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MARTÍN FIERRO José Hernández

Análisis del Canto I presentación del gaucho cantor Martín Fierro y consideraciones
acerca de la importancia del canto.
La primera sextina del Canto I presenta a un yo lírico que es el del protagonista, el
gaucho cantor Martín Fierro. Además plantea el tema de todo el poema y remarca la
importancia del canto como vehículo para trasmitir las vivencias del gaucho cantor, las
cuales son representativas de la situación de marginalidad y persecución de todos los
gauchos. La denuncia de tal situación es el motivo del canto, la razón para que el gaucho
cantor presente su situación que era la de muchos, de ahí el éxito inmediato que tuvo el
poema en el momento de su aparición.
El poema comienza a originarse en el canto mismo con la afirmación del primer verso:
“Aquí me pongo a cantar”. Ese “aquí” que nos ubica en el canto es un actualizador, ya
que lo vuelve presente cada vez que lo leemos, mostrando la irrupción del canto en el sitio
donde se produce, “aquí” se ubica el comienzo del canto. En este primer verso todavía no
se presenta al personaje sino que el acento recae sobre un “yo” que es la voz lírica, el yo
lírico que luego se revelará como el protagonista del poema: el gaucho Martín Fierro.
En el segundo verso se plantea cómo es acompañado ese canto: “Al compás de la
vigüela”; la mención de la guitarra a través del nombre afectivo que le daba el gaucho hace
surgir su mundo, un mundo pastoril que estaba desapareciendo en ese momento. Además se
vincula con el aspecto lírico del texto, el cual se presenta como poesía cantada con
acompañamiento de un instrumento musical propio del campo.
Los versos siguientes nos indican la razón y la necesidad del canto: “Que el hombre
que lo desvela / una pena estrordinaria, / como el ave solitaria / con el cantar se
consuela”. El motivo originario es la pena, y el gaucho siente la necesidad de cantar porque
de ese modo consuela la pena cantando, no consolaciones, sino la misma pena; así, el canto
aumenta el dolor al recordarlo pero lo suaviza al exteriorizarlo haciéndolo visible.
“Como el ave solitaria / con el cantar se consuela”, a través de esta comparación se va
completando el escenario del campo, ya que el gaucho cantor utiliza como término
comparante un habitante propio de ese medio. En relación con el ave surgen unidas la
soledad y la pena, ya que es de la soledad de lo que se consuela el ave con su canto, y
también el hombre. Así esta primera sextina nos plantea los elementos fundamentales: el
gaucho cantor, la guitarra, la soledad y la pena.

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En las dos estrofas siguientes tenemos la invocación o el pedido de ayuda para poder
contar, a través del canto, la vida del gaucho Martín Fierro. La invocación, dirigida primero
a los santos: “Pido a los santos del cielo” (…) “Vengan santos milagrosos,”/ “Vengan
todos en mi ayuda” y luego recién a Dios: “Pido a mi Dios que me asista”, muestra un
carácter de fe popular y especialmente gauchesca (dirigida en primera instancia a figuras
más cercanas al hombre como son los Santos), desde la cual invoca este gaucho a los seres
divinos que pueden protegerlo. El pedido de ayuda es en dos aspectos: para que la obra de
cantar su vida se pueda llevar a cabo, y para que su pensamiento le permita ordenar los
hechos de su vida con claridad y precisión. “Me refresquen la memoria” sugiere la
importancia que ésta tiene para el canto, donde se deben exponer hechos frente a un
auditorio en forma clara y ordenada. Además, con la presencia de una invocación el poema
se inscribe en una tradición cultural, ya que el pedido de ayuda divina por parte del poeta
para comenzar a cantar aparece en los textos antiguos como los poemas homéricos (La
Ilíada y La Odisea) donde el poeta pide inspiración a las Musas.
En el verso: “Que voy a contar mi historia”, vemos que el poema se presenta como
historia, o sea como relato de hechos, si no verdaderos, perfectamente posibles con respecto
a la Historia. También este verso deja clara la hibridez del género de la obra, que definimos
como épico-lírica pues, escrita en versos, característica fundamental del género lírico, en
ella el protagonista cuenta o narra hechos de su vida, característica del texto épico o
narrativo. Algunos cantos del poema son predominantemente líricos como este Canto I
donde se realizan consideraciones sobre el valor y la importancia del canto, y en otros
predomina lo épico como en el Canto VII cuando Martín Fierro mata al negro.
En este comienzo también está expresada la intensidad de la emoción del cantor, la cual
le otorga autenticidad, sinceridad al canto: “Que la lengua se me añuda / y se me turba la
vista”; la emoción lo turba y enmudece, y el cantor debe superarla con la ayuda de su Dios,
para cumplir su misión de opinar sobre la situación social de los suyos en ese momento.
En la cuarta estrofa encontramos la visión del cantor respecto a otros cantores,
presentada desde su experiencia: “Yo he visto muchos cantores, / con fama bien
otenidas, / y que después de alquiridas / no las pueden sustentar: / parece que sin largar /
se cansaron en partidas”. En el juicio de este cantor, la actitud de los otros aparece
relacionada con una actividad festiva propia del campo, la carrera de caballos, aludida por
los dos últimos versos citados, ya que las partidas son las prácticas previas a la largada

