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Sentencia T-1079/08

ACCION DE TUTELA CONTRA PARTICULARES-Procedencia

SUBORDINACION-Definición

INDEFENSION-Definición

PRINCIPIO DE INMEDIATEZ-Requisito de procedibilidad de la


tutela

ACCION DE TUTELA-Término razonable de presentación

PRINCIPIO DE INMEDIATEZ-Condiciona el ejercicio de la acción de


tutela a su interposición dentro de un término razonable, prudencial y
oportuno

La inmediatez exige que la acción de tutela se ejercite dentro de un plazo


razonable, prudencial y oportuno, esto es, con cierta proximidad y
consecuencia al suceso de donde se predique que deriva la vulneración o
amenaza de los derechos, porque de lo contrario se desvirtúa la naturaleza y
finalidad del amparo constitucional como garantía de los derechos
fundamentales, al igual que se dejaría pasar la inactividad o indiferencia de
quienes pudieron buscar la defensa de sus derechos a tiempo y no lo hicieron.

PRINCIPIO DE INMEDIATEZ-Fundamento en la seguridad jurídica y


en la efectividad de los derechos fundamentales de terceros

Con la aplicación de este principio, se pretende evitar que la tutela se


convierta en un factor de inseguridad jurídica, que además llegare a
redundar en vulneración del núcleo esencial de derechos de terceros, que se
afectarían con la decisión, existiendo nexo causal entre el ejercicio
inoportuno de la acción y esa vulneración.

ACCION DE TUTELA FRENTE A MEDIO DE DEFENSA


JUDICIAL-Procedencia como mecanismo transitorio para evitar un
perjuicio irremediable

PERJUICIO IRREMEDIABLE FRENTE A SUJETOS DE


ESPECIAL PROTECCION-Concepción dual

PERJUICIO IRREMEDIABLE-Características

ACCION DE TUTELA-Procedencia excepcional para el pago de


incapacidades laborales

ACCION DE TUTELA-Requisitos que se deben demostrar para que


proceda el pago de incapacidades laborales
Expediente T -1948401. 2

ACCION DE TUTELA-Improcedencia por no cumplir con requisito de la


inmediatez y por no existir subordinación e indefensión frente a la entidad
accionada

Referencia: Expediente T-1948401.

Acción de tutela de Jacqueline Tangarife


Torres contra la Sociedad Kedahda S.A.,
hoy Anglogold Ashanti Colombia S.A.

Procedencia: Juzgado Veintiuno Penal del


Circuito de Bogotá.

Magistrado Ponente:
Dr. NILSON PINILLA PINILLA

Bogotá, D. C., cinco (5) de noviembre de dos mil ocho (2008).

La Sala Séptima de Revisión de la Corte Constitucional, integrada por los


magistrados Nilson Pinilla Pinilla, Humberto Antonio Sierra Porto y Clara
Inés Vargas Hernández, en ejercicio de sus competencias constitucionales y
legales, ha proferido la siguiente

SENTENCIA

en la revisión del fallo adoptado por el Juzgado Veintiuno Penal del Circuito
de Bogotá, por medio del cual fue confirmado el proferido por el Juzgado
Décimo Penal Municipal de esta ciudad, dentro de la acción de tutela
instaurada por Jacqueline Tangarife Torres contra la Sociedad Kedahda S.A.,
hoy Anglogold Ashanti Colombia S.A.

El expediente arribó a la Corte Constitucional por remisión efectuada por el


mencionado despacho de segunda instancia, en virtud de lo ordenado por el
inciso final del artículo 32 del Decreto 2591 de 1991. La Sala Séptima de
Selección de Tutelas de esta corporación eligió, el 5 de agosto de 2008, para
su revisión, el asunto de la referencia.

I. ANTECEDENTES.

Mediante apoderado, la señora Jacqueline Tangarife Torres promovió acción


de tutela, contra la Sociedad Kedahda S.A., hoy Anglogold Ashanti Colombia
S.A., reclamando el amparo de sus derechos al mínimo vital, a la vida digna,
y a la seguridad social, según los hechos que a continuación son resumidos.
1. Hechos relevantes y narración efectuada en la demanda.

La actora suscribió contrato de trabajo como “ingeniera electrónica” a


término indefinido en febrero 1° de 2004 con la sociedad demandada, que en
Expediente T -1948401. 3

abril 22 de 2005 decidió darlo por terminado, de manera unilateral y sin justa
causa,“sin que mediase investigación disciplinaria alguna”.

