Está en la página 1de 3

El barroco y el renacimiento.

En un simple y esquemático resume las diferencias esenciales entre la


arquitectura del primer Renacimiento y la arquitectura barroca no podemos
hacer nada mejor que referirnos a un historiador del arte, Heinrich Wolfflin, que
escribió: “en contraste con el arte del Renacimiento, que tiende a la
permanecía y a la inmovilidad de las cosas, el barroco manifiesta desde sus
inicios un preciso sentimiento de dirección”. Wolfflin añade “el arte del
Renacimiento es el arte de la calma y de la belleza… sus creaciones son
perfectas: no revelan que nada haya sido forzado o inhibido, ni inquietud, ni
agitación… no estamos sin duda equivocados si vemos en esta calma y en
esta situación celestiales la más alta expresión del espíritu artístico de esta
época… el Barroco se propone operar de otro modo. Recurre al poder de la
emoción para conmover y subyugar con la fuerza de su impacto; tiende a ser
una impresión instantánea mientras que el impacto que produce una obra del
renacimiento es más lento y suave, pero también más duradero: es un mundo
que no se querría abandonar nunca, pero nos abandona pronto dejándonos un
cierto sentimiento de desolación”. La profunda observación de Wolfflin es
directamente aplicable al urbanismo, la organización espacial del primer
renacimiento aspiraba hacia un sosegado esencialmente limitado y en reposo.
En comparación, el urbanismo barroco, o bien se afanaba por conseguir una
ilusión de espacio infinito cuando esta contenido dentro de límites de pequeña
escala.
Las perspectivas ”infinitas” y la gran escala del Barroco se lograron y fueron
posibles tan solo como resultado de los inmensos y centralizados poderes
autocráticos que iban a recaer en los dirigentes de ciertos estados europeos.
Estos se unificaron por agregación de numerosas comunidades medievales,
fundamentadas en la autoridad local, y el engrandecimiento personal vino a
sustituir a los intereses colectivos en un buen numero de casos. Los
gobernantes absolutos se hicieron con el poder político y con los medios
económicos necesarios para instigar y llevar a cabo complejos programas de
planeamiento a escala inaudita hasta entonces: los mas notables serian los de
Luis XIV y Luis XV en Versalles, los de Pedro el Grande en San Petersburgo y,
basados en objetivos diferentes, los de Sixto V en Roma. A una escala
correspondientemente reducida, otros gobernantes menores transformaron sus
capitales para crear un decorado urbano apropiado a la magnificiencia de sus
actividades y a su disponibilidad de recursos (en los capítulos siguientes se
describirán oportunamente los ejemplos correspondientes a esta clase de
urbanismo).

En Gran Bretaña, sin embargo, los súbditos tuvieron siempre buen cuidado en
mantener el poder de la monarquía limitado a la capital de la nación
controlando la administración del herario público. De acuerdo con esto Gran
Bretaña no se vio efectivamente influida por el urbanismo barroco y por esta
razón mas que por cualquier otra, la monarquia ha permanecido hasta mucho
después de que en los salones de Versalles y San Petersburgo resonaran las
voces de nuevos y revolucionarios gobernantes. Merece ser subrayado el
hecho de que no solo el urbanismo barroco, sino prácticamente la totalidad del
urbanismo del renacimiento fue creado para sectores minoritarios de la
sociedad, variando desde Versalles, en un extremo, hasta las modestas pero
pese a todo privilegiadas calles y plazas del Londres georgiano y otras
actuaciones similares en el otro.

En el orden barroco, la ciudad, limitada por sus fortificaciones, solo podía


crecer hacia arriba en altas tazas de alquiler, una vez ocupado por completo los
jardines traseros: fueron las fortificaciones las que sigueiron extendiéndose,
tanto mas debido a que los ingenieron militares habían decubierto, después de
unas tantas experiencias, que el medio mas eficaz para neutralizar el fuego de
artillería con proyectiles no explosivos, era, no la piedra ni el ladrillo, sino una
sustancia blanda como la tierra, de tal modo que las fortificaciones exteriores a
la línea magistral eran mucho mas útiles que la muralla, el baluarte y el foso de
tradiciones.

Las ciudades barrocas tal como empezaron a ser planeadas en Italia durante el
siglo XVI y urbanizadas en gran parte de Europa en los siglos XVII y XVIII se
convirtieron en parte de los atractivos con intenciones teatrales y dramáticas de
la monarquia absolutista. Del mismo modo el nuevo estilo barroco de
ornamento de iglesias fomentaba un interés popular premeditado al transformar
el interior de la iglesia y, ene special el altar mayor, en algo parecido a un
escenario donde la misa se celebraba casi como una representación teatrl para
una congregación de fieles a modo de público, así la ciudad barroca se
convirtió en un enorme montaje escenográfico para la exhibición de la corte, de
la nobleza y otros personajes ricos y poderosos. Se trataba del aspecto visible
del cambiopolitico y social que transformo la ciudad estado, con sus
ciudadanos libres, en la capital de la monarquia absolutista, con su corte y sus
habitantes sojuzgados.

Las intenciones funcionales y estéticas de los urbanistas también fueron


defendiéndose. En tanto que no eran militares, estaban estrechamente unidos
entre sí. La ciudad pretendía impresionar, en primer lugar, por su trazado, en el
cual sus distintas partes y sus centros secundarios habían de estar enlazados
por avenidas rectilíneas, mas o menos del mismo modo que los ceremoniosos
jardines italianos que precisamente entonces empezaban a ser imitados más
allá de los Alpes. En segundo lugar, la ciudad pretendía impresionar mediante
magnificas fachadas de sus iglesias y palacios, y mediante sus elaboradas
fuentes. En tercer lugar, y tal vez sea este punto mas importante, pretendía
impresionar mediante sus perspectivas monumentales. Los arquitectos y
urbanistas tomaron esta idea de los pintores renacentista y manieristas cuyas
composiciones arquitectónicas idealizadas comenzaban a trasladar del lienzo a
la piedra.

La avenida constitute el símbolo mas importante y el hecho principal acerca de


la ciudad barroca. No siemore fue posible proyecytar una ciudad entera nueva
aal barroco, pero, en el trazado de media docena de nuevas avenidas o en un
barrio nuevo, podía definirse su carácter. En la evolución lineal dek plano de la
ciudad, el movimiento de vehículos de ruedas desempeño un papel critico, y la
geometrizacion general de espacio, tan característica de este periodo, no
habría tenido función alguna si no hubiera facilitado el movimiento dek trafico y
del transporte urbano, al tiempo que servia de como expresion del sentido de la
vida imperante. Fue durante el siglo XVI cuando se generalizo el uso de carros
y carretas dentro de la ciudades.

También podría gustarte