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PRINCIPIOS TERAPÉUTICOS Fap PDF
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85-96
ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG
PRINCIPIOS TERAPÉUTICOS Y
POSIBILIDADES CLÍNICAS DE LA
«PSICOTERAPIA ANALÍTICA FUNCIONAL»
Carmen Rodríguez-Naranjo
Universidad de Málaga
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PRINCIPIOS TERAPÉUTICOS Y POSIBILIDADES CLÍNICAS DE LA «PSICOTERAPIA ANALÍTICA FUNCIONAL»
cológica que sitúe a los procesos mentales mos esta mañana” y proporcionarle, así, un
como causantes de la conducta, posición feedback correctivo tras su relato.
que es tildada de “dualista” (Hayes, 1987) Se sostiene que una instrucción verbal va
desde este marco conceptual. a constituirse en regla de conducta en la me-
Esta forma de terapia se aviene con el dida en que funcione como estímulo discri-
análisis funcional de la conducta. Se supone minativo, de modo que su efectividad para
que el análisis de las funciones que cumple controlar la conducta va a depender del tipo
la conducta del cliente va a indicar sus posi- de consecuencias que se siguen por compro-
bles estrategias de control. Se sigue en defi- meterse o no con la conducta especificada en
nitiva la lógica de la modificación de con- la regla (Skinner, 1969). De este modo, la
ducta operante. Lo novedoso en la PAF va a conducta de una persona va a estar mediada
ser que se ocupa de alterar las funciones de por su “historia verbal” específica de conse-
la “conducta clínicamente relevante” del cuencias sociales recibidas por la correspon-
cliente que se produce en la sesión terapéu- dencia formal entre los estímulos verbales
tica, y esto como medio para cambiar la antecedentes y la conducta implicada (por
“conducta real” que es objeto de tratamien- ejemplo, cuando la conducta de un hijo se ve
to. Esta forma de actuar se va a fundamen- determinada porque su padre le amenaza de
tar en dos factores clave: el reforzamiento y una forma consistente para que se esté quie-
la conducta verbal. En primer lugar, es un to). En este caso, las amenazas funcionarían
principio bien conocido del reforzamiento como “mandos” que especifican o implican
que cuanto más inmediatas y cercanas sean consecuencias aversivas por su incumpli-
las consecuencias respecto a una conducta, miento. En este sentido, es de gran relevan-
mayor será su efecto. En la sesión de tera- cia clínica tener en cuenta que las reglas o
pia, la consecuencia más inmediata y cerca- “mandos” no siempre se formulan de forma
na de la conducta del cliente va a ser la re- directa, sino que un “mando” puede estar
acción del terapeuta (Kohlenberg y Tsai, también encubierto en un comentario apa-
1987). En segundo lugar, la PAF se va a rentemente descriptivo, por ejemplo, cuando
ocupar de la “conducta verbal”, considerán- un hombre dice (a modo de “tacto”) a su no-
dola como el principal material clínico que via el contenido calórico de un postre o co-
se genera en la sesión de terapia. menta sobre el atractivo de una actriz de cine
En su obra Conducta verbal (1957), delgada, insinuando sutilmente el “mando”,
Skinner ya intentaría definir funcionalmen- “no te pongas gorda o te retiraré mi afecto”.
te este tipo de conducta: “Al definir la con- En estos ejemplos se plasma, en definitiva, la
ducta verbal como conducta reforzada a tra- noción de la “conducta gobernada por re-
vés de la mediación de otras personas, no glas”, cuyo potencial podría ser el de llegar a
pretendemos, ni podemos, especificarla en suplantar el efecto de las propias contingen-
ninguna forma, modo o medio” (p. 14). Es- cias de reforzamiento (Luciano, 1993).
