de riesgo (Brown, Clasen, y Ei-
cher, 1986) . Los esfuerzos que el niño realizaba
para conseguir la aprobación de sus padres se-
Apego y relaciones con los iguales rán sustituidos tras la pubertad por los intentos
de agradar a los iguales, ya que las necesidades
El distanciamiento con respecto a los padres de apoyo no cambian demasiado pues sólo lo
suele ir emparejado a una mayor vinculación hacen las figuras que lo proporcionan.
con los iguales, ya que estas relaciones irán ga- Como han señalado Scharf y Mayseless
nando en intimidad, reciprocidad y apoyo emo- (2007), este proceso normativo de acercamiento
cional hasta convertirse de forma gradual en al grupo de iguales cumple tres funciones dife-
auténticas relaciones de apego que cumplirán rentes. En primer lugar ayuda al adolescente a
muchas de las funciones que anteriormente asu- relajar los lazos con los padres y a conseguir
mían los padres (Collins y Laursen, 2000). Así, cierta autonomía emocional. En segundo lugar,
la evidencia empírica indica que declina la per- es una experiencia en relaciones igualitarias que
cepción de los padres como principal fuente de le va a preparar el camino para el comienzo de
apoyo mientras que aumenta el apoyo recibido las relaciones de pareja. Y, en tercer lugar, va a
de los amigos (Collins y Steinberg, 2006). A par- suponer una diversificación de la inversión emo-
tir de la pubertad los iguales desempeñan un cional en distintas figuras de apego, lo que pue-
importante papel a la hora de proporcionar sen- de resultar muy útil en situaciones de estrés en
timientos de seguridad y de ayudar a regular el que algunas de estas figuras pudieran no estar
estrés en situaciones de dificultad. Algunas ca- disponibles.
racterísticas propias de las relaciones de apego,
como la búsqueda de proximidad y de apoyo Los modelos de apego construidos en la in-
emocional, están presentes en las relaciones de fancia también van a guardar relación con los
amistad. Además, chicas y chicos, se sentirán vínculos que el adolescente establezca con los
más seguros y confiados a la hora de afrontar compañeros. Es importante la evidencia empí-
situaciones nuevas, como el inicio de las rela- rica que ha hallado relación entre la seguridad
ciones de pareja, cuando lo hacen en compañía en el apego y la competencia mostrada en las
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relaciones con los iguales. Así, algunos estudios pubertad impulsan al adolescente a la búsqueda
encuentran que los adolescentes con modelos de una relación con un igual, generalmente de
seguros se muestran más cómodos en las inte- su mismo sexo y edad, en la que estarán impli-
racciones afectivas íntimas propias de las rela- cados los sistemas reproductivos y de apego.
ciones de amistad (Allen et al., 2007; Sroufe, Estas primeras relaciones de pareja son muy
Egeland, Carlson, y Collins, 2005), probable- importantes para la vida social y emocional de
mente porque estos sujetos suelen manejar me- chicos y chicas, pues en ellas aprenden a inte-
jor sus reacciones emocionales en situaciones ractuar con personas de distinto sexo, se divier-
estresantes. Aunque algunos investigadores han ten, obtienen satisfacción sexual y mejoran su
sugerido que la seguridad en el apego es más prestigio ante el grupo de iguales, sobre todo
determinante del funcionamiento en relaciones cuando son vistos con una pareja muy deseable.
íntimas que en relaciones con iguales menos Por ello, no es extraño que para sus primeras
cercanos afectivamente, existen datos que apo- citas, chicos y chicas prefieran parejas que ten-
yan la influencia de seguridad del adolescente gan mucho prestigio y sean muy valoradas por
con medidas globales de competencia social ta- sus compañeros.
