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Valorar La Insubordinación - Problemas de La Obediencia Amoral en Los Crímenes de Masa - Santillán
Valorar La Insubordinación - Problemas de La Obediencia Amoral en Los Crímenes de Masa - Santillán
I. Introducción
IV. Conclusión
V. Bibliografía
1
El presente trabajo fue elaborado para la materia «Metodología de la Investigación» de la carrera de
especialización en Derecho Penal, dictada por ante la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la U.B.A.
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I. Introducción
La violencia forma parte del ser humano, por lo menos desde la vida en sociedad, y se ha
vuelto tangible por el frecuente uso y abuso de la guerra, así se ha definido que:
Sin embargo, si en la actualidad reprochamos con énfasis la venganza entre las personas
como alternativa de solución de conflictos, entonces:
«…La guerra, en todo caso, como duelo judicial de dos estados, es tan digna de
abolición como lo ha sido entre los individuos por las leyes esenciales del hombre
en su manera de razonar y juzgar.» 3.
Más allá de los reproches formales, podríamos decir en términos hobbesianos que siempre
subsisten otras formas de guerra latente tanto entre las personas como entre estados nación, e
incluso que en una mayoría de los casos se hace uso de la amenaza para infundir temor en los
súbditos:
«…puesto que los hombres aman por voluntad propia, y temen por voluntad del
príncipe, un príncipe prudente debe fundarse en lo que es suyo, y no en lo que es
de otros. Debe únicamente ingeniárselas, según se ha dicho, en evitar el odio.» 4.
2
Cfr. Sun TZU, ‘El arte de la guerra’, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2014, págs. 14-15.
3
Cfr. Juan Bautista ALBERDI, ‘El crimen de la guerra’, La Plata, Terramar, 2007, pág. 68.
4
Cfr. Nicolás MAQUIAVELO, ‘El Príncipe’, Buenos Aires, Prometeo libros, 2016, pág. 117.
5
Aquél que le dio origen al término, fue el genocidio armenio, que quedara en la impunidad. De todos modos,
el más resonante por el contexto y su modalidad, ha sido el Holocausto Nazi que fuera juzgado por el Tribunal
Penal Militar Internacional de Nüremberg (y su correlato en Asia que fuera reprochado por el Tribunal Penal
Militar Internacional para el Lejano Oriente).
Sin embargo, no puede dejar de mencionarse también el ‘auto’ genocidio en Ruanda y el exterminio de la
multicultural ex Yugoslavia; en los cuales la ONU creo para cada uno un Tribunal Penal Internacional Ad-Hoc.
Incluso otros casos menos resonantes: aquellos en la República Democrática del Congo, de los Jémeres Rojos
en Camboya, de la ocupación indonesa en Timor oriental, entre otros; todas situaciones en las que se
constituyeron Salas especiales dentro de las propias jurisdicciones locales.
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(propia de una guerra, adormeciendo las bases colaborativas de una sociedad al estilo Goebbels)
como también el temor social, con fin de destruir culturalmente a ciertos grupos de la población
civil (en base a prejuicios racistas, étnicos, religiosos, entre otros), es que en rigor:
«…el objetivo de los genocidios (por oposición a las masacres antiguas) no radica
en aquellos sujetos a los que se aniquila, sino en el efecto del proceso de
aniquilamiento en toda la sociedad, los efectos que produce la muerte de algunos
en aquellos que quedan vivos. Y no está pensando en sus efectos en tanto
liberación de una necesidad sacrificial de tipo pulsional, sino en efectos más
complejos y mucho más vinculados a los modos de construcción de las
identidades colectivas.
La inspiración para estudiar este fenómeno, tiene sus bases principalmente en esos
procesos de opresión que llevan al exterminio, y particularmente, en analizar las características de
los sujetos que se incorporan a esas maniobras, sobre lo cual es llamativo el experimento
psicológico social del profesor de Yale, Stanley MILGRAM, que se relatará a continuación:
A nivel local, tenemos el genocidio perpetrado en la última dictadura militar; para el cual se efectuó el Juicio a
las Juntas, y posteriormente la reapertura judicial a través de la anulación de los indultos y de la ley de
obediencia debida y punto final.
