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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITECNICOS DE LAS “FUERZAS


ARMADAS”

EXTENSION UPATA, ESTADO BOLIVAR

II SEMESTRE – ENFERMERIA

TUTOR (A) AUTOR (A)

Glorimar Fortis
Anais Rodríguez Franyelis Hernández

AGOSTO, 2020-
INTRODUCCIÓN

La enfermería clínica o médica es el campo de trabajo dentro de las ciencias de


la salud que consiste en el cuidado y asistencia de los pacientes en un hospital, el
personal técnico capacitado para las funciones de cuidado, asistencia y vigilancia de
los pacientes es de suma importancia para el adecuado desempeño de una institución
sanitaria, todo hospital debe contar con enfermeros profesionales y dispuestos a cubrir
las necesidades del mismo. 

Las/los enfermeras/os se desempeñan tanto en áreas intrahospitalarias como


extrahospitalarias o comunitarias y, dentro de ellas, en los ámbitos: asistencia!,
gestión, educación e investigación. El cuidado de la persona con necesidades es su
principal prioridad, involucrándose no solo con el paciente, sino que además con la
familia y comunidad, asociando tiempo, energía y sentimientos. Es catalogada como la
cuarta profesión más estresante asociada, también, al bajo reconocimiento social.

La/el enfermera/o está en constante presión de trabajo, enfrentada al dolor,


sufrimiento, desesperanza, muerte, desconsuelo, impotencia y angustia; además, la
falta de trabajadores que puedan abarcar a cabalidad los requerimientos de la
población y de las instituciones empleadoras hace que doblen su jornada laboral. Si
sufre daño, por el cansancio emocional que traen sus labores y el desequilibrio de las
interrelaciones con colegas, la organización, los pacientes y la carga de trabajo, ello
provoca deterioro en la calidad del cuidado.
ENFERMERÍA CLÍNICA MÉDICA

La enfermería clínica está basada en el conocimiento de todas aquellas


Patologías susceptibles de ser tratadas medicamente, es por ello que surge el
concepto de enfermo medico, que es aquel individuo que presenta una patología
susceptible de ser tratada por medidas que no invadan su organismo.

Es importante considerar que el enfermo es un ser biopsicosocial, por lo cual el


que hacer de la enfermera no solo se referirá al aspecto biopatológico del enfermo,
sino que debe enfocarlo en forma holística. La enfermera clínica, junto con otros
profesionales del área de salud conforma un equipo interdisciplinario para la atención,
tratamiento y constituye la aplicación del tercer y cuarto nivel de prevención de Leavell
y Clark, es decir diagnostico precoz y tratamiento inmediato o la limitación del daño.
De allí la importancia de las acciones de enfermería para lograr la recuperación del
paciente (PAE).

Las áreas de atención sanitaria han ido evolucionando y diversificándose y la


enfermera ha ido asumiendo muchas de ellas. Unas son funciones delegadas por el
médico (con el que se colabora continuamente, como con otros profesionales
sanitarios) y otras son propiamente del enfermero.

La formación del enfermero también va determinando y desarrollando la


cualificación para llevar a cabo cuidados especializados de calidad. Desde que fue
definida la salud como un estado completo de bienestar, la función de la enfermera se
ha ampliado a aspectos como la prevención y la atención psico-social del individuo y
de la comunidad. Es decir, va más allá de considerar sólo la enfermedad.

IMPORTANCIA

El cuidado de los pacientes es la esencia de la profesión de enfermería, el cual


se puede definir como: una actividad que requiere de un valor personal y profesional
encaminado a la conservación, restablecimiento y auto cuidado de la vida que se
fundamenta en la relación terapéutica enfermera-paciente. Sin embargo, existen
situaciones que influyen en el quehacer del profesional de enfermería, olvidando en
algunos momentos, que la esencia de ésta, es el respeto a la vida y el cuidado
profesional del ser humano. Por tal motivo, surge la necesidad de reflexionar acerca
de la importancia del cuidado de enfermería, ya que éste repercute y forma parte de la
producción de los servicios sanitarios, considerados imprescindibles para conseguir
algunos resultados finales tales como, el alta, la satisfacción y menor estancia
hospitalaria del paciente, mayor productividad, eficiencia y eficacia del profesional y el
mantenimiento de la calidad de la atención, entre otros.

CARACTERÍSTICAS

Las características de la enfermería derivan de sus funciones: 

 Debe estar capacitada para el cuidado de los pacientes, por lo que debe
actuar como un servicio clínico.

 Debe estar capacitada para la asistencia, tanto al paciente lego como a


los expertos, médicos y demás profesionales.

 Debe poseer capacidades para vigilar en todo momento y monitorear el


estado de salud de los pacientes. 

EL ENFERMO Y SU FAMILIA

La palabra enfermo es un adjetivo de tipo calificativo que se utiliza para designar el


estado de salud de una persona que se ve alterado por la presencia de
alguna enfermedad, patología o dolencia. Usualmente se suele asociar a la palabra
enfermo con estados gripales o de dolencias físicas pero en términos correctos, la
palabra puede aplicarse para cualquier alteración a la salud, sea esta física, social
o mental. En el lenguaje coloquial, el término puede ser usado despectivamente para
hacer referencia a una persona que no está en su sano juicio.

La familia es el pilar más importante en la vida de cualquier persona. Cuando


uno de sus miembros atraviesa por una enfermedad como la diabetes o el cáncer, su
principal función es proporcionarle fortaleza emocional y ayudarlo a convivir con el
padecimiento de la mejor manera. El impacto que provoca la noticia de un familiar
enfermo es muy profundo y en muchas ocasiones es recibida en forma dramática,
percibiéndose sentimientos de angustia, miedo, culpa e incertidumbre.

