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UNIVERSIDAD NACIONAL PEDRO RUIZ GALLO

FACULTAD DE INGENIERIA CIVIL, SISTEMAS Y ARQUITECTURA


ESCUELA PROFESIONAL DE ARQUITECTURA

SEPARATA 04
TEMA: ARQUITECTURA BIZANTINA
CONSTANTINOPLA: ARQUITECTURA RELIGIOSA DURANTE EL GOBIERNO
DE JUSTINIANO

Curso: HISTORIA DE LA ARQUITECTURA II


Código: AR 261
Cátedra: ARQ° LUIS ANGEL RIOS URIO

ABRIL 1998
UNIVERSIDAD NACIONAL PEDRO RUIZ GALLO
FACULTAD DE INGENIERIA CIVIL, SISTEMAS Y ARQUITECTURA
ESCUELA PROFESIONAL DE ARQUITECTURA

Curso: HISTORIA DE LA ARQUITECTURA II


Cátedra: ARQ° LUIS ANGEL RIOS URIO

Tema: ARQUITECTURA BIZANTINA


Constantinopla: Arquitectura Religiosa durante el gobierno de Justiniano

1.00 OBJETIVOS

Presentar al Alumno los conocimientos que le permitan llegar a tener una comprensión
general del proceso histórico de producción de la Arquitectura durante el gobierno del emperador Justiniano,
periodo en el cual se dio la aparición de una “Civilización Arquitectónica” generada en la ciudad de
Constantinopla, con la consecuente determinación de nuevos prototipos, esto desde el punto de vista del
análisis de las distintas relaciones que se han producido entre la Arquitectura y el contexto económico, social y
cultural de la época.

Estudio en términos de forma, doctrina artística, sistemas estructurales, materiales y sistemas


constructivos, de la arquitectura realizada durante el siglo VI de nuestra Era, considerada como manifestación
cultural en la que influyen simultáneamente factores de orden económico, político, social y tecnológico.

2.00 GENERALIDADES

A medida que el Imperio Romano se sumía en la decadencia, atacada por los invasores
bárbaros, abrumado por problemas económicos, la ciudad de Roma se fue tornando cada vez menos apropiada
para continuar manteniendo su función de capital imperial. Acontecía ahora que los emperadores residían lejos
de sus fronteras. La Ciudad se hallaba separada del mar, empobrecida (la provincia), importaba todo alimento
que consumía. Era sede de las familias senatoriales (con aversión tradicional al absolutismo) y de la guardia
pretoriana (con ambiciones políticas). Muy pocos Emperadores del SIII llegaron a residir en ella durante
mucho tiempo, por lo que, a fines de dicho siglo, Diocleciano proyectó trasladar definitivamente la capital a
Oriente, cerca a la frontera asiática.

Para entonces Roma no era ya el centro espiritual del Mundo, y Oriente, en los primeros
siglos del cristianismo, rechazando la tutela de Roma y recogiendo de nuevo la tradición helenística, formaba
un arte propio cristiano y una cultura independiente de la latina. De esta forma Diocleciano se establece en
Nicomedia y Spalato (extremo oriental del mar de Mármara), y posteriormente Constantino traslada la capital
a la antigua colonia griega de Bizancio, estableciendo definitivamente la nueva capital en el Oriente del
Imperio.

El origen de la Ciudad de Constantinopla, como capital, se remonta al origen del Imperio


Bizantino, que datan del año 395 d.C., cuando el emperador Teodosio el Grande dividió el Imperio Romano
entre sus dos hijos, Arcadio y Honorio, este último recibió el Imperio Romano de Oriente cuya capital en ese
entonces fue Constantinopla. Ambos imperios duraron paralelamente hasta el año 476 d.C. en que los Hérulos
se apoderaron de Roma y depusieron al último emperador de occidente, Romulo Augústulo; En cambio, el
imperio romano de oriente subsistió hasta 1492, al caer Constantinopla en poder de los turcos.

Constantinopla (Bizancio) fue la mayor ciudad de la cristiandad y, durante más de un milenio,


capital de un vasto Imperio, expandiéndose y encogiéndose luego dentro de sus murallas, siendo ejemplo de
resistencia, encarándose a la vez con el Este y el Oeste (amenazada frecuentemente en ambas direcciones).
La Ciudad fundada por Constantino en el 352 dC fue, durante la mayor parte de su existencia, como centro
del Imperio Bizantino, una fuerza cultural, política y económica de primera magnitud. Esta ciudad helenística
convertida en romana, cosmopolita, políglota, constituía una amalgama de razas y culturas, aunque siempre
siguió siendo profundamente griega en cuna, alma y lengua. Era el punto de reunión de dos Continentes, todas
las etnias se codeaban en sus calles: Latinos, Sirios, Palestinos, Griegos, Egipcios. Las fronteras del Imperio
eran permeables, los diplomáticos mantenían relaciones de buena vecindad e incluso los bárbaros emigraban a
la ciudad empezando por los germanos. Devastada por divisiones religiosas, y obligada periódicamente a
defender sus dominios contra los persas, tribus europeas orientales, el Islam, e incluso contra el poder cristiano
de occidente, Constantinopla, a pesar de todo, ejerció influencia incalculable más allá de sus fronteras.

La antigua Bizancio era una ciudad oscura, sin participación, hasta entonces, en la historia.
Su asiento resultaba favorecido por su cercanía a las canteras de mármol del Proneso, en la ribera asiática,
posiblemente sitio de los talleres de marmolistas que enviaron relieves y capiteles a las más lejanas ciudades del
Imperio. Al escoger el sitio de una antigua colonia griega, Bizancio, rodeado por agua por tres partes,
favorecido por condiciones portuarias excelentes, y fácil de defender contra un ataque por tierra o mar,
Constantino demostró una sabiduría que el pueblo supo agradecer siglos más tarde.