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definitiva; estos cantores, una vez conseguida la fama, no son capaces de sostenerla en
momentos importantes. Quizás aquí Fierro se refiera al canto de contrapunto, la payada,
donde los cantores tienen que ir respondiendo a cada tema que plantea su contrincante, y
donde hay que demostrar rapidez en la respuesta y un conocimiento profundo del mundo
rural, además de expresar una opinión sobre temas muy sentidos por los gauchos como la
libertad, la ausencia de justicia, etc. Se estaría denunciando así, la falta de valor de esos
otros cantores que no se atreven a desafiar a la autoridad denunciando la persecución de
que se hacía objeto al gaucho.
En la quinta estrofa recién aparece mencionado el nombre y el apellido del cantor, quien
se refiere a su vocación de tal a lo largo de las tres sextinas siguientes. En este pasaje
vemos la importancia del canto para Martín Fierro quien, despojado de todo, encuentra
alegría cantando, ya que el canto lo engrandece construyendo su gloria: “El cantar mi
gloria labra,”. Además, ese canto es tan sincero y poderoso que al escucharlo se conmueve
la naturaleza: “como si soplara el viento / hago tiritar los pastos”. Y aparecen también
elementos de la cultura del gaucho a través de la mención de las figuras de la baraja
española que éste utiliza para el juego típico del truco: “Con oros, copas y bastos / juega
allí mi pensamiento”; a través de la mención de tres de los cuatro palos (oros, copas y
bastos) se da otra característica del canto que es la riqueza y variedad de sus imágenes.
A pesar de haber sido despojado de todo, Martín Fierro manifiesta cierto orgullo o
dignidad personal en lo que se refiere al canto, él es uno más entre el gauchaje, no es más ni
menos que otros y se propone cantar su historia como una especie de desafío personal:
“Mas ande otro criollo pasa / Martín Fierro ha de pasar / nada lo hace recular / ni las
fantasmas lo espantan, / y dende que todos cantan / yo también quiero cantar”.
En este retrato moral (etopeya) que Martín Fierro hace de sí mismo, lo esencial está
dado por el hecho de ser cantor, presentado a su auditorio (que seríamos nosotros, los
lectores del texto) como un modo de vida, como una voluntad y un destino, como motivo
de su vida y fin de ésta: “Cantando me he de morir, / cantando me han de enterrar. / Y
cantando he de llegar / al pie del Eterno Padre; / dende el vientre de mi madre / vine a
este mundo a cantar.” En los tres primeros versos de la estrofa, la reiteración de la
expresión “Cantando” constituye una anáfora que destaca el significado del canto en la
vida del protagonista, la cual está marcada por el canto desde su origen hasta el final. La
misión con la que nació es cantar y eso es lo que hará aun hasta después de morir.