Sentimientos que manifiesta la familia ante un familiar enfermo:


•Ansiedad, ante lo desconocido, a la incertidumbre y al miedo.

•Enojo, por la estabilidad perdida dentro del seno familiar.

•Negación, aparentar que no pasa nada puesto que el enfermo no muestra ninguna
señal fuera de lo normal.

•Deserción o huída, de una realidad dolorosa e incierta.

•Sobreprotección, convertir al enfermo en centro de atención hasta el grado de


asfixiarlo.

•Culpa, de no ser yo en lugar de mi hermano(a), de mi papá o mamá y así no merecer


continuar con mi propia vida.

Ante la enfermedad, cada uno de los miembros construye una “realidad” interna.
También hay una gran diferencia si el enfermo es la madre, el padre, los hijos (as), los
abuelos; a partir de esto la reacción de cada uno de los miembros variará de acuerdo
a las formas de organización y de relación.

CARACTERÍSTICAS GENERALES

 Etapa del ciclo vital. Debe investigarse el momento del ciclo vital familiar en
que la enfermedad sorprende a la familia, el grado de consecución de las
tareas propias de esa etapa y la posición de cada uno de sus miembros en sus
roles.1 El impacto de la enfermedad será diferente en cada momento de la vida
de una familia y del miembro al que le ocurra; de tal suerte que no es lo mismo
una enfermedad como la diabetes en el esposo económicamente activo en la
etapa de independencia de los hijos, que una enfermedad vascular cerebral en
el cónyuge en etapa de nido vacío. De igual forma, no es lo mismo que
aparezca la enfermedad en una familia que no ha enfrentado crisis familiares y
que no ha puesto a prueba su capacidad para resolver conflictos, a que ocurra
en una muy “golpeada” por éstas, cuyo desenlace puede ser muy prometedor o
realmente catastrófico.

 Flexibilidad o rigidez de roles familiares. La enfermedad crónica, y más aún


la terminal, supone una profunda crisis familiar a la que las familias podrán
responder mejor cuanto más flexibles puedan ser. En el momento que aparece
la enfermedad puede ocurrir que ésta afecte la distribución de roles, pues
inmediatamente después tendrá que negociar cada uno de ellos y en muchas
ocasiones compartirlos. En el caso del rol de proveedor que pudiera haber
realizado el padre enfermo genera un gran conflicto, ya que este papel viene
acompañado de poder, el cual en muchas de las veces no se concede. El rol
de cuidador que generalmente se asigna a una mujer en nuestra cultura
(madre, hermana mayor) genera conflicto porque implica el descuido de sus
otras funciones, tales como el cuidado de los hijos, o el estudio. El paciente
enfermo juega un papel central que le posibilita para que haga alianzas o
coaliciones en contra de uno o varios miembros de la familia, lo que genera
mayor estrés y un incremento en el grado de disfunción familiar, que además
se sustenta en el manejo de culpas, resentimientos y temores. De esta manera
se puede esperar que las familias con mayor rigidez presenten mayores
dificultades para responder a la crisis por enfermedad ya que no se pueden
adaptar a las nuevas condiciones de la dinámica familiar. Lo que procede es
flexibilizar las interacciones, de tal suerte que cada uno de sus miembros
pueda responder a su nuevo rol sin afectar de manera importante los límites
establecidos hasta el momento de la aparición de la enfermedad.

 Cultura familiar. Resulta difícil hablar del impacto de la enfermedad en las


familias sin considerar un aspecto tan fundamental como es la cultura familiar.
Este conjunto de valores, costumbres y creencias que comparten los
miembros, intervienen en la evolución y desenlace de una enfermedad.
Debemos buscar en todos los casos de enfermedad crónica o terminal, cuál es
la interpretación que la familia hace de este proceso, ya que eso permite no
sólo gozar de la confianza del grupo, sino además considerar sus costumbres y
creencias para abordar la enfermedad de la manera más adecuada; en el
momento que el paciente y su familia perciban rechazo a la interpretación que
hacen de la enfermedad simplemente se retirarán.

 Nivel socioeconómico. No es lo mismo que la enfermedad aparezca en una


familia de escasos recursos económicos a que ocurra en una económicamente
estable. Evidentemente la crisis familiar en la primera va a ser mayor, ya que la
desorganización provocada por la enfermedad se va a percibir en todos los
ámbitos. La familia requerirá durante la enfermedad mayor cantidad de
recursos económicos por concepto de medicamentos, curaciones, consultas,
transporte, alimentación especial, acondicionamiento físico de la vivienda, etc.
Si el paciente enfermo es el proveedor, será necesaria la reorganización de
roles en el caso de que su enfermedad sea terminal y esté imposibilitado para
trabajar, de tal forma que algún otro miembro deberá cumplir con la función
dejando atrás su rol habitual de estudiante o ama de casa (si ese fuera el
caso). En muchas ocasiones cuando se atiende a los pacientes poco nos
detenemos a pensar sobre su situación económica, se prescriben
medicamentos de elevados costos sin importar que el paciente pueda o no
comprarlos; se solicitan estudios en muchos casos innecesarios; se visualiza
que el paciente diabético no mejora, no lleva una dieta específica o
simplemente no baja de peso y no se busca qué hay en el fondo de ese
paciente difícil de controlar; quizá simplemente no tenga dinero y esté más
preocupado por los problemas en casa que por su salud.

