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FACULTAD DE ARQUITECTURA
Autores:
Apellidos y Nombres:
López Alvarez Mirley.
Roa Salazar Keyla Sofia.
Profesor:
Miguel Velez Sancarranco.
Título:
Arquitectura virreinal en el Perú
Ciudad:
Piura
Año de elaboración:
2018
Número de páginas:
Curso:
Metodología del aprendizaje universitario.
Ciclo
1
Índice
Introducción....................................................................................................................3
CAPÍTULO I...................................................................................................................4
Arquitectura Virreinal..................................................................................................5
1.1 ¿Cuándo fue establecida?................................................................................5
1.2 ¿Por qué sobresale?.........................................................................................5
1.3 ¿Dónde se desarrolló?......................................................................................5
1.4 ¿Qué nos ha dejado la arquitectura virreinal?..................................................5
1.5 ¿Qué factores influyeron en las estructuras arquitectónicas?..........................5
1.6 ¿Cómo fue la arquitectura en los primeros años del virreinato?......................6
1.7 ¿Cómo implementaron el uso de elementos simbólicos peruanos en sus
estructuras…………………………………………………………………………………….6
CAPÍTULO II..................................................................................................................9
Características..........................................................................................................11
2.1 Datos:..............................................................................................................11
2.2 Los balcones y tapadas..................................................................................11
2.3 Las principales torres de Lima........................................................................12
2.4 La calle de la Amargura..................................................................................13
2.5 Proceso de conventualización........................................................................14
2.6 La arquitectura doméstica en el arte virreinal.................................................14
CAPÍTULO III...............................................................................................................16
Arte y arquitectura....................................................................................................17
3.1 Estilos arquitectónicos.....................................................................................17
3.1.1 Estilo renacentista
3.1.2 Estilo barroco
3.1.3 Estilo churrigueresco
3.1.4 Estilo rococo
3.1.5 Estilo Neo - clásico
3.2 Arquitectura virreinal religiosa de Lima...........................................................18
2
3.3 Arte Virreinal....................................................................................................20
Introducción
Objetivo
3
CAPÍTULO I
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Arquitectura en el Virreinato del Perú
Fue establecida por España en 1542; en su máxima extensión, incluyó los actuales
territorios de Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Chile y Argentina, pero que, a lo largo
del siglo XVIII, y hasta la independencia de esas zonas, respecto del poder español,
apenas comprendía poco más de lo que hoy en día es Perú.
1.2 ¿Por qué sobresale?
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El clima, la geografía, la economía y la historia fueron algunos de los factores que
determinaron el diseño y los materiales a utilizarse en las estructuras arquitectónicas.
1.6 ¿Cómo fue la arquitectura en los primeros años del virreinato?
Esto era algo exclusivo de los religiosos en ese entonces y tuvo un fin práctico
principalmente en las enseñanzas. Debemos de recordar que en Lima fue donde
marco huella y tuvo una función muy importante en el virreinato. La historia nos
cuenta que tuvo un crecimiento urbano muy alto, la acumulación de riqueza por parte
de las cabecillas de cada institución ya que empezaron a invertir en iglesias y
templos primordialmente entonces esto motivo a que la demanda de pinturas,
cuadros, esculturas y estructuras de los países europeos sea mayor.
En el virreinato recordemos que su arquitectura alcanzo su máximo esplendor en la
edificación de claustros, iglesias, casas, mansiones señoriales ya que la actividad
religiosa de ese entonces influyo mucho en la aparición de estas y estaban repartidas
por la geografía peruana.
1.7 ¿Cómo implementaron el uso de elementos simbólicos peruanos en sus
estructuras?