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En esa etopeya, la personalidad de Fierro está presentada a través de un recurso
denominado hipérbole que consiste en aumentar exageradamente los rasgos de una persona,
objeto, acontecimiento, etc., ya que dice que aún después de muerto seguirá cantando y que
para su valentía, “la tierra es chica / y pudiera ser mayor”. El personaje muestra también
el lugar social que ocupa, cuando dice, “Nací como nace el peje, / en el fondo de la mar;”
la comparación con un pez le sirve al gaucho cantor para ilustrar en forma gráfica su
ubicación en esa sociedad rural de finales del siglo XIX, él ha nacido en el lugar más bajo,
más ‘profundo’ de la sociedad, la cual aparece identificada por medio de una metáfora con
el mar donde viven y se desarrollan variadas especies de seres con distintas jerarquías. Las
comparaciones o analogías con animales, o con elementos del mundo circundante del
gaucho se repiten en el poema, ya que Fierro compara sus propias reacciones con conductas
llevadas adelante por los animales de su entorno.
En los últimos cuatro versos de la sextina, Martín Fierro completa su descripción
haciendo referencia a su situación económica: “Naides me puede quitar / aquello que Dios
me dio: / lo que al mundo truje yo / del mundo lo he de llevar”. No tiene nada más que su
propia existencia que es “aquello que Dios me dio”, la cual, a pesar de todos los
infortunios que padece, está presentada como su principal riqueza.
Siguiendo el retrato moral que Martín Fierro hace de sí mismo, el protagonista anuncia
que, a pesar de su “pena estrordinaria”, aun le resta una posibilidad de alegría que “es
vivir tan libre / como el pájaro en el cielo”, en una nueva comparación con un ave. A
continuación se presenta el desarraigo como consecuencia de este “vivir tan libre”, el no
permanecer en un mismo sitio, ya que el desarraigo es el precio que debe pagarse por la
libertad: “No hago nido en este suelo, / ande hay tanto que sufrir, / y naides me ha de
seguir / cuando yo remuento el vuelo.”
Como culminación de ese no permanecer en un mismo lugar, y a través de una nueva
comparación con aves, Martín Fierro presenta una de las principales características de la
vida para el gaucho, que es la de pensar que está arraigado al mundo todo como casa,
viéndose a sí mismo como un integrante más del medio natural, formando parte de un todo
que es la naturaleza: “Como esas aves tan bellas / que saltan de rama en rama, / yo hago
en el trébol mi cama / y me cubren las estrellas”.
Pero enseguida de destacar la libertad y amplitud de su vida, Martín Fierro presenta una
característica de su personalidad totalmente opuesta, la “necesidá”, que es un factor

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externo que limita su libertad: “Y sepan cuantos escuchan / de mis penas el relato, / que
nunca peleo ni mato, / sino por necesidá, / y que a tanta alversidá / sólo me arrojó el mal
trato.” Esta necesidad surge de un agente externo que se opone a que el gaucho viva según
el principio esencial de libertad; se trata del nuevo orden social imperante donde no hay
lugar para el gaucho y su concepción de sentirse dueño de todo el campo, tal como lo dice
el propio Fierro: “Soy gaucho, y entiendaló / como mi lengua lo explica: / para mi la
tierra es chica / y pudiera ser mayor; / ni la víbora me pica / ni quema mi frente el sol.”
Esta necesidad que limita la libertad surge del “mal trato”, entendido por el
protagonista como destino, fuerza exterior inevitable que coincide con la voluntad ajena, es
la voluntad de los otros hombres, especialmente de aquellos que tienen el dominio de la
sociedad en que vive Fierro: las autoridades políticas, los ricos dueños de los
establecimientos que imponen otra forma de producción ganadera, ya no basada en las
vaquerías donde solo se aprovechaba el cuero y la grasa, sino en el cuidado del ganado a
través de un sistema de marcas y cruzas, y sobre todo la propiedad de los campos bien
delimitados ahora por la introducción del alambrado que limita la movilidad libre del
gaucho. A todo esto debe agregarse la figura de los jefes militares y civiles; al respecto
Martín Fierro denuncia más adelante el ejercicio abusivo de la autoridad que realiza el juez
de paz cuando lo llevan por la fuerza junto con otros hombres que estaban “en una gran
diversión”, una reunión en la cual él estaba cantando.
La última estrofa completa la situación de Martín Fierro, mostrándonos que la libertad
no es sólo un valor que el gaucho cantor reclama para sí, sino una necesidad a que lo
condena su desgracia, que es la de ser un marginado social, tal como lo indica la estrofa que
cierra el primer canto: “Y atiendan la relación / que hace un gaucho perseguido, / que
padre y marido ha sido / empeñoso y diligente, / y sin embargo la gente / lo tiene por un
bandido.”
En esta última estrofa también queda planteada la intención de denuncia del poema, que
plantea el contraste de la situación del gaucho en el momento en que Hernández escribe el
poema, con su misma situación en el pasado. En el presente, el ser gaucho equivale a ser
“perseguido”, sin embargo Martín Fierro remarca que en un pasado reciente el gaucho tuvo
un lugar social importante y reclama que el auditorio no se olvide de ello y que no lo juzgue
tan ligeramente como hace la mayoría de “la gente”.

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