les como la popularidad y la aceptación social
(Allen et al., 2007). Furman y Wehner (1994) argumentaron que
las relaciones de pareja durante la adolescencia
En cambio, los adolescentes con modelos pueden servir para satisfacer cuatro tipo de ne-
inseguros evitativos suelen mostrar una comu- cesidades: sexuales, de afiliación, de apego y de
nicación distorsionada y unas expectativas ne- dar y recibir cuidados. Sin duda, las primeras
gativas con respecto a los demás que les crean relaciones que establecen los adolescentes ser-
problemas en el funcionamiento social (Cassidy, virán para colmar fundamentalmente las nece-
Kirsh, Scolton y Parke, 1996). Además, su ma- sidades sexuales y las afiliativas (compañía y di-
lestar en las relaciones interpersonales les lle- versión), pero, en la medida en que vaya
vará a mantenerse alejados emocionalmente de transcurriendo la adolescencia estas relaciones
aquellos iguales que podrían llegar a ser amigos serán más estables, y la pareja irá ascendiendo
íntimos, por lo que suelen ser evaluados como en la jerarquía de figuras de apego. Así, durante
más hostiles y distantes (Larose y Bernier, la adolescencia tardía y la adultez temprana las
2001). Cuando se trata de chicos o chicas am- relaciones de pareja empezarán a satisfacer ne-
bivalentes o preocupados, los resultados son cesidades de apoyo y de cuidados (Scharf y
menos contundentes. Por una parte, su interés Mayseless, 2001).
por la intimidad y la búsqueda de apoyo hará
que presenten un mejor desempeño social que De acuerdo con algunos autores (Scharf y
los autosuficientes. Pero, por otra parte, les pre- Mayseless, 2007), la creación de un vínculo es-
dispondrá a sentirse muy ansiosos acerca de table con una pareja sexual, que reemplace de-
cómo actuar en las relaciones íntimas y sobre finitivamente a los padres a la cabeza de la je-
la disponibilidad y apoyo de los demás. Por ello, rarquía de figuras de apego, sería la meta final
aunque estos adolescentes muestran una orien- del curso evolutivo del sistema de apego. Es
tación hacia los demás y mucho interés por las cierto que si bien la formación de vínculos de
relaciones sociales, su excesiva ansiedad les lle- apego con los cuidadores en la infancia resulta
vará a un pobre desempeño en ellas (Seiffge- fundamental para la supervivencia del indivi-
Krenke, 2006). duo, su importancia parece disminuir en la ado-
lescencia y adultez. Existen datos abundantes
que indican que las personas que disfrutan de
Relaciones de pareja relaciones de pareja estables y satisfactorias vi-
ven más y muestran un mayor bienestar, y que
Aunque existen diferencias individuales, la la función protectora de estas relaciones de ape-
mayoría de las chicas y chicos empiezan a tener go se mantiene tras la pubertad. Sin embargo,
sus primeras citas en la adolescencia temprana. también resulta evidente que su importancia
Como Ainsworth (1989) había señalado, los para la supervivencia es menor que en la infan-
cambios hormonales y cognitivos propios de la cia (Diamonds y Hicks, 2004).
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De forma similar a lo que ocurría con las dad en las relaciones que les llevará a manifes-
amistades íntimas, estas relaciones románticas tar mucha inseguridad y celos injustificados, los
van a verse influidas por el tipo de apego esta- adolescentes evitativos o autosuficientes tende-
blecido con los padres. Según esta línea de in- rán a rehuir el compromiso emocional y a mos-
vestigación, las diferencias individuales en el es- trarse fríos y distantes en sus relaciones de pa-
tablecimiento de relaciones de pareja estarán reja, mostrando también una iniciación sexual
muy determinadas por el modelo representacio- más precoz y una mayor promiscuidad. Como
nal construido a partir de las experiencias in- algunos autores han sugerido, la continuidad
fantiles. En efecto, las relaciones de pareja guar- que se observa entre el apego en la infancia y
dan mucha similitud con las relaciones entre estos comportamientos sexuales puede obedecer
madre e hijo, en el sentido de que se trata de a que esta autosuficiencia resulta más adapta-
relaciones muy íntimas y con contactos físicos tiva en contextos y situaciones difíciles, y habría
estrechos. No obstante, no hay que olvidar que una continuidad entre el establecimiento de un
las relaciones de pareja muestran otras carac- apego inseguro evitativo, una pubertad e inicia-
terísticas como la colaboración, la afiliación, o ción sexual precoces, y unas estrategias repro-
las interacciones simétricas, que no están pre- ductivas cuantitativas, caracterizadas por la pro-
sentes en las relaciones del niño con sus padres. miscuidad (Belsky, 1999).