Manifiesta que en diciembre 17 de 2004 la sociedad demandada a través del


represente legal programó una actividad con el fin de clausurar el año con sus
trabajadores, para lo cual contrató un vehículo con el fin de transportarlos
desde las oficinas hasta el restaurante el “Humero”. Agrega que la asistencia
fue obligatoria y en horas laborales.

Indicó que durante el trayecto de la oficina al lugar de reunión, sufrió un


accidente dentro del bus que los transportaba, debido a una frenada
inesperada, lo que propició que varios compañeros le cayeran encima
ocasionándole un fuerte golpe en la rodilla izquierda.

Señaló que el accidente fue informado al superior jerárquico y al


representante legal de la empresa, quien autorizó oportunamente los permisos
para asistir a los controles médicos.

Desde el accidente de trabajo a la fecha, ha sido intervenida quirúrgicamente


de la rodilla en siete oportunidades, por lo que se encuentra incapacitada para
trabajar.

Informa que debido al despido y a la carencia de ingresos para cumplir con las
cotizaciones al sistema de seguridad social, Sanitas E.P.S. suspendió el
servicio, razón por la cual interpuso acción de tutela solicitando la protección
al derecho a la salud y a la vida en condiciones dignas, obteniendo sentencia
favorable en octubre 26 de 2007.

En enero 28 de 2008, a través de apoderado judicial presentó demanda


ordinaria laboral contra la sociedad Kedahda S.A., hoy Anglogold Ashanti
Colombia S.A., la cual correspondió por reparto al Juzgado Veinte Laboral del
Circuito de Bogotá.

Bajo tales supuestos, considera que con la terminación del contrato de trabajo
ha quedado desprotegida al igual que “su familia que dependía de sus
ingresos mensuales”, lo que la ha llevado a endeudarse e incumplir con
diferentes obligaciones adquiridas con anterioridad, tales como pensiones de
sus menores hijos, cuotas de administración, créditos adquiridos con
Davivienda, impuesto predial del año 2007, un crédito educativo con el
ICETEX, etc.

En consecuencia, solicita como mecanismo transitorio, mientras se resuelve la


acción ordinaria laboral, se efectúe el pago del auxilio de incapacidad a que
tiene derecho desde la fecha de terminación del contrato de trabajo.

2. Documentos relevantes allegados en fotocopia.


Expediente T -1948401. 4

2.1. Contrato individual de trabajo a término indefinido suscrito entre la


Sociedad Kedahda S.A., como empleador y Jacqueline Tangarife Torres como
trabajador (f. 35 cd. inicial).

2.2. Carta dirigida por el Gerente General de la sociedad demandada para


Jacqueline Tangarife Torres informándole la terminación del “contrato
suscrito el día 1° de febrero de 2004, a partir de hoy 22 de abril de 2005” (f.
40 ib.).

2.3. Historia clínica de la accionante y los exámenes correspondientes a


ortopedia y traumatología (fs. 41 a 273 ib.).

2.4. Certificación suscrita por el representante legal del Colegio Tomas


Jefferson en la que hace constar que los alumnos Arbeláez Tangarife de los
grados quinto y once deben la suma de $ 7.167.000, por costos educativos y
servicio de restaurante correspondiente al año lectivo de 2007 (f. 289 ib.).

2.5. Copia del fallo proferido en octubre 26 de 2007 por el Juzgado Setenta y
Dos Civil Municipal de Bogotá, que dejó sin valor ni efecto la desafiliación
del SGSS de la señora Jacqueline Tangarife Torres y su núcleo familiar, y le
ordenó a Sanitas E.P.S que le reanudara la prestación de todos los servicios
necesarios, sin perder la antigüedad (fs. 274 a 286 ib.).

2.6. Carta de la administradora del conjunto residencial Santa Clara


certificando que la propietaria del inmueble N° 93, mantiene a la fecha una
deuda correspondiente a cuotas ordinarias de administración por un valor de
$1.414.000, en la que anexa la relación de meses en mora (f. 305 ib.).

2.7. Certificación suscrita por el asesor de cobranza de Davivienda S.A.,


indicando tres obligaciones que reportan una mora de 324 días cada una de
ellas, por un valor total de $8.918.678 (f. 308 ib.).

2.8. “Formulario de dictamen” para calificación de la pérdida de la capacidad


laboral y determinación de la invalidez de Jacqueline Tangarife Torres de 47
años, indicando: i) deficiencia de 21.59%, ii) discapacidad 6.50%, iii)
minusvalía 14.00%, para un total de 42.09%, con un estado de incapacidad
permanente parcial (f. 311 ib.).