Según algunos historiadores del SIV, el mismo Constantino señaló con la punta de su lanza el
recinto y la organización de la nueva capital. Las obras se llevaron a cabo rápidamente. Ya en marzo del 330
d.C. se celebra la consagración de la Metrópoli, dejando posiblemente Constantino al final de su gobierno la
ciudad completamente formada, construidas las murallas y puertas, provista de agua y dotada de los principales
núcleos de edificios monumentales.

La ciudad de Constantinopla se hallaba ubicada en el extremo de una pequeña península de la


costa europea, donde el angosto estrecho del Bósforo desemboca en el mar de Mármara. La península es
triangular, con los lados curvos. En su extremo oriental, su vértice se curva hacia el Norte, apuntando, a
través del Bósforo, hacia el Mar Negro. La orilla Sur, a lo largo del Mar de Mármara, es al principio convexa
y luego se inclina hacia el Sudoeste. La orilla Norte, cóncava, bordea la bahía conocida por los griegos y
turcos como “El Cuerno de Oro”. A lo largo de la península había, como en Roma, siete colinas sobre las
cuales Constantino edificó la nueva capital.

Su situación era magnífica, dejando aparte su belleza natural. Dominaba la ruta terrestre
más segura entre Europa y Asia, así como la ruta marítima entre el Mar Negro y el Mediterráneo. El enorme
puerto del Cuerno de Oro, que estaba rodeado por tierra, podía alojar una gran armada; además de existir
pequeños lugares bien abrigados a lo largo de la orilla Sur de la península. Los montes cubiertos de bosques,
en los alrededores de la ciudad, estaban bien provistos de manantiales, y las provincias vecinas (Tracia en
Europa y Bitinia en Asia) eran ricas en trigales y pastos. El lugar era de fácil defensa, con sus lados mayores
protegidos por el Mar Negro, sólo el tercer lado precisaba de grandes fortificaciones.

El pueblo de Bizancio quedó incorporado a la nueva capital. La Muralla Continental o de


Tierra, de Constantino, que separaba parte de la península, delimitando la Ciudad, partía del Cuerno de Oro,
cerca de dos y medio kilómetros a poniente del vértice de la población, y se curvaba en un amplio arco hasta
alcanzar el Mar de Mármara, casi un kilómetro y medio más al Oeste. En el vértice mismo, en la antigua
Acrópolis de Bizancio, se construyó la ciudadela como arsenal principal del Imperio. Inmediatamente al Sur de
ella, en el lugar donde se alzaban los principales templos paganos de la antigua ciudad, se pusieron los
cimientos de la iglesia dedicada a la “Hagia Sophia” (La Santa Sabiduría de Dios).

En la ladera, entre Hagia Sophia y el Mármara, se dispuso la zona reservada al Palacio


Imperial, la residencia de los emperadores y la sede del gobierno, el mismo que limitaba al Oeste con el
Hipódromo. Desde el portal del palacio, la calle principal (la Mese o calle del medio), corría hacia poniente a
través del Foro de Constantino, donde su estatua dominaba la ciudad desde lo alto de una elevada columna, y
el posterior Foro de Teodosio; Justo antes de llegar a la muralla de tierra de Constantino, pasaba por delante
del segundo gran santuario cristiano, la iglesia de los Santos Apóstoles (mausoleo de los emperadores
cristianos).
La Mese (del griego Intermedio) o calle central iba del extremo oeste de la puerta de las
murallas hasta la plaza cuadrada conocida como “El Augústeo”, allí se ubicaban los principales edificios de la
ciudad. La Mese era una vía aporticada de dos plantas en cuyos soportes se abrían tiendas de los orífices,
especieros y cambistas. El Augústeo, Plaza Mayor, guardó durante toda la Edad Media la disposición que
tenía desde su origen en tiempo de Constantino; Alternando con sus columnas se habían instalado en ella las
más célebres obras del arte pagano, esculturas que habían sido traídas desde ciudades antiguas de Oriente:
Atenas, Rodas, Antioquía, Seleucia. En su centro había una gran columna rematada por una estatua ecuestre
de Justiniano, otras estatuas se levantaban a los lados de la explanada. Este doble carácter de ciudad
Helenística y capital cristiana no fue perdido durante todo el medioevo; cuando los cruzados, en el SXIII, se
apoderaron de la ciudad, pudieron aún destruir un gigantesco Hércules en bronce de Lisipo que se conservaba
en uno de los lados del Augústeo. En cambio, la Cruz monumental levantada en medio del Foro y la imagen
del Buen Pastor utilizada para adornar fuentes, aún se mantenían en pie fueron respetadas.

A un lado del Augústeo se levantaba el Senado (muy bajo pero de aspecto digno); en los
otros dos, se elevaban por detrás de los pórticos las fachadas del Hipódromo y del Palacio Imperial; en el
cuarto se presentaba de lado la iglesia de Santa Sofía (Hagia Sophia), edificada primero por Constantino y
reconstruida por Justiniano. Este es el único Edificio - Monumento que se ha conservado hasta nuestros días,
el Senado y el Palacio Imperial han desaparecido sin dejar huella, del Hipódromo no quedó, en la
Constantinopla turca, más señal que su emplazamiento gracias al obelisco egipcio (Tutmosis III, colocada por
Teodosio en el 390 d.C.) con su base cubierta de esculturas, la cual fue mantenida en pie y en el centro de la
espina durante toda la Edad Media. La superficie del Hipódromo forma hoy la plaza Del Al-Medián, sólo por
él y Santa Sofía se puede ubicar el asiento de los demás edificios de este grupo monumental del centro de la
ciudad de Bizancio, cuya disposición se conoce por descripciones literarias.

