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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTÍN DE AREQUIPA

FACULTAD DE PSICOLOGIA, RELACIONES INDUSTRIALES Y CIENCIAS DE


LA COMUNICACIÓN

ESCUELA PROFESIONAL DE RELACIONES INDUSTRIALES

RESPONSABILIDAD SOCIAL

“EXPERIENCIAS DE EVALUACION Y MONITOREO DE CONFLICTOS


SOCIALES EN EL PERU “

SEXTO SEMESTRE

SECCIÓN “3ro B”

PRESENTADO POR EL GRUPO: Nro. 8

 ÁLVAREZ QUIPE LUIS ÁNGEL


 ZAPANA PHOCCO ANTHONY WILLIAM
 CHIRINOS ÁLVAREZ MARIO FERNANDO
 YUCRA FLORES LUIS ALBERTO

DOCENTE: Mg. VICTOR GUILER URDAY MANRIQUE

25 DE SEPTIEMBRE

AREQUIPA – PERÚ

2020
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................... 4
CAPÍTULO I .......................................................................................................................................... 5
1. MONITOREO DE CONFLICTOS SOCIALES EN EL PERÚ ................................................................. 5
1.1. La conflictividad regional .................................................................................................. 10
1.2. Índice de intensidad de la conflictividad por regiones naturales ..................................... 13
1.3. Proceso de intervención en los conflictos sociales ........................................................... 15
1.3.1. Etapa preparatoria .................................................................................................... 15
1.3.1.1. Analizando el conflicto social ................................................................................ 16
1.3.1.2. Seleccionando los objetivos de un proceso de intervención ................................ 17
1.3.1.3. Seleccionando el proceso de intervención............................................................ 19
1.3.1.4. Convocando a terceros facilitadores de un proceso de intervención................... 20
1.3.1.5. Identificando y desarrollando condiciones ........................................................... 24
CAPITULO II ....................................................................................................................................... 27
EVALUACIÓN DE CONFLICTOS EN EL PERÚ ....................................................................................... 27
2.1. CONCEPTOS GENERALES ........................................................................................................ 27
2.1.1. Evaluación: ...................................................................................................................... 27
2.2.2. Conflictos Sociales: .......................................................................................................... 28
2.2. LA EVALUACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOCIALES.................................................................... 29
2.4. ¿CUÁLES SON SUS OBJETIVOS? .............................................................................................. 30
2.5. ¿QUÉ RESULTADOS SE ESPERAN LOGRAR? ............................................................................ 32
2.6. ¿CUÁLES SON LAS ETAPAS DE LA EVALUACIÓN? ................................................................... 33
2.7. ¿CUÁLES SON LAS HERRAMIENTAS DE LA EVALUACIÓN?...................................................... 35
2.8. CONFLICTOS SOCIALES, MEDIDAS DE SOLUCIÓN Y DESIGUALDADES.................................... 39
2.9. CASOS DE CONFLICTOS Y DESIGUALDADES SOCIALES ........................................................... 44
2.10. EVALAUCION DE CASOS DE CONFLICTOS SOCIALES EN EL PERU ......................................... 47
2.10.1. CASO 1: Conflicto entorno al Proyecto Majes-Siguas ................................................... 47
2.10.2. CASO 2: La Mesa de Diálogo para el Proceso de Reasentamiento Poblacional de
Morococha ................................................................................................................................ 48
2.10.3. CASO 3: .......................................................................................................................... 50
La mesa de diálogo de la provincia de Candarave .................................................................... 50
2.10.4. CASO 4: La Mesa de Diálogo de Moquegua (MDM) ..................................................... 51
CONCLUSIONES ................................................................................................................................. 53
SUGERENCIAS .................................................................................................................................... 54
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................................................... 55
INTRODUCCIÓN

Las dinámicas sociales actuales ponen en evidencia problemas recurrentes que


arrastramos irresueltos por décadas como necesidades básicas insatisfechas,
limitada participación en la vida pública de los grupos más vulnerables, falta de
mecanismos para plantear demandas, etc. pero también nuevos problemas, como:
los cambios en la oferta y demanda de recursos naturales y la violencia urbana,
entre otros, ante lo cual se necesita nuevas y creativas formas de aproximarnos a
las problemáticas para trabajar posibles soluciones que sean sostenibles en el
tiempo. La prevención y adecuada gestión de la conflictividad social en el Perú, al
igual que la implementación de políticas efectivas orientadas al logro de la equidad
y la inclusión, constituyen condiciones básicas para la gobernabilidad del país; así
como, para la promoción de inversiones y el desarrollo del proceso de
descentralización. En este contexto, la adecuada y eficaz intervención de los
gobiernos descentralizados en la gestión de los conflictos sociales resulta
fundamental, en tanto se encuentran más próximos a la población afectada por
esta problemática.

Es por eso que debemos de llevar un monitoreo de todos estos conflictos sociales
ya que esto nos permitirá crear planes de contingencia para prevenirlos en
cualquier tipo de contexto en el cual se presente.
CAPÍTULO I

1. MONITOREO DE CONFLICTOS SOCIALES EN EL PERÚ

Este trabajo presenta la tercera y última etapa del proceso de intervención en un


conflicto social, correspondiente al proceso de monitoreo o seguimiento. Aunque
luego de una intervención exitosa se espera entrar a un proceso de postconflicto,
no es frecuente en la práctica peruana darle un seguimiento exhaustivo al
proceso.

Precisamente pueden surgir problemas o dificultades con la implementación, por


lo que muchos de los conflictos sociales reaparecen en otra escalada o ciclo de
vida que requieren nuevos procesos de negociación o de intervención.

Los procesos de monitoreo o seguimiento de los conflictos sociales pueden ayudar


a identificar tempranamente esas dificultades, deficiencias y limitaciones de los
procesos post conflicto. En ese sentido, estos procesos pueden servir de apoyo
para la mejor implementación de los distintos acuerdos y programas y alertar
sobre cambios en el contexto que amenazan la transformación del conflicto social.

El proceso de seguimiento o monitoreo es un mecanismo de permanente


evaluación que tiene el potencial de ser desarrollado por los mismos actores o por
terceros que intervienen en los conflictos sociales y que permite identificar
cambios en un periodo continuo de tiempo. (Ober, 2012., pág. 58)

Los cambios que se identifican son los siguientes:

• Cambios en el proceso o dinámica del conflicto social; a través de


indicadores, criterios o categorías establecidas se van recogiendo reportes
de información sobre esos aspectos con el fin de ir construyendo
acumulativamente un mapa o una matriz del estado del proceso o dinámica
del conflicto social a través del tiempo.
Ejemplo:

Se puede reportar el número de agresiones entre diferentes pobladores, número


de actividades y programas colectivos truncados, número de reportes en los
medios de comunicación con un lenguaje que refleja formación de imágenes
peligrosas (del otro), etc.

• Cambios producidos a partir de las intervenciones para manejar o


transformar el conflicto social; a través de indicadores consensuados sobre
cómo medir esos cambios producidos se puede ir monitoreando el
desarrollo del conflicto social y, a la vez, su implicancia con el mejoramiento
o deterioro de determinados factores. Es importante tener claro esa relación
de causalidad entre factores. De esta manera se puede medir el número de
programas o procesos implementados antes y después del conflicto social,
la participación en procesos de desarrollo antes y después del conflicto
social, la percepción local, mejora en el bienestar (económico, social o
político), etc.

