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Febrero de 1983
16 24 42 C
LA PRIMERA PRESIDENCIA
Spencer W. Kimball
N. Eldon Tanner
Marión G. Romney
LIAHONA Febrero de 1983
Número 2 Año 29
Gordon B. Hinckley
CONSEJO DE LOS DOCE
Ezra Taft Benson índice
Mark E, Petersen
LeGrand Richards ARTÍCULOS DE INTERÉS G E N E R A L
Howard W. Hunter
1 "Todo el q u e procure salvar su vida", presidente
Thomas S. Monson
Boyd K. Packer Gordon B. Hinckley
Marvin J. Ashton 9 Un verano inolvidable, Alma J. Yates
Bruce R. McConkie 13 Verdaderamente la palabra de Dios, Tammy L. Tobin
L. Tom Perry 16 La crítica..., Dan Workman
David B. Haight 22 "Y si la trompeta diere sonido incierto...", Wayne
James E. Faust
Neal A. Maxwell B. Lynn
24 LeGrand Richards: Una obra maravillosa y un
COMITÉ ASESOR
M. Russell Bailard, hijo prodigio, Lucile C. Tate
Loren C. Dunn 40 El anciano Flecha de Hierro, Lynn L Wright
Rex D. Pinegar 53 Las dudas que llevaron a la conversión
Charles A. Didier
George P. Lee
SECCIÓN PARA LOS JÓVENES
F. Enzio Busche
34 Los exámenes, Kanako Yamabuki
EDITOR DE LAS REVISTAS
DE LA IGLESIA 42 Orgullo y prejuicio, Susan Evans McCIoud
M. Russell Bailard, hijo
REVISTAS INTERNACIONALES SECCIÓN PARA LOS NIÑOS
Larry Hiller, Director gerente C1 Un canto en el corazón, Hazel M. Thomson
David Mitchell C5 La Santa Cena
Bonnie Saunders C6 De amigo a amigo (el élder Gene R. Cook),
LIAHONA Joleen Meredith
Raquel R. V. Tokarz, C8 Nuestro maravilloso sentido del tacto,
Coordinación editorial Betsy Obando
Elizabeth Smania, Ayudante
DIRECTOR DE ARTE
Roger W. Gytling
PRODUCCIÓN
Norman F. Price
DIRECTOR ADMINISTRATIVO
Veri F. Scptt
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Mensaje de la Primera Presidencia
H
ace varios años, en una de 3a oración matutina toda la familia
mañana dominical, me en- se reunió para leer algunos versícu-
contraba en la casa de un los de las Escrituras, entre los cuales
presidente de estaca, en se leyeron algunas palabras de Jesús
un pequeño pueblo de Idaho. Antes que se encuentran registradas en
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TODO EL QUE PROCURE SALVAR SU VIDA
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su ejemplo él había llevado nuevo comprado con sus ahorros. Era un
sentido a la vida del hombre que esa edificio bastante humilde, mas sin
mañana era sostenido como presi- embargo, allí estudiaban unos cua-
dente de estaca. trocientos niños pobres, que habían
En una ocasión alguien dijo una salido de la obscuridad de la ignoran-
frase de gran significado: cia a la luz del conocimiento. Lo que
"Cuan cuidadosamente la mayoría este acto de amor significó y signifi-
de los hombres pasan por esta vida cará en su vida es incomprensible.
sin dejar huella alguna, mientras que Debido a los esfuerzos de este úni-
de vez en cuando uno o dos, al olvi- co hombre, se establecieron cinco ra-
darse de sí mismos, pasan a la inmor- mas pequeñas de la Iglesia en los
talidad." pueblos rurales del sur de India. Los
Recuerdo haber visitado a un ami- miembros construyeron tres o cuatro
go en el sur de India; la primera vez edificios pequeños, pero muy limpios
que le vimos había sido doce años an- y organizados; sobre la puerta de ca-
tes cuando fuimos allí para respon- da uno de ellos se colocó un letrero
der al pedido que había hecho de que tanto en inglés como en tamul que
alguien fuera a bautizarle. Diez años decía: "La Iglesia de Jesucristo de
antes de que él hubiera hecho esta los Santos de los Últimos Días". Los
solicitud, había encontrado un folleto pisos eran de hormigón y no había
de la Iglesia, aunque no tenía ni idea bancas donde la gente pudiera sen-
de quién lo había llevado o cómo ha- tarse, de manera que cuando nos
bía llegado a esa parte del mundo. De reuníamos nos sentábamos en el sue-
todas maneras escribió a las Oficinas lo y expresábamos nuestros testimo-
Generales de la Iglesia en Salt Lake nios y participábamos de la Santa
City, desde donde se le envió más Cena del Señor.
material de lectura, el cual leyó ávi- Ahora hay un poco más de doscien-
damente. tos miembros de la Iglesia entre los
La primera vez que nos reunimos millones y millones de personas que
con él no le bautizamos porque no se viven en ese país. Y algún día, al-
encontraba listo; sin embargo, hici- guien escribirá la historia de la Igle-
mos los arreglos para que se le ense- sia en esa parte del mundo; por su-
ñara el evangelio y fuera bautizado puesto, esa historia quedaría
algunos meses después. incompleta a menos que hubiera en
Aunque trabajaba como contador ella un capítulo sobre mi amigo que
en una fábrica de cemento y su sala- se consagró al servicio de los demás.
rio era escaso y su casa pequeña, su Durante ese mismo viaje alrede-
corazón era inmenso. Debido al gran dor de la tierra, nos encontramos con
amor que sentía por los demás, el otro amigo que una vez formó parte
cual provenía de comprender el del profesorado de la Universidad
Evangelio de Jesucristo, construyó Brigham Young. Sus hijos ya eran
con sus propias manos una escuela en grandes, de manera que él y su espo-
un pequeño terreno que él había sa decidieron que en lugar de jubilar-
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TODO EL QUE PROCURE SALVAR SU VIDA"
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hablando en sentido general, las per- tunidad de casarse o no. El matrimo-
sonas más miserables que yo conozco nio es un estado deseable y, por su-
son las que se obsesionan consigo puesto, algo que debemos esperar y
mismas, pero las más felices son las anhelar y tratar de obtener; pero la
que se pierden a sí mismas sirviendo preocupación en cuanto a ello nunca
a los demás. logrará que el hecho ocurra; más
Recuerdo haber visitado una uni- bien, es muy posible que se obtenga
versidad donde escuché a los jóvenes un efecto opuesto, ya que no hay na-
quejarse en una forma que es muy da que destruya tanto una personali-
común a esa edad: quejas en cuanto a dad como una actitud negativa. Tal
la tensión en que se vive durante la vez algunas personas no lleguen a ca-
época estudiantil, como si el estudio sarse en este mundo; sin embargo,
fuera una carga en lugar de una opor- deben recordar que aun así la vida
tunidad de adquirir el conocimiento puede ser rica y productiva y llena
de la tierra; quejas en cuanto a la del mayor gozo que puedan imagi-
vivienda y la comida. na!', y la llave para ese gozo es entre-
Les dije a los jóvenes que si el es- garse al servicio de nuestros seme-
tudio era una carga muy pesada y jantes.
que si ellos creían que debían quejar- Quiero felicitar a todos los miem-
se en cuanto a la vivienda y la comi- bros de nuestra Iglesia que con tan
da, yo podía sugerirles una cura a buena disposición dedican su tiempo
todos sus problemas. Les sugerí que a la obra sagrada que se efectúa en
se olvidaran de los libros por unas los templos del Señor, ya que es en
horas, salieran de sus apartamentos esa obra donde se encuentra el ver-
y fueran a visitar a algún anciano u dadero sentido del servicio abnega-
otra persona que estuviera sola o en- do. En mi opinión, uno de los mila-
ferma y desanimada. En muchas oca- gros de nuestra época es la gran
siones me he dado cuenta de que consagración de tiempo y esfuerzo de
cuando nos quejamos de la vida es parte de cientos de miles de personas
porque sólo pensamos en nosotros ocupadas en favor de los muertos.
mismos. Todos los que se dedican a este servi-
Por muchos años noté en la pared cio saben que como recompensa se
de una zapatería a la que yo iba, un recibe un sentimiento hermoso que
letrero que decía: "Me quejé porque nos llena de satisfacción. Esta dulce
no tenía zapatos hasta que vi á un bendición del Espíritu se convierte
hombre que no tenía pies . La medi- literalmente en una medicina que lle-
cina más eficaz para la enfermedad ga a curar muchas de las enfermeda-
conocida como la "autocompasión" es des de nuestra vida; y por estas ex-
dedicarnos enteramente al servicio periencias llegamos a comprender
de otros. que únicamente cuando servimos a
otros estamos verdaderamente sir-
Hay algunas jovencitas e incluso viendo al Señor.
algunos jóvenes que se preocupan
demasiado de si van a tener la opor- En nuestra dispensación el Salva-
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"TODO EL QUE PROCURE SALVAR SU VIDA"
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evangelio a otras personas, y rogó en ocasiones, pero llena de gloria en
porque se enviaran misioneros a esas otras. Yo estuve presente durante la
tierras. Su esposo hizo todo lo posi- conferencia de área que hace varios
ble para que legalmente se les abrie- años llevamos a cabo con el presiden-
ran las puertas a los misioneros. Hu- te Spencer W. Kimball y también en
biera sido mucho más fácil para ellos otras. Unos 18.000 miembros de la
simplemente haber vivido su vida, Iglesia se reunieron en el gran Coli-
ganando dinero y gozando de los fru- seo Aranetta, el centro para reunio-
tos de su trabajo; sin embargo, la nes públicas más grande en la Repú-
hermana Grimm no cesó de trabajar blica.
y de pedir que enviaran misioneros. Lloré al pensar en los primeros
En esa época yo tenía bajo mi res- años y recordé con gran aprecio a la
ponsabilidad la obra de la Iglesia en mujer que dejó a un lado todos sus
Asia, de manera que llevé sus súpli- intereses para lograr el sueño de que
cas a la Primera Presidencia, quien un día la Iglesia fuera fuerte en la
en 1961 autorizó formalmente la obra tierra en que ella entonces vivía, lle-
misional en esa tierra. En mayo de vando una clase de felicidad hasta
ese mismo año tuvimos una reunión entonces desconocida para miles de
en Filipinas para iniciar la obra. Y personas de esa tierra tan hermosa.
puesto que no teníamos un lugar en Tal vez algunos pensaréis que si
donde reunimos, la Embajada Esta- estuvierais en un lugar tan exótico
dounidense nos otorgó permiso para como Filipinas, haríais lo mismo. Yo
reunimos en el cementerio militar de creo que es verdad, pero permitidme
su propiedad, en las afueras de Mani- deciros que para toda persona, todo
la. lugar en el mundo es o fascinante o
Allí, donde en forma muy solemne simplemente común. En toda tierra,
se recuerdan los sacrificios de más de en toda ciudad, en todo hogar, en to-
50.000 hombres que ofrendaron su da vida, hay oportunidades para ser-
vida por la causa de la libertad, nos vir a otros.
reunimos todos a las 6:30 de la maña- Mi súplica es que si deseamos te-
na. La hermana Grímm tocó el piano ner gozo en nuestro corazón, si que-
portátil que había llevado durante remos tener el Espíritu del Señor en
todas las campañas de la guerra del nuestra vida, debemos olvidarnos de
Pacífico, y cantamos los himnos de nosotros mismos y servir a los de-
Sión en una tierra extraña. Expresa- más. Dejemos a un lado nuestros
mos nuestro testimonio e invocamos propios intereses personales y egoís-
las bendiciones del cielo sobre la obra tas y- extendamos nuestros brazos
que íbamos a empezar allí. Entre los con el deseo de servir a otros. Y al
presentes se encontraba un filipino hacerlo, se cumplirá en nuestra vida
miembro de la Iglesia. la gran promesa de las buenas nue-
Ese fue el comienzo de algo mara- vas que el Maestro nos dio:
villoso, la iniciación de un milagro. "Todo el que quiera salvar su vida,
Lo demás es historia, desalentadora la perderá; o todo el que salvare su
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"TODO EL QUE PROCURE SALVAR SU VIDA"
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UN VERANO INOLVIDABLE
por Alma J. Yates
N
unca en mi vida puse en arrimar tierra a las plantas 'de maíz y
tela de juicio la fe de mi limpiar los canales de riego; las fasti-
padre, ya que sus con- diosas hierbas siempre volvían a cre-
vicciones estaban indele- cer y siempre había otra cosecha de
blemente grabadas en su manera de heno para acarrear.
vivir, y lo suficientemente firmes pa- El único consuelo, el único oasis en
ra soportar cualquier dificultad, ad- medio de toda la labor del verano era
versidad o problema. el día de reposo. Todos sabíamos que
Cuando era niño, vivíamos en una el domingo era el día del Señor; las
pequeña granja, en el estado de hierbas, el heno en el campo y el gra-
Utah, Estados Unidos, era una épo- no sin recoger debían esperar hasta
ca en que el dinero era escaso y el el lunes.
trabajo excesivo. Los veranos de El suspender el trabajo en el día
aquellos primeros años de mi vida de reposo no se limitaba al simple
me parecían extremadamente difíci- hecho de colgar las herramientas y
les, pues siempre tenía trabajos fati- no regresar al sembrado de maíz, si-
gosos y monótonos que realizar; ha- no que había ciertas complicaciones.
bía que entresacar la remolacha, El verano nos daba la única verdade-
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"Todo el que procure salvar su vida"
ra oportunidad de labrarnos una se- lo que podía para evitarlo. Los vier-
guridad económica. Si un granjero nes y los sábados" iba hasta el canal y
no prosperaba durante esos cortos buscaba cualquier escape de agua
meses, los largos inviernos eran difí- que hubiera en él aprovechando has-
ciles y de mucha escasez. De modo ta la última gota, de modo que para
que la cosecha tenía que ser buena, y el domingo la granja estaba regada.
muy a menudo la clave para esto era No recuerdo que nunca se haya visto
el agua, la cual era escasa en Utah, obligado a trabajar en el día del Se-
agua que muy pocas veces provenía ñor. Esto significaba que tenía que
de la lluvia, agua que debía almace- trabajar mucho más durante la se-
narse cuidadosamente durante el in- mana, pero él estaba dispuesto a ha-
vierno y la primavera, y racionar con cer el sacrificio si eso le permitía sus-
mucha prudencia durante las secas pender sus labores en el día de
semanas del verano. reposo.