2.9. Liquidación de prestaciones sociales a nombre de Jacqueline Tangarife


Torres, por la terminación unilateral del contrato de trabajo a término
indefinido por la sociedad accionada, por la suma de $10’241.714.00 (fs. 372
a 373 cd. 1).

2.10. Certificación expedida por el departamento de recursos humanos del


Citibank, informando a quien corresponda que la señora Jacqueline Tangarife
Torres prestó sus servicios desde noviembre 3 de 2005 hasta noviembre 2 de
2006, desempeñando el cargo de Administrador de Seguridad, por medio de
un contrato a término definido (f. 381 ib.).
Expediente T -1948401. 5

2.11. Contrato individual de trabajo a término fijo suscrito entre el Citibank-


Colombia S.A., como empleador y Jacqueline Tangarife Torres como
trabajador, para desempeñar el cargo de Administrador de Seguridad, a partir
de noviembre 3 de 2005 a noviembre 3 de 2006, con un salario de $ 3´500.000
mensuales pactado por un año (f. 380 ib.).

3. Respuesta de la compañía Suramericana Administradora de Riesgos


Profesionales y Seguros de Vida S.A.

La representante legal de la empresa, en escrito presentado en marzo 4 de


2008, informó que examinada la base de datos y el aplicativo de Suratep se ha
verificado que la señora Jacqueline Tangarife “no se ha reportado ni por el
empleador, ni por la empresa prestadora de servicios de salud…ningún
accidente de trabajo ni ninguna enfermedad profesional”, por lo tanto no se
ha reconocido ningún tipo de prestaciones (fs. 402 a 407 cd. 1).

En consecuencia, solicita que se declare improcedente la acción en contra de


la ARP, toda vez que no es posible endilgar vulneración alguna de los
derechos aquí invocados (f. 406 ib.).

4. Respuesta de la sociedad Kedahda S.A., hoy Anglogold Ashanti


Colombia S.A.

En escrito presentado mediante apoderado en febrero 27 de 2008, la sociedad


accionada acepta que la señora Jacqueline Tangarife Torres fue vinculada en
febrero 1° de 2004, por contrato laboral a término indefinido, para
desempeñarse como ingeniera electrónica, el cual terminó en abril 22 de 2005
por “decisión unilateral de la empresa”, otorgando el pago de $10´241.714
por indemnización (fs. 321 a 331 cd. 1).

Señala además que la accionante había presentado una acción de tutela por los
mismos hechos y la sociedad que represento fue vinculada dentro de dicha
acción por el Juzgado Setenta y Dos Civil Municipal de Bogotá, que mediante
sentencia resolutiva en el numeral cuarto señala “exonerar de toda
responsabilidad a la SOCIEDAD KEDAHDA S.A., SURATEP ARP y
MINISTERIO DE LA PROTECCION SOCIAL, de conformidad a lo
discurrido en la parte emotiva del fallo”, concediéndole la protección de los
derechos a la salud, a la vida y a la seguridad social, ordenándole a Sanitas
E.P.S., dejar sin valor ni efecto la desafiliación de la señora Jacqueline
Tangarife Torres y de su núcleo familiar y prestar todos los servicios
necesarios, sin perder la antigüedad, por lo que concluye que la presente
acción es temeraria (fs. 321 a 322 ib.).

Agrega que la accionante oculta que “ingresó a trabajar al Citibank por el


término de un año, con un contrato a término fijo, desde el 3 de noviembre de
2005 hasta el 2 de noviembre de 2006, con un salario de $3.500.000
mensuales”, por lo que no es viable solicitar por este mecanismo que se le
Expediente T -1948401. 6

pague una incapacidad desde abril 22 de 2005, por violación del mínimo vital,
cuando devengaba el salario señalado anteriormente, máxime cuando hay en
curso una demanda ordinaria laboral, que según la accionante instauró en
contra de la sociedad que representa, la cual aún no ha sido notificada (febrero
27 de 2008) (f. 322 ib.).

5. Fallo de primera instancia.

El Juzgado Décimo Penal Municipal de Bogotá, mediante sentencia de marzo


6 de 2008, denegó la tutela invocada al considerar que cuando se le practicó el
examen de egreso a la accionante, nada dijo sobre la dolencia física que la
aquejaba y no presentó ninguna prueba que entre diciembre 17 de 2004 a
enero 6 de 2005, acudió al médico a raíz del accidente ocurrido según ella en
horas laborales (fs 414 a 425 cd. 1).

Indicó que no hay certeza acerca de “la ocurrencia del accidente, cómo se
presentó el mismo, si realmente la empresa obligó a sus trabajadores a acudir
a una fiesta de despedida de año y a la vez suministró el transporte para
movilizarlos”, además cuestiona el por qué no aportó prueba alguna que
indique que verdaderamente informó a su empleador sobre el accidente.

