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EL PERFIL DEL INGENIERO EN LA ACTUALIDAD

El siglo XXI ha traído consigo una serie de cambios muy importantes en la sociedad,
equiparable a los vividos en la Revolución Industrial. La llegada de Internet, los avances
tecnológicos, el aumento de la población o el nuevo panorama de la comunicación global son
algunos de los factores encargados de marcar un antes y un después en esta nueva era. La
ingeniería ha jugado un papel primordial en este conjunto de transformaciones, ya que se trata
de una profesión con una perspectiva muy globalizada, siempre en continuo desarrollo, y que
hace que técnica y sociedad evolucionen a un ritmo frenético, dando lugar, entre otros
aspectos, a una notable mejora de la calidad de vida.

En este sentido, cabe destacar que el perfil del ingeniero sigue siendo uno de los más
requeridos dentro del mercado laboral actual. Sin embargo, según un estudio realizado por
Randstad Professionals, empresa especializada en la selección de perfiles directivos, técnicos
y de responsabilidad, en España se presentan a procesos de selección entre 800 y 1.300
candidatos y en un 43% de los casos los perfiles no se ajustan a lo que buscan las empresas.
La tasa de fracaso en estas fases de reclutamiento es del 60%.

Retos
De esta manera, los profesionales que se formen en estos tiempos han de enfrentarse a
nuevos desafíos. El aumento de la población, además de los avances alcanzados en las
últimas décadas, han llevado a la ingeniería a plantear nuevos retos que aseguren la
pervivencia de próximas generaciones y la prosperidad del planeta.

Mejorar determinados aspectos de la calidad de vida ha desembocado en un problema de


sostenibilidad que necesita ser solventado. Por ejemplo, hoy en día se requieren nuevas
fuentes de energía y que la degradación medioambiental se detenga. Cada vez son más los
procesos y servicios que requieren un aporte energético y cada vez es mayor la demanda, por
lo que es muy difícil cubrir dichos requerimientos de forma sostenible.

La generación de CO2 en cantidades inasumibles es otro de los elementos que marcan un reto
a los ingenieros, al igual que la aparición de fenómenos como la lluvia ácida o el calentamiento
global, surgidos a partir del uso de fertilizantes y la combustión industrial. Urge, por tanto, el
diseño de contramedidas para solventar estos problemas.

El ingeniero también debe tener presente el ámbito de las comunicaciones como uno de los
retos a los que se enfrentará en los próximos años. Probablemente, la comunicación es uno de
los sectores que más rápidamente avanza, gracias sobre todo a la digitalización de la
información. El hecho de que cada vez sea mayor la cantidad y el tamaño de los datos que se
transmiten de manera global, requiere la necesidad de buscar sistemas que mejoren la
velocidad de estos procesos.

Actitudes
Para alcanzar todas estas competencias marcadas por la sociedad y tener una carrera exitosa
es fundamental el periodo formativo y el trabajo llevado a cabo por docentes, pero igual de
importante son las cualidades y habilidades de las personas que reciben la formación. La
ingeniería es una disciplina dinámica que demanda perfiles con capacidad para enfrentarse
continuamente a nuevos desafíos. Es decir, necesita que impere una filosofía colaborativa para
conseguir alcanzar acuerdos que hagan un proyecto rentable.
Las actitudes referentes a la colaboración y la negociación serán más efectivas en
profesionales éticos y honestos en su trabajo. El ingeniero debe tener iniciativa, ser una
persona dinámica con confianza en sí mismo, lo que además influirá positivamente en su
capacidad para resistir el fracaso. Además, debe tener contar con un compromiso social
desarrollado y una verdadera empatía con el medio, sin perder nunca de vista la
responsabilidad con el medioambiente.
Habilidades
En el terreno de la ingeniería se vislumbra un nuevo paradigma donde se prioriza el desarrollo
de destrezas genéricas. En estas destacan las habilidades para comunicarse eficazmente de
forma oral y escrita, para funcionar con una perspectiva multidisciplinar en la toma de
decisiones y la resolución de problemas, el énfasis en el trabajo colaborativo y la capacidad
para involucrarse en un aprendizaje de por vida.
Muchos expertos educadores opinan que las habilidades son perdurables, al contrario de lo
que sucede con los conocimientos, especialmente en la formación de los ingenieros. Las
empresas reclaman en la actualidad profesionales con una serie destrezas concretas con el fin
de eliminar las barreras existentes entre la oferta y la demanda que, como se extrae del estudio
elaborado Randstad, es bastante grande en España.

Según el estudio, las empresas necesitan profesionales fuertemente analíticos, capaces de


seleccionar información, analizarla y sintetizarla para después transmitirla. La capacidad de
análisis es una de las cualidades que más identifica a los ingenieros y, quizás, una de las que
más utiliza en su vida profesional.

En el día a día, los ingenieros deben comunicarse entre múltiples departamentos de sus
compañías para coordinar los movimientos de las personas, las máquinas y otros recursos. Si
un ingeniero no puede gestionar estas relaciones y comunicar sus necesidades, la
productividad disminuirá.

El objetivo tanto de las empresas como de los profesionales es alcanzar la eficiencia, por lo que
adquirir la capacidad de resolver problemas es esencial. Esto queda patente en el caso de los
ingenieros industriales, que deben observar un proceso de producción y encontrar una forma
de producir más usando los recursos disponibles, siempre limitados, y tratar de utilizar la
técnica más idónea para cada problema concreto.

Una de las restricciones de cualquier proyecto es el limitado tiempo para su realización, por lo
que tener capacidad de trabajar bajo presión sin que repercuta negativamente en los resultados
es otra habilidad necesaria. Es prácticamente imposible eliminar el riesgo y tener a su
disposición toda la información de forma exacta e inequívoca, por lo que la incertidumbre pasa
a ser una cualidad valorada en los profesionales de la ingeniería.

Conocimientos
Además de las competencias propias de cada rama de la ingeniería, todos deben tener unos
conocimientos mínimos adquiridos para la realización de la profesión. Es el caso de los
idiomas, una tarea que no debe descuidarse en nuestros días debido al mundo cada vez más
globalizado en el que vivimos. La situación económica que atraviesa España ha llevado que el
conocimiento de idiomas sea cada vez mayor, por lo que el dominio tanto a nivel técnico como
de negocios, es una necesidad imperante.

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