• Cambios producidos a partir de los compromisos y acciones asumidas por


las partes o actores durante el proceso; a través de los acuerdos adoptados
por las partes o actores -durante la dinámica del conflicto social o en el
proceso de intervención- que establecen los objetivos, estrategias y
compromisos.

Ejemplo:

Se puede registrar cada uno de los compromisos asumidos e implementados para


hacer una evaluación de impactos, un levantamiento de percepciones, medición
del bienestar económico, social o político de las poblaciones beneficiadas con la
implementación de los acuerdos, etc. (Ober, 2012., pág. 59)

A continuación, un cuadro que grafica de mejor manera lo antes mencionado.


Para dar cuenta de estos cambios, evoluciones o acciones en un periodo
determinado de tiempo se han desarrollado iniciativas de seguimiento o monitoreo
del conflicto social.

Son tres las iniciativas de monitoreo o seguimiento del conflicto social. Veamos en
que consiste cada una.

a) Monitoreo o seguimiento en tiempo real

A partir del uso de tecnología como los teléfonos celulares, una red de actores por
la paz utiliza esta tecnología para identificar diferentes expresiones claves de
conflictos sociales como: rumores, especulaciones, incidentes menores,
desencuentros, de tal manera que le permita iniciar una respuesta inmediata o
intervención a cada uno de ellos.

Ejemplo

El Proyecto en Irlanda del Norte durante un episodio del conflicto social entre
Católicos y Protestantes, consistió en el uso de este sistema por los miembros de
las comunidades a través de una red de voluntarios que podían hacer uso de esta
tecnología no sólo para identificar, sino también para actuar en muchas de estas
situaciones que podían escalar a un conflicto social abierto.

b) Identificación de mapas de conflicto social con zonas “frías” y


“calientes”

Sirve para identificar la evolución de los conflictos sociales a partir de zonas de


riesgo o de ocurrencia de determinados hechos, para luego desarrollar estrategias
de intervención en esas áreas específicas como las zonas de paz, corredores de
seguridad, zonas de refugio, movimiento de poblaciones afectadas, convoy, etc.

Ejemplo:

En la crisis electoral de Kenya (2008), a partir del uso de tecnología combinada de


mensajes de texto y twitter integrada a los mapas de Google, se creó un sistema
llamado Ushahidi que permitía a las personas enviar textos gratis con información
sobre su ubicación y los acontecimientos que podían observar. De esta manera,
se pudo documentar a través de la información de la gente en tiempo real actos de
violencia y de paz.

A partir de esto se construyó un mapa de conflictos sociales con zonas “calientes”


y “frías” y se pudo monitorear la evolución del conflicto social. A su vez, la gente
recibía información en texto sobre las áreas peligrosas que estaban cerca a la
ubicación que había identificado el individuo.

c) Monitoreo del proceso

El monitoreo del proceso se utiliza para:

• Evaluar cómo un programa o un proceso está siendo implementado.


• Si está de acuerdo al plan para documentar problemas o nuevas
posibilidades que van surgiendo.
• Revisar los roles y responsabilidades del proceso.
• Proveer de información estratégica y útil para el desarrollo de los
programas o del proceso.

El monitoreo está enfocado en llevar un record diario o periódico de la


implementación del programa o del proceso, no se enfoca en los impactos o en los
resultados. El proceso de monitoreo generalmente está a cargo de terceros que
asumen ese rol, los tomadores de decisión, voluntarios y voluntarias o facilitadores
y facilitadoras.

¿Qué requiere un proceso de monitoreo?

Un proceso de monitoreo requiere que las partes o actores se pongan de acuerdo


sobre las áreas o temas que les preocupan con respecto al conflicto social,
proceso o programa de intervención, para poder poner las prioridades al momento
de desarrollar las estrategias e intervenciones. Además, el proceso de monitoreo
puede aplicarse para ayudar a medir los impactos de una política, estrategia,
programa, proyecto o proceso sobre los factores relacionados con el conflicto
social.

Ejemplo:

Si la solución a un conflicto social fue la reubicación de una población a otro sector


o región, el monitoreo del proceso debe considerar: cómo ha participado la
población en la toma de decisiones, cómo se han involucrado en el diseño del
proceso de reubicación, así como los aspectos técnicos: qué programas de apoyo
y seguimiento se han implementado luego de la reubicación, qué mecanismos de
queja o de evaluación hay para determinar el éxito del proceso, etc. (Ober, 2012.,
pág. 64)

1.1. La conflictividad regional

A partir del índice de intensidad de la conflictividad antes descrito hemos


elaborado el gráfico que sigue con el número acumulado de conflictos para cada
región, donde se aprecia con mucha nitidez las diferencias en la intensidad de la
conflictividad regional, que van desde el altísimo 178 para Puno, hasta el 14 de
Tumbes, diez veces menor (Valdés, 2015, pág. 17)
Gráfico 1 Índice de intensidad de conflictos regionales

Fuente: 192 mapas quincenales del índice de intensidad de la conflictividad.


Elaboración propia.

Regiones Más Y Menos Conflictivas

Hemos identificado las diez regiones más conflictivas del Perú. Como se ve en el
gráfico 1 a Puno lo siguen de cerca Cusco y Ayacucho. Un poco más atrás,
Arequipa, Cajamarca y Junín. Luego viene Lima (aunque en este caso el peso de
la demografía y de la actividad económica altera de manera importante y más bien
la conflictividad real está entre las menores). Cierran la lista Ancash, Loreto y
Huánuco.

En el otro extremo, encontramos las regiones menos conflictivas del país con
Tumbes a la cabeza (aquí, de nuevo y cómo vamos a ver más adelante, la
demografía juega su papel en el sentido opuesto al de Lima). Lo siguen
Moquegua, Pasco, Huancavelica, Ucayali y Tacna. Cierran la lista de las regiones
menos conflictivas Amazonas, San Martín, Ica y Apurímac. (Valdés, 2015)

Gráfico 2 Las diez regiones más conflictivas

Fuente: 192 mapas quincenales del índice de intensidad de la conflictividad.


Elaboración propia

Gráfico 3 Las diez regiones menos conflictivas


Fuente: 192 mapas quincenales del índice de intensidad de la conflictividad.
Elaboración propia.

Una forma adicional de ver la disparidad de la conflictividad según regiones es


comparando el peso agregado de las diez regiones más conflictivas con el peso
agregado de las diez regiones menos conflictivas; siendo que las primeras
cuadriplican a las segundas. Estamos, pues, frente a un país que enfrenta
conflictos sociales ante regiones muy diferenciadas en cuanto a los niveles de
intensidad de la conflictividad social. Ello se convierte en un primer elemento para
la focalización de las estrategias del Estado con relación al problema.

1.2. Índice de intensidad de la conflictividad por regiones naturales

En el gráfico siguiente hacemos un agregado por regiones naturales para tratar


de ver el peso de las regiones predominantemente costeñas, serranas o
amazónicas en la conflictividad agregada de los últimos ocho años.