Finalmente, consideró que todos estos interrogantes son propios de un proceso


ordinario, por tanto nada puede hacerse en esta acción de tutela (fs 425 ib.).

6. Impugnación.

La demandante en escrito de marzo 12 de 2008, sustentó la impugnación


argumentando que no está solicitando el pago de una indemnización por el
impedimento físico que padece, causado por el accidente de trabajo, sino el
auxilio de incapacidad a que tiene derecho, consistente en el 100% del salario
que devengaba al ser despedida de la empresa Kedahda S.A., afirmando que la
tutela es el medio idóneo para la protección de los derechos fundamentales al
mínimo vital, a la vida digna, a la salud y a la seguridad social (fs 427 a 430
cd. 1).

Agregó que el fundamento del juzgado encaminado a desvirtuar la inmediatez


no es cierto, dado que la afectación al mínimo vital y a la vida digna no
ocurrió instantáneamente después del accidente, sino como un hecho posterior
cuya causa eficiente, tal y como está probada por los conceptos médicos y la
historia clínica aportada, fue el accidente de trabajo. Aclaró además que
cuando fue despedida sin justa causa recibió una indemnización con la que
subsistió un tiempo (f. 428 ib.).

Indicó que es cierto que suscribió un contrato con el Citibank por término fijo
a un año, pero el 70% de la vigencia estuvo incapacitada, debido al accidente
de trabajo, razón por la cual no interpuso la acción de tutela una vez fue
desvinculada, como quiera que la situación de incapacidad y las múltiples
cirugías a las que se vio sometida le impidieron hacerlo (f. 429 ib.).
Expediente T -1948401. 7

7. Fallo de segunda instancia.

El Juzgado Veintiuno Penal del Circuito de Bogotá, mediante sentencia de


abril 25 de 2008, confirmó el fallo impugnado al considerar que no resulta
procedente acudir al mecanismo excepcional consagrado en el artículo 86 de
la Constitución Política, para obtener el reconocimiento de una prestación
social (auxilio por incapacidad), no solo ante la existencia de mecanismos
judiciales idóneos para plantear éste tipo de reclamaciones, máxime cuando ya
fue iniciada la acción ordinaria laboral y se está frente a la ausencia del
requisito de inmediatez, que desvirtúa el advenimiento de un perjuicio
irremediable. (f. 44 cd. 2).

Además la actora “comenzó a trabajar con CITIBANK, habiendo firmado el


contrato respectivo el 3 de noviembre de 2005 a término definido de un año
(fl.380 c.o), esto es con posterioridad a la fecha en que sufrió el accidente
mencionado (diciembre de 2004), circunstancia a partir de la cual se colige
que, la incapacidad que dice la accionante, le imposibilitaba el desempeño
laboral, no era de tal entidad, pues de haberlo sido, el CITIBANK
COLOMBIA S. A.,…no la hubiera contratado”.

Completó que, el accidente no ha sido la causa de su desempleo, ya que


estuvo vinculada casi un año con el banco, por lo que no se puede aceptar que
pasado el tiempo, reclame hoy auxilio de incapacidad por afectación del
mínimo vital, cuando está demostrado que laboró posteriormente. Y aunque
afirme que de ella depende la subsistencia de su esposo y dos hijos menores
de edad, no puede admitirse que dada su dolencia física, sea la única quien
deba velar por el sostenimiento de la familia, dentro de lo cual no está
demostrado que se afecte de manera inmediata su mínimo vital, ni el de las
personas que de ella dependen (f. 44 ib.).

II. CONSIDERACIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL.

Primera. Competencia.

Esta corporación es competente para examinar la determinación referida, en


Sala de Revisión, al tenor de lo dispuesto en los artículos 86 y 241 numeral 9º
de la Constitución y 31 a 36 del Decreto 2591 de 1991.

Segunda. El asunto objeto de estudio.

La Sala determinará en el presente caso si los derechos invocados por


Jacqueline Tangarife Torres, le fueron vulnerados por la sociedad demandada,
presuntamente por finalizar unilateralmente el contrato de trabajo a término
indefinido que habían suscrito, debido a su estado de salud e incapacidad.

Tercera. Procedencia de la acción de tutela contra particulares.


Expediente T -1948401. 8

De acuerdo con el artículo 86 de la Constitución Política y el artículo 42 del


Decreto 2591 de 1991, la acción de tutela, como mecanismo de protección de
derechos fundamentales, procede contra particulares en aquellos eventos en
que el solicitante se encuentre en estado de subordinación o indefensión.

