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Daniela Teggi

La Clínica frente a la segregación. Ediciones Eolia. 1998


[Citas de Lacan, recopiladas por Hebe Tizio]

Seminario La ética del Psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires. 1998. p281

“No olvidemos en efecto, que esta es desde siempre una de las dimensiones en las que puede
reconocerse lo que el dulce soñador llamaba gentilmente la hominización del planeta. En lo
tocante al reconocimiento del pasaje, del paso, la marca, la huella, la palma del hombre, podemos
estar tranquilos – allí donde encontramos una titánica acumulación de conchas de ostras,
manifiestamente solo pueden ser hombres los que pasaron. Allí donde hay una acumulación de
desechos en desorden hay hombres. Las épocas geológicas dejaron, ellas también, sus desechos,
los cuales nos permiten reconocer un orden. El montón de inmundicias- en él se ve una de las
faces de la dimensión humana que convendría no desconocer.”

En: Reseñas de enseñanza. Manantial.1998. Buenos Aires.p.20

“La singular extraterritorialidad de que goza esta institución respecto de la enseñanza


universitaria, y que le permite calificarse de internacional, fue una buena protección, en la historia,
frente a ese primer intento de segregación social en gran escala que fue el nazismo.

De ello se desprende una curiosa afinidad, perteneciente al registro del reaseguro, entre el estilo
de la institución y las soluciones segregativas que la civilización está a punto de retomar ante la
crisis generada en ella por la generalización de los efectos de saber.

Sería nefasto que ello generase una complicidad. Pero es fatal que así sea, si se deja fuera la
elaboración de una ética propia de la subversión del sujeto anunciada por el Psicoanálisis”

Seminario La Angustia

Clase del 27 de febrero de 1963.

“..se trata del problema contemporáneo de la función del campo de concentración para la vejez,
de la que todos sabemos que cada vez será más problemática en el avance de nuestra civilización,
dado el avance de la edad media con el tiempo. Esto me recordó, como es evidente, el problema
del campo de concentración y de su función en esta época de nuestra historia hasta ahora fallo
integralmente, completamente encubierto por la era de moralización cretinizante que siguió
inmediatamente a la terminación de la guerra, y la absurda idea de que se iba a poder terminar
con eso bien rápido, hablo siempre de los campos de concentración. En fin, no seguiré haciendo
epílogos con los diversos viajantes de comercio que se especializaron en taponar el asunto, en
cuya primera fila hubo uno, como ustedes saben que se ganó el Premio Nobel.

Pudo verse hasta que punto se hallaba a la altura de su heroísmo del absurdo, en el momento en
que fue cuestión de tomar partido seriamente sobre un problema actual”

1
Seminario Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires 1992, pp.
282-83

“Quizá los rasgos que se presentan hoy día de manera tan estentórea como lo que se ha
denominado más o menos apropiadamente mass-media, quizá también nuestra relación con la
ciencia que invade cada vez más nuestro campo, se aclaren con la referencia a esos dos objetos
cuyo lugar indique en una tétrada fundamental-la voz, casi enteramente planetarizada, y hasta
estratosferizada, por nuestros aparatos y la mirada, cuyo carácter omnipresente no es menos
sugerente, pues todos esos espectáculos, todos esos fantasmas, no solicitan nuestra visión, más
bien suscitan la mirada. Pero prefiero eludir estos rasgos para hacer hincapié en otra cosa que me
parece muy esencial.

Hay algo profundamente enmascarado en la crítica de la historia que hemos vivido-el drama del
nazismo, que presenta las formas más monstruosas y supuestamente superadas del holocausto.

Sostengo que ningún sentido de la historia, fundado en las premisas hegeliano- marxistas, es capaz
de dar cuenta de este resurgimiento mediante el cual se evidencia que son muy pocos los sujetos
que pueden no sucumbir, en una captura monstruosa, ante la ofrenda de un objeto de sacrificio a
los dioses oscuros.

La ignorancia, la indiferencia, la mirada que se desvía, explican tras que velo sigue todavía oculto
este misterio. Pero para quien quiera que sea capaz de mirar de frente y con coraje este
fenómeno-y repito, hay pocos que no sucumban a la fascinación del sacrificio en si- el sacrificio
significa que , en el objeto de nuestros deseos, intentamos encontrar el testimonio de la presencia
del deseo de ese Otro que llamo aquí el Dios oscuro.”

Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la escuela. Otros Escritos. Paidós.
2016.

“Nuestro porvenir de mercados comunes encontrará su contrapeso en la expansión cada vez más
dura de los procesos de segregación.”

Seminario El reverso del psicoanálisis. Paidós. 1992.

“Sólo conozco un origen de la fraternidad -quiero decir la humana, de nuevo el humus-, es la


segregación. Nos hallamos , por supuesto, en una época en que la segregación, ¡pufff!. Ya no hay
segregación en ninguna parte, cuando uno lee los diarios es algo inaudito. Simplemente, en la
sociedad- no quiero llamarla humana porque me reservo mis términos, estoy atento a lo que digo,
no soy un hombre de izquierdas, yo sólo constato-, todo lo que existe se basa en la segregación, y
la fraternidad lo primero.

Incluso no hay fraternidad que pueda concebirse sino es por estar separados juntos, separados del
resto, no tiene el menos fundamento, como acabo de decirles, el menor fundamento científico. Se
trata de captar esa función y saber porque es así. Pero el fin salta a la vista que es así y hacer
como si no fuera verdad debe tener, por fuerza, algunos inconvenientes.

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Esto que les digo es medio decir. Si no les digo porque es así, es de entrada porque si digo que es
así no puedo decir porque es así. He aquí un ejemplo.

Sea como sea, descubre que son hermanos, uno se pregunta en nombre de que segregación…”

Pág. 193

“Nunca se ha acabado del todo con la segregación. Puedo decirles que siempre encontrará la
ocasión para arraigar más y mejor. Nada puede funcionar sin eso -esto ocurre aquí, en tanto el a,
el a bajo una forma viviente, por muy aborto que sea, manifiesta que es efecto del lenguaje.”

Seminario De un discurso que no fuera del semblante. Paidós.

Clase 21 de enero de 1971

“Es necesario decir, simplemente, que no hay ninguna necesidad de esta ideología para que se
constituya un racismo, basta con un plus- de- gozar que se reconozca como tal y si alguien se
interesa por lo que pueda ocurrir, hará bien en decirse que todas las formas de racismo en tanto
que un plus- de -gozar basta para soportarlo, esto es, lo que está para nosotros a la orden del día.
Esto es lo que nos amenazará en los próximos años, ustedes van a comprender mejor por qué,
cuando les digo lo que la teoría, el ejercicio auténtico de la teoría analítica nos permite formular
en cuanto a lo que es del plus-de-gozar.”

Televisión. Otros Escritos. Paidós. 2016, p. 560

“-¿De dónde le viene por lo demás la seguridad para profetizar el ascenso del racismo? ¿Y por qué
diablos decirlo?

-Porque no me parece divertido y porque, sin embargo, es verdad.

En el extravío de nuestro goce, sólo el Otro lo sitúa, pero es en la medida en que estamos
separados de él.

De ahí unos fantasmas, inéditos cuando no nos mezclábamos.

Dejar a ese Otro en su modo de goce es lo que solo podría hacerse si no le impusiéramos el
nuestro, si no lo considerásemos un subdesarrollado.

Y puesto que se añade ahí la precariedad de nuestro modo -que desde ahora solo se sitúa por el
plus-de-gozar, que incluso ya no se enuncia de ningún otro modo-, ¿cómo esperar que prosiga
aquella humanitarieria [humanitairerie] de cumplido con la que se revestían nuestras exacciones?

Dios, al recuperar con ello fuerza, acabaría por existir, eso no presagia nada mejor que un retorno
de su pasado funesto.”

3
El Atolondradicho. Otros Escritos. Paidós. 2016, pp. 486,487

“Me explico: la raza de la que hablo no es la que una antropología sostiene por decirse física, la
que Hegel muy bien denoto por el cráneo y que lo merece todavía por encontrar en él, mucho
después de Lavater y Gall, lo más grueso de sus mediciones.

Pues no es con eso, como se vio en el intento grotesco de fundar con ello un Reich llamado
tercero, no es con eso con lo que se constituye ninguna raza (y ese mismo racismo en los hechos
tampoco).