ta definición funcional de la conducta ver- Por otra parte, es especialmente relevan-
bal supone que el medio social del sujeto va te para la PAF que el análisis que se lleva a
a proporcionar reforzamiento diferencial cabo de las “conductas clínicamente rele-
por la correspondencia entre los aconteci- vantes” y de las actuaciones terapéuticas
mientos y el relato que el sujeto hace de parte del principio de “equivalencia decir-
ellos. Esto es lo que Skinner denominaría hacer”; es decir, de la conducta verbal con
“control de la audiencia” sobre la conducta su referente no verbal. Este principio de
verbal. Por ejemplo, una madre puede suge- equivalencia significaría, siguiendo a Cata-
rir a su hijo que “le diga a papá dónde fui- nia, Mathews y Shimoff (1990), que mol-
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dear lo que la gente dice acerca de lo que que da lugar a las CCRs; y que es, conse-
hace parece ser una forma más efectiva de cuentemente, la ocasión propicia para pro-
cambiar su conducta que, incluso, si se mol- porcionar las ayudas oportunas. Las CCRs
dea la conducta directamente y, desde lue- se clasifican en tres tipos: los problemas del
go, que si se le dan las instrucciones para cliente que se manifiestan en la sesión
que lo haga. Desde este punto de vista, se (CCR1), las mejorías del cliente que se pro-
deriva la estrategia de la PAF de aplicar las ducen en la sesión (CCR2) y las explicacio-
contingencias oportunas para alterar la con- nes que proporciona el cliente acerca de su
ducta verbal y cambiar, por este medio, la conducta (CCR3).
conducta no verbal. En lo que sigue, se re-
visa este procedimiento terapéutico prestan- CCR1: Ejemplos reales de conducta durante
do una especial atención a los matices dife- la sesión terapéutica que son ocurrencias del
renciales que presenta con respecto a las problema clínico
restantes formas de terapia de conducta.
Cualquier persona con determinado tipo
Elementos definitorios de la PAF de problemas probablemente manifieste en
la sesión terapéutica conductas significati-
La PAF es una forma de terapia de con- vamente relacionadas con dichos proble-
ducta que se basa en el uso de estrategias de mas. Por ejemplo: (1) Una cliente con difi-
moldeamiento directo para la modificación cultades importantes en la relación social
de conductas problemáticas (Hayes, Kohlen- que se queja de no tener amigos y de no sa-
berg y Melancon, 1989). El presupuesto bá- ber cómo hacerlos, y que muestra en con-
sico en el que se apoyan sus estrategias va a sulta las siguientes conductas: evita el con-
ser considerar que la exploración de las rea- tacto ocular, responde a las cuestiones ha-
cciones del cliente hacia el terapeuta puede blando de una forma lenta y sin centrarse en
proporcionar en muchos casos una muestra la cuestión, tiene una crisis tras otra y de-
representativa de sus dificultades y aun el manda atenciones, se muestra enfadada ha-
más saliente y efectivo objetivo de cambio cia el terapeuta por no tener todas las res-
(Kohlenberg y Tsai, 1991). Se conceptuali- puestas, y frecuentemente se queja de que la
zan así las “conductas clínicamente relevan- vida no merece la pena y de que ella es una
tes” que se producen en el seno de la relación persona despreciable. (2) Un hombre que
terapeuta-cliente, vistas por tanto como una sufre de ansiedad a hablar, y que se pone a
oportunidad importante de producir cambios temblar ante su terapeuta y es incapaz de
terapéuticos significativos en el contexto de hablar durante la sesión.
la propia sesión, como esclarece Pérez Álva- Si el tratamiento es efectivo, conforme
rez (1996), bien llamada así terapéutica. avanza debería ir disminuyendo la ocurren-
Se presentan a continuación los dos ele- cia de estas CCRs.
mentos esenciales del proceso de la PAF: se
conceptualizan las “conductas clínicamente CCR2: Mejorías del cliente que ocurren
relevantes” y se formalizan las pautas que durante la sesión terapéutica
guían la actuación del terapeuta.
En la PAF se considera que si los proble-
Conductas clínicamente relevantes (CCRs) mas del cliente se presentan durante la se-
sión, también cabe que se produzcan mejo-
Como se ha dicho, en la PAF se conside- rías conforme se desarrolla la acción terapéu-
ra que la sesión terapéutica es una situación tica. Por ejemplo, un cliente con dificultades
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graves en la interacción social y que se mues- generalización a otras situaciones del cambio
tra continuamente temeroso, y que cuando conseguido en la relación terapéutica.
avanza el tratamiento modifica una cita o
cualquier otro aspecto de la situación tera- Evaluación
péutica, esta conducta constituye una CCR2.
