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20 de octubre de 2019

La vida
Es como una tienda pastelera, te da a probar diferentes sabores algunos agradables otros lo
suficientemente amargos como para jamás volverlos a probar pero es inevitable; ella solo te
pone los bocadillos y tú decides cual comerte sin saber de qué están hechos y cuál es su sabor,
de todas maneras si la vida dejara instrucciones de la realización de cada uno ya no tendría
sentido porque se eliminaría ese factor sorpresa y la curiosidad que de alguna manera nos
satisface; aunque a veces ese sabor amargo este acompañado de una ligera acidez que recorre
nuestras mejillas y ese nudo en la garganta como si un trozo del bocadillo se quedara atascado y
nos impidiera respirar. Pero hay sabores muy dulces que un solo bocado hace brillar tus ojos
como las estrellas haciendo que ese ligero aderezo se desborde por la comisura de tus labios y
los sabores ácidos son los que te sacan esas alocadas palpitaciones del corazón como si hubieras
corrido un maratón de más de 15 kilómetros sin prepararte, los neutrales no son tan simples
porque tienen un poco de todo o al menos la cantidad adecuada; es como si fueran perfectos,
adecuados para todo momento aunque los salados siempre son un problema quieres seguir
comiendo a pesar de que sabes que eso no disminuirá su sabor.
Tantos sabores para una sola vida; nunca vives lo suficiente como para haberlos probado todos,
lo importante es no dejar de comer, porque nunca sabes que sabor te va a tocar y eso es lo que lo
hace divertido.

Solo recuerda que la vida es así, una gran tienda pastelera que te llena de sorpresas.

Una simple repostera, María Canela

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