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ELMUNDODELOS GOLIARDOS Y CLERIGOS VAGABUNDOS. Manuel-Antonio MARCOS CASQUERO Universidad de Len “Porel ancho camino voy andando, comohace lajuventud: en los vicios me sumerjo, de la virtud olvidado, ansioso de los placeres, més que de la salvacién: muertoen el alma, me preocupo bien del cuerpo”. Quien asf canta no es otro que el Archipocta de Colonia, confesando su dopravacién ante su protector Reinaldo de Dassel, arzobispo elector de Colonia y archicanciller de Federico Barbarroja. ;Es verdad que por los ‘anchos caminos de la Europa de los siglos XI al Xill cruzaron tropeles de alérigos semejantes al Archipocta, clérigos a los que, precisamente por aquella vida errabunda. se les aplicé el ealificativode “vagabundos”: clerict vagantes, popularmente también conocidos como goliardos? ;¥ quiénes fueron tales personajes? {Qué papel representaron en el mundo medieval? {Qué pueden decimnos de la época en que vivieron? Tiene razén Gercia Villoslada® cuando considera demasiado restringido al concepto de que “el goliardo medieval era un poeta latino popular, vagabundo y juerguista, bohémien avant la lettre”, concepto que se limita aver en el goiiard'smo nada mas que “la vida alegre y disoluta de los clerici vagantes, manifestada y cantada en sus poemillas eréticos, biquicos, ‘eensorios 0 bufonescos”. Seguin él, bajo consideracidn semejant, “en toda oria literaria del Medioevo latino no habria més que unos poquitos rrdos de nombre conocido ode apelativo famoso: ol Primate de Orleans, elArchipocta de Colonia y pocos mas”. Por ello considera que debe ampliar- se el marco conceptual, ya que “hubo muchisimos poetas golidrdicos que nada tenfan de vagos y errabundos, ni de disolutos on sus costumbres. Cantaban, sf,alamanera delos primeros -prototipicos- gollardos, pero lejos de llevar vida aventurera, juglaresca o histriénica, ocupakan elevados puestos en la jerarquia eclesidstica, en las cortes de los reyes, en ol ‘monacato, o bien desempefiaban cargos de altisima importancia en las més célebres escuclas y universidades"? 'MARCOS-OROZ 1995: 308, Via lata gradior more luventutts, implico me titits, _immemor virtutis, voluptatis avidus —_magis quam salutis, ‘mortuus in anima __curam gero cuts. #VILLOSLADA 1975: 7-8. 2VILLOSLADA 1975: 7-8. ‘Manuel-Antonio Marcos Casquero “Cantaban aa manera de los goliardos”, dice. ¥ ello requiere una nueva puntualizacién. Porque, ,qué cantaban los goliardos? Pues los mismos temas que todos los poetas de todos los tiempos: el amor, la mujer, la primavera, el vino, la fugacidad de la vida: practicaban también la parodia, la siitira, Ia critica de los gobernantes,... La cuestién diferonciadora no Fadicarfa, pues, en los temas que cantaban, sino en cémo los cantaban. Por tanto, muchos goliardos, como dice Garcia Villoslada,‘ “no eran goliardos por su modo de vivir, sino por su modo de versificar. ya que la poseia Soliardesca debe definirse, no tanto por el toma liviano de sus canciones 0 Por la vida bohemia y libertina de sus autores, cuanto por la naturaleza de su verso: ritmico y acentual osilbico, propio de las lenguas vernéculas, en contraposicién ai verso clisico de pies cuantitativos”. Y componfan, ade- mas, en lengua latina. E! problema, sin embargo, es muy complojo. En su cespléndida odicién det Cancionero de Ripoll, Moralejo apunta® los “proble- ‘mas tedricosy préicticos” con que tropieza elostudiaso que aspira a ordenar y clasificarla produccién goliarda, al encontrarse ante dos técnicas forma- {es distintas -la métrica y la ritmica-, que “comparten -no se reparten- unos mismos temas”, si bien determinados temas son mas afectos a una forma, que a otra, aunque no hasta el punto de que, en Ia préctica, pueda “establecorse una correspondencia entre formas particulares y tales 0 euales argumentos”, motivo por ol que “se comprende quv acabe acudlén- dose a clasificaciones casi exclusivamente basadas en los contenidos”.* Mucho se ha discutido sobre la etimologia del vecablo “goliardo”? El mundo medieval, hondamente influido por la técnica etimoldgiea isidoria- na, basada fundamentalmente en la similitud fénica y en los juegos de palabras, emparenté el término “goliardo” con el biblico giganto Goliat atinizado Gotias), a quien se consideraba ejemplo de vanidad, soberbia y arrogancia, Se aduce como prueba el pasaje de una carta de san Bernarda de Claraval, dirigida al papa Inocencio Il, en la que, aludiendo a su gran adversario Pedro Abelardo y a su diseipulo Arnaldo de Brescia, dice'. “Avanza Goliat con su descomunal cuerpo, armado con aquellos fastuosos atuendos bélicos, precedide por su escudero Arnaldo de Broscia... So Planta, pues, Goliat... ya mi, al mas poquefio de todos, me rota a singular combate”. Noes la unica vez que san Bernardo emplea ol nombre do Gollat ara aludir ala arrogancia do Abelardo, En él pensaba sin duda cuando SVILLOSLADA 1975: 8, SMORALEIO 1986: 75, “Moralefo remite & la sintesis bibliografica que, sobre los problemas de Clasiicacién tométice que entrafa la lirica latina medieval, aporta J. SZOVERFY, Weltliche Dichtungen des Lateinischen Mittelalters , Berlin 1970, "NAUMANN 1969: 69-105, “PL 182, 395: Procedit Golias procero corpore, nobilt illo suo belico apparate circummunitus, antecedente quogue ipsum eius armigero Arnaldo de Brista,, Stans ergo Golias... me onium minimum expetit ad singulare certamen, El mundo de tos Goliardas y Clérigos Vagabundos a9: “Debemos considerar quién nos parece ser este Goliat... henchido e io por el espiritu de su carne. Creo que no as ilégico seftalar el vicio de ia soberbia en un hombre tan soberbio” . ‘Sogsin esto, Pedro Abelardo (1079-1142) hebria sido el primoro en ser ficado de goliardo, ya que no el iniciador de una practiea poética que jonta a tiempos anteriores y a la que también él so dodicé en sus afios ‘oz0s.!® Notese, sin ombargo, que lo que so ve en Goliat es al hombre Soberbio y vanidoso, dos defectos que no son precisamente motivo de gala entre los goliardos."" ‘Una explicacién etioldgica de tipo onoméstico considers que el nombre de los goliardos derivaria de su fundador o al menos de su miembro mas caracteristico. Asf,en 1209 Surianus, poeta y juglar del palacio del arzobis- po Eberhard do Salzburgo, alude a un tal Golias a quion califica de praesul erarchiprimas vagorum scholarium, “prelado yarchiprimate de ls escola- "res vagantos”.!?Por su parte, Simén de Tournai”, on la Summa, alude aun clérigo glotdn, llamado Golias, cuyo rtrato os ¢ste: “Aquel prelado Golias, que en una sola noche dovoré mil panes y cuanto se vende on tiondas y mercados, y que ademds esa misma noche consumis mds pescado que san Martin en toda su vida". Igualmento, hacia 1229 Giraldo Cambrense alude ‘@.un contempordneo suyo, de nombre Golias, a quien dedica el siguiente ‘pasajo': “Hubo un pardsito, de nombre Golias, ‘amosisimo por su gula y su _glotoneria, que muy bien podria llamarse Gulias, entrogado como estaba a “Ta gula y ala crdpula en todo momento, pese aser bastante buen literato, ‘aunque ni era morigerado ni estaba pertrechado de buenas costumbres. _Este, a menudo y en abundancia, vomité contra el Papa y la curia romana *PL 183,334: Considerandum nobisest quinan videaturisteGolas.. elatns “et inflatus spirit carnis suae. Credo enim non incongrue In superbo homine Superbiae vitium destgnari. ‘Yaa finals del siglo pasado, Caston PARIS, Pibtioth. del Eeoledes Chartres 60, seHlabaa Abelard como causa, involuntaria del nombre dees “Tessontil est quo les Goliards sont, suivant toutes vralssamblance, Originairos des écoles de Paris que leur patron, d'alleurs involontaire, est