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Se cumplió modelos y técnicas de tallar piedra. Esta escuela empezó a bajar su nivel
cuando se descubrió otros monumentos planiformes situadas en la parte sierra de
Apurímac y chumbivilca. Es importantes revisar profundamente las características y
caracteres estilísticos que hacen a este tipo de arquitectura única. Se referían al
“estilo mestizo” con la manera de decorar planiformemente en los diseños
renacentistas de las portadas, con lo que esto ocasionaba la simplificación de este
estilo a la exuberancia de los motivos ornamentales.
Sucedió que, al enfocarse solo en este tipo, descuidaban otros aspectos
importantes en las portadas; como los análisis estructurales y volumétricos. Si
recordamos, antes la reintegración de los aspectos arquitectónicos del volumen y
espacio al principal contenido de la arquitectura virreinal peruana. En resumen, esto
ha expuesto grandes rasgos de la arquitectura. Mediante un primer repaso,
distinguiremos tres diferentes tipos de diseño de portadas planiformes, entre ellas
totalmente distintas.
En primer lugar, se encuentran las portadas de Potosí que aún conservan el tipo
de trazo en las portadas renacentistas siempre con 2 cuerpos de diferente altura y
anchura. Despues se encuentran las portadas-retablo de collao y su estructura
consta en dos cuerpos y tres calles. Según la cuadricula regular en algunos casos se
encuentra esto, una de ellas es Santiago de pomata con su portada lateral. Y por
último; pero no menos importantes, el diseño de las portadas mayores y menores de
Arequipa, esta construcción tiene un frontón enorme semiovalado, que es totalmente
irreductible por completo a los diseños de los dos anteriores.
Una manera más de la comprobación complementaria, no enseña como la
decoración planiforme está hecha de manera diferente en conexión con cada uno de
los modelos de diseño de portadas aquí señalados.
Por ejemplo, en las portadas potosinas; aquí los adornos están encerrados en
recuadros renacentistas. Luego en el Collao se acumulan de manera apretada los
adornos sobre los espaciosos paneles decorativos aún dejar algún vacío entre los
modelos.
En Arequipa dibujaban los adornos con el trazo grande y ancho, y entre ellos era
inevitable formas espacios amplios, pero vacíos que han sido tallados hasta una
profundidad uniforme.
Al final resultan marcadas las diferencias entre cada una de las tres conexiones del
diseño y la decoración ornamental en cada una de las tres zonas surperuanas
planiforme, pero en la realidad solo tienen en común la manera plana de tallar la
decoración es superficie plana y la escasez de la tridimensionalidad en sus relieves
en el lado de la escultura.
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arequipeño termino aproximadamente hacia 1750; por otro lado, el ciclo collavino se
lució desde la entrada en la segunda mitad del siglo XVII hasta el comienzo de los
XIX
Un dato de suma importancia: su mayor calidad fue en el tallado de la decoración
planiforme no lo lograron en los paneles decorativos de Arequipa, esto sí se pudo en
las portadas e interiores de las iglesias del collao. Deduciendo de todo lo dicho que la
arquitectura planiforme collavina está conformada por una escuela rural
independiente de las escuelas urbanas creadas en Arequipa y potosí, no importa que
las tres cultiven la técnica de talla en relieve monoplaniforme.
Las primeras iglesias collaguas se construyeron a finales del siglo XVI, no todas
las iglesias desde ese entonces siguen funcionamiento, pues con el tiempo los
materiales se desgastan y principalmente por los desastres naturales, que eso ya es
algo inevitable. Los terremotos en ese entonces eran frecuentes, por lo tanto, la
mayoría de iglesias no han durado y las derrumbaron. Hemos diferenciado el primer
periodo de tales reconstrucciones entre finales del siglo XVII y la primera mitad del
siglo XIX.
Durante el segundo periodo en la construcción de iglesias collaguas se hizo
demasiado popular en las fachadas de los pies los dobles arcos cobijos
superpuestos e incorporados entre los cuerpos de las torres gemelas.
Despues de esto se volvió a construir los cuerpos rectangulares tan típicos de las
iglesias, la mayoría de personas lo hace semejante a un gran cajón.