Para regar, cada uno de los gran- Todo lo demás parecía siempre
jeros dependía de los canales de rie- marchar bien. Al observar a mi pa-
go, y éstos, con su agua vivificante, dre a través de los años, su dedica-
eran todo lo que se interponía entre' ción y determinación fueron un testi-
el hombre y el desastre. Regar era monio para mí de que el Señor
imperioso y a veces presentaba un bendice a aquellos que se esfuerzan
serio problema en el día de reposo. por guardar Sus mandamientos.
Los granjeros se turnaban y algunos Pero hubo un año que fue realmen-
años les tocaba hacerlo los lunes, te una prueba especial para su fe. El
otros los martes u otros días de la ardiente calor del verano pareció co-
semana, y a veces les tocaba los do- menzar antes ese año, pronosticando
mingos, y no tenían más remedio que una sequía. Los días pasaban lenta-
aceptarlo así. mente, el sol lo abrasaba todo; las
Al igual que a todos, había algunos praderas, el huerto y las plantas de
años en que a mi padre le tocaba re- los sembrados se marchitaban bajo
gar los domingos. Recuerdo muy los ardientes rayos. Y como si fuera
bien aquellos años, porque siempre poco, nos tocó regar los domingos.
me llamó mucho la atención su deter- La tierra necesitaba agua, pero no
minación de santificar el día de repo- sólo la que se escapaba del canal y
so. Yo no pienso que el Señor lo ha- que mi padre se ingeniaba para apro-
bría condenado por regar su granja vechar los viernes y sábados, sino
los domingos; El conocía muy bien el también la que le correspondía de su
sentir de mi padre y las circunstan- turno del riego; por lo tanto, como no
cias en que todos los granjeros traba- regaba los domingos, el campo esta-
jaban. A pesar de ello, mi padre de- ba seco.
seaba evitar hacer ese tipo de labor Un domingo por la mañana mi ma-
los domingos. Estaba convencido de dre se acercó a mi padre, manifes-
que si el Señor tuviera que preparar tando gran preocupación.
los turnos y los horarios de los gran- —José —le dijo—, creo que debe-
jeros para regar, ninguno caería en rías abrir las compuertas del canal,
su día de reposo. Nunca le oí decli- al menos para regar el huerto. Todo
nada acerca de su resolución de no está marchito.
infringir la ley del día sabático, pero
sus hechos lo reflejaban. Y era así. Todo estaba reseco por
la falta de agua, y no había otra alter-
Cuando a mi padre le tocaba el tur- nativa; la tierra necesitaba ser rega-
no de regar los domingos, hacía todo da, y si mi padre dejaba pasar su
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turno, no habría más agua hasta el en manos de Dios, en quien había
domingo siguiente y las plantas no confiado toda su vicia.
sobrevivirían otra semana más. De Cuando regresó a casa de las reu-
modo que, antes de vestirse para ir a niones dominicales, el cielo todavía
las reuniones dominicales, mi padre estaba despejado, el aire caliente, y
salió de la casa con la pala sobre el las plantas marchitándose bajo el sol
hombro. Debe haber sido terrible- abrasador. En vista de que no había
mente frustrante para él caminar pe- señal alguna de que hubiera algún
nosamente hacia la colina. Durante cambio en el tiempo, mi madre, aún
años se había esforzado para evitar muy preocupada, volvió a hablarle a
esa tarea en ese día particular, y en- papá, quien no le había contado la
tonces se sentía atrapado. Nosotros experiencia que había tenido esa ma-
estábamos seguros de que el Señor ñana.
no lo condenaría, pero aún así, él ha- —No hay señales de lluvia —le
bría preferido encontrar otra manera dijo—. ¿Qué vas a hacer acerca del
de salvar la cosecha. huerto?
Llegó hasta el canal de riego y aga- Por segunda vez en ese día, él su-
rró la compuerta para levantarla, pe- bió tristemente la colina que condu-
ro antes de hacer nada, aún inclinado cía al canal de riego. Con desgano
hacia el canal se detuvo a reflexio- sacó la compuerta del canal, y enton-
nar. ¿Qué podía hacer? Meditó acer- ces se. detuvo asombrado ante su
ca del mandato del Señor de santifi- propia vacilación. "¿Dónde está tu
car el día de reposo. ¿Creía él fe?", se preguntó.
realmente en eso, no simplemente Renovado con una nueva resolu-
con los labios sino con todo su cora- ción volvió a colocar la compuerta y
zón? bajó la colina, con la determinación
Mientras estaba profundamente de no volver allí ningún domingo.
sumido en sus pensamientos, recibió Cuando bajaba la colina, levantó
una viva y poderosa comunicación, los ojos hacia el cielo y vio que las
una que nunca olvidaría: "Suelta la nubes comenzaban a juntarse; y al
compuerta, guarda la pala y las otras cabo de una hora, la lluvia caía a to-
herramientas, que yo haré estas co- rrentes. La tierra reseca se empapó
sas por ti. No sucederá en las prime- con el agua que necesitaba y el huer-
ras horas del día, pero me haré cargo to y los sembrados revivieron en for-
de ello. En cuanto al verano, yo me ma asombrosa.
encargaré de él. Yo proveeré." Esa lluvia fue un milagro, pero era
Mi padre se irguió, y no había na- solamente el comienzo, pues el vera-
die a su alrededor; miró al cielo y no estaba en su primera etapa. Los
éste estaba claro y azul y no se veía sofocantes meses de julio y agosto
ninguna nube. Soplaba una brisa se- quedaban aún por delante. Pero mi
ca, prometiendo un día sofocante y padre no se preocupó; él había recibi-
ardiente. do la promesa de Aquel que había
A pesar del sol abrasador y la tie- hecho la ley y que proveería la mane-
rra reseca y polvorienta, mi padre se ra para que ella se cumpliera.
apartó de la represa, se fue del canal A la semana siguiente un vecino le
y regresó a casa. Había recibido un preguntó si no quería cambiar parte
mensaje y él lo sabía; ignoraba cómo de su turno de riego para unas horas
sería protegido pero sabía que se le del sábado en lugar del domingo. Mi
había dado una promesa. Se vistió y padre se sintió más que complacido
se fue a la Iglesia dejando su granja en acceder a ello y durante ese breve
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"Todo el que procure salvar su vida"
período de tiempo pudo regar el una cosecha tres veces más abundan-
huerto, pero no le fue posible regar te de heno y otra muy generosa de
los sembrados de maíz, cebada y he- cebada y maíz. Verdaderamente las
no. Mas el Señor lo volvió a bendecir. ventanas de los cielos se habían
Periódicamente durante todo el ve- abierto, y el Señor de hecho había
rano, precisamente cuando la lluvia provisto.
era más necesaria que nunca, se Aun cuando han pasado unos cuan-
aglomeraban 'las nubes, llovía y las tos años desde aquel milagroso vera-
plantaciones recibían la refrescante no, mi fe continúa fortaleciéndose
agua. por la experiencia vivida. Muy a me-
Mi padre estaba tan seguro de que nudo el Señor desea bendecirnos, pe-
el Señor lo protegería, que ni una ro nosotros no se lo permitimos; te-
sola vez durante el verano limpió las nemos miedo de confiar en El, que
zanjas, pues sabía que no las iba a nos lo ha dado todo, y que desea ben-
utilizar. decirnos, tal como lo hizo con la gran-
Aunque estábamos en el reseco y ja de mi padre, con el agua de vida.
caluroso estado de Utah, donde toda Sus bendiciones nos aguardan, pero
la existencia de los granjeros depen- debemos confiar en El completa e in-
día directamente de los canales de condicionalmente para poder recibir-
riego, ese verano los de la granja de las. A veces nos parece que vemos
mi padre no fueron utilizados. Nunca marchitarse y languidecer nuestros
se había podido pasar un verano sin sueños sin vislumbrar en el horizonte
regar la granja, pero ése fue diferen- la más mínima señal de mejoría, pero
te. Ese verano fue el del Señor y El es entonces que, después de la prue-
proveyó. ba de nuestra fe, se produce el mila-
Al fin de la estación,.mi padre tuvo gro.
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VERDADERAMENTE
LA PALABRA
DE DIOS
por Tammy Lavena Tobín
D
esde que tenía trece años que ya sabía todo lo que quería saber
de edad siempre fue mi de- acerca de Jesucristo. Entonces él me
seo poder dedicar mi vida dijo:
al servicio de la iglesia. —Si Jesucristo hubiera visitado a
Siendo uno de los once hijos criados algunos pueblos y les hubiera habla-
en una familia muy católica, recibí do, ¿no le gustaría leer lo que les di-
todo su apoyo cuando estuve de novi- jo?
cia por seis años en un convento y Me puse a pensar por unos mo-
finalmente tomé los hábitos. Mi pri- mentos en eso y le contesté:
mer lugar de servicio fue Perth, —Sí, me gustaría.
Australia, por el término de cuatro Sacó de un maletín un Libro de
años; después fui trasladada a Syd- Mormón y me explicó:
ney. Me agradaba esa clase de traba- —Este libro relata la visita que Je-
jo porque obtenía de él muchas expe- sucristo hizo a la gente de las Améri-
riencias maravillosas al servicio de cas hace mucho tiempo. Todo lo que
mi prójimo. Jamás olvidaré esos Dios desea que usted haga es.que lea
años, porque siento que en ese tiem- treinta y cinco páginas de este libro,
po estaba preparándome para un su- y ore y le pregunte si esto es verda-
ceso que cambiaría todo el curso de dero. ¿Hará esto por El?
mi vida. Le contesté que por su actitud me
Todo comenzó en un día normal y daba cuenta de que su religión signi-
corriente. Me dirigía a la casa de una ficaba mucho para él, como la mía
anciana que vivía como a dos cuadras para mí, así que leería las treinta y
del convento, cuando vi venir hacia cinco páginas y oraría al respecto.
mí a dos jóvenes con traje obscuro; el Quedamos en reunimos nuevamente
más alto se paró frente a mí, se pre- a la mañana siguiente, cuando les de-
sentó y me preguntó qué sabía yo de volvería el libro. Después puse el Li-
La Iglesia de Jesucristo de los San- bro de Mormón en mi cartera y conti-
tos de los Últimos Días. Le contesté nué mi camino.
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VERDADERAMENTE LA PALABRA DE DIOS
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preguntarle a Dios si debía ser bau- que me bautizaron y fui confirmada
tizada, tuve la misma impresión miembro de La Iglesia de Jesucristo
que había tenido cuando leí el Li- de los Santos de los Últimos Días.
bro de Mormón. Cuando abrí los Al regresar esa noche al convento,
ojos, nos miramos unos a otros sin mientras empacaba mis cosas, pasa-
pronunciar palabra por un momen- ron por mi mente muchas emociones
to que me pareció interminable. Te- y recuerdos dulces. Algunas de las
nía miedo de hablar, hasta que uno hermanas se acercaron a mí y me
de los élderes me preguntó: preguntaron qué era lo que hacía, y
—¿No le pareció maravilloso lo sencillamente les contesté:
que acabamos de experimentar? —Me voy. He hallado el lugar don-
—Sí —le contesté. de Dios quiere que vaya. Me conver-
—¿Obedecerá usted al Señor y tí en miembro de La Iglesia de Jesu-
guardará sus mandamientos para cristo de los Santos de los Últimos
arrepentirse y ser bautizada por al- Días y fui bautizada.
guien que posea la autoridad? ¿Lo Se alarmaron, pero yo continué
hará este domingo? empacando; y cuando me despedí de
Titubeé un poco, pero finalmente ellas le di a cada una un ejemplar del
le dije: Libro de Mormón, diciéndoles:
—Sí, obedeceré al Señor y me bau- —Por favor, léanlo con corazón y
tizaré. mente receptivos;
Ya para el domingo los élderes me Yo sé que lo que hice fue correcto.
habían enseñado muchas verdades Estoy muy agradecida por la Iglesia
maravillosas de la Biblia, verdades Católica y por todo lo que hizo por
que eran tan claras como la luz del mí. Siento que las experiencias por
día, cosas que nunca había escuchado las que pasé en el convento me pre-
o leído. Todavía no les había dicho a pararon para aceptar el evangelio
las demás monjas lo que iba a hacer. restaurado. Yo sé que Dios vive, que
Al salir esa mañana para encontrar- es un ser personal como cada uno de
me con los élderes, me sentía muy nosotros, pero perfecto. Jesüs es el
nerviosa, pero a la vez muy ilusiona- verdadero Cristo. Sé que El vive hoy
da. El servicio dominical fue una ex- en día y que padeció por nuestros
periencia maravillosa; cuando termi- pecados con la condición de que nos
nó fuimos a la casa de un miembro en arrepintamos. Yo sé que José Smith
espera de que llegara la hora para mi es un Profeta de Dios y que en la
bautismo. actualidad también tenemos a su
A medida que ese momento se Profeta sobre la tierra. Y por mi pro-
acercaba, me iba poniendo más ner- pia experiencia, yo sé que el Libró de
viosa; pero tenía la certeza de que Mormón es verdaderamente la pala-
era eso lo que Dios quería de mí, así bra de Dios.
