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LIAHONA

LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ULTIMOS DIAS

Febrero de 1983
16 24 42 C

LA PRIMERA PRESIDENCIA
Spencer W. Kimball
N. Eldon Tanner
Marión G. Romney
LIAHONA Febrero de 1983
Número 2 Año 29

Gordon B. Hinckley
CONSEJO DE LOS DOCE
Ezra Taft Benson índice
Mark E, Petersen
LeGrand Richards ARTÍCULOS DE INTERÉS G E N E R A L
Howard W. Hunter
1 "Todo el q u e procure salvar su vida", presidente
Thomas S. Monson
Boyd K. Packer Gordon B. Hinckley
Marvin J. Ashton 9 Un verano inolvidable, Alma J. Yates
Bruce R. McConkie 13 Verdaderamente la palabra de Dios, Tammy L. Tobin
L. Tom Perry 16 La crítica..., Dan Workman
David B. Haight 22 "Y si la trompeta diere sonido incierto...", Wayne
James E. Faust
Neal A. Maxwell B. Lynn
24 LeGrand Richards: Una obra maravillosa y un
COMITÉ ASESOR
M. Russell Bailard, hijo prodigio, Lucile C. Tate
Loren C. Dunn 40 El anciano Flecha de Hierro, Lynn L Wright
Rex D. Pinegar 53 Las dudas que llevaron a la conversión
Charles A. Didier
George P. Lee
SECCIÓN PARA LOS JÓVENES
F. Enzio Busche
34 Los exámenes, Kanako Yamabuki
EDITOR DE LAS REVISTAS
DE LA IGLESIA 42 Orgullo y prejuicio, Susan Evans McCIoud
M. Russell Bailard, hijo
REVISTAS INTERNACIONALES SECCIÓN PARA LOS NIÑOS
Larry Hiller, Director gerente C1 Un canto en el corazón, Hazel M. Thomson
David Mitchell C5 La Santa Cena
Bonnie Saunders C6 De amigo a amigo (el élder Gene R. Cook),
LIAHONA Joleen Meredith
Raquel R. V. Tokarz, C8 Nuestro maravilloso sentido del tacto,
Coordinación editorial Betsy Obando
Elizabeth Smania, Ayudante
DIRECTOR DE ARTE
Roger W. Gytling
PRODUCCIÓN
Norman F. Price
DIRECTOR ADMINISTRATIVO
Veri F. Scptt

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Mensaje de la Primera Presidencia

H
ace varios años, en una de 3a oración matutina toda la familia
mañana dominical, me en- se reunió para leer algunos versícu-
contraba en la casa de un los de las Escrituras, entre los cuales
presidente de estaca, en se leyeron algunas palabras de Jesús
un pequeño pueblo de Idaho. Antes que se encuentran registradas en

TODO EL QUE PROCURE


SALVAR SU VIDA
por el presidente Gortlon B. Hinckley
Consejero en la Primera Preaidevcia

Aquel que se olvida de sí en el servicio a sus


semejantes evolucionará y progresará, tanto en
esta vida como en la eternidad.

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TODO EL QUE PROCURE SALVAR SU VIDA

Juan 12:24: gran servicio que había prestado en


"De cierto, de cierto os digo, que si forma tan desinteresada. Sin ningún
el grano de trigo no cae en la tierra y deseo de obtener beneficio personal,
muere, queda solo; pero si muere, había manejado miles y miles de kiló-
lleva mucho fruto." metros bajo toda condición de clima,
Sin duda alguna el Maestro se es- y literalmente había pasado miles de
taba refiriendo a su propia muerte horas sirviendo a los demás. Había
que habría de venir, declarando que dejado a un lado sus asuntos perso-
a menos que El muriera, su misión nales para ayudar a quienes necesi-
en la vida sería totalmente en vano. taban de su ayuda, y al hacerlo se
Sin embargo, para mí estas palabras había convertido en alguien muy es-
contienen un significado adicional; pecial para aquellos a quienes había
me parece que el Señor nos está di- servido.
ciendo a cada uno de nosotros que a Ese día un nuevo presidente toma-
menos que nos perdamos a nosotros ba su lugar, y había muchos que se
mismos en el servicio a nuestros se- sentían orgullosos de él y felices por
mejantes, estamos viviendo una vida la oportunidad que se le presentaba.
sin gran propósito. Y continúa di- Sin embargo, había un nombre que
ciendo: se sentía más orgulloso y feliz que
"El que ama su vida, la perderá; y todos los presentes y ocupaba el lu-
el que aborrece su vida en este mun- gar del secretario de la estaca, un
do, para vida eterna la guardará." cartero rural de profesión. El había
(Juan 12:25.) sido quien doce años antes, en forma
O, como se encuentra en el Evan- tranquila y paciente, persuadiera al
gelio de Lucas: vecino, que se encontraba totalmen-
"Todo el que procure salvar su vi- te inactivo, a que regresara a la Igle-
da, la perderá; y todo el que la pier- sia.
da, la salvará." (Lucas 17:33.) Hubiera sido mucho más fácil no
En otras palabras, aquel que sólo haberse inmiscuido en la vida de su
se preocupa por sí mismo se marchi- indiferente vecino, y hubiera sido
tará y morirá, mientras que aquel más fácil también simplemente ha-
que se olvida de sí en el servicio a sus berse olvidado de los demás y dedi-
semejantes evolucionará y progresa- cado a su propia vida. Sin embargo,
rá, tanto en esta vida como en la él había dejado a un laclo sus intere-
eternidad. ses personales para preocuparse por
Esa mañana en la conferencia de alguien, y ese alguien se convertía
estaca, el presidente con quien yo aquel domingo en un líder respetado
había estado fue relevado después de y honorable de una gran estaca de
trece años de haber servido fielmen- Sión. En el momento en que toda la
te. Se podía percibir el amor y el congregación sostenía a su nuevo
aprecio que todos sentían hacia él, no presidente, el hombre que ocupaba
por su riqueza material, ni por su po- la mesa del secretario derramaba
sición en la comunidad, sino por el lágrimas de gratitud. Por medio de

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su ejemplo él había llevado nuevo comprado con sus ahorros. Era un
sentido a la vida del hombre que esa edificio bastante humilde, mas sin
mañana era sostenido como presi- embargo, allí estudiaban unos cua-
dente de estaca. trocientos niños pobres, que habían
En una ocasión alguien dijo una salido de la obscuridad de la ignoran-
frase de gran significado: cia a la luz del conocimiento. Lo que
"Cuan cuidadosamente la mayoría este acto de amor significó y signifi-
de los hombres pasan por esta vida cará en su vida es incomprensible.
sin dejar huella alguna, mientras que Debido a los esfuerzos de este úni-
de vez en cuando uno o dos, al olvi- co hombre, se establecieron cinco ra-
darse de sí mismos, pasan a la inmor- mas pequeñas de la Iglesia en los
talidad." pueblos rurales del sur de India. Los
Recuerdo haber visitado a un ami- miembros construyeron tres o cuatro
go en el sur de India; la primera vez edificios pequeños, pero muy limpios
que le vimos había sido doce años an- y organizados; sobre la puerta de ca-
tes cuando fuimos allí para respon- da uno de ellos se colocó un letrero
der al pedido que había hecho de que tanto en inglés como en tamul que
alguien fuera a bautizarle. Diez años decía: "La Iglesia de Jesucristo de
antes de que él hubiera hecho esta los Santos de los Últimos Días". Los
solicitud, había encontrado un folleto pisos eran de hormigón y no había
de la Iglesia, aunque no tenía ni idea bancas donde la gente pudiera sen-
de quién lo había llevado o cómo ha- tarse, de manera que cuando nos
bía llegado a esa parte del mundo. De reuníamos nos sentábamos en el sue-
todas maneras escribió a las Oficinas lo y expresábamos nuestros testimo-
Generales de la Iglesia en Salt Lake nios y participábamos de la Santa
City, desde donde se le envió más Cena del Señor.
material de lectura, el cual leyó ávi- Ahora hay un poco más de doscien-
damente. tos miembros de la Iglesia entre los
La primera vez que nos reunimos millones y millones de personas que
con él no le bautizamos porque no se viven en ese país. Y algún día, al-
encontraba listo; sin embargo, hici- guien escribirá la historia de la Igle-
mos los arreglos para que se le ense- sia en esa parte del mundo; por su-
ñara el evangelio y fuera bautizado puesto, esa historia quedaría
algunos meses después. incompleta a menos que hubiera en
Aunque trabajaba como contador ella un capítulo sobre mi amigo que
en una fábrica de cemento y su sala- se consagró al servicio de los demás.
rio era escaso y su casa pequeña, su Durante ese mismo viaje alrede-
corazón era inmenso. Debido al gran dor de la tierra, nos encontramos con
amor que sentía por los demás, el otro amigo que una vez formó parte
cual provenía de comprender el del profesorado de la Universidad
Evangelio de Jesucristo, construyó Brigham Young. Sus hijos ya eran
con sus propias manos una escuela en grandes, de manera que él y su espo-
un pequeño terreno que él había sa decidieron que en lugar de jubilar-

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TODO EL QUE PROCURE SALVAR SU VIDA"

se y pasar el tiempo en actividades


de poca importancia, como podrían
haberlo hecho y como lo hacen millo-
nes de personas, buscarían algún lu-
gar en el mundo donde pudieran ayu-
dar a algunos de los hijos de nuestro
Padre Celestial enseñándoles las
verdades que los salvaran.
Ellos encontraron dicho lugar.
Vendieron su hermosa casa y su au-
tomóvil, y se alejaron de sus amigos
y familiares para ir a un lugar lejano
y no muy cómodo. Sin embargo, al
tomar esta decisión, el Señor les pro-
veyó muchas oportunidades de ense-
ñar, inspirar y ayudar. Nadie puede
predecir los resultados de su gran
obra.
Cuando he pensado en este hom-
bre y su esposa, que dejaron las co-
modidades de su hogar y el medio en
El poder está en cada que se encontraban y a sus amigos, a
una edad en que la mayoría de las
uno de nosotros de llevar personas quiere descansar, han sur-
gido en mi mente las siguientes pala-
a cabo actos bras del Señor:
significativos de servicio "Y cualquiera que haya dejado ca-
por nuestra propia sas, o hermanos, o hermanas, o pa-
dre, o madre, o mujer, o hijos, o tie-
iniciativa. rras, por mi nombre, recibirá cien
veces más, y heredará la vida eter-
na." (Mateo 19:29.)
Lo mismo pienso cada vez que co-
nozco u oigo hablar de hermanos ya
entrados en años, solteros o casados,
que se ofrecen como voluntarios o
aceptan llamamientos para servir al
Señor en las misiones de la Iglesia.
Los necesitamos; el Señor los ne-
cesita; y el mundo entero los necesi-
ta. Además, estos hermanos y her-
manas tan maravillosos necesitan
esa experiencia tan especial. Porque,

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hablando en sentido general, las per- tunidad de casarse o no. El matrimo-
sonas más miserables que yo conozco nio es un estado deseable y, por su-
son las que se obsesionan consigo puesto, algo que debemos esperar y
mismas, pero las más felices son las anhelar y tratar de obtener; pero la
que se pierden a sí mismas sirviendo preocupación en cuanto a ello nunca
a los demás. logrará que el hecho ocurra; más
Recuerdo haber visitado una uni- bien, es muy posible que se obtenga
versidad donde escuché a los jóvenes un efecto opuesto, ya que no hay na-
quejarse en una forma que es muy da que destruya tanto una personali-
común a esa edad: quejas en cuanto a dad como una actitud negativa. Tal
la tensión en que se vive durante la vez algunas personas no lleguen a ca-
época estudiantil, como si el estudio sarse en este mundo; sin embargo,
fuera una carga en lugar de una opor- deben recordar que aun así la vida
tunidad de adquirir el conocimiento puede ser rica y productiva y llena
de la tierra; quejas en cuanto a la del mayor gozo que puedan imagi-
vivienda y la comida. na!', y la llave para ese gozo es entre-
Les dije a los jóvenes que si el es- garse al servicio de nuestros seme-
tudio era una carga muy pesada y jantes.
que si ellos creían que debían quejar- Quiero felicitar a todos los miem-
se en cuanto a la vivienda y la comi- bros de nuestra Iglesia que con tan
da, yo podía sugerirles una cura a buena disposición dedican su tiempo
todos sus problemas. Les sugerí que a la obra sagrada que se efectúa en
se olvidaran de los libros por unas los templos del Señor, ya que es en
horas, salieran de sus apartamentos esa obra donde se encuentra el ver-
y fueran a visitar a algún anciano u dadero sentido del servicio abnega-
otra persona que estuviera sola o en- do. En mi opinión, uno de los mila-
ferma y desanimada. En muchas oca- gros de nuestra época es la gran
siones me he dado cuenta de que consagración de tiempo y esfuerzo de
cuando nos quejamos de la vida es parte de cientos de miles de personas
porque sólo pensamos en nosotros ocupadas en favor de los muertos.
mismos. Todos los que se dedican a este servi-
Por muchos años noté en la pared cio saben que como recompensa se
de una zapatería a la que yo iba, un recibe un sentimiento hermoso que
letrero que decía: "Me quejé porque nos llena de satisfacción. Esta dulce
no tenía zapatos hasta que vi á un bendición del Espíritu se convierte
hombre que no tenía pies . La medi- literalmente en una medicina que lle-
cina más eficaz para la enfermedad ga a curar muchas de las enfermeda-
conocida como la "autocompasión" es des de nuestra vida; y por estas ex-
dedicarnos enteramente al servicio periencias llegamos a comprender
de otros. que únicamente cuando servimos a
otros estamos verdaderamente sir-
Hay algunas jovencitas e incluso viendo al Señor.
algunos jóvenes que se preocupan
demasiado de si van a tener la opor- En nuestra dispensación el Salva-

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"TODO EL QUE PROCURE SALVAR SU VIDA"

dor dijo: do universitario muy avanzado, el


"De cierto digo que los hombres que muy bien hubiera consumido ca-
deben estar anhelosamente empeña- da minuto de su tiempo. Sin embar-
dos en una causa buena, y hacer mu- go, separaron el tiempo para enseñar
chas cosas de su propia voluntad y y para aprender, y cuando el amigo
efectuar mucha justicia." coreano regresó con su doctorado a
Y luego añadió estas palabras tan su tierra natal, llevaba consigo el
significantes: amor por el Libro de Mormón y por
"Porque el poder está en ellos..." la Iglesia, a cuyas reuniones había
(D. y C. 58:27-28.) asistido en Ithaca, Nueva York. Los
Mis queridos hermanos y herma- Santos de los Últimos Días nortea-
nas, el poder está en nosotros, en mericanos que han servido en la gue-
cada uno de nosotros, el poder de lle- rra de Corea también compartieron
var a cabo actos significativos de ser- el evangelio con muchos de sus ami-
vicio por nuestra propia iniciativa si gos coreanos. De esa forma, el inte-
es que nos dedicamos ansiosamente a rés del doctor Kim, este hombre de
una causa justa. gran conocimiento y responsabili-
Emerson dijo que toda gran insti- dad, fue el catalizador que llevó al
tución no es más que la extensión de establecimiento de la obra en Corea,
la sombra de una gran persona (véa- incluso a la decisión de enviar misio-
se Essays, First Series: Self- neros desde Japón. Aunque el her-
Reliance). Al acordarme de perso- mano Kim ya ha fallecido, su trabajo
nas que han efectuado un gran y sus esfuerzos continúan aumentan-
trabajo en aquellas labores en las do en forma esplendorosa, llegando a
que yo he tenido responsabilidad, las tocar, con efectos eternos, a un gran
palabras de Emerson vienen a mi número de vidas en la "Tierra de la
mente. Cuando pienso en el estado mañana serena".
presente de Corea, con siete estacas Hoy día en las Filipinas contamos
y tres misiones, en cierta forma veo con más de 55.000 miembros de la
en ese progreso la sombra extendida Iglesia; tenemos dieciséis estacas y
del doctor Kim y los dos jóvenes, Oli- cuatro misiones. Es una de las zonas
ver Wayman y Don C. Wood, que le más productivas en el mundo en
enseñaron el evangelio mientras él cuanto a la obra proselitista. Cuando
era estudiante en la Universidad se escriba la historia de la obra en
Cornell de Nueva York. Estos dos Filipinas, debe incluirse la historia
jóvenes infundieron en su amigo co- de la hermana Maxine Grimm, una
reano el deseo de leer el Libro de joven de Tooele, Utah, que sirvió
Hormón. El interés que tenían en él con la Cruz Roja en el Pacífico duran-
y las actividades que juntos compar- te la Segunda Guerra Mundial. Se
tieron eran completamente diferen- casó con un oficial del ejército esta-
tes de los motivos que los habían lle- dounidense, y después de la guerra
vado a la universidad. Cada uno de ambos establecieron su hogar en Ma-
ellos estaba dedicado a lograr un gra- nila. Ella hizo mucho para enseñar el

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evangelio a otras personas, y rogó en ocasiones, pero llena de gloria en
porque se enviaran misioneros a esas otras. Yo estuve presente durante la
tierras. Su esposo hizo todo lo posi- conferencia de área que hace varios
ble para que legalmente se les abrie- años llevamos a cabo con el presiden-
ran las puertas a los misioneros. Hu- te Spencer W. Kimball y también en
biera sido mucho más fácil para ellos otras. Unos 18.000 miembros de la
simplemente haber vivido su vida, Iglesia se reunieron en el gran Coli-
ganando dinero y gozando de los fru- seo Aranetta, el centro para reunio-
tos de su trabajo; sin embargo, la nes públicas más grande en la Repú-
hermana Grimm no cesó de trabajar blica.
y de pedir que enviaran misioneros. Lloré al pensar en los primeros
En esa época yo tenía bajo mi res- años y recordé con gran aprecio a la
ponsabilidad la obra de la Iglesia en mujer que dejó a un lado todos sus
Asia, de manera que llevé sus súpli- intereses para lograr el sueño de que
cas a la Primera Presidencia, quien un día la Iglesia fuera fuerte en la
en 1961 autorizó formalmente la obra tierra en que ella entonces vivía, lle-
misional en esa tierra. En mayo de vando una clase de felicidad hasta
ese mismo año tuvimos una reunión entonces desconocida para miles de
en Filipinas para iniciar la obra. Y personas de esa tierra tan hermosa.
puesto que no teníamos un lugar en Tal vez algunos pensaréis que si
donde reunimos, la Embajada Esta- estuvierais en un lugar tan exótico
dounidense nos otorgó permiso para como Filipinas, haríais lo mismo. Yo
reunimos en el cementerio militar de creo que es verdad, pero permitidme
su propiedad, en las afueras de Mani- deciros que para toda persona, todo
la. lugar en el mundo es o fascinante o
Allí, donde en forma muy solemne simplemente común. En toda tierra,
se recuerdan los sacrificios de más de en toda ciudad, en todo hogar, en to-
50.000 hombres que ofrendaron su da vida, hay oportunidades para ser-
vida por la causa de la libertad, nos vir a otros.
reunimos todos a las 6:30 de la maña- Mi súplica es que si deseamos te-
na. La hermana Grímm tocó el piano ner gozo en nuestro corazón, si que-
portátil que había llevado durante remos tener el Espíritu del Señor en
todas las campañas de la guerra del nuestra vida, debemos olvidarnos de
Pacífico, y cantamos los himnos de nosotros mismos y servir a los de-
Sión en una tierra extraña. Expresa- más. Dejemos a un lado nuestros
mos nuestro testimonio e invocamos propios intereses personales y egoís-
las bendiciones del cielo sobre la obra tas y- extendamos nuestros brazos
que íbamos a empezar allí. Entre los con el deseo de servir a otros. Y al
presentes se encontraba un filipino hacerlo, se cumplirá en nuestra vida
miembro de la Iglesia. la gran promesa de las buenas nue-
Ese fue el comienzo de algo mara- vas que el Maestro nos dio:
villoso, la iniciación de un milagro. "Todo el que quiera salvar su vida,
Lo demás es historia, desalentadora la perderá; o todo el que salvare su

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"TODO EL QUE PROCURE SALVAR SU VIDA"

vida, debe estar dispuesto a ofren- 2. Cuando nos quejamos de la vida


darla por causa de mi; y si no está es porque sólo pensamos en nosotros
dispuesto a ofrendarla por causa de mismos.
mí, la perderá. 3. La medicina más eficaz para la
"Pero todo el que esté dispuesto a enfermedad conocida como
perder su vida por causa de mí y del "autocompasión" es perdernos a no-
evangelio, la salvará." (Versión Ins- sotros mismos en el servicio a otras
pirada, Marcos 8:37-38. Traducción personas.
libre.) 4. Cuando servimos a nuestros se-
Os testifico que estas palabras son mejantes, servimos al Señor.
tan ciertas hoy día como lo fueron 5. En toda tierra, ciudad o casa y a
cuando el Señor mismo las pronun- cada uno de nosotros se presentan
ció. Os testifico que Dios, nuestro por todas partes las oportunidades
Padre Eterno, vive; que Jesús es el de poner nuestra vida e intereses al
Cristo, el Salvador de este mundo. Y servicio de los demás.
os testifico que a medida que cada
uno de nosotros se esfuerce por ser-
vir a otros, se encontrará a sí mismo Ideas para analizar
y llegará a bendecir grandemente el 1. Relate sus propios sentimientos
mundo en el que ahora vive. o experiencias en cuanto a la bendi-
ción de servir a otros.
Idean para los maestros 2. ¿Hay en este artículo pasajes de
orientadores las Escrituras o citas que puede leer
Algunos puntos importantes. Si la familia en voz alta?
desea, puede hablar de éstos durante 3. ¿Sería más interesante el análi-
su orientación familiar: sis de este tema si hablara con el jefe
1. Las personas más felices son las de hogar antes de la visita? ¿Hay al-
que se pierden a sí mismas sirviendo gún mensaje de parte del líder del
a las demás. Las más miserables son quorum o del obispo para el cabeza
las que se obsesionan con sus propios de familia en lo relacionado con la
intereses. enseñanza de ésta?