Así, aunque el modelo representacional de la re-
lación con los padres constituya la principal
contribución al establecimiento de relaciones Modelos de apego y ajuste adolescente
íntimas, las relaciones de amistad también ha-
rán su aportación. Además, la experiencia del En las líneas anteriores se ha hecho referen-
chico o chica en estas relaciones románticas cia a la importancia que los modelos de apego
irán modificando continuamente los modelos construidos a partir de las experiencias infanti-
representacionales construidos. Por ejemplo, les con los cuidadores tienen para el estableci-
aunque un chico tenga una relación de apego miento de las relaciones con los iguales, sin em-
seguro con sus padres, si es rechazado repeti- bargo, esta influencia no se limita al mundo
damente en sus relaciones de pareja, difícilmen- relacional, y afecta a otras esferas del compor-
te podrá seguir manteniendo la seguridad en los tamiento y de la salud mental del adolescente.
vínculos. Lo contrario también será posible, una Como algunos investigadores han sugerido, las
chica que haya construido un modelo inseguro dificultades que muestran los sujetos inseguros
a partir de sus experiencias infantiles podrá evo- en sus relaciones interpersonales pueden deber-
lucionar hacia un modelo seguro si encuentra se a su incomodidad a la hora de manejar sus
en sus relaciones de pareja el apoyo emocional reacciones emocionales en situaciones difíciles
y la sensibilidad hacia sus necesidades que es- (Zimmermann, Maier, Winter y Grossmann,
tuvieron ausentes en su relación con los proge- 2001). La evidencia disponible acerca de la aso-
nitores. ciación entre apego, regulación emocional
Al igual que ocurría en las relaciones de afrontamiento indica que lo que diferencia a los
amistad, serán los adolescentes con modelos de adolescentes seguros de los inseguros es su ca-
apego seguro quienes tendrán más facilidad pacidad para percibir, etiquetar, expresar y re-
para el establecimiento de relaciones románti- gular sus emociones. Así, algunos estudios que
cas. Algunos estudios observacionales de parejas han usado tanto el AAI como cuestionarios au-
en interacción indican que los sujetos seguros toaplicables han encontrado que los adolescen-
se implican en intercambios más positivos, ofre- tes con modelos seguros muestran más interés,
cen más apoyo emocional, aceptan más el con- claridad y exactitud en la expresión de sus emo-
tacto físico, muestran más satisfacción y com- ciones (Ducharme, Doyle y Markiewitcz, 2002;
promiso y tienen menos conflictos. Además, Zimmermann et al., 2001).
tienden a emparejarse con otros sujetos con
En términos generales, los adolescentes con
apegos seguros (Simpson, 1999).
modelos seguros suelen presentar los mejores
Mientras que los sujetos inseguros ambiva- recursos, competencias y contextos familiares
lentes o preocupados mostrarán mucha ansie- para lidiar con las tareas evolutivas propias de
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la edad. Así, son considerados por los iguales o cuando son negativas, que suelen afrontar ig-
por observadores externos como menos ansio- norándolas, siendo muy extraño que busquen
sos, menos hostiles y con más autoestima que apoyo emocional cuando se sienten angustiados
sus compañeros inseguros (Allen et al., 2002). (Seiffge-Krenke, 2006). A diferencia de lo que
También suelen usar mejores estrategias de ocurre con los adolescentes preocupados, los
afrontamiento de problemas (Scharf et al., procesos de idealización asociados a los mode-
2004), muestran mejor disposición hacia el los representacionales autosuficientes hacen
aprendizaje (Larose, Bernier y Tarabulsy, 2005) poco probable que estos chicos y chicas tengan
y manejan mejor las situaciones estresantes que un concepto negativo de sí mismos, aunque sí
son frecuentes en la adolescencia (Seiffe-Krenke de los demás. Por ello, algunos estudios encuen-
y Beyers, 2005). tran que mientras que los adolescentes preocu-
pados suelen tener baja autoestima, los autosu-
En cambio, los adolescentes con modelos ficientes no se diferencian demasiado de los
inseguros caracterizados por la ambivalencia o seguros (Cooper, Shaver, y Collins, 1998; Scharf,
preocupación suelen mostrar elevados niveles Mayseless, y Kivenson-Baron, 2004).