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LA CRITICA...
por Dan Workman
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En la orientación
familiar y otras
situaciones
H
abían llegado los maestros de ser tan honrado como muchos de
orientadores, y apenas se ellos si no me hubiera criado con
habían sentado para ha- las creencias de la Iglesia Hormo-
blar con la familia, cuando na. Tal vez tú mismo te hayas he-
el hijo adolescente se apresuró a pre- cho esa pregunta.
guntar: Carlos asintió con la cabeza, y el
—¿Cómo podemos decir que la maestro orientador continuó.
nuestra es la única Iglesia verdade- —De manera que, cuando decimos
ra, cuando algunos de mis mejores que somos miembros de la única
amigos no son mormones y creen Iglesia verdadera, no estamos di-
tanto en la veracidad de su religión ciendo que somos superiores a otras
como nosotros en la nuestra? personas ni que somos los únicos que
Una mirada al padre del joven dio se preocupan por hacer el bien. Que-
por resultado un leve encogimiento remos decir que ésta es la única Igle-
de hombros como diciendo: Nosotros sia que el Señor ha autorizado, por
ya hemos tratado de contarle. Ahora medio del poder del sacerdocio, para
les toca a ustedes. El mayor de los predicar su evangelio y efectuar las
maestros orientadores quedó en si- ordenanzas necesarias para la salva-
lencio un momento, v después dijo: ción. Queremos que todas las perso-
—Bueno, Carlos, tu pregunta me nas posean este conocimiento, que es
parece sincera. Me recuerda algo de beneficio para su vida espiritual...
que me sucedió cuando yo mismo La charla continuó tranquilamen-
tenía un par de años más de los te. Después de buscar el pasaje que
o[ue tú tienes ahora. Cuando me ale- dice: "Un Señor, una fe, un
jé de la casa de mis padres y decidí bautismo" (Efesios 4:5), y algunos
ir a la universidad por primera vez, otros similares, Carlos sintió que ha-
metí en las valijas ciertas ideas bía recibido una respuesta satisfacto-
fijas que tenía. Llamémoslas prejui- ria a su pregunta.
cios. Pensaba que dejaba la vida La respuesta del maestro orienta-
simple de una granja, donde había dor a la pregunta que inquietaba a
llevado una existencia protegida, Carlos ilustra una variedad de prin-
para ir a una gran ciudad inicua, cipios que pueden ayudarnos a en-
donde tendría que poner a prueba frentar la crítica de manera positiva
en todo momento los principios que y eficaz.
se me habían enseñado; esto, por
supuesto, no sucedió. Me sorpren- 1. No se sobresalte; esté prepara-
dió que la mayoría de mis compañe- do. A veces los maestros orientado-
ros fueran personas excelentes. Al- res tienen que contestar preguntas o
gunos de ellos concurrían a una igle- declaraciones que parecen criticar a
sia distinta de la mía, y otros ni la Iglesia, los principios del evange-
siquiera iban a ninguna. Al obser- lio, otros miembros o líderes de ella.'
var su comportamiento, a veces me La manera de responder a tales críti-
preguntaba si yo habría sido capaz cas puede dejar una impresión dura-
dera en las familias a quienes se les
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La crítica...
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oyente, ya que de esta forma, quizás testimonio de la veracidad del evan-
se descubran críticas que encubren gelio, asi como del poder de la revela-
otros problemas. Por ejemplo, el co- ción que dirige la Iglesia. Tenga cui-
mentario: "No me gusta ir a las dado de no transmitir un mensaje
reuniones" tal vez signifique, en rea- que condene u ofenda a la persona a
lidad, "No puedo oír bien", o "No quien procura ayudar.
puedo dejar de fumar". Tal vez el Carlos tenía otras preguntas que
comentario: "Todo lo que hacen en la le molestaban, las cuales surgían du-
Sociedad de Socorro es chismear" rante sus conversaciones con ami-
puede significar: "Mi hija y mi yerno gos, preguntas y dudas que preocu-
están en trámite de divorcio, y no paban a sus padres. Aunque ellos
quiero que me llegue ningún mismos eran inactivos, deseaban que
chisme". Al escuchar con paciencia y su hijo tuviese una actitud positiva
con buen ánimo, el maestro orienta- hacia la Iglesia, pero no tenían las
dor permite que la persona se sobre- respuestas que el joven necesitaba.
ponga al dolor o a la debilidad que le De manera que, cuando los maestros
impiden disfrutar por completo del orientadores se retiraron, quedó
espíritu del evangelio. acordado que volverían a visitarlos
4. No se deje llevar por el aspecto una vez por semana para enseñar a la
negativo. El cabalgar a la par de la familia los principios del evangelio,
estampida es muy distinto que for- escogiendo los temas de una lista que
mar parte de ésta. De igual manera, ellos mismos prepararían. Después
el trabajar con alguien para resolver de cada lección, los miembros de la
o aclarar conceptos erróneos no su- familia podrían hacer cualquier pre-
pone unirse a la crítica. Todo lo con- gunta que desearan.
trario, No obstante su deseo de esta- Este sistema funcionó muy bien.
blecer afinidad con alguien, tenga En otra visita, Carlos les preguntó
mucho cuidado en no dar la impre- otra cosa que le había estado pertur-
sión de que está de acuerdo con los bando:
elementos negativos de la crítica. —¿Por qué construye la Iglesia
El Salvador nos dijo: "Ponte de tantos edificios caros, cuando hay
acuerdo con tu adversario pronto, tantas personas en el mundo que se
entre tanto que estás con él en el están muriendo de hambre?
camino" (Mateo 5:25). Esto no signi- Los maestros orientadores enca-
fica que debamos añadir nuestra voz raron ésta de manera muy similar a
al coro de disensión. Debemos encon- la anterior. Al analizarla, descubrie-
trar algún principio positivo en co- ron que estaba compuesta de dos
mún y establecer cierto nivel de con- partes: (1) había expresado un senti-
fianza antes de intentar corregir o miento de preocupación por las per-
cambiar de dirección a la otra perso- sonas necesitadas del mundo, y (2)
na. Este fue precisamente el método había emitido un juicio con respecto
que utilizó el maestro orientador de a la cantidad de dinero que la Iglesia
Carlos. Póngase de acuerdo cuando gasta en la construcción de edificios.
le sea posible y no se interne en cues- Habiendo dividido la pregunta en
tiones que podrían causar una divi- los elementos positivos y negativos,
sión, hasta que haya creado un am- pudieron enfocar la atención en lo po-
biente donde se pueda hablar sitivo, ya que mientras el interés
tranquilamente. principal fuera por los necesitados,
5. Dé su testimonio. En una mane- todos podrían estar en común acuer-
ra sincera y espiritual, exprese su do.
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La crítica...
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la conversación se debe evitar refe- muy poco que ver con la propia sal-
rirse a una persona determinada y vación.
enfocar el principio de que el objeti- Al margen de cualquier técnica
vo del evangelio es llevarnos a la per- que se pueda utilizar para responder
fección; pero, sobre todo, el maestro a la crítica, existe un principio que es
orientador debe evitar que sus ideas mayor que todos los demás, el cual,
se interpreten como que está de por supuesto, es el amor. La crítica
acuerdo con la crítica expresada. puede ser uno de los mayores obstá-
La charla debe orientarse tranqui- culos para el amor; pero, por otra
lamente hacia la idea de que los líde- parte, éste es también el método más
res de la Iglesia son llamados por me- eficaz para sobreponernos a la críti-
dio de la inspiración, y que el ca. El mensaje del evangelio es que
sostenerlos en sus llamamientos sig- no sólo debemos sentir amor, sino
nifica apoyarlos en el desempeño de que también debemos crear ese sen-
sus responsabilidades, a pesar de lo timiento en los demás. Inspiremos
que nosotros consideremos como de- amor, demostrándolo primero. Y en
bilidades en ellos; esta actitud signi- la orientación familiar demostramos
fica que sostenemos a esa persona amor cuando reconocemos los logros
que Dios ha llamado. alcanzados por otras personas, cuan-
Si usted ha servido como líder, tal do mantenemos contacto y escucha-
vez pueda expresar lo difícil que es mos, cuando ayudamos, enseñamos,
tomar ciertas decisiones, y lo impor- apoyamos y nos interesamos en
tante que fue sentirse apoyado por aquellos por quienes tenemos res-
los miembros en su cargo. ponsabilidad. Esa es la esencia de la
orientación familiar: el proceso por el
Aún más, el maestro orientador cual intensificamos el amor por el
podría encontrar una manera amable evanglio, y el que sentimos los unos
de recordar a la persona que critica por los otros.
que las imperfecciones ajenas tienen
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L
a clase había terminado; los Ahora, sentado tras mi escritorio,
jóvenes juntaban sus libros empecé a preguntarme si habría sido
mientras conversaban como demasiado estricto en alguna cosa,
es costumbre en ellos. Se quizás demasiado dogmático. Lógi-
alejaron de la clase de seminario so- camente, había enseñado la posición
los o en grupos, con su atención pues- de la Iglesia respaldado por las Es-
ta en las próximas actividades del crituras, por discursos de las Autori-
día. dades Generales, y por mi propia ex-
A solas ya, me dejé caer algo fati- periencia. Pero, ¿habría sido de-
gado en mi silla, al frente de la sala masiado estricto como para que la ju-
de clases, quizás un poco desanimado ventud lo aceptara? ¿Perdería a jó-
e indudablemente algo perturbado. venes como Daniel o Alicia, quien a
Ese día había puesto especial interés veces se pone de acuerde- con lo que
en la clase, y nuevamente había sido él dice?
el blanco de las dudas y preguntas de Estaba enfrascado haciéndome es-
Daniel. tas preguntas mientras ordenaba mi
Había puesto en duda casi cada co- escritorio en la sala de clases, cuando
sa que yo había enseñado sobre el Juan, uno de los alumnos, entró a
evangelio. Volvió a resucitar pre- retirar algunos libros que se le ha-
guntas que yo creía ya aclaradas en bían quedado.
clases anteriores, y varias veces tu- —¿Qué tal, hermano? —me dijo—.
vo la habilidad suficiente para poner- ¿Cómo está?
me en una posición en la que debía —Muy bien, Juan, ¿y tú?
darle una respuesta precisa. Yo les —¡Fantástico! Me gustó mucho su
había expresado nuevamente mi tes- clase de hoy, aun cuando Daniel nos
timonio sobre la veracidad de los apartó del tema por un momento.
principios del evangelio que enseña- Juan fue un tanto cauteloso al ha-
ba. cerme la siguiente pregunta.
Y SI LA TROMPETA
DIERE SONIDO
INCIERTO...
por Wayne B. Lynn
Ilustrado por Larry W. Nielsen
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—¿Le molesta cuando él pone en riendo. Repentinamente todo pare-
duda lo que usted dice y se pone ne- cía encajar. Cuando Daniel hiciera
gativo? preguntas en el futuro, le entendería
Tranquilamente lo admití, pero le y sería un placer ayudarle a buscar
dije que mi preocupación principal las respuestas.
era mi aparente inhabilidad de acer- Luego me asaltó una duda. ¿Y si
carme a Daniel y despertar en él una me vio dudar? ¿Qué habría sucedido
actitud más positiva de fe en las en- si hubiera captado vaguedad en mis
señanzas del Señor. Juan sonrió. respuestas? No habría ayudado a ga-
—Suponía que pensaba así —me narme a Daniel, sino que lo habría
dijo—. Permítame que le cuente algo traicionado, habría traicionado la sa-
acerca de él. Daniel tiene muchos grada confianza depositada en mí al
amigos que no son miembros de la ser su maestro.
Iglesia. Aunque parece negativo Fue el apóstol Pablo quien dijo: "Y
aquí en la clase, cuando llega a la si la trompeta diere sonido incierto,
escuela, ¡se transforma en ustedl ¿quién se preparará para la batalla?"
Las dudas que le expone en las clases (1 Corintios 14:8.) No hacemos esta-
son las que capta en sus amigos du- llar la trompeta en el oído de la gen-
rante sus conversaciones. Las res- te, pero tampoco dejamos que la mú-
puestas que usted le da son las res- sica de su mensaje se pierda; más
puestas que él da a sus amigos. bien, el llamado debe ser dulce y te-
Solamente está almacenando muni- naz y de sonido cierto.
ciones.
