Al analizar el principio de integridad, podemos decir que es el principio
mediante el cual la conducta de los partícipes en cualquier etapa del proceso de contratación está guiada por la honestidad y veracidad, evitando cualquier práctica indebida, la misma que, en caso de producirse, debe ser comunicada a las autoridades competentes de manera directa y oportuna.
Este principio se aplica transversalmente a todas las etapas de la contratación (actos preparatorios, procedimiento de selección, y perfeccionamiento y ejecución del contrato), y a consecuencia suya, se sanciona cualquier acto de corrupción sin importar el momento en que haya ocurrido. Por ese lado, podemos decir que la exigencia para el funcionario público debe ser tan igual que el que se exige a las empresas.
De lo señalado anteriormente podemos desarrollar y profundizar el tema
sobre los impedimentos para contratar con el Estado de las personas naturales y/o jurídicas en el país o en el extranjero, con sentencia consentida o ejecutoriada por delitos de concusión, peculado, corrupción de funcionarios, enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, delitos cometidos en remates o procedimientos de selección, o delitos equivalentes en caso estos hayan sido cometidos en otros países. Asimismo se establece tales impedimentos para las personas jurídicas cuyos representantes legales o personas vinculadas hubiesen sido condenados, en el país o el extranjero, con sentencia consentida o ejecutoriada por esos delitos. Tratándose de consorcios, el impedimento se extiende a los representantes legales o personas vinculadas a los miembros del consorcio.