Para poblar la ciudad, Constantino fomentó la inmigración desde todas partes del Imperio.
Los Patricios, grandes feudatarios, que se trasladaron desde Roma, con sus bienes y familias construyen
magníficas residencias que competían con las de la corona; una de ellas, la de Lausos, era de proporciones
colosales: el grupo del Palacio y sus dependencias ocupaba un barrio entero al lado de la calle transversal de la
Mese. A principios de SV, durante el reinado de Teodosio II, el regente de la ciudad, Antonio, mandó a
construir una nueva hilera de murallas terrestres, a la distancia de algo más de 1.5 kms al Oeste de las murallas
de Constantino, para incluir en la ciudad una superficie de más de la mitad del tamaño de la primitiva, y para
dar lugar al crecimiento de la ciudad. Fuera de una pequeña extensión al Norte, estas murallas señalaron los
límites oficiales de la ciudad a través de toda la época bizantina.

Durante el gobierno de Justiniano, mediados del SVI, la población aumentó hasta cerca de un
millón de habitantes, lo cual nunca disminuyó hasta la toma de la ciudad por los Francos en 1204. El mismo
Justiniano embelleció la capital, especialmente después del incendio que acompañó los tumultos del 532 d.C.
Los desastres del SVII, la guerra Persa y la subsiguiente pérdida de Siria y Egipto, más bien ayudaron que
perjudicaron al crecimiento de la ciudad, a pesar del sitio sufrido por los persas y dos veces por los árabes.
Las grandes metrópolis rivales, Alejandría y Antioquía, pasaron a manos de los infieles y su prosperidad
declinó; a la vez, los refugiados de las provincias perdidas se aglomeraron buscando refugio en la capital.

El cristiano occidental encontraba la civilización bizantina, más extraña para él que lo era
para el musulmán de oriente; Esto debido a que los árabes como los bizantinos, habían conservado la
civilización urbana del Imperio Romano, y estaban acostumbrados a las grandes ciudades, mientras que Europa
occidental, durante la Alta Edad Media, tenía una economía rural basada en la autosuficiencia y sus ciudades
no eran sino Pueblos - Mercados provinciales.

Quien viajaba por Mar quedaba impresionado por el panorama de ver a Constantinopla
surgiendo de las aguas, con su silueta no interrumpida por las murallas y sus almenas al ser estas más bajas con
relación a los principales edificios de la ciudad. Hacia la derecha, detrás de las murallas de la ciudadela y
enfrente de las distintas cúpulas y tejados del Palacio Imperial, destacaba dominante la gran cúpula de la iglesia
de Santa Sofía. Hacia la izquierda, el extremo alto y curvo del Hipódromo servía de fondo a la iglesia de San
Sergio y San Baco, más allá se veía otras cúpulas y casas, desde las laderas hasta las murallas que recorrían las
orillas del Mar (las mismas que poco a poco eran cubiertas por dichas murallas). Entre los edificios
sobresalían sectores de áreas verdes. Todo el conjunto se extendía cerca de seis y medio kilómetros hacia el
SO, hasta los torreones de la Muralla de Tierra y los suburbios que había detrás de ella.

Al ir por Tierra, 25 Kms. antes de llegar a la Ciudad, siguiendo la costa del Mármara, se
pasa por una serie de suburbios poblados en su mayoría por pescadores y extranjeros, compuestos además por
quintas y pabellones de caza pertenecientes a los aristócratas. Luego aparecen las murallas de la Ciudad,
primero un foso inundable y detrás la alta Muralla de Antemio con almenas y torreones dispuestos
regularmente. La carretera llevaba directamente a la Puerta de Oro (Puerta Dorada), la que servía de ingreso
ceremonial de la ciudad, estaba construida en mármol color miel, adornada con esculturas y placas de bronce.
Después venía la Vía Triunfal de los Emperadores que recorría, paralelo al Mármara, los barrios más
importantes desembocando finalmente en la Messe, a uno y medio kilómetros del Palacio Imperial.

La ciudad de Constantinopla se dividía en barrios, clasificados en una diversidad de clases:


existían desde barrios muy pobres, que se encontraban en estado deplorable, hasta barrios o suburbios
localizados en las afueras de la y que pertenecían a la aristocracia. Por toda la ciudad se encontraban colonias
de mercaderes, ya que era un centro comercial internacional, además tenía gran afluencia de turistas que solían
reunirse en barrios especializados que eran únicas y exclusivamente para extranjeros del mismo lugar de origen.
Abundan por todas partes bazares y casas de ventas, especialmente por las calles principales, lo cual daba lugar
a la formación de barrios comerciales. Lo más sorprendente para los turistas era la marcada diferencia entre la
pobreza de unos y el lujo de otros, nadie podía imaginar que detrás de tan lujosas fachadas de ricos barrios
residenciales existían oscuros callejones que conducían a barrios realmente deplorables, barrios pobres que
generalmente eran barracas de madera y que, en la mayoría de los casos, se ubicaban en las proximidades de las
Murallas de la Ciudad. Entonces Constantinopla era una ciudad de contrastes, desde una pobreza extrema
hasta el aspecto de lujo y pompa que se daba en las calles principales con sus bellos edificios y arcadas, plazas
adornadas con monumentos y jardines públicos.