A partir de lo dicho hasta aquí en torno a Siguiendo el proceder del análisis fun-
las CCRs, resulta evidente la importancia cional clásico, en la PAF se organiza la in-
que en la PAF va a tener la habilidad del te- formación de evaluación en un análisis pre-
rapeuta para discriminar las CCRs relacio- liminar de las dificultades del cliente en tér-
nadas con las perturbaciones emocionales y minos de los principios conductuales con
de conducta del cliente, la importancia que objeto de identificar condiciones antece-
va a tener la habilidad del terapeuta para fa- dentes y consecuentes que llevan a una con-
cilitarlas y después bien extinguirlas bien ducta problemática. Se generan, así, hipóte-
moldear las aproximaciones a las conductas sis sobre las variables clínicamente relevan-
apropiadas en el ambiente terapéutico, y tes relacionadas con el problema.
además para crear el arreglo de contingen- En lo que se refiere a la conducta verbal,
cias que faciliten sus respectivas extinción y las relaciones verbales se definen funcional-
reforzamiento positivo natural en el am- mente a partir de su sensibilidad al contex-
biente diario del cliente y asegurar, así, la to. En este sentido, una vez identificadas las
generalización. Las CCR3 que se revisan a variables clínicamente relevantes, la tarea
continuación van a tener que ver, justamen- específica que en la PAF se requiere al tera-
te, con el asunto de la generalización. peuta se basa en las tres funciones de estí-
mulo que se señalan en el conductismo ra-
CCR3: Los repertorios verbales del cliente dical: discriminativa, evocadora y reforzan-
que se corresponden con su propia conducta te. En la medida en que las CCRs sean re-
clínicamente relevante y con las variables forzadas en la sesión de terapia, se va a fa-
controladoras vorecer que la sesión se constituya en estí-
mulo discriminativo para las mismas, au-
Los clientes presentan habitualmente ra- mentando así la probabilidad de que sean
zones y explicaciones de su conducta. En la realizadas. Para que ello pueda tener lugar,
PAF, en tanto que terapia operante, van a in- el terapeuta bien identifica que una CCR1
teresar en primer lugar las explicaciones de está ocurriendo en un momento particular,
las causas de la conducta en términos de sus bien presenta una situación preparada para
antecedentes funcionales, y de las contin- evocarla. A continuación, el terapeuta pre-
gencias de reforzamiento o motivaciones de gunta al cliente si esa conducta, detectada
las que depende. En segundo lugar, van a previamente como problemática, está ocu-
ser también especialmente significativas las rriendo en la sesión clínica.
interpretaciones del cliente sobre la posible Una vez identificadas y elicitadas las
generalización del cambio realizado en la conductas problemáticas, e identificadas sus
relación terapéutica hacia las relaciones rea- variables controladoras, se pasa a la inter-
les en su vida cotidiana. vención propiamente dicha.
Según esta lógica, los terapeutas ofrecen
explicaciones sobre las causas y motivacio- Reglas terapéuticas de la PAF
nes de la conducta del cliente en términos de
las contingencias de reforzamiento de las que Las técnicas de la PAF se describen en
ésta depende. También analizan la posible forma de reglas de actuación del terapeuta,
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personas” o “ser asertivo”, los tera- ductas que debe reforzar. Y (b) de
peutas moldean las manifestaciones que sea natural en la aplicación del
del cliente de dicha habilidad. reforzamiento y constantemente eva-
(2) De esto se deriva la segunda pauta, lúe su impacto en el cliente. Este úl-
según la cual el terapeuta debería timo aspecto va a configurar la si-
ajustar sus expectativas a los reperto- guiente regla de actuación en la PAF.
rios actuales del cliente, siguiendo
así la lógica de “moldear” las aproxi- Regla nº 4: Observe las propiedades
maciones hacia las conductas desea- potencialmente reforzantes de su conducta
das. como terapeuta que son contingentes con
(3) En ciertas situaciones, el terapeuta las ocurrencias de la CCR del cliente
ha de amplificar sus reacciones re-
forzantes ante los cambios del clien- Esta regla se deriva directamente de los
te para que así éstas resulten más sa- principios del análisis de la conducta que
lientes y aumenten su potencial efec- enfatizan la importancia de los efectos de
to sobre la conducta del cliente. Por las consecuencias de la conducta sobre las
ejemplo, imaginemos el caso de un probabilidades futuras de esa conducta. Así,
cliente con grandes dificultades para observar la cualidad reforzante de la rela-
establecer relaciones personales cer- ción puede tener efectos importantes sobre
canas, y cuyo incremento en su cer- los resultados terapéuticos, sobre todo en la
canía hacia el terapeuta genera en es- medida en que va a permitir al terapeuta
te último una predisposición a actuar ajustar su conducta en función de los efec-
con mayor confianza y también sen- tos que va produciendo en la conducta del
timientos de mayor cercanía. A cau- cliente.
