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Los fotones

La Teoría Cuántica aplicada a la radiación electromagnética y en particular a la


radiación electromagnética solar, explica que dicha radiación se configura de una forma
peculiar, pudiéndose tratar en una primera visión muy simplificada, como un conjunto
formado por un elevadísimo número de «agrupamientos» energéticos discretos
denominados fotones, que constituyen las unidades naturales de transporte de energía.

Así, los rayos de luz serían una especie de «lluvia» de fotones, cada uno de ellos
transportando una cantidad minúscula de energía, pero dado el enorme número de fotones
que en cada segundo atraviesan una sección o área determinada, el resultado neto es un
transporte de energía considerable.

Los fotones únicamente se diferencian entre sí por el valor de su longitud de onda (o


de su frecuencia, definida como el cociente entre su velocidad -la velocidad de la luz-, y
dicha longitud de onda).

La mayor o menor intensidad del flujo de fotones, es decir, el número de fotones que
atraviesa la unidad de área perpendicular a la dirección de su desplazamiento en la unidad
de tiempo, definirá la intensidad de la radiación solar.

Si todos los fotones tuviesen una misma longitud de onda, la energía total podría ser
fácilmente calculada sin más que multiplicar la energía unitaria de cada fotón (la cual, según
la Teoría Cuántica, es simplemente el producto de una cantidad constante, llamada
Constante de Planck, por la frecuencia del fotón) por el número de ellos. La realidad es más
compleja, pues la luz que emite el Sol está formada por una mezcla muy desigual de fotones
de diferentes longitudes de onda.

En un mismo rayo de Sol hay fotones cuya longitud de onda -por citar algunas cifras-
de media micra, de una micra, de 1,2 micras, de 1,5 micras, etc.

Afortunadamente, la proporción relativa de los fotones según su longitud de onda es


siempre aproximadamente la misma, al menos antes de penetrar en la atmósfera terrestre,
en la cual una serie de fenómenos pueden alterar dicha proporción, aunque sigue
conservando un perfil más o menos definido.

La distribución relativa de las frecuencias (o de las longitudes de onda) del conjunto de


los fotones que integran la radiación solar es lo que se conoce como espectro solar.

Solamente algunos de los fotones -aquellos cuya longitud de onda está comprendida
entre 0,3 y 3 milésimas de milímetro- son susceptibles de ser detectados por el ojo humano,
formando lo que llamamos «luz visibl

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