3.00 DESARROLLO ARQUITECTONICO

Los siglos V y VI conducen a una creciente polarización política y eclesiástica entre Oriente
y Occidente. En Arquitectura este problema se expresa en una intensificada evolución propia de Oriente
(Cobran importancia las escuelas arquitectónicas regionales de Siria, Armenia y Asia Menor). Constantinopla
se convierte a finales de siglo V en el foco de las concepciones arquitectónicas orientales que gravitan sobre
todo alrededor de los problemas de abovedamiento de grandes espacios.

Bajo la soberanía del Emperador Justiniano (527-65) comienza una intensa actividad
constructiva en una búsqueda, mediante grandes edificios de prestigio, de representar la creciente importancia
del Imperio y la Iglesia. El tipo de espacio ideal, frente a la basílica romana, es la iglesia de cúpula con rico
efecto espacial. Así, volviendo a elaborar las tentativas romanas del último período, los constructores de la
época de Justiniano logran realizar una nueva síntesis, donde los aportes de la antigüedad y la instancia
cristiana hallan un nuevo y sistemático equilibrio.

Entre los primeros edificios significativos construidos según estos principios y nuevos
conceptos figuran las Iglesias de los Santos Sergio y Baco en Constantinopla (527-37) y la de San Vital en
Rávena (526-47). En ambas se remarca el sentido o tendencia a centralizar la organización espacio-funcional
de los elementos insinuándose la concepción de la unión del espacio direccional y el espacio central bajo una
gran bóveda, aunque conservando las características propias de la arquitectura desarrollada en cada región:
En Occidente se sigue con la tradicional técnica romana de construcción en ladrillo, con una composición muy
escalonada que responde en el interior a una organización compleja y variada. En San vital todas las
dependencias y anexos, inclusive importantes elementos estructurales se separan netamente unos de otros; los
que, sin abandonar su relativa independencia, se unen formando un volumen muy fragmentado (estilo
fundamental de las iglesias construidas en occidente). En contraposición, la arquitectura en Oriente da
preferencia a los volúmenes cúbicos cerrados donde sobresalen pocos elementos (zona del ábside). En
común, se responde en el interior al nuevo ideal de espacio bizantino que reemplaza la sucesión de algunos
espacios claramente delimitados por una organización de conjunto. El carácter de los distintos espacios sólo se
determina en tanto que forman parte del espacio interior, cuya unidad se pretende lograr mediante el
encubrimiento y el difuminado de los contrastes (revestimiento de superficies, elementos arquitectónicos de
aspecto más livianos y suaves).

Durante los siglos IV y V las iglesias de tipo basilical y el edificio de planta central se
desarrollan independientemente una de otro, según sus distintas funciones. La basílica concebida como iglesia
parroquial o episcopal responde con su simple composición a las exigencias de la liturgia, pero no al nivel de la
técnica constructiva de la antigüedad tardía, altamente desarrollada, y tampoco a las exigencias representativas
de la iglesia estatal. El edificio de planta central, rico en formas, no cumple con los requisitos de la iglesia
parroquial (inconvenientes funcionales). Dentro de la tradición de la arquitectura bizantina, en el SV, se
multiplican los intentos de unir cuerpos de iglesias basilicales a presbiterios de planta central, mientras que en el
edificio de planta central se refuerza la tendencia al edificio direccional mediante la transformación oportuna de
la zona del presbiterio. La fusión de ambos tipos se impulsa en el Imperio Oriental, donde además se continúa
desarrollando la construcción abovedada, lográndose los resultados más significativos en la propia capital,
Constantinopla.

Como suma de todos los experimentos y experiencias técnicos y artísticos tanto de Oriente
como de Occidente, surgen en Constantinopla bajo el gobierno del emperador Justiniano las grandes basílicas
con cúpula. La Iglesia de los Santos Sergio y Baco (527-37), una de las primeras en construirse, anuncia el
programa y la solución realizados en mayor escala en Santa Sofía (532-37), ambas con un espacio organizado
siguiendo un eje longitudinal con un fuerte escalonamiento vertical.

El tipo de iglesias de cúpula cruciformes adquiere especial importancia para la evolución


futura de la Arquitectura Bizantina. La nueva tipología surge de la interpretación de dos cuerpos de iglesia que
dan como resultado la figura básica de una cruz griega con un tramo central cuadrado y cuatro tramos
laterales iguales. Cada tramo soporta una cúpula, elevándose generalmente la central sobre una corona de
ventanas. Dentro de esta organización aparecen iglesias como la de los Santos Apóstoles (536-46), que van a
tener gran aceptación y, al igual que las anteriores, van a ser copiadas y simplificadas en las provincias del
Imperio fundiéndose con las tradiciones arquitectónicas locales (proceso dado no sólo durante el gobierno de
Justiniano sino también en épocas posteriores).

En los grandes edificios de Justiniano en Constantinopla, sobre todo en Santa Sofía, la


arquitectura antigua alcanza, en el siglo VI, su último apogeo y que constituye a la vez, el primero de los
cristianos: Desmaterialización y espiritualización del Espacio, volumen de mayor nitidez y amplitud,
dominado por la forma pura de la gran cúpula.

Las Iglesias Cristianas de Constantinopla han sido mutiladas y blanqueadas por los turcos,
faltándoles además de la decoración de mosaicos, los ornamentos litúrgicos que las enriquecían, haciendo
difícil apreciar su belleza en toda su magnitud. En cambio en Rávena, la ciudad italiana de las orillas del Mar
Adriático, se conserva casi intactas inapreciables joyas del arte bizantino. Rávena fue durante tres siglos
prácticamente como un barrio más de Constantinopla. Entre las más renombradas se tienen a las Iglesias de
San Apolinar Nuevo, San Apolinar “In Classe ” y San Vital.