A simple vista, queda claro que la conflictividad social en el Perú es principalmente


serrana, ya que la suma de los índices de la costa y de la selva no alcanza a la
primera. En la importancia del nivel de intensidad de la conflictividad de la sierra
influyen decisivamente el peso de Puno, Cusco y Cajamarca, las regiones con
mayor nivel de intensidad de conflictos del país (Valdés, 2015)

Gráfico 4 Niveles de conflictividad según regiones naturales


¿Cuáles son las causas de un conflicto social?
Las causas de un conflicto social dependen de las circunstancias de cada país o
región; en general, podemos destacar las siguientes:

• La desigualdad entre hombres y mujeres, entre personas de distintas etnias


o entre personas que profesan diferentes religiones son causas habituales
de conflicto social.
• La crisis económica que supone la pérdida de empleo, la proliferación de
empleos precarios o la disminución de la capacidad adquisitiva de las
personas conlleva el aumento de la pobreza y la aparición del hambre en
algunos supuestos.
• La ausencia del Estado. En determinadas zonas de un país puede faltar la
figura de un Estado que favorezca la existencia de servicios públicos como
la educación o la sanidad, lo que provoca conflictos entre la población
debido a las desigualdades. (Español, 2018)

¿Por qué se producen los conflictos sociales en el Perú?

La ausencia del Estado en las zonas donde se produce el conflicto.

• En los Andes y la Amazonía existen poblaciones locales organizadas


comunitariamente, pero sin autoridades o servicios del Estado. En dichas
zonas no solo es necesario el Estado, sino la reciprocidad en servicios
públicos acordes a las necesidades de la población local.
• Ejemplos clarísimos de estas zonas lo constituyen las cuencas o valles
vinculadas al narcotráfico, pero también muchas zonas donde es la
empresa extractiva la que asume la autoridad y control, y comparte parte de
sus servicios privados.

La deficiencia o ausencia de los servicios básicos en educación, salud y justicia

• Para la población local que es parte del conflicto. Los sistemas de


educación, salud y justicia profesional se encuentran alejados geográfica
y/o culturalmente de las necesidades de las comunidades andinas y
amazónicas que identifica a la población local involucrada en los conflictos
sociales. (Jumpa, 2012)
• A pesar de tratarse de servicios en parte descentralizados o regionalizados,
como los de educación y salud, no existe una política efectiva que prepare
técnica o profesionalmente a los miembros de la población local o controle
las enfermedades crónicas que les afectan.

1.3. Proceso de intervención en los conflictos sociales


1.3.1. Etapa preparatoria

La etapa de preparación del proceso requiere que previamente se


tomen en cuenta las siguientes consideraciones:

• El análisis previo como requisito para identificar el objeto del conflicto,


las personas afectadas y el proceso del conflicto en el cual se desea y
se puede desarrollar un proceso de intervención o de gestión del
conflicto.
• Considerar la etapa y aspecto del conflicto, según la existencia o no de
terceros.
• Evaluar las condiciones existentes y generar nuevas condiciones para
los diferentes procesos: diálogo, negociación, solución de problemas,
etc. (Giselle, 2012., pág. 17)

La
etapa
preparatoria comprende los siguientes pasos:

1.3.1.1. Analizando el conflicto social

Antes de desarrollar y diseñar un proceso de intervención se


requiere realizar un análisis del conflicto social, ubicar la etapa de
desarrollo en la que se encuentra el conflicto social, su complejidad,
la calidad de la participación y relaciones de las partes o actores, y
los posibles requerimientos y áreas de desarrollo para el manejo del
mismo.

Aunque la recomendación es hacer un análisis completo del


conflicto social, muchas veces no se cuenta con los recursos o el
tiempo para realizarlo, por lo que se requiere hacer el análisis previo
según los elementos conceptuales y metodologías desarrolladas:
Análisis del Conflicto Social, sobre los tres aspectos importantes en
todo conflicto social: (Giselle, 2012., pág. 22)

Diversas experiencias demuestran que gran parte del


esfuerzo se debe concentrar en poder desarrollar un análisis previo
por parte de la institución que interviene, los especialistas, los
terceros o con las partes y actores, porque se parte de la premisa
que un buen análisis facilitará la mitad del camino para el proceso
participativo de gestión del conflicto social.

Aunque lo más probable es que el proceso de desarrollo del


conflicto social y sus requerimientos vaya cambiando con el tiempo y
como resultado del mismo proceso colaborativo de intervención; este
análisis inicial sirve para establecer el punto de partida sobre el cual
se podrá medir, ajustar, adaptar y evaluar la intervención.

Además éste análisis también permitirá conceptualizar la


totalidad de los aspectos del conflicto social, de la disputa o de la
problemática para poder establecer a continuación los resultados y
los impactos realistas que se pueden esperar.

1.3.1.2. Seleccionando los objetivos de un proceso de intervención

Los objetivos pueden ser distintos para los facilitadores,


organizadores, auspiciadores y participantes, quienes tienen
expectativas e intereses diversos sobre qué se espera lograr con el
proceso.

El facilitador o la facilitadora hará bien en hacer explícito,


durante la etapa de planificación del proceso así como al inicio del
proceso mismo, las distintas expectativas sobre los objetivos del
proceso que tienen los actores para determinar cuáles serán o han
sido los criterios para establecer los objetivos.

Hay que tener claro cómo los objetivos establecidos podrían


incidir en algunos aspectos del conflicto social y de qué forma, para
tener metas realistas sobre el potencial del proceso.

Por tanto, la selección de los objetivos del proceso nos llevará


a plantear la pregunta: ¿quiénes deberían participar en el proceso?
Aunque hay diferentes metodologías para la identificación de los
posibles participantes selección a partir de recomendaciones de
expertos o conocedores del conflicto social, cruce de referencias
entre distintos actores, grupos focales, efecto bola de nieve, etc.,
para poder responder a la pregunta sobre quiénes deben participar
en el proceso, el análisis previo del conflicto social nos permitirá
identificar preliminarmente quienes serían esos actores, sus perfiles,
y sus motivaciones intereses y necesidades-.

En la medida que los objetivos están planteados de manera


clara en la convocatoria a los distintos actores, esto permitirá tener
un texto único sobre el cual reiterar la lógica del proceso y la
participación de los actores y reafirmar los objetivos del proceso.
(Giselle, 2012.)

Veamos a continuación el siguiente ejemplo:

EJEMPLO sobre el rol convocante y facilitador de la autoridad


local
La autoridad local, como tercero
convocante y facilitador, convocó a
una reunión para evaluar el
desarrollo del trabajo de
socialización que tenía que hacer
una empresa con las
comunidades. Las comunidades
que apoyaban el trabajo de obras,
tenían como objetivo -durante la
reunión- dar permiso para que la
empresa reiniciara el trabajo en las comunidades, mientras que las
comunidades en oposición tenían el objetivo de sacar a la empresa
de la zona. Las expectativas de ambos grupos eran distintas a los
objetivos que había planteado la autoridad para la reunión, y frente a
la impaciencia y disputa de ambos grupos, la autoridad tuvo que
replantear con las comunidades el objetivo de la reunión, lo que
implicó evaluar si estaban dadas las condiciones para tomar una
determinación sobre la aceptación o rechazo de las empresa. El
grupo analizó y consensuó que el objetivo inicial de la reunión era el
adecuado. (Giselle, 2012.)

1.3.1.3. Seleccionando el proceso de intervención

En el campo de la transformación de los conflictos sociales,


durante los últimos 50 años se han desarrollado una serie de
procesos y metodologías para trabajar conjuntamente con las partes
y actores la búsqueda de soluciones.