 Comunicación familiar. En general, en la cultura de Latinoamérica existe una


fuerte tendencia por ocultar al enfermo que va a morir, convirtiendo el asunto
en algo prohibido o negado, conocido como “pacto de silencio” o “conspiración
de silencio”. La conspiración de silencio consiste en una supuesta protección
que familiares, amigos e incluso el médico y otros profesionales de la salud,
tratan de brindar al paciente enfermo que va a morir, ocultándole la verdad, no
dando opciones para hablar del tema, preguntar, aclarar, explicar, etcétera. El
complot generado alrededor del enfermo dificulta su convivencia con el grupo
familiar, incluso con el médico, ya que percibe que hay información que no se
le quiere dar y eso hace que disminuya su confianza, incluso en el propio
médico. El hecho de que el paciente sospeche lo que va a ocurrir sin que
pueda confirmarlo, lo sumerge en una gran soledad, miedo e indecisión para
despedirse de sus familiares. En el paciente, la ansiedad y depresión causadas
por la incertidumbre del complot familiar trae consigo más problemas que
beneficios, no sólo para él, sino también para la familia y el médico.

 Tipo de respuesta familiar. El tipo de respuesta que presentan las familias


como efecto de la enfermedad, se refiere a los cambios que se generan en las
interacciones de cada uno de los miembros en función del paciente enfermo.
Esencialmente se puede mencionar que existen dos patrones de respuesta
opuestos, que en la realidad se escalonan a lo largo de un continuo de
respuestas posibles:
1. La tendencia centrípeta se expresa a través de una extrema cohesión
interna de los miembros de la familia. Todas y cada una de las actividades que
éstos realizan están dadas en función del enfermo, es como si todos giraran
alrededor de él, convirtiéndolo en el centro de las interacciones y absorbiendo
gran parte de los recursos afectivos y económicos de la familia.
2. La tendencia centrífuga se puede observar en las familias cuyas conductas
en general no están relacionadas con la situación de enfermedad. En estos
casos el cuidado del paciente enfermo es delegado a una sola persona, que en
general corresponde al sexo femenino y que comúnmente puede ser la madre,
esposa o hermana mayor, la cual absorbe el papel de controlar la evolución de
la enfermedad. La falta de colaboración en estas familias, y la enorme carga
emocional que suele traer consigo el cuidado del paciente enfermo puede tener
consecuencias graves para el miembro cuidador, tales como: depresión,
soledad, estrés crónico, descuido, exacerbación de problemas de salud, etc.
(síndrome del cuidador).

 Capacidad del grupo familiar para la resolución de conflictos. La


capacidad de respuesta familiar a los conflictos es un indicador pronóstico del
impacto que tendrá la enfermedad en el grupo.4 No es lo mismo una
enfermedad crónica o terminal en una familia que ha sufrido grandes conflictos
en los momentos difíciles de su evolución, a otra que ha podido reorganizarse
rápidamente en función de la flexibilidad de roles e independencia de cada uno
de sus miembros. Por lo que el médico deberá mantenerse alerta en cuanto al
tipo de apoyo familiar que deberá ofrecerles de manera directa o en
coordinación con el equipo de salud (trabajo social, psicología, psiquiatría,
terapia de familia, etc).

 Principales síntomas familiares de desajuste por enfermedad. Para la


enfermedad grave o terminal no existe ninguna edad apropiada, cada etapa de
la vida tiene lo suyo y está integrada por eventos igualmente importantes.
Desde la infancia hasta la vejez se tiene en la vida, la “sombra de la muerte”
que interfiere de manera importante con los planes del individuo así como de la
familia en cada momento de su ciclo forzándolo a modificarlo. La atención
integral del sujeto y su familia es algo más que el alivio de los síntomas
biológicos y psicológicos; conlleva, además, el conceder la supremacía del
cuidado del paciente así como entender la enfermedad en su contexto general;
es decir “entender la enfermedad en forma individual ligada a una persona, a
una familia, a un entorno cultural y basada en una historia personal y familiar
previa, y en una evolución futura de los seres allegados a aquel que se muere”.
De la misma manera que una enfermedad produce determinada sintomatología
en el individuo que la padece, también puede ocasionarla en la familia de éste,
debido a los cambios y alteraciones que introduce en el funcionamiento del
conjunto familiar. Es por ello que resulta imprescindible comentar los
principales signos y síntomas que con mayor frecuencia pueden encontrarse
en una familia que vive con la presencia de una enfermedad grave o terminal
en alguno de sus miembros.
 Aislamiento y abandono. Durante el proceso de enfermedad, la familia busca
aislarse para poder manejarla de la mejor manera posible, por lo que limita sus
relaciones sociales al cuidado del enfermo. Por otra parte, la reorganización
disfuncional de la familia para atender al paciente genera que el cuidado y
atención que generalmente se daba al resto de los miembros (hijos, pareja) se
vea afectado, favoreciendo la aparición de nuevos signos y síntomas tales
como el mal rendimiento escolar, irritabilidad, soledad, depresión, etcétera.

 Conflicto de roles y límites. Cuando la familia no negocia adecuadamente los


nuevos roles que deberán asumirse durante esta nueva etapa en la vida
familiar, existen dificultades de rigidez, o simplemente no existen límites bien
establecidos en los diferentes subsistemas; se presentarán serios problemas
de adaptación en el manejo de la crisis familiar, lo que podrá hacerse visible a
través de las luchas internas por el poder en los diferentes subsistemas, falta
de respeto, culpa, chantaje, pérdida de la jerarquía, alianzas entre los
miembros, coaliciones, etcétera.

 Conflictos de pareja. En algunas familias ocurre que el paciente, la


enfermedad y el tratamiento son utilizados por los padres para agredirse
mutuamente y que el resultado sea la dificultad e ineficiencia para tomar
decisiones y llevar a cabo las acciones necesarias para el tratamiento. Esto
ocurre con mucha frecuencia cuando el enfermo es uno de los hijos y
generalmente coincide con la existencia de conflictos anteriores.

