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La Ética y el Líder

El liderazgo ético depende de principios, valores y creencias éticas. Este enfoque ético se
desarrolla a lo largo de la vida.
Recordemos lo dicho sobre el carácter, el ethos; y cómo se construye partiendo de las
decisiones que se adoptan. Decisiones que no son automáticas, sino mediadas por un
proceso de reflexión. Las decisiones tienden a repetir la lógica que las llevo a ser adoptadas,
reforzando la tendencia a responder de un modo u otro en el futuro.
Pero tenemos capacidad de elección, de continuar con los mismos marcos mentales éticos, o
modificarlos. Trazamos así el camino para desarrollar un “buen carácter”, el carácter ético que
guíe nuestra conducta.
El carácter contendría las virtudes de la prudencia y de la justicia. La prudencia permite
identificar el término correcto entre exceso y defecto. Pero ha de aplicarse en el marco de la
justicia con el que se adoptan las decisiones.
El líder ha de cultivar ambas; pero también la organización, que ha de “forjar su carácter”, su
cultura ética.

El líder ético es prudente, estima el punto adecuado entre el exceso y el defecto. Y esa
prudencia la enmarca en decisiones justas. La prudencia se expresa anticipando las
consecuencias de sus decisiones, valorando pros y contras.
Los líderes éticos se preocupan por el bien mayor, de la organización y de sus seguidores. Y
lo hacen desde la humildad. Se erigen en modelos de conducta y moldean los valores de la
organización.
Muestran respeto por cada persona, por sus seguidores, para los que establecen altos
estándares éticos. En la relación con su equipo, se esfuerzan en ser equitativos.
Son percibidos como honestos, dignos de confianza, valientes e íntegros.
Principios del Liderazgo Ético
El liderazgo ético genera confianza, respeto y credibilidad, facilitando la colaboración.
Promueve un clima de trabajo positivo, y eleva la autoestima de los seguidores y,
consecuentemente, su rendimiento.
Se presentan a continuación los principios del liderazgo ético, que resumen los valores y
carácter a desarrollar por los líderes.
Principios del Liderazgo Ético

Respeto
En la obra Fundamentación de la metafísica de las costumbres, el filósofo Immanuel
Kant estableció, en una de las formulaciones del imperativo categórico:  «Obra de tal modo
que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre
al mismo tiempo como fin y nunca simplemente como medio».
Es decir, las personas están dotadas de dignidad, son valiosas no como instrumentos o
medios, sino en sí mismas. Entonces, han de ser tratadas considerando que poseen sus
propias metas
Tratar a los seguidores no como medios, sino como un fin, implica respetar sus valores y
decisiones. Como seres humanos dignos, con sus propios deseos y diferencias individuales.

¿Qué implica además el respeto? Respetar es tener en cuenta las ideas de los demás,
escuchar a los seguidores, empatizar con ellos y animar y tolerar la expresión de distintos
puntos de vista.

Altruismo y Servicio
Una característica del liderazgo ético es el altruismo y la voluntad de servir, tanto a los
seguidores como a la organización. Precisamente estos son dos componentes del
denominado Liderazgo de Servicio.
Altruismo supone que el líder ha de atender ante todo las necesidades de los seguidores, no
siendo egocéntrico, integrando la propia visión con las de los demás.
Al mismo tiempo, el líder ético posee el concepto de comunidad como conjunto de personas
con intereses comunes. Al trasladar este concepto, el líder aporta seguridad a los seguidores.
Justicia y Equidad
El líder se preocupa por la equidad y la justicia. Es justo en todas las ocasiones, tratando por
igual a todos, sin favoritismo. De este modo, nadie tendrá motivos para sospechar de un trato
desigual.
Justicia e igualdad que se aplica en la asignación de recursos, recompensas y sanciones.
Esto implica definir reglas claras y que, cuando se da un trato diferencia a alguien, se
justifique el porqué de ese trato diferente.

Honestidad
El líder honesto con los demás, y consigo mismo, inspira confianza y estimula a sus
seguidores a asumir responsabilidades.
La honestidad se traduce en decir la verdad, cumplir las promesas, ser leal y mantener el
respeto. Pero no solo es decir la verdad; también es presentarla de manera completa, no
ocultar y ser abierto.
Debemos considerar que al mentir trasladamos a los demás la idea de que estamos
dispuestos a manipular. Obviamente, esto afecta negativamente a la confianza.

Se acepta, no obstante, que debe existir un equilibrio entre la sinceridad y la omisión de


información de una situación cuyo conocimiento puede ser contraproducente. Ahí debe operar
en buen juicio, la prudencia del líder para dirimir en qué grado puede darse una información, o
esta debe ser ocultada.
Pero no solo es decir la verdad y no mentir. Desde el punto de vista de la honestidad, el
liderazgo ético comporta un conjunto de actitudes y conductas más amplio.
Ser honesto es no prometer los que no se puede dar, no tergiversar, no manipular, no
esconderse tras evasivas y rendir cuentas, es decir, dar explicaciones.
Sentido de Comunidad
Si el liderazgo es el proceso de influencia que una persona tiene sobre otras para movilizarlas
hacia un objetivo común, la dimensión de “comunidad” adquiere un significado central. Y lo
tiene en el momento en que el líder intenta dirigir las acciones del equipo hacia una meta
común, beneficiosa para líder y seguidores.
Este direccionar hacia objetivos comunes mutuamente beneficiosos es propio del liderazgo
transformacional, con el que el liderazgo ético tiene significativos paralelismos.
Así, en el liderazgo se tienen en cuenta los intereses de los seguidores, lo que conlleva una
actitud de interés y cuidado hacia estos, en la adopción de una perspectiva de comunidad de
personas con metas comunes.
Incluso líderes y seguidores pueden estar interesados en cómo su accionar afectará a la
organización, la comunidad y, incluso desde una perspectiva más amplia, a la sociedad en
general.

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