Cada uno de nosotros tiene demasiado que hacer


como para perder el tiempo y las energías
criticando, juzgando, o abusando de sus
semejantes,
Gordon B. Hinckley

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UN VERANO INOLVIDABLE
por Alma J. Yates

N
unca en mi vida puse en arrimar tierra a las plantas 'de maíz y
tela de juicio la fe de mi limpiar los canales de riego; las fasti-
padre, ya que sus con- diosas hierbas siempre volvían a cre-
vicciones estaban indele- cer y siempre había otra cosecha de
blemente grabadas en su manera de heno para acarrear.
vivir, y lo suficientemente firmes pa- El único consuelo, el único oasis en
ra soportar cualquier dificultad, ad- medio de toda la labor del verano era
versidad o problema. el día de reposo. Todos sabíamos que
Cuando era niño, vivíamos en una el domingo era el día del Señor; las
pequeña granja, en el estado de hierbas, el heno en el campo y el gra-
Utah, Estados Unidos, era una épo- no sin recoger debían esperar hasta
ca en que el dinero era escaso y el el lunes.
trabajo excesivo. Los veranos de El suspender el trabajo en el día
aquellos primeros años de mi vida de reposo no se limitaba al simple
me parecían extremadamente difíci- hecho de colgar las herramientas y
les, pues siempre tenía trabajos fati- no regresar al sembrado de maíz, si-
gosos y monótonos que realizar; ha- no que había ciertas complicaciones.
bía que entresacar la remolacha, El verano nos daba la única verdade-

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"Todo el que procure salvar su vida"

ra oportunidad de labrarnos una se- lo que podía para evitarlo. Los vier-
guridad económica. Si un granjero nes y los sábados" iba hasta el canal y
no prosperaba durante esos cortos buscaba cualquier escape de agua
meses, los largos inviernos eran difí- que hubiera en él aprovechando has-
ciles y de mucha escasez. De modo ta la última gota, de modo que para
que la cosecha tenía que ser buena, y el domingo la granja estaba regada.
muy a menudo la clave para esto era No recuerdo que nunca se haya visto
el agua, la cual era escasa en Utah, obligado a trabajar en el día del Se-
agua que muy pocas veces provenía ñor. Esto significaba que tenía que
de la lluvia, agua que debía almace- trabajar mucho más durante la se-
narse cuidadosamente durante el in- mana, pero él estaba dispuesto a ha-
vierno y la primavera, y racionar con cer el sacrificio si eso le permitía sus-
mucha prudencia durante las secas pender sus labores en el día de
semanas del verano. reposo.
Para regar, cada uno de los gran- Todo lo demás parecía siempre
jeros dependía de los canales de rie- marchar bien. Al observar a mi pa-
go, y éstos, con su agua vivificante, dre a través de los años, su dedica-
eran todo lo que se interponía entre' ción y determinación fueron un testi-
el hombre y el desastre. Regar era monio para mí de que el Señor
imperioso y a veces presentaba un bendice a aquellos que se esfuerzan
serio problema en el día de reposo. por guardar Sus mandamientos.
Los granjeros se turnaban y algunos Pero hubo un año que fue realmen-
años les tocaba hacerlo los lunes, te una prueba especial para su fe. El
otros los martes u otros días de la ardiente calor del verano pareció co-
semana, y a veces les tocaba los do- menzar antes ese año, pronosticando
mingos, y no tenían más remedio que una sequía. Los días pasaban lenta-
aceptarlo así. mente, el sol lo abrasaba todo; las
Al igual que a todos, había algunos praderas, el huerto y las plantas de
años en que a mi padre le tocaba re- los sembrados se marchitaban bajo
gar los domingos. Recuerdo muy los ardientes rayos. Y como si fuera
bien aquellos años, porque siempre poco, nos tocó regar los domingos.
me llamó mucho la atención su deter- La tierra necesitaba agua, pero no
minación de santificar el día de repo- sólo la que se escapaba del canal y
so. Yo no pienso que el Señor lo ha- que mi padre se ingeniaba para apro-
bría condenado por regar su granja vechar los viernes y sábados, sino
los domingos; El conocía muy bien el también la que le correspondía de su
sentir de mi padre y las circunstan- turno del riego; por lo tanto, como no
cias en que todos los granjeros traba- regaba los domingos, el campo esta-
jaban. A pesar de ello, mi padre de- ba seco.
seaba evitar hacer ese tipo de labor Un domingo por la mañana mi ma-
los domingos. Estaba convencido de dre se acercó a mi padre, manifes-
que si el Señor tuviera que preparar tando gran preocupación.
los turnos y los horarios de los gran- —José —le dijo—, creo que debe-
jeros para regar, ninguno caería en rías abrir las compuertas del canal,
su día de reposo. Nunca le oí decli- al menos para regar el huerto. Todo
nada acerca de su resolución de no está marchito.
infringir la ley del día sabático, pero
sus hechos lo reflejaban. Y era así. Todo estaba reseco por
la falta de agua, y no había otra alter-
Cuando a mi padre le tocaba el tur- nativa; la tierra necesitaba ser rega-
no de regar los domingos, hacía todo da, y si mi padre dejaba pasar su

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turno, no habría más agua hasta el en manos de Dios, en quien había
domingo siguiente y las plantas no confiado toda su vicia.
sobrevivirían otra semana más. De Cuando regresó a casa de las reu-
modo que, antes de vestirse para ir a niones dominicales, el cielo todavía
las reuniones dominicales, mi padre estaba despejado, el aire caliente, y
salió de la casa con la pala sobre el las plantas marchitándose bajo el sol
hombro. Debe haber sido terrible- abrasador. En vista de que no había
mente frustrante para él caminar pe- señal alguna de que hubiera algún
nosamente hacia la colina. Durante cambio en el tiempo, mi madre, aún
años se había esforzado para evitar muy preocupada, volvió a hablarle a
esa tarea en ese día particular, y en- papá, quien no le había contado la
tonces se sentía atrapado. Nosotros experiencia que había tenido esa ma-
estábamos seguros de que el Señor ñana.
no lo condenaría, pero aún así, él ha- —No hay señales de lluvia —le
bría preferido encontrar otra manera dijo—. ¿Qué vas a hacer acerca del
de salvar la cosecha. huerto?
Llegó hasta el canal de riego y aga- Por segunda vez en ese día, él su-
rró la compuerta para levantarla, pe- bió tristemente la colina que condu-
ro antes de hacer nada, aún inclinado cía al canal de riego. Con desgano
hacia el canal se detuvo a reflexio- sacó la compuerta del canal, y enton-
nar. ¿Qué podía hacer? Meditó acer- ces se. detuvo asombrado ante su
ca del mandato del Señor de santifi- propia vacilación. "¿Dónde está tu
car el día de reposo. ¿Creía él fe?", se preguntó.
realmente en eso, no simplemente Renovado con una nueva resolu-
con los labios sino con todo su cora- ción volvió a colocar la compuerta y
zón? bajó la colina, con la determinación
Mientras estaba profundamente de no volver allí ningún domingo.
sumido en sus pensamientos, recibió Cuando bajaba la colina, levantó
una viva y poderosa comunicación, los ojos hacia el cielo y vio que las
una que nunca olvidaría: "Suelta la nubes comenzaban a juntarse; y al
compuerta, guarda la pala y las otras cabo de una hora, la lluvia caía a to-
herramientas, que yo haré estas co- rrentes. La tierra reseca se empapó
sas por ti. No sucederá en las prime- con el agua que necesitaba y el huer-
ras horas del día, pero me haré cargo to y los sembrados revivieron en for-
de ello. En cuanto al verano, yo me ma asombrosa.
encargaré de él. Yo proveeré." Esa lluvia fue un milagro, pero era
Mi padre se irguió, y no había na- solamente el comienzo, pues el vera-
die a su alrededor; miró al cielo y no estaba en su primera etapa. Los
éste estaba claro y azul y no se veía sofocantes meses de julio y agosto
ninguna nube. Soplaba una brisa se- quedaban aún por delante. Pero mi
ca, prometiendo un día sofocante y padre no se preocupó; él había recibi-
ardiente. do la promesa de Aquel que había
A pesar del sol abrasador y la tie- hecho la ley y que proveería la mane-
rra reseca y polvorienta, mi padre se ra para que ella se cumpliera.
apartó de la represa, se fue del canal A la semana siguiente un vecino le
y regresó a casa. Había recibido un preguntó si no quería cambiar parte
mensaje y él lo sabía; ignoraba cómo de su turno de riego para unas horas
sería protegido pero sabía que se le del sábado en lugar del domingo. Mi
había dado una promesa. Se vistió y padre se sintió más que complacido
se fue a la Iglesia dejando su granja en acceder a ello y durante ese breve

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"Todo el que procure salvar su vida"

período de tiempo pudo regar el una cosecha tres veces más abundan-
huerto, pero no le fue posible regar te de heno y otra muy generosa de
los sembrados de maíz, cebada y he- cebada y maíz. Verdaderamente las
no. Mas el Señor lo volvió a bendecir. ventanas de los cielos se habían
Periódicamente durante todo el ve- abierto, y el Señor de hecho había
rano, precisamente cuando la lluvia provisto.
era más necesaria que nunca, se Aun cuando han pasado unos cuan-
aglomeraban 'las nubes, llovía y las tos años desde aquel milagroso vera-
plantaciones recibían la refrescante no, mi fe continúa fortaleciéndose
agua. por la experiencia vivida. Muy a me-
Mi padre estaba tan seguro de que nudo el Señor desea bendecirnos, pe-
el Señor lo protegería, que ni una ro nosotros no se lo permitimos; te-
sola vez durante el verano limpió las nemos miedo de confiar en El, que
zanjas, pues sabía que no las iba a nos lo ha dado todo, y que desea ben-
utilizar. decirnos, tal como lo hizo con la gran-
Aunque estábamos en el reseco y ja de mi padre, con el agua de vida.
caluroso estado de Utah, donde toda Sus bendiciones nos aguardan, pero
la existencia de los granjeros depen- debemos confiar en El completa e in-
día directamente de los canales de condicionalmente para poder recibir-
riego, ese verano los de la granja de las. A veces nos parece que vemos
mi padre no fueron utilizados. Nunca marchitarse y languidecer nuestros
se había podido pasar un verano sin sueños sin vislumbrar en el horizonte
regar la granja, pero ése fue diferen- la más mínima señal de mejoría, pero
te. Ese verano fue el del Señor y El es entonces que, después de la prue-
proveyó. ba de nuestra fe, se produce el mila-
Al fin de la estación,.mi padre tuvo gro.

Algunos llamamientos en la Iglesia pueden


parecer insignificantes y sin valor en el
momento, pero con cada asignación que
cumplamos bien crecerá nuestro amor por el
Señor. Aprendemos a amar a Dios a medida que
lo servimos.
Marvin J. Ashton

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VERDADERAMENTE
LA PALABRA
DE DIOS
por Tammy Lavena Tobín

D
esde que tenía trece años que ya sabía todo lo que quería saber
de edad siempre fue mi de- acerca de Jesucristo. Entonces él me
seo poder dedicar mi vida dijo:
al servicio de la iglesia. —Si Jesucristo hubiera visitado a
Siendo uno de los once hijos criados algunos pueblos y les hubiera habla-
en una familia muy católica, recibí do, ¿no le gustaría leer lo que les di-
todo su apoyo cuando estuve de novi- jo?
cia por seis años en un convento y Me puse a pensar por unos mo-
finalmente tomé los hábitos. Mi pri- mentos en eso y le contesté:
mer lugar de servicio fue Perth, —Sí, me gustaría.
Australia, por el término de cuatro Sacó de un maletín un Libro de
años; después fui trasladada a Syd- Mormón y me explicó:
ney. Me agradaba esa clase de traba- —Este libro relata la visita que Je-
jo porque obtenía de él muchas expe- sucristo hizo a la gente de las Améri-
riencias maravillosas al servicio de cas hace mucho tiempo. Todo lo que
mi prójimo. Jamás olvidaré esos Dios desea que usted haga es.que lea
años, porque siento que en ese tiem- treinta y cinco páginas de este libro,
po estaba preparándome para un su- y ore y le pregunte si esto es verda-
ceso que cambiaría todo el curso de dero. ¿Hará esto por El?
mi vida. Le contesté que por su actitud me
Todo comenzó en un día normal y daba cuenta de que su religión signi-
corriente. Me dirigía a la casa de una ficaba mucho para él, como la mía
anciana que vivía como a dos cuadras para mí, así que leería las treinta y
del convento, cuando vi venir hacia cinco páginas y oraría al respecto.
mí a dos jóvenes con traje obscuro; el Quedamos en reunimos nuevamente
más alto se paró frente a mí, se pre- a la mañana siguiente, cuando les de-
sentó y me preguntó qué sabía yo de volvería el libro. Después puse el Li-
La Iglesia de Jesucristo de los San- bro de Mormón en mi cartera y conti-
tos de los Últimos Días. Le contesté nué mi camino.

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 13

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VERDADERAMENTE LA PALABRA DE DIOS

Todavía me cuesta describir el ba, aunque no sabían qué era. El otro


sentimiento que me invadió cuando misionero me dijo:
al atardecer leí esas treinta y cinco —Si usted leyó esas páginas ano-
páginas (3 Nefi 11-28). No tuve que che, ¿por qué no oró?
orar para saber que el mensaje era No supe qué contestar a esa pre-
verdadero. Las palabras del Salva- gunta; lo único que pude hacer fue
dor eran en definitiva hermosas, y comentarles lo que sentí cuando es-
me resultaban más verídicas con ca- taba leyendo el Libro de Mormón.
da palabra que pasaba ante mis ojos. Luego me dijeron:
Esa noche mé acosté con un senti- —Usted con seguridad sabe que el
miento que nunca había experimen- Libro de Mormón es verdadero, lo
tado: el sentimiento de haber" encon- cual significa que José Smith era un
trado la verdad. Profeta de Dios, y que nosotros tene-
A la mañana siguiente, quería de- mos la autoridad de Dios para bauti-
cirle a medio mundo que había en- zar. Eso significa que sabe que debe
contrado algo que era verdadero, pe- ser bautizada para mostrar obedien-
ro vacilando me dije: No, no puede cia a esos principios y seguir a Dios.
ser verdadero todo eso. Me levanté y ¿Recibirá usted el bautismo de al-
me preparé para ir a encontrarme guien que tenga la autoridad de
con los élderes, pero conforme se Dios?
acercaba la hora, más nerviosa me En ese momento supe que debía
sentía. Llegué diez minutos antes y hacer lo que ellos me decían, pero les
esos minutos me parecieron horas. contesté:
Por fin los vi llegar, justo a tiempo. —No.
Lo primero que hice fue devolver- Yo sabía que estaba equivocada al
les el Libro de Mormón. Aunque en contestar de esa manera, pero pensé
el fondo yo sabía que estaba mintien- que al hacerlo me dejarían en paz.
do, les dije que no lo quería más. Pe- No fue así.
ro, en vez de tomarlo, uno de ellos Ellos continuaron:
me preguntó si había orado acerca de —Si Dios contestara su oración di-
lo que decía el libro, y le contesté: ciéndole que se bautizara el domingo
próximo [al cabo de sólo tres días],
—No, no oré. ¿lo obedecería y lo haría?
Entonces él afirmó: ¿Podía decir yo otra cosa que no
—A menos que ore, nunca sabrá fuera "sí"?
que contiene la verdad. Entonces me dijeron:
Era toda mi intención decirles que —Vamos a un lugar en donde po-
el libro no era verdadero, pero no damos orar.
pude hacerlo. Los élderes se dieron Cuando estuvimos solos, me indi-
cuenta de que algo me intranquiliza- caron cómo debía orar. Al orar y

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preguntarle a Dios si debía ser bau- que me bautizaron y fui confirmada
tizada, tuve la misma impresión miembro de La Iglesia de Jesucristo
que había tenido cuando leí el Li- de los Santos de los Últimos Días.
bro de Mormón. Cuando abrí los Al regresar esa noche al convento,
ojos, nos miramos unos a otros sin mientras empacaba mis cosas, pasa-
pronunciar palabra por un momen- ron por mi mente muchas emociones
to que me pareció interminable. Te- y recuerdos dulces. Algunas de las
nía miedo de hablar, hasta que uno hermanas se acercaron a mí y me
de los élderes me preguntó: preguntaron qué era lo que hacía, y
—¿No le pareció maravilloso lo sencillamente les contesté:
que acabamos de experimentar? —Me voy. He hallado el lugar don-
—Sí —le contesté. de Dios quiere que vaya. Me conver-
—¿Obedecerá usted al Señor y tí en miembro de La Iglesia de Jesu-
guardará sus mandamientos para cristo de los Santos de los Últimos
arrepentirse y ser bautizada por al- Días y fui bautizada.
guien que posea la autoridad? ¿Lo Se alarmaron, pero yo continué
hará este domingo? empacando; y cuando me despedí de
Titubeé un poco, pero finalmente ellas le di a cada una un ejemplar del
le dije: Libro de Mormón, diciéndoles:
—Sí, obedeceré al Señor y me bau- —Por favor, léanlo con corazón y
tizaré. mente receptivos;
Ya para el domingo los élderes me Yo sé que lo que hice fue correcto.
habían enseñado muchas verdades Estoy muy agradecida por la Iglesia
maravillosas de la Biblia, verdades Católica y por todo lo que hizo por
que eran tan claras como la luz del mí. Siento que las experiencias por
día, cosas que nunca había escuchado las que pasé en el convento me pre-
o leído. Todavía no les había dicho a pararon para aceptar el evangelio
las demás monjas lo que iba a hacer. restaurado. Yo sé que Dios vive, que
Al salir esa mañana para encontrar- es un ser personal como cada uno de
me con los élderes, me sentía muy nosotros, pero perfecto. Jesüs es el
nerviosa, pero a la vez muy ilusiona- verdadero Cristo. Sé que El vive hoy
da. El servicio dominical fue una ex- en día y que padeció por nuestros
periencia maravillosa; cuando termi- pecados con la condición de que nos
nó fuimos a la casa de un miembro en arrepintamos. Yo sé que José Smith
espera de que llegara la hora para mi es un Profeta de Dios y que en la
bautismo. actualidad también tenemos a su
A medida que ese momento se Profeta sobre la tierra. Y por mi pro-
acercaba, me iba poniendo más ner- pia experiencia, yo sé que el Libró de
viosa; pero tenía la certeza de que Mormón es verdaderamente la pala-
era eso lo que Dios quería de mí, así bra de Dios.