Abailard, tqueleurnomremonteiuneinvoctivedeSaint Bernas contrecsl-ct™ VILLOSLADA 1975: 47, nota 3. "BERTON 1927: 6, recuerda que ya en escritores de In época patristien {como san Agustin) y de la poca mediaval (como san Beda) Goliat ra visto como ropresontacién del dablo y adversario de Cristo ‘WADDELL 1932: 2398s, WADDELL 1932: 183 Giraldi Cambrensis Opera, ed. Brower, Londres 1861, Vol1V, p.291: Parastus quidam, Goias nomine, nostri dlebus guioweateparter et lecacitate, qud Gulias melus, quia gulae et crapulee per omnia dedius, diet potlt,ltteratus amen affair, sed nec bene morigeratus nec bonis discipinis informatus, in papam ct Curiam Romenam carmina famosa plurtes et plarimatam metrica quam rtmica non ‘minus impudenter quam imprudenter ecamuit. CI. RABY 1957: 340 del VoLII. ‘Manuel-Antonio Marcos Casquero ppoesias que alcanzaron fama, tanto métricas como ritmicas, con no menos impudencia que imprudenci Eneltexto deGiraldode Cambraise insintia una nueva etimologia. Junto ‘ala queremontaa Golias, se apunta aquella otra que se emparenta con gula (queuleen francés). Consecuentemente, el guliarto gotiart, pronto latiniza~ ‘do como goliardus, soria “el do buenas tragaderas”. Giraldo, ademés, pone de relieve dos de las principales caracteristicas de los goliardos: la vida cerdpuls y la sétira contra las jerarqufas eclesidsticas. Para avalar sus palabras aduce dos poomas cuya paternidad atribuye al Golias en cuestién: ‘uno es Ia Confessio Goliae (osto es, el pooma 191 de los Carmina Burana) y el otro el poema 42 de los mismos Carmina Burana. Sin embargo, en ‘manuscritos ingloses ambos poemas se atribuyen, respectivamente, al Archipocta de Colonia ya Gualtero de Chatillon."* No obstante, la existencia de un personaje concreto llamado Golias a partir de cuyo ejemplo se acuiié el término “goliardo” debe considerarse mera fabulacién. De hecho, encontramos alusiores al tal Golias que ‘remontan a varios siglos atrds, aunque su significado exacto lo desconoce~ mos. En la primera mitad del siglo IX el pocta irlandés Sedulio Escoto (muerto el 858) escribié un poema en el que, en un momento dado, habla ‘de un carnero despedazado al parecer por los perrosde un melvado ladrén “de la familia de Golias”, aludiendo quiz a una pardilla de salteadores: Quidam tatro fuit nequam de gente Goliae Aethiopum similis, Cacus et arte malus". Hoy dia se han propuesto explicaciones etimolégicas nuevas. Para unos, “goliardo” derivaria de gualier, “engafiar” .considerando que la vida pfeara -y bohemia del guatiardus lo levaba a practicar la trapaceria y el engafio. Para otros, el origen del término esta en el verbo gata, “cantar”, cuyo pretério os gol, on clara alusidn a su vida de cantores ambulantes". La ctimologfa, pues, no esta nada clara. La tinica realidad, empero, es que en el siglo XII! el término goliardus ha cobrado definitivamente carta do naturaloza. Asi, en 1229 un cronista inglés, aludiendo a una serie de eancioncillas injuriosas que corrian por Paris ranira In raina Rlanca de Castilla y contra el legado papal, apunta que sus autores son esos pobres: estudiantes a los que solemos ilamar goliardos: vel illas quos solemus -goliardenses appellare. Esenombre es el que oficialmente empleard a menudo la Iglesia en los concilies en que se dictan normas y condenas contra tales personas, calificadas también de ribaudi (bellacos), (rutanni (truhanes), scurriles (chocarreros). maledici (maldicientes), blasphemi (Hasfemos), adulatores (aduladores), gyrovagt (trotamundos), vagi scholares (estudiantes vaga- 'SMANFORD 1926: 38-58, '® MGH. Poctae Latint IM 205. ° SPITZMULLER 1971: 1739. El mundo de los Gollardos y Clirigas Vagabundas undos), cberhardini.® otc. Asf, on ol concilio provincial de Tréveris, colebrado vl 1227, s¢ encarga a los parrocos que impidan a cscolares ‘Yagabundos y goliardos que interrumpan con sus cantos la celebracisn de Jas mises y de los oficis religiosos: tem praecepimus ut onmnes sacerdotes “hon permitiant tratannos et alios vagos scholares aut goliardos cantare “persus super ‘Sanctus’ et ‘Agnus Dei’ aut alias in missis vel in divinis ‘fficis.® Los eoncilios de Rusiny de Chéteau-Gonthier, ambos celebrados en 7231, repiten toxtualmente la orden de que se rape al pelo al cero a los ‘lérigos belacos para que no ostenten Ia tonsura, que los sefialaba como ‘personas acogidasa espociales privilegios eclesiales: Statuimus quod clerici ‘ribaudi, mazime qui dicuntur de familia Goliae, per eplscopos, archidiaco- ‘nos, officiales et decanos christianitatis tondori praecipiantur, vel etiam ‘radi quod eis tonsura non remaneatclericalis.®, texto que luego transcribi- ‘P4.al pie dela letra ol concilio do Sons, presidido por e: arzobispo Gualtero -Carnut en 1239" Todavia a finales delsiglo Xi, en elconcilio de Salzburgo, ‘¢1 1291, la condena una vez. ms “a la secta de los estuciantes vagabundos™ (Gecta vagorum scholarium), a quienes se tilda de scurriles, maledicos, \ilasphemos, adulationibus importune vacantes, si clericos in vituperium ‘clericalis ordinis profitentur, esto es, “chocarreros, maldicientes, blasfe- “mos, dados a las adulaciones intempestivas, que se profesan clérigos para -escarnio del orden clerical”, viene acompafiada de una descripcién moral “de los goliardos que no tiene desperdicio: “se exhiben desnudos en publico, ‘duermen ex los muladares, son asiduos a las tabernas, a los garitos, a las putas, consiguen la comida pecando: acostumbrados a este modo de vida, rnunce la abandonan”.* No menos plistica es In invectio del obispo Raimundo de Rocosse! en ‘su poema De certamine mundi contra los clérigos depravados, que él personifica en un prototipico goliardo, a quien dirige directamente sus Censuras. Entre otrasperversionesqueanatematiza esidn ladeser errabundo (degis in orbe vagus), holgazdin y gandul (tardus et lentus), aunque nunca llega tarde abober (ad potum tardusnon es), moverseen la inmundicia (stas in putredine totus) y envojecer entregado a los excosos de la bebida y de la comida (potibus ac escis nimis insistendo seneseis). Fl obispo alude, al ™ En los Coneilios de Magunza celebrados los athos 1261 y 1310 se repite textualmentela prohibiciin do dar alojamiento a “los clérigos vagabundos a quienes popularmente se denomina Eberhardinos". MANSI, Concilia XXV 311. 'SMANSI, Concilia XXIII 33. Lo mismo se repite en 1277 en otro concilio de ‘Teéveris, Cl. MANSI, Concilia XXIV 201. SMANSI, Concilia XXIII 215 y 237. 2 MANSI, Concilia XXIII 512. » MANSI. Concilfa XXIV 1077-1078: Publice nual incedunt: in furnis tacent; tabernas, ludor et meretrices requentant; peccatissuls victum sibi emunt;inveterati sectant suam non deserunt. BYARZA 1978: 9. ‘Manuel-Antonio Marcos Casquero mismo tiempo, a las prdcticas posticas de tales elérigos, que componen poemas engafiosos y nocivos, por lo que hace votes para que no dafien a nadie: Cur... per tua carmina fraudas? Nullinoceat tua musa. El cotofén es rotundo: clérigo semejante se hace acreedor de las censuras ;por ser goliardo!: cum sis goliardus. Hemos aludido més de una vex al término secta, que en ocasiones es sustituido, como forma equivatente, por ordo y, translaticiamonto, por familia: sectau ordo scholarium, alo que vendria a equivaler el mencionado Jamilia Goliae. Es claro, sin embargo, que tal concepto debe entenderse siempre en sentido metaférico y humoristico, y no titeralmente: jamés existieron los goliardos como un movimiento organizado y con entidad corporativa, aunque en algin momento este nombre se aplicase a algin grupo muy determinado. En efecto, entre tas multiples fraternidades religiosas que hicieron eclosisn on tos siglos XIll y, sobre todo, XIV como consecuencia de