 Problemas económicos. Como se ha mencionado, las familias con un


enfermo crónico o enfermedad grave entran en una situación de desgaste
económico cada vez más serio aunque al principio de la enfermedad pareciera
no ser tan intenso, ya que a pesar de los pocos recursos con los que la familia
cuente, no escatima esfuerzos en conseguirlos. Sin embargo al paso del
tiempo, tienen cada vez más dificultad para mantener los gastos ocasionados
por la enfermedad; incluso es motivo en muchos de los casos de abandono de
tratamiento. Síndrome del cuidador. Este síndrome se caracteriza por
problemas osteoarticulares y dolor mecánico crónico, alteraciones del ritmo del
sueño, cefalea y astenia. En la esfera psíquica destacan la ansiedad y la
depresión, producidas como si se tratara de una verdadera transferencia
depresiva por parte del enfermo. A las alteraciones psicofísicas se añaden
problemas como el aislamiento social, los problemas familiares desatados a
partir de que el cuidador sólo se ocupa del enfermo (cambio de roles,
abandono de otros miembros) e incluso los económicos que ya se han
comentado. Por otra parte el cuidador comienza a dejar de preocuparse por su
arreglo personal, que pudiera estar ligado con un sentimiento de culpa si acaso
llegara a pensar en él mismo antes que en el enfermo.

 Negación, cólera y miedo. La Dra. Kübler-Ross, tanatóloga suiza, menciona


que durante el proceso de la enfermedad terminal tanto el paciente como la
familia atraviesan por diferentes etapas que son: la negación, ira, negociación,
depresión y aceptación, sin que necesariamente éste sea el orden de aparición
de cada uno de los estados mencionados, y sin que cada uno de éstos sean
resueltos con la muerte, ya que hay familias que quedan atrapadas en alguna
de estas etapas aun cuando el paciente se ha marchado. Pese a esta
descripción que hace la Dra. Kübler, los síntomas familiares que se observan
con mayor frecuencia en el paciente y su familia (además de la depresión que
ya se ha comentado) son la negación, la ira y el miedo. La negación es un
síntoma que aparece desde el inicio de la enfermedad a partir del diagnóstico.
Tanto la familia como el enfermo dudan que eso le haya podido pasar a él.
Luego de no tener una respuesta satisfactoria, la familia busca otras opciones
que van desde la medicina alternativa hasta la brujería, lo que implica el retraso
en el manejo del paciente con el consiguiente desgaste emocional, físico y
económico. La ira se ve representada en diferentes formas, tanto por parte del
paciente hacia la familia como a la inversa. La familia en esta etapa culpa al
enfermo por lo que hizo o dejó de hacer, tornándose hostil, incluso con el
personal médico y favoreciendo situaciones de tipo legal. Por lo que resulta
una trampa responder a las agresiones de la familia en esta etapa que puede
ser pasajera y que será resuelta en muchos de los casos de manera natural.
En la familia, el cuidador y especialmente en el paciente, los miedos siempre
están presentes. La continua tensión emocional por este motivo no permite que
la familia funcione de manera natural; la angustia de no estar presente en el
momento de la muerte, de no proveer los cuidados pertinentes, de que el
enfermo descubra que va a morir, o que la condición económica de la familia
es intolerable, genera mucho estrés especialmente para el cuidador. Aunado a
esto el paciente teme no poder soportar la enfermedad, el dolor, el sufrimiento
y el remordimiento por las cosas que quedaron pendientes y que cree que no
podrá resolver.

 Ambivalencia afectiva. Se trata de la presencia simultánea de sentimientos


encontrados en los miembros de la familia, mientras que por un lado desean
que el paciente mejore y viva más tiempo, por el otro desean que ya todo
termine con la muerte del enfermo “que ya deje de sufrir”. Se trata de un
síntoma que es sistemáticamente abolido por la familia por ser moralmente
inaceptable. Sin embargo, la represión del síntoma y todo el estrés crónico
pueden generar reacciones emocionales intensas, tales como crisis de
ansiedad, culpa y depresión; o bien llevar a la elaboración de un duelo
patológico.
DRENAJES QUIRÚRGICOS: ¿QUÉ SON? Y SUS COMPLICACIONES

Los drenajes se presentan como  tubos u otros dispositivos que se introducen


de forma invasiva en distintas zonas del cuerpo humano donde se han quedado
acumulado líquidos o gases con el fin de ayudar a expulsarlo al exterior u otro
dispositivo apropiado.

La retención de líquidos o gases pueden ser provocados por abscesos,


traumatismos o propia de la misma intervención quirúrgica para expulsar dicho
contenido.

El paciente sometido a una intervención quirúrgica va a requerir un tratamiento


postquirúrgico integral, prestado por un equipo multidisciplinar, atendiendo a todas sus
necesidades para favorecer el adecuado cuidado y cicatrización de sus heridas,
considerándose el cuidado como un factor determinante de su evolución y la aparición
de complicaciones, como serían la infección y el retraso de la cicatrización, entre otras.

COMPLICACIONES

 Infecciones locales y generalizadas: es una vía de entrada para los gérmenes.


 Ulceras por decúbito.
 Perdida de drenaje por escasa sujeción externa.
 Fistulas.
 Oclusión del sistema de drenaje.
 Hernias o eventraciones por apertura de salida.
 Hemorragias.
 Intervención quirúrgica por imposibilidad de retirar el drenaje.
 Malestar y dolor.

ESTADO DE CONSCIENCIA

El estado de consciencia es aquel en que se encuentran activas las funciones


neurocognitivas superiores. El estado de consciencia determina la percepción y el
conocimiento del mundo psíquico individual y del mundo que nos rodea.

Existen muchos fenotipos en el estado de consciencia. Ejemplos claros son el


estado de sueño y el estado de vigilia.

Los estados de consciencia alterados (o modificados) muestran la existencia de


niveles o fases de vigilia distintas. Estos niveles distintos pueden ser inducidos y
alterados de forma artificial o ser producto de otras causas.