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 15

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LA CRITICA...
por Dan Workman

La crítica puede ser uno de los mayores


obstáculos para el amor; pero por otra parte, éste
es también el método más efícaz para
sobreponernos a la crítica.

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En la orientación
familiar y otras
situaciones

H
abían llegado los maestros de ser tan honrado como muchos de
orientadores, y apenas se ellos si no me hubiera criado con
habían sentado para ha- las creencias de la Iglesia Hormo-
blar con la familia, cuando na. Tal vez tú mismo te hayas he-
el hijo adolescente se apresuró a pre- cho esa pregunta.
guntar: Carlos asintió con la cabeza, y el
—¿Cómo podemos decir que la maestro orientador continuó.
nuestra es la única Iglesia verdade- —De manera que, cuando decimos
ra, cuando algunos de mis mejores que somos miembros de la única
amigos no son mormones y creen Iglesia verdadera, no estamos di-
tanto en la veracidad de su religión ciendo que somos superiores a otras
como nosotros en la nuestra? personas ni que somos los únicos que
Una mirada al padre del joven dio se preocupan por hacer el bien. Que-
por resultado un leve encogimiento remos decir que ésta es la única Igle-
de hombros como diciendo: Nosotros sia que el Señor ha autorizado, por
ya hemos tratado de contarle. Ahora medio del poder del sacerdocio, para
les toca a ustedes. El mayor de los predicar su evangelio y efectuar las
maestros orientadores quedó en si- ordenanzas necesarias para la salva-
lencio un momento, v después dijo: ción. Queremos que todas las perso-
—Bueno, Carlos, tu pregunta me nas posean este conocimiento, que es
parece sincera. Me recuerda algo de beneficio para su vida espiritual...
que me sucedió cuando yo mismo La charla continuó tranquilamen-
tenía un par de años más de los te. Después de buscar el pasaje que
o[ue tú tienes ahora. Cuando me ale- dice: "Un Señor, una fe, un
jé de la casa de mis padres y decidí bautismo" (Efesios 4:5), y algunos
ir a la universidad por primera vez, otros similares, Carlos sintió que ha-
metí en las valijas ciertas ideas bía recibido una respuesta satisfacto-
fijas que tenía. Llamémoslas prejui- ria a su pregunta.
cios. Pensaba que dejaba la vida La respuesta del maestro orienta-
simple de una granja, donde había dor a la pregunta que inquietaba a
llevado una existencia protegida, Carlos ilustra una variedad de prin-
para ir a una gran ciudad inicua, cipios que pueden ayudarnos a en-
donde tendría que poner a prueba frentar la crítica de manera positiva
en todo momento los principios que y eficaz.
se me habían enseñado; esto, por
supuesto, no sucedió. Me sorpren- 1. No se sobresalte; esté prepara-
dió que la mayoría de mis compañe- do. A veces los maestros orientado-
ros fueran personas excelentes. Al- res tienen que contestar preguntas o
gunos de ellos concurrían a una igle- declaraciones que parecen criticar a
sia distinta de la mía, y otros ni la Iglesia, los principios del evange-
siquiera iban a ninguna. Al obser- lio, otros miembros o líderes de ella.'
var su comportamiento, a veces me La manera de responder a tales críti-
preguntaba si yo habría sido capaz cas puede dejar una impresión dura-
dera en las familias a quienes se les

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 17

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La crítica...

asignó ayudar. Pero, si los maestros 3. No se apresure a corregir un


orientadores se preparan para con- error. No es fácil cambiar el rumbo
testar de una forma razonable, ejer- que una persona ha tomado en su for-
ciendo su influencia "por la persua- ma de pensar, especialmente cuando
sión, por longanimidad, benignidad, está alterada. Generalmente, la críti-
mansedumbre y por amor sincero; ca lleva a una reacción en la que es-
por bondad y por conocimiento puro" tán enjuego las emociones. Otorgúe-
(D. y C. 121:41-42), rara vez habrá le a la persona el tiempo y la
ocasión de sorprenderse, sentirse oportunidad de corregirse sola.
avergonzado, o de que se desate una En los días en que se arreaban
lucha de opiniones. grandes hatos de ganado, a veces se
La contención y la discusión no tie- producían estampidas*, las que no
nen lugar en el programa de orienta- sólo destruían todo lo que estuviese
ción familiar. Al responder con sua- en su camino, sino que también afec-
vidad y confianza, este maestro taban al mismo ganado. Los arrieros
orientador preparó la vía para que aprendieron, por experiencia, que no
Carlos estuviera de acuerdo con su era prudente controlar una estampi-
razonamiento, una vez que el mucha- da encarándola de frente. En cam-
cho estuviera listo para hacerlo. bio, cabalgaban a la par del ganado
2. Destaque el aspecto positivo. hasta que alcanzaban a los primeros
Cuando surge una pregunta impor- animales, y los dirigían hacia donde
tuna, lo primero que puede pensar no se pudieran dañar. Cuando logra-
un maestro orientador sensible es ban controlar al puntero, el animal
que la persona está tratando de ex- que va a la cabeza del hato, lo iban
presar sus dudas sin ninguna mala deteniendo hasta guiarlo lentamente
intención. Luego puede dividir la y retornarlo al rumbo.
pregunta en aspectos positivos y ne- La crítica con la que los maestros
gativos, enfocando su atención en los orientadores a menudo se encuen-
primeros. tran tiene mucha semejanza con es-
En este caso, el maestro orienta- tas estampidas. A menudo ambos
dor percibió que la pregunta de Car- son resultado del temor, el dolor, los
los consistía en dos partes: (1) la pre- sentimientos heridos o los mal enten-
gunta en cuanto a nuestra afirmación didos. El ser criticado es dañino, pe-
de que somos la única Iglesia verda- ro el que critica es el que más se per-
dera, y (2) su observación de que hay judica. Así como con la estampida,
muchas personas admirables que no generalmente no es recomendable
pertenecen a ésta. De manera que el encarar la crítica con una confronta-
maestro orientador se concentró en ción directa. A menudo, la manera
la opinión positiva que Carlos tiene más útil de comenzar es "correr" a la
de sus amigos, un punto en el cual los par de la persona, hasta poder con-
dos podían estar de acuerdo plena- trolar sus emociones arrebatadas y
mente. Entonces, cuando todos se encaminarlas por rumbos más tran-
sintieron cómodos con la charla, le quilos, así como lo hizo el maestro
fue posible ocuparse de la pregunta orientador de Carlos.
doctrinal que el joven había hecho. A veces esto requiere que el maes-
Como resultado, de su método, pudo tro orientador sea tan sólo un buen
evitar una discusión. Si no existe una
discusión que nos sintamos obligados
a ganar, siempre será más fácil lle- "Estampida — Huida precipitada,
gar a un acuerdo. pariictdarHieiiie. de animales.

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oyente, ya que de esta forma, quizás testimonio de la veracidad del evan-
se descubran críticas que encubren gelio, asi como del poder de la revela-
otros problemas. Por ejemplo, el co- ción que dirige la Iglesia. Tenga cui-
mentario: "No me gusta ir a las dado de no transmitir un mensaje
reuniones" tal vez signifique, en rea- que condene u ofenda a la persona a
lidad, "No puedo oír bien", o "No quien procura ayudar.
puedo dejar de fumar". Tal vez el Carlos tenía otras preguntas que
comentario: "Todo lo que hacen en la le molestaban, las cuales surgían du-
Sociedad de Socorro es chismear" rante sus conversaciones con ami-
puede significar: "Mi hija y mi yerno gos, preguntas y dudas que preocu-
están en trámite de divorcio, y no paban a sus padres. Aunque ellos
quiero que me llegue ningún mismos eran inactivos, deseaban que
chisme". Al escuchar con paciencia y su hijo tuviese una actitud positiva
con buen ánimo, el maestro orienta- hacia la Iglesia, pero no tenían las
dor permite que la persona se sobre- respuestas que el joven necesitaba.
ponga al dolor o a la debilidad que le De manera que, cuando los maestros
impiden disfrutar por completo del orientadores se retiraron, quedó
espíritu del evangelio. acordado que volverían a visitarlos
4. No se deje llevar por el aspecto una vez por semana para enseñar a la
negativo. El cabalgar a la par de la familia los principios del evangelio,
estampida es muy distinto que for- escogiendo los temas de una lista que
mar parte de ésta. De igual manera, ellos mismos prepararían. Después
el trabajar con alguien para resolver de cada lección, los miembros de la
o aclarar conceptos erróneos no su- familia podrían hacer cualquier pre-
pone unirse a la crítica. Todo lo con- gunta que desearan.
trario, No obstante su deseo de esta- Este sistema funcionó muy bien.
blecer afinidad con alguien, tenga En otra visita, Carlos les preguntó
mucho cuidado en no dar la impre- otra cosa que le había estado pertur-
sión de que está de acuerdo con los bando:
elementos negativos de la crítica. —¿Por qué construye la Iglesia
El Salvador nos dijo: "Ponte de tantos edificios caros, cuando hay
acuerdo con tu adversario pronto, tantas personas en el mundo que se
entre tanto que estás con él en el están muriendo de hambre?
camino" (Mateo 5:25). Esto no signi- Los maestros orientadores enca-
fica que debamos añadir nuestra voz raron ésta de manera muy similar a
al coro de disensión. Debemos encon- la anterior. Al analizarla, descubrie-
trar algún principio positivo en co- ron que estaba compuesta de dos
mún y establecer cierto nivel de con- partes: (1) había expresado un senti-
fianza antes de intentar corregir o miento de preocupación por las per-
cambiar de dirección a la otra perso- sonas necesitadas del mundo, y (2)
na. Este fue precisamente el método había emitido un juicio con respecto
que utilizó el maestro orientador de a la cantidad de dinero que la Iglesia
Carlos. Póngase de acuerdo cuando gasta en la construcción de edificios.
le sea posible y no se interne en cues- Habiendo dividido la pregunta en
tiones que podrían causar una divi- los elementos positivos y negativos,
sión, hasta que haya creado un am- pudieron enfocar la atención en lo po-
biente donde se pueda hablar sitivo, ya que mientras el interés
tranquilamente. principal fuera por los necesitados,
5. Dé su testimonio. En una mane- todos podrían estar en común acuer-
ra sincera y espiritual, exprese su do.

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 19

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La crítica...

Uno de los maestros orientadores aprender. Edificamos una capilla en


dijo: ese lugar; fue un gran sacrificio, pero
—Carlos, cuando mencionas a los no sentimos ni la más mínima duda
pobres, estás señalando uno de los en cuanto a lo necesario y práctico
puntos más importantes que preocu- que nos era tener ese edificio. ¡Toda
pan a la Iglesia. Supongo que ha ha- construcción es cara! Nosotros nos
bido muy pocas ocasiones en las que esmeramos por poner en nuestra ca-
el Señor se ha sentido complacido pilla toda la belleza y excelencia que
con la gente del mundo y su manera nuestros fondos limitados nos permi-
de vivir. Sin embargo, encontramos tieron.
un buen ejemplo en Sión, la ciudad —Y, ¿de dónde viene el dinero?
de Enoc. —preguntó Carlos.
Buscó el pasaje en las Escrituras, —De nosotros. Es dinero tuyo y
y le entregó el libro a Carlos, pidién- mió —contestó el hermano—, y es
dole que leyera el versículo 17. Car- por eso que cuidamos cada centavo.
los entonces leyó: Los centros de reuniones y los tem-
—"Y el Señor llamó SION a su plos están todos bien construidos,
pueblo, porque eran uno en corazón pero no son extravagantes. Y quisie-
y voluntad, y vivían en justicia; y no ra decirte que es difícil expresar el
había pobres entre ellos." (Moisés cambio que éstos llevan a la vida de
7:18.) un nuevo converso, aun de gente po-
—No debe haber pobres en Sión bre como lo éramos nosotros. La
—explicó el maestro orientador—, y Iglesia nos ha mejorado en muchos
es por eso que la Iglesia procura ha- aspectos, pienso que hasta en nues-
cer algo al respecto. tro nivel de vida. Por eso es que creo
A continuación, mencionó el pro- sinceramente que el evangelio es la
grama de preparación personal y fa- solución a la pobreza y al sufrimien-
miliar, donde se enseña e insta a las to, ya sean .físicos o espirituales, de
familias a prepararse obteniendo una todos los seres humanos.
buena educación, a ser productivos, En este caso los maestros orienta-
a mejorar sus posibilidades de em- dores tuvieron éxito con Carlos por-
pleo, a prevenir problemas por me- que "caminaron" en el mismo sentido
dio del almacenamiento de comesti- que seguían sus pensamientos, sin
bles, ropa y combustible necesarios, contribuir a la duda que el joven sen-
y a cuidar su salud, tanto física como tía. Pasaron por alto el tono de amar-
emocional. Entonces añadió: gura de su pregunta, fortalecieron
—Tú mencionaste los edificios, los sus sentimientos positivos y convir-
cuales son sitios donde acudimos pa- tieron una experiencia que tenía la
ra adorar y para aprender estas co- posibilidad de ser negativa en un mo-
sas que son tan importantes para mento de grata enseñanza.
nuestro beneficio. Estos mismos pasos pueden usar-
—Es cierto —asintió su com- se perfectamente aun en situaciones
pañero—. Yo recuerdo bien cuando donde se suscite la crítica hacia líde-
viví en un pequeño pueblito en otra res de la Iglesia o hacia otros miem-
parte del país. No había muchos bros. Sea cual sea el juicio, debemos
miembros cuando nos convertimos, y comenzar con cualquier aspecto posi-
estábamos ansiosos por aprender tivo que haya en la conversación, co-
más. No te puedes imaginar qué im- mo por ejemplo la sola idea de que
portante era para nosotros tener un cada líder, cada miembro de la Igle-
lugar donde nos pudiéramos reunir y sia, puede ser perfecto. Para iniciar

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la conversación se debe evitar refe- muy poco que ver con la propia sal-
rirse a una persona determinada y vación.
enfocar el principio de que el objeti- Al margen de cualquier técnica
vo del evangelio es llevarnos a la per- que se pueda utilizar para responder
fección; pero, sobre todo, el maestro a la crítica, existe un principio que es
orientador debe evitar que sus ideas mayor que todos los demás, el cual,
se interpreten como que está de por supuesto, es el amor. La crítica
acuerdo con la crítica expresada. puede ser uno de los mayores obstá-
La charla debe orientarse tranqui- culos para el amor; pero, por otra
lamente hacia la idea de que los líde- parte, éste es también el método más
res de la Iglesia son llamados por me- eficaz para sobreponernos a la críti-
dio de la inspiración, y que el ca. El mensaje del evangelio es que
sostenerlos en sus llamamientos sig- no sólo debemos sentir amor, sino
nifica apoyarlos en el desempeño de que también debemos crear ese sen-
sus responsabilidades, a pesar de lo timiento en los demás. Inspiremos
que nosotros consideremos como de- amor, demostrándolo primero. Y en
bilidades en ellos; esta actitud signi- la orientación familiar demostramos
fica que sostenemos a esa persona amor cuando reconocemos los logros
que Dios ha llamado. alcanzados por otras personas, cuan-
Si usted ha servido como líder, tal do mantenemos contacto y escucha-
vez pueda expresar lo difícil que es mos, cuando ayudamos, enseñamos,
tomar ciertas decisiones, y lo impor- apoyamos y nos interesamos en
tante que fue sentirse apoyado por aquellos por quienes tenemos res-
los miembros en su cargo. ponsabilidad. Esa es la esencia de la
orientación familiar: el proceso por el
Aún más, el maestro orientador cual intensificamos el amor por el
podría encontrar una manera amable evanglio, y el que sentimos los unos
de recordar a la persona que critica por los otros.
que las imperfecciones ajenas tienen

Quien no puede ver lo bueno en las personas no


sólo destruye su propia fe sino que se convierte
básicamente en una persona desdichada.
LorenC. Dunn

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 21

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L
a clase había terminado; los Ahora, sentado tras mi escritorio,
jóvenes juntaban sus libros empecé a preguntarme si habría sido
mientras conversaban como demasiado estricto en alguna cosa,
es costumbre en ellos. Se quizás demasiado dogmático. Lógi-
alejaron de la clase de seminario so- camente, había enseñado la posición
los o en grupos, con su atención pues- de la Iglesia respaldado por las Es-
ta en las próximas actividades del crituras, por discursos de las Autori-
día. dades Generales, y por mi propia ex-
A solas ya, me dejé caer algo fati- periencia. Pero, ¿habría sido de-
gado en mi silla, al frente de la sala masiado estricto como para que la ju-
de clases, quizás un poco desanimado ventud lo aceptara? ¿Perdería a jó-
e indudablemente algo perturbado. venes como Daniel o Alicia, quien a
Ese día había puesto especial interés veces se pone de acuerde- con lo que
en la clase, y nuevamente había sido él dice?
el blanco de las dudas y preguntas de Estaba enfrascado haciéndome es-
Daniel. tas preguntas mientras ordenaba mi
Había puesto en duda casi cada co- escritorio en la sala de clases, cuando
sa que yo había enseñado sobre el Juan, uno de los alumnos, entró a
evangelio. Volvió a resucitar pre- retirar algunos libros que se le ha-
guntas que yo creía ya aclaradas en bían quedado.
clases anteriores, y varias veces tu- —¿Qué tal, hermano? —me dijo—.
vo la habilidad suficiente para poner- ¿Cómo está?
me en una posición en la que debía —Muy bien, Juan, ¿y tú?
darle una respuesta precisa. Yo les —¡Fantástico! Me gustó mucho su
había expresado nuevamente mi tes- clase de hoy, aun cuando Daniel nos
timonio sobre la veracidad de los apartó del tema por un momento.
principios del evangelio que enseña- Juan fue un tanto cauteloso al ha-
ba. cerme la siguiente pregunta.