las numerosas corrientes misticas y reformadoras que eruzaban Europa, hubo muchas cuya ortodoxia era en ocasiones dificil de discernir para ta Iglesia, Tal fue el caso de las beguinas® 0 el de los bogardos*, De hecho se acusé a veces a ciertos béguinages de servir do refugio a ics albigenses; e incluso se aplicd el nombre de lollardos a ciertos begardos de vida ambulante, que practicaban la mendicidad; mis tarde el ismo calificativo de lollardas les fue aplicado a los wiclefitas®™. Elnombro BYARZA 1978: 14-16. La boguinas se decfan fundadas en el siglo Vi por une elerta santa Bega, ‘aunque en forno a su aparicidn todo es nebuloso, Eran mujeres dedicadas a Ia ‘caridad, queadquirieron granimportancia on el siglo XII, fundandoestablecimiontos ‘en Francia, Pafses Bajos y Alemania. Sospechosas por su pietismo, fueron Investig ‘das por Ie Inquisicién, pero no se actus contra ellas Los begardos eran grupos decristianos laicos que. en el siglo XII, hicieron aparicidn en el norte de Italia, Pavses Bajos y Alemania, Sunombro, quizd emparen- {ado con el inglés beggar, significaria “mendigos”. Su doctrina tenia mucho que ver on el iluminisma y las’ posturas antinomianas, por lo que varios concilios los condenaron por herejia « inmoralidad. Desde 1367 se desaté contra ellos une ‘dristica porsecucién que los llevé a desaparecer. # John Wielef, 0 Wycliff, (ca.1320-1384) habia estudiado en Oxford, de cuyo Balliol College logs 1 ser director, hasta que en 1374 fue nombrado rector de Lutterworth, Leicestershire. Seafiliéalpartida deJuan deGante,duquede Lancaster, {que combatia la influyente intervencidn del Papa y de los eclesidsticos en Ia politica Nacional. Sus crticas contra los abusos eclesidsilcas lo llevaron a comparcecr on 1377 ante un consejo de abispos en la catodral de san Pablo, saliendo bien parado sracias ala intervencién del duquede Lancaster. En 1378 redobldsus ataques contra, &l goblerno papal y todo Jo que éste representa: In confesién obligatorie, las ‘ponitencias, las indulgonecias...Organizé grupos de “sacordotes pobres”, aquienes se ‘conocer‘a eomo follerdos, que recorrian ol pas propagando las doctrinas wiclefitas, \doctrinas que fueron condenadas, en 22 puntos, por un tribunal eclesidstico reunido fen Blackfriars, Londres. en 1382,... aunque a la postre sélo se le exigié la promesa do no predicar. Su doctrina, contenida en los 13 voldmenes de su Summa, tuvo Elmundo de tos Gollardos y Clérigos Vagabundos de lollardo se ha hecho derivar, unas veces, de un hipotético Lollard, ‘cabecilla de un (quizi hipotético) movimiento herético; otras veces, se ha ‘emparontado con una antigua palabra holandesa que significaria “cantores de salmos"; pero la opinion mas razonable es la que lo hace derivar del {érmino, también holandés, /ollaert que, con el significado de “clérigo icencioso", se considera derivacién dol franeés goldard. Pero es evidente quo tal apelativo se les impondria por las connotaciones peyorativas que el, {érmino goliardo comportaba, y no por las pricticas propias de los que nosotros conocemos como “goliardos". Es en su sentido humoristico y satirico como hay que interpretar cl poema 219 de los Carmina Burana, que simula ser la carta fundacional de lasecta golidrdica y on ol que se expone Ia doctrina que la anima: “Nuestra, ssocta acoge a los justos y a los injustos; a los cojos y a los débiles; a los ‘consumidos por los afios; a los belicosos y a los pacificos; a los mansos y a los locos: alos bohemios y a los teutones; alos eslavos y a los romanos; alos. ‘gigantes y a los enanos, y a los de estatura media; a los humildes ya los ‘vanidosos... Os expondré las leyes de la Orden delos vagabundos, cuya vida ‘es noble y dulco por naturaleza, que gustan més de un abundante asado quo ‘de una sobria medidade pan. Nuestra Orden prohfberadicalmente los rezos ‘do maitines, pues por la mafiana andan flotando muchos fantasmas que nos producen alucinaciones, Con razén nuestra Orden (ordo) se llama secta, ppues la gente que la sigue (sectatur) es de muy diversa procedencia”. Este texto, como muchos otros que pudieran aducirse, hay que enten- derloen sujusta proporcisn: alusién burlescay desonfadada que emplealos términos ordo 0 secta, (asi como el de familia), en sentido hiporbslico, para englobar en una estructura a todos aquellos que, precisamente, se encuen- tran al margen de las estructuras canénicamente establecidas. Por otra parte, como decimos on otro lugar.® “ni todos los goliardos 0 clerict vagantes eran poetas, ni todos los autoresde estetipo de poesfas golidrdicas eran realmente ‘goliardos’ en el peor sentido de Ia palabra (..), ni eran. vulgares histrionos 0 juglares errantes do conducta no siempre edificante y digna de imitacién”. Muchos, como ya se ha apuntado, ocuparon altos enorme importancia en el movimiento husita, por lo que ol concilio do Constanza (1415) decreté quelos restos de Wiclef fueran exhumados y arrojadosa una hoguera, ‘Suntencia que se cumplié en 1428, Los ollardos tomaron parte en la “RobeliGn de los campesinos” durante ol roinadode Enrique Il. En 1395 dirigieron al Parlamento un ‘legato en que se atacabu la riqueze de la Iglesia, ol celibato sacerdotal, la doctrina de Ia transubstanciacién, las oraciones por los difunbs, el culto a las imagenes, la {guerra y la pene capital. En 1401, durante el reinado de Enrique IV, Ia aprobacisn del estatuto De haeretico comburendo evi a muches follardas a la hoguera. Su rsecutcién se enconé en tiempos de Enrique V, obligandolos a Ia clandestinidad. Durante la Reforma volvieron a aparecer con fuerza. K.B. MaFARLANE, “ohn Wycliffe and the beginning of English Nonconformity", en le Col, Teack Yourself ‘History, Londres, English Univ. Press 1952. SS MARCOS-ONOZ 1995: 42. Manuel-Antonio Marcos Casquero puestos on monasterios ycatedrales, escuclasy univorsidades. Lo inico que hicieron fue componer sus poemas “al modo y al estilo de los gollardes”. 5 Debemos, asf mismo, puntualizar también los dos componentes del sintagma clerici vagantes. El término clericus no significaba en absoluto lo ‘que hoy dia entendemos por ‘elérigo’. Entre sus muchas acopcionos®” figuraban las de escribiente, secretario, sacristin, erudito; pero de manera ‘especial ora equivalente a scholaris. Cuando las invasiones barbaras dieron al traste con las escuelas laicas heredadas de Roma, la Iglesia asumid las tareas educativas, aunque confiriéndoles légicamente una orientacién propia y adaptada a sus necesidades ¢ intereses. Es en este contexto en el ‘que hacen su aparicién los clerici scholares o clerici parochiarum, que ayudaban a los presbiteros en sus labores apostdlicas: hacfan de acélitos, lefan Ia epistola, emtonaban los cantos, ensefiaban a los feligreses los rudimentos de la instruccién religiosa, Cuando los monasterios, catedrales y colegiatas crean escuelassuperio- res, a ellas acudirdn los aspirantes al sacerdocio, pero también aquellos otros que sélo buscaban una preparacién intelectual orientada a la vida civil, especialmente dedicada a las labores administrativas. Todos cuantos asiston a dichas escuelas eclesiales son denominados cleric sive scholares. Por el mero hecho de que la escuela -y luego la universidad- estd imbricada en una sociedad eclesidstica, el alumno entra a formar parte do un organismo eclosidstico y sujeto a su jurisdiccidn, de tal manera que cn el curso de los siglos XILy XII incluso los maestros, los abogados y los médicos son calificados de cierici por el simple motivo de haber realizado sus estudios en escuclas de la Iglesia.” Es evidente que a estas alturas el término clericus habia perdido gran parle de su primitivo significado. Entre los