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Hipérboles de Sabi El-Hondo

por Víctor Valdés Rodda

Última tecnología

Ese día llegó Sabi con una misteriosa caja rectangular, no muy grande ni muy gruesa,
debajo del brazo. Soltó una sonrisa tras el anuncio:
-¡Esto sí es tecnología, cuates!
Los muchachos lo rodearon, la carinegra de ojos vivos, exclamó: -¡Una tablet, Sabi!
-¡Mejor que eso, morocha- respondió, -la pila no se descarga, tiene plan de por vida,
gratis y se enciende solo…
-¿Es táctil?
-También, pero sobre todo es visual, para que se active tienes que pasarle los ojos a la
pantalla…
“Épale”, “Guaooo”, “Qué fino”, exclamaron unos; “Deja el embuste”, “Muestra”, “Pa’
ver”, exclamaron otros.
-¿Sirve para comunicarse, Sabi?- preguntó curioso el güerito despeinado, -porque si no,
no es bueno...
-¡Ah, claro! Su sistema de comunicación es exuberante y muy sencillo, cuando los ojos
entran en contacto con él, una antenita que está en el cerebro se activa, emite una señal
y puedes comunicarte a través del tiempo y el espacio, con gente en África, Europa, el
antiguo Egipto, y hablar con Simbad el marino, Sandokan y hasta con un niño que vive
en un asteroide…
-Ah, no, presta esa cosa, quiero llamar a Batman para pedirle la capa…
-¡A Dios, pa’ encargarle unos zapatos nuevos!- dijo otra niña.
-¡A mi nono que se murió hace un año!
Finalmente, comenzaron a gritar a coro sin reparar en las miradas de los transeúntes:
“¡¡Que lo saque, que lo saque!!
-Ante tanta insistencia y tan poca resistencia, - dijo Sabi… Muy lentamente, abrió el
borde de la caja… emocionado sacó un libro que en su portada decía El principito.
-¡Eh, amigos, cuates, no se vayan, vengan para acá, era sólo una hipérbole!

“Un libro es como un jardín que se lleva en un bolsillo”

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