Y SI LA TROMPETA
DIERE SONIDO
INCIERTO...
por Wayne B. Lynn
Ilustrado por Larry W. Nielsen

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—¿Le molesta cuando él pone en riendo. Repentinamente todo pare-
duda lo que usted dice y se pone ne- cía encajar. Cuando Daniel hiciera
gativo? preguntas en el futuro, le entendería
Tranquilamente lo admití, pero le y sería un placer ayudarle a buscar
dije que mi preocupación principal las respuestas.
era mi aparente inhabilidad de acer- Luego me asaltó una duda. ¿Y si
carme a Daniel y despertar en él una me vio dudar? ¿Qué habría sucedido
actitud más positiva de fe en las en- si hubiera captado vaguedad en mis
señanzas del Señor. Juan sonrió. respuestas? No habría ayudado a ga-
—Suponía que pensaba así —me narme a Daniel, sino que lo habría
dijo—. Permítame que le cuente algo traicionado, habría traicionado la sa-
acerca de él. Daniel tiene muchos grada confianza depositada en mí al
amigos que no son miembros de la ser su maestro.
Iglesia. Aunque parece negativo Fue el apóstol Pablo quien dijo: "Y
aquí en la clase, cuando llega a la si la trompeta diere sonido incierto,
escuela, ¡se transforma en ustedl ¿quién se preparará para la batalla?"
Las dudas que le expone en las clases (1 Corintios 14:8.) No hacemos esta-
son las que capta en sus amigos du- llar la trompeta en el oído de la gen-
rante sus conversaciones. Las res- te, pero tampoco dejamos que la mú-
puestas que usted le da son las res- sica de su mensaje se pierda; más
puestas que él da a sus amigos. bien, el llamado debe ser dulce y te-
Solamente está almacenando muni- naz y de sonido cierto.
ciones.
Juan tomó sus libros y se despidió
con una sonrisa. Me senté nueva-
mente frente a mi escritorio, son-

LIAHONA/FEBRERO DE 1983

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Una obra maravillosa y un prodigio
por Lucile C. Tate

uando el élder Richards se Ninguna de las demás Autorida-


pone de pie para dar un dis- des Generales ha tenido más tiempo
curso, una ola de expectati- de experiencia en la vida, y no hay
va conmueve al público. La ninguna que haya vivido hasta tan
mayoría de las personas ya lo ha oído avanzada edad. El 19 de junio de
hablar y todos desean volver a oírlo. 1982 el élder LeGrand Richards es-
Les complace su sentido del humor, tableció un récord entre los líderes
su evidente ingenuidad, su habilidad de la Iglesia, convirtiéndose ese día
para representar el poder salvador en la Autoridad General que ha vivi-
del evangelio con sencillas anécdotas do más durante esta última dispensa-
de su propia vida. ción, al pasar en un día la longevidad

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del presidente David O. McKay, Ayudante del Consejo de los Doce; y
quien vivió 96 años y 132 días. Franklin D. Richards, uno de los
Unos días antes, tuvo que some- Presidentes del Primer Quórum de
terse a una intervención quirúrgica los Setenta.
en la cual le amputaron parte de la Con sus 96 años, su vida se ha ex-
pierna derecha, a la altura de la pan- tendido cubriendo la mitad de la his-
torrilla. Fue necesario hacerle esta toria de la Iglesia en esta dispensa-
operación por una deficiencia en la ción y abarcando la administración
circulación. Con incontenible entu- de diez Presidentes, desde John Tay-
siasmo, aun después de una opera- lor hasta Spencer W. Kimball.
ción de tal magnitud, en corto tiempo
reasumió sus responsabilidades utili- La niñez del élder Richards
zando un pie artificial y un aparato LeGrand Richards nació en Far-
ortopédico que le ayuda a sostener- mington, Utah, el 6 de febrero de
se. 1886, hijo de George F. Richards y
Aunque los años han dejado sus Almira Robinson. Era el tercero de
huellas en el cuerpo de este hombre, quince hijos.
parece haber perdido muy poco de su El trabajo pesado era común en
vigor. Todo el que lo oye dar un dis- aquellos días, y hasta los niños pe-
curso se siente impresionado por el queños tomaban parte en él. A cada
tono fuerte y vivaz de su voz, hablan- uno se le enseñaba de acuerdo con su
do a tal velocidad que mantiene a sus edad y capacidad de comprensión, y
oyentes conteniendo el aliento en es- luego se le alentaba a llevar a cabo
pera de que él se detenga para tomar sus tareas meticulosamente.
el suyo. A los once años ya lo consideraban
Cada uno de sus discursos tiene a él capaz de hacer el trabajo de un
una frescura y una vitalidad que ha- hombre. Debido al gran amor y ad-
cen que sus mensajes cobren vida. miración que sentía por su padre,
Una de sus características es que disfrutaba de trabajar con él y apro-
muchas veces, al acercarse al fin de vechaba la instrucción que éste le im-
su discurso, lo interrumpe y se dirige partía y las conversaciones sobre el
a la autoridad que preside o conduce evangelio que a menudo formaban
la reunión preguntándole: "¿Tengo parte de sus pláticas diarias. Ayuda-
tiempo para contar otra anécdota?" ba a desherbar un enorme plantío de
Nos da la sensación de que podría maíz, a arar la tierra, a manejar una
seguir hablando por horas. ¡Y el gozo gran cosechadora de grano y, ade-
con que habla casi le hace a uno de- más, cargaba heno, madera, etc.
sear que así fuera! El invierno hacía más difícil cual-
Este hermano es miembro venera- quier tarea. En muchas oportunida-
ble de una venerable familia, de la des en que fue con su padre a las
cual proceden cinco Apóstoles de la montañas a buscar leña, tuvieron ex-
Iglesia: dos de ellos miembros de la periencias en las que se les congela-
Primera Presidencia (Willard y ron los guantes, se les dio vuelta una
Stephen L. Richards), dos que fue- carreta cargada o los caballos estu-
ron presidentes del Consejo de los vieron a punto de desbocarse.
Doce (Franklin D. y George F. Ri- Por el ejemplo que recibió de su
chards), y ahora el élder Richards. padre y su propio espíritu generoso,
Además, otras dos Autoridades Ge- para el hermano Richards era natu-
nerales: Stayner Richards, que fue ral prestar servicio. Sirvió como pre-

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LeGrand Richards: Una obra maravillosa y un prodigio

Imágenes de la vida del élder LeGrand


Richards cuando era niño, misionero, recién
casado con su esposa Ina Jane Ashton,
líder local de la Iglesia, y Autoridad General.

sidente del quorum de diáconos con de los terrenos que rodeaban el edifi-
tanto entusiasmo y fidelidad como su cio.
padre servía en la presidencia de la Las enseñanzas diarias de su pa-
estaca. De esa época él recuerda: dre impresionaron tan vividamente
Teníamos que barrer nuestro cen- al muchacho que decidió proteger su
tro de reuniones todos los sábados y mente ejerciendo control sobre lo
en el invierno debíamos trozar la le- que permitiría entrar en ella. Cuenta
ña y acarrearla hasta la leñera, el hermano Richards:
donde la acomodábamos; además, el Un día me alejé del lugar donde
domingo por la mañana muy tem- acostumbrábamos reunimos, con la
prano teníamos que estar allí para firme determinación de que ningún
limpiar el polvo de los muebles y en- amigo mío me acusaría nunca de
cender los fuegos para calentar el haber contaminado su mente con
edificio. También teníamos que lim- cuentos sucios como los que yo había
piar las lámparas y llenarlas de oído allí ese día.
combustible. Y en el verano, durante Decidido a prepararse para cuando
el buen tiempo, teníamos que cuidar recibiera el llamamiento misional,

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empezó a estudiar y memorizar las sado, lo atacó un carnero enfurecido
Escrituras, práctica que ha continua- que lo corneó una y otra vez; todo lo
do a lo largo de su vida. Esos estu- que pudo hacer fue arrimarse contra
dios también lo hicieron conocer a los una cerca y extender los brazos tra-
profetas de modo que los considera- tando de defenderse del ataque. Se
ba como si fueran sus amigos. cree que lo que le salvó la vida fue el
No todos podemos tener amigos yeso que llevaba alrededor de la cin-
que sean eruditos, decía, pero pode- tura.
mos establecer una diaria relación A los nueve años, y teniendo toda-
con los grandes hombres de Dios si vía que usar muletas para caminar,
nos familiarizamos con su vida, sus otra vez fue víctima de un desafortu-
obras y sus enseñanzas por medio de nado accidente al caer nuevamente
los escritos y registros que tenemos de una carreta. En esa ocasión, la
disponibles. rueda le pasó por encima de un bra-
zo, fracturándolo.
Las grandes pruebas Traté de echar mano a las muletas
Físicamente, la vida no fue fácil y luego me las arreglé para arras-
para el élder Richards, ni siquiera en trarme y salir de debajo del carro.
su infancia y juventud. Sufrió repeti- Tenía el brazo retorcido formando
damente enfermedades y accidentes un extraño ángulo, pero no dejé que
que probaron su temple y lo fortale- el doctor me lo acomodara hasta que
cieron espiritualmente. mi padre regresó del campo y pudo
Siendo todavía muy pequeño, con darme una bendición.
el reverso, de un hacha le dieron en la Siendo adolescente estuvo grave-
cabeza un golpe que lo dejó tendido mente enfermo de escarlatina, y du-
en el suelo, sangrando; pero después rante muchos días tuvo una fiebre
de recibir una bendición del sacerdo- extremadamente alta.
cio y atención médica, se recuperó Cuando tenía diecinueve años, y
completamente. Poco después de es- estaba listo para salir en una misión,
te accidente, fue despedido de un ca- el hermano Richards volvió a verse
rro tirado por caballos cuando éstos obligado a usar muletas, esa vez de-
hicieron un inesperado' movimiento bido a una gran inflamación en una
hacia atrás; al caer, una de las ruedas rodilla, que era sumamente dolorosa
del carro le pasó sobre la cabeza, y y por la cual tuvo que ser enyesado.
antes de que pudieran sacarlo, los ca- El médico le aconsejó que se quedara
ballos volvieron a caminar, esa vez y se cuidara por un tiempo; en lugar
hacia adelante, haciendo que la rue- de hacerlo, él le pidió a su padre una
da le pasara por encima otra vez. Su bendición de salud mediante la cual
aterrado padre lo tomó en brazos y le pudo salir para la misión en la fecha
dio una bendición, y una vez más se establecida, ya sin el yeso y sin tener
recuperó milagrosamente. necesidad de las muletas.
Cuando tenía ocho años contrajo A pesar de todos los accidentes y
una infección en el hueso de la cade- enfermedades, éstos no le acarrea-
ra, y durante nueve meses tuvo que ron consecuencias, con la excepción
llevar un yeso que le iba desde la de la enfermedad que sufrió en la ca-
cintura hasta la punta del pie; tenía dera y que le dejó esa pierna unos
que caminar con muletas y perdió to- cuatro centímetros más corta, lo cual
do ese año de escuela. En esa misma le causó una cojera permanente y do-
época, mientras estaba todavía enye- lor o molestias casi de continuo du-

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LeGrand Richards: Una obra maravillosa y un prodigio

rante toda su vida. dió escribir la noticia necrológica pa-


Los problemas físicos siguieron ra los periódicos y se informó a la
apareciendo, aun después de ser un Primera Presidencia y al Consejo de
adulto. Durante sus dos primeras los Doce que era sólo cuestión de ho-
misiones tuvo grandes dificultades ras. Pero, poco a poco, el élder Ri-
con la vista, hasta el punto de no po- chards se recuperó. Más tarde, en
der leer. El lo describió como "una una reunión del Consejo, les dijo a
sensación constante de mareo, acom- sus compañeros: "Me he enterado
pañado de fuertes dolores de cabeza por las actas de que mi partida de
y náusea". este mundo era inminente. Pero los
En 1912, después de sólo tres años engañé a todos, ¿verdad?
de estar casado, el élder Richards Su extraordinario carácter
fue atacado por la terrible viruela. La crianza que recibió, así como
Años después, durante la epidemia las grandes pruebas a que se vio so-
de influenza de 1918 y 1919, también metido muy temprano en su vida,
contrajo esta grave enfermedad. han desarrollado en él un carácter
Ademas de estas aflicciones físicas, que sigue el ejemplo del Salvador.
tuvo dos ataques al corazón, uno en Desde la niñez fue honesto, diligen-
1942 y otro en 1964. Poco después del te, dedicado al evangelio, y lleno de
primero, su médico comentó que "no fe y gratitud a Dios por sus bendicio-
hubiera apostado dos centavos a su nes.
vida en el primer día luego del Su diligencia y dedicación. Al
ataque". Sin embargo, el hermano principiar su primera misión en Ho-
Richards se las arregló para sobrevi- landa, en 1905, se le asignó para tra-
vir ese día y continuar mejorando bajar en la oficina de la misión. Sintió
hasta la total recuperación. entonces una apremiante necesidad
Después del último, reasumió sus de aprender el idioma y muchas ve-
labores usuales, aunque para cami- ces se sentía frustrado por su falta de
nar muchas veces tenía que usar un fluidez para hablarlo; entonces se es-
bastón. El problema de la cadera fue forzaba por terminar su trabajo de
haciendo su paso más inseguro, pero oficina para poder estudiar holandés.
no logró disminuir su vigor y entu- Pero también sentía un fuerte espíri-
siasmo. tu misional. Sobre esa época escribió
En 1978, luego de haberse someti- lo siguiente:
do a una operación de hernia, se diri- "Estaba tan anheloso de predicar
gía un día al templo con el élder Boyd el evangelio que me levantaba antes
K. Packer para la reunión semanal de las cinco todas las mañanas para
del Consejo de los Doce. El élder estudiar el idioma y hacer mi trabajo
Packer, al sentir el peso del brazo de oficina, a fin de poder salir a re-
que se apoyaba en el suyo, le pregun- partir folletos por la tarde."
tó solícito: "¿Le duele mucho?", a lo Día tras día repartía cincuenta,
cual su compañero contestó alegre- noventa, ciento diez folletos por día.
mente: "No más de lo que puedo Al regresar a recogerlos,,se suscita-
soportar". ban muchas conversaciones sobre el
El 23 de febrero de 1979 lo interna- evangelio, que, indudablemente, de
ron en el hospital, donde permaneció su parte estarían llenas de frases
en estado de gravedad durante casi cortadas e incompletas. Su esfuerzo
un mes. Como su condición tan deli- como misionero se puede medir com-
cada no dejaba esperanzas, se deci- parándolo con el de otros misioneros,

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cuyo promedio era de 197 folletos por todo lo que había en cubierta. Una
mes. hermana que viajaba desde los paí-
En 1926, el élder Richards, res- ses escandinavos le comentó lo si-
pondiendo a un llamado que hizo el guiente: "Hermano Richards, no pa-
presidente Heber J. Grant para mi- rece usted preocupado en lo más
siones de corta duración, se alejó de mínimo". Su respuesta fue:
su familia, dejó el negocio y se fue a "Hermana, no sé cuál será el destino
servir como misionero en otra parte de este barco, pero yo me siento tan
del país. En 1929, aceptó otro llama- tranquilo como si estuviera sentado
miento cuando el presidente Grant le en la sala de la casa de mis padres.
pidió que vendiera la casa y el nego- Recibí la promesa de que si cumplía
cio, y se mudara para California. Allí honorablemente la misión podría re-
sirvió primero como obispo y luego gresar a mi hogar sano y salvo. Ten-
como presidente de estaca. Ése tipo go la seguridad de que mi misión fue
de llamamiento no era común, pero aceptable para el Señor y, por lo tan-
cuando lo recibió de boca de un men- to, sé que regresaré a mi casa sin
sajero, le dijo a éste: dificultades."
"Dile al presidente Grant que mi La gratitud. Un profundo senti-
amor por el Señor, por la Iglesia y miento de gratitud ha dominado la
por él es tal, que si eso es lo que él vida del élder Richards. Cuando es-
desea, eso haré." taba eaAmsterdam como misionero,
Su fe. Cuando se dirigía de regre- según dice:
so a su casa, después de la primera Solía ir a la capilla, arrodillarme
misión, la travesía por barco fue bas- detrás del pulpito y agradecerle al
tante dificultosa. Ál aproximarse al Señor el privilegio de estar en la mi-
fin del viaje, se encontraron en me- sión, y la oportunidad... de dar tes-
dio de una terrible tempestad; las timonio del evangelio. Este era tan
olas eran gigantescas y barrían con grande que parecía quemarme el co-

De regreso de una misión a Holanda (1905-1908),


LeGrand Richards posa para un fotógrafo de la familia;
se lo ve de pie detrás de su padre, el élder George F.
Richards (el último'a la izquierda).

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LeGrand Richards: Una obra maravillosa y un prodigio

razón. Un notable aumento en la asisten-


Ese sentimiento continuó forman- cia de los miembros a las reuniones
do parte de su personalidad con el sacramentales.
correr de los años. El arreglo y enjardinado de los te-
rrenos adyacentes a las capillas de
Su gran servicio a la Iglesia barrios y estacas.
El Señor ha llamado al élder Como Obispo Presidente, en una
Richards para entrar en Su servicio época en que la cantidad de miem-
en repetidas ocasiones. Dos veces ha bros de la Iglesia era mucho menor,
cumplido una misión regular y dos el hermano Richards puso en efecto
veces ha sido presidente de misión. lo que el élder Joseph L. Wirthlin
Ha sido Autoridad General durante (que era uno de sus consejeros) daba
más de cuarenta y cuatro.años... y en llamar "el sistema de las puertas
sigue firme en su puesto. A esto se abiertas".
agregan sus diligentes esfuerzos co- "Se inauguró al principio de su
mo presidente de rama, obispo y pre- cargo", dice el élder Wirthlin, "y
sidente de estaca en varios estados. consistía en que a cualquier persona
El 6 de abril de 1938, el hermano que deseara hablar con él o con uno
Richards fue sostenido como el sépti- de sus consejeros debía dársele la
mo Obispo Presidente de la Iglesia. oportunidad de hacerlo; a nadie se le
Durante los catorce años que sirvió negaba una entrevista. Nuestras
en este cargo, el Obispado Presiden- puertas permanecían abiertas; y tan-
te hizo muchas contribuciones al pro- to la viuda, como el negociante en
greso de la Iglesia, entre ellas las apuros, el joven con problemas o el
siguientes: inmigrante siempre recibían una
Un programa de presupuesto para bondadosa palabra de aliento y la
el mantenimiento de los barrios. (El ayuda del obispo Richards."
élder Mark E. Petersen, que en ese
entonces era consejero en la presi- El Apóstol
dencia de una estaca, fue testigo del Al concluir la sesión matutina del
cambio y comenta: "Revolucionó el domingo 6 de abril durante la Con-
concepto del manejo de la economía ferencia General de 1952, sin ningún
en los barrios y estacas, y benefició a presentimiento, el obispo Richards
toda la Iglesia en su administración recibió un " aviso del presidente
económica".) Henry D. Moyle, consejero del pre-
El sistema mediante el cual los sidente David O. McKay, de que
diezmos y demás contribuciones de éste quería hablarle en su oficina.
toda la Iglesia se enviaban primera- Cuando el Obispo llegó, el presiden-
mente a la oficina del Obispado Pre- te McKay le dijo que se le había
sidente; y de allí luego se repartían a seleccionado para ocupar la vacante
las unidades locales de la Iglesia, de que se había producido en el Quo-
acuerdo con el tamaño y la necesidad rum de los Doce por la muerte del
de cada una. élder Joseph F. Merrill. Rememo-
Un registro general de miembros rando la experiencia, el élder Ri-
de la Iglesia. (Hasta esa época sólo se chards dijo:
mantenían registros en los barrios y "Yo lloré y el Presidente lloró;
ramas.) nos abrazamos y entonces fuimos a
Los programas de Reconocimiento la reunión de la tarde."
Individual y Colectivo. El élder Richards ha servido en