 Pueden ser inducidos mediante drogas o alucinógenos o por una práctica,


como discusión, autosugestión, deporte, hipnosis, meditación, pranayama,
arengar, etc.
 Pueden ser producto de una patología, agotamiento, ayuno, deshidratación,
esquizofrenia, intoxicación, manía, insomnio, privación de sueño, etc.

Los estados ordinarios de la consciencia

Los fisiólogos distinguen los siguientes estados normales de consciencia:

 La vigilia, estado de alerta caracterizado por un conocimiento permanente de sí


mismo y de su entorno. Es una etapa de actividad.1
 El sueño, que a su vez se divide, para su estudio, en dos grandes etapas:
 El sueño lento o sueño de ondas lentas (SOL).
 El sueño REM o sueño MOR (sueño con movimientos oculares rápidos), etapa
en la cual se presentan con mayor frecuencia los sueños, es decir, las
imágenes oníricas o ensoñaciones.

Algo importante para recordar es que no debemos confundir estados mentales


con estados de consciencia.

Las alteraciones de la consciencia

La alteración de la consciencia es una constante que aparece en la mayoría de


los problemas psiquiátricos y en gran cantidad de problemas médicos. En su estado
normal, la consciencia permite al sujeto dar una respuesta apropiada a los estímulos
sensitivos y sensoriales. Sobre todo a las más complejas: los estímulos verbales,
como escuchar, y las espaciales, como conducir. Difiere de la vigilia en que la vigilia, la
capacidad del sistema nervioso de adaptarse a una situación nueva, depende del
sistema reticular activador. Los factores causales más comunes incluyen: trauma,
accidentes cardiovasculares, drogas, envenenamientos, fiebre, desórdenes
metabólicos, meningitis, infecciones, tumores cerebrales, desórdenes convulsivos,
descompensación cardiaca.

 Alteraciones no patológicas: El sueño es una etapa del funcionamiento del


organismo absolutamente necesaria. Tiene dos estados o fases distintas, que
son: sueño NREM o sueño NMOR (sueño sin movimientos oculares rápidos) y
sueño REM o sueño MOR (sueño con movimientos oculares rápidos,
caracterizado también por sueños muy frecuentes).
 Alteraciones patológicas: cualitativas y cuantitativas.

Cuantitativas

Por actividad motora disminuida o disminución del nivel de consciencia

Comprendido por grados, está dividido en 3 grupos principales:

 Coma. Es el más grave de los problemas de la consciencia y de la vigilia.


Altera de forma más o menos total las funciones de relación. Un enfermo en
coma puede no reaccionar ni a estímulos nociceptivos (que provocan una
agresión dolorosa de los tejidos, por ejemplo pincharlos o perforarlos).
Físicamente no funcionan y mentalmente están dormidos, pero a veces suelen
responder a ciertos estímulos aunque no es muy frecuente.
 Somnolencia y sopor. Es un oscurecimiento homogéneo de la consciencia,
de mayor profundidad que la Obnubilación. Se caracteriza por una disminución
de la actividad vigil, siendo la diferencia la mayor intensidad y profundidad del
sopor frente a la somnolencia. Frecuentemente se confunde con el estupor en
el que hay consciencia vigil.
 Obnubilación. Es un estado menos severo. La persona responde
correctamente a las órdenes complejas (ejecuta órdenes escritas, realiza
cálculo mental, etc.) pero con lentitud, fatiga o bastante dificultad de
concentración.
 Obnubilación de consciencia:
 Grado leve a moderado. Comprensión dificultada, sopor, confusión, estupor,
incapacidad de acción espontánea y coma.
 Grado profundo. Imposible cualquier actividad voluntaria consciente y ausencia
de cualquier indicio de consciencia.
 Confusión mental. Es una alteración global y aguda de las funciones
psíquicas, cuyas causas orgánicas o psíquicas son múltiples.

Síndromes psicopatológicos asociados a la disminución del nivel de


consciencia:

1. Delírium: diferente de delirio, es una desorientación temporoespacial con


trazas de ansiedad, de ilusiones alienantes y/o alucinaciones visuales.
2. Estado onírico: el individuo entra en un estado semejante a un sueño muy
vívido; estado recurrente de psicosis tóxicas, síndromes de abstinencia a
drogas y cuadros febriles tóxico-infecciosos.
3. Alienación: excitación psicomotora, incoherencia del pensamiento, perplejidad
y síntomas alucinatorios oniroides.
4. Síndrome del cautiverio: la destrucción de la base del puente promueve una
parálisis total de los nervios craneales bajos y de los miembros.

Por actividad motora incrementada

 Excitación
 Manía
 Delirio

Cualitativas

 Estados crepusculares: Surgen y desaparecen de forma abrupta y tienen


duración variable - de pocas horas a algunas semanas. Ejemplos serían:
alucinación, sonambulismo, terror nocturno.
 Disociación de consciencia. Pérdida de la unidad psíquica común del ser
humano, en la cual el individuo se “desliga” de la realidad para dejar de sufrir.
 Trance. Especie de sueño acordado, con la presencia de actividad motora
automática y estereotipada acompañada de suspensión parcial de los
movimientos voluntarios.
 Estado hipnótico. Técnica refinada de concentración de la atención y alteración
inducida del estado de consciencia.

HEMORRAGIAS, NÁUSEAS Y VÓMITOS

Las náuseas y vómitos postoperatorios (NVPO) son un problema conocido


desde finales del siglo XIX. Su presencia supone una disminución del bienestar del
paciente y un riesgo de complicaciones graves (hemorragia, dehiscencia de las
suturas quirúrgicas, alteraciones electrolíticas, etc.), un aumento de los costes del
proceso quirúrgico y un impacto negativo en la calidad percibida por el paciente. En las
últimas tres décadas se han aportado avances significativos en el conocimiento de los
mecanismos fisiopatológicos de las NVPO, parejos a la investigación de la emesis
inducida por quimioterápicos. Pese a ello, su prevención y tratamiento sigue siendo un
problema clínico.