sa de que probablemente el cliente Recapitulando, se observa que en las re-
no discrimina estas reacciones, el te- glas 3 y 4 se enfatiza el papel del terapeuta
rapeuta describe su reacción privada como potencial agente reforzante de las
y dice, por ejemplo: “Me siento más conductas del cliente que significan una me-
cercano a ti ahora, cuando me con- joría. Es, en este momento, el asunto de la
fías tu visión de tu relación de pare- generalización a otras situaciones el que in-
ja”. Si no se amplifican, estas rea- mediatamente asaltaría a los terapeutas de
cciones apenas podrían tener efectos conducta, el cual se aborda directamente en
reforzantes sobre la conducta del la última regla del proceder terapéutico de
cliente que las causó. la PAF.
(4) El terapeuta ha de ser consciente de
que la relación terapéutica tiene un Regla nº 5: Desarrolle un repertorio para
poder único para el beneficio del describir las relaciones funcionales entre
cliente. Su potencial reforzante va a las variables controladoras y la CCR del
depender, básicamente, de lo si- cliente
guiente: (a) de que preste atención y
sea paciente para que no se le esca- De acuerdo a la PAF, fortalecer aquellas
pen aquellas conductas que ha de re- interpretaciones del cliente que describen de
forzar. Las mejorías pueden, de he- forma precisa las relaciones funcionales en
cho, producirse de formas muy dife- las que se encuentran implicadas sus CCRs
rentes, por lo que el terapeuta debe incrementa su contacto con las variables
ser consciente de cuáles son las con- que controlan estas conductas y aumenta,
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así, las oportunidades del cliente de cambiar sión exhaustiva en Valero y Luciano, 1992;
en la dirección deseada. Se trata de crear un y en particular sobre conducta verbal, Lu-
contexto en el que, por ejemplo, las emo- ciano, 1993), la extensión de sus aplicacio-
ciones no sean vistas por el cliente como nes más allá de estas condiciones sitúa estas
ocurrencias azarosas, sino más bien como el estrategias en el lugar de hipótesis que han
resultado de acontecimientos discrimina- de ser probadas empíricamente.
bles reales, que pueden así ser reducidos o Entre los casos en los que se informa ha-
incrementados. Si bien se sigue la lógica de ber utilizado la PAF, Kohlenberg y Tsai
ofrecer al cliente los resultados del análisis (1987, 1991, 1994) refieren su utilización
funcional, el terapeuta no va a ofrecer una exitosa con personas que presentan dificul-
“explicación racional” programada en un tades importantes en los procesos de inte-
momento discreto de la intervención, sino racción social y deficiencias en auto-estima.
que va a aprovechar para “clarificar las re- En cuanto a categorías diagnósticas, con
laciones de contingencia” aquellas ocasio- frecuencia se hace referencia a sujetos diag-
nes en que, al hacerse saliente el efecto de nosticados con personalidad-límite y depre-
estas variables en la conducta del cliente, se siones recurrentes, los cuales suelen infor-
facilita su comprensión. mar sentirse temerosos, ansiosos y fuera de
Complementariamente, en la PAF tam- control, a la vez que se muestran frecuente-
bién se van a facilitar y reforzar las verbali- mente malhumorados, explosivos y verbal-
zaciones del cliente en torno a las equiva- mente insultantes. Por la lógica del procedi-
lencias entre los eventos que ocurren dentro miento, debería ser en definitiva aplicable a
de la sesión y sus acciones prácticas fuera aquellos problemas susceptibles de presen-
de la sesión. Kohlenberg y Tsai postulan tarse en la sesión terapéutica, entre los que
que, de este modo, se promueven y molde- Pérez Álvarez (1995) enumera: miedo al
an las “equivalencias funcionales” entre lo abandono, rechazo, dificultades para expre-
que se dice dentro de la sesión clínica y lo sar sentimientos, afectos inapropiados, hos-
que se hace en la vida cotidiana. Por ejem- tilidad, sensibilidad a la crítica, ansiedad so-
plo, si el cliente se comporta más asertiva- cial, compulsividad obsesiva y trastornos
mente en la sesión y se trata de promover del yo; dimensiones de la interacción social
acciones asertivas, sería conveniente hacer- que, en definitiva, se presentan en buena
le ver al cliente dicho incremento, pregun- parte de los problemas del cliente externo.