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arriba a la izquierda: Fotografía del grupo muchos oficios en sus casi treinta y
familiar, tomada ei 30 de diciembre de 1925, un años como miembro del Consejo
que el élder Richards llevó consigo durante de los Doce. Aparte de sus labores
su breve misión en el año 1926, en ei este en la obra misional, de las cuales
de los Estados Unidos. Arriba a la derecha:
La casa de George Richards en Tooele, nunca se aleja, también ha cumpli-
Utah, donde el élder Richards pasó sus do, como parte de sus responsabili-
años de adolescencia a comienzos del siglo. dades en el Quorum, varias asigna-
Abajo a la izquierda: En 1938, ai ser ciones administrativas, y servido en
llamado Obispo Presidente, LeGrand
Richards con sus consejeros, Marvin O. mesas directivas y trabajos en comi-
Ashton, izquierda, y Joseph L. Wirthlin, tés.
derecha. Abajo a la derecha: El obispo Al igual que las demás Autorida-
LeGrand Richards del Barrio Sugar House
en Salt Lake City, con sus hijos LaMont y des Generales, el élder Richards ha
LeGrand, hijo, en una actividad de padres e viajado extensamente, alzando su
hijos del barrio. voz en testimonio. Ha viajado por

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LeGrand Richards: Una obra maravillosa y un prodigio

toda la Iglesia, recorriendo las mi- mujeres en la tierra, dice, que han
siones y asistiendo a las conferen- sido siempre dignos de ser miembros
cias de estaca. Además ha concurri- de la Iglesia, pero pocos se han dete-
do a conferencias de área, las cuales nido lo suficiente como para colocar
han llevado a muchas de las Autori- las verdades en su debido lugar a fin
dades Generales hasta cantidad de de entenderlas. Eso es lo que logro
gente que nunca tendría esperanza con mi libro.
de asistir a las conferencias genera-
les en Salt Lake City. La familia
Á lo largo de todo su servicio pú-
Una obra maravillosa y blico, el élder Richards se ha aferra-
un prodigio do firmemente a la vida familiar. Es-
Entre los muchos beneficios que taba profundamente dedicado a su
ha proporcionado a la Iglesia, hay esposa, Ina (quien falle-ció en 1977), y
uno que invariablemente nos viene al a cada uno de sus ocho hijos. Aquella
pensamiento: su primer libro (ha es- unión familiar comenzó en 1909,
crito tres), Una obra maravillosa y cuando Ina y él se casaron.
un prodigio. En treinta y dos años y El élder Richards siempre se ha
después de veintitrés impresiones esforzado por estar atento a las nece-
(1950-1982) se han vendido más sidades de su esposa. Declara con
ejemplares que de cualquier otro li- mucha naturalidad:
bro en la Iglesia con la sola excepción Cuando nuestros hijos eran chi-
del Libro de Hormón. El editor ha quitos, no creo que mi esposa tuviera
informado que en los Estados Unidos que levantarse a atenderlos ni una
se han impreso entre un millón y me- sola vez, a menos que estuvieran en-
dio y dos millones de ejemplares, a fermos. Yo pensaba que si ella tenía
esta cantidad hay que añadir cin- que entendérselas con los niños y
cuenta mil copias impresas en Euro- cuidarlos durante el día (y todos sa-
pa. Ha sido traducido a dieciocho bemos lo agotador que esto puede re-
idiomas. El élder Richards jamás ha sultar), mientras yo hacía trabajo
aceptado honorarios por el libro; los de oficina, muy bien podía a mi vez
ha donado todos a la obra misional de substituirla durante la noche. Así
la Iglesia. que cada vez que uno lloraba, yo sal-
Muchas de las personas a quienes taba de la cama e iba a atenderlo, ya
ha impresionado o que han sido con- fuera un biberón o un cambio de pa-
vertidas por medio del libro han rela- ñales lo que hiciera falta.
tado su efecto, y sus historias han Aunque habla de que cuando esta-
llegado de todas partes del mundo y ban enfermos era la madre quien los
de gente de diferentes edades y de atendía, cada uno de sus hijos re-
toda clase social. Casi no pasa un solo cuerda la ternura con que los cuida-
día sin que lleguen cartas, o vaya al- ba, cómo los arropaba en la cama, los
guien a su oficina, para hablarle del consolaba y les hacía masajes para
libro y agradecerle por haberlo escri- aliviarlos; y no olvidan las bendicio-
to. .nes que recibieron de su padre,
El élder Richards opina que Una quien siempre les ha demostrade un
obra maravillosa y un prodigio es su amor profundo y constante.
contribución mayor a la edificación En mayo de 1959, los hermanos
del reino de Dios en nuestra época. Richards celebraron sus bodas de
Creo que hay miles de hombres y oro. Al recordar las pruebas, el gozo,

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El élder LeGrand Richards y su esposa El élder LeGrand Richards, sentado a la
celebran sus bodas de oro, en mayo de izquierda, posa con su familia en la época
1959. en que fue llamado a ser miembro del
Consejo de los Doce en 1952,

las dificultades y los triunfos de esos a la Autoridad General que les estre-
cincuenta años, la hermana Richards chó la mano.
los resumió en esta breve declara- Quizás ése sea el rasgo de su per-
ción: "Nadie puede haber tenido una sonalidad que todos recordemos me-
vida más dulce y mejor que la jor: su deseo de acercarse a los
nuestra". miembros. Pero antes de que nos lle-
Después que ella murió, el élder gue el momento en que sólo podamos
Richards les dijo a sus hijos: recordarlo, todavía disfrutaremos y
"¡Estoy tan agradecido de saber aprenderemos mucho de él. A pesar
que la tendré para siempre! Ella es de sus 96 años*, quizás lo tengamos
tan buena como cualquiera de los án- con nosotros por algún tiempo.
geles con quienes estará ahora; y por Cuando al celebrar sus noventa
eso, estoy seguro de que se siente años, el presidente N. Eldon Tanner
muy a gusto entre ellos." le preguntó: "¿Ha vivido usted toda
su vida en los Estados Unidos?", su
Su amistad para con todos rápida respuesta fue: "¡Todavía no!"
El carácter práctico y franco del
élder Richards atrae a las personas
de cualquier condición social y nacio- *Nota de la editora: Al publicarse este
nalidad; él es un Apóstol a quien to- artículo el élder Richards estará ya
dos aman. Una de sus características por cumplir los 97 años, el G de este
es que antes y después de dar un mes.
discurso se acerca a la gente demos-
trando su amor, su calidez humana, El mateñal para este_ articulo se lia
extraído del libro por la autora,
su sinceridad. LeGrand Richards: Beloved Apostle
Mucho tiempo después de que las (LeGrand Richards, el amado Apóstol)
personas hayan olvidado nuestras publicado en 1982 por Bookcraft, Salí
palabras, dice, seguirán recordando Lake City, Utalt.

UAHONA/FEBRERO DE 1983 33

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LOS EXAMENES
por Kanako Yamabuki

Ilustrado por Ronald Stucki

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En el hecho de aprobarlos o no radicaría
la diferencia entre que mis padres me
permitieran ser bautizada o me negaran el permiso.

L
as manecillas del reloj te- mis padres me permitieran ser bauti-
nían que haberse detenido zada o me negaran el permiso. Du-
en un lugar, pues cada vez rante cuatro años había estado tra-
que lo miraba parecía ser la tando de convencerlos de eme entrar
misma hora. ¿Por qué no venía de como miembro en La Iglesia de Jesu-
una vez el profesor a empezar los cristo de los Santos de los Últimos
exámenes para que mi agonía llegara Días me haría ser mucho mejor. Pe-
a su fin? ro, especialmente mi padre no quería
Como a la mayoría de los estudian- ni oír hablar de ello, y siempre insis-
tes japoneses, me aterraban los exá- tía en que lo más importante para mí
menes para entrar en la universidad. era mi carrera y que debía dedicar-
En Japón, aquellos que no los pasan me por entero a los estudios.
no pueden seguir estudios superio- Si podía aprobar los exámenes,
res. A menudo, los jóvenes estudian tendría asegurada mi entrada a la
durante todo el año hasta altas horas universidad, y quizás entonces mis
de la noche ' 'quemándose las padres me dieran su autorización.
pestañas", y entre ellos existe el di- Volví a mirar el reloj. Faltaban tres
cho: "El que duerme cuatro horas pa- minutos...
sa, pero el que duerme cinco fraca- Recordé el primer contacto que
sa." Como mis amigos, yo había había tenido con los mormones. En el
pasado muchas noches de vigilia pre- verano en que cursaba segundo año
parándome y había recibido inconta- de secundaria, el presidente Kimball
bles recomendaciones de mis padres había visitado Sapporo. Yo había
diciéndome que debía hacer el máxi- asistido a muchas otras iglesias, pero
mo esfuerzo por aprobar esos exáme- en aquella reunión encontré algo di-
nes. ferente: Existía una gran unión en-
Además, para mí tenían otro signi- tre los miembros, algo que era com-
ficado: En el hecho de aprobarlos o pletamente nuevo para mí. En otras
no radicaría la diferencia entre que iglesias la gente iba a las reuniones,

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 35

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Los exámenes

escuchaba el sermón y se volvía a la allí, esperándome. Aquello también


casa; pero en la Iglesia Hormona, to- era nuevo para mí. ¿Por qué era tan
dos parecían empeñados en la labor paciente? ¿Por qué me esperaba,
de mejorar su vida, apreciándola y aunque no sabía si yo iría?
disfrutándola de la manera en que el Aproximadamente en esa época
Señor lo querría. cambiaron al presidente de la misión
También recordé la segunda vez y fue nombrado el presidente Suzu-
que había estado entre ellos, el 3 de ki, quien se trasladó a Sapporo con
noviembre de aquel mismo año, en su familia, en la cual había una joven
una fiesta celebrando el Día de Ac- de mi edad llamada Nóemí. Puesto
ción de Gracias.* Mi hermana mayor que éramos las únicas de nuestra
me había invitado diciéndome que to- edad en la rama, pronto nos hicimos
dos los mormones que encontrára- muy amigas; ella era un buen ejem-
mos allí parecerían ángeles y que nos plo para mí, y con su ayuda pude em-
sentiríamos demasiado "terrenales" pezar a comprender el porqué de la
en su presencia. ¡Y eso fue exacta- paciencia de nuestra maestra y a ver
mente lo que sentí! Nunca había par- la belleza del evangelio; también me
ticipado de un ambiente tan espiri- ayudó a ir a la iglesia regularmente y
tual y familiar. a orar diligentemente. Obtuve un
Desde entonces asistí todas las se- testimonio, aunque todavía carente
manas a la iglesia, donde las perso- de profundidad, y desde lo más hon-
nas me recibían con los brazos abier- do de mi ser deseaba ser bautizada.
tos y una cálida y sincera bienvenida. Ya había hablado, de ello en una
Los misioneros me enseñaron el ocasión con mis padres, pero ellos es-
evangelio restaurado, y aprendí a taban completamente en contra; así
orar para poder saber yo misma la que en esa oportunidad, armada con
verdad. En ninguna otra iglesia me un testimonio todavía muy frágil,
habían enseñado a orar; en ésta has- volví a hacerlo.
ta los niños pequeños lo hacían. Leía —La fe —me dijo mi padre— no es
diariamente el Libro de Mormón y algo que se adquiere en uno o dos
oraba para saber si era verdadero. días, sino un proceso de muchos
Gradualmente empecé a entender el años.
propósito de mi existencia en la tie- El pensaba que los estudios son
rra y a qué cosas debemos dar priori- más importantes que la religión y re-
dad en esta vida. Pero todavía no te- husó terminantemente darme el per-
nía un testimonio. miso para mí bautismo.
En abril del año siguiente comen- Aquélla fue una dolorosa experien-
zaron en la rama un programa de cia. Pero hice un esfuerzo por recu-
Mujeres Jóvenes. Al principio yo era perarme, medité sobre lo que él me
la única participante, y aun las veces había dicho, y llegué a la conclusión
que no asistía, la maestra se quedaba de que, por lo menos en una cosa,
tenía razón: La religión no debe ser'
*Dia en que se celebra en los Estados una aventura pasajera, sino algo a lo
Unidos la primera cosecha levantada por que uno se aferra para el resto de su
los peregrino* emigrantes de Europa. vida. Empecé a asistir al seminario y

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a estudiar ávidamente el Antiguo Continué estudiando los manuales
Testamento. Las interesantes leccio- del seminario, y mi testimonio se hi-
nes me ayudaron a comprender me- zo cada vez más firme. Pero el bau-
jor lo que era tan nuevo para mí, y mi tismo todavía parecía muy lejOvS de
conocimiento del evangelio aumentó mí.
notablemente. Lamentablemente, Un día, Noemí me propuso que
no pude comprar los manuales de es- ayunáramos y oráramos acerca del
tudio individual supervisado (para la problema. Así que todos los domin-
casa) porque ese año tenía que estu- gos, durante un año entero, ayuna-
diar también para unos exámenes mos y oramos las dos fielmente, ella
muy importantes de secundaria, y junto conmigo. Yo podía sentirme
mis padres querían que dedicara to- muy cerca de Dios, y mi testimonio
do mi tiempo a los estudios escolares se fortaleció en extremo al darnos
y no a estudiar religión. cuenta de las muchas bendiciones
¡Me sentí tan feliz cuando mis com- que recibimos en ese año. Pero mis
pañeros de seminario me regalaron padres permanecieron firmes en su
los manuales1! Y me pregunté qué po- decisión.
dría darles yo a cambio. Al fin pensé Por último, mis recuerdos me lle-
que lo mejor sería estudiarlos con varon al principio de ese año de estu-
verdadera dedicación. Y, aunque mi dios, el último de secundaria, el año
progreso era más lento que el de en que tendría que prepararme para
otros compañeros, pude finalmente aquellos exámenes. Sabía que no me
terminarlos y entregárselos al maes- permitirían unirme a la Iglesia hasta
tro. que éstos hubieran pasado, y me pre-
Por otra parte, aprobé los exáme- guntaba si me autorizarían a hacerle
nes, por lo cual sentí gran alivio. Te- aun después. De una cosa estaba se-
nía grandes esperanzas cuando fui gura: Si no aprobaba los exámenes,
otra vez a hablar con mis padres so- con seguridad mis padres me dirían:
bre el bautismo, puesto que les había "¡Es porque has malgastado tanto
probado que podía ser activa en la tiempo en esa iglesia!" Tenía que
Iglesia y tener éxito en mis estudios probarles que estaban equivocados.
al mismo tiempo. Su respuesta fue Y aunque sospechaba que el aprobar
un duro despertar a la realidad. esos exámenes era de fundamental
—No —me dijo mi padre—, pues importancia para mi bautismo, no
desde ahora en adelante los estudios podía ver cómo lograría que ellos me
serán cada vez más difíciles, y no dieran el permiso.
tendrás tiempo para ambas cosas. Había estudiado más que nunca,
A ambos les disgustaba mucho mi poniendo los estudios delante de to-
diligencia en asistir a las reuniones do, aun de mis asignaciones en la
de la Iglesia, y me expresaban su de- Iglesia. Las tareas del seminario em-
sagrado con palabras ásperas cuando pezaron a amontonarse, pero me ha-
me iba de casa los domingos. Sin em- cía el razonamiento de que, con tal de
bargo, finalmente se dieron cuenta ser bautizada, valía la pena que lo
de que yo no dejaría de ir y poco a dejara un poco de lado. No obstante,
poco fueron aflojando su oposición. la falta de estos estudios me preocu-

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 37

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Los exámenes

paba, pues gracias a ellos se había —Es tan buena esa iglesia
fortalecido más mi testimonio. Al ver —agregó— que no creo que mi hija
cómo se apilaban en mis estantes los vaya a cometer un error haciéndose
trece manuales, parecía que mi testi- miembro. Es una buena religión. Y
monio se debilitaba y la conciencia entiendo perfectamente por qué mi
me dijo que no estaba haciendo lo hija quiere profesarla por el resto de
que era correcto; que debería tener su vida.
tiempo para mi trabajo en la Iglesia Los tres tuvimos una conversación
y para el seminario a pesar de los que duró horas, y en la cual poco a
estudios escolares. El 25 de febrero poco comprendí que la actitud de mis
me hice la firme promesa de termi- padres no se debía a que estuvieran
nar los 13 libros para el 4 de marzo, en contra de mí, sino a que me que-
que era el día en que comenzarían los rían mucho, se preocupaban por mí y
exámenes. Entre los estudios de la no deseaban que tomara ciegamente
escuela, los manuales de seminario una decisión tan importante.
fueron un descanso para mi mente. Me sentí agradecida por esos pa-
El 2 de marzo le había entregado to- dres tan maravillosos. Y creo que
dos mis trabajos terminados al asom- ellos también comprendieron que mi
brado maestro de seminario. deseo de unirme a la Iglesia no era
—Ha llegado la hora —dijo el pro- un simple capricho. ¡Al fin me dieron
fesor que supervisaba los exámenes, permiso para ser bautizada!
sacándome de mis recuerdos. Recibí la ordenanza e hice el con-
Miré el reloj y ofrecí una oración venio el mismo día en que me gradué
silenciosa. Como un escuadrón de au- en el programa de las Mujeres Jóve-
tómatas, todos nos levantamos y nos nes. Mis amigos del seminario ayu-
dirigimos al salón donde tendríamos daron a planear el servicio bautis-
que pasar las pruebas. mal, y la mayor parte de mi familia
Nunca creí que aprobaría los exá- estaba allí.
menes, pero varios días más tarde, Entre los miembros de la Iglesia
allí estaba mi nombre, en la lista de en edades de enseñanza secundaria y
los que habían aprobado. ¡No lo po- superior en Japón, solamente un cin-
día creer! Me sentí muy feliz. ¡Podría co por ciento tienen padres que tam-
asistir a la universidad! Corrí a dar- bién son miembros. Los demás, por
les las buenas nuevas a mis padres y lo general, encuentran difícil com-
también les pregunté si al fin me con- partir el evangelio con su familia, y
cederían mi acariciado deseo de ha- los padres que profesan la fe budista
cerme miembro de la Iglesia. o el sintoísmo no siempre pueden
—No —me respondió mi padre lisa comprender el gozo que invade a la
y llanamente, cortándome toda pro- persona que conoce el Evangelio de
testa. Jesucristo. Pero estoy convencida de
Pero, aunque nunca lo había hecho que el Señor nos tiene siempre pre-
antes, mi madre me defendió recor- sentes y encontrará la forma de ayu-
dándole que yo había sido fiel a mis darnos. A mí me ayudó con cuatro
estudios y fiel a mi religión durante años de paciencia que fortalecieron
los últimos cuatro años. mi fe y testimonio.

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FALLECIMIENTO DEL PRESIDENTE
NATHAN ELDON TANNER
El 30 de noviembre, miles de personas asistieron al funeral del presidente
Tanner, primer consejero en la primera presidencia, que falleció en su casa
en Salt Lake City, el día 27 de noviembre, a la edad de 84 años.
A pesar de padecer una enfermedad crónica del sistema nervioso que lo hizo
sufrir por varios años y le dificultó el habla, el presidente Tanner se mantuvo
trabajando constantemente. En la conferencia general de octubre pasado
expresó su testimonio diciendo: "Esta es la obra del Señor. Yo sé que es ver-
dadera". En 1960 fue llamado como autoridad general, en 1962 fue sosteni-
do como miembro del Consejo de los Doce, y en 1963 fue sostenido como
consejero en la Primera Presidencia. Fue consejero de cuatro presidentes de
la iglesia: David O. McKay, Joseph Fielding Smith, Harold B. Lee y Spencer
W. Kimball.
En los servicios funerarios llevados a cabo en su honor, el presidente Kimball
declaró: "Nuestra relación tan cercana ha sido una inolvidable y hermosa ex-
periencia ¡Cuánto lo echaremos de menosl" El presidente Tanner nació en
Salt Lake City en 1898 y se crió en Alberta, Canadá, donde se distinguió co-
mo educador, como líder cívico, como hombre de negocios, así como en
muchos llamamientos de la Iglesia.
Sus deudos incluyen su esposa, Sarah, cinco hijas, veinticuatro nietos y cin-
cuenta bisnietos.
El 2 de diciembre, el presidente Spencer W. Kimball anunció la reorganiza-
ción de la Primera Presidencia, debido al fallecimiento de su primer conseje-
ro, el presidente Tanner, el presidente Marión G. Romney, que era segundo
consejero en la Primera Presidencia, pasa a ser el nuevo primer consejero y el
presidente Gordon B. Hinckley ha sido llamado como segundo consejero.

LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS


La Primera Presidencia - (2 de diciembre de 1982)

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casas de la reservación indígena.
EL ANCIANO Con los ojos recorría las paredes
del cuarto, sin reparar en el cartón
FLECHA que no sólo servía para cubrirlas, si-
no también como papel tapiz. Le gus-
taba dejar que su mirada vagara por
DE HIERRO las paredes, deteniéndose para con-
templar alguna fotografía vieja y
por Lynn L. Wright descolorida o un recuerdo del pasa-
do, y entonces las memorias de he-
chos distantes retornaban a su men-
te alerta. Flecha de Hierro no sabía
su edad, ni tampoco había nadie en-
tre sus conocidos que la supiera, pe-

A
l soplar fuertemente por
las llanuras extensas y que- ro su memoria se remontaba a mu-
bradas del norte del estado chos de los tiempos felices de su
de Montana (Estados Uni- pueblo, puesto que había visto tantos
dos), el viento veraniego producía un inviernos en el lapso de su vida.
extraño murmullo al pasar entre el El hermano Flecha de Hierro no
pasto crecido, y silbaba al filtrarse había olvidado qué día era y espera-
por las tablas ya gastadas por el ba con anhelo la hora en que el sol le
tiempo, grisáceas y despintadas de la indicara que se acercaba el mediodía.
casita. Esta se encontraba casi aisla- Al aproximarse ésta, extendió aquel
da en la gran extensión de terreno, brazo, otrora poderoso, para arre-
mientras el río Misurí se deslizaba glar la sábana y la colcha gastada que
lentamente hacia su encuentro con el cubrían su débil cuerpo. Luego sus
Misisipí. De vez en cuando una de las manos nudosas llegaron hasta las dos
maderas flojas resonaba al ser gol- trenzas rectas de precioso cabello
peada por alguna ráfaga, causando gris que colgaban bien por debajo de
un fuerte ruido adentro de la casa. sus hombros. Era importante que ca-
Era domingo, y con la excepción yeran ordenadamente en su lugar y
de algunas creaciones insignificantes que mantuviera la cabeza altiva y
del hombre, las majestuosas llanuras erecta, a pesar de lo difícil que le
presentaban el mismo aspecto que resultaba mantenerla así.
habían tenido cientos de domingos, El esperaba lo que sabía que iba a
así como también otros tantos días suceder. Momentos después llama-
de la semana. Había cierta sensación ron a la puerta, y ésta crujió al abrir-
de inmutabilidad en aquella inmensa se, para dar paso a dos jóvenes con
extensión. trajes obscuros, contentos de encon-
Dentro de la casa solitaria y esca- trarse al fin resguardados del viento.
samente amueblada, recostado en El hermano Flecha de Hierro an-
una cama de hospital vieja y oxidada siosamente extendió la mano y estre-
en la que se encontraba confinado, se chó con cariño la de los misioneros,
hallaba el anciano Flecha de Hierro, que habían llegado con un encargo
el otrora gran guerrero del orgulloso especial a aquella humilde casa. No
y magnífico pueblo de los siux. Esta- hubo mucho intercambio de pala-
ba relegado por la edad y la debilidad bras, ya que el anciano hablaba poco
a aquella chocita de madera de un en inglés y los misioneros no habla-
solo cuarto. Eran así casi todas las ban casi nada en siux; no obstante,

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había cierta comunión de espíritu lentamente por aquellas mejillas
que todos ellos sentían. arrugadas y abatidas por el tiempo.
Los élderes tenían un himnario en Después que bendijeron el agua y
la lengua siux, y mientras uno selec- los tres hubieron participado, los él-
cionaba la música, el otro colocó una deres de nuevo abrieron el himnario,
silla vieja y rústica de madera, soste- y todos cantaron "Israel, Jesús os
nida casi sólo con alambre, en el cen- llama". Entonces el compañero me-
tro del cuarto. Luego desplegó cui- nor ofreció la última oración; remo-
dadosamente dos pañuelos limpios y vieron todo lo de la silla, la volvieron
recientemente planchados y los puso a poner en su lugar cerca de la pared,
en el asiento de la silla. Sacó un plato y la reunión terminó.
pequeño y lo acomodó sobre los pa- Los élderes vacilaron en partir,
ñuelos; en el plato colocó tres pedaci- porque no querían alejarse de ese
tos de pan y al lado de éste un vasito Espíritu especial que habían sentido
con agua limpia. Ya todo estaba dis- tan fuertemente en aquella choza de
puesto para que la reunión comenza- madera en las planicies de Montana.
ra. Finalmente estrecharon la mano
El élder abrió el himnario, y los de su amado hermano y se despidie-
tres cantaron lo mejor que pudieron, ron. De nuevo salieron al fuerte
"Dulce grata oración", después de lo viento de la pradera, el cual parecía
cual uno de los misioneros ofreció la no molestarles ya tanto.
primera oración. Entonces el compa- Esta era una importante asigna-
ñero mayor se arrodilló y pronunció ción semanal del domingo, que los
la bendición del pan. Cuando le pasa- misioneros llevaron a cabo gustosa-
ron el plato al hermano Flecha de mente hasta que el bravo y anciano
Hierro, su temblorosa mano se ex- guerrero, Flecha de Hierro, dejó la
tendió para tomar un pedacito de vida mortal y su cuerpo fue llevado a
pan, que significaba para él el cuerpo descansar en el antiguo y gran ce-
inmolado de su amado Salvador, menterio indio situado en lo alto de
mientras las lágrimas se deslizaban un cerro.

El Salvador permanece con sus brazos


extendidos, ofreciéndonos gloriosas bendiciones,
siempre y cuando le sirvamos.
William R. Bradford

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 41

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por Susan Evans McCloud

Estoy tratando de
salvarte de un terrible
error, Marta. Lo sé,
créeme. Lo sé.

(Este cuento está basado'en un he- da que yo —le dije, aunque sabía que
cho real que le ocurrió a una jovenci- no era así.
ta.) Me parecía que toda mi vida, todo
lo que me ocurriría en el futuro, de-
pendía de aquella decisión que ha-

T
erminé de escribir la papele- bían de tomar personas que yo ni si-
ta de la biblioteca pública y quiera conocía.
se la entregué, junto con el —Tendrán que aceptarle —par-
libro, a la señora que espera- loteó mi amiga, mientras empezaba a
ba. Al levantar la mirada me encon- llenar las tarjetas de los libros cuyas
tré con los redondos ojos azules de fechas habían expirado—. Con notas
Laura, que me observaban sobre la como las que has tenido en los últi-
línea de pecas que le cubrían la nariz. mos dos años, y siendo conversa a la
—¿Has recibido alguna respuesta Iglesia, y... ¡ah!... no creo que haya
de la universidad? —me preguntó ningún problema...
con los ojos brillantes. Dejó escapar un suspiro y arrugó
Yo me reí. la nariz en un gesto que tenía algo de
—Creo que estás más entusiasma- tristeza.

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 43

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Orgullo y prejuicio

—¡Qué suerte tienes, Marta, de curiosidad y un interés tan grandes


poder ir a Utah y a BYU!* en algo en lo cual antes ni siquiera
—¡Pero si nadie va a saber que soy había pensado.
una nueva conversa! Además, no te Eso había sucedido hacía apenas
pongas triste; tú también irás dentro un año, y todavía me maravillaba
de dos años. pensar cómo podía cambiar la vida de
—¡Ah! Dos años parecen una eter- una persona en un período tan corto
nidad, especialmente ahora que tú te de tiempo. Nada siguió siendo igual
vas —se lamentó Laura. después de haber aprendido sobre el
Le sonreí. Tenía un carácter muy evangelio y haberme bautizado en la
dulce y sincero y, a pesar de ser cua- Iglesia. Mis amigos eran diferentes y
tro años menor que yo, era quizás la mis actividades no eran las mismas;
mejor amiga que había tenido en mi mis pensamientos habían cambiado y
vida. Ella me había hecho conocer el deseaba diferentes cosas; y era, al
evangelio y así había cambiado mi vi- mismo tiempo, más feliz y más des-
da. Era la única joven mormona que graciada de lo que había sido hasta
había conocido y me parecía un exce- entonces en toda mi vida.
lente ejemplo de lo ideal en una per- Me estremecí al recordar la prime-
sona. ra vez que les había pedido permiso a
Llevé un montón de revistas hasta mis padres para recibir el bautismo
un estante, y comencé a clasificarlas en la Iglesia. Ellos ya sabían que ha-
y colocarlas en orden. Desde el se- bía estado recibiendo lecciones de los
gundo año de secundaria había tra- misioneros y asistiendo a reuniones,
bajado en aquella biblioteca durante pero no creo que se dieran cuenta de
todos los veranos; y aun después de lo seriamente interesada que estaba.
haber asistido a la universidad por Mi padre es un hombre callado y bon-
dos años, ése era el mejor trabajo dadoso, y pensó un largo rato antes
que podía conseguir en aquel pueblo de contestarme. Pero mi madre reac-
de siete mil habitantes, perdido en- cionó inmediatamente en forma des-
tre los bosques del estado de Wiscon- favorable. Se puso pálida y apretó
sin. los labios en un gesto duro.
El verano anterior habían tomado —De ninguna manera —me dijo
dos nuevas empleadas, ambas estu- con un tono de voz frío y profunda-
diantes de secundaria, y Laura era mente irritado—. Ni pensar en eso; y
una de ellas. Era muy simpática y no se te ocurra volver a mencionarlo.
conversadora y le llevó muy poco —Pero ¿por qué? ¿Por qué? —pre-
tiempo hacer buenas migas con todos gunté.
sus compañeros, poniendo en conoci- —¿Por qué? —exclamó, echando
miento de todos que era mormona. llamas por los ojos—. Porque no sa-
Yo había leído algo sobre Brigham bes lo que haces. Y estoy tratando de
Young y los mormones en los libros salvarte de un terrible error, Marta.
de historia, pero en realidad no sabia Lo sé, créeme. Lo sé.
nada de la religión. Y no podía com- Me pregunté qué cosas terribles
prender por qué aquella chica había habría oído de los mormones. Pero,
despertado en mí súbitamente una aunque insistí mucho en que me lo
dijera, no quiso hablar y sólo se man-
tuvo en su posición dura y cerrada.
*BYU—Sigla con que se denomina co- Sin embargo, al final prevaleció la
múnw,eni£ a la Universidad Brigham. opinión de mi padre, como de cos-
Young. tumbre, por lo razonable y paciente

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De mi familia, nadie
asistió al bautismo.
Puesto que aquello era lo
que yo más anhelaba, me
dieron su permiso; pero
permiso y apoyo no son
la misma cosa.

de su carácter. Le recordó a mamá Días—, ellos me darían su consenti-


que yo ya tenía veinte años y que al miento.
cabo de pocos meses podría legal- Me puse de pie, me estiré un poco,
mente tomar una decisión y llevarla y me dirigí al escritorio principal jun-
a efecto sin su aprobación; también le to al cual había una pila de libros pa-
hizo notar que yo era una buena chi- ra colocar en los estantes. Laura,
ca, estudiosa y aplicada, obediente y que en ese momento se encontraba
digna de confianza. detrás del mostrador atendiendo
—Merece que le permitamos deci- clientes, me sonrió y me dijo:
dir de acuerdo con sus deseos —le —Si quieres, yo puedo hacer eso y
dijo suavemente. tú sigues atendiendo el mostrador
Al fin llegamos a un acuerdo: Yo por un rato.
tendría que reunirme con el ministro —No, gracias —le respondí—. Yo
de nuestra Iglesia para recibir de él puedo hacerlo.
clases de teología y aprender todo lo Llevé los libros en la mesa rodante
que pudiera acerca de la religión que hasta las estanterías y me detuve en-
había profesado toda mi vida. En frente a la A. Adams... Anderson...
otras palabras, debía darle a la reli- Empecé a colocarlos automáticamen-
gión en que ellos me habían criado te. Ashley... Austen. ¡Ah! Jane Aus-
una última oportunidad, por lo me- ten,* uno de mis escritores predilec-
nos la misma que había dado a los
mormones. Entonces, si todavía que-
ría abandonarla —rechazar las ense-
ñanzas que me habían dado para con- *Jane Austen—Novelista inglesa
vertirme en un Santo de los Últimos (1775-1817).

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 45

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Orgullo y prejuicio

tos. Tomé el libro, que se titulaba saciones fueron siempre muy corte-
Orgullo y prejuicio, y lo coloqué en ses y formales. La última vez que nos
el estante. Orgullo y prejuicio. Son- reunimos me miró desde su puesto,
reí con ironía. Ese podría ser tam- del otro lado del escritorio, y no hizo
bién el título de una novela que rela- intento alguno de abrir el grueso vo-
tara los últimos meses de mi vida. lumen del cual íbamos a hablar esa
Las reuniones que había tenido noche. En su lugar, levantó una ceja
con el ministro me habían llevado a en un gesto pensativo y me dijo:
pasar por una de las experiencias —Marta, he hecho lo que tus pa-
más extraordinarias de mi vida. Re- dres deseaban. Pero no te puedo en-
cordé vividamente lo nerviosa y has- señar nada nuevo; ambos sabemos
ta ridicula que me sentía al recorrer eso. Y, por supuesto, sólo tú puedes
el sendero que conducía a la vieja tomar la decisión...
iglesia de piedra y. empujar la pesada Vaciló, y yo me incliné hacia ade-
puerta. Mis pasos resonaban impor- lante interesada por la expresión de
tunamente sobre el piso frío y pulido. su cara y por algo que había notado
Tímidamente, llamé a la puerta de la en el tono de su voz. Súbitamente se
oñcina del pastor. La habitación en sí levantó, se dirigió a la biblioteca y
era suficiente para hacerme sentir sacó de ella un libro más bien peque-
inhibida. Era grande, y tenía el suelo ño. Volvió a su silla, se sentó y colo-
cubierto por una espesa alfombra; en cando el libro sobre el escritorio lo
una de las paredes había una impre- empujó hacia mí para que lo viera.
sionante biblioteca que la cubría por Era un volumen encuadernado en
entero y cuyos estantes tenían cien- cuero, y pude leer claramente el títu-
tos de grandes y vetustos ejempla- lo, ahogando una exclamación al ha-
res. cerlo: El Libro de Hormón.
El ministro se sentó en su gran —Efectivamente, el Libro de Mor-
sillón tapizado de cuero y yo en una món —dijo—. Hasta saco de él tema
silla enfrente, separados ambos por para mis sermones.
el enorme escritorio. Su voz era suave pero penetró pro-
—Me han dicho que quieres hacer- fundamente en mí, hasta el punto de
te mormona —me dijo abruptamen- que el corazón empezó a latirme de-
te. senfrenadamente y sentí como un cá-
Su rostro carecía de expresión, y lido cosquilleo que me recorría la
no era posible adivinar lo que estaba piel.
pensando. Antes de que pudiera con- —Yo mismo sería mormón si pu-
testarle, continuó: diera —continuó, mientras tomaba el
—Has venido a verme porque tus libro y lo sostenía en la mano
padres te obligan, ¿no es así? pensativamente—. Pero estudié pa-
Respondí con un gesto afirmativo, ra ser ministro; ésta es mi vida, es
y él se quedó observándome. Final- todo lo que he aprendido a hacer. Mi
mente, sus finos y delgados labios es- padre era ministro y mi abuelo tam-
bozaron una sonrisa. bién lo era.
—Bueno, veamos qué podemos ha- Hizo una pausa mirando hacia arri-
cer. ba. Pensé que era casi una indiscre-
Nos reunimos en tres oportunida- ción ver la expresión triste de sus
des, y él me dio libros y folletos que ojos.
leí obedientemente. Respondí a to- —Pero si estuviera en tu lugar
das sus preguntas, y él respondió a —agregó con voz firme—, me con-
algunas de las mías; nuestras conver- vertiría en miembro de La Iglesia de

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Jesucristo de los Santos de los Últi- experiencias. Estaba aprendiendo;
mos Días. progresando, descubriendo; pero
Se levantó y volvió a colocar el'li- cuando iba a casa no me hacían pre-
bro en el estante. Yo también me pu- guntas ni demostraban ninguna cu-
se de pie. Sabía que ya no quedaba riosidad por mi nueva religión. Qui-
nada por decir entre los dos. Al des- zás pensaran que si no le daban
pedirnos en la puerta, el ministro me importancia se me pasaría el entu-
estrechó la mano con amabilidad y siasmo.
me miró fijamente a los ojos. Mi madre hacía muy patente su in-
—Lo que te he dicho esta noche terés en las actividades de mis her-
debe quedar entre nosotros dos manos, y hablaba y se reía con ellos;
—me dijo—. Si llegaras a repetirlo, pero se negaba a hablar conmigo. No
lo negaría terminantemente; y, por había entre nosotras comunicación,
supuesto, ya sabes a quién creerían. ni compañerismo, ni calidez alguna.
Asentí con la cabeza tratando de Vivíamos en la misma casa; eso era
dar énfasis a mi respuesta con los todo.
ojos y la sonrisa, pero demasiado Jorge, el muchacho con quien ha-
emocionada como para poder hablar. bía estado saliendo desde hacía más
Luego me dirigí a casa en medio de la de un año, empezó a invitarme cada
fresca y silenciosa noche. vez menos y al fin hasta dejó de lla-
A la semana siguiente fui bautiza- marme por teléfono; en realidad, no
da. De mi familia, nadie asistió al temamos ya casi nada en común.
bautismo. Hasta Corina, que había sido mi me-
Puesto que aquello era lo que yo jor amiga desde los años de secunda-
más anhelaba, me dieron su permiso; ria, fue alejándose poco a poco de mí.
pero permiso y apoyo no son la mis- Por supuesto, no la culpaba; pero
ma cosa. Aun mi padre, con toda su tampoco yo tenía ninguna culpa; lo
bondad, no pudo ofrecerme su apoyo que pasaba era que me consideraban
en algo que él no podía comprender diferente y no encajaba dentro de los
ni aceptar. cánones sociales de mis amistades.
Mi madre se rodeó de una dura Si hubiera habido otros jóvenes en
"caparazón", y la barrera que ya la rama, me habría sentido mejor;
existía entre nosotras se convirtió en pero no los había. El nuestro era un
algo sumamente real y perceptible. pueblo pequeño y, con excepción de
No debo preocuparme, me decía pa- dos chicos de doce y catorce años,
ra mis adentros; ya se le pasará. Es Laura y yo éramos las únicas jóve-
algo muy difícil para ella. Tengo nes.
que ser paciente. Empujé la mesa rodante hasta el
Pero no se le pasó. Después de escritorio y me sorprendió ver que
unas pocas semanas, todos volvimos ya era casi la hora de cerrar.
a nuestra diaria rutina, y la vida si- —¿Te pasa algo? —me preguntó
guió como de costumbre; toda mi fa- Laura—. Has estado muy callada
milia pasaba por alto completamente hoy.
el hecho de que yo era mormona. —He estado pensando; nada más.
¡Ninguno comprendía el cambio que Mi amiga no entendía el problema
se había efectuado en mí! En reali- que yo tenía. Ella había sido miem-
dad, ni siquiera parecía importarles. bro de la Iglesia toda su vida. Sus
Eso era lo peor para mí, no tener padres eran miembros activos y te-
nadie con quien hablar, nadie con nían las noches de hogar y las oracio-
quien compartir todas mis nuevas nes familiares. Ella no sabía.lo que

