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Gordon Allport, psicólogo de la Universidad de Harvard, quien dedicó gran parte de

su vida al tema, en su libro The Nature of Prejudice [1] publicado en 1954, definió
al prejuicio como: principalmente a la etiquetación que hacemos de manera negativa,
sobre la base de una forma de pensar que adoptamos desde pequeños. Esta forma de
pensar surge como resultado de la necesidad que tiene el ser humano de tomar
decisiones firmes y concretas de manera rápida, tomando información generalizada de
la que se tiene hasta el momento para emitir juicios, y sin verificar su veracidad.

El prejuicio hace referencia a lo infundado del juicio y al tono afectivo. Allport


señala que la frase «pensar mal de otras personas» debe entenderse como «una
expresión elíptica, la cual incluye sentimientos de desprecio o desagrado, de miedo
y aversión, así como varias formas de conducta hostil, tales como hablar en contra
de ciertas personas, practicar algún tipo de discriminación contra ellas o
atacarlas con violencia». En las prácticas cotidianas de los sujetos, el prejuicio
opera a partir de presupuestos valorativos basados en costumbres, tradiciones,
mitos y demás aprendizajes adquiridos a lo largo de los procesos de conformación de
las identidades. Allport no incluye la posibilidad de calificación positiva en su
definición. Su ensayo fue escrito con la finalidad de que sirviera como material
didáctico para los estudiantes universitarios y público en general referente al
tema de la discriminación étnica, particularmente la que sufrían los judíos y los
negros americanos por lo cual es considerado un texto importante en la psicología
social, debido a que plantea que el racismo es producido por «temores imaginarios»,
lo que nos lleva a una visión positiva de que es posible erradicar el prejuicio
para poder vivir en una sociedad más armónica.

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