Una primera forma de entender los diferentes procesos de


intervención es a partir del siguiente cuadro, en donde se ordenan
los Métodos Alternativos de Resolución de Conflictos según el
proceso tenga mayor o menor presencia de un tercero. Además hay
que subrayar, que en países multiculturales como en el Perú existe
una gran gama de Métodos Originarios de Resolución de Conflictos
de los cuales hay mucho que aprender.
Algunos de estos procesos son más flexibles que otros, y otro
tanto son más adecuados de desarrollar dependiendo de la etapa en
la que se encuentra el conflicto social. Para ello, a partir del análisis
del conflicto social, se puede tener una orientación sobre qué tipo de
procesos de intervención son más apropiados de desarrollar en cada
etapa según la casuística que se ha venido desarrollando a nivel
mundial.

El siguiente cuadro nos permite ver cuáles son los procesos


que se podrían utilizar conforme se va desarrollando el conflicto:

1.3.1.4. Convocando a terceros facilitadores de un proceso de


intervención
A menudo, las partes o actores que participan en un conflicto
social tienen dificultades para manejar y resolver por sí mismos la
situación debido a que se encuentran posicionados o indispuestos
emocional y actitudinal mente.

Con frecuencia se genera una serie de dinámicas psicológicas


entre los actores que hace difícil comunicarse e interactuar entre sí,
no pudiendo enfocarse en el problema de fondo con objetividad ni
escucharse entre ellos. (Giselle, 2012., pág. 30)

¿Quiénes podrían ser convocados como terceros?

El gobierno regional como máxima autoridad a nivel


departamental puede cumplir diversos roles como tercero. Sin
embargo, en muchas situaciones y etapas se hace necesario la
presencia de más de un tercero, como un conjunto de personas que
apoyen en diferentes funciones durante la facilitación del proceso de
comunicación, entendimiento y de búsqueda de acuerdo entre las
partes o actores.

¿De qué manera el tercero puede aportar significativamente en el


proceso y en las relaciones de las partes o actores?

El aporte del tercero puede servir para:

• Visibilizar los aspectos del conflicto social -que es difícil o


doloroso para las partes o actores de reconocer e identificar
las oportunidades.
• Legitimar las expresiones y las emociones de las partes o
actores.
• Equilibrar el espacio y el proceso donde interactúan las partes
o actores y ejercen su poder sobre unos y otros, de manera
que puedan tratarse con respeto.
• Re enmarcar el intercambio y el diálogo de las partes o
actores dentro de los objetivos del proceso, aclarando,
parafraseando o dando una nueva perspectiva.
• Ayudar en la búsqueda de opciones desde una nueva
perspectiva.

¿Qué aspectos deben tomarse en cuenta con relación a los terceros


en la etapa de preparación de un proceso?

Son cuatro los aspectos que deben tomarse en cuenta:

I. Identificación de terceros facilitadores de un proceso


II. Tipos de terceros facilitadores de un proceso
III. Contexto y objetivos de la participación de terceros
facilitadores
IV. Características y roles de los terceros facilitadores

Veamos detalladamente estos aspectos:

I. Identificación de terceros facilitadores de un proceso

En la preparación del diseño del proceso se debe:

• Hacer un mapeo inicial de los posibles terceros o facilitadores


que puedan intervenir conduciendo, apoyando o en otros
roles- en el proceso.
 Para iniciar el trabajo de preparación de los terceros se debe
considerar una reflexión inicial sobre uno mismo, tanto por
parte del gobierno regional como del gobierno local.

El gobierno regional como máxima autoridad a nivel regional


interviene en procesos sociales, económicos y políticos en el
departamento. Los gobiernos locales como autoridad máxima a
nivel local intervienen en procesos similares en las provincias y
distritos.
Ello se manifiesta en el cumplimiento de diversas funciones en
dichas materias entre las que se encuentra la gestión de
conflictos sociales.

II. Tipos de terceros facilitadores de un proceso

¿A quién se le denomina tercero?

Generalmente se ha denominado tercero a la persona que


interviene facilitando un proceso para el análisis de la
problemática, solucionar disputas o resolver conflictos sociales.
Se le denomina tercero porque es una persona ajena a la
dinámica principal del conflicto social. La disputa o problemática
en cuestión sólo afecta o interesa a las partes o actores primarios
y secundarios.

Si bien muchas veces la participación inicial de un tercero en el


proceso de generación de consensos o de manejo del conflicto
social puede surgir espontáneamente por el reconocimiento o
pedido de los actores o participantes, no siempre la permanencia
del tercero está garantizada; pues dependerá de la legitimidad,
credibilidad y aceptabilidad que logre desarrollar con las partes o
actores durante el proceso.

III. Contexto y objetivos de la participación de terceros


facilitadores

En lo posible, se debe preparar y analizar previamente el contexto y


los objetivos de la entrada del tercero en el proceso de conflicto
social de la siguiente manera:

• Identificar y convocar a todos los posibles terceros a partir del


mapeo de las partes o actores.
• Hacer un auto-diagnóstico por parte del tercero o entre los
posibles terceros, para evaluar en su conjunto los recursos
humanos que están presentes o pueden intervenir en un
proceso, tanto por la legitimidad, capacidades, habilidades
personales, recursos que traen al proceso, etc.
• Hacer una identificación de los recursos humanos faltantes y
de aquellos potenciales terceros.
• Identificar la base de las relaciones y de las alianzas de los
terceros (lealtades, confianzas, compromisos previos,
entradas, etc.) con las partes o actores en el conflicto social y
cómo se puede contribuir a promover la participación de estos
actores en el proceso de intervención.
IV. Características y roles de los terceros facilitadores

Aunque las características más deseadas para ser terceros en un


conflicto social dependen del contexto cultural de los actores y del
tipo de conflicto social (familiar, comunitario, tribal, regional, etc.), de
manera general los terceros como facilitadores del proceso necesitan
tener las siguientes habilidades:

• Reflexión
• Comunicación
• Relacionamiento
• Empatía cultural
• Pensamiento estratégico del proceso

1.3.1.5. Identificando y desarrollando condiciones

Todo proceso es único al conflicto social, porque debe ser


diseñado con la participación y validación de las distintas partes o
actores, adecuándose a sus necesidades de proceso, sus
características culturales, las prácticas de participación (tiempo y
espacio), la forma de organización, los requisitos de consulta interna
y su sistema de toma de decisiones.
Sin embargo hay condiciones que se deben trabajar y
preparar con anticipación al inicio del proceso de manera que se
promueva un ambiente positivo, actitudes constructivas, apoyo de
factores externos, etc. y así incrementar las posibilidades de que el
proceso logre los objetivos que se ha trazado.

Adicionalmente, el mapeo nos permite identificar condiciones:

• Personales
• Relacionales
• Culturales
• Estructurales
• Procesales
• Condiciones personales

Las partes o actores llegan a estos procesos (de solución de


problemas, manejo de disputas o resolución de conflictos sociales)
con diferentes capacidades para dialogar y con diferentes aptitudes y
disposición para participar.

En la medida que las partes o actores tengan similares


capacidades para participar, el proceso se desarrollará con mayor
fluidez. Es difícil encontrar un proceso en el que las y los
participantes tengan total asimetría de poder y capacidades.

Hay situaciones en las que esa asimetría es tan grande que el


continuar con el proceso en dichas condiciones sería reforzar las
desigualdades y pondría bajo cuestionamiento la calidad de los
acuerdos a los que se pueda llegar.