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 47

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Orgullo y prejuicio

era que su madre no le hablara, que te! Ella había hecho algo malo y
su hermano menor le dijera grose- abuelo la echó de la casa. Y no le
rías o ver en los ojos de su padre una permitió que volviera.
expresión de tristeza. Se quedó mirándome, con una ex-
Salí de la biblioteca y me dirigí a presión muy extraña en los ojos.
mi casa. El calor del día había dado —En el momento en que te uniste
paso al fresco del atardecer, y se sen- a la Iglesia Mormoña nos diste la es-
tía el aroma de los pinos y las rosas. palda y despreciaste todo aquello en
Me sentía feliz y limpia por dentro. lo que nosotros creemos. Ya no per-
Sabía que estaba haciendo lo debido teneces a esta familia, Marta. Y
porque había ayunado y orado con cuando te vayas para Utah, rompe-
respecto a mi decisión. Entonces, só- rás el último lazo que nos une.
lo me hacía falta tener fe para seguir —¡No, mamá, no! ¡No digas esas
por el camino que me había trazado. cosas!
Al llegar a casa, lo primero que vi Di un paso hacia ella, pero se alejó
fue la carta en la mesita del vestíbulo de mí.
con mi nombre escrito a máquina y el —¿Cómo puedes hacerme eso?
membrete de la Universidad Brig- —me gritó—. ¿Cómo puedes ser tan
ham Young en el sobre. La abrí con egoísta y cruel? ¡Betty hizo lo mis-
dedos temblorosos. ¡Me habían acep- mo! Siendo mi hermana mayor me
tado! Y no sólo eso, sino que también abandonó en el momento en que más
me otorgaban la beca que mi conseje- la necesitaba. Y tú eres igual, Marta.
ro vocacional me había recomendado ¡Eres igual a ella!
pedir. La leí varias veces, incapaz de En mi desesperación salí corriendo
creer que mi sueño se había converti- y me fui al patio de atrás. Temblaba
do en realidad. Al levantar la mirada de pies a cabeza y sentía frío, a pesar
vi a mi madre parada en el umbral de de que la noche de verano era tem-
la puerta, observándome. plada. Jamás había soñado que mi
—No es necesario que me digas lo madre pudiera compararme con su
que dice la carta. Puedo vértelo en la hermana. Había oído muchas veces
cara. la triste historia de aquella misterio-
—Mamá... sa hermana a quien su padre había
repudiado, y que había desaparecido
Quise hablar, pero me interrumpió para vivir en algún lugar desconoci-
iracunda, echando chispas por los do, avergonzada y en reclusión.
ojos. Cuando era niña me la había repre-
—Te crees gran cosa, ¿verdad? sentado como protagonista de una
Eres arrogante y muy segura de ti triste y romántica historia trágica.
misma como mi hermana Betty. Así Pero nunca había imaginado que yo
era ella, ¿sabes? Y nos vas a abando- pudiera encontrarme en un caso si-
nar, exactamente como ella nos milar. ¿Cómo podía mi propia madre
abandonó. pensar eso de mí? ¿Estaría pensando
—¡Mamá, por favor! —exclamé en repudiarme, como había hecho su
con desesperación—. Yo no los aban- padre con aquella hermana a quien
dono, sólo me voy a estudiar nueve ella tanto quería?
meses en la universidad. ¡Eso es to- Esa misma noche, mientras me en-
do! contraba sola en mi habitación, mi
—Eso es lo que tú crees. ¿Y si no hermanito Pablo fue a verme.
vuelves? Betty nunca regresó. —¡Qué despreciable eres! —me di-
—¡Pero el caso de ella era diferen- jo-
48
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En el momento en que te
uniste a la Iglesia
Hormona nos diste la
espalda y despreciaste
todo aquello en lo que
nosotros creemos. Ya no
perteneces a esta
familia, Marta.

—Pero ¿por qué me dices eso? fue a darme las buenas noches, me
—Tú sabes por qué. Has hecho su- miró con sus ojos grandes e inocen-
frir a mamá, y ella se las toma con tes y me preguntó:
nosotros, y nos grita, y después se —¿Por qué quieres irte y dejar-
pasa la mitad de la noche llorando. nos, Marta? Mamá me dijo que tú ya
No haces más que meter líos entre no nos quieres, porque si nos quisie-
nosotros. ras, no te irías.
Sentí que se me formaba un nudo La atraje hacia mí y la abracé con
en el estómago y que era una humi- fervor.
llación el tener que estar disculpán- —¡Pero eso no es verdad, tesoro!
dome a cada paso. Yo los quiero mucho a todos. Y verás
—¡Eso no es cierto! —exclamé—. cuánto te va a gustar recibir mis car-
¡No he armado ningún lío! tas. Te escribiré una vez por semana
—¡Sí, sí! Y espero que te sientas y de vez en cuando te mandaré un
satisfecha de ver a toda tu familia regalito.
desgraciada sólo por un capricho tu- La abracé y la besé muchas veces,
yo- y noté en ella un cierto alivio. Des-
Después de esas palabras salió con pués que se fue me acosté, pero no
un portazo y sin darme tiempo a res- pude dormir. ¿Qué pretendía mi ma-
ponderle. Sentí el escozor de las dre con esa conducta? ¿Acaso estaría
lágrimas en los ojos. Sus acusaciones tratando de castigarme por ser dife-
eran injustas y crueles. Pero ¿cómo rente de lo que ella esperaba de mí?
podía hacerle entender lo que pasa- Los días se fueron arrastrando .
ba, lo que yo sabía y sentía? lentos y grises, uno tras otro. A ve-
Más tarde, cuando mi hermanita ces me encontraba enojada y a la de-
:
LIAHONA/FEBRERO DE 1983 49

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Orgullo y prejuicio

fensivá con mi madre, y hasta tenía tenía hacia mí, y pensando que la
deseos de devolverle el pesar que me abandonaba y la rechazaba como su
causaba; pero otras me sentía inse- hermana lo había hecho.
gura y asustada como una niñita, Esa noche tuve un sueño'. En él me .
anhelando su cariño y sintiendo la vi como una niña otra vez, con tren-
necesidad de que me consolara y disi- zas largas y la cara sucia. Unos mu-
para mis temores. Con su actitud ha- chachitos me perseguían, y al tratar
bía borrado de mí toda emoción y en de escapar me caí en la acera y me
algunas oportunidades me dejaba raspé una rodilla; me levanté, y tras-
vencer por el desaliento y pensaba tabillando me fui sollozante en busca
que quizás fuera mejor no ir a la uni- de mi mamá, llamándola a gritos. De
versidad. Pero había tenido la res- pronto, allí estaba y me tomó en sus
puesta a muchas oraciones y había brazos fuertes y suaves. Me acarició
visto muchas evidencias de que el pelo, me besó en la mejilla y me
aquélla debía ser la dirección en que curó la rodilla lastimada poniéndome
encaminara mi vida. Entonces me luego un vendaje. Me desperté so-
decía que todo saldría bien y que tal bresaltada, sintiendo aún el suave
vez hasta sería mejor que me fuera. roce de su mano y con la imagen de
No estando tan cerca, siempre pro- su amorosa sonrisa todavía fresca en
vocando controversia y aflicción con la memoria.
mi presencia, podía ser más fácil pa-
ra todos comprender y contemplar la Me senté en la cama y, sorprendi-
situación en una perspectiva más da, comprendí de pronto que mi ma-
amplia. Quizás hasta me extrañaran dre no sabía cuánto la necesitaba.
y con eso me apreciaran un poco más. Había pasado mucho tiempo desde la
última vez que me había acercado a
Me sentía temerosa y nadie podía ella en procura de un consejo. A sus
comprenderme. A Laura le parecía ojos yo era una persona eficiente, au-
que yo tenía el mundo a mis pies. Iría tosuficiente y muy segura de sí. Con
a Sión, donde todo sería color rosa y mi nueva religión la había excluido
mis sueños se harían realidad, y en- de mi vida sin tratar de hacer nada
contraría la felicidad. Pero no tenía por compensar ese vacío, por hacerle
en cuenta que yo no conocía Utah; ni saber que todavía necesitaba de ella
siquiera había visto una montaña en y la valoraba. ¡Y pensar que durante
mi vida; no conocía a nadie allá, ni todo ese tiempo había creído que ella
tampoco en la universidad. Me hacía tenía la culpa de nuestra situación, y
mil preguntas. ¿Cómo serían los que yo era la única perjudicada!
otros mormones? ¿Se burlarían de mí Al día siguiente la llamé a mi cuar-
por ser una "principiante" en la reli- to y le pedí que me ayudara a empa-
gión? Nuestra pequeña rama era tan car. Era una persona muy eficiente y
nueva y sin experiencia. ¿Cómo sería meticulosa, y yo sabía que podía or-
estar entre una congregación gran- ganizarme las maletas a fin de que
de, donde todos supieran mucho más cupieran en ellas todos los pequeños
que yo del evangelio? artículos de último momento. Así se
Finalmente, llegó el momento de lo dije. Traté de mantener con ella
partir. El día antes de que tomara el una buena conversación, y al cabo de
ómnibus que me llevaría hasta el ae- un rato había desaparecido de su ros-
ropuerto en la ciudad de Madison, tro la expresión de recelo y pudimos
ayuné y oré todo el día. No podía pasar momentos muy agradables.
resignarme a dejar a mi madre en Por supuesto, no había tiempo para
aquel estado, con la hostilidad que que se produjera un cambio drástico.

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No pude expresarle mis temores, ni —Pero... ¡no entiendo! —ex-
cuánto la amaba y la necesitaba, ni clamé—. ¿Qué estás haciendo aquí?
decirle que la echaría mucho de me- ¿Y cómo sabías que vendría? ¿Cómo
nos; pero al menos ya no se veía en supiste siquiera de mi existencia?
sus ojos aquella mirada de enojo. En —Por tu madre, Marta —me res-
la estación de ómnibus, cuando le pu- pondió, tomándome suavemente una
se en la mano la nota que le había mano entre las suyas—. Durante to-
escrito e hice ademán de abrazarla, dos estos años he estado escribiéndo-
ella extendió los brazos, me estrechó le a tu mamá regularmente, pero ella
contra sí por un momento y me besó. nunca me había contestado.
Hice todo lo que pude por contener —¿Quieres decir que ella ha sabido
las lágrimas. A través de la ventani- siempre dónde estabas?
lla miré a mi familia y sentí un enor- —Sí, lo ha sabido; pero no lo había
me deseo de poder expresarles a to- dicho a nadie. Ella era una niña cuan-
dos cuánto los quería. do me fui de casa, y papá se encargó
Al acercarse el avión al aeropuerto de ponerla contra mí. Cuando madu-
de Salt Lake, me sentí agotada por ró lo suficiente como para poder com-
las emociones y el movimiento de ese prender, ya era demasiado tarde.
día. Habíamos pasado sobre las Mon- —¿Comprender? Comprender. . .
tañas Rocosas, que en la pálida luz ¿qué? —le pregunté.
del ocaso presentaban un mundo fan- Hizo una pausa y le brillaron los
tasmagórico de picos y hendeduras, ojos.
nubes y sombras, formando cam- —Siendo todavía muy joven me
biantes diseños. convertí a la Iglesia Mormona, desa-
El aparato aterrizó y pronto me fiando la voluntad de mi padre. En
encontré en el aeropuerto, atestado esa época era muy joven e impruden-
de gente; parecía que todos tenían te; lo herí en su orgullo, y él nunca
alguien que los esperara, un lugar me lo pudo perdonar. Cuando me vi-
adonde ir. Me detuve vacilante, sin ne para Utah, aunque él lo sabía, no
saber qué hacer o hacia dónde diri- quiso decir a nadie dónde estaba ni
girme, y noté a una mujer que se qué había sido de mí; finalmente,
acercaba en dirección a mí; era de murió sin saber que me había casado
edad madura, muy atractiva y con y que era abuelo de tres nietos a
una cara muy hermosa. Me pareció quienes no habría de conocer. Pero
conocida, por lo que la miré más de- yo recibía el diario de nuestro pueblo
tenidamente. Me dio la impresión de y ahí leí la noticia de la boda de tu
que venía directamente hacia mí. Me madre; le he escrito fielmente todos
quedé allí parada, mirando al suelo, estos años con la esperanza de ablan-
y cuando levanté los ojos, ella estaba darle el corazón y lograr que me con-
a mi lado. Me sonrió, y volvió a pare- testara.
cerme que la conocía de algún lado. —¿Hasta ahora? —le pregunté
—¿Marta? —me preguntó—. Eres asombrada.
Marta Hernández, ¿verdad? —Hasta ahora —afirmó—. Y to-
—S-.-sí —tartamudeé asom- dos estos años he estado rogándole
brada—. ¿Quién es usted? al Señor que algo la conmoviera y la
—Estaba casi segura de que eras hiciera cambiar de idea. Y El me ha
tú —me dijo—. Te pareces mucho a respondido por tu intermedio, Mar-
tu mamá; tienes sus mismos ojos her- ta.
mosos. Bueno, creo que debo presen- El brillo de sus ojos tenía la hume-
tarme: Soy tu tía Betty, querida. dad de las lágrimas y con su mano

LlAHONA/FEBRERO DE 1983 51

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Orgullo y prejuicio

apretó la mía. mis oraciones y las de mi tía Betty...


—¿Y qué...? —murmuré, todavía y las oraciones de mi madre, cuya
sin entender—. ¿Cómo...? preocupación por mí había superado
—Mi hermana me escribió dicién- el orgullo y el prejuicio, y me había
dome que te habías convertido a la dado una lección sobre el amor. Le
Iglesia y que vendrías para asistir a sonreí a aquella encantadora desco-
BYU, y me pedía que me encargara nocida que todavía conservaba mí
de ti. mano entre las suyas.
—¿Mamá...? ¿Mamá hizo eso? —¡Tengo tanto camino por reco-
Mi tía asintió. rrer! —le dije.
—Además, me decía que eres una —¡Ah! pero lo recorrerás sin difi-
chica excelente. Es evidente que te cultades.
quiere mucho. Sentí que comprendía todo lo que
Yo no podía ver muy bien, pues yo no podía decirle.
tenía los ojos nublados con lágrimas, —Sí —afirmé—, tengo que hacer-
y la garganta me dolía por el nudo lo. Tengo que lograr que mi madre se
que se me había formado tratando de sienta orgullosa de tener una hija
contener mi emoción. Habían sido mormona.

Poner nuestras casas en orden es guardar los


mandamientos de Dios, lo cual lleva armonía y
amor al hogar, entre los esposos y entre padres e
hijos; es orar diariamente con toda la familia; es
enseñar a los hijos a comprender el Evangelio de
Jesucristo; es la obediencia de la familia a los
mandamientos de Dios; es la dignidad de los
esposos de recibir una recomendación para el
templo, para que la familia reciba las
ordenanzas de exaltación y pueda sellarse para
la eternidad; es estar libre de deudas y que cada
miembro de la familia pague su diezmo y su
ofrenda.

¿Padres está vuestro hogar en orden?


Ezra Taft Benson

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LIAHONA

Las dudas que llevaron a Cuando me tocó participar en la


la conversión preparación de ¡a Santa Cena... sentí
(Tomado del Church News, agosto 7 de 1982) por primera vez en mi vida que era
realmente un sacerdote, un auténtico
sacerdote en la única iglesia verdade-
ra de Jesucristo, comentó reciente-
mente.
Después de eso lo ordenaron élder
y actualmente es miembro de la pre-
sidencia de la Rama de Bolonia, en
la Misión Italia-Padova. El hermano
Occhipinti dedica por lo menos 32
horas por semana a ayudar a los mi-
sioneros, y por su intervención mu-
chas personas han sido bautizadas.
A veces, al enterarse la gente de
que yo era sacerdote católico, no
quiere saber nada conmigo, dice.
Para algunas personas soy traidor, y
muchas me han cerrado la puerta en
las narices. Sé que esío es parte de
las pruebas que tendré que pasar
Et hermano Antonino Occhipinti, que en otro con la ayuda de nuestro Padre Celes-
tiempo fue acólito en la Iglesia Católica, es tial. Y sé que ésta es la verdadera
ahora consejero en la presidencia de la Iglesia de Jesucristo, por lo tanto,
Rama de Bolonia, Italia.
jamás podría alejarme de ella.
Antonino Occhipinti es un renega- El hermano Occhipinti nació hace
do para sus familiares y para la 32 años, en Giavatana di Ragusa, Si-
mayoría de sus coterráneos. Ha cilia. A los once años entró en el se-
abandonado la religión de sus antepa- minario, cumpliendo el deseo de sus
sados y un sacerdocio que podría ha- padres, que querían que se prepara-
ber sido su medio de vida como pro- ra para la carrera sacerdotal en la
fesión, para abrazar una causa extra- Iglesia Católica. Durante el año del
ña y ser ordenado a un sacerdocio noviciado, comenzó a tener "muchas
que no sólo no le ofrece retribución dudas atormentadoras" que comuni-
monetaria alguna, sino que le exige có a su superior; pero éste lo con-
que él contribuya con dinero y con venció de que podía continuar con
la dedicación de su tiempo. su carrera.

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 53

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Las dudas que llevaron a la conversión

Siguió sus estudios en Roma y Pocos minutos después se encon-


más tarde en Catania, y en 1975 fue tró con dos misioneros mormones. El
ordenado lector, que es una de las se interesó en su mensaje y ellos le
órdenes menores; al año siguiente enseñaron el evangelio; empezó a
fue ordenado acólito, lo que lo auto- asistir a las reuniones de la Rama de
rizó para trabajar con el sacerdote en Bolonia, de las que disfrutó mucho.
el altar. Después, volvió a Ragusa Después que los élderes explicaron la
para cursar su quinto año de estu- situación de su nuevo investigador al
dios teológicos; allí volvieron a ator- presidente de la rama, éste se encar-
mentarlo las dudas. gó de conseguirle alojamiento.
Encontraba demasiadas contradic- Entre los folletos que le dieron los
ciones, dice, y muchas prácticas misioneros se encontraba el de la
opuestas a los Sagradas Escrituras. historia de José Smith, que al final
Luego de tener varias entrevistas contiene los Artículos de Fe.
con el obispo, el hermano Occhipinti Al leerlos supe que había encon-
decidió abandonar los estudios y vol- trado lo que toda mi vida había esta-
ver a su casa. Pero cuando su familia do buscando, y una cálida sensación
supo lo que había hecho, lo echó de de bienestar recorrió todo mi ser.
la casa. ¡Por fin había encontrado la verdad!
Llevando unas pocas posesiones y Desde el día en que conocí a los mi-
el escaso dinero que había ahorrado, sioneros hasta el 30 de julio, día de
tomó un tren para Bolonia con la es- mi bautismo, pasaron sólo cinco
peranza de que un amigo que allí te- días. ¡Pero ese breve período marcó
nía lo ayudara. Pero no pudo encon- un nuevo rumbo para mi vida!
trar a su amigo y tuvo que empezar Su labor en la obra misional co-
a buscar trabajo. A fin de que su ma- menzó el mismo día de su bautismo,
gro capital le durara, comía un em- cuando expresó su testimonio de la
paredado por día y dormía en un verdad a todos los presentes. Entre
banco en la estación del ferrocarril. éstos se encontraba un matrimonio
Así pasó un mes y medio en el vera- que estaba investigando la Iglesia; los
no de 1981. misioneros les habían hablado del
El 25 de julio tenía muy poco di- bautismo y les habían pedido que
nero ya, recuerda, y contemplaba el aceptaran esta ordenanza, pero ellos
futuro sin trabajo, sin un refugio y sin se hallaban vacilantes todavía y los
dinero. Hasta pensé en hablar con el élderes estaban ayunando por ellos
obispo de Bolonia y pedirle que me el mismo día en que se encontraron
restituyera en mi cargo anterior, con- con el hermano Occhipinti. Al oír su
fesando que me había equivocado. testimonio luego de ser bautizado, el
Pero en lo más íntimo de mi ser sa- investigador dijo que deseaba entrar
bía que no podía volver a pasar por en las aguas bautismales en ese mo-
lo que ya había pasado. mento, y un tiempo después, al ser
En un parque ofreció una silencio- ordenado de presbítero, él mismo
sa oración: Por favor, mándame al- bautizó a su esposa. Actualmente es-
guien que pueda ayudarme. No pue- te hermano es también consejero en
do y no quiero volver. la presidencia de la rama.

