humanidad no había visto la luz en décadas y como última esperanza mandaron al científico Robert Grey en busca de la solución a las islas griegas, le tomo semanas encontrar el laberinto donde yacía la solución, pero solo lo podía cruzar un ser de corazón puro que resultó ser el hijo de Robert, en el centro encontró una niña envuelta en lágrimas y sin pensarlo, el joven le dio su consuelo devolviéndole la felicidad, a quien resulto ser la diosa griega Selene, diosa de la luz.