Estos procesos pueden requerir de mayor tiempo para


balancear las capacidades y el poder de las partes o actores, y es
importante que los terceros reconozcan esta deficiencia en el
proceso y lo planteen como una situación a superar con las propias
partes o actores.
• Condiciones relacionales

Las partes o actores inician su participación en los procesos


de solución de problemas, manejo de disputas y de resolución de
conflictos sociales con cargas emocionales, actitudes y marcos
mentales que influyen en la calidad de su participación.

Estas cargas que llevan al proceso son producto del


Condiciones relacionales Las partes o actores inician su participación
en los procesos de solución de problemas, manejo de disputas y de
resolución de conflictos sociales con cargas emocionales, actitudes y
marcos mentales que influyen en la calidad de su participación.

Estas cargas que llevan al proceso son producto del


Dependiendo del nivel de polarización de la situación que aqueja a
las partes o actores, se hará inclusive más útil trabajar previamente
talleres de análisis, actividades de sensibilización y acercamiento,
espacios para el conocimiento mutuo, etc. con los posibles
participantes en el proceso, de manera que se pueda desarrollar una
comprensión más objetiva y humana de los intereses, necesidades y
temores de las otras partes o actores.

• Condiciones estructurales

Los procesos colaborativos que buscan responder a una


problemática, solucionar una disputa o resolver un conflicto social- se
dan dentro de un contexto en donde diferentes factores están en
pugna:
El facilitador y la facilitadora que diseña el proceso colaborativo tiene
que estar atento o atenta a:

 Cómo evoluciona el contexto social, político y económico


 La posible influencia que tendría sobre la problemática, disputa o
el conflicto social.
 El impacto que tendría sobre el proceso colaborativo y la calidad
de la participación de las partes o actores.
 Condiciones procesales

El diseño del proceso colaborativo debe modelar los principios de


inclusión y participación que guiarán la implementación del proceso;
por tanto, es durante la planificación que se precisará cómo
maximizar la participación de las partes o actores según sus
prácticas y características culturales y sociales. (Giselle, 2012., pág.
60)

CAPITULO II

EVALUACIÓN DE CONFLICTOS EN EL PERÚ

2.1. CONCEPTOS GENERALES

2.1.1. Evaluación:

Para responder a la pregunta de que es la evaluación, cual es su


naturaleza, dejemos que sean las definiciones de algunos autores las que
nos vayan situando:

(ROSALES, 1990) La define como “Una reflexión crítica sobre todos los
momentos y factores que intervienen en el proceso didáctico a fin de
determinar cuáles pueden ser, están siendo o han sido, los resultados del
mismo.”
Según (Garcia Ramos, 1989) la evaluación es una actividad o
proceso de identificación, recogida y tratamiento de datos sobre elementos
y hechos educativos con el objetivo de valorarlos primero y sobre dicha
valoración, tomar decisiones.

2.2.2. Conflictos Sociales:

El conflicto social ha generado un abundante número de reflexiones


teóricas, fundamentalmente desde el campo de la sociología. Dichas
reflexiones han tomado a la revolución. El conflicto social por excelencia
como principal referencia y ello ha condicionado notablemente su
posicionamiento, no solo a nivel intelectual, sino también en términos
políticos.

Desde una perspectiva sociológica para entender los conflictos


sociales actuales que trabaja con la reconstrucción de la complejidad de las
relaciones sociales y de poder a ellas asociadas, relaciones que están
presentes de un modo transversal en los distintos ejes de la estructura
social. Podemos agrupar estas relaciones en cinco ejes conflictivos: clases
sociales, relaciones étnicas, de género, instituciones disciplinarias,

dispositivos de la biopolítica y procesos simbólicos. En cada conjunto de


estos elementos se reconocen a su vez las relaciones de poder y tensiones
entre orden y desorden, en interacciones macro y micro, de las cuales
emergen los conflictos sociales y las luchas sociales en sus diversas
expresiones.

2.2. LA EVALUACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOCIALES

A pesar que un conflicto social aparentemente haya cesado porque ha sido


resuelto, administrado o transformado, hay todavía muchas posibilidades de
desarrollar nuevos procesos de manera que se puedan sacar valiosas lecciones,
generar nuevas políticas, renovar las relaciones y prevenir conflictos similares.
Precisamente en el periodo posterior a la intervención o al desarrollo del conflicto
en el que hay menos tensión, hay todavía intereses y diferentes actitudes, se abre
la oportunidad para realizar una evaluación del conflicto social y re-enganchar a
los actores sobre el proceso que han vivido recientemente. En el Perú aún no hay
práctica de realizar evaluaciones del conflicto social como un proceso post
conflicto de reencuentro entre las partes o actores, de diálogo y reflexión. Lo que
se suele utilizar son comisiones investigadoras, delegados especiales, entre otros,
que asumen el rol oficial de esclarecer hechos, encontrar evidencias, determinar
responsabilidades, etc. Las evaluaciones de los conflictos sociales han sido parte
del desarrollo de dos marcos teóricos importantes sobre “sensibilidad” a los
conflictos. El primero es el de ‘No Hacer Daño’ (Do No Harm) de Anderson (1999)
y el segundo marco teórico es el de Evaluación de Impactos de Paz y Conflictos
de Berghof Handbook Dialogue Series.

Las dos perspectivas se han venido usando como procesos de planificación,


monitoreo y de evaluación para intervenciones, proyectos y programas sensibles a
los conflictos.

Las preguntas que se deben formular en la evaluación del conflicto social son:

• ¿Cómo medir el impacto?

• ¿Cómo identificar indicadores precisos y significativos de impactos?

• ¿Qué tipo de herramientas son más útiles para medir los impactos?
• ¿Cómo identificar el éxito?

2.3. ¿QUÉ ES UNA EVALUACIÓN DE CONFLICTOS SOCIALES?

Se llama así a un proceso de investigación y de análisis del conflicto social, pero


además de intervención en el conflicto social mismo; en ese sentido es distinto a
las metodologías de evaluación utilizadas en las ciencias sociales para estudiar un
fenómeno social.

En el proceso de evaluación de conflictos sociales hay una intencionalidad y una


perspectiva de impactar en el o los conflictos sociales a través del diseño de un
proceso y metodologías con perspectiva de prevención y transformación de los
mismos.

Ejemplo:

Mientras en una investigación sociológica es suficiente con el recojo de la


información, con las entrevistas, etc. para desarrollar un reporte de la problemática
social, en una evaluación de conflictos sociales desde una perspectiva de la
transformación de conflictos, se diseña el proceso de investigación como parte de
un proceso para producir un cambio o un impacto con las partes o actores.

2.4. ¿CUÁLES SON SUS OBJETIVOS?

Una evaluación de conflictos sociales puede tener varios objetivos dependiendo


de quienes son los actores o instituciones que impulsan este proceso.