Juan tomó sus libros y se despidió
con una sonrisa. Me senté nueva-
mente frente a mi escritorio, son-
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Una obra maravillosa y un prodigio
por Lucile C. Tate
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del presidente David O. McKay, Ayudante del Consejo de los Doce; y
quien vivió 96 años y 132 días. Franklin D. Richards, uno de los
Unos días antes, tuvo que some- Presidentes del Primer Quórum de
terse a una intervención quirúrgica los Setenta.
en la cual le amputaron parte de la Con sus 96 años, su vida se ha ex-
pierna derecha, a la altura de la pan- tendido cubriendo la mitad de la his-
torrilla. Fue necesario hacerle esta toria de la Iglesia en esta dispensa-
operación por una deficiencia en la ción y abarcando la administración
circulación. Con incontenible entu- de diez Presidentes, desde John Tay-
siasmo, aun después de una opera- lor hasta Spencer W. Kimball.
ción de tal magnitud, en corto tiempo
reasumió sus responsabilidades utili- La niñez del élder Richards
zando un pie artificial y un aparato LeGrand Richards nació en Far-
ortopédico que le ayuda a sostener- mington, Utah, el 6 de febrero de
se. 1886, hijo de George F. Richards y
Aunque los años han dejado sus Almira Robinson. Era el tercero de
huellas en el cuerpo de este hombre, quince hijos.
parece haber perdido muy poco de su El trabajo pesado era común en
vigor. Todo el que lo oye dar un dis- aquellos días, y hasta los niños pe-
curso se siente impresionado por el queños tomaban parte en él. A cada
tono fuerte y vivaz de su voz, hablan- uno se le enseñaba de acuerdo con su
do a tal velocidad que mantiene a sus edad y capacidad de comprensión, y
oyentes conteniendo el aliento en es- luego se le alentaba a llevar a cabo
pera de que él se detenga para tomar sus tareas meticulosamente.
el suyo. A los once años ya lo consideraban
Cada uno de sus discursos tiene a él capaz de hacer el trabajo de un
una frescura y una vitalidad que ha- hombre. Debido al gran amor y ad-
cen que sus mensajes cobren vida. miración que sentía por su padre,
Una de sus características es que disfrutaba de trabajar con él y apro-
muchas veces, al acercarse al fin de vechaba la instrucción que éste le im-
su discurso, lo interrumpe y se dirige partía y las conversaciones sobre el
a la autoridad que preside o conduce evangelio que a menudo formaban
la reunión preguntándole: "¿Tengo parte de sus pláticas diarias. Ayuda-
tiempo para contar otra anécdota?" ba a desherbar un enorme plantío de
Nos da la sensación de que podría maíz, a arar la tierra, a manejar una
seguir hablando por horas. ¡Y el gozo gran cosechadora de grano y, ade-
con que habla casi le hace a uno de- más, cargaba heno, madera, etc.
sear que así fuera! El invierno hacía más difícil cual-
Este hermano es miembro venera- quier tarea. En muchas oportunida-
ble de una venerable familia, de la des en que fue con su padre a las
cual proceden cinco Apóstoles de la montañas a buscar leña, tuvieron ex-
Iglesia: dos de ellos miembros de la periencias en las que se les congela-
Primera Presidencia (Willard y ron los guantes, se les dio vuelta una
Stephen L. Richards), dos que fue- carreta cargada o los caballos estu-
ron presidentes del Consejo de los vieron a punto de desbocarse.
Doce (Franklin D. y George F. Ri- Por el ejemplo que recibió de su
chards), y ahora el élder Richards. padre y su propio espíritu generoso,
Además, otras dos Autoridades Ge- para el hermano Richards era natu-
nerales: Stayner Richards, que fue ral prestar servicio. Sirvió como pre-
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LeGrand Richards: Una obra maravillosa y un prodigio
sidente del quorum de diáconos con de los terrenos que rodeaban el edifi-
tanto entusiasmo y fidelidad como su cio.
padre servía en la presidencia de la Las enseñanzas diarias de su pa-
estaca. De esa época él recuerda: dre impresionaron tan vividamente
Teníamos que barrer nuestro cen- al muchacho que decidió proteger su
tro de reuniones todos los sábados y mente ejerciendo control sobre lo
en el invierno debíamos trozar la le- que permitiría entrar en ella. Cuenta
ña y acarrearla hasta la leñera, el hermano Richards:
donde la acomodábamos; además, el Un día me alejé del lugar donde
domingo por la mañana muy tem- acostumbrábamos reunimos, con la
prano teníamos que estar allí para firme determinación de que ningún
limpiar el polvo de los muebles y en- amigo mío me acusaría nunca de
cender los fuegos para calentar el haber contaminado su mente con
edificio. También teníamos que lim- cuentos sucios como los que yo había
piar las lámparas y llenarlas de oído allí ese día.
combustible. Y en el verano, durante Decidido a prepararse para cuando
el buen tiempo, teníamos que cuidar recibiera el llamamiento misional,
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empezó a estudiar y memorizar las sado, lo atacó un carnero enfurecido
Escrituras, práctica que ha continua- que lo corneó una y otra vez; todo lo
do a lo largo de su vida. Esos estu- que pudo hacer fue arrimarse contra
dios también lo hicieron conocer a los una cerca y extender los brazos tra-
profetas de modo que los considera- tando de defenderse del ataque. Se
ba como si fueran sus amigos. cree que lo que le salvó la vida fue el
No todos podemos tener amigos yeso que llevaba alrededor de la cin-
que sean eruditos, decía, pero pode- tura.
mos establecer una diaria relación A los nueve años, y teniendo toda-
con los grandes hombres de Dios si vía que usar muletas para caminar,
nos familiarizamos con su vida, sus otra vez fue víctima de un desafortu-
obras y sus enseñanzas por medio de nado accidente al caer nuevamente
los escritos y registros que tenemos de una carreta. En esa ocasión, la
disponibles. rueda le pasó por encima de un bra-
zo, fracturándolo.
Las grandes pruebas Traté de echar mano a las muletas
Físicamente, la vida no fue fácil y luego me las arreglé para arras-
para el élder Richards, ni siquiera en trarme y salir de debajo del carro.
su infancia y juventud. Sufrió repeti- Tenía el brazo retorcido formando
damente enfermedades y accidentes un extraño ángulo, pero no dejé que
que probaron su temple y lo fortale- el doctor me lo acomodara hasta que
cieron espiritualmente. mi padre regresó del campo y pudo
Siendo todavía muy pequeño, con darme una bendición.
el reverso, de un hacha le dieron en la Siendo adolescente estuvo grave-
cabeza un golpe que lo dejó tendido mente enfermo de escarlatina, y du-
en el suelo, sangrando; pero después rante muchos días tuvo una fiebre
de recibir una bendición del sacerdo- extremadamente alta.
cio y atención médica, se recuperó Cuando tenía diecinueve años, y
completamente. Poco después de es- estaba listo para salir en una misión,
te accidente, fue despedido de un ca- el hermano Richards volvió a verse
rro tirado por caballos cuando éstos obligado a usar muletas, esa vez de-
hicieron un inesperado' movimiento bido a una gran inflamación en una
hacia atrás; al caer, una de las ruedas rodilla, que era sumamente dolorosa
del carro le pasó sobre la cabeza, y y por la cual tuvo que ser enyesado.
antes de que pudieran sacarlo, los ca- El médico le aconsejó que se quedara
ballos volvieron a caminar, esa vez y se cuidara por un tiempo; en lugar
hacia adelante, haciendo que la rue- de hacerlo, él le pidió a su padre una
da le pasara por encima otra vez. Su bendición de salud mediante la cual
aterrado padre lo tomó en brazos y le pudo salir para la misión en la fecha
dio una bendición, y una vez más se establecida, ya sin el yeso y sin tener
recuperó milagrosamente. necesidad de las muletas.
Cuando tenía ocho años contrajo A pesar de todos los accidentes y
una infección en el hueso de la cade- enfermedades, éstos no le acarrea-
ra, y durante nueve meses tuvo que ron consecuencias, con la excepción
llevar un yeso que le iba desde la de la enfermedad que sufrió en la ca-
cintura hasta la punta del pie; tenía dera y que le dejó esa pierna unos
que caminar con muletas y perdió to- cuatro centímetros más corta, lo cual
do ese año de escuela. En esa misma le causó una cojera permanente y do-
época, mientras estaba todavía enye- lor o molestias casi de continuo du-
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LeGrand Richards: Una obra maravillosa y un prodigio
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cuyo promedio era de 197 folletos por todo lo que había en cubierta. Una
mes. hermana que viajaba desde los paí-
En 1926, el élder Richards, res- ses escandinavos le comentó lo si-
pondiendo a un llamado que hizo el guiente: "Hermano Richards, no pa-
presidente Heber J. Grant para mi- rece usted preocupado en lo más
siones de corta duración, se alejó de mínimo". Su respuesta fue:
su familia, dejó el negocio y se fue a "Hermana, no sé cuál será el destino
servir como misionero en otra parte de este barco, pero yo me siento tan
del país. En 1929, aceptó otro llama- tranquilo como si estuviera sentado
miento cuando el presidente Grant le en la sala de la casa de mis padres.
pidió que vendiera la casa y el nego- Recibí la promesa de que si cumplía
cio, y se mudara para California. Allí honorablemente la misión podría re-
sirvió primero como obispo y luego gresar a mi hogar sano y salvo. Ten-
como presidente de estaca. Ése tipo go la seguridad de que mi misión fue
de llamamiento no era común, pero aceptable para el Señor y, por lo tan-
cuando lo recibió de boca de un men- to, sé que regresaré a mi casa sin
sajero, le dijo a éste: dificultades."
"Dile al presidente Grant que mi La gratitud. Un profundo senti-
amor por el Señor, por la Iglesia y miento de gratitud ha dominado la
por él es tal, que si eso es lo que él vida del élder Richards. Cuando es-
desea, eso haré." taba eaAmsterdam como misionero,
Su fe. Cuando se dirigía de regre- según dice:
so a su casa, después de la primera Solía ir a la capilla, arrodillarme
misión, la travesía por barco fue bas- detrás del pulpito y agradecerle al
tante dificultosa. Ál aproximarse al Señor el privilegio de estar en la mi-
fin del viaje, se encontraron en me- sión, y la oportunidad... de dar tes-
dio de una terrible tempestad; las timonio del evangelio. Este era tan
olas eran gigantescas y barrían con grande que parecía quemarme el co-
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LeGrand Richards: Una obra maravillosa y un prodigio
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arriba a la izquierda: Fotografía del grupo muchos oficios en sus casi treinta y
familiar, tomada ei 30 de diciembre de 1925, un años como miembro del Consejo
que el élder Richards llevó consigo durante de los Doce. Aparte de sus labores
su breve misión en el año 1926, en ei este en la obra misional, de las cuales
de los Estados Unidos. Arriba a la derecha:
La casa de George Richards en Tooele, nunca se aleja, también ha cumpli-
Utah, donde el élder Richards pasó sus do, como parte de sus responsabili-
años de adolescencia a comienzos del siglo. dades en el Quorum, varias asigna-
Abajo a la izquierda: En 1938, ai ser ciones administrativas, y servido en
llamado Obispo Presidente, LeGrand
Richards con sus consejeros, Marvin O. mesas directivas y trabajos en comi-
Ashton, izquierda, y Joseph L. Wirthlin, tés.
derecha. Abajo a la derecha: El obispo Al igual que las demás Autorida-
LeGrand Richards del Barrio Sugar House
en Salt Lake City, con sus hijos LaMont y des Generales, el élder Richards ha
LeGrand, hijo, en una actividad de padres e viajado extensamente, alzando su
hijos del barrio. voz en testimonio. Ha viajado por
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LeGrand Richards: Una obra maravillosa y un prodigio
toda la Iglesia, recorriendo las mi- mujeres en la tierra, dice, que han
siones y asistiendo a las conferen- sido siempre dignos de ser miembros
cias de estaca. Además ha concurri- de la Iglesia, pero pocos se han dete-
do a conferencias de área, las cuales nido lo suficiente como para colocar
han llevado a muchas de las Autori- las verdades en su debido lugar a fin
dades Generales hasta cantidad de de entenderlas. Eso es lo que logro
gente que nunca tendría esperanza con mi libro.
de asistir a las conferencias genera-
les en Salt Lake City. La familia
Á lo largo de todo su servicio pú-
Una obra maravillosa y blico, el élder Richards se ha aferra-
un prodigio do firmemente a la vida familiar. Es-
Entre los muchos beneficios que taba profundamente dedicado a su
ha proporcionado a la Iglesia, hay esposa, Ina (quien falle-ció en 1977), y
uno que invariablemente nos viene al a cada uno de sus ocho hijos. Aquella
pensamiento: su primer libro (ha es- unión familiar comenzó en 1909,
crito tres), Una obra maravillosa y cuando Ina y él se casaron.
un prodigio. En treinta y dos años y El élder Richards siempre se ha
después de veintitrés impresiones esforzado por estar atento a las nece-
(1950-1982) se han vendido más sidades de su esposa. Declara con
ejemplares que de cualquier otro li- mucha naturalidad:
bro en la Iglesia con la sola excepción Cuando nuestros hijos eran chi-
del Libro de Hormón. El editor ha quitos, no creo que mi esposa tuviera
informado que en los Estados Unidos que levantarse a atenderlos ni una
se han impreso entre un millón y me- sola vez, a menos que estuvieran en-
dio y dos millones de ejemplares, a fermos. Yo pensaba que si ella tenía
esta cantidad hay que añadir cin- que entendérselas con los niños y
cuenta mil copias impresas en Euro- cuidarlos durante el día (y todos sa-
pa. Ha sido traducido a dieciocho bemos lo agotador que esto puede re-
idiomas. El élder Richards jamás ha sultar), mientras yo hacía trabajo
aceptado honorarios por el libro; los de oficina, muy bien podía a mi vez
ha donado todos a la obra misional de substituirla durante la noche. Así
la Iglesia. que cada vez que uno lloraba, yo sal-
Muchas de las personas a quienes taba de la cama e iba a atenderlo, ya
ha impresionado o que han sido con- fuera un biberón o un cambio de pa-
vertidas por medio del libro han rela- ñales lo que hiciera falta.