Ella se constituye por el modo en que se transmiten según el orden de un discurso los lugares
simbólicos, aquellos con los que se perpetua la raza de los amos y no menos de los esclavos,
también la de los pedantes, a los que les hacen falta para responder por ellos los pederastas, los
sabihondos que machacan, agregaría yo, a quienes no pueden faltar los machacados.

Prescindo pues con toda facilidad del tiempo de servidumbre [cervage] de los bárbaros expulsados
a partir de los cuales se sitúan los griegos, de la etnografía de los primitivos y del recurso de las
estructuras elementales, para afirmar lo que sucede con el racismo de los discursos de acción.

Me gustaría más apoyarme en el hecho de que en cuanto a las razas, lo más seguro que poseemos
se debe al horticultor, incluso a los animales que viven de nuestra domesticidad, efectos de arte, y
por tanto de discurso: esas razas de hombre, eso se mantiene con el mismo principio que las de
perro y de caballo.”

Hablo a las paredes. Paidós 2012,

Págs. 42, 43

“De todos modos, convendría darle su verdadero sentido a esta vieja fórmula proverbial.

Hablemos de “lo natural”, que es todo lo que se recubre con las vestiduras del saber, y sabe Dios
que eso no falta. El discurso universitario esta hecho únicamente para que el saber sea una
vestidura. El ropaje del que se trata es la idea de naturaleza. No va a desparecer así nomás de la
escena. No es que yo no intente sustituirla por otra. No se imaginen que soy de aquellos que
oponen la cultura a la naturaleza, aunque mas no sea porque la naturaleza es precisamente fruto
de la cultura.

Pero, en fin, para esta relación: saber/verdad, o verdad/saber, como ustedes prefieran, ni siquiera
hemos empezado a tener ni el más mínimo principio de adhesión, como tampoco para lo que
decimos sobre la medicina, la psiquiatría y un montón de otros problemas.

Dentro de poco tiempo, antes de cuatro o cinco años vamos a estar sumergidos en problemas
segregativos a los que estigmatizaremos con el término racismo. Todos esos problemas resultan
del control de lo que sucede en el nivel de la reproducción de la vida en seres que, en razón de

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que hablan, se encuentran con todo tipo de problemas de conciencia. Es inaudito que todavía no
se hayan dado cuenta de que los problemas de conciencia son problemas de goce.”

Págs. 104, 105,106

“En efecto, quienquiera que habite entre estos muros, los muros del asilo clínico, tiene que saber
que lo que sitúa y define al psiquiatra en tanto tal es su situación en relación con estos muros,
estos muros mediante los cuales la laicidad excluyó de ella la locura y lo que ésta quiere decir. Esto
no se aborda más que por la vía de un análisis de discurso.

A decir verdad, se hizo tan poco análisis antes de mí que es válido decir que por parte de los
psicoanalistas nunca se hizo escuchar la menor discordancia con respecto a la posición del
psiquiatra. Sin embargo, esta retomado en mis Escritos algo que plantee desde antes de 1950 con
el título de “Acerca de la causalidad psíquica”. Allí denunciaba toda definición de enfermedad
mental que se escude en esta construcción hecha a partir de un semblante que, aunque se refiere
al órgano-dinamismo no por eso deja enteramente de lado aquello que está en juego en la
segregación de la enfermedad mental, eso es, algo que es otra cosa, que está ligado a cierto
discurso, aquel que señalo como el discurso del amo.

Además la historia muestra que ese discurso vivió durante siglos de una manera provechosa para
todo el mundo, hasta que en cierto desvío, en razón de un deslizamiento ínfimo que pasó
inadvertido para los mismos interesados, se convirtió en el discurso del capitalismo, del que no
tendríamos ni la menor idea si Marx no se hubiera dedicado a completarlo, a darle su sujeto, el
proletario, gracias a lo cual el discurso del capitalismo se expande donde quiera que reine la forma
de Estado marxista.

Lo que distingue al discurso del capitalismo es la Verwerfung, el rechazo hacia afuera de todos los
campos de lo simbólico, con las consecuencias que ya dije. ¿El rechazo de qué? De la castración.”

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