OBJETIVOS EJEMPLOS
Generar impactos sobre el mismo Por ejemplo, el análisis de la
conflicto social a partir de la información generada por las partes
información que generen los o actores sobre la naturaleza y la
investigadores o de la participación magnitud de los impactos en el
de las partes o actores sobre el conflicto social por la falta de
análisis de la situación del conflicto mecanismos de rendición de cuentas
social o de su problemática. en la gestión de un Alcalde, lleva a
las partes o actores a concluir por
consenso que los factores claves o
impactos sobre el mismo conflicto
social son la falta de información
creíble y confiable, y la poca
legitimidad del Alcalde ante la
población.
Ayudar a las partes o actores del Por ejemplo, las partes o actores
conflicto social a reconducir el pueden entender los riesgos y los
conflicto desde la etapa en que se impactos de que el conflicto social
encuentre: escalamiento, vaya escalando o permanezca sin
estancamiento o des escalamiento. una solución, y por tanto adoptar una
nueva perspectiva y compromisos
hacia un proceso de solución.
Identificar el nivel de conflictividad en Por ejemplo, se puede determinar
un caso de conflicto social para cómo las relaciones de conflicto entre
evaluar la pertinencia y el impacto las partes o actores se ha agravado o
que una intervención, programa, no a partir de la implementación de
política, etc. puede tener en el una intervención, cómo es recibida
conflicto social, en su problemática o por los distintos actores, cómo
en las relaciones entre las partes o perciben que sus necesidades
actores. humanas están siendo atendidas,
cómo contribuyen a crear una
sensación de despojo o de exclusión.
2.5. ¿QUÉ RESULTADOS SE ESPERAN LOGRAR?

Los resultados que se esperan obtener dependen de los objetivos de la evaluación


y la selección de metodologías para lograr la participación y aprendizaje de las
partes o actores durante el proceso de evaluación. Estos resultados pueden ser:

 Que el conflicto social no escale o se repita dentro de una perspectiva


de prevención.
 Identificar acciones de remediación, compensación o minimización de
impactos en la intervención.
 La búsqueda de soluciones permanentes a la problemática por parte de
las partes o actores.
 Aprendizaje y lecciones del conflicto social que se ha vivido.
 Toma de acciones conjuntas para la elaboración de políticas, cambios
en la forma como se manejan las problemáticas.
 Generar una nueva forma de relacionarse entre las partes o actores que
son o han sido parte del conflicto social.

Por tanto, el diseño del proceso de evaluación del conflicto social será distinto
según los objetivos a realizar y la selección de metodologías que para ese
caso en particular ayuden a lograr los objetivos y los resultados esperados.

Ejemplo:

Si el resultado es extraer lecciones aprendidas de un conflicto social que


estalló en crisis y prevenir que situaciones similares vuelvan a ocurrir,
entonces, se debe realizar una evaluación del conflicto social con todos
aquellos actores claves que tienen la competencia, el poder de influencia y
legitimidad para intervenir en ese tipo de conflictos sociales. De esta manera,
no sólo se sistematizarían los procedimientos, acciones y estrategias que se
hicieron mal, sino también aquellas que fueron oportunas durante la crisis. A
partir de allí se puede impulsar un proceso de coordinación y prevención de
crisis entre los actores sensibilizados sobre la importancia de un plan de
intervención.

2.6. ¿CUÁLES SON LAS ETAPAS DE LA EVALUACIÓN?

Son 7 etapas que veremos a continuación:

a) Definición de los objetivos, la naturaleza, el alcance y la necesidad de la


evaluación. Determinar el valor estratégico de la evaluación para el conflicto
social, las partes o actores, los terceros, instituciones auspiciantes, etc.
b) Evaluación preliminar para determinar la factibilidad del proceso de
evaluación, el nivel de participación de las partes o actores en el conflicto
social, los legados en las etapas del proceso, los posibles terceros; es decir
evaluar las condiciones existentes para los diferentes procesos de
intervención.

Ejemplo:

Se puede realizar un sondeo preliminar, un diagnóstico rápido, revisión de


información secundaria, algunas entrevistas a actores claves, etc. para tener
un panorama general del contexto y del nivel de dificultad para iniciar el
proceso.

c) Diseño inicial de la evaluación, en base a la información recogida durante


la evaluación preliminar y considerando las distintas formas de codiseño
en gabinete y consulta posterior, combinando el trabajo de escritorio con el
trabajo altamente participativo.
d) Validación del diseño y proceso de convocatoria con terceros, instituciones
convocantes/auspiciadoras y con partes o actores del conflicto social. Se
realizarán ajustes y reajustes al diseño del proceso de evaluación, a partir
del recojo de expectativas y contrapropuestas. Además, se debe reevaluar
las condiciones a partir de las cuales se realizaría el proceso de
evaluación, así como establecer los mecanismos para la evaluación del
éxito del proceso y su monitoreo. En este punto, se pueden identificar
partes o actores recién involucrados, quienes pueden querer renegociar la
agenda.
e) Implementación de la evaluación, con el recojo de información a partir de
las metodologías seleccionadas y de acuerdo a los objetivos de la
evaluación. Se fortalecen o desarrollan las condiciones personales,
relacionales, culturales, procesales y estructurales para la implementación
del proceso.
f) Procesamiento de la información y elaboración del reporte, donde se
incorporan las contribuciones, data, información, etc. para construir o
consensuar los hallazgos, impactos, etc.
g) Devolución o entrega del documento de reporte. La socialización y
publicación de la evaluación puede considerar metodologías para la
reconciliación, trabajo de incidencia y sensibilización, facilitación de un
proceso post conflicto social, de análisis conjunto de los resultados, etc.

Cada una de estas etapas puede hacerse desde una perspectiva de trabajo de
gabinete, con la participación de las partes o actores, sus representantes, o la
combinación de ambas, según se considere necesario y estratégico para
lograr los objetivos de transformar o incidir en el conflicto social.

Prestemos atención al siguiente ejemplo de un Proceso de Evaluación de


Conflictos Sociales con diferentes grados de participación del equipo
evaluador y de los actores del conflicto durante el proceso.
Cada diseño de proceso de evaluación será organizado en forma diferente y
con mayor o menor involucramiento de las partes o actores en cada etapa del
proceso, dependiendo de cómo se encuentra el caso del conflicto social, de la
voluntad de las partes o actores para participar en todo el proceso o en alguna
de las etapas y de la posibilidad de desarrollar las condiciones adecuadas que
garanticen la participación de las partes o actores.

No hay un diseño de proceso único, y los evaluadores deben ser lo


suficientemente flexibles para adecuar el proceso y su diseño a las
necesidades del caso del conflicto social y bajo el principio de no dañar (DO
NO HARM).

2.7. ¿CUÁLES SON LAS HERRAMIENTAS DE LA EVALUACIÓN?

A través de la siguiente tabla o matriz resumiremos las siete etapas de un proceso


de evaluación de conflictos sociales con sus correspondientes herramientas

metodológicas, resultados y los impactos que se busca obtener sobre los


conflictos sociales.