tado su efecto, y sus historias han Aunque habla de que cuando esta-
llegado de todas partes del mundo y ban enfermos era la madre quien los
de gente de diferentes edades y de atendía, cada uno de sus hijos re-
toda clase social. Casi no pasa un solo cuerda la ternura con que los cuida-
día sin que lleguen cartas, o vaya al- ba, cómo los arropaba en la cama, los
guien a su oficina, para hablarle del consolaba y les hacía masajes para
libro y agradecerle por haberlo escri- aliviarlos; y no olvidan las bendicio-
to. .nes que recibieron de su padre,
El élder Richards opina que Una quien siempre les ha demostrade un
obra maravillosa y un prodigio es su amor profundo y constante.
contribución mayor a la edificación En mayo de 1959, los hermanos
del reino de Dios en nuestra época. Richards celebraron sus bodas de
Creo que hay miles de hombres y oro. Al recordar las pruebas, el gozo,
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El élder LeGrand Richards y su esposa El élder LeGrand Richards, sentado a la
celebran sus bodas de oro, en mayo de izquierda, posa con su familia en la época
1959. en que fue llamado a ser miembro del
Consejo de los Doce en 1952,
las dificultades y los triunfos de esos a la Autoridad General que les estre-
cincuenta años, la hermana Richards chó la mano.
los resumió en esta breve declara- Quizás ése sea el rasgo de su per-
ción: "Nadie puede haber tenido una sonalidad que todos recordemos me-
vida más dulce y mejor que la jor: su deseo de acercarse a los
nuestra". miembros. Pero antes de que nos lle-
Después que ella murió, el élder gue el momento en que sólo podamos
Richards les dijo a sus hijos: recordarlo, todavía disfrutaremos y
"¡Estoy tan agradecido de saber aprenderemos mucho de él. A pesar
que la tendré para siempre! Ella es de sus 96 años*, quizás lo tengamos
tan buena como cualquiera de los án- con nosotros por algún tiempo.
geles con quienes estará ahora; y por Cuando al celebrar sus noventa
eso, estoy seguro de que se siente años, el presidente N. Eldon Tanner
muy a gusto entre ellos." le preguntó: "¿Ha vivido usted toda
su vida en los Estados Unidos?", su
Su amistad para con todos rápida respuesta fue: "¡Todavía no!"
El carácter práctico y franco del
élder Richards atrae a las personas
de cualquier condición social y nacio- *Nota de la editora: Al publicarse este
nalidad; él es un Apóstol a quien to- artículo el élder Richards estará ya
dos aman. Una de sus características por cumplir los 97 años, el G de este
es que antes y después de dar un mes.
discurso se acerca a la gente demos-
trando su amor, su calidez humana, El mateñal para este_ articulo se lia
extraído del libro por la autora,
su sinceridad. LeGrand Richards: Beloved Apostle
Mucho tiempo después de que las (LeGrand Richards, el amado Apóstol)
personas hayan olvidado nuestras publicado en 1982 por Bookcraft, Salí
palabras, dice, seguirán recordando Lake City, Utalt.
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LOS EXAMENES
por Kanako Yamabuki
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En el hecho de aprobarlos o no radicaría
la diferencia entre que mis padres me
permitieran ser bautizada o me negaran el permiso.
L
as manecillas del reloj te- mis padres me permitieran ser bauti-
nían que haberse detenido zada o me negaran el permiso. Du-
en un lugar, pues cada vez rante cuatro años había estado tra-
que lo miraba parecía ser la tando de convencerlos de eme entrar
misma hora. ¿Por qué no venía de como miembro en La Iglesia de Jesu-
una vez el profesor a empezar los cristo de los Santos de los Últimos
exámenes para que mi agonía llegara Días me haría ser mucho mejor. Pe-
a su fin? ro, especialmente mi padre no quería
Como a la mayoría de los estudian- ni oír hablar de ello, y siempre insis-
tes japoneses, me aterraban los exá- tía en que lo más importante para mí
menes para entrar en la universidad. era mi carrera y que debía dedicar-
En Japón, aquellos que no los pasan me por entero a los estudios.
no pueden seguir estudios superio- Si podía aprobar los exámenes,
res. A menudo, los jóvenes estudian tendría asegurada mi entrada a la
durante todo el año hasta altas horas universidad, y quizás entonces mis
de la noche ' 'quemándose las padres me dieran su autorización.
pestañas", y entre ellos existe el di- Volví a mirar el reloj. Faltaban tres
cho: "El que duerme cuatro horas pa- minutos...
sa, pero el que duerme cinco fraca- Recordé el primer contacto que
sa." Como mis amigos, yo había había tenido con los mormones. En el
pasado muchas noches de vigilia pre- verano en que cursaba segundo año
parándome y había recibido inconta- de secundaria, el presidente Kimball
bles recomendaciones de mis padres había visitado Sapporo. Yo había
diciéndome que debía hacer el máxi- asistido a muchas otras iglesias, pero
mo esfuerzo por aprobar esos exáme- en aquella reunión encontré algo di-
nes. ferente: Existía una gran unión en-
Además, para mí tenían otro signi- tre los miembros, algo que era com-
ficado: En el hecho de aprobarlos o pletamente nuevo para mí. En otras
no radicaría la diferencia entre que iglesias la gente iba a las reuniones,
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Los exámenes
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a estudiar ávidamente el Antiguo Continué estudiando los manuales
Testamento. Las interesantes leccio- del seminario, y mi testimonio se hi-
nes me ayudaron a comprender me- zo cada vez más firme. Pero el bau-
jor lo que era tan nuevo para mí, y mi tismo todavía parecía muy lejOvS de
conocimiento del evangelio aumentó mí.
notablemente. Lamentablemente, Un día, Noemí me propuso que
no pude comprar los manuales de es- ayunáramos y oráramos acerca del
tudio individual supervisado (para la problema. Así que todos los domin-
casa) porque ese año tenía que estu- gos, durante un año entero, ayuna-
diar también para unos exámenes mos y oramos las dos fielmente, ella
muy importantes de secundaria, y junto conmigo. Yo podía sentirme
mis padres querían que dedicara to- muy cerca de Dios, y mi testimonio
do mi tiempo a los estudios escolares se fortaleció en extremo al darnos
y no a estudiar religión. cuenta de las muchas bendiciones
¡Me sentí tan feliz cuando mis com- que recibimos en ese año. Pero mis
pañeros de seminario me regalaron padres permanecieron firmes en su
los manuales1! Y me pregunté qué po- decisión.
dría darles yo a cambio. Al fin pensé Por último, mis recuerdos me lle-
que lo mejor sería estudiarlos con varon al principio de ese año de estu-
verdadera dedicación. Y, aunque mi dios, el último de secundaria, el año
progreso era más lento que el de en que tendría que prepararme para
otros compañeros, pude finalmente aquellos exámenes. Sabía que no me
terminarlos y entregárselos al maes- permitirían unirme a la Iglesia hasta
tro. que éstos hubieran pasado, y me pre-
Por otra parte, aprobé los exáme- guntaba si me autorizarían a hacerle
nes, por lo cual sentí gran alivio. Te- aun después. De una cosa estaba se-
nía grandes esperanzas cuando fui gura: Si no aprobaba los exámenes,
otra vez a hablar con mis padres so- con seguridad mis padres me dirían:
bre el bautismo, puesto que les había "¡Es porque has malgastado tanto
probado que podía ser activa en la tiempo en esa iglesia!" Tenía que
Iglesia y tener éxito en mis estudios probarles que estaban equivocados.
al mismo tiempo. Su respuesta fue Y aunque sospechaba que el aprobar
un duro despertar a la realidad. esos exámenes era de fundamental
—No —me dijo mi padre—, pues importancia para mi bautismo, no
desde ahora en adelante los estudios podía ver cómo lograría que ellos me
serán cada vez más difíciles, y no dieran el permiso.
tendrás tiempo para ambas cosas. Había estudiado más que nunca,
A ambos les disgustaba mucho mi poniendo los estudios delante de to-
diligencia en asistir a las reuniones do, aun de mis asignaciones en la
de la Iglesia, y me expresaban su de- Iglesia. Las tareas del seminario em-
sagrado con palabras ásperas cuando pezaron a amontonarse, pero me ha-
me iba de casa los domingos. Sin em- cía el razonamiento de que, con tal de
bargo, finalmente se dieron cuenta ser bautizada, valía la pena que lo
de que yo no dejaría de ir y poco a dejara un poco de lado. No obstante,
poco fueron aflojando su oposición. la falta de estos estudios me preocu-
LIAHONA/FEBRERO DE 1983 37
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Los exámenes
paba, pues gracias a ellos se había —Es tan buena esa iglesia
fortalecido más mi testimonio. Al ver —agregó— que no creo que mi hija
cómo se apilaban en mis estantes los vaya a cometer un error haciéndose
trece manuales, parecía que mi testi- miembro. Es una buena religión. Y
monio se debilitaba y la conciencia entiendo perfectamente por qué mi
me dijo que no estaba haciendo lo hija quiere profesarla por el resto de
que era correcto; que debería tener su vida.
tiempo para mi trabajo en la Iglesia Los tres tuvimos una conversación
y para el seminario a pesar de los que duró horas, y en la cual poco a
estudios escolares. El 25 de febrero poco comprendí que la actitud de mis
me hice la firme promesa de termi- padres no se debía a que estuvieran
nar los 13 libros para el 4 de marzo, en contra de mí, sino a que me que-
que era el día en que comenzarían los rían mucho, se preocupaban por mí y
exámenes. Entre los estudios de la no deseaban que tomara ciegamente
escuela, los manuales de seminario una decisión tan importante.
fueron un descanso para mi mente. Me sentí agradecida por esos pa-
El 2 de marzo le había entregado to- dres tan maravillosos. Y creo que
dos mis trabajos terminados al asom- ellos también comprendieron que mi
brado maestro de seminario. deseo de unirme a la Iglesia no era
—Ha llegado la hora —dijo el pro- un simple capricho. ¡Al fin me dieron
fesor que supervisaba los exámenes, permiso para ser bautizada!
sacándome de mis recuerdos. Recibí la ordenanza e hice el con-
Miré el reloj y ofrecí una oración venio el mismo día en que me gradué
silenciosa. Como un escuadrón de au- en el programa de las Mujeres Jóve-
tómatas, todos nos levantamos y nos nes. Mis amigos del seminario ayu-
dirigimos al salón donde tendríamos daron a planear el servicio bautis-
que pasar las pruebas. mal, y la mayor parte de mi familia
Nunca creí que aprobaría los exá- estaba allí.
menes, pero varios días más tarde, Entre los miembros de la Iglesia
allí estaba mi nombre, en la lista de en edades de enseñanza secundaria y
los que habían aprobado. ¡No lo po- superior en Japón, solamente un cin-
día creer! Me sentí muy feliz. ¡Podría co por ciento tienen padres que tam-
asistir a la universidad! Corrí a dar- bién son miembros. Los demás, por
les las buenas nuevas a mis padres y lo general, encuentran difícil com-
también les pregunté si al fin me con- partir el evangelio con su familia, y
cederían mi acariciado deseo de ha- los padres que profesan la fe budista
cerme miembro de la Iglesia. o el sintoísmo no siempre pueden
—No —me respondió mi padre lisa comprender el gozo que invade a la
y llanamente, cortándome toda pro- persona que conoce el Evangelio de
testa. Jesucristo. Pero estoy convencida de
Pero, aunque nunca lo había hecho que el Señor nos tiene siempre pre-
antes, mi madre me defendió recor- sentes y encontrará la forma de ayu-
dándole que yo había sido fiel a mis darnos. A mí me ayudó con cuatro
estudios y fiel a mi religión durante años de paciencia que fortalecieron
los últimos cuatro años. mi fe y testimonio.
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FALLECIMIENTO DEL PRESIDENTE
NATHAN ELDON TANNER
El 30 de noviembre, miles de personas asistieron al funeral del presidente
Tanner, primer consejero en la primera presidencia, que falleció en su casa
en Salt Lake City, el día 27 de noviembre, a la edad de 84 años.
A pesar de padecer una enfermedad crónica del sistema nervioso que lo hizo
sufrir por varios años y le dificultó el habla, el presidente Tanner se mantuvo
trabajando constantemente. En la conferencia general de octubre pasado
expresó su testimonio diciendo: "Esta es la obra del Señor. Yo sé que es ver-
dadera". En 1960 fue llamado como autoridad general, en 1962 fue sosteni-
do como miembro del Consejo de los Doce, y en 1963 fue sostenido como
consejero en la Primera Presidencia. Fue consejero de cuatro presidentes de
la iglesia: David O. McKay, Joseph Fielding Smith, Harold B. Lee y Spencer
W. Kimball.
En los servicios funerarios llevados a cabo en su honor, el presidente Kimball
declaró: "Nuestra relación tan cercana ha sido una inolvidable y hermosa ex-
periencia ¡Cuánto lo echaremos de menosl" El presidente Tanner nació en
Salt Lake City en 1898 y se crió en Alberta, Canadá, donde se distinguió co-
mo educador, como líder cívico, como hombre de negocios, así como en
muchos llamamientos de la Iglesia.