A pesar de las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas y de los nuevos


fármacos disponibles en la actualidad, la incidencia de NVPO se ha mantenido sin
grandes cambios en las últimas décadas. Se estima que un 20-30% de pacientes
sometidos a cirugía las sufren, si bien la tasa puede llegar hasta el 80% en los grupos
de mayor riesgo (3). En una revisión de síntomas postoperatorios en procedimientos
ambulatorios tras el alta hospitalaria, se observó una incidencia de náuseas del 17%
(rango 0-35%) y de vómitos del 8% (0-16%), destacando que un 14% de los pacientes
presentaron síntomas de 3 o más días de duración (9). Para otros autores la incidencia
oscila entre 30 y 46% (10).

La incidencia en niños es el doble que en la población general (3,11) y aún más


grave de lo que las estadísticas pueden constatar, ya que el niño menor de 4 años es
incapaz de expresar verbalmente cuándo padece náuseas, y sólo se puede valorar
objetivamente la existencia del vómito. Por este motivo, al hablar de NVPO en niños se
suele adoptar el término de vómitos postoperatorios (VPO) suprimiendo el término de
náuseas.

No existe acuerdo sobre la definición de NVPO tardíos. En el ámbito de la


cirugía ambulatoria (CMA), los términos de NVPO tardíos o NVPO post-alta se utilizan
para referirse a los que ocurren tras el alta del paciente, aunque esto ocurra en las
primeras 24 horas. Desde un punto de vista práctico, en este trabajo consideramos
indistintamente NVPO tardíos los que ocurren tras las primeras 24 horas de la cirugía
o bien tras el alta a domicilio en el caso de CMA, pudiendo aparecer hasta 72 horas
después de la cirugía. Aunque se acepta que las NVPO tardíos son uno de los
problemas más habituales en CMA, su incidencia real ha sido poco valorada. Su
estudio precisa el diseño de un sistema específico para su detección ya que, en la
mayoría de los casos, los pacientes no lo comunican espontáneamente a los médicos
responsables (9,12). En dos estudios recientes se observó que la incidencia de emesis
tardía era 10-20% (13) pero aumentaba a 30-60% cuando se consideraba además la
existencia de náuseas. Así pues, las NVPO constituyen un problema con una
considerable incidencia desde el postoperatorio inmediato hasta la recuperación tardía
en el domicilio del paciente.

SIGNOS DE SHOCK

Es un síndrome que resulta de una falla hemodinámica grave, con perfusión


inadecuada de los tejidos y anoxia celular.

Se lo puede describir también, como un proceso agudo, desencadenado por la


alteración de uno o más mecanismos preso-reguladores:

 Volumen minuto
 Volemia
 Resistencia periférica

Cuya base fisiopatológica reside en la hipoxia hística, resultante de


alteraciones que con influencia recíproca se producen entre la microcirculación, las
membranas y el metabolismo celular.

Clinicamente se traduce por síntomas y signos dependientes de:

1) La hiperactividad adrenérgica
2) Del trastorno hemodinámico predominante
3) Del daño celular: Hipoxia, acidosis metabólica, alteraciones funcionales

El shock de acuerdo a su etiología se puede denominar:

Traumático:

 Shock del quemado

 Hipovolémico, hemorrágico

 Neurógeno

 Infeccioso
 Cardiogénico

El shock se presenta cuando el flujo sanguíneo en los tejidos es insuficiente


para mantener la actividad normal de sus células
El síndrome de shock se asocia siempre con una tensión arterial disminuida, aunque
no son sinónimos. Una T.A. baja no siempre indica un flujo sanguíneo inadecuado.

Signos clínicos

 Palidez
 Frialdad
 Piel húmeda
 Ansiedad
 Taquicardia
 Taquipnea
 Oliguria
 Test de relleno capilar retardado
 Tensión arterial normal o disminuida

El sistema simpático adrenal está activado, dirigido a compensar el descenso


de la presión arterial; esta respuesta podría ser peligrosa en algunos casos.

INSUFICIENCIA RESPIRATORIA

La insuficiencia respiratoria es una afección en la cual su sangre no tiene


suficiente oxígeno o tiene demasiado dióxido de carbono. A veces puede tener ambos
problemas.

Cuando respira, sus pulmones se llenan de oxígeno. El oxígeno pasa a su


sangre, que lo lleva a sus órganos, como el corazón y el cerebro, que necesitan
sangre rica en oxígeno para funcionar bien.

Otra función de la respiración es eliminar el dióxido de carbono de la sangre al


botar el aire. Tener demasiado dióxido de carbono en la sangre puede dañar sus
órganos.

Las enfermedades que afectan su respiración pueden causar insuficiencia


respiratoria. Estas pueden afectar los músculos, nervios, huesos o tejidos que tienen
que ver con la respiración. O pueden afectar directamente a los pulmones. Estas
afecciones incluyen:

 Enfermedades que afectan los pulmones, como la enfermedad pulmonar


obstructiva crónica (EPOC), fibrosis quística, neumonía, embolia pulmonar y la
COVID-19
 Afecciones que afectan los nervios y músculos que controlan la respiración,
como esclerosis lateral amiotrófica, distrofia muscular, lesiones de la médula
espinal y accidente cerebro vascular
 Problemas con la columna vertebral, como la escoliosis (una curvatura de la
columna vertebral). Pueden afectar los huesos y músculos que se usan para
respirar
 Daño a los tejidos y costillas alrededor de los pulmones. Una lesión en el tórax
puede causar este problema
 Sobredosis de drogas o alcohol
 Lesiones por inhalación, como inhalación de humo (de incendios) o gases
nocivos.

