La pena de muerte ha sido un castigo ejecutado durante siglos,
ha sido la pena máxima por excelencia. Los detectores del poder en las distintas épocas y culturas han encontrado en ella un instrumento preciso para imponer su modelo social; o para perpetuarlo. También para imponer abiertamente sus propios privilegios. Los reyes y también los jerarcas de las diversas religiones, han reivindicado de forma unánime, hasta hace muy poco, la legitimidad del ejercicio, en determinadas circunstancias.
La pena de muerte fue utilizada como un medio para reforzar la
autoridad, este hecho no se limitaba sólo a la ejecución física de aquellos que se atrevían a infringir las normal del orden establecido, sino que comúnmente, la muerte debía llegar precedida y acompañada del tormento, en ese sentido la ejecución tenía una triple función: castigar la transgresión, eliminar físicamente al transgresor y advertir al resto de la sociedad de los peligros que comporta el desafío a la autoridad.
Desde tiempos antiguos, existieron leyes que usaban la pena de
muerte como herramienta de castigo para ciertos delitos: el homicidio, el secuestro, la magia, la violación del shabat, la blasfemia y una amplia gama de crímenes sexuales. Otro ejemplo se dio en la Antigua Grecia, Dracón hacia el 621 a. C estipuló la aplicación de la pena de muerte en el sistema legal ateniense. Del mismo modo, en la Europa medieval, la pena de muerte se empleaba de manera generalizada. Para Tomas de Aquino, el poder correctivo y sancionador proviene de Dios delegado a la sociedad para imponer toda clase de sanciones jurídicas.
En el caso de Colombia, especialmente cuando era un país
perteneciente a la metrópoli española. En la Nueva Granada, no hubo una diferenciación marcada entre la legislación española y la ley penal de la Nueva Granada porque el castigo corporal y la pena capital seguían rigiendo, además la influencia religiosa en los procedimientos penales aún era fuerte, la legislación seguía controlando el espacio privado de los individuos, entre otros factores. Ahora bien, es necesario aclarar que el Código Penal de Nueva Granada fue objeto de varias reformas, entre ellas la de 1851, mediante la cual se implanta el juicio por jurados en los procesos por delitos comunes y suprime la pena de vergüenza pública, conservando la pena de muerte.
Posteriormente en el año de 1873 se promulga el código penal de
los Estados Unidos de Colombia, en este podemos ver una legislación de claro tono liberal en la que se logró recoger varios de los principios consignados en las constituciones de 1853 y 1863. Se abole la pena de muerte, primero para delitos políticos y luego para delitos comunes.
Una de las penas corporales más polémicas fue la pena de muerte.
Ésta se ejecutaba mediante el método del «garrote», es decir, con la aplicación de un torniquete que se fijaba a un palo vertical y al cuello del reo, quien permanecía sentado y amarrado; la muerte se producía por estrangulamiento. Con la pena de muerte concurrían los castigos de «vergüenza pública» y la declaratoria de «infamia».
El castigo de la pena de muerte era el instrumento de control
social más extremo que el Estado podía imponer a sus asociados, claramente no cualquier homicidio era castigado con la muerte, siendo común que en los pequeños balances de causas criminales algunos de estos fuesen castigados con el presidio o el destierro. Por ejemplo, en el caso del delito de homicidio, si el homicida había actuado bajo su voluntad, en otras palabras, de manera consciente, era castigado a cuatro o diez años de trabajos forzados o en ocasiones a la pena de muerte.
Con la llegada de la independencia, luego de las ideas ilustradas de
Europa y las nuevas formas de pensar influidas desde Europa, pero también construidas en las colonias americanas, en especial la de la Nueva Granada. A pesar de las dificultades que afrontó la Nueva Granada al pasar los años empezaron a expedirse normas y leyes que intentaban estar acordes con el pensamiento de la época, alejándose de concepciones coloniales que según personajes influyentes no permitían el progreso del país. Evidentemente, la pena de muerte era una de estas concepciones que acusaron de retrogradas y primitivas.
Con el ascenso del liberalismo surgieron proyectos, decretos,
disposiciones y disertaciones alrededor de la mejora de la situación del país. Se generaron modificaciones en la manera de entender el castigo y las penas, acercándose más a la idea de la utilidad del castigo y la corrección del reo dejando paulatinamente el uso de la intimidación, la tortura, castigo físico y, evidentemente de la pena de muerte.
En términos generales la abolición de la pena de muerte se dio en
la mayoría de los países, unos en los periodos independentistas y otros en las épocas modernas. Existen algunos estados de Estados Unidos donde actualmente es ejercida a los peores criminales. También en varios estados autoritarios han usado o aun usan la pena de muerte como un método de opresión política. Esto he generado que las organizaciones civiles reclamen y enfaticen en la no violación de los derechos humanos y exijan la abolición de la pena de muerte. Este cambio en la administración de la justicia debe ser enmarcado, como una necesidad de tener una organización social más acorde con las necesidades vitales de todos sus miembros. Dentro de este proyecto, la abolición de la pena de muerte es un objetivo irrenunciable.