Sus deudos incluyen su esposa, Sarah, cinco hijas, veinticuatro nietos y cin-
cuenta bisnietos.
El 2 de diciembre, el presidente Spencer W. Kimball anunció la reorganiza-
ción de la Primera Presidencia, debido al fallecimiento de su primer conseje-
ro, el presidente Tanner, el presidente Marión G. Romney, que era segundo
consejero en la Primera Presidencia, pasa a ser el nuevo primer consejero y el
presidente Gordon B. Hinckley ha sido llamado como segundo consejero.
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casas de la reservación indígena.
EL ANCIANO Con los ojos recorría las paredes
del cuarto, sin reparar en el cartón
FLECHA que no sólo servía para cubrirlas, si-
no también como papel tapiz. Le gus-
taba dejar que su mirada vagara por
DE HIERRO las paredes, deteniéndose para con-
templar alguna fotografía vieja y
por Lynn L. Wright descolorida o un recuerdo del pasa-
do, y entonces las memorias de he-
chos distantes retornaban a su men-
te alerta. Flecha de Hierro no sabía
su edad, ni tampoco había nadie en-
tre sus conocidos que la supiera, pe-
A
l soplar fuertemente por
las llanuras extensas y que- ro su memoria se remontaba a mu-
bradas del norte del estado chos de los tiempos felices de su
de Montana (Estados Uni- pueblo, puesto que había visto tantos
dos), el viento veraniego producía un inviernos en el lapso de su vida.
extraño murmullo al pasar entre el El hermano Flecha de Hierro no
pasto crecido, y silbaba al filtrarse había olvidado qué día era y espera-
por las tablas ya gastadas por el ba con anhelo la hora en que el sol le
tiempo, grisáceas y despintadas de la indicara que se acercaba el mediodía.
casita. Esta se encontraba casi aisla- Al aproximarse ésta, extendió aquel
da en la gran extensión de terreno, brazo, otrora poderoso, para arre-
mientras el río Misurí se deslizaba glar la sábana y la colcha gastada que
lentamente hacia su encuentro con el cubrían su débil cuerpo. Luego sus
Misisipí. De vez en cuando una de las manos nudosas llegaron hasta las dos
maderas flojas resonaba al ser gol- trenzas rectas de precioso cabello
peada por alguna ráfaga, causando gris que colgaban bien por debajo de
un fuerte ruido adentro de la casa. sus hombros. Era importante que ca-
Era domingo, y con la excepción yeran ordenadamente en su lugar y
de algunas creaciones insignificantes que mantuviera la cabeza altiva y
del hombre, las majestuosas llanuras erecta, a pesar de lo difícil que le
presentaban el mismo aspecto que resultaba mantenerla así.
habían tenido cientos de domingos, El esperaba lo que sabía que iba a
así como también otros tantos días suceder. Momentos después llama-
de la semana. Había cierta sensación ron a la puerta, y ésta crujió al abrir-
de inmutabilidad en aquella inmensa se, para dar paso a dos jóvenes con
extensión. trajes obscuros, contentos de encon-
Dentro de la casa solitaria y esca- trarse al fin resguardados del viento.
samente amueblada, recostado en El hermano Flecha de Hierro an-
una cama de hospital vieja y oxidada siosamente extendió la mano y estre-
en la que se encontraba confinado, se chó con cariño la de los misioneros,
hallaba el anciano Flecha de Hierro, que habían llegado con un encargo
el otrora gran guerrero del orgulloso especial a aquella humilde casa. No
y magnífico pueblo de los siux. Esta- hubo mucho intercambio de pala-
ba relegado por la edad y la debilidad bras, ya que el anciano hablaba poco
a aquella chocita de madera de un en inglés y los misioneros no habla-
solo cuarto. Eran así casi todas las ban casi nada en siux; no obstante,
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había cierta comunión de espíritu lentamente por aquellas mejillas
que todos ellos sentían. arrugadas y abatidas por el tiempo.
Los élderes tenían un himnario en Después que bendijeron el agua y
la lengua siux, y mientras uno selec- los tres hubieron participado, los él-
cionaba la música, el otro colocó una deres de nuevo abrieron el himnario,
silla vieja y rústica de madera, soste- y todos cantaron "Israel, Jesús os
nida casi sólo con alambre, en el cen- llama". Entonces el compañero me-
tro del cuarto. Luego desplegó cui- nor ofreció la última oración; remo-
dadosamente dos pañuelos limpios y vieron todo lo de la silla, la volvieron
recientemente planchados y los puso a poner en su lugar cerca de la pared,
en el asiento de la silla. Sacó un plato y la reunión terminó.
pequeño y lo acomodó sobre los pa- Los élderes vacilaron en partir,
ñuelos; en el plato colocó tres pedaci- porque no querían alejarse de ese
tos de pan y al lado de éste un vasito Espíritu especial que habían sentido
con agua limpia. Ya todo estaba dis- tan fuertemente en aquella choza de
puesto para que la reunión comenza- madera en las planicies de Montana.
ra. Finalmente estrecharon la mano
El élder abrió el himnario, y los de su amado hermano y se despidie-
tres cantaron lo mejor que pudieron, ron. De nuevo salieron al fuerte
"Dulce grata oración", después de lo viento de la pradera, el cual parecía
cual uno de los misioneros ofreció la no molestarles ya tanto.
primera oración. Entonces el compa- Esta era una importante asigna-
ñero mayor se arrodilló y pronunció ción semanal del domingo, que los
la bendición del pan. Cuando le pasa- misioneros llevaron a cabo gustosa-
ron el plato al hermano Flecha de mente hasta que el bravo y anciano
Hierro, su temblorosa mano se ex- guerrero, Flecha de Hierro, dejó la
tendió para tomar un pedacito de vida mortal y su cuerpo fue llevado a
pan, que significaba para él el cuerpo descansar en el antiguo y gran ce-
inmolado de su amado Salvador, menterio indio situado en lo alto de
mientras las lágrimas se deslizaban un cerro.
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por Susan Evans McCloud
Estoy tratando de
salvarte de un terrible
error, Marta. Lo sé,
créeme. Lo sé.
(Este cuento está basado'en un he- da que yo —le dije, aunque sabía que
cho real que le ocurrió a una jovenci- no era así.
ta.) Me parecía que toda mi vida, todo
lo que me ocurriría en el futuro, de-
pendía de aquella decisión que ha-
T
erminé de escribir la papele- bían de tomar personas que yo ni si-
ta de la biblioteca pública y quiera conocía.
se la entregué, junto con el —Tendrán que aceptarle —par-
libro, a la señora que espera- loteó mi amiga, mientras empezaba a
ba. Al levantar la mirada me encon- llenar las tarjetas de los libros cuyas
tré con los redondos ojos azules de fechas habían expirado—. Con notas
Laura, que me observaban sobre la como las que has tenido en los últi-
línea de pecas que le cubrían la nariz. mos dos años, y siendo conversa a la
—¿Has recibido alguna respuesta Iglesia, y... ¡ah!... no creo que haya
de la universidad? —me preguntó ningún problema...
con los ojos brillantes. Dejó escapar un suspiro y arrugó
Yo me reí. la nariz en un gesto que tenía algo de
—Creo que estás más entusiasma- tristeza.
LIAHONA/FEBRERO DE 1983 43
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Orgullo y prejuicio
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De mi familia, nadie
asistió al bautismo.
Puesto que aquello era lo
que yo más anhelaba, me
dieron su permiso; pero
permiso y apoyo no son
la misma cosa.
LIAHONA/FEBRERO DE 1983 45
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Orgullo y prejuicio
tos. Tomé el libro, que se titulaba saciones fueron siempre muy corte-
Orgullo y prejuicio, y lo coloqué en ses y formales. La última vez que nos
el estante. Orgullo y prejuicio. Son- reunimos me miró desde su puesto,
reí con ironía. Ese podría ser tam- del otro lado del escritorio, y no hizo
bién el título de una novela que rela- intento alguno de abrir el grueso vo-
tara los últimos meses de mi vida. lumen del cual íbamos a hablar esa
Las reuniones que había tenido noche. En su lugar, levantó una ceja
con el ministro me habían llevado a en un gesto pensativo y me dijo:
pasar por una de las experiencias —Marta, he hecho lo que tus pa-
más extraordinarias de mi vida. Re- dres deseaban. Pero no te puedo en-
cordé vividamente lo nerviosa y has- señar nada nuevo; ambos sabemos
ta ridicula que me sentía al recorrer eso. Y, por supuesto, sólo tú puedes
el sendero que conducía a la vieja tomar la decisión...
iglesia de piedra y. empujar la pesada Vaciló, y yo me incliné hacia ade-
puerta. Mis pasos resonaban impor- lante interesada por la expresión de
tunamente sobre el piso frío y pulido. su cara y por algo que había notado
Tímidamente, llamé a la puerta de la en el tono de su voz. Súbitamente se
oñcina del pastor. La habitación en sí levantó, se dirigió a la biblioteca y
era suficiente para hacerme sentir sacó de ella un libro más bien peque-
inhibida. Era grande, y tenía el suelo ño. Volvió a su silla, se sentó y colo-
cubierto por una espesa alfombra; en cando el libro sobre el escritorio lo
una de las paredes había una impre- empujó hacia mí para que lo viera.
sionante biblioteca que la cubría por Era un volumen encuadernado en
entero y cuyos estantes tenían cien- cuero, y pude leer claramente el títu-
tos de grandes y vetustos ejempla- lo, ahogando una exclamación al ha-
res. cerlo: El Libro de Hormón.
El ministro se sentó en su gran —Efectivamente, el Libro de Mor-
sillón tapizado de cuero y yo en una món —dijo—. Hasta saco de él tema
silla enfrente, separados ambos por para mis sermones.
el enorme escritorio. Su voz era suave pero penetró pro-
—Me han dicho que quieres hacer- fundamente en mí, hasta el punto de
te mormona —me dijo abruptamen- que el corazón empezó a latirme de-
te. senfrenadamente y sentí como un cá-
Su rostro carecía de expresión, y lido cosquilleo que me recorría la
no era posible adivinar lo que estaba piel.
pensando. Antes de que pudiera con- —Yo mismo sería mormón si pu-
testarle, continuó: diera —continuó, mientras tomaba el
—Has venido a verme porque tus libro y lo sostenía en la mano
padres te obligan, ¿no es así? pensativamente—. Pero estudié pa-
Respondí con un gesto afirmativo, ra ser ministro; ésta es mi vida, es
y él se quedó observándome. Final- todo lo que he aprendido a hacer. Mi
mente, sus finos y delgados labios es- padre era ministro y mi abuelo tam-
bozaron una sonrisa. bién lo era.
—Bueno, veamos qué podemos ha- Hizo una pausa mirando hacia arri-
cer. ba. Pensé que era casi una indiscre-
Nos reunimos en tres oportunida- ción ver la expresión triste de sus
des, y él me dio libros y folletos que ojos.
leí obedientemente. Respondí a to- —Pero si estuviera en tu lugar
das sus preguntas, y él respondió a —agregó con voz firme—, me con-
algunas de las mías; nuestras conver- vertiría en miembro de La Iglesia de
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Jesucristo de los Santos de los Últi- experiencias. Estaba aprendiendo;
mos Días. progresando, descubriendo; pero
Se levantó y volvió a colocar el'li- cuando iba a casa no me hacían pre-
bro en el estante. Yo también me pu- guntas ni demostraban ninguna cu-
se de pie. Sabía que ya no quedaba riosidad por mi nueva religión. Qui-
nada por decir entre los dos. Al des- zás pensaran que si no le daban
pedirnos en la puerta, el ministro me importancia se me pasaría el entu-
estrechó la mano con amabilidad y siasmo.
me miró fijamente a los ojos. Mi madre hacía muy patente su in-
—Lo que te he dicho esta noche terés en las actividades de mis her-
debe quedar entre nosotros dos manos, y hablaba y se reía con ellos;
—me dijo—. Si llegaras a repetirlo, pero se negaba a hablar conmigo. No
lo negaría terminantemente; y, por había entre nosotras comunicación,
supuesto, ya sabes a quién creerían. ni compañerismo, ni calidez alguna.
Asentí con la cabeza tratando de Vivíamos en la misma casa; eso era
dar énfasis a mi respuesta con los todo.
ojos y la sonrisa, pero demasiado Jorge, el muchacho con quien ha-
emocionada como para poder hablar. bía estado saliendo desde hacía más
Luego me dirigí a casa en medio de la de un año, empezó a invitarme cada
fresca y silenciosa noche. vez menos y al fin hasta dejó de lla-
A la semana siguiente fui bautiza- marme por teléfono; en realidad, no
da. De mi familia, nadie asistió al temamos ya casi nada en común.
bautismo. Hasta Corina, que había sido mi me-
Puesto que aquello era lo que yo jor amiga desde los años de secunda-
más anhelaba, me dieron su permiso; ria, fue alejándose poco a poco de mí.
pero permiso y apoyo no son la mis- Por supuesto, no la culpaba; pero
ma cosa. Aun mi padre, con toda su tampoco yo tenía ninguna culpa; lo
bondad, no pudo ofrecerme su apoyo que pasaba era que me consideraban
en algo que él no podía comprender diferente y no encajaba dentro de los
ni aceptar. cánones sociales de mis amistades.