Los síntomas de la insuficiencia respiratoria dependen de la causa y los niveles de


oxígeno y dióxido de carbono en su sangre.

Un nivel bajo de oxígeno en la sangre puede causar dificultad para respirar y falta
de aire (la sensación de que no puede respirar suficiente aire). Su piel, labios y uñas
pueden tener un color azulado. Un nivel alto de dióxido de carbono puede causar
respiración rápida y confusión.

Algunas personas que tienen insuficiencia respiratoria pueden tener mucho sueño
o perder el conocimiento. También pueden tener arritmia (latidos cardíacos
irregulares). Es posible que tenga estos síntomas si su cerebro y corazón no reciben
suficiente oxígeno.

SIGNOS VITALES

Los signos vitales reflejan funciones esenciales del cuerpo, incluso el ritmo
cardíaco, la frecuencia respiratoria, la temperatura y la presión arterial. Su proveedor
de atención médica puede observar, medir y vigilar sus signos vitales para evaluar su
nivel de funcionamiento físico.

Los signos vitales normales cambian con la edad, el sexo, el peso, la capacidad
para ejercitarse y la salud general.

Los rangos normales de los signos vitales para un adulto sano promedio mientras
está en reposo son:

 Presión arterial: 90/60 mm Hg hasta 120/80 mm Hg

 Respiración: 12 a 18 respiraciones por minuto

 Pulso: 60 a 100 latidos por minuto

 Temperatura: 97.8°F a 99.1°F (36.5°C a 37.3°C); promedio de 98.6°F (37ºC).

DOLOR

El dolor postoperatorio o postquirúrgico es aquel que aparece como consecuencia


del acto quirúrgico. Se ha dividido convencionalmente en dolor preoperatorio,
transoperatorio y postoperatorio; solo a estos dos últimos se les ha dado un énfasis en
el abordaje integral del paciente que va a ser intervenido quirúrgicamente.

Se produce por las manipulaciones propias del acto quirúrgico (como tracciones y
secciones de los tejidos) y la liberación de sustancias algógenas o productoras del
dolor. Las sustancias algógenas son aquellas que se liberan a la sangre cuando se
produce una lesión o traumatismo directo sobre un tejido que causa daño en las
células. Ejemplos de sustancias algógenas son el potasio, prostaglandinas,
leucotrienos, histamina, sustancia P, etc. Estas sustancias activan o sensibilizan los
nociceptores o receptores del dolor. Una vez activados, los nociceptores transmiten la
señal de dolor hacia el sistema nervioso central a través de la médula espinal.

El dolor postquirúrgico se caracteriza por ser agudo, predecible y autolimitado en el


tiempo. Es un dolor de tipo nociceptivo, asociado con reacciones vegetativas,
psicológicas, emocionales y conductuales. Si no se trata adecuadamente, puede
cronificarse. Está condicionado por una serie de factores epidemiológicos como son el
tipo de paciente, la preparación pre quirúrgica, la intervención quirúrgica, la técnica
anestésica empleada, las complicaciones que pueden surgir perioperatoriamente y los
cuidados postquirúrgicos, sin olvidar que el dolor es una experiencia subjetiva
influenciada por distintos agentes que están interrelacionados. 

Aproximadamente el 70% de los pacientes experimentan dolor severo en algún


momento de su recuperación, y un 30% dolor moderado después de ser sometidos a
un procedimiento quirúrgico. La prevalencia del dolor postquirúrgico en España ha sido
estudiada a lo largo de los años, con valores que van desde el 16% al 69%. De hecho,
en uno de esos estudios, se aprecia cómo un 53% de los pacientes muestra dolor al
llegar a planta tras la operación, un 59% 24 horas después y un 69% 48 horas
después. A pesar de estas grandes diferencias, la prevalencia del dolor postoperatorio
es alta.

Algunas de las causas de esta elevada prevalencia son la ausencia de


conocimiento por parte del personal sanitario, desconocimiento por parte del paciente
sobre las consecuencias del dolor no tratado de forma adecuada, ausencia de una
estructura que gestione el dolor a lo largo de todo el periodo perioperatorio y la
valoración inadecuada de la intensidad del dolor. Sólo el 36% de los servicios
quirúrgicos evalúan el dolor con escalas clínicas y únicamente en el 28% están
satisfechos con el tratamiento del problema.

Para controlar el dolor de los pacientes tras una cirugía se han dividido los
episodios quirúrgicos en cirugía mayor y menor dentro de las diferentes
especialidades, administrando pautas analgésicas de acuerdo con estos parámetros.
Aun así, hoy en día se tienden a emplear pautas móviles y progresivas para conseguir
el suficiente nivel de analgesia en todo momento.

Una correcta educación del paciente postquirúrgico al que se le da el alta


hospitalaria para su recuperación domiciliaria tiene como objetivos fundamentales
reducir la ansiedad, el dolor y aumentar el grado de satisfacción de los pacientes. Un
objetivo importante de la educación es preparar a los pacientes y familiares para llevar
una correcta analgesia con un cumplimiento terapéutico adecuado.

