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Serie
Mujeres de Cattle Valley
Libro 2
Las Apariencias Engañan
Jenna Byrnes
Este libro fue traducido por el blog
BRAD PACK C para libre lectura solo te
pedimos que no cambies nada de él.
Nuestro staff realizó mucho esfuerzo 3
para que puedas leerlo.
Este libro es de contenido homoerótico,
es decir tiene escenas de sexo explícito, si
te molesta el tema no lo leas, y si eres
débil de corazón no sería recomendable.
—Vamos.
Chloe bajó los pies y hurgó hasta que encontró la foto. Ella
lo miró y emitió un largo silbido.
18
Capítulo Dos
Melissa Danes arrugó un envoltorio de hamburguesa con
queso y disparó por encima del mostrador en un bote de basura.
Gill sonrió.
—Sí, señora.
—Eres tan útil. Debe ser agradable ser capaz de hacer esas
cosas por el estilo. No puedo mover el martillo ni para salvarme.
—¿Tú eres Mel? Vaya, lo siento por eso. Supongo que Tia
no especificó. Sólo dijo Mel tendrá las llaves, y supuse que...
bueno, de todos modos, lo siento.
Se enderezó y la miró.
Ryan sonrió.
Mel sonrió.
—Gill es un mago. Mantiene mi pequeño Mazda
funcionando perfectamente. Se lo puede arreglar, estoy segura.
31
Capítulo Tres
Addie siguió las instrucciones y terminó directamente en
frente de la casa más hermosa que jamás hubiera visto, la
posada Apple Valley cama y desayuno. Mi casa. Se dirigió por el
camino de entrada y se detuvo, mirando con asombro.
—Mierda —murmuró.
Addie la miró.
Se volvió a Roy.
Le tocó el brazo.
Mel sonrió.
—Se trata de Cattle Valley. Esto es lo que hacemos. No lo
dudes, sólo un paso al costado, y vamos a ir a trabajar.
—¡Ay!
50
Capítulo Cuatro
Mel deslizó una mano por el vientre plano y rodeó el pubis
cuidadosamente recortado. Ella pensó en descansar en la cama
ya que estaba en su día de descanso del trabajo, pero realmente
no quería hacer eso.
—Hola, cariño.
Mel pensaba que eran una pareja romántica. Ella les dio
un momento y luego dijo: —Hola, Gill, Kyle. Pensé en tomar
algunos rollos de canela para la nueva propietaria de la posada
Apple Valley. Cuatro debería. No, mejor seis. —Ella movió las
cejas.
Addie sonrió.
—Claro. —Mel la miró una vez más. Había algo tan dulce y
vulnerable en Addie, que sólo quería envolverla en sus brazos y
salir adelante.
—Voy a contestar.
—Tú sabes lo que hiciste. Veo que pones los ojos en Addie
como si fuera tuya si yo no estuviera aquí. Bueno Addie es mía.
Hemos venido aquí juntas, y nosotras vamos a estar juntas. Te
agradecería si te alejas de una puta vez.
61
Capítulo Cinco
Addie miró a su alrededor en la posada, que se veía en el
peor estado que nunca. Había tenido la brillante idea de que
podía reparar el mobiliario de madera dañado. Había ayudado a
su padre hacerlo una vez, y no recordaba que fuera tan difícil.
Después de mover las piezas dañadas al comedor y salón, Addie
se había ido a la tienda local y compró un montón de
suministros. Había pagado por ellos con su tarjeta de crédito
que ya estaba sobrecargada, y contuvo el aliento para que la
transacción fuera procesada.
Se detuvo y sonrió.
Su toque le repugnaba.
—Gracias.
71
—No hay problema. —Mel se inclinó sobre ella, alcanzando
el cinturón de seguridad y sujetándolo sobre el pecho. Hizo una
pausa para mirar a los ojos de Addie por un momento, luego se
enderezó y se alejó.
74
Capítulo Seis
Los ojos de Mel se abrieron como platos cuando la boca de
Addie tocó la suya. Pensó en corresponder al beso y dar vida a la
fantasía que había albergado durante más de una semana. Sin
embargo, la sexy mujer, desaliñada sabía a cerveza y algo más
fuerte, y Mel no iba a aprovecharse de eso.
Mel parpadeó.
—Pero te gastaste el dinero.
Mel suspiró.
Mel sonrió.
Addie sonrió.
—Entonces tenemos una sociedad de admiración mutua.
Acércate más, para que pueda admirarte un poco más.
—Hermosa —murmuró.
—Tenemos tiempo.
91
Capítulo Siete
Addie intentó hacer una lista de los elementos que debían
ser reemplazados en la posada. Los muebles del dormitorio era
negociable, ya sea cambiar o retocar, pero cada habitación
necesitaba un colchón nuevo, el suyo incluido. La cama prestada
había sido un salvavidas, pero Addie entendía por qué se había
dado libremente. Bultos sobresalían cada vez que trataba de
ponerse cómoda.