En definitiva, la enumeración está lejos de ser taxativa, es meramente enunciativa para dar cuenta de un siglo
cargado de violencia desde las propias esferas de los Estados a nivel global.
6
Cfr. Daniel FEIERSTEIN, ‘Juicios sobre la elaboración del genocidio II’, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica
de Argentina, 2015, págs. 172-173.
7
Cfr. Stanley MILGRAM, ‘Obediencia a ordenes criminales’, Buenos Aires, Ediciones del CES, 1969, págs. 12-13.
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8
Cfr. Ibíd., págs. 13-14.
9
Cfr. Ibíd., págs. 15-17.
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Una conclusión preliminar, lleva a pensar en forma primigenia que desobedecer en esas
circunstancias no sólo es correcto sino necesario, lamentablemente no es lo que suele suceder por
un conjunto de factores que se analizarán posteriormente.
Existe un universo infinito de pequeñas acciones que el común de las personas realiza en
su día a día y no las hacen pensando si son o no morales, es que nos desenvolvemos bajo una
serie de automatismos, instintos o técnicas que son casi espontáneas (comer, caminar, trabajar,
estudiar, investigar, prestar atención, sociabilizar, pasear, entre otras).
El problema surge cuando se vuelve automática, instintiva o técnica una acción ordenada
por un superior que particularmente podría ser dañosa, y en la cual el sujeto no repara a
interrogarse si está bien o no realizarla (sino que más bien a justificar su conducta en torno a la
obediencia), y de hecho la lleva adelante en posible perjuicio de la vida o la integridad (física,
psíquica o emocional) de otros.
Se trata de una situación de amoralidad, por cuanto el sujeto obediente decide separar
o evitar los asuntos morales de esa determinada acción; lo cual es por mucho distinto a la
10
inmoralidad del opresor que da la orden y conoce los alcances de lo que hace sabiendo
que ejerce mal dentro de la escala valorativa.
«…las personas comunes, las que trabajan y no tienen una hostilidad particular,
pueden convertirse en agentes de un terrible proceso destructivo. Aún más:
cuando los efectos destructivos de su trabajo se hacen evidentes, y se les solicita
que lleven a cabo acciones que son incompatibles con las normas fundamentales
de moralidad, escasas personas tienen los recursos necesarios para resistir la
10
Existen sujetos tristemente célebres por su extrema crueldad e inmoralidad. Ejemplos de estos son:
- En la Alemania Nazi, Reinhard Heydrich –apodado la Bestia Rubia y el Carnicero de Praga– quien fuera
participante clave en la Conferencia de Wannsee para elaborar la ‘solución final’ (fue tal su importancia, que
después del atentado que culminara con su muerte, se arrasaron los pueblos de Lídice y Lezáky en represalia, y
se utilizó su nombre para la operación que finalmente perfeccionó el Holocausto).
- En la Argentina dictatorial, Alfredo Astiz –apodado Ángel Rubio y Ángel de la Muerte– que fue conocido por su
infiltración en organizaciones de derechos humanos y su participación en la desaparición forzada de la
adolescente sueca Dagmar Hagelin, como también de las dos monjas francesas, Alice Domon y Léonie Duquet.
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autoridad que mantienen exitosamente a la persona en su lugar.» –el resaltado
me pertenece–.
«…Si se le pide a la gente que emita un juicio moral sobre lo que consistiría la
conducta apropiada en esa situación, infaliblemente considerará que es
correcto ser desobediente. Pero los valores no son las únicas fuerzas que operan
en una situación concreta. Son apenas un estrecho marco de causas que agitan el
espectro total de las fuerzas que operan sobre una persona. Muchos individuos
son incapaces de poner sus valores en práctica y se encuentra prosiguiendo
con el experimento pese a sus protestas.» 12 –el resaltado me pertenece–.
Es que sacando los casos extremos en los cuales la obediencia está subordinada a
preservar la propia vida, esto es, matar o morir (lo cual incluso es discutible); la realidad marca
que hay un amplio espectro de posibilidades que simplemente las personas casi instintivamente
no eligen. A veces hubiera bastado con decir que no y afrontar las consecuencias, con
11
Cfr. Ibíd., pág. 19.
12
Cfr. Ibíd., pág. 20.
13
Cfr. Ibíd., pág. 21-22.
