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Alegre: la palabra alegre es una palabra que se encuentra muy presente en nuestro
idioma y que mayormente empleamos para referirnos a un estado de plena satisfacción y
buen ánimo que nos invade y que generalmente tiene que ver con haber recibido alguna
buena noticia, con que nos sucedió algo muy positivo que estábamos esperando con ansias.
Alegría: se llama alegría a la emoción o el sentimiento que se experimenta cuando algo
provoca felicidad o júbilo. Lo habitual es que la alegría se exteriorice mediante gestos,
acciones o palabras, Cuando una persona tiene alegría, se siente plana ya que vive un
momento agradable o placentero.
Cuantos están alegres en estos momentos, por lo que están viviendo en este momento
y cuántos están tristes, por algo que está sucediendo en el hogar. La alegría en Jesús es
diferente a la alegría del mundo.
Uno de los escritos más antiguos del cristianismo primitiva, inspirado en el Evangelio
y conocido como la “Epístola de Bernabé” identifica al cristiano como “hijos de la alegría”.
La expresión no es más que un comentario a las palabras de Jesús: (Jn 15:11) “Estas cosas os
he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”.
Ser cristiano es, pues, ser el hombre y la mujer más completos, proyectados en todas
las esferas, con capacidad de disfrutar la vida en (Fil. 4:8) “Por lo demás, hermanos, todo lo
que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es
de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Pero es una alegría y una plenitud que se prolongan hacia la eternidad y por lo mismo
deben estar condicionadas a la vida del espíritu y no solo vaciadas a satisfacer los deseos de
la carne. Hay y debe haber en el cristiano una plenitud de vida que le colma de alegría, al
descubrirse feliz en este mundo, y proyectado, hacia una felicidad eterna que nadie podrá
arrebatarle: (Jn 16:20-22) “De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis,
y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en
gozo. 21 La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después
que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido
un hombre en el mundo 22 También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se
gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo”.
2-. Para seguir con alegría se debe mirar la vida espiritual en Cristo.
Por algo se dice que (2 Cor. 5:19) "que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo
al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la
palabra de la reconciliación”. Su acción redentora nos ha dado una nueva concepción y
proyección triunfal y alegre de la vida. Por eso su Evangelio es el Evangelio de la alegría.
Para ser, pues, auténticamente alegres, necesitamos pasar del plano meramente
humano y natural, al plano sobrenatural; el plano de la gracia, donde se mueve Dios.
Conclusión
CVNK