La Jurisprudencia Constitucional ha definido en reiteradas ocasiones 1 lo que


debe entenderse por subordinación e indefensión. Así, ha precisado que la
subordinación consisten en “la condición de una persona que la hace
sujetarse a otra o la hace dependiente de ella y, en esa medida, hace alusión
principalmente a una situación derivada de una relación jurídica en virtud de
un contrato de trabajo2 o de las relaciones entre estudiantes y directivas del
plantel educativo3 o la de los padres e hijos derivada de la patria potestad4.”5

Ahora bien, respecto de la indefensión, “la Corte en su jurisprudencia ha


señalado que éste no tiene origen en la obligatoriedad que se deriva de un
vínculo jurídico, sino en la situación de ausencia o insuficiencia de medios
físicos y jurídicos de defensa para resistir u oponerse a la agresión, amenaza
o vulneración de sus derechos fundamentales6. La indefensión no puede ser,
entonces, analizada en abstracto, sino que requiere de un vínculo entre quien
la alega y quien la genera, que permita asegurar el nexo causal y la
respectiva vulneración del derecho fundamental”7.

Cuarta. El principio de la inmediatez como requisito de procedibilidad de


la acción de tutela. Reiteración de jurisprudencia.

Según constante jurisprudencia de esta corporación8, el carácter inmediato de


la protección que depara la acción de tutela supone que el remedio adoptado
por el juez sea de aplicación urgente, por lo cual quien acude al amparo
constitucional debe hacer uso del mismo en forma oportuna.

Quiere significar lo anterior que el juez no está obligado a atender una


solicitud de amparo cuando el afectado injustificadamente, por desidia o
desinterés, ha dejado pasar el tiempo para elevarla, pues la inmediatez es
consustancial a la protección que brinda la acción de tutela como mecanismo
de defensa de los derechos fundamentales.

Ante la actual ausencia de un plazo para ejercer la acción de tutela y la


indeterminación a priori de un lapso en forma general para todos los casos,
por vía jurisprudencial se ha establecido la necesidad de que sea ejercida en un

1
Ver, entre otras, Sentencias T-509 de 1992, T-213 de 2001, T-594 de 2004, T-172 de 1997, T-1686 de 2002,
T-1750 de 2000 y T-921 de 2002.
2
Ver la sentencia T-099 de 1993.
3
Ver sentencia SU 641 de 1998.
4
Ver por ejemplo sentencia T-009 y T- 290 de 1993 y SU-519 de 1997.
5
Cfr. T-211 de 2001 y T-611 de 2001.
6
Ver, entre muchas otras, las sentencias T-537 de 1993, T-190 de 1994, T-379 de 1995, T-375 de 1996, T-351
de 1997, T-801 de 1998 y T-277 de 1999, 1236 de 2000 y T-921 de 2002.
7
Corte Constitucional, Sentencia T-482 de 2004, M.P. Álvaro Tafur Galvis.
8
T-890 de noviembre 2 de 2006, M. P. Nilson Pinilla Pinilla.
Expediente T -1948401. 9

plazo razonable, para así permitir que el juez pueda tomar las medidas
urgentes que demanda la protección del derecho fundamental vulnerado,
término que ahora debe ser ponderado por el juez en cada situación concreta,
atendiendo la finalidad de dicha institución. En sentencia SU-961 de 1999, M.
P. Vladimiro Naranjo Mesa, esta corporación expresó, en Sala Plena:

“Teniendo en cuenta el sentido de proporcionalidad entre medios y


fines, la inexistencia de un término de caducidad no puede significar
que la acción de tutela no deba interponerse dentro de un plazo
razonable. La razonabilidad de este plazo está determinada por la
finalidad misma de la tutela, que debe ser ponderada en cada caso
concreto. De acuerdo con los hechos, el juez está encargado de
establecer si la tutela se interpuso dentro de un tiempo prudencial y
adecuado, de tal modo que no se vulneren derechos de terceros. Si
bien el término para interponer la acción de tutela no es susceptible
de establecerse de antemano de manera afirmativa, el juez está en la
obligación de verificar cuándo ésta no se ha interpuesto de manera
razonable, impidiendo que se convierta en factor de inseguridad, que
de alguna forma afecte los derechos fundamentales de terceros, o que
desnaturalice la acción. Si el elemento de la inmediatez es
consustancial a la protección que la acción brinda a los derechos de
los ciudadanos, ello implica que debe ejercerse de conformidad con
tal naturaleza. Esta condiciona su ejercicio a través de un deber
correlativo: la interposición oportuna y justa de la acción. Si la
inactividad del accionante para ejercer las acciones ordinarias,
cuando éstas proveen una protección eficaz, impide que se conceda la
acción de tutela, del mismo modo, es necesario aceptar que la
inactividad para interponer esta última acción durante un término
prudencial, debe llevar a que no se conceda. En el caso en que sea la
tutela y no otro medio de defensa el que se ha dejado de interponer a
tiempo, también es aplicable el principio establecido en la Sentencia
(C-543/92), según el cual la falta de ejercicio oportuno de los medios
que la ley ofrece para el reconocimiento de sus derechos no puede
alegarse para beneficio propio, máxime en los casos en que existen
derechos de terceros involucrados en la decisión.”