4.00 EDIFICIOS REPRESENTATIVOS

4.10 IGLESIA DE SANTA SOFIA

Entre la diversidad de obras arquitectónicas construidas por el hombre se distinguen


edificaciones representativas de cada época o periodo; obras que por su concepción y características destacan
sobre las demás como verdaderas joyas arquitectónicas. Una de ellas es la Iglesia de Santa Sofía, en
Constantinopla, la más famosa edificación del estilo bizantino, en donde convergen tres factores: La grandeza
romana, la elegancia y el orden griego, y el alma de su estilo oriental.

Santa Sofía, según Procopio, fue concebida por Justiniano... “Hay que hacer justicia a la
perspicacia del emperador, que entre todos los hombres de su arte supo escoger aquellos que mejor podían
interpretar sus altos pensamientos. Y así consiguió que esta Iglesia resultara un producto inusitado de belleza
superior a la capacidad del que le contempla, que queda maravillado, y superior en cuanto imagina el que
escucha hablar de ella de lejos... “Habían costado tesoros inmensos, el emperador recomendaba a sus
gobernadores de provincias que le facilitaran los mármoles y los materiales más preciosos”. Estas palabras del
historiador bizantino reflejan la importancia de la obra realizada.

Era la mayor iglesia de Constantinopla, como basílica es el máximo edificio representativo


religioso. Este debía de glorificar el esplendor de la religión cristiana y del Imperio dirigido por la “Sabiduría
Divina”, y demostrar la indisoluble relación existente entre el poder espiritual y el poder político.

Iglesia dedicada a la “Hagia Sophia” o “Sabiduría Divina” (carácter de la segunda persona de


la Trinidad: el Hijo), se encuentra ubicada en el lado Norte del Augusteo. Fue edificada primero durante el
gobierno de Constantino (supuestamente de tipo basilical) y, tras sucesivos incendios y reparaciones, bajo
órdenes de Justiniano, Anthemius de Tralles e Isodoro de Mileto construyen un edificio nuevo sobre el
emplazamiento del anterior, siendo consagrado el 27 de diciembre del 537 d.C., después de 5 años y 10 meses
de trabajo. Como Catedral de la Ciudad, Santa Sofía era el lugar donde los patriarcas de la iglesia cristiana
celebraban las ceremonias principales y donde tradicionalmente se coronaban a los Emperadores. Es el único
edificio- monumento que se ha conservado hasta nuestros días de los construidos en la Plaza Principal de
Constantinopla.

Arquitectónicamente, Santa Sofía constituye en forma y concepción espacial una síntesis y


ampliación de las ideas formadas hasta entonces en la arquitectura religiosa cristiana. Los sistemas de basílica
y de cúpula central que parecían excluirse mutuamente se reúnen en ella para formar el complicado modelo de
la basílica con cúpula. Se logra entonces la fusión de un espacio longitudinal, que mantiene su equilibrio, con
una cúpula central. La cúpula, tanto aislada como alineada, es sustituida por un sistema de cúpulas unitario.

La planta del conjunto es determinada por un rectángulo exterior de lados casi iguales ( 77x
71 metros). A pesar de tener básicamente una planta cuadrada, inspira una fuerte sensación de direccionalidad
debido a la existencia de dos semicúpulas en los flancos Este - Oeste (su Orientación), percibiéndose una nave
oval de 69 x 33 metros que alcanza los 55 metros en la clave. El cuadrado central se prolonga
longitudinalmente mediante dos trapecios, formando un espacio longitudinal centralizado. En sus esquinas se
alzan ocho grandes pilares que sirven de estructura. Entre ellos, una serie de arcadas de dos pisos separan el
espacio central de los laterales. En los lados del cuadrado central, las columnas siguen la alineación interior de
los pilares, en los lados oblicuos de los trapecios forman nichos semicirculares, ampliando el espacio
longitudinal (ampliando la zona que por lo general es estrechada). De esta forma se delimita delante del ábside
una especia de triconcha alrededor del presbiterio; frente a él, en el eje longitudinal y precedida por un nartex
(revestido con mármoles) y un amplio atrio, se abre la entrada principal de tres vanos con la puerta imperial en
el medio (cuya pared es recubierta con mosaicos, la puerta es de bronce). El Atrio o Gran Patio (Tetrastoon
o Cuadripórtico) en su parte delantera, trabajado a manera de claustro, rodeado por pórticos (en la actualidad
completamente desaparecido), en su centro contaba con una fuente (fiale o cántaro) cuya taza estaba sostenida
por doce columnas y el agua manaba por la boca de unos leones ornamentales.

En lugar de las habituales naves laterales, acompaña a la nave central una serie de espacios
laterales relativamente independientes, los que, debido al fuerte estrechamiento de los grupos de pilares
muestran una clara orientación hacia el espacio central, del que están ligeramente separados por las arcadas,
pero al que están unidos por funciones litúrgicas.

Sobre esta planta y su correspondiente estructura se organiza el espacio siguiendo el eje


longitudinal con un escalonamiento vertical. Por encima de las arcadas de dos pisos, con la oscura envoltura
de los espacios laterales y las tribunas, la zona de los tímpanos eleva un límite lateral bajo los arcos torales. Su
fuerte rompimiento mediante grupos de ventanas prepara para el raudal de luz que penetra a través del anillo
de ventanas en la base de la cúpula central, la cual se eleva hasta una altura de 55.60 metros. En
contraposición a la limitación lateral vertical, el espacio se abre en toda su altura bajo los arcos torales en el eje
longitudinal a las curvas de las medias cúpulas que, a su vez, descansan sobre los arcos torales y conchas del
presbiterio o de la entrada. En este subir y bajar aparente ingrávido de los contornos espaciales sobre el eje
longitudinal y en su concentración en el eje vertical reside el equilibrio suspendido del inmenso espacio.