La gran variedad de escuelas regionales diferenciales en sus diferentes aspectos,
tanto ornamentales como estructurales dentro de la arquitectura virreinal peruana
llega a representar el hecho objetivo primario dado al entender la ubicación de las
iglesias dispersas por el virreinato y la construcción en diferentes años.
Las portadas de las trinitarias en lima, la catedral de cuzco, la compañía de
Arequipa, el hospital belén de Cajamarca, la catedral de Huancavelica, la lateral de
Santiago de pomata o la lateral de zepita, la de asilo, y la principal de la catedral de
Trujillo representan la esencia de las construcciones de esa época.
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CAPÍTULO II
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Características
2.1 Datos:
En sus inicios Lima empezó como una ciudad austera, pero rápidamente adquirió
desde mediados del siglo XVI una fisonomía de ciudad andaluza, explicada por los
continuos viajes de gente proveniente de esta zona, quienes trataron de hacer de
Lima una rememoración de Sevilla con sus balcones, cancelas, ventanas con rejas,
patios con flores y zócalos de azulejos como añoranza por la tierra dejada atrás.
Incluso subsisten en los claustros de Santo Domingo (1586-1604) y San Francisco
(1620) azulejos procedentes del taller trianero de Hernando de Valladares.
Lima no solo fue una ciudad de iglesias y plegarias, sino que la aridez de los
muros externos de las construcciones contrastaban con el jolgorio que se
desarrollaba en los jardines y patios internos de las viviendas.
En este clima de desenvoltura la mujer, identificada con la picardía y el ingenio,
personificó en “la tapada” (el manto descubría solamente un ojo) la esencia de ser
criollo. Los juegos de coquetería que con él realizaban las damas, daban a las calles
un aspecto carnavalesco de enmascaramiento, tanto que los visitantes extranjeros se
dejaron siempre seducir por esta pintoresca y enigmática indumentaria. Así el otro
rostro de la ciudad, que como la faz de la limeña se escondía bajo un manto,
mostraba una arquitectura de atisbo y de recato expresada en miradores y balcones,
apareciendo como los otros elementos definitorios de la espacialidad urbana.
El uso de los balcones de origen arábigo fue uno de los aspectos más resaltantes
de la arquitectura virreinal pues conectaban el espacio íntimo con el público,
permitiendo a los habitantes de las casas, especialmente a las mujeres mirar la calle
sin ser vistos; son muchos las formas y los tallados con colores vivos de espacios
abiertos o cerrados.
La fachada de las casas virreinales se mostraba entonces con una elaborada
portada, coloridos muros con sus ventanales de herrería forjada y barrotes torneados
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por falta de vidrio, siendo la característica más saltante de esta concepción
arquitectónica los balcones cerrados con celosías y coloreados en verde o azul.
Debido a la gran cantidad de balcones durante esa época que el sacerdote
Antonio de la Calancha escribió que la ciudad de Lima parecía formar calles en los
aires; además se afirma que brindaron una personalidad propia ya que en ninguna
ciudad americana existieron tantos balcones como en la capital del virreinato del
Perú.
Lamentablemente no existen testimonios de balcones del siglo XVI debido a los
terremotos que asolaron Lima, pero es posible que fueran de una síntesis de estilos
renacentista y gótico-mudéjar, como aparecía en la arquitectura religiosa de
entonces.
El 28 de octubre de 1746 a las 10:30 de la noche Lima fue sacudida por un
terremoto que entre muchos destrozos provocó que casi todos los miradores y
balcones se desmoronasen.
A raíz de este sismo el cosmógrafo francés y catedrático de la Universidad Mayor
de San Marcos, Luis Goudin comisionado por el Virrey, el cabildo Eclesiástico y el
Cabildo de la ciudad para que informase de los daños, recomendó el 10 de
noviembre de 1746, el derribamiento de los balcones que aún quedaban en pie,
aconsejando que se prohibiera su reconstrucción, recomendación que debía
aplicarse además a las torres, considerándolas que levantarlas de nuevo era como
abrir sepulturas futuras para los limeños ante los efectos que causaban los sismos.