No puede olvidarse que el artículo 86 de la Constitución Política establece que


toda persona "tendrá acción de tutela para reclamar ante los jueces, en todo
momento y lugar (...) la protección inmediata de sus derechos
fundamentales...”. Recuérdese también que el artículo 11 del Decreto 2591 de
1991 establecía una caducidad de dos meses para incoar la acción de tutela
contra sentencias u otras providencias judiciales que pusieren fin a un proceso,
contados desde la ejecutoria de la correspondiente decisión, pero esta norma
fue declarada inexequible por la Corte Constitucional en sentencia C-543 de
octubre 1° de 1992, M. P. José Gregorio Hernández.
Expediente T -1948401. 10

Claro está que la caducidad es un fenómeno distinto al de la inmediatez, con


cuyo establecimiento la jurisprudencia9 busca asegurar el uso oportuno de la
acción de tutela, como mecanismo preferente y sumario de protección
inmediata de los derechos fundamentales, de tal manera que exista un
equilibrio expedito entre “orden y seguridad” :

“…el respeto por la seguridad jurídica y la efectividad de los


derechos fundamentales de los asociados, no puede convertir la
acción de tutela en un instrumento que desestabilice el orden
institucional y que sea fuente de caos… Mediante la introducción
del principio de inmediatez, la Corte ha pretendido resolver la
tensión existente entre orden y seguridad, entre protección efectiva
de los derechos y estabilidad.”

En esa misma ocasión, la Corte concluyó que “ante el incumplimiento de la


accionante del deber de actuar prontamente y ante la necesidad de asegurar
la estabilidad del orden jurídico, la presente acción resulta improcedente”.

Luego la oportunidad es un requisito esencial de procedibilidad para el


ejercicio de la acción de tutela, el cual debe ser verificado por el juez
atendiendo las circunstancias fácticas de la situación a definir, dada la
necesidad de asegurar la estabilidad del ordenamiento jurídico.

La inmediatez exige que la acción de tutela se ejercite dentro de un plazo


razonable, prudencial y oportuno, esto es, con cierta proximidad y
consecuencia al suceso de donde se predique que deriva la vulneración o
amenaza de los derechos, porque de lo contrario se desvirtúa la naturaleza y
finalidad del amparo constitucional como garantía de los derechos
fundamentales, al igual que se dejaría pasar la inactividad o indiferencia de
quienes pudieron buscar la defensa de sus derechos a tiempo y no lo hicieron.

También se pretende, con la aplicación de este principio, evitar que la tutela se


convierta en un factor de inseguridad jurídica 10, que además llegare a redundar
en vulneración del núcleo esencial de derechos de terceros, que se afectarían
con la decisión, existiendo nexo causal entre el ejercicio inoportuno de la
acción y esa vulneración11.

Quinta. La tutela como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio


irremediable. Reiteración de jurisprudencia.

De conformidad con la jurisprudencia, la tutela procede como mecanismo


transitorio, de forma excepcional, para evitar un perjuicio irremediable,
9
Sobre la inmediatez, como condición para el ejercicio de la acción de tutela, se pueden consultar también,
entre otra, la T-570 de mayo 26 de 2005, M. P. Clara Inés Vargas Hernández.
T-570 de 2005.
10
C-543 de octubre 1° de 1992, M. P. José Gregorio Hernández Galindo; SU-961 de diciembre 1° de 1999, M.
P. Vladimiro Naranjo Mesa; T-1089 de octubre 24 de 2005, M. P. Clara Inés Vargas Hernández
11
T-1229 de septiembre 7 de 2000, M. P. Alejandro Martínez Caballero; T-570 de mayo 26 de 2005, M. P.
Clara Inés Vargas Hernández; T-976 de noviembre 24 de 2006), M. P. Humberto Antonio Sierra Porto.
Expediente T -1948401. 11

cuando, (i) los medios de defensa ordinarios no sean idóneos para evitar o
poner fin a la vulneración del derecho fundamental invocado, y (ii) que en el
caso concreto se requiera de medidas urgentes e impostergables para evitar la
consumación del perjuicio irremediable, así existan otros medios de defensa
judicial, pero no expeditos, para la protección de los derechos afectados.