Considerada el primer espacio cúbico cubierto por una cúpula, donde la conciliación
geométrica entre cuadrado y círculo se resuelve perfectamente por medio de la utilización de pechinas
encajadas entre los arcos de la estructura portante y el plano horizontal de la base de la cúpula. Esta iglesia
encierra un espacio totalmente libre de obstáculos, de dimensiones aún no superadas, está cubierta por una
cúpula colocada con tanta delicadeza que, como comentó Procopio, “Parece suspendida del cielo con cadenas
de oro”. La Cúpula principal domina el eje principal, elevándose por encima de las demás, está construida
según el principio de cúpula sobre pechinas sobre una base cuadrada compuesta por cuatro arcos torales y
cuatro pilares torales. En el eje longitudinal los arcos torales se prolongan en medias cúpulas de su mismo
diámetro que, a su vez, desembocan en su tercio inferior en otras medias cúpulas más pequeñas dispuestas
lateralmente y sobre absidiolos o bóvedas de cañón (en la entrada principal y el ábside). A lo largo del eje
longitudinal los muros formeros se abren en arcadas de dos pisos hacia las naves laterales y en dos hileras de
ventanas, hacia el exterior.

La construcción corresponde a un sistema basilical, consta de tres naves y tribunas paralelas a


la central. En la basílica con cúpula los pilares torales de las cúpulas se alzan verticales en medio de esta
yuxtaposición y superposición horizontal de espacios longitudinales de igual dirección. Estos machones que
encierran un vasto sistema de grupos de pilares con pasadizos, escaleras y pilares de apoyo exteriores, se
prolongan transversalmente por las naves laterales a las que dividen en un grupo de espacios de dos pisos.
Los pilares centrales, cada uno de dos tramos, están orientados hacia la nave central en el sentido transversal,
mientras que los situados en los extremos permanecen con una relativa autonomía.

El sistema estático está ligado a la articulación de espacios. El peso y el esfuerzo de la


cúpula central, se transmiten a los pilares torales a través de arcos torales y las pechinas, los que son
arriostrados en el sentido longitudinal por medias cúpulas y cúpulas secundarias; En sentido transversal cuatro
grupos de contrafuertes asumen esta función. Este sistema se complementa con la disposición de los espacios
laterales, cuyas diversas formas de bóvedas se arriostran mutuamente y, en conjunto, soportan y arriostran los
elementos del sistema principal.

La fragmentación del volumen caracteriza toda la construcción. En lugar de contrafuertes


macizos existe una estructura de espacios (naves abovedadas, galerías, arquerías y escaleras) que constituye
una envoltura alrededor del espacio central. La grandiosa concepción del espacio central está ligada a la
compleja edificación del espacio envolvente, en el que queda encerrado el sistema de soportes de la gran
cúpula. Por lo mismo, el aspecto exterior se reduce a las escasas grandes líneas y elementos de un limpio
volumen arquitectónico casi cúbico. El dado formado por el espacio central se alza por encima del cubo
exterior constituido por los espacios envolventes.

La organización del espacio se manifiesta en los grupos de ventanas. Los cuatro pilares
torales se destacan en los ángulos del volumen central como pequeñas cajas de escaleras, mientras que delante
de ellos emergen de las naves laterales los enormes volúmenes de los contrafuertes (recorridos por escaleras).
Entre ellos se advierte, bajo los arcos torales, el muro de carga con sus grupos de ventanas. En contraposición
a estas superficies y volúmenes que se elevan enérgicamente, la estructura de las bóvedas de las naves laterales
y de las bóvedas adyacentes confieren a la superficie de cubierta suaves perfiles ondulados. Sólo la gran cúpula
central descansa libremente sobre el bloque central.

Con el transcurrir del tiempo el templo sufre algunas modificaciones importantes: La


cúpula original era menos convexa y no tan estable como la actual, fue reconstruida luego que cedió en el SVI
por un sobrino de Isodoro de Mileto. La cúpula actual es nervada de un sólo casco, donde 40 nervios de
fábrica se apoyan en un anillo de bloques que actúan como contrafuertes y sobresalen por encima del cubo
espacial. Los huecos que quedan entre los nervios (gallones) se rellenan con material ligero. Esta división
entre elementos portantes y no portantes permite la creación de un anillo de ventanas de medio punto (40) que
alternan con estribos y que hacen que el interior de la cúpula parezca estar suspendida. La cúpula tiene 32
metros de diámetro, presentando un arco rebajado, la altura desde la imposta al suelo es de 55 metros. Está
construida con ladrillos planos cuadrados (hechos en Rodas de arcilla esponjosa) de .68x .68 metros en las
hiladas bajas y medias, y de .61 x .61 metros en las proximidades de la clave, teniendo un ancho uniforme de
.05 metros. Iban recibidas sobre un grueso lecho de mortero que permitía dar a cada hilada un cierto ángulo
respecto a la precedente, reduciendo así los empujes de la estructura.

Santa Sofía se vio afectada en los siglos IX y X por terremotos que obligaron a algunas
refacciones y modificaciones. Tras la toma de la ciudad por los turcos en 1453, fue convertida en Mezquita y
se le añadieron los cuatro minaretes (torres) y el Mirah (nicho donde se sitúa el Imán y hacia donde deben
mirar todos los fieles). Todas las imágenes fueron revestidas y sobre el revoco se aplicaron decoraciones
pictóricas. El gran atrio que precedía a la iglesia desaparece y el área de cipreces es utilizado por los turcos
como cementerio de personajes principales.