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renunciar y buscar otro empleo o actividad, pero estamos habituados a una sociedad en la que
está mal visto incumplir, ser rebelde, o abandonar una tarea imperativa.
«…Eichmann llevó a cabo acciones por las cuales uno recibe una condecoración
si gana y va a la horca si pierde. (…) Sin embargo, hay otro mensaje, no tan
evidente aunque no menos cínico y mucho más alarmante y es que Eichmann no
hizo nada esencialmente diferente de las cosas que se hicieron en el bando
de los vencedores. Las acciones no tienen ningún valor moral intrínseco y
tampoco son inmanentemente inmorales. La valoración moral es algo externo
a la acción, algo que se establece siguiendo unos criterios distintos de los
que guían e informan la acción.» 14 –el resaltado me pertenece–.
Se ha distinguido hasta aquí entre aquellos opresores que imparten órdenes inmorales de
los que se limitan a obedecerlas en forma amoral. Sin embargo, aún cuando correspondiera
atenuar la responsabilidad de éstos últimos, siempre surgirán inquietudes como las siguientes:
¿Qué hubiera pasado si se les hubiera pedido que tomaran mayor partido en
decisiones que requirieran literalmente crueldad? ¿Cuánto más lejos podrían haber llegado?
14
Cfr. Zygmunt BAUMAN, ‘Modernidad y holocausto’, Madrid, Ediciones Sequitur, 2006, pág. 40.
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Abordando el tema de la obediencia debida, el jurista referido explica cuáles son las
restricciones para obedecer, y así dice que:
«…El respeto general por la dignidad humana debe servir como una
barrera permanente para obedecer órdenes. Aún cuando hay una tendencia
15
Cfr. Hannah ARENDT, ‘Eichmann en Jerusalén’, Barcelona, Debolsillo, 2017, pág. 79.
16
Para mayor ahondamiento, véase: Immanuel KANT, ‘Fundamentación de la metafísica de las costumbres’,
Barcelona, Ariel, 1996, Primera Sección 402, 10.
17
Cfr. Carlos Santiago NINO, ‘Ética y Derechos Humanos’, Buenos Aires, Astrea, 1989, págs. 406-7.
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Finalmente pone de relieve, que estos obedientes amorales de crímenes masivos suelen
negar su autoría y su participación bajo la noción de:
La decisión de obedecer a una orden manifiestamente reprochable a nivel ético, por más
razones o condicionamientos que uno pueda intentar buscar, no deja de ser una decisión de un
nivel muy personal, lo esquematiza muy acertadamente el psiquiatra Viktor FRANKL, al decirnos
que:
18
Cfr. Carlos Santiago NINO, ‘Juicio al mal absoluto’, Buenos Aires, Ariel, 2006, pág. 253.
19
Cfr. Ibíd., pág. 238.
20
Cfr. Viktor FRANKL, ‘El hombre en busca de sentido’, Mendoza, Ediciones de Grandes Obras, 2018, pág. 82.
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El análisis del capítulo anterior sobre la obediencia del individuo, no puede prescindir de
las especiales características que tuvieron las sociedades del siglo pasado y que todavía hoy
persisten, las cuales han sido y son muy influyentes en la formación de los sujetos que las
componen.
Esta no es más que una pista que convendría explorar un poco más de cerca. Sería
necesario tratar de hacer la genealogía no tanto de la noción de modernidad
sino de la modernidad como problema. Y en todo caso, incluso si yo tomo el
texto de Kant como punto de emergencia de esta cuestión, es claro que él mismo
hace parte de un proceso histórico más amplio del cual sería necesario tomar la
medida.» 21 –el resaltado me pertenece–.
21
Cfr. Michel FOUCAULT, ‘¿Qué es la Ilustración?, interpretación del texto de Kant <Was ist Aufklärung>’, primer
curso del año 1983, pág. 2.