La respuesta del Cabildo de Lima fue que la idea era magnifica si se las pudiera
aplicar en la construcción de una nueva ciudad. En una segunda consulta oficial que
le formuló el Virrey Manso de Velasco el 25 de noviembre de 1746, recomendó
nuevamente que impidiese la construcción de miradores, balcones, galerías y torres,
debiendo concentrarse la reconstrucción de la ciudad en edificaciones de un solo
piso.
Las iglesias de las órdenes religiosas levantaron las iniciales torres, así el primer
campanario edificado fue el de Santo Domingo construida en 1572 al frente de la
Veracruz y caída en el terremoto de 1586.
La nueva torre levantada para 1682 según dibujo de Fray Rodrigo Meléndez,
poseía un cuerpo de base octogonal y con dos cuerpos de campanas sumamente
elevados la cuál fue destruida por el terremoto de 1687 y luego reconstruida para
caer nuevamente en el terremoto de 1746. El cuerpo de base de esta torre se ciñó
entonces con fajas de hierro, pero el Virrey Amat considerando su peligrosidad
ordenó derribarla en 1775, para levantar luego la que apreciamos actualmente con
una planta similar a la antigua pero dentro de un estilo clásico en sus cuerpos
superiores.
Los jesuitas llegaron en 1568 alojándose en el convento dominico, para proceder
en 1569 a iniciar la construcción de su propia iglesia, habiéndose terminado para
1574 la fábrica de los campanarios de la original iglesia de San Pablo, llamada
después San Pedro. Después del terremoto de 1609 se reconstruyó la iglesia por el
Hermano Martín de Aizpitarte entre 1628 y 1637 con dos torres en los pies como
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estribos del volumen de las naves y dos pequeñas torrecillas que se hicieron detrás
del Altar Mayor. Estas torres se elevaban en tres cuerpos, aunque es difícil suponer
cual fue el estilo que tuvieron, por las grandes modificaciones producidas en el
tiempo. Estas torres se caerían con el terremoto de 1746, posteriormente
reconstruidos pero rebajados a solo dos cuerpos, siguieron teniendo diversas
imágenes, como la neogótica que se hizo de ellas para luego ser restauradas en el
siglo XX en el estilo barroco del siglo XVIII.
Los agustinos llegaron en 1551, muchos años después de la fundación de Lima.
La primera iglesia fue construida en 1561 según traza de Esteban de Amaya y estuvo
en el lugar donde hoy se encuentra la iglesia de San Marcelo. En 1571 Fray Juan de
Yllescas cedió a la orden los solares necesarios para la edificación del nuevo templo.
En 1574 estaba terminada solo el cuerpo de base de la torre y posteriormente se le
añadirá unos campanarios precarios. La torre del evangelio fue nuevamente
construida por José de la Sida en 1636, quien previamente demolería el viejo
campanario. Esta torre se dañaría con el terremoto de 1746, siendo reedificada luego
en 1791, para posteriormente perderse en 1895, durante las luchas civiles entre
Cáceres y Piérola, siendo blanco de un disparo de artillería.
En 1557 se empezó a construir la primera iglesia franciscana de estilo mudéjar a
cargo de Juan de Grajales y Francisco de Xuaura, siendo destruido por el terremoto
de 1656. Este desastre hizo concebir a los franciscanos la edificación de un nuevo
templo que fue encomendada al maestro portugués Constantino de Vasconcellos y al
morir tomo la posta el maestro Manuel de Escobar quien finalizó las obras. Las torres
se edificaron en adobe hasta un tercer cuerpo de campanas con cubierta a media
naranja, una realizada en 1673 y la otra en 1675. Este tercer cuerpo se arruinó con el
terremoto de 1687, por lo que se reconstruyó de forma ligera y desapareció después
del sismo de 1746.