En 1837, el arquitecto suizo Gaspare Fossati, por encargo del sultán Abdul Mecid, restaura
la Mezquita. Se obtuvo el permiso para descubrir todos los mosaicos y copiarlos, pero nuevamente son
cubiertos para poder inaugurar por segunda vez la Mezquita.

En 1932 fue declarado por Kemal Atartuk “Museo de Arte Bizantino”, dejando de ser
mezquita y por lo tanto los mosaicos sobrevivientes pudieron salir a la luz.

4.20 IGLESIA DE SANTA IRENE

Llamada también De la Santa Paz o Hagia Eirene (que en griego significa “Paz”, hermana
de Hagia Sophia o la Santa Sabiduría), aún se mantiene en pie vecina a Santa Sofía. Su historia como la de
todos los edificios de Bizancio, es una sucesión de restauraciones y consagraciones: Constantino construye
la iglesia sobre el emplazamiento primitivo de un santuario cristiano que existía antes de que Bizancio se
convierta en capital del Imperio. La Iglesia de Constantino fue reedificada por Justiniano después del
incendio del 532 d.C. la cual parece ser la que se conserva hasta nuestros días; pero el Nartex se restaura en el
564 d.C. después de otro incendio, y las bóvedas en el 740 d.C. tras un terremoto.

Como construcción la iglesia es una obra característica de la arquitectura bizantina, su planta


consiste en una gran nave central, dividida por un ancho arco en dos partes, cubierta cada una con una cúpula
sobre pechinas. Las dos cúpulas iguales en anchura, son de altura distinta; una de ellas está levantada sobre un
tambor cilíndrico con ventanas, mientras que la otra, más baja, se apoya directamente sobre los cuatro arcos.
La más alta es esférica; la otra en cambio, es una superficie oblonga achatada por los lados. La nave central
está flanqueada por otras laterales, cubiertas pos bóvedas por arista y las galerías superiores se cubren con
bóvedas de cañón corrido.

Constituye el ejemplo más importante de iglesia cubierta a la vez con cúpula y bóveda, forma
híbrida de transición de la basílica de occidente a la rotonda oriental. Su descripción de manera perfecta
(nartex y sus dos cúpulas - oval y redonda) se encuentra en la miniatura turca del Libro de Hunername (1584,
biblioteca de Topkapi, Constantinopla).

Santa Irene sirvió de modelo para la construcción de la iglesia de Kassaba, en Licia, con la
diferencia de que esta última posee una sola cúpula, lo que parece indicar que en Bizancio, en cuanto a
arquitectura, tenían tipos bien establecidos, pues se repiten ciertos modelos con mayor o menor alteración en
las provincias alejadas.
4.30 IGLESIA DE LOS SANTOS SERGIO Y BACO

Iglesia dedicada a los Santos Sergio y Baco, la primera en edificarse dentro del recinto del
Palacio Imperial. Su construcción se inicia en el año de 527 d.C., cuando Justiniano subió al Trono imperial,
fue terminada en el 536 d.C., tal como se menciona en escritos con motivo del Sínodo reunido en
Constantinopla en aquel año. Por una inscripción que se conserva en la galería alta se sabe que fue construida
por orden de la emperatriz Teodora. Considerada como uno de los primeros edificios de prestigio donde se
trata de representar la importancia de la Iglesia y el Imperio, es donde se lleva a cabo la materialización del
tipo de espacio ideal que buscaba la arquitectura bizantina de la época de Justiniano: La Iglesia de cúpula con
un rico efecto espacial.

La Iglesia de planta octogonal, se encuentra cubierta por una cúpula dividida en segmentos
como tajadas. Su aspecto exterior es el de un cubo de lados ligeramente irregulares, el cual encierra el
octógono interior formado por ocho altos pilares de fábrica. Columnatas de dos pisos separan el octógono
central del deambulatorio y tribunas situadas sobre este último. Los arcos torales tendidos de pilar a pilar
soportan una cúpula gallonada de 15 segmentos, alternando lisos y cóncavos. En los ocho lados lisos se abren
los medios puntos de la corona de ventanas situadas en el arranque de la cúpula.

En las diagonales las columnatas se ensanchan formando nichos semicirculares cubiertos por
medias cúpulas que reciben el empuje de la cúpula central. Coinciden con ellos cuatro nichos semicirculares en
los ángulos del cuadrado exterior, que adaptan éste al octógono central y sirven como refuerzo constructivo
de las esquinas del edificio contra el empuje de la bóveda. Arcos de fábrica dispuestos transversalmente sobre
los deambulatorios abovedados aseguran los pilares del octógono. Sólo el ábside poligonal sobresale del
cerrado volumen cúbico. En el interior forma, junto con el tramo cubierto por una bóveda de cañón corrido,
un presbiterio que se abre en toda su altura por encima de los dos pisos al espacio central, confiriéndole una
dirección unívoca.

La Iglesia responde en su interior al nuevo ideal de espacio bizantino que reemplaza la


sucesión de algunos espacios claramente diferenciados y delimitados (Iglesias basilicales) por una organización
de conjunto. El carácter de los distintos espacios sólo se determina en tanto que forman parte del espacio
interior, cuya unidad se pretende lograr mediante el encubrimiento y el difuminado de los contrastes. El
aspecto casi irreal de las superficies revestidas con mármol policromo y mosaicos de oro refuerza esta
impresión, así como las columnas de mármol pulido y las formas suaves de los capiteles calados.