tarle y, en su caso, reforzarle naturalmente
por la ocurrencia de acciones similares en Los problemas del yo como ejemplo de
su vida cotidiana. aplicación
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etc.), denominadas respuestas ‘Yo X’. En el nas las críticas de alguien significativo pro-
desarrollo normal, el ‘yo’ se encuentra bajo ducen un cambio importante en su humor y
el control estimular del ‘lugar’ en el que se actúan como estímulos discriminativos para
producen las actividades como ver, querer, cambios marcados en los pensamientos,
sentir o pensar. Así, el ‘yo’ emerge como sentimientos y puntos de vista que confor-
unidad funcional a partir de un gran número man sus ‘Yo X’.
de unidades ‘Yo X’ que se encuentran bajo Respecto a los problemas graves del yo,
control privado, dando lugar a que el ‘sí Kohlenberg y Tsai proponen que éstos se
mismo’ sea experimentado como relativa- fundamentan en un gran número de res-
mente estable y continuo. Complementa- puestas ‘Yo X’ bajo control público. Así, la
riamente, cuanto mayor sea el rango de res- afirmación “Me siento vacío”, que es carac-
puestas ‘Yo X’ que no se encuentran bajo terística de los clientes diagnosticados con
control privado, más problemas experimen- un trastorno de personalidad-límite, es con-
tará el sujeto en la experiencia de ‘sí mis- secuencia de una relativa ausencia de estí-
mo’. En el extremo, los problemas graves mulos discriminativos privados que contro-
del ‘sí mismo’ se corresponden con una fal- len las respuestas verbales que toman como
ta de control privado sobre numerosas uni- sujeto el yo; y, por consiguiente, de la au-
dades ‘Yo X’. sencia de control privado sobre un amplio
La gente con perturbaciones del yo de rango de respuestas ‘Yo X’, tales como “Yo
leves a moderadas si bien presentan un nú- quiero”, “Yo siento”, “Yo necesito” o “Yo
mero sustancial de respuestas ‘Yo X’ que creo”. La localización externa de estímulos
son evocadas por estímulos privados, tam- que evocan el ‘yo’ se experimenta como
bién presentan un número significativo de despersonalización, y cuando estos estímu-
tales respuestas bajo un total o parcial con- los externos están ausentes, el sujeto experi-
trol público. No se incluyen aquí las perso- menta la ausencia o falta de yo. De este mo-
nas que saben lo que quieren o sienten pe- do, la ausencia de estímulos que controlen
ro tienen dificultades en la expresión aser- la experiencia de yo se corresponde con el
tiva, sino aquellas personas que tienen difi- “vacío” del que se quejan estos sujetos. Y
cultad para saber lo que quieren o sienten, las contingencias no sólo afectarán directa-
es decir, para producir un “Yo quiero X” o mente a las experiencias de “Yo quiero”,
“Yo siento X” en la ausencia de otra perso- “Yo siento”, “Yo necesito” o “Yo creo”, si-
na que actúe como estímulo discriminativo no que también afectarán a la experiencia
para este tipo de respuestas. En estos ca- del ‘yo’ que emerge de ellas. Así, sólo cuan-
sos, el problema del yo se experimenta co- do estas experiencias están controladas por
mo la dificultad en saber lo que uno quiere estimulación pública aparece el sentido de
o siente. yo.
Efectivamente, las personas con un ‘yo’ El sentido discontinuo e inestable de “sí
inestable muestran habitualmente una extre- mismos” que caracteriza a los sujetos con
ma sensibilidad hacia las opiniones de los personalidad-límite es el efecto de sus ‘Yo
otros, de tal forma que sus ‘Yo X’ que de- X’ controlados públicamente. En estos suje-
berían estar bajo control privado realmente tos se observa que, efectivamente, es sufi-
son controlados públicamente. Este sería el ciente un pequeño cambio en la conducta de
caso de una cliente que se siente bien consi- otras personas significativas para que se
go misma cuando está sola, pero lamenta produzcan cambios notables en los pensa-
“que se pierde a sí misma” cuando se impli- mientos, sentimientos y puntos de vista que
ca en una relación. Además, en estas perso- transmiten en sus ‘Yo X’.
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