Ahora, respecto de la amenaza de consumación de un perjuicio irremediable,


la Corte ha sostenido que éste debe reunir las siguientes características:

"En primer lugar, el perjuicio debe ser inminente o próximo a


suceder. Este exige un considerable grado de certeza y suficientes
elementos fácticos que así lo demuestren, tomando en cuenta,
además, la causa del daño. En segundo lugar, el perjuicio ha de ser
grave, es decir, que suponga un detrimento sobre un bien altamente
significativo para la persona (moral o material), pero que sea
susceptible de determinación jurídica. En tercer lugar, deben
requerirse medidas urgentes para superar el daño, entendidas éstas
desde una doble perspectiva: como una respuesta adecuada frente a
la inminencia del perjuicio, y como respuesta que armonice con las
particularidades del caso. Por último, las medidas de protección
deben ser impostergables, esto es, que respondan a criterios de
oportunidad y eficiencia a fin de evitar la consumación de un daño
antijurídico irreparable."12

Sexta. Procedencia excepcional de la acción de tutela para el pago de


incapacidades laborales siempre y cuando se este frente a un derecho
cierto e indiscutible.

Esta corporación ha reconocido en reiterada jurisprudencia, que corresponde a


la jurisdicción ordinaria, mediante el ejercicio de la acción laboral respectiva,
resolver reclamaciones de naturaleza laboral. Sin embargo, excepcionalmente,
cuando la falta de pago de acreencias de origen laboral vulnere o amenace los
derechos fundamentales a la vida digna, el mínimo vital y la subsistencia, la
tutela procede para la reclamación efectiva de aquellas acreencias que
constituyan la única fuente de recursos económicos indispensables para
atender las necesidades básicas, personales y familiares del actor.

Así entonces, ante la falta de desembolso oportuno y completo de lo debido a


raíz de incapacidades laborales, es indudable que la acción de tutela que se
interponga para reclamarlo, habrá de ser procedente, siempre y cuando esté
afectando el mínimo vital del actor. Así lo ha señalado esta corporación13:

“El pago de incapacidades laborales sustituye al salario durante el


tiempo en que el trabajador permanece retirado de sus labores por

12
T-1316 de diciembre 7 de 2001, M.P. Rodrigo Uprimny Yepes.
13
T-311 de julio 15 de 1996, M. P. José Gregorio Hernández Galindo, criterio reiterado en múltiples
oportunidades, entre las últimas en la sentencia T-274 de abril 4 de 2006, M. P. Clara Inés Vargas Hernández.
Expediente T -1948401. 12

enfermedad debidamente certificada, según las disposiciones


legales.

Entonces, no solamente se constituye en una forma de


remuneración del trabajo sino en garantía para la salud del
trabajador, quien podrá recuperarse satisfactoriamente, como lo
exige su dignidad humana, sin tener que preocuparse por
reincorporarse de manera anticipada a sus actividades habituales
con el objeto de ganar, por días laborados, su sustento y el de su
familia.
… … …

Ahora bien, el no pago de una incapacidad médica constituye, en


principio, el desconocimiento de un derecho de índole laboral, pero
puede generar, además, la violación de derechos fundamentales
cuando ese ingreso es la única fuente de subsistencia para una
persona y su familia. No sólo se atenta contra el derecho al trabajo
en cuanto se hacen indignas las condiciones del mismo sino que
también se puede afectar directamente la salud y en casos extremos
poner en peligro la vida, si la persona se siente obligada a
interrumpir su licencia por enfermedad y a reiniciar sus labores
para suministrar el necesario sustento a los suyos.”

Debe entonces demostrarse también que el perjuicio sufrido afecta o coloca en


inminente riesgo derechos fundamentales de especial magnitud, como, para el
caso, la dignidad humana, la seguridad social, la salud y el mínimo vital, a tal
punto que la demora que suele afectar el trámite de los procedimientos
ordinarios haría ineficaz, por tardío, el amparo específico.

Sólo en tales eventos, cuando se tiene la certeza que la incapacidad es un


derecho cierto e indiscutible, la acción de tutela desplaza el mecanismo
ordinario de defensa, por no resultar eficaz en tal medida y oportunidad, frente
a lo irrebatible de la prestación y las circunstancias particulares del caso
concreto, por lo cual tampoco procederá como meramente transitoria, sino
definitiva.