Vecina a la parte posterior del palacio de los virreyes y en las inmediaciones del
puente de piedra se edificó la iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados entre
1669 y 1671 bajo auspicio del Virrey Conde de Lemos, con traza de Manuel de
Escobar e incorporando construcciones de telares de madera con caña para los
cuerpos superiores de las torres. Esta se constituyó en su época como una de los
mejores ejemplos del barroco limeño tanto que su maestro de obras Diego de La
Maza lo llevó como modelo para la primera iglesia jesuita del puerto de Pisco, al sur
de Lima. Sus campanarios siempre estuvieron presente en todo grabado o
posteriores fotografías y subsistieron hasta 1940 cuando fue demolida por los daños
causados por el terremoto de ese año y en su lugar se edificó la estación de trenes
de Desamparados que actualmente existe aunque sin funcionar como tal.
De todas las calles de Lima virreinal destaca aquella cuyo trazo recto fue
interrumpido por el emplazamiento de la Recolección Santa María Magdalena de la
Orden de Santo Domingo, al sur de la ciudad, dando su iglesia frente a dicha calle
que tomo el nombre de “La Amargura” desde que se creó la procesión que le dio
nombre, en el primer tercio del siglo XVII.
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Esta se caracterizaba por llevar el nombre de la procesión de los viernes de
cuaresma y que transitaba a lo largo de la recta que unía el Convento Grande de
Santo Domingo con su Recolección ubicada al otro extremo de la calle.
Las autoridades civiles tenían previsto continuar la calle recta, según estaba
proyectado, aun cuando antes del establecimiento de la recolección dominica esta
calle llegaba hasta el antiguo camino inca que conducía a Pachacamac.
Hacia el año 1613, según el Padrón de Indios el tramo de calle que como fondo
tenia a la recolección dominica, fue llamada con el nombre de “calle de la Recoleta
Dominicana”. Bromley relata que para aquel año en dicha calle vivían renombradas
personalidades entre profesionales y regidores. Lo que interesa para nuestro estudio
es que dicha cuadra ya estaba poblada por aquel entonces o habría recién
empezado a poblarse desde que se estableció la recolección dominica, no habiendo
noticias de las dos cuadras anteriores (actuales cuadras 7 y 8 del Jr. Camaná), lo
que nos hace suponer que antes de la fundación de la recoleta, la que después se
llamaría Calle de la Amargura llegaba hasta su sexta cuadra.
En el trayecto de las nueve cuadras que compone la antigua calle de la Amargura
se localiza dos de los conventos grandes fundados en el ciudad de Lima: El
Convento Grande de Nuestra Señora del Rosario, de la Orden de Santo Domingo y
el Convento Grande de Nuestra Señora de Gracia, de la Orden de San Agustín, con
tan solo dos cuadras de distancia entre sí; el beaterio de Jesús María convertido
años después en el Convento de Jesús María de religiosas capuchinas y como
remate de la calle se encontraba, con la antesala de la plazuela adyacente al atrio, la
Recolección de Santa María Magdalena.
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Fue la más extensa. Su estilo se adaptó a las tradiciones técnicas, materiales y
climáticas de cada zona.
Desde un inicio, su tendencia fue copiar el modelo de las residencias de los nobles
peninsulares por lo que a medida que pasaba el tiempo se levantaron grandes
casonas.
Sin embargo, no debemos de olvidar que solo ciertas personas podían contar con
construcciones de ese estilo, por lo que también construyeron casas más sencillas.
Algunos elementos que marcaron las casas en esa época fueron los patios interiores,
portones amplios y las habitaciones diferenciadas para cada dueño y su necesidad.
Actualmente en la ciudad de Lima se encuentran algunas de estas casas, aún
vigentes como la de la Familia Aliaga, la casa de Pilatos, el palacio de Torre Tagle y
la casa Riva Agüero.
