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LA ALEGRÍA

Santiago 5 13b ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.

Alegre: la palabra alegre es una palabra que se encuentra muy presente en nuestro
idioma y que mayormente empleamos para referirnos a un estado de plena satisfacción y
buen ánimo que nos invade y que generalmente tiene que ver con haber recibido alguna
buena noticia, con que nos sucedió algo muy positivo que estábamos esperando con ansias.
Alegría: se llama alegría a la emoción o el sentimiento que se experimenta cuando algo
provoca felicidad o júbilo. Lo habitual es que la alegría se exteriorice mediante gestos,
acciones o palabras, Cuando una persona tiene alegría, se siente plana ya que vive un
momento agradable o placentero.

Cuantos están alegres en estos momentos, por lo que están viviendo en este momento
y cuántos están tristes, por algo que está sucediendo en el hogar. La alegría en Jesús es
diferente a la alegría del mundo.

1-. Los seguidores de Jesucristo deben ser alegres.

Jesucristo establece la felicidad como característica de sus seguidores. Para


proyectarnos en esta nueva forma, dice Jesús, necesitamos de una facultad superior, que se
llama fe. No hay ni habrá alegría verdadera, aquí y en el más allá, para los que no creen. Esta
reservada para los que aceptan el mensaje salvador que hizo cantar a los ángeles alrededor del
pesebre (Lc. 2:14) ​¡Gloria a Dios en las alturas, ​ ​Y en la tierra paz, buena voluntad para con
los hombres!

Uno de los escritos más antiguos del cristianismo primitiva, inspirado en el Evangelio
y conocido como la “Epístola de Bernabé” identifica al cristiano como “hijos de la alegría”.
La expresión no es más que un comentario a las palabras de Jesús: (Jn 15:11​) “Estas cosas os
he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”​.

Ser cristiano es, pues, ser el hombre y la mujer más completos, proyectados en todas
las esferas, con capacidad de disfrutar la vida en (Fil. 4:8) “​Por lo demás, hermanos, todo lo
que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es
de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”​.

Pero es una alegría y una plenitud que se prolongan hacia la eternidad y por lo mismo
deben estar condicionadas a la vida del espíritu y no solo vaciadas a satisfacer los deseos de
la carne. Hay y debe haber en el cristiano una plenitud de vida que le colma de alegría, al
descubrirse feliz en este mundo, y proyectado, hacia una felicidad eterna que nadie podrá
arrebatarle: (Jn 16:20-22) “​De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis,
y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en
gozo. 21 La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después
que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido
un hombre en el mundo​ ​22 También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se
gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo”.

Podemos, pues, decir, que el cristianismo es plenitud de alegría humana y divina,


gozo en y por el Espíritu Santo, que vence todos los dolores y sinsabores y supera todos los
placeres mundanos, aun los que podríamos considerar más refinados.

2-. Para seguir con alegría se debe mirar la vida espiritual en Cristo.

Por algo se dice que (2 Cor. 5:19) ​"que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo
al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la
palabra de la reconciliación”​. Su acción redentora nos ha dado una nueva concepción y
proyección triunfal y alegre de la vida. Por eso su Evangelio es el Evangelio de la alegría.

En efecto, la vida de Jesús en la tierra y su evangelio si inician cantando; y lo que los


ángeles anunciaban con sus cantos de gloria en Belén eran precisamente las buenas noticias
de salvación que harían felices a millones. Y todo concluirá cantando también. Y ante el
trono del Cordero los poseedores de la felicidad eterna, que nadie podrá ya arrebatarnos,
entonaremos con los ángeles el cantico supremo de la alegría de las bienaventurados (Apoc
5:11-12) “​Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes,
y de los ancianos; y su número era millones de millones, 12 que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza,
la honra, la gloria y la alabanza”.

Para ser, pues, auténticamente alegres, necesitamos pasar del plano meramente
humano y natural, al plano sobrenatural; el plano de la gracia, donde se mueve Dios.

Conclusión

Necesitamos reconocer nuestras limitaciones de criaturas pecadoras e imperfectas y


aceptar a Dios, que a través de Jesucristo puede renovarnos y darnos poder. Nada más triste
que un hombre enfermo que se niega a recibir al médico; o un hombre pobre que no quiere
aceptar ayuda; o un hombre perdido que no recibe instrucción u orientación, o un hombre
pecador, empecinado en su pecado. Agustín de Hipona, sabio y filósofo que probó todos los
placeres de la tierra antes de su conversión, oraba así: Señor, la tristeza es el recuerdo de mi
mismo, y la alegría es el recuerdo de ti” Y el profeta David, pecador arrepentido y
regenerado afirmaba: (Sal. 32:10-11)​ “Muchos dolores habrá para el impío;​ ​Mas al que
espera en Jehová, le rodea la misericordia.​ 11​ Alegraos en Jehová y gozaos, justos;​ ​Y cantad
con júbilo todos vosotros los rectos de corazón”. ​Amén.

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