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El hincapié que hace el autor sobre el hecho de hacer una genealogía de la modernidad
como problema, bien puede partir de la siguiente premisa:
«…No hay que olvidar que la reactivación del derecho romano en el siglo XII fue
el gran fenómeno en torno del cual y a partir del cual se reconstituyó el edificio
jurídico que se había desorganizado después de la caída del imperio romano. La
resurrección del derecho romano fue efectivamente uno de los instrumentos
técnicos que constituyeron el poder monárquico autoritario, el administrativo y
absoluto (…) La teoría del derecho, del Medioevo en adelante, se organiza
esencialmente en torno del problema de la soberanía y tiene esencialmente la
función de fijar la legitimidad del poder. (…) Por lo tanto he tratado de hacer
valer, en su secreto y brutalidad, el hecho histórico de la dominación, y de mostrar
no sólo cómo el derecho es el instrumento de la dominación –lo cual es obvio–
sino también cómo, hasta dónde y en qué forma, el derecho transmite y hace
funcionar relaciones que no son relaciones de soberanía sino de dominación. (…)
no tomo en consideración al rey en su posición central, sino a los sujetos (…) las
sujeciones múltiples que tienen lugar y funcionan dentro del cuerpo social…» 22.
«…durante la Revolución Francesa y sobre todo al comienzo del siglo XIX, con
Augustin y Amedée Thierry, para ver cómo a partir de este momento adquiere de
pronto dos transcripciones. Por un lado, una transcripción explícitamente
biológica, operada por otra parte mucho antes de Darwin, y que tomará su
discurso (todos sus elementos, sus conceptos, su vocabulario) de una anátomo–
fisiología (…) por el otro, sobre la política europea de colonización (…)
Tendremos por ende esta consecuencia fundamental: el discurso de la lucha de
razas (…) el discurso de un combate a conducir, no entre dos razas, sino entre
22
Cfr. Michel FOUCAULT, ‘Genealogía del racismo’, La Plata, Editorial Altamira, cursos en el College de France de
los años 1975-6, págs. 29-30.
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una raza puesta como la verdadera y única (la que detenta el poder y es titular de
la norma) y los que constituyen otros tantos peligros para el patrimonio biológico.
En ese momento aparecerán todos los discursos biológico–racistas sobre la
degeneración y todas las instituciones que dentro del cuerpo social harán
funcionar el discurso de la lucha de razas como principio de segregación, de
23
eliminación y de normalización de la sociedad.» –el resaltado me
pertenece–.
Finalmente, no puede dejarse de lado que las instituciones más básicas de las sociedades
contemporáneas (prisiones, escuelas, centros de salud, entre otras) fueron desarrolladas
arquitectónicamente con el modelo del Panóptico de BENTHAM, que por su forma o estructura
requiere menos personas a cargo de la vigilancia o el control, FOUCAULT lo explica diciendo que:
Teniendo entonces una base jurídica romana, ideas políticas de expansionismo por uso o
amenaza de la guerra, conflictos de índole racial, e instituciones en las cuales el poder se ejercía
más eficientemente, sólo restaba una cierta estructura económica de índole industrial para que
pudiera ocurrir un proceso tan moderno y repugnante como lo fue la sistematización de la
muerte en el holocausto. Ha señalado el aludido BAUMAN al respecto que:
«…De ahí que Henry Feingold insista en que el Holocausto forma, de hecho,
parte de la larga y, en su conjunto, irreprochable historia de la sociedad
moderna (…) ‘La solución Final señaló el punto en el que el sistema industrial
europeo fracasó. En vez de potenciar la vida, que era el anhelo original de la
Ilustración, empezó a consumirse…’ (…) ‘[Auschwitz] fue también una extensión
rutinaria del moderno sistema de producción. En lugar de producir mercancías, la
materia prima eran seres humanos y el producto final era la muerte: tantas
unidades al día consignadas cuidadosamente en las tablas de producción del
director. De las chimeneas, símbolo del sistema moderno de fábricas, salía
23
Cfr. Ibíd., pág. 56-7.
24
Cfr. Michel FOUCAULT, ‘Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión’, Buenos Aires, siglo veintiuno editores,
2014, pág. 237.
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Estas condiciones aludidas y necesarias para que simples ciudadanos se incorporen a los
crímenes de masa, se encuentran vinculadas al desarrollo de periodización de los genocidios que
ha esbozado el sociólogo Daniel FEIERSTEIN, esto es, cada uno de los diferentes momentos que
atraviesa una sociedad para desarrollar un proceso genocida, los que ha denominado del siguiente
modo:
25
Cfr. Zygmunt BAUMAN, Op. Cit., págs. 28-29. Para mayor detalle, véase: Henry FEINGOLD, ‘How Unique is the
Holocaust’, pág. 399-400.
