El perro (o Bombón: El Perro),
de Carlos Sorín (2004)
José Luis Bellón Aguilera
(Unas notas rápidas sobre esta película,
como espectador sorprendido.) Quizás el
elemento de unión de la narrativa (como en
Amores perros) sea el dogo argentino. El perro
es una metáfora, pero posiblemente también
un MacGuffin.i
La película trata de la figura de Juan
«Coco» Villegas, despedido de una gasolinera
a los 52 años, que se gana la vida vendiendo
sus cuchillitos artesanales (lo único que sabe
hacer realmente). No encuentra trabajo. Fi-
nalmente, por accidente, repara un coche y la
propietaria, una rica-venida-a-menos, le paga
con un perro de pura raza de nombre Gregorio
(parece ser que su nombre real de perro-actor).
El mentado can, un dogo argentino, es llamado
primero «Le chien» por el antiguo dueño de
la finca, un francés, imagen del antiguo terra-
teniente o el empresario del capitalista tradi-
cional, semi-aventurero, semi-terrateniente, y
luego «Bombón». Juan intenta sacarle partido,
siguiendo el consejo de un banquero y el
deudor de éste, un tal Walter Donado, entrena-
dor de perros de raza. La película está llena de
ironías y sarcasmos deliciosos, si bien su ritmo
la hace, para determinado público, algo lenta.
No es posible dar cuenta de todas las burlas
al capitalismo, ya que son demasiadas, como
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la escena de las gafas de «Men in Black» que
el parado gana en una gasolinera: pequeños
placeres inútiles en una existencia miserable.
El perro introduce un elemento de extraña-
miento rico en significantes. En principio
parece una historia simple, pero conforme se
piensa en ella (quizás por el extrañamiento de
la historia misma) se convierte en un cuchillo
afilado, como los que vende el personaje de
Juan «Coco» Villegas.
En primer lugar, se exponen en la pantalla
diversas formas de interpretación del animal,
diversas formas de vivir y de relacionarse con
el perro; destacaré las que me parecen funda-
mentales:
1. Para el banquero (sin nombre en el reparto,
el actor es Carlos Rossi), el precioso dogo blanco
argentino de pura raza es un objeto de lujo para
mostrar a los demás. El animal es mostrado bá-
sicamente en cacerías en la finca de Recabarren,
p. ej. (alusión cómica a Borges), y no importa que
en una pelea con un jabalí el perro sea destro-
zado, que el jabalí le destripe: «Estos animales
son de otro mundo, no sienten el dolor; a este
le sacaron las tripas pero lo cosieron y al día
siguiente como si nada». El perro es un valor de
uso, objeto de lujo, con connotaciones naciona-
listas («dogo argentino – mi favorito»).
 laberinto nº 30 / 2010
2. Para el expositor-entrenador (Walter
Donado) el can es una forma de hacer dinero y
ganar fama. Se trata de la postura del empresa-
rio, el cual busca, según la lógica del beneficio,
usar el objeto como valor de cambio (no como
valor de uso), esto es, como una mercancía con
la que obtener dinero y prestigio. Cuando el
perro no deja preñadas a las perras, el perro es
dejado y «se escapa» (probablemente el tipo se
deshace de él).
Walter Donado es imagen del empresa-
rio: los términos para la dominación en el
régimen de acumulación flexible son ingleses:
«staff» por «personal» y «Workpower» para la
agencia de trabajo (el papel del Estado como
buscador y protector de parados ha desapare-
cido). «Walter» y «Donado», un nombre inglés
y un adjetivo que significa en inglés «given»:
el perro y Coco han sido «donados» por el
banquero: «te escuchará, me debe muchos
104 favores» —dice el banquero. Walter es un poco
histérico, nervioso, posee esa inseguridad de la
nueva pequeña burguesía que imita a la clase
dominante pero que, como no puede vivir como
ella, experimenta continuamente un malestar
y nerviosismos eternos, porque además cree en
el sueño americano de hacerse rico de golpe (la
ironía es que el perro le llega de parte de un
banquero, además no es su perro, sino el de un
proletario sin trabajo).
3. Para Juan «Coco» Villegas, en cierto
sentido el protagonista de la historia, el perro
es un ser vivo que está solo y necesita ayuda. Él
no quiere el perro, se encuentra con él cuando
unos ricos hacendados en crisis le pagan una re-
paración a un coche (un coche caro que quieren
vender: da cuenta de la situación económica).
Pero no quiere decepcionar, no quiere rechazar,
y un perro, además, es mejor que nada.