Mi madre se rodeó de una dura Si hubiera habido otros jóvenes en
"caparazón", y la barrera que ya la rama, me habría sentido mejor;
existía entre nosotras se convirtió en pero no los había. El nuestro era un
algo sumamente real y perceptible. pueblo pequeño y, con excepción de
No debo preocuparme, me decía pa- dos chicos de doce y catorce años,
ra mis adentros; ya se le pasará. Es Laura y yo éramos las únicas jóve-
algo muy difícil para ella. Tengo nes.
que ser paciente. Empujé la mesa rodante hasta el
Pero no se le pasó. Después de escritorio y me sorprendió ver que
unas pocas semanas, todos volvimos ya era casi la hora de cerrar.
a nuestra diaria rutina, y la vida si- —¿Te pasa algo? —me preguntó
guió como de costumbre; toda mi fa- Laura—. Has estado muy callada
milia pasaba por alto completamente hoy.
el hecho de que yo era mormona. —He estado pensando; nada más.
¡Ninguno comprendía el cambio que Mi amiga no entendía el problema
se había efectuado en mí! En reali- que yo tenía. Ella había sido miem-
dad, ni siquiera parecía importarles. bro de la Iglesia toda su vida. Sus
Eso era lo peor para mí, no tener padres eran miembros activos y te-
nadie con quien hablar, nadie con nían las noches de hogar y las oracio-
quien compartir todas mis nuevas nes familiares. Ella no sabía.lo que
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Orgullo y prejuicio
era que su madre no le hablara, que te! Ella había hecho algo malo y
su hermano menor le dijera grose- abuelo la echó de la casa. Y no le
rías o ver en los ojos de su padre una permitió que volviera.
expresión de tristeza. Se quedó mirándome, con una ex-
Salí de la biblioteca y me dirigí a presión muy extraña en los ojos.
mi casa. El calor del día había dado —En el momento en que te uniste
paso al fresco del atardecer, y se sen- a la Iglesia Mormoña nos diste la es-
tía el aroma de los pinos y las rosas. palda y despreciaste todo aquello en
Me sentía feliz y limpia por dentro. lo que nosotros creemos. Ya no per-
Sabía que estaba haciendo lo debido teneces a esta familia, Marta. Y
porque había ayunado y orado con cuando te vayas para Utah, rompe-
respecto a mi decisión. Entonces, só- rás el último lazo que nos une.
lo me hacía falta tener fe para seguir —¡No, mamá, no! ¡No digas esas
por el camino que me había trazado. cosas!
Al llegar a casa, lo primero que vi Di un paso hacia ella, pero se alejó
fue la carta en la mesita del vestíbulo de mí.
con mi nombre escrito a máquina y el —¿Cómo puedes hacerme eso?
membrete de la Universidad Brig- —me gritó—. ¿Cómo puedes ser tan
ham Young en el sobre. La abrí con egoísta y cruel? ¡Betty hizo lo mis-
dedos temblorosos. ¡Me habían acep- mo! Siendo mi hermana mayor me
tado! Y no sólo eso, sino que también abandonó en el momento en que más
me otorgaban la beca que mi conseje- la necesitaba. Y tú eres igual, Marta.
ro vocacional me había recomendado ¡Eres igual a ella!
pedir. La leí varias veces, incapaz de En mi desesperación salí corriendo
creer que mi sueño se había converti- y me fui al patio de atrás. Temblaba
do en realidad. Al levantar la mirada de pies a cabeza y sentía frío, a pesar
vi a mi madre parada en el umbral de de que la noche de verano era tem-
la puerta, observándome. plada. Jamás había soñado que mi
—No es necesario que me digas lo madre pudiera compararme con su
que dice la carta. Puedo vértelo en la hermana. Había oído muchas veces
cara. la triste historia de aquella misterio-
—Mamá... sa hermana a quien su padre había
repudiado, y que había desaparecido
Quise hablar, pero me interrumpió para vivir en algún lugar desconoci-
iracunda, echando chispas por los do, avergonzada y en reclusión.
ojos. Cuando era niña me la había repre-
—Te crees gran cosa, ¿verdad? sentado como protagonista de una
Eres arrogante y muy segura de ti triste y romántica historia trágica.
misma como mi hermana Betty. Así Pero nunca había imaginado que yo
era ella, ¿sabes? Y nos vas a abando- pudiera encontrarme en un caso si-
nar, exactamente como ella nos milar. ¿Cómo podía mi propia madre
abandonó. pensar eso de mí? ¿Estaría pensando
—¡Mamá, por favor! —exclamé en repudiarme, como había hecho su
con desesperación—. Yo no los aban- padre con aquella hermana a quien
dono, sólo me voy a estudiar nueve ella tanto quería?
meses en la universidad. ¡Eso es to- Esa misma noche, mientras me en-
do! contraba sola en mi habitación, mi
—Eso es lo que tú crees. ¿Y si no hermanito Pablo fue a verme.
vuelves? Betty nunca regresó. —¡Qué despreciable eres! —me di-
—¡Pero el caso de ella era diferen- jo-
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En el momento en que te
uniste a la Iglesia
Hormona nos diste la
espalda y despreciaste
todo aquello en lo que
nosotros creemos. Ya no
perteneces a esta
familia, Marta.
—Pero ¿por qué me dices eso? fue a darme las buenas noches, me
—Tú sabes por qué. Has hecho su- miró con sus ojos grandes e inocen-
frir a mamá, y ella se las toma con tes y me preguntó:
nosotros, y nos grita, y después se —¿Por qué quieres irte y dejar-
pasa la mitad de la noche llorando. nos, Marta? Mamá me dijo que tú ya
No haces más que meter líos entre no nos quieres, porque si nos quisie-
nosotros. ras, no te irías.
Sentí que se me formaba un nudo La atraje hacia mí y la abracé con
en el estómago y que era una humi- fervor.
llación el tener que estar disculpán- —¡Pero eso no es verdad, tesoro!
dome a cada paso. Yo los quiero mucho a todos. Y verás
—¡Eso no es cierto! —exclamé—. cuánto te va a gustar recibir mis car-
¡No he armado ningún lío! tas. Te escribiré una vez por semana
—¡Sí, sí! Y espero que te sientas y de vez en cuando te mandaré un
satisfecha de ver a toda tu familia regalito.
desgraciada sólo por un capricho tu- La abracé y la besé muchas veces,
yo- y noté en ella un cierto alivio. Des-
Después de esas palabras salió con pués que se fue me acosté, pero no
un portazo y sin darme tiempo a res- pude dormir. ¿Qué pretendía mi ma-
ponderle. Sentí el escozor de las dre con esa conducta? ¿Acaso estaría
lágrimas en los ojos. Sus acusaciones tratando de castigarme por ser dife-
eran injustas y crueles. Pero ¿cómo rente de lo que ella esperaba de mí?
podía hacerle entender lo que pasa- Los días se fueron arrastrando .
ba, lo que yo sabía y sentía? lentos y grises, uno tras otro. A ve-
Más tarde, cuando mi hermanita ces me encontraba enojada y a la de-
:
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Orgullo y prejuicio
fensivá con mi madre, y hasta tenía tenía hacia mí, y pensando que la
deseos de devolverle el pesar que me abandonaba y la rechazaba como su
causaba; pero otras me sentía inse- hermana lo había hecho.
gura y asustada como una niñita, Esa noche tuve un sueño'. En él me .
anhelando su cariño y sintiendo la vi como una niña otra vez, con tren-
necesidad de que me consolara y disi- zas largas y la cara sucia. Unos mu-
para mis temores. Con su actitud ha- chachitos me perseguían, y al tratar
bía borrado de mí toda emoción y en de escapar me caí en la acera y me
algunas oportunidades me dejaba raspé una rodilla; me levanté, y tras-
vencer por el desaliento y pensaba tabillando me fui sollozante en busca
que quizás fuera mejor no ir a la uni- de mi mamá, llamándola a gritos. De
versidad. Pero había tenido la res- pronto, allí estaba y me tomó en sus
puesta a muchas oraciones y había brazos fuertes y suaves. Me acarició
visto muchas evidencias de que el pelo, me besó en la mejilla y me
aquélla debía ser la dirección en que curó la rodilla lastimada poniéndome
encaminara mi vida. Entonces me luego un vendaje. Me desperté so-
decía que todo saldría bien y que tal bresaltada, sintiendo aún el suave
vez hasta sería mejor que me fuera. roce de su mano y con la imagen de
No estando tan cerca, siempre pro- su amorosa sonrisa todavía fresca en
vocando controversia y aflicción con la memoria.
mi presencia, podía ser más fácil pa-
ra todos comprender y contemplar la Me senté en la cama y, sorprendi-
situación en una perspectiva más da, comprendí de pronto que mi ma-
amplia. Quizás hasta me extrañaran dre no sabía cuánto la necesitaba.
y con eso me apreciaran un poco más. Había pasado mucho tiempo desde la
última vez que me había acercado a
Me sentía temerosa y nadie podía ella en procura de un consejo. A sus
comprenderme. A Laura le parecía ojos yo era una persona eficiente, au-
que yo tenía el mundo a mis pies. Iría tosuficiente y muy segura de sí. Con
a Sión, donde todo sería color rosa y mi nueva religión la había excluido
mis sueños se harían realidad, y en- de mi vida sin tratar de hacer nada
contraría la felicidad. Pero no tenía por compensar ese vacío, por hacerle
en cuenta que yo no conocía Utah; ni saber que todavía necesitaba de ella
siquiera había visto una montaña en y la valoraba. ¡Y pensar que durante
mi vida; no conocía a nadie allá, ni todo ese tiempo había creído que ella
tampoco en la universidad. Me hacía tenía la culpa de nuestra situación, y
mil preguntas. ¿Cómo serían los que yo era la única perjudicada!
otros mormones? ¿Se burlarían de mí Al día siguiente la llamé a mi cuar-
por ser una "principiante" en la reli- to y le pedí que me ayudara a empa-
gión? Nuestra pequeña rama era tan car. Era una persona muy eficiente y
nueva y sin experiencia. ¿Cómo sería meticulosa, y yo sabía que podía or-
estar entre una congregación gran- ganizarme las maletas a fin de que
de, donde todos supieran mucho más cupieran en ellas todos los pequeños
que yo del evangelio? artículos de último momento. Así se
Finalmente, llegó el momento de lo dije. Traté de mantener con ella
partir. El día antes de que tomara el una buena conversación, y al cabo de
ómnibus que me llevaría hasta el ae- un rato había desaparecido de su ros-
ropuerto en la ciudad de Madison, tro la expresión de recelo y pudimos
ayuné y oré todo el día. No podía pasar momentos muy agradables.
resignarme a dejar a mi madre en Por supuesto, no había tiempo para
aquel estado, con la hostilidad que que se produjera un cambio drástico.
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No pude expresarle mis temores, ni —Pero... ¡no entiendo! —ex-
cuánto la amaba y la necesitaba, ni clamé—. ¿Qué estás haciendo aquí?
decirle que la echaría mucho de me- ¿Y cómo sabías que vendría? ¿Cómo
nos; pero al menos ya no se veía en supiste siquiera de mi existencia?
sus ojos aquella mirada de enojo. En —Por tu madre, Marta —me res-
la estación de ómnibus, cuando le pu- pondió, tomándome suavemente una
se en la mano la nota que le había mano entre las suyas—. Durante to-
escrito e hice ademán de abrazarla, dos estos años he estado escribiéndo-
ella extendió los brazos, me estrechó le a tu mamá regularmente, pero ella
contra sí por un momento y me besó. nunca me había contestado.
Hice todo lo que pude por contener —¿Quieres decir que ella ha sabido
las lágrimas. A través de la ventani- siempre dónde estabas?
lla miré a mi familia y sentí un enor- —Sí, lo ha sabido; pero no lo había
me deseo de poder expresarles a to- dicho a nadie. Ella era una niña cuan-
dos cuánto los quería. do me fui de casa, y papá se encargó
Al acercarse el avión al aeropuerto de ponerla contra mí. Cuando madu-
de Salt Lake, me sentí agotada por ró lo suficiente como para poder com-
las emociones y el movimiento de ese prender, ya era demasiado tarde.
día. Habíamos pasado sobre las Mon- —¿Comprender? Comprender. . .
tañas Rocosas, que en la pálida luz ¿qué? —le pregunté.
del ocaso presentaban un mundo fan- Hizo una pausa y le brillaron los
tasmagórico de picos y hendeduras, ojos.
nubes y sombras, formando cam- —Siendo todavía muy joven me
biantes diseños. convertí a la Iglesia Mormona, desa-
El aparato aterrizó y pronto me fiando la voluntad de mi padre. En
encontré en el aeropuerto, atestado esa época era muy joven e impruden-
de gente; parecía que todos tenían te; lo herí en su orgullo, y él nunca
alguien que los esperara, un lugar me lo pudo perdonar. Cuando me vi-
adonde ir. Me detuve vacilante, sin ne para Utah, aunque él lo sabía, no
saber qué hacer o hacia dónde diri- quiso decir a nadie dónde estaba ni
girme, y noté a una mujer que se qué había sido de mí; finalmente,
acercaba en dirección a mí; era de murió sin saber que me había casado
edad madura, muy atractiva y con y que era abuelo de tres nietos a
una cara muy hermosa. Me pareció quienes no habría de conocer. Pero
conocida, por lo que la miré más de- yo recibía el diario de nuestro pueblo
tenidamente. Me dio la impresión de y ahí leí la noticia de la boda de tu
que venía directamente hacia mí. Me madre; le he escrito fielmente todos
quedé allí parada, mirando al suelo, estos años con la esperanza de ablan-
y cuando levanté los ojos, ella estaba darle el corazón y lograr que me con-
a mi lado. Me sonrió, y volvió a pare- testara.
cerme que la conocía de algún lado. —¿Hasta ahora? —le pregunté
—¿Marta? —me preguntó—. Eres asombrada.