primeros cristianos, la palabra clerus (de origen griogo, kléros, y equivalente al latino sors)" designaba a aquella persona que “pertenecfa -como heredad, parte o suerte- a Dios", a cuyo servicio se entrogaba. Esa consagracién a Dios fue destle muy tempr: ‘no puesta ostensiblemente en evidencia por los monjes con la adopcisn de tuna practica propia de los ritos de paso: el corte delos cabellos, la tonsura.?? Esa misma préctica fue asumida por los primeros clérigos, aunque su significado era on gran modo distinto: en ol monje manifestaba su renuncia Comparese con et significado del inglés clerk: “oficinista, empleado, secre- tario, recepcionisia de hotel. dependiente (en USA), vendedor, escribano. Sélo en clork'in holy orders signif “elérigo". ® PANE 1993: 635s. 2 El gr. kléras iniclalmente aludia ala piedrecilao tojuelo que se emplenba para echar suortes; derivado de elo, signified sorteo o asignacidn por sortco: de ahi, parte de una herencia, y mis particularizamente, heredad, campo, inca, MARCOS CASQUERO 1995, El mundo de tos Goliardos y Clériges Vagabundos ‘al mundo, para ol que se considera muerto: en el clérigo acreditaba el tarisma de un ministorio, ministorio que participaba de la potestas ordinis ‘modiante cl ejercicio delabores propias tanto dels érdenes menores como de las mayores. Pero a partir de una época dificil de determinar Ia clericatura dejé de yincularse a la potestasordinis. Siguid, sin embargo, adoptando la tonsura, /bien como sefial distintiva de pertenencia al ordo clericalis, aunque no se hubiese recibido ninguna de las érdenes sagradas, ni siquiera la menor de clas. Y es aqui donde el término clericus deviene equivoco, pues designa, por un lado, a los simples clérigos (es decir, scholares), y, por otro, a los celérigos que han recibido las érdenes sagradas. Estos uitimos participan de la potestas ordinis: los primeros, en cambio, estin al margon de dicha potestas y carecen de carisma, sibien, por su pertenencia a una institucién ial (oscuola o universidad), gozan*, en cuanto escolares, de todos los, privilegios eclestisticos, de los que es garante la lonsura: el privilegium fort, que los exime de los tribunales civiles, y ol privilegium canonis, que excomulgaaquienes|esinfieran dafio fisico. En este contextose explica que de Ruin, de Chateau-Gonthier o de Sons, entre otros, ordenen rapar al cero la cabeza do gollardos y de clérigos vagabundos, con el fin de climinaries la tonsura, expresién de unos fueros y de unos privilegios nada desdefiables. En efecto: apertenencia alordoclericalis suponfa, entre otras ‘cosas, Ia exencién del servicio militar; la exencién de ser juzgado ante tribunales civiles: la exencién de impuestos.. La Iglesia, no obstante, no anatematizaba radical y fulminantemente al ¢goliardo, sino que le permitia considerar la amonestacién durante un largo aiio, al cabo del cual. sil elérigo amonestado nocambiaba su modo de vida, le privaba de todo privilegio eclesidstico. Tal leemos en un texto redactado ‘en 1289 en ol Sinodo de Cahors, texto que después sera incorporado al Corpus Turis Canonicis, y que dice asi: “Asi mismo proceptuamos que los, clérigos no sean jugiares, ni goliardos, ni bufones, declarando que si practicaron durante un afo tal difamante offcio,se vean despojados de todo privilegio cclesiistico”. El mismo sinodo aconseja advertir al interesado en tres ocasiones antes de retirarle el fuere™: “As{ mismo, si en la goliardia 0 ® No eran los dniens. A veces se recibia Ia tonsura por devocldn. Otras veces fran los padres quienes llevaban a sus hijos a tonsurar. CE. R. GENESTAL, Le ‘privilegium for en France, du Décret de Gratian é la fn du XIVesiécle, 2 Vols., Paris 1921-1924, Vol, p.40ss. Entre el 3 de diciembre de 1390 y el 24 de junto de 1392 fueron 1642 los nitios que recibierom la tonsura: en Ruin, en fa festa de Pentecostés de 1397, fuoron tonsurados 737 nis, 3 MANSI, Goncilia XXIV 1017: lem praecepimus quod clerici non sint foculatores, goliardi, buffones, dectarantes quod si per annum illam artem diffamatoriam exercuerint, omni privilegio evclesiasticn nudati sit. ®SMANSL,Goncilia XXIV 1019: fcem si in goliardia vel histrionitate per annum {fuer velorvior tempore etter montinon desitunt.)omnprioegocticalt sit exclusi ‘Manuel-Antonio Marcas Casquera fen el histrionismo se mantuvieran un alo -o menos tiempo- y no lo abandonaren después de amonestarseles tres veces. (..) quedon al margen do todo privilegio clerical”. Similares prohibiciones so reiteran dos afios después, en el Concilio de Salzburgo, 1291, on que se lee esto™: "Asi mismo (J eneste sagrado sinodo denunciamos, prohibiéndolo publicamonte bajo pena de pérdida de sus privilegios clericales, que nadie se afllie a la Teprobada secta de los escolares vagabundos, ni permanezca en ella, ni se ‘entregue a su prctica”. ‘Todas estas dispersas prohibiciones y anatemas que concilios y sinodos ‘europeos han ido lanzando contra los goliardos, scholares et clerici vagan- ‘es, cuya vida bohemia es lo opuesto a la decencia clerical, serdin asumidas por el papa Bonifacio Vil aito 1298, al incorporalas al Liber sextus de las Decretales, que venta a sumarse a los cinco libros ya existontes, obra de Gregorio IX. He aqui uno de sus fragmentos*: Clerici qui, clericalis ordinis dignitati non modicum detrakentes, sed ioculatores seu goliardos faciunt ut bufones, siper annum artem illam ignominiosam exercuerint. ipso ure. ‘si autem tempore breviore et tertio moniti non resipuerint, careant omni privilegioclericalt. En 1310, el Concilio de Salzburgo reiterara sus condenas contra los goliardos." cunque en esta ocasién aduciré textualmente la logislacién papal de Bonifacio VIII. Observames, pues, una gran abundancia de clerici, ya soan simples ‘onsurados, ya sean clérigos ordenados. ¥ 6s a ese conjunto -aunque mds al primero de sus componentes- al que alude Ia expresién clerici sive scholares vagantes. Desde muy temprano la Iglesia mird con recolo a los clérigos ‘errabundos. Ya el 235 ol concilio de Nicoa anatematizaba a quienes, tras abrazar el ministerio sagrado, andaban vagabundeando ex civitate in ‘lvitatem. El De opere monachorum de san Agustin fustigaba a unos monjes remisos al trabajo y a la permancncia en el monasterio. Un comentarista angnimo del siglo Vil, en una apostilla a la Regula de san Benito” alude a determinados monjes que deambulaban por los eaminos fingiéndose poregri- ‘nos oex-cautivos, acogiéndose ala caridad hospitalaria de monasterias en los que pasaban algunos dfas “entrogados a su placer y a las sedueciones de la gula”(propriis voluptatibus et gulae illecebris servientes), hasta que comen- zaban a suscitar sospechas, momento en que se informaban de la ubicacién del monasterio mas préximo para repetir en 61 la misma operacién, En ol De officiis ecelesiasticis de san Isidoro de Sevilla encontramos una pormenorizada deseripein de los clerici vagantes “avant la lettre", pues ™ MANSI, Concilia XXIV 1078: Ideoque (..) deauntiamus in hae sacra synodo, sub pocna privitegiclericalis, publive prohibentes ne quts sectam vagoram scholarlun reprobatam assumat, seu in ea permaneat vel eam exercere praesumat. MLL CE. Corpus luris Canonic, ed. E. Friedberg, Graz 1952, 1! 1019. 