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Dentro de las puntualizaciones y descripciones, a manera de teoría literaria, que Reyes desarrolla

en ese primer texto me interesan particularmente las ideas que giran en torno a las “maneras de la

forma”, verso y prosa, y al lector. Entre el verso y la prosa para Reyes no hay jerarquía estética,

aunque se ha querido posicionar por encima al verso. La cercanía que la prosa tiene con el

lenguaje “coloquial” es una de las razones que sus detractores usan para sobajarla. Sin embargo,

Reyes argumenta la diferencia abismal que existe entre la prosa pensada e intencionada como

literatura y el lenguaje oral, porque nadie habla como escribe. Lo que Reyes enfatizaba, a

sabiendas o a propósito de las comparaciones que ya se hacían entre ambas maneras, me parece

que continúa hoy. Tengo la impresión de que se sigue considerando que lo versado es todavía

estéticamente más elevado, o con una dificultad estilística mayor. Ese anquilosado pensamiento

(ver la poesía como la forma más pura de literatura: pensamiento que tanto daño a causado en el

espíritu de muchos poetas) dota a las disertaciones y argumentos de Reyes de una actualidad

perenne. Además, las hibridaciones existentes derrumban esa jerarquización entre verso y prosa.

Otra de los puntos que destaco por parecerme también de mucha actualidad y de una gran

claridad en la forma de posicionarse ante el texto son las ideas que describe sobre la figura del

lector. Si Reyes ha desarrollado una manera de acercarse a los textos literarios, de comprenderlos

más profundamente en su composición, todo esto caería en vaso sin fondo sin un lector que se

percate de ello. Si bien es cierto, como menciona, que la subjetividad de cada una determina en

parte cómo experimentamos un texto, no por ello es imposible enseñarse una manera de leer que

aproxime a una lectura más profunda. En ese sentido es como termina el texto de Reyes, dando

algunos consejos bastante específicos de cómo un lector común, no universitario, puede llegar a

ser un buen lector. Estas últimas propuestas, que cierran el texto, como señala, bajan las

abstracciones y acercan lo dicho a los terrestres, acciones que aún hoy siguen haciendo falta.

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