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El CAPM (Capital Asset Pricing Model) es un modelo financiero desarrollado en la década del

sesenta del siglo pasado y que vincula, linealmente, la rentabilidad de cualquier activo
financiero con el riesgo de mercado de ese activo.

Retrocedamos un poco para comprenderlo mejor. Toda inversión en un activo con riesgo (las
acciones son el ejemplo por antonomasia) debe ser recompensado con rentabilidad. No hay
ninguna novedad en eso, pues inclusive nuestras abuelas ya lo sabían (“A mayor riesgo, mayor
rentabilidad”.). El riesgo está expresado por la volatilidad de los resultados esperados con
respecto al promedio. En términos estadísticos, el riesgo está expresado por la desviación
estándar. Sin embargo, ese riesgo es la suma de dos componentes: el riesgo único o no
sistemático y el riesgo de mercado o sistemático.

El primer componente, es el riesgo que el inversionista asume cuando la rentabilidad del activo
puede variar por razones atribuibles directamente a la gestión de la firma, la competencia o la
aparición de nuevas tecnologías. El segundo componente, es el riesgo que se corre, debido a
que la empresa opera en un entorno socio-económico dado.

Así por ejemplo, si usted adquiere una acción de una empresa de telefonía que opera en el
Perú, el riesgo que corre -o sea, la probabilidad que la rentabilidad de esa acción- de que sea
diferente a la que espera obtener es la suma del riesgo único y del riesgo de mercado. La
siguiente ilustración lo explicará mejor:

Ahora bien, si usted es un inversionista astuto, sabrá que parte del riesgo total puede ser
eliminado. ¿Cómo?. Pues muy simple: diversificando. Observe que dije astuto y no sofisticado,
ya que ese es un concepto intuitivo (¿Se acuerda del viejo dicho: “No hay que poner todos los
huevos en una sola canasta”?). Entonces, si en su cartera de inversiones, no sólo tiene las
acciones de la empresa de telefonía, sino también las de firmas que operan en otros sectores
(minería, banca, textiles, consumo masivo, etc.), se compensará la variación de la rentabilidad
de la acción de la empresa de telefonía con la variación de la rentabilidad de otros sectores.
Mientras más diversificada sea su cartera, el riesgo único irá disminuyendo. Pero lo que no
puede reducir, así su cartera esté totalmente diversificada, es el riesgo de mercado, pues, sea
cual sea la acción que adquiera, todas tendrán en común el hecho de que operan en el Perú. El
gráfico siguiente lo presenta de manera esquemática:

Sabemos, entonces, que si somos inversionistas diversificados, el riesgo único de nuestra


cartera no nos debe preocupar porque lo podemos reducir. El riesgo de mercado (o
sistemático), que no podemos eliminar, es el que debe tenerse en cuenta cuando exigimos
rentabilidad.

Por lo tanto, y, como primera conclusión, la rentabilidad está ligada sólo al riesgo de mercado
del activo financiero. Veámoslo de otra manera.

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