ETAPA DEFINICION POSIBLES RESULTADOS POSIBLES


HERRAMIENTAS IMPACTOS EN EL
METODOLOGICAS CONFLICTO
1. Definición de Se establecen Consulta con las  Objetivos +  Visibilizar
la Evaluación los términos partes o actores en términos de problemática del
de la conflicto social, referencia conflicto social,
evaluación con comité de gestión  Pautas causas, factores,
respecto a los de la evaluación,  Alcances etc.
objetivos, mandato  Generar
naturaleza, institucional, etc. compromiso
alcance y entre las partes o
necesidad de actores sobre
la evaluación. aprendizajes,
acciones
conjuntas, etc.
2. Evaluación Para Entrevistas Reporte  Prevenir
preliminar determinar la preliminares, preliminar de impactos de una
factibilidad del revisión de conflictos intervención,
proceso de información sociales iniciativas,
evaluación y el secundaria, programas, etc.
nivel de diagnóstico/  Identificar las
participación evaluación rápida, condiciones
de partes o encuestas, etc. existentes o
actores en faltantes para
conflicto nuevos patrones
social. de
relacionamiento
entre partes o
actores.
3. Diseño inicial Diseño inicial Taller participativo Propuesta de  Involucramiento
de la de co-diseño, proceso de y
evaluación en entrevistas, trabajo diseño. empoderamiento
base a la en gabinete, de las partes o
información grupos focales, actores.
recogida cuestionarios,  Desarrollar
durante la revisión de procesos
evaluación procesos similares, estratégicos para
preliminar. encuestas, etc. reducir y
minimizar
impactos /DO
NO HARM.
4. Validación La validación Consulta con las  Diseño  Sensibilización
del diseño se realiza con partes o actores en validado. de las partes o
terceros, conflicto social,  Re evaluación actores sobre la
instituciones comité de gestión de importancia y
auspiciadoras de la evaluación, condiciones. objetivos de la
y/o con partes mandato evaluación del
o actores; a institucional, etc. conflicto social.
partir de ello  Involucramiento
se hacen y compromiso de
reajustes al las partes o
diseño del actores en el
proceso de proceso.
evaluación.
5. Con el recojo Taller de análisis  Desarrollo de  Reporte final,
Implementación de información de conflictos, taller condiciones. resultados de la
de la a partir de las de solución de  Insumos, evaluación,
evaluación metodologías problemas, fórums, data, aportes documento
seleccionadas grupos focales, de las partes estratégico,
y de acuerdo a entrevistas, o actores en escenarios del
los objetivos cuestionarios, el conflicto conflicto social a
de la encuestas, etc. social futuro,
evaluación. generados recomendacione
durante la s de política,
evaluación. procesos y
programas,
identificación de
factores y
causas del
conflicto social,
etc.
6. Con toda la Trabajo en Ordenamiento de  Involucramiento
Procesamiento información gabinete, taller la data, y compromiso de
recogida se participativo con las identificación de las partes o
realiza el partes o actores, problemáticas, actores en el
procesamiento análisis estadístico, factores, proceso.
de la análisis cualitativo, elementos del  Creación de un
información y taller de solución conflicto social, entendimiento
elaboración de problemas, etc. etc. común sobre el
del reporte conflicto social.
7. Devolución Se hace Proceso de Reporte final,  Generación de
del reporte entrega del reconciliación, resultados de la proceso de
documento trabajo de evaluación, reconciliación +
reporte, incidencia y documento reparación y
devolución de sensibilización, estratégico, remediación.
resultados, la facilitación de escenarios del  Nuevo patrón de
socialización y proceso post conflicto social a relacionamiento
publicación de conflicto, taller de futuro, entre las partes o
la evaluación. análisis conjunto de recomendaciones actores.
resultados, etc. de política,  Compromisos de
procesos y implementar
programas, acciones,
identificación de programas
factores y causas conjuntos.
del conflicto  Iniciativas para
social, etc. formulación de
políticas y
propuestas de
solución y
prevención del
conflicto social.
 Programas de
sensibilización.

2.8. CONFLICTOS SOCIALES, MEDIDAS DE SOLUCIÓN Y DESIGUALDADES

La desigualdad es una variable fundamental para entender la conflictividad social


tanto en el Perú como en el mundo. Esta tiene varias dimensiones (económicas,
sociales, políticas, culturales, etc.), manifestándose de manera conjunta sus
consecuencias e influjos sobre el desencadenamiento y la trayectoria de los
conflictos.

Es así que las desigualdades y asimetrías son fácilmente perceptibles en muchos


de los tipos de conflictos existentes (en aquéllos que se producen entre las
grandes empresas mineras y los pequeños productores campesinos de los Andes
o de la Costa; entre las compañías petroleras y las comunidades indígenas de la
Amazonía; entre el Estado y los sectores sociales que buscan satisfacción a sus
demandas; etc.), y aunque en algunos casos su influencia y consecuencia no son
tan evidentes (por ejemplo en conflictos intercomunales por tierras), ello no
significa que no existan.

Así pues, es indudable que las desigualdades son una realidad innegable e
insoslayable en los conflictos sociales y en quienes los previenen y/o abordan.

A pesar de ello, su integración en el análisis de las causas y en el diseño de las


soluciones no parece haber recibido la atención y el énfasis debidos, lo que sin
duda influye negativamente tanto en cómo se comprenden los conflictos cuanto en
cómo se diseñan propuestas orientadas a formular y aplicar políticas de
transformación social y desarrollo. En este artículo se busca explorar algunas
ideas y presentar reflexiones en torno a la desigualdad y el conflicto, incidiendo en
sus vínculos y mutuos condicionamientos.

2.8.1. La Conflictividad Social en el Perú

La preocupación por la conflictividad social es una constante desde


el Estado peruano prácticamente desde la reinstauración de la democracia
a principios del presente siglo. En estos últimos 15 años, tal conflictividad
ha sido compleja y variada, habiendo evolucionando no solo en cantidad
sino también en su naturaleza y tipo, así como en su ubicación territorial,
entre otras variables.

Así, mientras que en el año 2004 (año inicial de los reportes de la


Defensoría del Pueblo) los casos de conflictividad predominantes se
relacionaban con enfrentamientos en torno a los gobiernos locales y a las
tierras, desde la segunda mitad de esa década hasta la fecha, impulsados
por el boom de inversiones mineras y extractivas, los casos vinculados a
estas cobran primacía, especialmente los de minería en la zona andina y
los de petróleo en la Amazonía. Esta situación, desde luego, no ha sido
constante: hubo períodos de alta conflictividad social (caracterizados
fundamentalmente por el estallido de uno o algunos casos que se agudizan
y escalan hasta desatar violencia) así como períodos de relativa calma (en
que si bien los conflictos no desaparecían, incluso pudiendo aumentar en
número, estos eran manejados con cierta eficacia o no afectaban a
sectores altamente sensibles como los grandes proyectos extractivos).

Así pues, la experiencia ha demostrado que antes que la cantidad,


un solo conflicto (o un puñado de estos) puede poner en jaque el
ordenamiento vigente en el sector o territorio donde se produjo, crear en la
opinión pública la percepción de estar en un país radical y altamente
explosivo, así como la percepción de un Estado inoperante e incapaz de
mantener el orden público.
De igual modo, muchas veces la solución de los conflictos ha exigido
costosos esfuerzos de parte del Estado y de los actores sociales
involucrados, continuando algunos de ellos sin una solución definitiva años
después de haberse desencadenado.

Cuando se presentan momentos de relativa calma social, que sí los


hay, no necesariamente es por la ausencia de conflictos, pues como ya se
dijo más arriba estos pueden ser incluso más numerosos, sino porque no
revisten importancia, gravedad o radicalidad (como son en los casos de las
industrias extractivas), no teniendo el mismo eco en los medios masivos
quizá por tener soluciones más viables y negociables.

Varios de los conflictos desencadenados en estos años pusieron en


evidencia las serias limitaciones del Estado para afrontarlos, desnudándose
su precariedad institucional y su carencia de estrategias en la materia, todo
lo cual resulta más alarmante considerando el contexto de gran debilidad de
los partidos políticos, quienes, en años anteriores, eran actores activos a
través de los cuales se canalizaban y negociaban salidas.