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CAPÍTULO III
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Arte y Arquitectura
Entre los siglos XVI y XVII, viene a ser una mezcla de elementos graco-romanos,
árabes y platerescos (adornos repujados de plata).
Ejemplo: La Portada de la catedral de Lima, la Casa del Almirante (en Cusco).
Estuvo vigente entre mediados del siglo XVII y fines del XVIII. De recargada
ornamentación, predominaban las columnas y cornisas.
Ejemplos: El Palacio de Torre Tagle (hoy Ministerio de Relaciones Exteriores) y la
Iglesia de San Francisco (Lima).
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Que toma su nombre del arquitecto español José de Churriguera (siglo XVII y
XVIII) Es el mismo estilo barroco pero muy exagerado en su ornamentación:
Columnas retorcidas (Columnas salomónicas a manera de una gruesa serpiente que
sube por un tronco) y toda una variedad de adornos: guirnaldas, hojas, flores,
medallones, escudos, seres humanos, etc.
Ejemplos: La basílica de La Merced y San Agustín (Lima); la iglesia de la
Compañía y Yanahuara (Arequipa); las iglesias de Juli y Pomata (Puno) a orillas del
lago Titicaca.
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conventuales, en los claustros de arquerías silenciosas se reencuentran el ambiente
urbano que fue antaño la gran casa de los limeños.
El rostro arquitectónico de Lima muestra los rasgos distintivos de las generaciones
pasadas que hoy son historia de nuestra personalidad cultural.
La terminología filosófica de Zubiri cobra aquí plena actualización:
La arquitectura limeña virreinal, en sus múltiples y variadas expresiones, nos está
ofrecida como generosa posibilidad con cuyo uso constituimos nuestro acontecer de
ciudadanos limeños.
Tenía aquella Ciudad de los Reyes plena integración arquitectónica. Late en sus
edificios un entrañable aliento humano. No tienen alma, pero sí espíritu objetivado.
Son, en cierto modo, la plasmación más duradera y generalizada de la creación
cultural; pues mientras que otros productos de la cultura a penas perduran o
necesitan ser reactualizados para poder disfrutar de ellos, la arquitectura ha quedado
ahí, frente a los hombres, hasta tanto que la naturaleza o los propios hombres la
destruyan.
Al analizar algunos monumentos más representativos de la arquitectura virreinal
en Lima, no nos basta con describir sus componentes estructurales, estilísticos u
ornamentales; sino que aspiramos también a entender la iglesia, el claustro, o la
portada como obra de unos hombres concretos que ejercían su oficio de alarifes en
una época determinada, junto a otros contemporáneos suyos en la misma Ciudad de
los Reyes del Perú.
Bueno será rescatar del olvido los nombres de algunos alarifes que dotaron a
Lima de sus más prestigiosos monumentos. Entre ellos encontramos religiosos como
fray Diego Maroto, dominico, y fray Cristóbal Caballero, mercedario, que ejercieron el
cargo de Maestro Mayor de Fábricas Reales durante toda la segunda mitad del siglo
xvii; y a cuya labor debe Lima obras notables. Otros, como Juan Martínez de Arrona,
Pedro de Noguera, Asensio de Salas y Diego de Aguirre, excelentes ensambladores
y escultores, ejercitaron simultáneamente la arquitectura en portadas, claustros e
iglesias. El alarife Manuel de Escobar quizá haya sido el más activo de toda la
arquitectura virreinal, pues construyó o reconstruyó el segundo claustro de la
Merced, San Francisco, San Juan de Dios, el Hospital de San Bartolomé, y las
bóvedas de la Recoleta Dominicana, además de innumerables obras civiles y celdas
religiosas.
Los monumentos limeños nos resultan más cercanos y humanizados cuando los
vinculamos con las personas de sus creadores.