de afectividad negativa, junto a una escasa ca-
pacidad para su regulación, por lo que suelen Estos chicos y chicas suelen presentar las
verse desbordados con frecuencia por sus emo- tasas más altas de trastornos de conducta y con-
ciones. No es extraño que presenten una alta sumo de sustancias (Brown y Wright, 2003). Al-
prevalencia de ansiedad, depresión y estrés du- gunos estudios longitudinales han encontrado
rante los momentos de transición evolutiva (Ber- que las estrategias evitativas estaban asociadas
nier et al, 2005), lo que se traduce en muchas a incrementos en las conductas antisociales y
dificultades en la resolución de las tareas pro- delictivas a lo largo de la adolescencia (Allen et
pias de la adolescencia (Seiffe-Krenke y Beyers, al., 2007), a menos habilidades sociales (Allen,
2005). La visión de sí mismos relativamente ne- Marsh et al., 2002), a estrategias de afronta-
gativa que tienden a mostrar estos sujetos hace miento evitativas (Seiffe-Krenke y Beyers, 2005)
que puntúen bajo en medidas de autoestima. y a trastornos de la alimentación (Cole-Derke y
Kobak, 1996). A diferencia de los adolescentes
También es frecuente que presenten proble- preocupados, los autosuficientes se muestran
mas comportamentales, aunque en menor me- poco sensibles a las influencias familiares. Por
dida que los problemas internalizantes. Pero uno ejemplo, aunque el control parental es una es-
de los resultados más interesantes de algunos trategia muy eficaz para prevenir el comporta-
estudios son los referidos al efecto de modera- miento antisocial no suele tener buenos resul-
ción que ejerce el contexto social sobre la rela- tados con adolescentes evitativos (Allen et al.,
ción entre preocupación y desajuste. En efecto, 1998).
los adolescentes ambivalentes tienden a presen-
tar muchos problemas de conducta (consumo
de sustancias, actividad delictiva) sólo cuando
tienen contextos familiares y comunitarios de
Continuidad desde la infancia hasta la
riesgo. En cambio, cuando están expuestos a re-
adolescencia
laciones sociales y familiares positivas suelen
mostrar resultados conductuales mucho más fa- Existen datos que indican cierta continuidad
vorables similares a los de los adolescentes se- entre los modelos de apego construidos en la
guros (McElhaney, Immele, Smith, y Allen, infancia y los manifestados en la adolescencia,
2006). Como Allen (2007) ha sugerido, la hipe- como hemos tenido de comentar al referirnos
ractivación emocional propia de los adolescentes a la influencia de los modelos de apego cons-
preocupados les lleva a mostrase extremadamen- truidos en la infancia sobre las relaciones con
te sensibles al contexto social, lo que explicaría los amigos y con la pareja durante la adolescen-
estos efectos de moderación. cia. No obstante, los resultados de algunos es-
tudios longitudinales que han correlacionado
Finalmente, los adolescentes autosuficientes los tipos de apego infantil, evaluados mediante
también presentan problemas en la percepción la Situación del Extraño, y los estados mentales
y comunicación de las emociones, sobre todo mostrados en el AAI por esos mismos sujetos
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tras la pubertad presentan resultados más bien gulación emocional más global y más desarro-
modestos. Aunque la continuidad entre ambas llado que la organización de la conducta infantil
medidas suele ser importante cuando las cir- de apego con un cuidador, como hace la Situa-
cunstancias contextuales son estables y favora- ción del Extraño. Y es que es más que probable
bles, tienden a disminuir e incluso desaparecer que el sistema infantil de apego evolucione a lo
cuando se producen cambios importantes en largo de la infancia y adolescencia hacia algo
las condiciones de crianza (Hamilton, 2000; más complejo y de mayor alcance: un sistema
Weinfield, Sroufe y Egeland, 2000), en las con- de regulación de las emociones.