26
Cfr. Ibíd., pág. 43. Para mayor detalle, véase: Herbert C. KELMAN, ‘Violence without Moral Restraint’, pág. 29-
61.
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mitos, refuerza los prejuicios latentes a fin de construir un sujeto social como
negativamente diferente. Intenta delimitar dos campos: los iguales, los sujetos
cotidianos, mayoritarios como distintos cualitativamente de los otros, de aquellos
que no quieren ser como todos y, por lo tanto, no deben ser.» 27.
«…3) Aislamiento espacial (…) esta etapa fue asumiendo formas distintas, pero
el objetivo ha permanecido intacto: delimitar el espacio (social, geográfico,
político) por el cual puede transitar esta fracción ‘diferente’.» 29.
27
Cfr. Daniel FEIERSTEIN, ‘Seis estudios sobre genocidio. Análisis de las relaciones sociales: otredad, exclusión y
exterminio’, Buenos Aires, Eudeba, 2000, págs. 36-38.
28
Cfr. Ibíd., págs. 40-41.
29
Cfr. Ibíd., pág. 42.
30
Cfr. Ibíd., pág. 44.
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Los diversos procesos genocidas han sido tan recurrentes a lo largo del siglo pasado que
prácticamente cualquiera de los casos que tomemos, podría ir encuadrando y avanzando en las
etapas mencionadas de un modo casi exacto.
IV. Conclusión
De no hacerse públicos, los problemas que acarrean a la obediencia, las víctimas nunca
podrán superar realmente las consecuencias de lo que han vivido ellos mismos o sus más íntimos,
es que, en definitiva:
33
Cfr. Oliver SCHUBBE, epílogo en ‘El auténtico «drama del niño dotado». La tragedia de Alice Miller’ de Martín
MILLER, Buenos Aires, Tusquets editores, 2015, pág. 198.
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V. Bibliografía
Sun TZU, ‘El arte de la guerra’, Buenos Aires, Centro Editor de Cultura, 2014.
Juan Bautista ALBERDI, ‘El crimen de la guerra’, La Plata, Terramar, 2007.
Nicolás MAQUIAVELO, ‘El Príncipe’, Buenos Aires, Prometeo libros, 2016.
Daniel FEIERSTEIN, ‘Juicios sobre la elaboración del genocidio II’, Buenos Aires, Fondo
de Cultura Económica de Argentina, 2015.
Daniel FEIERSTEIN, ‘Seis estudios sobre genocidio. Análisis de las relaciones sociales:
otredad, exclusión y exterminio’, Buenos Aires, Eudeba, 2000.
Stanley MILGRAM, ‘Obediencia a ordenes criminales’, Buenos Aires, Ediciones del CES,
1969.
Zygmunt BAUMAN, ‘Modernidad y holocausto’, Madrid, Ediciones Sequitur, 2006.
Hannah ARENDT, ‘Eichmann en Jerusalén’, Barcelona, Debolsillo, 2017.
Immanuel KANT, ‘Fundamentación de la metafísica de las costumbres’, Barcelona, Ariel,
1996.
Carlos Santiago NINO, ‘Ética y Derechos Humanos’, Buenos Aires, Astrea, 1989.
Carlos Santiago NINO, ‘Juicio al mal absoluto’, Buenos Aires, Ariel, 2006.
Viktor FRANKL, ‘‘El hombre en busca de sentido’, Mendoza, Ediciones de Grandes
Obras, 2018.
Michel FOUCAULT, ‘¿Qué es la Ilustración?, interpretación del texto de Kant <Was ist
Aufklärung>’, primer curso del año 1983.
Michel FOUCAULT, ‘Genealogía del racismo’, La Plata, Editorial Altamira, cursos en el
College de France de los años 1975-6.
Michel FOUCAULT, ‘Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión’, Buenos Aires, siglo
veintiuno editores, 2014.
Eduardo Salvador BARCESAT, prólogo en ‘Crímenes de Masa’ de Eugenio Raúl
Zaffaroni, Buenos Aires, Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2012.
Oliver SCHUBBE, epílogo en ‘El auténtico <drama del niño dotado>. La tragedia de
Alice Miller’ de Martin MILLER, Buenos Aires, Tusquets editores, 2015.