2 MANSI, Concilia XXV 227. Regula 1,6-10. “PL 83, 779: Isidoras, De officits ecclesiasticis 2.3. El mundo de tos Goltardos y Clérigos Vagabundos elobispo hispalense estd escribiendo a comienzos del siglo VII: “Hay dos tigos de eldrigos. Uno es el de los eclesidsticos que viven bajo la autoridad. ide un obispo; el otro, el do los acéfalos, quienes, faltos de una persona quo. ‘Jos rija. no saben a quién seguir. Estos tltimos nose engloban ni en la clase ide los seglares, por el cuidado de los asuntos mundanos, ni dentro de la ‘catogoria de los religiosos. Libres e inestables, no hacen otra cosa que “abrazar una vida torpe y vagabunda. Con tal de consoguir ta posibilidad de {$atlsfacer sus placoros, sin tomor a nadio, sc dejan arrastrar por le libertad {ypor sus deseos como brutos animales, portadores del signo de la religion, pero sin ejercer ministerio alguno, semejantes a los hipocentauros, ni hombresnicaballos"’. En nuestra region occidentalestd muy orecienteesa machedumbre sérdida o infame”.*? Siempre fueron para la Iglesia motive de desconfianza tos clérigos para la Iglesia, la stabilitas de los monjes, més que unacualidad odistintivo fundamental, era considerada como una necesidad juridica... Como ha observado Henry Spitzmuller, la fSrmula Ubi stabilitas, ii religio se _ remonta a los origenes mismos det cristianismo y se ha impuesto siempre ‘como una rogta absoluta para los clerici religiosi. Tan sélo los clerici saeculares estaban dispensados de esa ley. Por eso, sin contar cen las, inumerables Reglas, Decretales y Cartas, mas de setenta Concilios y ‘Sinodos han condenado, a veces con frases muy severas, el trato y amistad ‘con los Zoculatores, bufones, bandidos y criminalos que a voces mantonfan los clerici vagi, por el peligro de que también éstos los imitaran”. Pero aparte de los Coneilios y Sinodos", las censuras contra los clérigos libertinos o vagabundosson constantes desde ol siglo lV. Hemos citadcasan ‘Agustin y a Regula desan Benito; pero podemos aiiadir la Regula mayistri: la Constitucién de Childaberto del 555: la Admonitio generalis y las Capitulares de Cartomagno, del 789 y 797; el Reglamento del cbispo Gualtero de Orleans (ca.858)... hasta la Decretal de Bonifacio VIII datable por el 1298, La asiduidad de las condenas indica, por un lado, la preocupa- ciin do Ia Iglesia respecto a este tipo de porsonas; pero, por otro, la ineficacta de tales censuras y leyes, habida cuenta del poco efecto que muestran haber tenido. ‘Apuntemos, sin embargo, un hecho que consideramos muy imporiante: ‘que cuando la iglesia censura a los clerici vagantes, a los goliardos.no lo hace como condena de una herejia, heterodoxia o error alguno, sino que lo linico que reprende es una forma de vida. Es mas, como muy atinadamente 4 Isidoro de Sevilla, Orig, 1.40.5: 11.5.9. “= MARCOS-OROZ 1995: 33. “© MANCOS-ONOZ 1995: 34. *#SPITZMULLER 1971: 1740. WADDELL 1932 registra hasta 88 conclis en que'se abordaeltemadelos _léigos libertinos simplemente vagabundos. ‘Mtanuel-Antonio Barcos Casquero apunta Carefa Villostada*, “cuando reprueba el goliardismo, no lo repruc- ‘ba como contrario ala vida eristiana, sino como indigno de la vida clerical, Por cuanto que “los goliardos eran cominmente clerict, porque habiay reclbido por lo menos ta tonsura y podfan distrutar de ciortas condiciones del privilegium fori, aunque no llegasen ni sacerdocio ni al desempono de {unciones propiamente eclesiésticas”. De hecho, la Iglesia registraba una serie de profesiones cuya préctica consideraba indigna en un clérigo, He aquialgunas dees que enumera el inodo de Lieja® celebradoen 1287;“Ast mismo ordenamos que los elérigos no sean juglares ni se dediquen a oficios deshonestos, que no convienen a los elérigas, cuales son la usura (..), ef oficio de cambista, carnicero, tabernero, proxeneta, (..) y que no sean comediantes, juglares (..) ni goliardos”, {Con el paso del tiempo, el primitive vagabundeo vino a cambiar designo, SI inicialmente se trataba de clérigos itinerantes y trotamundos, desde nates del sigto Xil ef auge de las universidades y et desarrollo y expansiin de las cludades confirié un nuevo sentido a aquelta inquietud viajera, "Los ties o tres dias en cada monasterio -escribe Yarza‘- se conviorten para algunos en dos o res afios en cada universidad; la mala vida de los caminos se torna mata vida en la ciudad. Ahora, la encarnacién mas caracteristica del clérigo vagabundo es o! estudiante pobre". En efecto. El aumento de la poblacién estudiantil, ol atractivo de determinadas universidades o simples motives personales fueron motivode que numerosos scholares 0 clericl se movieran de una universidad a otra, no s6lo en su propio pais, sino también allendesus fronteras. Elcistercionse. Helinando (1160-1230), juglar y rovador antes de profesar como monje on el monasterio de Froidmond, nos dejé testimonio escrito de esta nuova situacién. “Estos escolares -dice”- suelen recorrer urbes et arbem, y con tantas letras se welven locos... Estos clérigos buscan on Paris las artes liberates: los autores cldsicos en Orleans: los cédices de derecho en Bolonia; {as redomas de medicina en Salerno; y en Toledo los maestrosde nigroman, Pero en ninguna parte aprenden buenas costumbres” Efectivamente, la vida bohemia es una tentacién facil para adoptar {f2stumbres y comportamientos poco loables, mixime cuando la juventud bulle con toda su efervescencia y vitalidad, La formacién escolar, la cru: {6VILLOSLADA 1975: 297. STMANSI, Coacilia XXIV 910-911: tem praecepimus quod eleril non sint oculatores, et officic inhonesta quae non decent clericos. qualia sunt haves notre {.-Joffcium eanbiatoris, carnifcis tabernari, proxenatae.(.-) nec sit histrlonen, ‘oculatores,(..) gloliardit. “SYARZA 1976: 13, El mundo de tos Goltardos y Clérigos Vagabundos én cldsica y el ingonio personal ofrecian a clerici 0 scholares In. mnidad de plasmar en versos latinos, de carécter ritmico, sus senti- tos més espontineos: el amor, Ia inclinacién por las mujeres, el vino y g| juego, aderezado todo ello por la innata tendoncia de Ia juventud a rarse contra cualquier cadena que impida la omnimoda préctica dela. .d. A menudo el sarcasmo se torna feroz. critica contra la Iglesia, dici Hormos tenido ocasién de apuntar que no todos los clerici vagantes eran. tas, ni que todos los poetas que compusieron versos al “estilo godiirdi~ fueron clerici vagantes, aunquo quizé en algiin poriodo de su vida jieron serlo. Del mismo modo, junto a goliardos miserables, fracesados uines, hubo otros que alcanzaron altos puestos en la sociedad. En. jalquier caso, una de las caracteristicas mas lamativas de toda la lea es su cardeter anénimo, lo cual no es de extrafiar ma réplda decadoncia, desnaturalizdndose en su contenido de tal modo sélo perdurard su técnica, aunque asumida como vehiculode expzesion or la poesia religiosa y la himnologia litirgica. Lo que vamos a encontrar ahora son “goliardos a lo divino”.” de quienes sf conocemos abundantes nombres: Ia abadese Herrandis, Juan de Garlandia, Juan de Howden, Juan .ckam, Ricardo Rolle... Por otro lado, las circunstancias politicas, seciales yculturales dela época, a expansién de una maquina burocratica cada vez. mayor y mas compleja, demanda cada vez. més a las autoridades civiles el ‘reclutamiento de personas doctasy cultas. Y ja quiénes recurrir, sino a los #? La incorporacién de estos cleric’ ala vida administrativa y cortesana provoca la aparicién de los llamados clerici curiales, que “huyende de la d eclesidstica, van poco a poco entregandose a las vanidades de la corte para aspirar a las riquezas. Se acaba, por fin, la época de los clerici ‘mendicantes y se inaugura la de los clerici curiales”.