Marta Hernández, ¿verdad? —Hasta ahora —afirmó—. Y to-
—S-.-sí —tartamudeé asom- dos estos años he estado rogándole
brada—. ¿Quién es usted? al Señor que algo la conmoviera y la
—Estaba casi segura de que eras hiciera cambiar de idea. Y El me ha
tú —me dijo—. Te pareces mucho a respondido por tu intermedio, Mar-
tu mamá; tienes sus mismos ojos her- ta.
mosos. Bueno, creo que debo presen- El brillo de sus ojos tenía la hume-
tarme: Soy tu tía Betty, querida. dad de las lágrimas y con su mano
LlAHONA/FEBRERO DE 1983 51
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Orgullo y prejuicio
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LIAHONA
LIAHONA/FEBRERO DE 1983 53
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Las dudas que llevaron a la conversión
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La I g l e s i a e n v i a a P o l o i a i a El hermano England declaró que la
artículos de hospital y contribución de la Iglesia formará par-
alimentos te del cuarto envío de "Food for Po-
land" con destino a Polonia. Anterio-
La Iglesia ha contribuido con el res cargamentos incluyen un total de
envío de artículos de hospital y alimen- 63.000 kilos de leche en polvo. •
tos para que sean distribuidos en Polo-
nia.
El primer cargamento aéreo salió de
Saít Lake City con destino a Varsovia E1 Libro de M o r m ó n
llevando detergente desinfectante p u b l i c a d o e n p o l a c o y esi
deshidratado para hospital, el que re-
constituido hará aproximadamente
hebreo
373.000 litros y se usará en instalacio- La Iglesia ha publicado reciente-
nes médicas polacas. mente ediciones del Libro de Mormón
Glen Pace, director gerente de los en polaco y en hebreo.
Servicios de Bienestar de la Iglesia, Lowell Bishop, supervisor de idio-
dijo que además se enviarán 22.680 mas emergentes de la División de Tra-
kilos de leche en polvo, 9.070 kilos de ducciones de la Iglesia, dijo que hasta
leche chocolatada en polvo, y 9.070 ahora el libro ha sido publicado, total-
kilos de fideos. mente o en parte, en 51 idiomas; y
El valor de los productos alimenti- que los traductores están trabajando
cios es de 90.000 dólares. en otros 30 idiomas.
Pace también entregó a los oficiales Desde su primera edición en 1830
de "Food for Poland" (Alimentos para se han impreso más de 25 millones de
Polonia), una organización nacional ejemplares de este libro.
de beneficiencia con oficinas centrales El hermano Bishop dijo que el pro-
en Provo, Utah, un cheque por 5.000 yecto de traducción para la edición en
dólares para pagar el detergente de polaco llevó siete años para completar-
hospital y otros artículos médicos. El se. Había un traductor trabajando re-
hermano G, Eugene England, profe- gularmente, pero otras ocho personas
sor de inglés adjunto de la Universidad ayudaron en el proyecto.
Brigham Young, es director fundador La primera impresión de la edición
de la mencionada organización. en polaco, 3.000 ejemplares, será es-
Las contribuciones de la Iglesia con- pecialmente para los misioneros que
tinúan, como ya es tradicional, para enseñan a las personas que hablan
ayudar cuando cualquier tipo de de- polaco en Chicago y en otras zonas de
sastre cae sobre un pueblo. El herma- los Estados Unidos. Este idioma es
no Pace explicó que cuando estas uno de los que se enseñan en el
cosas ocurren, los artículos se distribu- Centro de Capacitación Misional, en
yen entre los necesitados sin importar Provo, Utah.
su credo. Así fue, por ejemplo, en los Entre otros idiomas en los que
envíos que se hicieron para los damni- el Libro de Mormón fue publicado
ficados en terremotos de Chile, Guate- recientemente, se encuentran el
mala, y Nicaragua, y para las víctimas islandés, el rumano, el árabe y el
de las inundaciones en Australia. navajo.
LIAHONA/FEBRERO DE 1983 55
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"He llegado a la conclusión de que únicamente aquellos
que trabajan inquebrantablemente en favor de la obra
de Dios, aquellos que cumplen con su mayordomía en
la Iglesia, son los que saben cómo apreciarla y quienes
conocen su valor."
CONFERENCIA GENERAL DE OCTUBRE DE 1938
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por Hazel M. Thomson
LIAHONA/FEBRERO DE 1983 C1
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Un canto en el corazón
C2
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sentir la suave hierba del campo bajo Romano bajó la suya.
los pies, en vez de las aceras duras; Si mi grillo canta mejor que los
anhelaba estar en el campo, donde otros en la fiesta, se dijo el chico,
podía cantar sin sentirse encerrado. traerá suerte a mi familia. Un grillo
\El grillo está encerrado! Tal vez que canta siempre trae buena suerte.
sea por eso.que no canta, pensó. Le Romano recordaba las sonrisas de
daría una última oportunidad. Si tan sus padres y los cantos que siempre
sólo cantara una vez, traería buena se oían en su casa antes de que su
suerte a su familia durante todo un hermanito se enfermara. Pero, des-
año. Pero por más que esperó, no de que éste no estaba, ya no había
hubo ningún sonido. canciones y casi nunca brillaba una
Al atardecer, Romano tomó la jau- sonrisa. Tal vez el grillo nos ayude,
la y salió de su casa. Llevó al grillo a pensó con esperanza. Sabía que ten-
una colina lejos de la ciudad; allí se dría que escoger bien el grillo para
agachó y abrió la jaula, y al escapar tener uno que cantara.
el grillo, oyó el canto que había espe- Cuando el muchachito abrió la
rado. Sí, el grillo ya cantaba. puerta de la tienda, sonó una alegre
Pero ahora es demasiado tarde, campanita. Muchas personas com-
pensó al regresar a su casa. Su grillo praban grillos durante esa época del
no había ganado el premio en la Fies- año, y había muchos para escoger.
ta del Grillo, ni tampoco había canta- —Buon giorno (buenos días) —le
do en la casa para que su familia tu- dijo al tendero—, quiero comprar un
viera buena suerte. Sin embargo, grillo que cante muy bien. Ya le hice
dentro de toda la.tristeza que sentía, esta jaula.
había un rayito de felicidad al pensar —La jaula está muy bonita —le
en que el grillo era libre. En ese pre- contestó el señor— y yo tengo un gri-
ciso momento en algún sitio aún esta- llo excelente para ti. Mira bien, Ro-
ría cantando. mano, ¿ves esa pequeña franja ama-
Al acercarse a su casa, vio desde rilla que tiene? Eso indica que canta
cierta distancia, una luz en la venta- bien.
na y con el reflejo de ésta a sus pa- —Entonces ése es el que quiero
dres que lo esperaban. Puso la jaula —dijo él, y puso todo su dinero fren-
en alto para que la vieran. te al tendero explicándole—; eso es
—¿Dónde está el grillo? —le pre- todo lo que tengo.
guntó su papá. El tendero juntó el dinero.
—Lo dejé ir. No le gustaba estar —Es la cantidad exacta para com-
en la jaula —contestó él. prarlo.
Su mamá asintió con la cabeza. Romano puso el grillo en la jaula y
—¡Qué bien! —dijo. cerró bien la puertecilla.
LiAHONA/FEBRERO DE 1983 C3
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Un canto en el corazón
bibliotecasud.blogspot.com
por Marene Ebert
ee las oraciones y escribe la
palabra que falta (seleccio-
nada de la lista) en el
espacio en blanco.
1. Todos los domingos se reparte
la en la Iglesia.
2. Al participar de la Santa Cena
prometemos que siempre recordare-
mos a ' .
3. El nos recuerda el
cuerpo de Cristo.
4. Tomar la Santa Cena con reve-
rencia es la manera de
recordar que debemos ser justos.
5. El nos recuerda la
sangre de Cristo.
6. La Santa Cena nos ayuda a re-
cordar que debemos los
convenios que hicimos al bautizar-
nos.
7. Cuando la Santa Ce-
na a la persona que se encuentra a
nuestro lado, esta acción nos recuer-
da que debemos servir a otros.
8. Cuando se reparte la Santa
Cena, debemos recordar cómo
Jesucristo y el ejemplo
que El nos da para que nosotros siga-
mos.
9. Lo más importante es recordar
que Jesús murió por para
que yo pueda vivir de nuevo.
Lista de palabras: correcta
agua Jesucristo
pasamos vivió
Santa Cena pan
mí cumplir
LIAHONA/FEBRERO DE 1983 C5
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Turnado de una entreuisfa persona/ de Joleen Meredíth con el élder Gene R Cook del Primer
Quorum de ¡os Setenta
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el de los demás. Dijo, casi profética-
mente: 'Voy a lograr un conocimien-
to y testimonio yo mismo, no impor-
ta cuánto tiempo me lleve, ni cuál
sea el precio que tenga que pagar'.
"Ron comenzó a leer y estudiar las
Escrituras, oró y ayunó. Una maña-
na, al poco tiempo, se vio afectado
con un ataque repentino de parálisis.
No podía mover el cuerpo y sufría
gran dolor en el costado derecho; le
costó susurrarle a nuestro padre que
quería una bendición de salud. Ape-
nas papá hubo terminado de bende-
cirlo, quedó milagrosamente sano. Mi
hermano pudo descansar su cuerpo
atormentado, se levantó y se sintió li-
bre de dolor.
ilustrado por
"Después cuando un médico lo
p-eston Heiselt
examinó, diagnosticó que parecía
que el apéndice se había reventado,
pero que no quedaban en su cuerpo
comprar mi propia ropa, y comenzar ni indicios del mal. Más tarde, mi
a ahorrar para ir en una misión. hermano me contó que durante esa
Cuando recibí mi llamamiento misio- experiencia recibió su testimonio es-
nal, le dije que necesitábamos ir al pecial de la veracidad del Libro de
banco y hacer todos los arreglos para Mormón y del evangelio; pero hizo
que se me enviaran cuotas mensua- hincapié en el hecho de que había
les del dinero que tenía ahorrado. recibido ese conocimiento antes de
Jamás olvidaré lo que me contestó: que papá lo bendijera y quedara sa-
"¡No me digas que en realidad creís- no. El había ejercido su fe antes de
te que tendrías que pagarte los gas- que se produjera el milagro.
tos de tu misión! Yo simplemente "Esta experiencia influyó mucho
quería que aprendieras a trabajar, en mi vida, y a la edad de doce
No quisiera perderme las bendiciones años, comencé a estudiar el Libro de
de mantenerte en la misión. Guarda Mormón fervientemente. Yo también
tu dinero, hijo, porque lo necesitarás recibí mi testimonio y confirmación
cuando regreses'. de la veracidad del evangelio. Supe
"Mi hermano mayor, Ron, siempre entonces, y jamás lo he dudado, que
fue una inspiración para mí. Recuer- el Libro de Mormón es la palabra de
do una noche cuando llegó de una Dios y que el evangelio es verdade-
reunión de jóvenes en la Iglesia y le ro.
dijo a la familia que su maestro les "Mi mensaje para los niños del
había enseñado que debían obtener mundo es que estudien y oren mien-
su propio testimonio y conocimiento tras son aún jóvenes a fin de que
del evangelio, y no dejarse llevar por puedan recibir el mismo testimonio."
LIAHONA/FEBRERO DE 1983 C
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por B e i s y O b a n d o Ilustrado por Karen Sharp
ierra los ojos y toca algo. vés de los cables del teléfono. El ce-
¿Es frío o caliente? ¿Duro o rebro recibe la señal y te dice lo que
blando? ¿Liso o áspero? sintió; si es necesario, enviará un
¿Cómo lo sabes? Tu piel mensaje de vuelta para que te apar-
hace muchas cosas maravillosas. tes de lo que tocaste. El contacto
Además de ser una cubierta protec- más suave pone este proceso en ac-
tora para tu cuerpo, tiene muchos ción, y demora menos que un abrir y
miles de pequeños nervios que te di- cerrar de ojos.
cen cómo son algunas cosas. Estos Algunos nervios sensores tienen la
nervios terminales se llaman nervios característica de hacerse menos re-
sensores. ceptivos, Se ajustan a la presión y se
Hay varios tipos de nervios senso- hacen menos sensitivos. Esta es la
res en la piel. Algunos nervios termi- razón por la cual, aun cuando la ro-
nales responden al calor, otros al frío pa te esté tocando la piel, general-
y otros a la presión. Algunos tienen mente no la sientes.
los extremos sueltos mientras que Sin el sentido del tacto, ¿cómo po-
otros los tienen enrollados alrededor drías sentir la delicada suavidad del
de las raíces de los vellos. pétalo de una rosa o la aspereza de
Algunas partes del cuerpo tienen un trozo de papel de lija? Si no pue-
más nervios sensores que otras; por des ver una fuente de calor, tal como
ejemplo, los dedos son más sensibles una llama, puedes sentir la tempera-
que ía espalda.. tura y saber que debes retirar la ma-
Cuando tocas algo, los nervios no antes de quemarte. ¡Y cuánto
sensores envían un mensaje a tu ce- mejor sabe un helado porque puedes
rebro, como los que se envían a tra- sentir su exquisita frescura!
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