Séptima. Análisis del caso concreto.

En el asunto analizado, la accionante considera que la sociedad demandada le


ha vulnerado los derechos a la vida, a la seguridad social, y al mínimo vital,
con la terminación unilateral de su contrato de trabajo, presuntamente debido
a su estado de salud e incapacidad.

Esta Sala habría de verificar si así fue y, de serlo, si ello está acorde con la
normatividad superior, pero previamente constata que no se encuentra
justificada la evidente desatención al principio de inmediatez por parte de la
señora Jacqueline Tangarife Torres, ya que luego de dar por finalizado su
contrato de trabajo a término indefinido el 22 de abril de 2005, después de un
Expediente T -1948401. 13

lapso a todas luces prolongado, interpone acción de tutela (en febrero 20 de


2008), “como mecanismo transitorio” (f. 317 cd. inicial), argumentando la
vulneración de sus derechos fundamentales, que si en realidad hubieren sido
conculcados y no reparados, y se requiriese “evitar un perjuicio
irremediable” (arts. 86 Const. y 8° D. 2591 de 1991), ameritaban que el
amparo fuere demandado oportunamente. Además hay que recordar que la
accionante, después de la terminación de su contrato trabajó durante un año
con el Citibank, percibiendo un salario de $3.500.000 mensuales.

Si hubiese sido menoscabado en circunstancias que le den viabilidad a la


tutela alguno de los derechos fundamentales alegados, es natural que el
amparo se hubiera invocado en forma célere, pues sería claro que la señora
Jacqueline Tangarife Torres requería de una protección inmediata, como lo
afirmó en su escrito de tutela al indicar que “el salario que devengaba… era
mi único ingreso del cual dependía el sustento de mi núcleo familiar
compuesto por mis dos hijos menores mi esposo y yo” (f. 319 cd. inicial).

Diferente es que la accionante en su momento hubiese estado de acuerdo con


la determinación adoptada por la sociedad demandada, ciertamente sin justa
causa, pero mitigada con la indemnización estatuida y admitida por la propia
legislación laboral; y que ya transcurridos más de tres años cambiara de
opinión, acudiendo tardíamente a una protección, que no es inmediata y que
intentó, ante la jurisdicción laboral ordinaria, según lo manifestado por ella en
el escrito de tutela.

Por otro lado, la Sala encuentra que, en el caso concreto, la accionante no se


halla en estado de indefensión frente a la empresa accionada, habida cuenta
que el vínculo laboral se terminó hace más de tres años, circunstancia frente a
la cual la Corte considera que carece de subordinación o indefensión frente a
la entidad y al contrario cuenta con los medios físicos y jurídicos para la
defensa oportuna y eficaz de sus derechos fundamentales, como en efecto
incoó mediante la acción que, según anotó, cursa en el Juzgado Veinte Laboral
del Circuito de Bogotá.

En consecuencia, se confirmará por las razones expuestas anteriormente el


fallo proferido en abril 25 de 2008 por el Juzgado Veintiuno Penal del Circuito
de Bogotá, que a su turno confirmó la denegación de la acción de tutela
instaurada por la señora Jaqueline Tangarife Torres, contra la sociedad
Kedahda S.A., hoy Anglogold Ashanti Colombia S.A., dispuesta en marzo 6
del mismo año por el Juzgado Décimo Penal Municipal de dicha ciudad.

III.- DECISIÓN.

En mérito de lo expuesto, la Sala Séptima de Revisión de la Corte


Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de
la Constitución,

RESUELVE
Expediente T -1948401. 14

Primero.- CONFIRMAR, el fallo proferido en diciembre 10 de 2007 por el


Juzgado Veintiuno Penal del Circuito de Bogotá, que confirmó la denegación
de la acción de tutela instaurada por la señora Jacqueline Tangarife Torres,
contra la sociedad Kedahda S.A., hoy Anglogold Ashanti Colombia S.A.,
dispuesta en marzo 6 del mismo año por el Juzgado Décimo Penal Municipal
de esta ciudad.

Segundo.- Por Secretaría General, LÍBRESE la comunicación a que alude el


artículo 36 del Decreto 2591 de 1991.

Cópiese, notifíquese, comuníquese e insértese en la Gaceta de la Corte


Constitucional. Cúmplase.

NILSON PINILLA PINILLA


Magistrado

HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO


Magistrado

CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ


Magistrada

MARTHA VICTORIA SÁCHICA DE MONCALEANO


Secretaria General

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