Nos proponemos destacar que, entre los monumentos existentes y otros que han
desaparecido, se tejió la tradición arquitectónica limeña, fluida y variable, pero
enmarcada dentro de cauces privilegiados.
Perdura únicamente la espadaña del Monasterio de Santa Catalina; pero desde
otras múltiples espadañas limeñas ya desaparecidas las campanas de los
monasterios llamaban a la oración.
Admiramos el alfarje de la antesacristía de San Agustín, la única obra que nos
queda del carpintero Diego de Medina, además de las mesas del refectorio del
Carmen que usan cada día las monjas carmelitas desde hace casi tres siglos y
medio; pero por esa cubierta podemos reconstruir con la imaginación la época en
que muchas iglesias limeñas se cubrían con techumbres mudéjares.
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Hay que acudir a Santa Catalina, Monserrate o la Santísima Trinidad para evocar
que antes de ser barroca, Lima se vistió de arquitectura gótico-isabelina con
ornamentos mudéjares.
Aunque se achaca al barroco peruano en general la ausencia de invocaciones
creadoras en cuanto a volumen y la planta de los edificios, encontramos
concepciones volumétricas originales en las Nazarenas, los Huérfanos, el camarín de
la Merced o la capilla de San Martín de Porres en el Convento de Santo Domingo;
mientras que las portadas limeñas presentan una volumetría de planos escalonados
en los lados que alcanza ritmo de sinfonía en la portada de la sacristía de San
Francisco.
Estas valoraciones nos abren perspectivas más amplias al analizar monumentos
particulares; pues cada uno de ellos cobra sentido como expresión de tendencias
arquitectónicas desarrolladas en largos periodos de la época virreinal.
Algunos monumentos corresponden limitadamente a una etapa; pero otros, como
la Merced, son verdaderos laboratorios experimentales de la arquitectura virreinal,
donde se ha cumplido toda la evolución de los estilos en cuanto a la planta, las
cubiertas y la ornamentación, a lo largo de varios siglos.
Todos estos datos han sido tomados de los protocolos notariales conservados en
el Archivo General de la Nación, en Lima; y a todos los respalda con rigurosa
exactitud la correspondiente ficha documentada del fichero que he reunido a lo largo
de algunos años de concurrencia permanente al Archivo.
Por el carácter de esta publicación, se han suprimido las referencias bibliográficas
de cada caso, para no abrumar a nadie con una erudición aquí fuera de lugar.
Espero que algún día pueda ver la luz de la publicación la gran obra ya terminada
sobre la arquitectura virreinal de Lima en el siglo xvii donde se transcriben íntegros
más de ciento cincuenta conciertos notariales de obra, de los cuales no pasan de
media docena los conocidos, y aun estos solo lo son por referencias muy someras.
Quiero expresar aquí mi reconocimiento y gratitud a todo el personal de Archivo
General de la Nación, cuyas cordiales atenciones he recibido durante incontables
días.
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En el siglo XVIII, la pintura limeña ya no era algo exclusivo de la iglesia, esta también
formo parte de la corte virreinal.
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Conclusiones
1. Capítulo I:
Mucha de la arquitectura que había durante el virreinato, no se mantiene
vigente actualmente debido a los continuos desastres naturales.
2. Capítulo II:
Cada una de las construcciones arquitectónicas de esa época guarda un
significado que se trataba de transmitir mediante estas.
3. Capítulo III:
La arquitectura virreinal fue creada gracias a la necesidad del peruano por
estilizar y representar el arte mediante construcciones memorables.
21
Bibliografía
Negro, S. (2003). La arquitectura religiosa rural al sur de lima Durante el barroco final
en el Perú. Lima- Perú
Hurtado Valdez, P. Entre torres y balcones: la imagen de lima virreinal. Lima- peru
22
Anexos
23
Ilustración 3: Iglesia de la Compañía y Yanahuara - Estilo Churrigueresco
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25