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La I g l e s i a e n v i a a P o l o i a i a El hermano England declaró que la
artículos de hospital y contribución de la Iglesia formará par-
alimentos te del cuarto envío de "Food for Po-
land" con destino a Polonia. Anterio-
La Iglesia ha contribuido con el res cargamentos incluyen un total de
envío de artículos de hospital y alimen- 63.000 kilos de leche en polvo. •
tos para que sean distribuidos en Polo-
nia.
El primer cargamento aéreo salió de
Saít Lake City con destino a Varsovia E1 Libro de M o r m ó n
llevando detergente desinfectante p u b l i c a d o e n p o l a c o y esi
deshidratado para hospital, el que re-
constituido hará aproximadamente
hebreo
373.000 litros y se usará en instalacio- La Iglesia ha publicado reciente-
nes médicas polacas. mente ediciones del Libro de Mormón
Glen Pace, director gerente de los en polaco y en hebreo.
Servicios de Bienestar de la Iglesia, Lowell Bishop, supervisor de idio-
dijo que además se enviarán 22.680 mas emergentes de la División de Tra-
kilos de leche en polvo, 9.070 kilos de ducciones de la Iglesia, dijo que hasta
leche chocolatada en polvo, y 9.070 ahora el libro ha sido publicado, total-
kilos de fideos. mente o en parte, en 51 idiomas; y
El valor de los productos alimenti- que los traductores están trabajando
cios es de 90.000 dólares. en otros 30 idiomas.
Pace también entregó a los oficiales Desde su primera edición en 1830
de "Food for Poland" (Alimentos para se han impreso más de 25 millones de
Polonia), una organización nacional ejemplares de este libro.
de beneficiencia con oficinas centrales El hermano Bishop dijo que el pro-
en Provo, Utah, un cheque por 5.000 yecto de traducción para la edición en
dólares para pagar el detergente de polaco llevó siete años para completar-
hospital y otros artículos médicos. El se. Había un traductor trabajando re-
hermano G, Eugene England, profe- gularmente, pero otras ocho personas
sor de inglés adjunto de la Universidad ayudaron en el proyecto.
Brigham Young, es director fundador La primera impresión de la edición
de la mencionada organización. en polaco, 3.000 ejemplares, será es-
Las contribuciones de la Iglesia con- pecialmente para los misioneros que
tinúan, como ya es tradicional, para enseñan a las personas que hablan
ayudar cuando cualquier tipo de de- polaco en Chicago y en otras zonas de
sastre cae sobre un pueblo. El herma- los Estados Unidos. Este idioma es
no Pace explicó que cuando estas uno de los que se enseñan en el
cosas ocurren, los artículos se distribu- Centro de Capacitación Misional, en
yen entre los necesitados sin importar Provo, Utah.
su credo. Así fue, por ejemplo, en los Entre otros idiomas en los que
envíos que se hicieron para los damni- el Libro de Mormón fue publicado
ficados en terremotos de Chile, Guate- recientemente, se encuentran el
mala, y Nicaragua, y para las víctimas islandés, el rumano, el árabe y el
de las inundaciones en Australia. navajo.

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 55

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"He llegado a la conclusión de que únicamente aquellos
que trabajan inquebrantablemente en favor de la obra
de Dios, aquellos que cumplen con su mayordomía en
la Iglesia, son los que saben cómo apreciarla y quienes
conocen su valor."
CONFERENCIA GENERAL DE OCTUBRE DE 1938

"De todas las formas de liderazgo que existen en el


mundo, por cierto que no hay ninguna que se compare
a la que tenemos en la Iglesia. Cuan a salvo y tranquilos
debemos sentirnos al seguir sus preceptos y su ejemplo."
CONFERENCIA GENERAL DE OCTUBRE DE 1942

"A uno le basta con recorrer un poco esta Iglesia para


comprender el poder del Señor depositado sobre ella....
Si hay algo de lo que estoy totalmente seguro... es de
que esta obra es divina. No se trata de una obra del
hombre sino de la obra de Dios, el Eterno Padre, y Su
poder descansa sobre ella."
CONFERENCIA GENERAL DE ABRIL DE 1952

"Todo poseedor del sacerdocio debería estar ansioso de


contribuir a la obra misional de la Iglesia.... Todo
padre en Israel debe criar a sus hijos inculcándoles el
deseo de ser misioneros.,., El sacerdocio que poseemos...
tiene más valor que todas las riquezas y el éxito que el
mundo pueda ofrecer. Es lógico, entonces, que
querramos compartirlo con aquellos que aún no
conocen la verdad, haciéndoles posible el gozo de las
gloriosas bendiciones que tenemos como miembros de
la Iglesia."
CONFERENCIA GENERAL DE OCTUBRE DE 1953

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por Hazel M. Thomson

medida que se aproximaba


la Fiesta del Grillo en
Florencia, Romano se
preparaba. Había ahorrado
dinero y ya sabía cuál de los grillos
quería comprar. Las monedas le so-

Ilustrado por Karl Hepworth

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 C1

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Un canto en el corazón

naban en el bolsillo al caminar hacia coma, y entonces comenzará a can-


la tienda donde éstos se vendían. tar.
—Espero que cante bien —susu- Cuando volvió y le puso la hoja de
rró—, mi familia necesita buena verdura, el grillo comenzó a comer
suerte. rápidamente. De repente se detuvo,
—Todos necesitamos un poco —di- pero no cantó.
jo el señor tendero—-. Con tantos Esa noche, el apartamento estaba
grillos, no puedo saber cuál cantará muy silencioso. Romano recordó que
mejor. Puedo decirte que todos can- cuando vivían en la pequeña casita
tan mucho así en la tienda. Y éste en el campo, él'y su hermanito reían
tiene esa franja amarilla, y parece mientras sus padres tocaban instru-
que cantará muy bien. mentos y cantaban. Pero esa noche,
De regreso a su casa, el jovencito ni el grillo cantó; sus papas tampoco
se detuvo varias veces para escuchar sonrieron, y él no tenía deseos de
si salía algún sonido de la jaula, pero reír.
no oyó nada. En la mañana de la Fiesta del Gri-
Y, ¿qué pasa si, después de haber- llo, se lavó la cara y se peinó, de ma-
me gastado todo el dinero, este grillo nera que toda la carita le brillaba
no quiere cantar? pensó con preocu- tanto como sus ojos negros. Se puso
pación. Pero, sí, ¿seguro que canta- los mejores pantalones que tenía y la
rá! El niño contempló la fina línea camisa roja, y fue caminando con sus
amarilla, y se sintió satisfecho. padres, llevando la jaula en la mano.
—Miren qué grillo tan lindo tengo La falda azul floreada de su mamá
—les dijo a sus padres cuando volvió hacía un pequeño ruido cuando se
a la casa—. Nos traerá buena suerte movía, pero eso era todo lo que se
cuando comience a cantar. podía oír. El grillo que iba en la jaula
Su papá hizo a un lado el periódico no cantaba.
y meneó la cabeza en señal de asenti- En el festival se oía música, y los
miento. amigos se saludaban. Había mucho
—¿Ya lo has oído? —le preguntó que comprar y muchos grillos que
su mamá. cantaban; cada vez que los jueces se
—No, todavía no —le respondió arrimaban a su'jaula, Romano conte-
Romano. nía el aliento y escuchaba atenta-
—Tal vez tenga hambre —co- mente pero el grillo no cantó.
mentó ella—. Es difícil cantar cuan- El niño iba muy apesadumbrado al
do se tiene el estómago o el corazón regresar a su casa. Tenía el mismo
vacíos. sentimiento de opresión que antes;
—Claro —dijo el niño—. Iré a bus- se sentía como apretado por los edifi-
carle una hoja de lechuga para que cios altísimos de la ciudad y añoraba

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sentir la suave hierba del campo bajo Romano bajó la suya.
los pies, en vez de las aceras duras; Si mi grillo canta mejor que los
anhelaba estar en el campo, donde otros en la fiesta, se dijo el chico,
podía cantar sin sentirse encerrado. traerá suerte a mi familia. Un grillo
\El grillo está encerrado! Tal vez que canta siempre trae buena suerte.
sea por eso.que no canta, pensó. Le Romano recordaba las sonrisas de
daría una última oportunidad. Si tan sus padres y los cantos que siempre
sólo cantara una vez, traería buena se oían en su casa antes de que su
suerte a su familia durante todo un hermanito se enfermara. Pero, des-
año. Pero por más que esperó, no de que éste no estaba, ya no había
hubo ningún sonido. canciones y casi nunca brillaba una
Al atardecer, Romano tomó la jau- sonrisa. Tal vez el grillo nos ayude,
la y salió de su casa. Llevó al grillo a pensó con esperanza. Sabía que ten-
una colina lejos de la ciudad; allí se dría que escoger bien el grillo para
agachó y abrió la jaula, y al escapar tener uno que cantara.
el grillo, oyó el canto que había espe- Cuando el muchachito abrió la
rado. Sí, el grillo ya cantaba. puerta de la tienda, sonó una alegre
Pero ahora es demasiado tarde, campanita. Muchas personas com-
pensó al regresar a su casa. Su grillo praban grillos durante esa época del
no había ganado el premio en la Fies- año, y había muchos para escoger.
ta del Grillo, ni tampoco había canta- —Buon giorno (buenos días) —le
do en la casa para que su familia tu- dijo al tendero—, quiero comprar un
viera buena suerte. Sin embargo, grillo que cante muy bien. Ya le hice
dentro de toda la.tristeza que sentía, esta jaula.
había un rayito de felicidad al pensar —La jaula está muy bonita —le
en que el grillo era libre. En ese pre- contestó el señor— y yo tengo un gri-
ciso momento en algún sitio aún esta- llo excelente para ti. Mira bien, Ro-
ría cantando. mano, ¿ves esa pequeña franja ama-
Al acercarse a su casa, vio desde rilla que tiene? Eso indica que canta
cierta distancia, una luz en la venta- bien.
na y con el reflejo de ésta a sus pa- —Entonces ése es el que quiero
dres que lo esperaban. Puso la jaula —dijo él, y puso todo su dinero fren-
en alto para que la vieran. te al tendero explicándole—; eso es
—¿Dónde está el grillo? —le pre- todo lo que tengo.
guntó su papá. El tendero juntó el dinero.
—Lo dejé ir. No le gustaba estar —Es la cantidad exacta para com-
en la jaula —contestó él. prarlo.
Su mamá asintió con la cabeza. Romano puso el grillo en la jaula y
—¡Qué bien! —dijo. cerró bien la puertecilla.

LiAHONA/FEBRERO DE 1983 C3

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Un canto en el corazón

—Pero ahora no tendremos buena


suerte. La hubiésemos tenido todo
un año, si sólo hubiera cantado aquí.
Su papá se levantó y puso la mano
en el hombro del niño.
—Dejar al grillo en libertad al ter-
minar el festival fue un acto muy
bondadoso —le dijo—, y tenemos
muy buena suerte, porque tenemos
un hijo que quiere que un pequeño
grillito sea feliz.
Romano miró a sus papas y vio en
sus rostros las sonrisas, que tanto
amaba. Pensó en el grillo, libre y sal-
tando, y se apoderó de él un gran
sentimiento de felicidad, y sintió que
una canción se formaba en su cora-
zón.

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por Marene Ebert
ee las oraciones y escribe la
palabra que falta (seleccio-
nada de la lista) en el
espacio en blanco.
1. Todos los domingos se reparte
la en la Iglesia.
2. Al participar de la Santa Cena
prometemos que siempre recordare-
mos a ' .
3. El nos recuerda el
cuerpo de Cristo.
4. Tomar la Santa Cena con reve-
rencia es la manera de
recordar que debemos ser justos.
5. El nos recuerda la
sangre de Cristo.
6. La Santa Cena nos ayuda a re-
cordar que debemos los
convenios que hicimos al bautizar-
nos.
7. Cuando la Santa Ce-
na a la persona que se encuentra a
nuestro lado, esta acción nos recuer-
da que debemos servir a otros.
8. Cuando se reparte la Santa
Cena, debemos recordar cómo
Jesucristo y el ejemplo
que El nos da para que nosotros siga-
mos.
9. Lo más importante es recordar
que Jesús murió por para
que yo pueda vivir de nuevo.
Lista de palabras: correcta
agua Jesucristo
pasamos vivió
Santa Cena pan
mí cumplir

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 C5

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Turnado de una entreuisfa persona/ de Joleen Meredíth con el élder Gene R Cook del Primer
Quorum de ¡os Setenta

'ací en un pequeño hospital Después que él murió, fui solo, pero


que se encuentra en Lehi, no tardé en darme cuenta de que no
Utah. Mis padres esperaban había sido la caza lo que había dis-
una niña, de manera que frutado tanto, sino la compañía de
me llamaron Gene, que es un nom- mi padre. Papá era la clase de hom-
bre que se puede usar para ambos", bre que, cuando sus dos hijos esta-
dice el élder Cook. "Pero también ban quejándose de que se morían de
tenía un sobrenombre cuando era sed mientras sacaban hierbas (yuyos)
chico. Mi mamá me llamaba Gusani- del jardín, decía: 'Un poquito más,
to Intranquilo, porque nunca podía muchachos'. Y cuando hacíamos he-
estar quieto durante las reuniones. lado en nuestra propia máquina, nos
"Mi madre era una pacificadora. instaba: 'Unas diez vueltas más a la
Siempre solucionaba las disputas en- manija, hijo'. El me enseñó a ejercer
tre los miembros de la familia y los autodisciplina, a acostarme y levan-
problemas entre los vecinos. Era una tarme temprano. Siempre me ayudó
gran maestra y les enseñó a todos a redoblar mis esfuerzos.
sus hijos a hacer el bien. Nunca olvi-
"Recuerdo que cuando yo tenía
daré su bondad para con el prójimo.
4bnce años, papá me dijo que debía
"Yo solía ir de caza con mi padre.
ganarme el dinero necesario para

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el de los demás. Dijo, casi profética-
mente: 'Voy a lograr un conocimien-
to y testimonio yo mismo, no impor-
ta cuánto tiempo me lleve, ni cuál
sea el precio que tenga que pagar'.
"Ron comenzó a leer y estudiar las
Escrituras, oró y ayunó. Una maña-
na, al poco tiempo, se vio afectado
con un ataque repentino de parálisis.
No podía mover el cuerpo y sufría
gran dolor en el costado derecho; le
costó susurrarle a nuestro padre que
quería una bendición de salud. Ape-
nas papá hubo terminado de bende-
cirlo, quedó milagrosamente sano. Mi
hermano pudo descansar su cuerpo
atormentado, se levantó y se sintió li-
bre de dolor.
ilustrado por
"Después cuando un médico lo
p-eston Heiselt
examinó, diagnosticó que parecía
que el apéndice se había reventado,
pero que no quedaban en su cuerpo
comprar mi propia ropa, y comenzar ni indicios del mal. Más tarde, mi
a ahorrar para ir en una misión. hermano me contó que durante esa
Cuando recibí mi llamamiento misio- experiencia recibió su testimonio es-
nal, le dije que necesitábamos ir al pecial de la veracidad del Libro de
banco y hacer todos los arreglos para Mormón y del evangelio; pero hizo
que se me enviaran cuotas mensua- hincapié en el hecho de que había
les del dinero que tenía ahorrado. recibido ese conocimiento antes de
Jamás olvidaré lo que me contestó: que papá lo bendijera y quedara sa-
"¡No me digas que en realidad creís- no. El había ejercido su fe antes de
te que tendrías que pagarte los gas- que se produjera el milagro.
tos de tu misión! Yo simplemente "Esta experiencia influyó mucho
quería que aprendieras a trabajar, en mi vida, y a la edad de doce
No quisiera perderme las bendiciones años, comencé a estudiar el Libro de
de mantenerte en la misión. Guarda Mormón fervientemente. Yo también
tu dinero, hijo, porque lo necesitarás recibí mi testimonio y confirmación
cuando regreses'. de la veracidad del evangelio. Supe
"Mi hermano mayor, Ron, siempre entonces, y jamás lo he dudado, que
fue una inspiración para mí. Recuer- el Libro de Mormón es la palabra de
do una noche cuando llegó de una Dios y que el evangelio es verdade-
reunión de jóvenes en la Iglesia y le ro.
dijo a la familia que su maestro les "Mi mensaje para los niños del
había enseñado que debían obtener mundo es que estudien y oren mien-
su propio testimonio y conocimiento tras son aún jóvenes a fin de que
del evangelio, y no dejarse llevar por puedan recibir el mismo testimonio."

LIAHONA/FEBRERO DE 1983 C

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por B e i s y O b a n d o Ilustrado por Karen Sharp

ierra los ojos y toca algo. vés de los cables del teléfono. El ce-
¿Es frío o caliente? ¿Duro o rebro recibe la señal y te dice lo que
blando? ¿Liso o áspero? sintió; si es necesario, enviará un
¿Cómo lo sabes? Tu piel mensaje de vuelta para que te apar-
hace muchas cosas maravillosas. tes de lo que tocaste. El contacto
Además de ser una cubierta protec- más suave pone este proceso en ac-
tora para tu cuerpo, tiene muchos ción, y demora menos que un abrir y
miles de pequeños nervios que te di- cerrar de ojos.
cen cómo son algunas cosas. Estos Algunos nervios sensores tienen la
nervios terminales se llaman nervios característica de hacerse menos re-
sensores. ceptivos, Se ajustan a la presión y se
Hay varios tipos de nervios senso- hacen menos sensitivos. Esta es la
res en la piel. Algunos nervios termi- razón por la cual, aun cuando la ro-
nales responden al calor, otros al frío pa te esté tocando la piel, general-
y otros a la presión. Algunos tienen mente no la sientes.
los extremos sueltos mientras que Sin el sentido del tacto, ¿cómo po-
otros los tienen enrollados alrededor drías sentir la delicada suavidad del
de las raíces de los vellos. pétalo de una rosa o la aspereza de
Algunas partes del cuerpo tienen un trozo de papel de lija? Si no pue-
más nervios sensores que otras; por des ver una fuente de calor, tal como
ejemplo, los dedos son más sensibles una llama, puedes sentir la tempera-
que ía espalda.. tura y saber que debes retirar la ma-
Cuando tocas algo, los nervios no antes de quemarte. ¡Y cuánto
sensores envían un mensaje a tu ce- mejor sabe un helado porque puedes
rebro, como los que se envían a tra- sentir su exquisita frescura!

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