Si uno es inteligente, ya en edad temprana, Debe cumplir con su deber hacia Bhagavan Pues difícil se adquiere esta forma humana La cual todo nos concede aunque es temporal En tanto uno se mantenga en esta vida Es natural que a Visnu quiera adorar Pues El es la persona más querida El amo del alma y un amigo en verdad Oh hijos de ateos! el placer de los sentidos Que el alma al vincularse con el cuerpo obtiene Se da sin esfuerzo, por arreglo divino, Tal como el dolor, que sin ser llamado viene Por ello no se esfuercen en gustar placeres Pues sólo en costearlos se va el valioso tiempo La meta preciada, por desviarse, se pierde: Quien es Mukunda, el que borra el sufrimiento Por esto el hombre inteligente se esfuerza En alcanzar pronto el fin más elevado Mientras que en este cuerpo aún se encuentra Y lo tiene firme, sin decaer, y sano Como mucho el hombre vive cien años De los cuales, si no controla sus sentidos, La mitad de ellos son desperdiciados Tan sólo durmiendo, en la ignorancia sumido Diez años pierde como ingenuo niño Otros diez entre juegos y deportes Veinte en la vejez, cuando decaído, Para mantenerse necesita soporte El resto gasta en sus insaciables deseos Dominado por el poder de la ilusión... Y porque centra en la familia sus apegos, Este insensato olvida servir al Señor ¿Qué persona aferrada a su familia Bajo el poder de sentidos descontrolados A quien el firme lazo del afecto domina Pondrá en liberarse verdadero cuidado? ¿Quién puede dejar su deseo de ganancia Si más querida que la vida se vuelve...? Mercantes, ladrones, soldados, por su causa Arriesgan su propia existencia y la pierden ¿Cómo a esa querida y comprensiva esposa Con la que en la privacidad se complace Y que junto a su amistad le da la graciosa Dicha de hijos de entrecortado lenguaje Sus hijos e hijas mayores recuerda Hermanos, hermanas, y padres ancianos Su casa afanado decora y arregla, Ahorros, animales, siervos... cómo dejarlos? Se enreda así como gusano de seda Por su codicia y deseos insaciables Y dándole importancia a su sexo y lengua No supera su ilusión infranqueable Su vida pierde en mantener su familia Y olvida la meta por ser inconciente Las tres miserias siempre lo castigan Y así sin alegría, frustrado se siente Absorbe su mente en ganar más riquezas Y aun sabiendo que es malo, roba a otros y engaña Sabe que al morir le espera suerte funesta Mas su apego y deseos, su inteligencia empañan ¡Oh hijos de ateos! aun quien por sabio es tenido Se centra en los suyos e ignora el bien general Y piensa:"esto es de los otros, y esto es mío..." Así este ignorante desconoce la verdad Es sabido que en ningún tiempo ni lugar Alguien que ignora el ser y al Señor Supremo\\ Se ha liberado de la atracción sexual Que aumenta la ilusión y crea cautiverio Por ello ¡oh amigos!, muy lejos mantengan\\ La presencia de esos disfrutadores Y adoren a Narayan, Señor de los devas, Pues se libera quien le rinde honores A Acyuta, el Infalible, se le complace Sin mayor esfuerzo ¡oh hijos de incrédulos! Está en todos como el amigo más grácil Y siempre uno puede servirlo y tenerlo En toda forma de vida está presente Desde Brahma hasta los seres inmóviles, En el Mahat-tattva, en sus ingredientes, En los elementos y sus transformaciones, En las modalidades, en su equilibrio, Y cuando éstas están inmanifiestas... Aunque es uno, a todo extiende Su dominio; Bhagavan el Supremo, no se desconcierta En su aspecto como la Gran Alma interna Observa el corazón de todos los seres Todo está en El y en todo El se integra Mas describir su grandeza no se puede Plena de bienaventuranza es la forma De este exclusivo controlador Supremo Y porque lo cubre la energía ilusoria No comprenden Su existencia los ateos Con todos los seres en consecuencia Sean compasivos y amistosos Dejen su maligna naturaleza Y así el Intangible estará dichoso Quien al Ilimitado complace...¿qué no obtiene? Los logros del mundo ya son dados por sus leyes Mas los bhaktas ningún interés aquí despiertan Ni en dharma ni en moksa, sólo en Dios se concentran Este saber sobre el bienqueriente, Narayan, Es trascendental y difícil de comprender Sólo quien se rinde a un santo como Narada Lo aprende si se baña en el polvo de sus pies Por ello este análisis que de mí oyeron Que es puro, filosófico y científico Muestra el deber común hacia el Supremo Y lo enseña Narada, quien ve al Gran Místico