ductas parentales relacionadas con el apego
(Belsky y Fearon, 2002) o cuando los adolescen-
Resulta evidente que las conductas de bús-
tes deben hacer frente a situaciones especial-
queda de proximidad de las figuras de apego
mente estresantes (Allen et al., 2004). Por otra
que manifiestan los niños pequeños en situa-
parte, y como ya hemos comentado, la expe-
ciones de malestar o peligro cumplen una fun-
riencia en la relación con los iguales o con la
ción evidente de cara a su supervivencia, y tam-
pareja a lo largo de estos años también podrían
bién es incuestionable que con la llegada de la
explicar la discontinuidad en la seguridad del
adolescencia las amenazas reales para la segu-
modelo de apego.
ridad disminuyen claramente. Sin embargo, a
Otra explicación posible a esa escasa conti- pesar de su mayor autonomía, chicos y chicas
nuidad ha sido sugerida por Allen y Manning siguen necesitando a sus figuras de apego de
(2007), y se refiere a lo que realmente parece cara a la regulación de sus emociones y a la re-
evaluar el AAI. Cuando se relacionan los resul- ducción del malestar psicológico ante situacio-
tados en el AAI con medidas de la conducta re- nes estresantes, sobre todo en los inicios de la
lacional actual con iguales, o incluso la clasifi- adolescencia. Esta función de regulación emo-
cación materna en el AAI con la de sus hijos en cional de los vínculos con las figuras de apego
la Situación del Extraño, las correlaciones son se mantiene en la adultez, de forma que cuando
bastante más altas (Allen, Porter, McFarland, falta el apoyo emocional que proporcionan los
McElhaney, y Marsh, en prensa). Esto ha llevado demás aumenta la vulnerabilidad del sujeto, in-
a estos autores a pensar que la seguridad mos- cluso ante la enfermedad y la muerte (House,
trada en el AAI no es una traducción directa de Landis y Umberson, 1988). Por lo tanto, la ado-
las relaciones de apego infantiles, sino que está lescencia marcará un importante momento de
más relacionada con la capacidad para satisfa- transición, en el que se producirá la transferen-
cer las necesidades de los demás, y con la com- cia en las funciones que cumple el sistema de
petencia para criar niños seguros, algo muy aso- apego: de la protección ante amenazas físicas
ciado a la capacidad de autoregulación reales a la regulación de las emociones en si-
emocional. De hecho, Main (1999) había des- tuaciones de estrés emocional.
crito el AAI como un procedimiento para cap-
turar un aspecto muy concreto del sistema de
Este enfoque, que considera el estado mental
apego: la organización interna de los pensa-
relativo al apego, tal como lo evalúa el AAI, un
mientos y sentimientos acerca de las conductas
indicador de la capacidad para regular las emo-
de apego, por lo que tuvo la cautela de referirse
ciones, podría justificar las bajas correlaciones
a la clasificación resultante del AAI como esta-
encontradas en estudios longitudinales entre las
dos mentales referidos al apego pero muy rela-
clasificaciones realizadas en la infancia con la
cionados con el sistema de cuidado. Y aunque
Situación del Extraño, y en la adolescencia con
el sistema de apego y el sistema de cuidado es-
el AAI. Y es que aunque las experiencias infan-
tán muy interrelacionados no son isomórficos.
tiles en las relaciones de apego son una fuente
El hecho de que esta clasificación se base de influencia importante sobre la capacidad
en gran parte en las emociones suscitadas al re- para regular los estados emocionales, existen
memorar recuerdos infantiles de la relación con otros factores, tales como la experiencia en el
los padres ha llevado a Allen (Allen y Manning, afrontamiento de estresores, el temperamento
2007; Allen y Minga, 2010) a plantear que lo que o la calidad de las relaciones con los iguales,
en realidad evalúa el AAI es un proceso de re- que pueden hacer una importante contribución.
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Por lo tanto, si lo que evalúa el AAI es la Bartholomew, K. & Horowitz, L. M. (1991). Attach-
competencia del adolescente para regular sus ment styles among young adults: A test of a four-
emociones, más que el modelo representacional category model. Journal of Personality and Social
de la relación de apego, es preciso poner en va- Psychology, 226–244
lor otro tipo de procedimientos que, aunque me- Becker-Stoll, F., Delius, A., & Scheitenberger, S.
nos sofisticados, pueden ser más apropiados (2001). Adolescents’ nonverbal emotional expres-
para evaluar estos modelos, como son aquellos sions during negotiation of a disagreement with
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