Porque Juan «Coco» no tiene nada. Con
52 años, ha sido despedido de la gasoline-
ra donde trabajaba y no encuentra un nuevo
sitio. Está solo, sin dinero, vive con su hija
(estresada, casada con un marido que no hace
nada –¿parado?– y que, por cierto, dadas las
condiciones de vida, rechaza el perro de plano)
y el perro es una posibilidad de encontrar una
nueva identidad, un nuevo sentido, a través del
trabajo. Ingenuo, deposita su confianza en un
principio en Walter Donado, pero posee un
saber silencioso sobre los demás propio de la
clase trabajadora. Juan Villegas no teoriza, no
poetiza, sino que actúa. Sin embargo, en su
tiempo libre fabrica ‘mangos de cuchillo’, y
la cantante lo llama «artista». Él sabe lo que
significa perderlo todo y quedarse solo y por
ello busca al perro tras dejarlo en manos de
Walter. Asimismo, con solidaridad de clase, no
obedece al exjefe de Galván, el desgraciado que
ha perdido su trabajo (esta escena es fabulosa)
y no le echa el perro.
El perro puede leerse como una imagen o
metáfora de la mercancía viva (incluso como
el proletariado o la clase trabajadora o los
dominados, como se prefiera) para el punto de
vista de los dominantes: sólo vale para producir
y para tener más perritos, y debe ser producti-
vo. En principio se llama «Le Chien», el nombre
dado por el rico criador difunto en la hacienda.
Como se sabe, es un nombre vacío: «Le chien»
es «el perro», un nombre en su pura denota-
ción objetiva, sin identidad personal, aunque
sepamos que «el pobre está como triste, parece
que se siente solo». Luego en los papeles parece
llamarse «Bombón», un nombre ridículo que
contradice su fiereza biológica (es un perro de
caza y de presa). El nombre por medio de la dele-
gación del Estado: ¿cómo tener nombre si no está
escrito en un papel que lo certifica? (Inversión
curiosa en Juan Villegas: en la agencia de trabajo,
él da el nombre de «Juan Villegas – pero todos
me llaman ‘Coco’»).
Una vez que Walter Donado ve que el perro
no «produce», el perro ‘se escapa’ o ‘desapa-
rece’ (probablemente es abandonado), está en
una fábrica de ladrillos, cerca de una de las villa
miseria argentinas, o poblacho de chabolas.
Allí es donde el perro «Bombón» (Gregorio),
encuentra su «libido» y deja preñada a una
perra callejera, no una perra ‘dogo’ de pura
raza como querían sus amos. Allí le encontrará
Juan «Coco», que ha ido a buscarlo tras entre-
vistarse con otra trabajadora, una cantante de
canciones que no sabe lo que significan, que le
habla de la soledad.
Quizás el perro es un otro o un doble de Juan
«Coco» (nótese el apodo como «Bombón»), ¿o
no es el entrenamiento de ambos a cargo de
Walter suficiente prueba? Durante el entrena-
miento, ambos van de blanco (la piel de le chien
 El perro (o Bombón: el perro), de Carlos Sorín
y el mono blanco de Juan); la última escena, el
reencuentro en la fábrica de ladrillos, Juan viste
su mono blanco.
Todos los de abajo en la película están en
una situación de dominación total: sometidos
a las órdenes imprevisibles, al despido ines-
perado, a la dictadura del mercado. Lo único
que tienen es la solidaridad. La película es des-
esperada, terriblemente dura, porque no hay
posible resistencia a este estado de cosas. Y
el final (sinceramente algo sorprendente) una
Notas
1. ¿Qué es un MacGuffin? http://en.wikipedia.
org/wiki/MacGuffin: A MacGuffin (sometimes
McGuffin or Maguffin) is a plot device that motivates
the characters and/or advances the story, but has
little other relevance to the story. The director and
producer Alfred Hitchcock popularized both the
term «MacGuffin» and the technique. According to
compensación psicológica: Juan sacará partido
de un perro que ha retomado su «libido»…
los dos viajan junto a una pareja de jóvenes
que van a «probar suerte en Buenos Aires».
Final que, en una carretera sin fin y rodeado
de sonrisas, intenta compensar la dureza de la
escena anterior.
En resumen, una película preciosa que logra
un buen equilibrio entre cine intelectual y cine
de masas, con un sesgo crítico, sin perder el dis-
tanciamiento y sin caer en el panfleto.
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the Oxford English Dictionary, Hitchcock explained
the term in a 1939 lecture at Columbia Universi-
ty: «[We] have a name in the studio, and we call it
the ‘MacGuffin.’ It is the mechanical element that
usually crops up in any story. In crook stories it is
most always the necklace and in spy stories it is
most always the papers.»