* -0- __ Resumamos, pues, 1 dicho hasta aqut, Los goliardos no son un movi- “miento consciontemente estructurado (ni secta, ni ordo, ni familia) ol Glericus vagans existi6 desde los primeros siglos de la Iglesia: pero en los _ siglos XI-XIl presenta una peculiaridad: compone poemas en latin, ras no siguiendo los modelos “clisicos”, sino adoptando una cadencia ritmica y una rima propia de las composiciones populares: ademds, tales poemas contenfan una tematica muy espeeifica: amor, vino, mujeres, juego, paro- dia, critica... = VILLOSLADA 1975: 200, SIMARCOS-OROZ 1995: 51 ‘Manuet-Antonio Marcos Casquero Le que ahora nos interesa determiner es hasta qué punto los goliardos epresentan o manifiestan circunstancias propias de su tiempo, y hasta qué grado ol contenido de sus poemas responde a corrientes ideolégicas de su pore. Para ello vamos a hacer dos catas (muy someras, por exigencias de tiempo y de espacio) en su producciéi Hemos aludido en més de una ocasién a algunos de los temas mis frecuentes en las composiciones goliardas. Pero se equivocarfa quien pensara que los poemas goliardos sélo cantan al amor, al vino, a las mujeres, a In primavera; 0 que sus vorsos sélo se mueven al compas de la burla. de la parodia, de la jocosidad. También a menudo comportan una ‘gran carga critica contra la sociedad. y particularmente contra las jerar- quiaseclesiasticas, derivando a satira unas veces y otras veces a invectiva, Y tampoco es raro encontrar composiciones de hondo moralisme, de sincero arropentimiento por los yerros de aniafio, cuando no de elevados aliontos ascéticos. Pero de todo ese conjunto argumental nos interesan aqut y ahora dos temasconeretos: el amor yla critica, Eltema del amor, por a luz que aporta sobrela peculiaridad de la poesfa golidrdica™; el tema de la critica, por el significado preciso que podemos descubrir en ella. En ambos casos, por motives obvies, nos limitaremos a esbozarlos. 1.-Llama la atoneién othecho de que, mientras en el siglo XIlse expande por el norte de Francia uns poesia ritmica de corte popular, pero escrita en latin, como es Ia que componen tos goliardos, casi simulténeamente comiexza a desarrollarse en ta Provenza francosa una lirica en lengua vernécula, In occitana, que, de contenido preferentemente amoroso, com: ponen los trovadores. En efecto, a comienzos del siglo XII toma forma un doterminado concepto de amor, de corte roméntico (amour courtois), que funde en un mismo crisol una serie de elementos espirituales y sociales, entre los que Gilbert Highet* selecciona los siguientes: 2) El cddigo do cortesfa caballeresca, que obligaba a una extraordinaria defsrencia para con los débiles, entre los que se cuentan las mujeres, 'b) Er ascotismo cristiano y el desprecio al cuerpo. ©) Elculto a la Virgen Maria, que exaltaba la pureza y la virtud transzen- derte de la mujer. 4) El foudalismo, que consideraba al amante como vasatlo de su amada, y exisia de él la actitud do un siervo ante su duefia.. ‘Ala poesia amorosa medieval en lengua latina dedicé varios articulos Guy de VALDUS, “La poésie amoureuse en langue latine au Moyen Age”, Classica et Mediaesalia 13, 1952, 285-345; 14, 1953, 156-204; 15, 1954, 146-197, desce el ontode vstahistérico y formal, negando ajantemente todoorigen popular alaliiea {oliérdica. Opinién contraria defenders afos después Peter DRONKE, Mediual Latin and the Rise of European Love-Lyric, Oxford 1962, 2 vols. HIGHET 1954: 99, del Voli. El mundo de tos Goliardos y Clérigos Vagabundos 9) La cstrategia militar de la Edad Media: la eonquista amorosa soln ser comparadacon el asalto a una plaza fortificada o con su captura tras un largo asedio. 1) La poesfa de Ovidio, autor de un tratado intelectual y “cientifico” de In. conquista amorosa considerada como ciencia: Ia Ars amatoria 0 Ars ‘mandi, Con toda razén Ludwig Traubo calificé a los siglos Xil y XII] de aetas ovidiana. Porsu parte, A.J. Denomy* consideraba que on lacreacién del concepto del “amor cortés” habfen contribuido tres corrientes intelectuales: ) El misticismo neoplaténico, que ensefiaba que el alma pugna por levantarse por encima del cuerpo y de la materia, para llegar a unirse: con el Bien, que siempre es apetecido y aprehendido a través de la belleza. b) La herejia albigense, cuya doctrina propugnaba que espiritu y materia. pertenecen o dos esferas distintas. Consecuencia inmediata fue la predicacidn en demanda de un ascetismo a menudo llevado a limites extremes, ©) La filosofia y el misticismo arabigos, derivados en gran medida de la, filosoffa platénica, ‘Tenemos, pues, dos corrientes poéticas: la representada por los gol ada por los juglares y trovadores. Sin embargo, ambos ‘movimientos posticos, siendo coctdneos, entrafian profundas diferencias". Por un lado, ol origen social y cultural de unos y otros: los goliardos suclen ser gente de estudios y vincuiada alas escuclas y universidades; los juglares. proceden en su mayorfa del pueblo llano, del estamento més popular. Por- tre lado, los medios sociales en que unos y olres se mueven son muy diferentes: los goliardos, en escuelas y universidades, al par que en tabernas y prosifbulos (segtin el tépico): los trovadores, por palccios y- cortes, 0 por plazas y mercados, Consecuentemente, el tratamiento que hacen del amor es muy distinto. El trovador, imbuido de “amor cortés” y caballeresco, ve en la mujer un ideal a menudo inaleanzable y digno de veneracisn. El goliardo, al margen de toda galanteria y postura cortés, sélo- parece aspirar a la satisfuccién carnal y al amor sensual, En ol tema del amor, el goliardo no ve més que a la mujer; el trovador (que se hace eco del sentir del caballero) no ve mds que ala dama. La disparidad de posturas es. tal que ol clericus -clérigo 0 estudiante-, pagado de su valfa sobre todo intelectual, menospreciaal caballero (mies), considerdndoloinferior,cuando- ‘noabiertamentehostil. Tropezamos asi en mas de una ocasién con una Vieje disputa que trata do ostablocor quiénes -si los clerici 0 los milites- son mejores amantes, y por ello preferides de las mujeres. A menudola cuestién S-TRAUBE 1911: 113 dol Voll. S=DENOMY 1944: 175-260. PATERSON 1995. ‘Manuel-Antonio Marcos Casquero se plantea al modo de académico debate, del que es un acabado ejemplo la Disputa entre Filis y Flora. En estos debates, como obra de clerici, éstos resulian siempre vencedores*. Quizi ef inico ejemploen quello no sucede lo tengamos en ol poemita, no latino, Florence de Cheltenham. Resulta chocante la postura que la Edad Media observé ante Ia mujer. Frente al concepto idealizador de Ia dama, ampliamente difundido. se levanta, no menos difundido, un profundo sentimiento miségino. Quizd la ‘manifestacién mas conspicua de ello la encontremos, sin duda, en Leroman de la rose, no tanto los 4.266 primeros versos, obra de Guillaume de Lorris, cuanto los 17.434 restantes, salidos de la pluma de Jean de Meung. La concepcién iltima que Jean de Meung tenia del amor era puramente ‘material y su Gnica finalidad era la unidn carnal. Basta recordar los cuatro tiltimos versos del Romar Par grant joliveté cueillt Ja fleur dit biau rosier fucilli Ainsint of la rose vermeille. ‘tant fu jorz, et je m'esveille, queen castellano suena asf: “Con gran alegria consogufla flor del bello rosal Trondoso. Asilogré la purptirea rosa. Luego se hizo de dia, y me despierto”. El comentario de Luis Cortés a este pasaje es concluyente: "La conquista final de la flor por el amante es la descripcidn, pormenorizada y apenas cencubierta, de la desfloracién de una doneella, con motaforas y detalles de gusto més que dudoso en ocasiones” ‘A menudo dicho antifeminismo ven‘a siendo espoleado por Ia Iglesia, que veia en Ia mujer el origen de todos los vicios y perversidades. Como ejemplo deello suclen citarse, porsudemoledora rotundidez, unoshexdme- tros dactilicos rimados atribuidos a Ilildeborto de Lavardin (1055-1133), que llegaria ser arzobispo de Tours: Femina perfida, femina sordida, digna catenis. Mens male conscia, mobilis impia. plena nenenis. Vipera pessima, fossa