En cuanto al aspecto exterior, el edificio parece algo torpe en los detalles y menos
centralizada dentro del conjunto. El volumen exterior, como una masa casi ciega, soporta la cúpula. El
espacio interior parece más amplio y menos elevado. En la ligera alternancia de hileras de arcadas rectas en
los lados y nichos abovedados en las esquinas, que amplían el espacio y sirven de apoyo, se insinúa la
concepción de la unión del espacio direccional y el espacio central bajo una gran bóveda.

Al lado de este Santuario con reliquias de los mártires orientales Sergio y Baco, había otro
idéntico, pero separado, con reliquias de San Pedro y San Pablo. Este quedo para el rito latino y fue usado
por los católicos que no quisieron aceptar el Cisma hasta mucho después de la separación de las Iglesias.

Junto con Santa Sofía, La Iglesia de los Santos Sergio y Baco, es el ejemplo más perfecto de
homogénea construcción basándose en cúpulas. Sus capiteles y cornisas talladas en mármol, acusan ya un
estilo plenamente bizantino. El pórtico que precede al nartex es de época turca.

4.40 IGLESIA DE LOS SANTOS APOSTOLES

Construida entre los años 536 y 546 d.C. Era considerada más popular y más nacional para
los “Bizantinos de Bizancio”, que la Iglesia de Santa Sofía. El templo de los Santos Apóstoles es derribado
completamente en el año 1462 d.C. desapareciendo sin dejar ningún rastro, sobre su asiento se levanta la
gigantesca mezquita de Murat II.

Los Santos Apóstoles es el tipo de iglesia de cúpula cruciforme, donde de la interpretación


de dos cuerpos de iglesia resulta como figura básica una cruz griega con un tramo central cuadrado y cuatro
laterales iguales. Cada tramo soporta una cúpula, elevándose la central generalmente sobre una corona de
ventanas, desarrollándose como una iglesia de cinco cúpulas. Conserva su carácter direccional al enfatizar la
zona correspondiente al presbiterio a pesar de ser una iglesia eminentemente centralizada, tanto en su
organización como en el propio ritmo de sus elementos.

Según Procopio: “....Tenía la forma de dos naves rectas que se cortan en forma de cruz.
En cuanto a la cobertura, es también en cúpulas, como en Santa Sofía, solo que aquí son menores. Sobre los
cuatro arcos del crucero se levanta la cúpula esférica, también con ventanas y tan excelsa que parece volar en
el aire. Sobre las naves, a cada lado de esta cúpula central, hay otras cuatro iguales a la del medio, sólo que
estas ya no tienen ventanas ”.

La Iglesia tiene para la Historia del Arte una extraordinaria importancia: Sirvió de modelo
en occidente más que ninguna otra construcción bizantina. Con una planta sencilla en cruz, con sus cinco
cúpulas que se apoyan unas a otras, era de un tipo de fácil imitación para quienes no tenían los recursos de que
se disponían en Bizancio. Así la primera copia que puede registrarse es la catedral de San Marcos en Venecia,
luego vendrían las catedrales francesas de Auvernia y Saint-front de Periguex (donde existe una extensa
colonia de venecianos).

5.00 PRINCIPIOS ARQUITECTONICOS

La Arquitectura Bizantina, y la Cristiana en general, desde un inicio se desarrolla totalmente


dentro de la tradición de la antigüedad tardía. Si bien es cierto que rechazan una arquitectura religiosa con la
forma del Templo antiguo pagano, se apoyan directamente en los principios básicos de la arquitectura romana,
la misma que era resultado de una amalgama de fundamentos etruscos, griegos, helenísticos orientales e
itálicos mediterráneos.

En los grandes edificios de Justiniano en Constantinopla podemos apreciar claramente estos


principios que van a caracterizar a toda arquitectura cristiana significativa:

 La concepción primaria de la arquitectura como espacio (volumen como envoltorio espacial).


 La ordenación del espacio mediante la simetría y axialidad, con acentuación direccional.
 Existencia de un punto focal dominante, frontalidad y la formación de fachadas como elemento
configurativo del espacio urbano.
 Técnica constructiva basada en muros macizos, pilares portantes, arcos y bóvedas de piedra, ladrillos y
hormigón colado. El uso apropiado del material según sus propias características y cualidades estáticas
dentro de un sistema diferenciado. El calculo de la distribución de los empujes permite el aligeramiento y
descomposición de la masa arquitectónica.

La Arquitectura se orienta hacia formas y estructuras nuevas, volúmenes y espacios de grandes


dimensiones las que se hacen posible de realizar gracias al perfeccionamiento de la técnica. Las condiciones
estructurales de la construcción determinan también las características formales en toda edificación. El
volumen se construye como envoltura del espacio y como esqueleto estructural. La organización de la
totalidad de la masa arquitectónica sustituye a la sucesión de elementos plásticos independientes.
BIBLIOGRAFIA

SUMMA ARTIS - HISTORIA GENERAL López, Santiago / De Mesa, José


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Tomo VII
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1985

ATLAS DE LA ARQUITECTURA Muller, Werner / Vogel, Gunther


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INTRODUCCION A LA ARQUITECTURA Benévolo, Leonardo


Biblioteca Básica de la Arquitectura
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HISTORIA DEL ARTE Salvat Ediciones


Tomos III y IV
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CIUDADES DE DESTINO Toynbee, Arnold


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LA CONSTRUCCION DE LA Foster, Michael


ARQUITECTURA H. Blume, Ediciones
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1988

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