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Nicolás Obando Sánchez CFA- Platón II

Departamento de Filosofía Prof. Vicente Raga


Universidad Nacional de Colombia 5 de julio de 2020

PLACER, PRUDENCIA Y SILENCIO


Sobre el silencio de Filebo en el diálogo platónico homónimo

El diá logo plató nico Filebo gira alrededor de la pregunta sobre si es mejor la vida del
placer o la de la prudencia. En el diá logo hay tres personajes: Só crates, Protarco y
Filebo. Filebo afirma que la vida del placer es la mejor tanto para los animales y como
para los humanos, mientras que Só crates defiende que lo es la de la prudencia y
raciocinio. El diá logo inicia cuando Protarco asume la defensa de la vida del placer,
debido a que Filebo, por razones desconocidas, no quiere entrar en la discusió n. Este
escrito se propone responder, a partir de lo expuesto en el diá logo, por qué calla
Filebo y qué relació n guarda su silencio con el final del diá logo.
Una primera hipó tesis es que, dado que buscar siempre el placer implica evitar el
esfuerzo en la medida de lo posible, Filebo, como defensor ese modo de vida, no tiene
mayores razones para involucrarse en una discusió n filosó fica que le acarreará
enormes esfuerzos y nada de placer. Só crates, por el contrario, está dispuesto a
continuar la discusió n con Protarco con tal de convencerlos de es mejor vivir con
prudencia que con placer.
Otra posible explicació n, es que con este gesto narrativo Plató n quiere evidenciar
desde el comienzo la enorme brecha que hay entre estas dos concepciones de vida, y
la imposibilidad de establecer un diá logo entre ellas sin un mediador, encarnado en
Protarco. Siendo la vida del placer y la de la prudencia tan disímiles, una discusió n que
pretenda juzgar cuá l de las dos es mejor, o incluso encontrar un punto medio, no
podría darse sin un juez relativamente neutral. No obstante, el hecho de que Só crates
no necesite heredar su argumento a otra persona evidencia que, al contrario de la vida
del placer, quienes llevan la vida de la prudencia está n siempre dispuestos a buscar La
Verdad y a trabajar por ella. Con esta decisió n literaria, Plató n nos muestra que, entre
estos tipos de vida, el placer tiene la capacidad de encantar como una sirena a quienes
optan por él, y dejarlos sordos ante cualquier otra posibilidad; mientras que la vida de
la prudencia supera el dogmatismo y nos mantiene en el camino de la Verdad,
trabajando y razonando sin descanso para salir de la caverna. En términos má s
precisos, las formas de vida que prescinden de la prudencia y el razonamiento
terminan convirtiéndose en dogmas, ocultando sus falencias y quitá ndonos la
posibilidad de descubrirlas.
Lo anterior puede ser vinculado a uno de los problemas principales que atraviesan
todos los diá logos plató nicos: los límites de la dialéctica. Só crates es siempre enfá tico
en que el objetivo de discutir no es ganar la discusió n sino trabajar conjuntamente
para encontrar la verdad. Sin embargo, constantemente se topa con interlocutores que
terminan abandonando enfurecidos la discusió n, o bien porque les parece absurdo e

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Nicolás Obando Sánchez CFA- Platón II
Departamento de Filosofía Prof. Vicente Raga
Universidad Nacional de Colombia 5 de julio de 2020
indignante que Só crates piense como lo haga, o bien porque les irrita que ponga en
duda sus creencias, como en el caso de Calicles en el Gorgias. Sin embargo, aquel al
menos se dispuso a hablar con Só crates unos minutos, pero Filebo, a quien “le parece
y le ha de seguir pareciendo que el placer vence por completo” (F, 12a), no está
dispuesto ni siquiera a participar en la discusió n. Si, como dijo Só crates en La
República, la dialéctica es el estudio supremo y el ú nico camino a La Verdad del Bien, y
“en el alma de cada uno hay el poder de aprender y el ó rgano para ello” (LR, 518c),
¿có mo pueden salir de las tinieblas aquellos que se aferran a sus dogmas y evaden el
diá logo mismo?
Creo que el Filebo es muy bueno en ofrecer una respuesta, pues desde el comienzo,
tanto Só crates como Protarco aceptan la posibilidad de que un tercer estado del alma
se demuestre superior a la prudencia y al placer, y sellan está aceptació n al final de la
discusió n adjudicando no só lo el primer lugar, sino también el segundo a otras formas
de vida. Las formas de vida ganadoras, estas son, “lo relativo a la medida, lo mesurado
y oportuno y todo lo semejante” (F, 66a), en primer lugar; y “lo relativo a la
proporció n, lo hermoso y lo perfecto y suficiente”, en segundo; no habrían podido ser
encontradas si las personas involucradas en la discusió n no hubieran mantenido una
actitud pacífica y reconciliadora, porque no son ideas que alguno hubiera propuesto
desde el comienzo, sino que se fueron entretejiendo a través del diá logo y la crítica
juiciosa de las ideas.
En resumen, el silencio de Filebo evidencia disparidades fundamentales entre la vida
del placer y la prudencia, muestra por qué esa nos aleja de La Verdad y ésta no, y da
cuenta de algunas de las dificultades de la dialéctica y có mo superarlas.
Durante el ejercicio filosó fico, por lo tanto, debe tenerse sobre la mesa la posibilidad
misma de que ese no sea el estudio supremo, y de que la vida de la prudencia y la
virtud no sea la mejor, no para entregarse a la irracionalidad, sino como muestra de
humildad para no excluir a ninguna persona de la dialéctica, y que así todos puedan
llegar a mirar de frente al sol.

Bibliografía
Plató n, Filebo. Editorial Gredos. Madrid, Españ a.
Plató n, La República, Libro VII. Editorial Gredos. Madrid, Españ a.

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