novissima, mota lacuna. Omnia suscipis, omnia decipis, omnibus una. Horrida noctua, publica ianua, semita trita. Igne rapacior, aspide surdidior est tua vita. 5 PARAL 1913 (1907): 192-303, "Los débats du clere et du chevalier dans la uérature des Xile et Xlile siacles”, OULMONT 1911. A veces nosonlos interesados quienes debatcn lacuestién, sinolas mujeres. ‘Talsucede en elparodistica Conciliode Remiremont.donde unas monjas debaten qué es mejor, amar a un clérigo 0 a un eaballero, S CORTES 1980: 49. “PL a71, 1428. El muncia de los Goliardas y Clériges Vogabundos Versos de virulento antifeminismo compusieron también Marbodo, obispo de Rennes (1035-1123)", y Raimundo de Rocosello’. A Pedro de Corbeil (1150-1220), profesor de teologia en Paris antes de ser obispo de Cambrai y de Sens, se le atribuye una composicién satirica titulada ‘Adversus eos qui uxorem ducunt. Empero, los goliardos no parecen compartir esa misoginia medieval, como tampoco participan de la idealizacidn caballeresca de In dama. Se titan a onsazar sus aributos corporalesy no espiran més que » amaria carnalmonte. Las manifestaciones poéticas de caracter erdtico que se habian ‘ensayado durante Ia Alta Edad Media habia sido contrarrestadas por el ‘es{uerzo que Ia Iglesia habia puesto en ospiritualizarlas. Nos hallamos ahora ante unaespeciode rebelién juvenil quese levanta briosa contra talsituacién. ‘Trovadores y goliardos participan de esa ruptura, si bien los tiltimos, libres do escripulos éticos, nodudan en llegar a extremos abiertamente pornogrd- ficos®, Para ellos, e] amor espiritual no parece existir. A lo mas que llegan, casi siempre en st vejez, es a arrepentirse melaneslicamente de sus pecados de la carne, quiz con el dolor de no poder pocar de nuovo. Resumiendo: “on el terreno erético, la concepeién eamal y sensual que los goliardos tienen de la mujer es una reaccién ala voz contra la misoginia frenética de tantos autores religiosos y contra la insipidez evanescente y la abstraccién descarnada de la Dama de la poesfa provenzal, de los Minnen- ‘siger 0 del ‘dulee estilo nuevo”. -0- 2.- El segundo tema que nos interesa aquées su postura critica frente a Jasociedad de su tiempo y mds particularmente frente a lalglesia. Lacritica social es en muchas ocasiones un elemento t6pico. Por ejemplo, considerar que el mundo vive alterado y que todo marcha a la inversa de como deberia. ir: losestipidos ensefian en las universidades, los proxeneiasestinal frente de los conventos, la casta Lucrecia se entroga a la prostitucién, el severo atin regenta una casa de mancebia, Gregorio Magno dsputa on las taborna virtus migrat in vitium, ‘opus transit in otium: une cuncte re a debita exorbitantur semita, esto es: “la virtud on vicio se convierto; ol trabajo se transforma on ocio; en tuna palabra: todo marcha al margen del camino que debia”. “1 PL171, 1698-1699: De meretrice. " Exhortatio ad mulieres fugiondas, Neues Archiv 36, 1911, 551-556. ‘Paracel goliardo, el amor es un arte y tiene sus grads ofases ascondentes: visus, alloquium, contactus, oscula et factum. 4 MARCOS-OROZ 1995: 41 ‘Manuel-Antonio Marcos Casquero La época en que vive el poeta es vista bajo el prisma de la diatriba y de la carieatura, Pero lo cierto es que, aunque existan los vicios que critica, 4éslos no son ni generales ni privativos de su tiempo. En este contexto es en el que hay que interprotar, por ejemplo, el Iamento constante por la decadencia intelectual, cultural yde los estudios, comohace el pocta al decir Florebat olim studi, ‘une vertitur in tedium, precisamonte en un momento en que Europa lorecia cientificamente y las universidades comenzaban a proliferar. ‘Tépico muy antiguo es también la critica al poderfo del dinero. En este punto, sin embargo, hallamos una cierta originalidad en el hecho de que lo ‘que se censure sobre todo sea la preponderancia y acumulacién del dinero ‘en manos de la Iglesia, on la que sdlo ve preocupaciones pecuniarias Clericis non morum cura, sed nurmmorum. (Paradigmaitico a este respecto en una composicién en prosa, -pero de hhondo espititu golidrdico- titulada Evangelio segiin Marcos... de plata, en que todo el texio esta confeccionade a base de retazos procedentes de las Sagradas escrituras, sacados, naturalmente, de su contexto original), ‘Sin ombargo, son muchos los pocmas que censuran rigurosa y virulen- tamente a Ia Iglesia, encarnada en sus dirigentes (Papa, cardenales, obispos, abades) y que fustiga determinados vicios de sus clérigos, sobre todo la simonia, la ambicién, la lujuria y la hipocresfa. Semejante postura critica manifestada on poemas satiricos hunde sus raices mds profundasen la situacién social que, desde el siglo X, vive Ia Igiesin en su afiin por hacorso ‘con Ins riendas del poder tanto espiritual como temporal de Europa. En efecto; Ot6n |, conla transtatio imperi 1 962, suefia con renovar la idea que Carlomagno habia infructuosamente puesto en marcha: la de un Imperio cristiano que engiobara on una misma sociedad alaicos y clérigos, de modo que Iglesia, Imperio y Cristiandad fueran una misma realidad social. El problema, virulento problema, radicaba en qué autoridad -Emperador 0 Papa- debia regir esa sociedad Gnica. Manifestacién inmediata de ese antagonismo fue la cuostion de las, investiduras. La Iglesia del siglo X no habfa quedado al margen del proceso «general de feudalizacién sufrido por Europa. Del mismo modo que el sofior feudal entregaba tierras a sus vasallos a cambio de su fidelidad, dispondra también de las funcioneseclesidsticas, que, al gual que las tierras, levaban aparejados unos beneficios. os emperadores oténidas consideraron prefe- rible poner sus estados en feudo en manos de ecleslisticos, habida cuenta de que, a la muerte de éstos, las tierras volverian a la corona, a diferencia de aquellos feudos concedidos a los laicas, que a la postre terminaban por perderse desde el momento en que la institucién feudal so convirtié en horoditaria. Semejante planteamiento produjo un amplio transvase de nobles (sobre todo segundones) al estado eclesidstico en el que veian la Bl mundo do loe Goliardos y Cliriges Vagabundos ilidad de encontrar una estabilidad social y econémica para su vida. Ta funcién religiosa, con los poderes y beneficios que comportaba, era asf tuna especie do feudo en manos del sefior (laico) que lo confiaba a un ‘eclesidstico de su eloccién con el gesto simbélico de la investidura, y cuyo puesto, cuando quedara vacante, revertirfa a manos del sefor. “Es ficil ver Fleemos en la Historia general de las civilizaciones de Crouzot™- las consecuencias de esta situacién: por una parte, el parentesco que en los espiritus se establece entre los cargos publicos y los feados puede hacer confundir con la fidelidad feudal la retacién que une al servidor de la iglesia con el patrono do Ia misma: asimilacién peligrosa, pues subordina las autoridades espirituales a los poderos temporales. Por otra parte, y no es menos grave, los sefiores laicos. al escoger entre los candidatos para tal 0 cual dignidad religiosa, consideran evidentemente mucho menos las cuali- dades morales que los servicios que el elegido podria prestarlos (... Semejante practica va en desdoro de la calidad”. Problema similar habian tenido que afrontar los reformadores monds- ticos, y la solucién mas dréstica y efectiva habia resultado ser Ia de Cluny: Independencia absoluta de toda ingerencia laica en los asuntos religiosos, particularmente en cl nombramionto de sus jerarquias monacales. [I peso de In lucha de la Iglesia por escapar a todo control laico, iniciada por Leon IX, recay6 sobre los hombros de Gregorio Vil (1073-1085), quien no sélo proclama