COMPLICACIONES CARDIOVASCULARES

Las complicaciones cardiovasculares de la cirugía no cardíaca dependen de diversos


factores:

1. Del tipo y gravedad de las enfermedades previas que presentan los pacientes,
destacando por su severidad la insuficiencia cardiaca, el infarto reciente con
ángor post infarto, arritmias graves y valvulopatías, en especial la estenosis
mitral y enfermedad coronaria con ángor a pequeños esfuerzos.
2. Del tipo de cirugía y, de ellas, en orden decreciente: la cirugía vascular, cirugía
abdominal y cirugía torácica;
3. Del período postoperatorio. Cuando un enfermo comienza a respirar sin la
ayuda de un respirador, inicia su movilización, siente dolor, etc. se está en un
momento de gran labilidad. Por esto el período postoperatorio ha pasado a
formar parte importante de las complicaciones cardiovasculares de la cirugía.
Las complicaciones más graves son: muerte de origen cardíaco, infarto del
miocardio, insuficiencia cardiaca, ya sea izquierda con edema pulmonar o lo que
se denomina débito bajo, ángor inestable o arritmias graves. Sin embargo, estas
complicaciones son raras y hoy se da importancia como predictor de morbilidad a
la isquemia miocárdica, porque es la complicación más frecuente en los pacientes
sometidos a cirugía y a la vez su presencia constituye un factor de riesgo.

INFECCIONES DE HERIDAS

La cirugía que involucra un corte (incisión) en la piel puede llevar a una infección
en la herida tras la operación. La mayoría de las infecciones por heridas quirúrgicas se
presentan en los primeros 30 días luego de la cirugía.

Las infecciones de heridas quirúrgicas pueden estar rojas y despidiendo pus, doler
o estar calientes al tacto. Usted puede tener fiebre y sentirse enfermo.

Las heridas quirúrgicas pueden infectarse por:

 Microbios que ya se encuentran en la piel y que se propagan a la herida


quirúrgica

 Microbios que están dentro de su cuerpo o que provienen del órgano en el que
se realizó la cirugía

 Microbios que se encuentran en el ambiente a su alrededor como los


instrumentos quirúrgicos o en las manos del proveedor de atención médica

Usted corre un mayor riesgo de una infección de herida quirúrgica si: 

 Padece diabetes mal controlada

 Tiene problemas con el sistema inmunitario

 Presenta sobrepeso u obesidad

 Fuma

 Toma corticosteroides (por ejemplo, prednisona)

 Se realiza una cirugía que dura más de 2 horas

Hay distintos niveles de infecciones en las heridas:

 Superficial: la infección solo está en la zona de piel 

 Profunda: la infección va más allá de la piel hasta el músculo y el tejido

 Órgano/espacio: la infección es profunda y compromete al órgano y espacio en


los que se le realizó la cirugía 
DESHICENCIA DE HERIDAS

Se denomina dehiscencia en el ámbito sanitario, a una complicación quirúrgica en


el que la herida se separa o se abre repentinamente, por lo regular sobre una línea de
sutura. Usualmente el desarrollo deficiente de matriz extracelular y la cantidad
inadecuada de colágeno o los defectos del mismo (como en el Síndrome de Ehlers
Danlos) son las causas de dehiscencia de heridas en el periodo de recuperación. Los
factores de riesgo para padecer esta lesión además de defectos en la producción de
colágeno son:

 diabetes

 obesidad

 mala técnica de sutura.

 trauma post quirúrgico sobre la herida.

Una causa primaria es una infección sub-aguda derivada de una mala técnica


aséptica. La suturas recubiertas como el Vicryl (que le confieren protección
antimicrobiana a la línea de sutura), usualmente se degradan a un ritmo equivalente
con la reparación del tejido (la sutura se degrada al mismo tiempo en el que ocurre la
reparación tisular), pero en presencia de bacteria, su degradación se acelera.
Si se conoce que hay ausencia de otros factores metabólicos que pudieran
retardar la cicatrización y por lo tanto contribuir a la dehiscencia, se debe
sospechar primeramente de la infección sub-aguda como causa y por lo tanto seguir el
protocolo de atención, que consiste en obtener cultivos de las heridas y administración
de antibióticos.
Una mala técnica de separación de la piel y el tejido subyacente durante la cirugía,
exceso de tensión en los bordes de la sutura derivados de fuerzas tirantes y
levantamientos, o el hecho de que la sutura se ubique en una zona de mucha tensión
o mucha movilidad como la espalda, hombros o piernas; facilitan la presencia de la
dehiscencia. Los individuos con Síndrome de Ehlers Danlos comúnmente
experimentan dehisencia. Otros factores que predisponen a esta lesión son: fumar,
presencia previa de cicatriz, error quirúrgico, cáncer, uso crónico de corticosteroides, e
incremento de la presión abdominal.
CONCLUSIÓN

El cuidado de los pacientes es la esencia de la profesión de enfermería, el cual se


puede definir como: una actividad que requiere de un valor personal y profesional
encaminado a la conservación, restablecimiento y auto cuidado de la vida que se
fundamenta en la relación terapéutica enfermera-paciente.

A través de la evidencia se identifica una alta demanda psicológica y física hacia el


rol de enfermería, especialmente en unidades de cuidado crítico debido a diferentes
factores, uno de ellos se establece en la estrecha relación con el paciente y la familia,
creando un lazo de dependencia con alto compromiso en pos de otorgar cuidado de
calidad. Las mayores demandas de trabajo se relacionan con: vivenciar el sufrimiento
del paciente, tomar decisiones bajo presión, proporcionar cuidado a familias con
requerimientos emocionales, falta de tiempo para dar soporte emocional al paciente
por actividades administrativas, orientación familiar, carga horaria semanal y turnos de
trabajo. Esto se ha evaluado preferentemente en las unidades de cuidados críticos, ya
que las características del paciente, gravedad de la enfermedad, la supervivencia y el
tiempo de permanencia de éstos en estas unidades, demanda mayor cantidad de
horas de dedicación de parte del/la enfermero/a.

Por otra parte, las/os enfermeras/os se enfrentan diariamente a factores de riesgo


psicosociales asociados a las características propias de la organización, como la falta
de reconocimiento, la desigualdad y la sobrecarga de trabajo. Además, actúa como
intermediario entre el paciente, la familia y el médico, por lo tanto, está en continua
presión de trabajo.

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