—No hay mucho que ver. Polvo, cajas y más polvo. —Addie
abrió la puerta.
—Pero si me dejaras…
—Oh, hola, Gill. Sí, claro, gracias. —Ella sabía que su voz
sonaba vacilante y trató de proyectar agradecimiento—. Te lo
agradezco. Tengo mucho que hacer aquí ahora, pero pasaré a
recogerlo en algún momento.
Mel sonrió.
—¿Qué?
—Más tarde.
105
—Hola.
—Odio tener que decirte esto, pero estás usando las cosas
mal sobre el mueble. No necesitas removedor de pintura. —Se
refirió a la pieza en la que Addie había estado trabajando—. Ese
de ahí esta arruinado. El resto podría ser rescatable, pero es un
trabajo muy laborioso. No estoy seguro si el precio valdría la
pena. Puedes ser capaz de comprar cosas nuevas por no mucho
más.
—Eso es lo que me temía. —Asintió con la cabeza Addie—.
Olvídate de los muebles. Los suelos son mi mayor preocupación.
Tienen un bello acabado en la madera.
—Lo siento.
—No hay problema, —Addie se rió entre dientes—. Tal vez
deberíamos ir a la habitación. —Ella dejó la pierna de Mel y se
levantó, tirando de la mano hacia la cama y la acostó de
espaldas.
—¿Me lo prometes?
Era más fácil decirlo que hacerlo. Mel quería que Addie
decidiera su propio destino, no un juez. Un escalofrío le recorrió
la espina dorsal, y abrazó a su amante más cerca.
Capítulo Nueve
Addie movió todos los muebles dañados al porche antes de
que el empleado de Hal se presentara para trabajar con los
suelos al día siguiente. Jason. Él era otro de Cattle Valley con el
pelo corto oscuro, ojos melancólicos y un físico apuesto y
musculoso. Cuando empezó a trabajar, casualmente mencionó a
su pareja, y cayó en la cuenta que era gay. Ella aún no estaba
acostumbrada que la mayoría de la gente en la ciudad se
apoyara en esa dirección. Este tipo, como la mayoría de los
demás, era más caliente que un cohete. Si ella fuera hetero,
encontraría la forma de molestarlo como el infierno.
—Hola, Mel.
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—Hola, Ryan. Me gustaría que conozcas a Addie Murphy,
la nueva propietaria de la Posada de Apple Valley. Addie, él es
Ryan Bronwyn. Es dueño de este lugar.
Ella sonrió.
Addie parpadeó.
Ryan la miró.
—Él va a cubrir el deducible del seguro, además de unos
pocos miles de los ingresos perdidos y las molestias. Por lo
tanto, si nos das un número, por favor...
Ahora, con todo en su lugar, la posada estaba lista para los 125
negocios. Simplemente necesitaban a los clientes. Los padres de
Mel vendrían para quedarse el fin de semana siguiente, y ella
sospechaba que podían ser los primeros clientes de Addie.
—Tierno —murmuró.
—Estoy cerca.
—¿Qué quieres?
Capítulo Once
Addie se lavó las manos en la cocina y se apresuró a
secarlas.
—No, por supuesto que no. Quería llamarte ayer, pero ella
apareció de la nada. Alguien la dejó, y ella no tiene dinero y no
tiene lugar para quedarse.
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—Así que viene aquí.
—¿Que me ofreces?
—Un sándwich, Chloe. Nada más.
—Así que has oído que Chloe está de vuelta. No, ella está
en el dormitorio de atrás, lo más alejada de mí.
Bajó la voz.
Addie sonrió.
—Hey, Chloe.
—Buenos días. —Ella bostezó e inspeccionó la parte
superior hasta la parte inferior de Nate—. Te he visto antes.
Nate sonrió.
—Funcionó ¿verdad? Vendremos por la mañana a las
nueve. Chloe tiene que estar lista y esperar en la puerta.
Él sonrió.
—Cuídate.
—¿Addie?
—¿Addie?
Addie se apartó.
Mel la abrazó.
—Addie, —gritó.
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—Sí, ahí está. Esperaba poder hablar con usted. Por favor.
—¡Mamá! ¡Papá!
—¡Lo lograste!
Mel la miró.
Su madre agregó.
Addie la abrazó.
163
FIN
Sobre la Autora
Jenna Byrnes podría utilizar más espacio en el armario y
más horas en un día. Podría llenar la cocina con las compras de
artefactos del marido, apagar el televisor y dejar que cocine para
ella a sus anchas. Podría pasar como la brisa a través de los días,
añadir horas de sueño, y más tiempo para escribir romance
caliente y erótico, le encanta leer.
http://www.jennabyrnes.com/
Coordinación del proyecto
Cinty
Traducción
165
Joseline
Corrección/Revisión
Mila/Visionepica