ardorosamente la independencia de la Iglesia romana, sino que ademas defiende con denuedo la supremacia de Ia sede apostélica. El emperador, Enrique IV, acepta el reto y convoca el concilio de Worms (1076), que condena la actuacién del Pontifice, a lo que éste replica con dos decisiones, canénica una (la excomunién del emperador) y politica la otra (deposicién de Enrique 1V). Privado del apoyo de sus muy numerosos e influyentes vasallos eclesidsticos, Enrique, para recuperar eltrono, notiene mds salida que retractarse y suftir Ia humillacién de Canosa (107). Elonfrentamiento entre el emperador y el papado seré largo y acabara por decantarse a favor del segundo. Cuando en el Corcilio de Clermont (2095) el papa Urbano il logra concitar a toda la cristiantad para empren- der una nueva cruzada, esté en realidad mostrando el progreso del centralismo papal, que confiere valor universal, por decreto, a los “regla- mentos de la paz do Dios". Sin ombargo, ol conflicto do las investiduras concluird con una solucién negociada. En Franciase prohibi¢ lainvestidura laica de obispos y abades, al par que so corraban los ojos ante las Investiduras de beneficios menores. En Inglaterra sera el Concordato de Londres (1107) el que acabe con el enfrentamiento, lo mismo que para ol Imperio hard ol Concordato de Worms (1122) se deslindard el ceremonial S=CROUZET 1980: 405-406. Su elaboracién irradié de los canonistas del monastero normando de Bec, aunque la farma titima fue obra det obispo Ivo de Chartres. ‘Manuel-Antonio Marcos Casquero de cleccién y consagracién (que es lo que confiere ol poder espiritual, emanado de la iglesia), de la coremonia de investidura (que, a cambio de Aidelidad, pone patrimonio y jurisdiccién en manos del clérigo clegido), Victortosa la Iglesia on el largo conflicto de las investiduras, la posicidn del Papado result6 poderosamente reforzada. A partir de ello ird aspirando de forma paulatina al ejercicio de una autoridad universal, nto enel plano espiritual como en el temporal. Poro Ia consolidacin politica do las ‘monarqufas nacionales suscitard, en el siglo XIII, un nuevo antagonismo entre los poderes seculares y eclesidsticos. Se desempolvardn de nuevo conceptos ya esgrimidos en tiempos de las luchas contra las investiduras, ‘aunque ahoraserén aplicados a un conflicto que presenta un planteamiento nuevo. En ol siglo XI la cuestidn a dilucidar era el poder universal sobre la Cristiandad en cuanto unidad politico-religiosa: on el siglo XII se trata del aleance del poder absoluto, reclamado tanto por la Iglesia como por cada Estado, que aspira a ser soberano sobre su propio territorio. El detonante del conllieto fue precisamente un prerrogativa propia dela soberantlaica: la referida, on Francia, ala imposicién de cargas fiscales a los eclesisticos, frente a los privilegios de los que gozaba la Iglesia, que se apresura (1296) « publicar la Clericis laicos, Aun rebasando los mirgenes temporales impuestos a nuestro trabajo, diremos que en esta ocasién el conficto dio al traste con la tcocracia pontificia. Se impusieron las tesis laicas que defendian las proponderancia del Estado, tanto en el orden institucional (la jurisdiccién eclesiastica no Prevalece sobre la corona) como en el orden doctrinal (la Iglesia atonderd ‘a cuestiones espirituales, dejando en manos del principe cuanto es compe- toncia exclusiva de la autoridad temporal). Pues bien: es en ol marco de este cuadro que acabamos de dibujar onus {ineas mds sobresalientes en el que debe insertarse la postura critien de los oomas goliardos”. Elenfrentamiento entre el Imperioyyel Pontificado, por tun lado, y los ordenamientos gregorianos tendentes a la reforma del cloro, por otro, espolearon vivamento la vena satirica, dando lugar ala multipli cién de poemas como a los que estamos aludiendo. Muestra de tal prolifo- racién son los volimenes publicados en los Monumenta Germaniae Histo- rica bajo ol titulo de Libellé de lice Imperatorum et Pontificum saeculis XT et AMI conscripti, Hannover 1891-1897. Bion fuera que las inclinaciones gibelinas incitaran a ello, bien fuera que el pocta juzgara directamente su ropia experiencia, el easo es que sus versos censuran una y otra voz tanto el nicolaismo (esto es, el desorden de las costumbres) como la simonta (0s decir, la venalidad de funciones sagradas). Y no son sélo los goliardos “ HASKINS 1972: 159 apunté que parte de las composiciones antieclosiés- ticas y anticuriales de los goliardos conceta directumente con los libelos aparecidos ‘durante Ia luchas por las investiduras y que gran parte de ellos continuari hasta a reforma protestante, El mundo do los Goltardos y Clériges Vagabundos quienes adoptan posturas consoras, Eniro las propias érdenesreligiosas se ¢ruzan frecuentescriticasy se suscitan amargas polémicas, que descienden fa veces a limites rayanos en la astracanada, como el enfrentamiento entre istercionses y cluniacenses a propésito del uso de los calzoneillos.** Enlotocante alas eriticas, censuras y sétiras goliardas contra la Iglesia hay que desligar, pues, lo que son tdpicos y clichés, de aquello que es realidad viva en Ie época del autor. En ste sentido, ol anonimato de las obras impide muy a menudo determinar el grado de credibilidad que comportun sus datos, asf como la medida de la sinceridad de quien nos los transmite. Téngase en cuenta, por ejemplo, que los autores cuyos nombres conocemos no son auténticos “goliardos” en el sentido tradicional del término, sino mas bien personas que escriben “al estilo goliardo”: y que dichos autores ocuparon un puesto, a menudo dostacado, en la maquinaria, ‘que censuran. Tales el caso de Hugo, el Primado de Orleans, de Gualtero de Chatillon, de Serlo de Wilton, de Pedro de Blois o de Felipe, el Canciller.. Incluso el caso del Archipoota es motivo de duda para Peter Dronke”, como rovelan sus palabras: “Aunque de familia noble, debid de ser, ademas de poeta cortesano, empleado estatal o diplomitica de segunda categoria al cio del canciller imperial, con toda seguridad muy allogado al Federico Barbarreja. Por mi parte, estoy convencido de que su aficién por ‘} poeta vagabundo miserable y rebelde que tiene que pedir dinero a su sefior oa su piiblico tiene bastante mas que ver con ol artificio literario que con la autobiografia. Todos sus poemas denotan, estrofa tras estrofa, un juego habil y brillante sobre ol longuaje de la Biblia y Ia tradicién clsic ‘demuestra que conoce la poesia latina con una coltura que hubicra ‘envidindo cualquier humanistadel Renacimiento. Y precisamentesumérito consiste en disimular suarte, haciondo parocor fil su verso a fuerza de su ‘ono personal y su espontaneidad. La descripeldn que nos hace del poeta- vagabundo (por encima de cualquier tépico literario) parece hecha para quella sofisticada camarilla internacional de diplomaticas y legisladores, ceruditos de alto copete y prelados que se movian en torno al emperador. cuya lingua franca era cl latin y entre los cuales el Archipoota, por nacimiento y posicidn, se desenvoivia a su mismo nivel” declarado superflua esta prenda de vestir, permitidndola s6lo para los viajes. Los monjes de Cluny parecen haberse desvindo de tal precpto desde Ia sogunida mitad del sg. X; y yx a prineipios se toca ltoma, aguty alld, en Ia polémica entre cistercienses y cluniacenses, éstos zabieren 1 aquéllos diciendo que no levan calzoneillos a fin de estar mis prontos a la \deshonestidad: esto que feemos, por ejemplo,en un debate en verso entre dos monjes quo beben juntos y que al final logan a as manos”. CE. A.H. BREDERO, “Lo Dialogus duorum monachorum. 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