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1.

LA PAZ EN EL MUNDO
La paz, según la definición de la Organización de las Naciones Unidas, es el conjunto
de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida basados en el
respeto a la vida, el respeto y la promoción de todos los derechos humanos, y el arreglo
pacífico de los conflictos, respeto y fomento a la igualdad de derechos y oportunidades
de mujeres y hombres.

Kant concibe la guerra o la posibilidad de la misma como extensión de la


naturaleza humana. Es un medio necesario del estado de naturaleza. En este
marco, la paz es concebida como la ausencia de guerras o, lo que es lo mismo, el
fin de todas las hostilidades. Por ello no debe considerarse como válido ningún
tratado de paz que se haya celebrado con la reserva secreta de algún caso en el
futuro Como el hombre tiene inclinación a la guerra, el estado de paz requiere
ser instaurado. (Kant, 2003, pp. 10, 14)

Entonces, podemos decir que la paz no sólo significa ausencia de guerra, sino que
implica tener un entorno libre de toda forma de violencia. Hablar de paz, implica
reencontrarse con aquella armonía perdida en nuestro interior, es decir, es el camino que
debe llevarnos a respetar, aceptar y tolerar a los demás. Puesto que la conquista de la
paz y la felicidad, está en el interior de cada persona.

El derecho de las personas, consiste en la organización de una institución mundial para


que detenga las guerras e instaure la paz. Es una federación de Estados libres y
autónomos, fundados sobre los derechos puros del derecho. En el interior de esta
federación deben quedar garantizadas la seguridad, autonomía y libertad de todos los
estados confederados. Kant no valora cualquier tipo de paz, sino una paz con justicia
social y con libertad. La ciudadanía piensa que la paz se logra con derechos sociales es
decir, una paz incluyente en lo social y plenas garantías en la igualdad, la libertad y el
respeto por los derechos humanos.

Por otro lado, Locke considera que todos nuestros conocimientos provienen de la
experiencia, de ella se derivan y a ella se reducen. De esta manera, se dirige contra las
ideas innatas que pretenden dar razón de los conceptos tales como causa y sustancia, a
partir de un análisis psicológico. Este análisis es el tribunal que evalúa la validez y los
límites del entendimiento humano, así como la validez y los límites de los
conocimientos de los que este dispone. El valor objetivo de los conocimientos queda
justificado desde el supuesto de la realidad de los dos polos del conocimiento como son
la conciencia y el mundo exterior.

La paz para las personas, según Locke, consiste en vivir en libertad, en igualdad, bajo el
imperio de la razón y del imperio del derecho a la propiedad obtenida por el trabajo. Es
decir, que los seres humanos son libres e iguales, no hay jerarquías naturales. Nadie
nace para ser rey o para ser siervo. Esta ley natural, previa a las leyes del gobierno, es lo
que Locke llama estado de naturaleza. Aun en el estado de naturaleza, aunque el hombre
es libre, hay una ley natural, muy anterior y mucho más fundamental que todas las leyes
diseñadas por los legisladores, que pone una restricción a las libertades individuales.
Esa única restricción es que nadie puede renunciar a los derechos naturales que posee,
ni puede despojar a otros de esos derechos. Nadie puede quitar a otros esos derechos
naturales.

Entonces, los derechos fundamentales al ser individuales, inalienables, irrenunciables,


se fundamentan en la ley de la naturaleza, y quedan limitados por ésta. Locke además
nos dice que hay ciertos derechos naturales del individuo, que son tan fundamentales,
que ningún gobierno, de la índole que fuere, puede conculcar. Esos derechos
fundamentales incluyen el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, y que además
el derecho a la propiedad no es una creación de gobierno alguno, o de la ley, sino que
constituye un derecho natural, de carácter anterior a la política.

Mientras, que para garantizar la propiedad, los hombres salen del estado de naturaleza y
constituyen una sociedad civil cuyo fin principal es la conservación de la propiedad. El
gobierno no tiene más fin que la conservación de la propiedad. Para que se prohíba a
todos los hombres invadir los derechos de otros y para que sea observada la ley natural
que aspira a la paz y a la defensa de todo el género humano. La ejecución de esta ley, en
el estado de naturaleza, se ha dejado en manos de todos los hombres y todo el mundo
tiene derecho a castigar a los transgresores en grado suficiente para prevenir su
violación.

Asimismo, Kelsen que no es el descubridor del valor jurídico de la paz, pero tiene el
mérito de haberlo convertido en una noción fundamental de la teoría del derecho, hasta
tal punto que quien dice paz dice derecho y viceversa. Es por tanto una noción
fundamental tanto para el derecho nacional como para el internacional.
Kelsen ha precisado y profundizado el sentido de la paz y su relación con el derecho. A
través del uso de la fuerza a la comunidad, es decir, al determinar las condiciones.
Según las cuales ciertos individuos y únicamente estos individuos están facultados
como órganos de la comunidad jurídica para intervenir por la fuerza en la esfera de
intereses de quienes están sometidos al orden jurídico, el derecho garantiza la paz. Si la
paz es concebida como la condición de ausencia de la fuerza, el derecho sólo procura
una paz relativa, no absoluta. La paz garantizada por el derecho no es una situación de
completa ausencia de la fuerza. Es una situación de monopolio de la fuerza, es decir, el
monopolio de la fuerza de la comunidad jurídica.

El utilitarismo de Bentham plantea que “la felicidad es un fin” y la “razón y la ley son
los medios” (González, 2003: 74). Es así, que el Estado resuelve el conflicto en la
medida en que trae de nuevo la armonía, y esa acción pertinente le genera felicidad al
mayor número de personas. Tal felicidad es posible en la medida en que se disuada a las
personas del conflicto armado, para dejar las armas y ser entes activos en diálogos que
permitan generar acuerdos voluntarios de paz.

El principio de la mayor felicidad para la mayor cantidad posible de personas aparece


conjugando una función en las relaciones. Por eso, los gobernantes ya no pueden mirar
sólo por el interés exclusivo de sus ciudadanos, para asegurar la consecución de la
mayor felicidad para el mayor número de personas, cada soberano debería ser lo
suficientemente inteligente como para considerar los intereses de todos los pueblos.
Para Bentham, antes de la aparición del derecho escrito, las reglas jurídicas estaban
basadas en las costumbres y estructuraban las comunidades políticas. Del mismo modo,
estas sociedades podían ser reguladas mediante decisiones judiciales, las cuales guiaban
la conducta de los individuos. Este derecho era beneficioso porque la comunidad era
pequeña y homogénea, y podían inferirse sin dificultad las reglas que permitirían
regular los posibles casos conflictivos.

Para Bentham, sin leyes no hay seguridad, por consiguiente no hay abundancia, ni
subsistencia cierta, y la única igualdad que puede existir en este estado es la igualdad en
la desgracia. Por lo tanto, el derecho tiene que ver con las formas y límites de la
interacción social, con las reglas que marcan las condiciones de la vida social.
Bibliografía

La paz perpetúa. Trad. de Baltasar Espinosa, Madrid, Aguilar, 2003.

Gonzales, M. (2003). Los principios de la Moral y la Legislación. Buenos Aires:


Editorial Claridad S.A.

Kelsen, Hans, Derecho y paz en las relaciones internacionales, trad, de Florencio


Acosta, México, Fondo de Cultura Económica, 1943.   
Locke, John. 1999. Ensayo sobre el Entendimiento Humano. México: Fondo de Cultura
Económica.

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