El abordaje de los conflictos sociales, especialmente de los que se


suscitaron en torno a la actividad minera y petrolera en el ciclo expansivo
de las industrias extractivas, obligó al Estado, en sus diferentes sectores y
niveles, a generar normatividad, mecanismos u órganos especializados en
la gestión de los mismos, inicialmente dentro del gobierno central y en
algunos de sus sectores, y más tarde en ciertos gobiernos regionales y
municipalidades. Desde una época en que el país carecía de instituciones,
políticas y enfoques para abordar la conflictividad, hasta hoy, evidentes
problemas y deficiencias existentes, el Estado peruano ha experimentado
algunos innegables avances. En este sentido, cabe mencionar ciertos
cambios positivos producidos en los enfoques y estrategias públicas de
intervención ante los conflictos: desde enfoques «conspirativos» e
intervenciones tardías a enfoques más amplios para entender el problema y
una preocupación por intervenir de manera preventiva.
Por mucho tiempo el enfoque predominante entre autoridades y
funcionarios públicos entendía a los conflictos como sinónimo de
movilizaciones y estallidos que atentaban contra el orden público,
producidos por agitadores políticos, quienes manipulaban y azuzaban a la
población con fines subalternos. Ante ello, el Estado debía actuar con mano
firme para hacer prevalecer la ley y restaurar el orden, lo que equivalía a
priorizar las soluciones represivas. Bajo esta mirada no había mucho
campo ni oportunidades para explicaciones que mostraran una real
preocupación por entender los problemas de fondo.

Esto ha ido evolucionando en los últimos años, siendo evidente hoy


que un grupo significativo de autoridades y funcionarios públicos han
adoptado, parcial o totalmente, nuevas maneras de entender el problema.

Así, los conflictos ya no son explicados por la presencia de


agitadores sino como una consecuencia del abandono en que el Estado
tiene a amplios sectores de la población, especialmente en las zonas más
apartadas del país. De igual modo, también se alude a la pobreza como un
factor desencadenante de conflictos, al igual que a ciertos abusos y
prácticas corruptas de las empresas y de los representantes del Estado.

Del enfoque conspirativo se desprendía una salida inevitablemente


represiva, en tanto del segundo enfoque (estructural) se colige que la
solución al conflicto pasa por atender a la población involucrada en este con
bienes y servicios públicos. Más allá de lo acertado o erróneo de esta última
solución, su planteamiento constituye un avance importante para, en
palabras de los “conflictólogos”, la gestión y la transformación de los
conflictos. Justamente, desde hace una década aproximadamente, los
discursos oficiales sobre los conflictos sociales incluyen elementos
relacionados con la teoría de la «transformación de conflictos», influencia
de esa comunidad de especialistas que en estos años ha crecido en el país.
Un elemento destacable en dichas innovaciones es la idea de «transformar
el conflicto en oportunidad», lo que en la práctica se ha traducido, a veces,
en la «oportunidad» de brindar bienes y servicios públicos a la población
involucrada en las negociaciones, aun cuando su efectividad para
solucionar efectivamente un conflicto es algo pendiente de evaluar1.

Es importante mencionar en este punto que los cambios de enfoques


implicaron también cambios en el momento de la intervención pública: en
coherencia con el enfoque que entiende el conflicto como sinónimo de
movilización social y “desorden”, el Estado solía intervenir
fundamentalmente en una fase tardía, cuando la situación había ya
escalado, incluyendo muchas veces el desencadenamiento de la violencia.
Posteriormente, y en muchos casos premunidos de la idea del «ciclo del
conflicto», los representantes del Estado tratan de intervenir, en la medida
de sus posibilidades, en las fases iniciales del mismo, desarrollando labores
de «prevención» antes que de contención y control de las movilizaciones y
eventuales hechos de violencia.

Finalmente, estos años han sido testigos de avances en la


institucionalidad pública especializada en el tratamiento de la conflictividad
social. En este sentido, cabe destacar la formación de entidades como la
Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad (ONDS), integrada en la
Presidencia del Consejo de Ministros (PCM)2 , así como de otros órganos
especializados que, bajo la denominación de “oficinas de gestión social” u
“oficinas de asuntos sociales”, se crearon en al menos cuatro ministerios
(Energía y Minas, Vivienda, Ambiente y Agricultura).

De igual modo se crearon entidades como la Autoridad Nacional del


Agua (ANA) y el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental

1
Después de tantos conflictos que podrían haberse evitado, pero que estallaron debido a la lentitud,
ineficiencia, intervención tardía, mal manejo o desmanejo del Estado, seguir sosteniendo que este es una
«oportunidad» no deja de ser paradójico y algo cínico.
2
La Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad (ONDS) es producto de una historia que se remonta a inicios
de la década pasada, bajo el gobierno del presidente Toledo, al crearse una pequeña entidad dentro de la
Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) que luego, bajo la administración del presidente García,
evolucionó hasta convertirse en la Oficina de Gestión de Conflictos Sociales (OGCS). Es bajo el pasado
gobierno del presidente Humala que adquirió su denominación y proyección actual.
(OEFA), todos ellos dotados de equipos especializados, a estas alturas con
valiosas experiencias acumuladas.

Mención aparte merece la Defensoría del Pueblo, que en el año


2004 creó una adjuntía también especializada que ha jugado un rol
importante en la mediación de diversos conflictos y en la compilación
mensual de estadísticas de conflictividad social. A través de estos años,
una de las herramientas de creciente uso para la prevención y negociación
de los conflictos son las denominadas “mesas de diálogo” y “mesas de
desarrollo”3 . La ausencia de mecanismos institucionalizados para canalizar
las demandas y dialogar con la población ha conducido a la creación y
generalización de estas instancias. A la fecha, se han creado cientos de
ellas, algunas funcionan de facto, otras cuentan con reconocimiento formal
vía una resolución ministerial. Junto a autoridades locales y regionales,
líderes y dirigentes de organizaciones sociales involucradas en los casos
tratados, funcionarios de distintos sectores del gobierno central participan
en la búsqueda de alternativas para prevenir un conflicto o superarlo. Si
bien las mesas han ayudado en los procesos de negociación, también
confrontan serios problemas derivados de su falta de institucionalidad y de
las consecuentes dificultades para dar seguimiento y sostenibilidad a los
acuerdos pactados.

2.9. CASOS DE CONFLICTOS Y DESIGUALDADES SOCIALES

En los enfoques que han comenzado a predominar en los últimos años, la idea de
que los conflictos están asociados a la ausencia del Estado, la exclusión, la
pobreza y la percepción de amenaza ante la expansión de las industrias
extractivas es ampliamente aceptada. Del mismo modo, se suele aceptar que, en
gran medida, estos están ligados a la existencia de desigualdades más o menos
acentuadas y de distinta índole. Se habla así de desigualdades económicas,

3
Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad (ONDS). «Mesas de diálogo, mesas de desarrollo y conflictos
sociales en el Perú: una aproximación preliminar». Willaqniki, n.° 5. Lima: ONDS, 2014, pp. 7-16.
sociales, políticas o culturales, o una combinación de varias (o todas) de estas. Así
tenemos que las desigualdades se evidencian en al menos dos momentos críticos:

a) En el origen de los conflictos:

Es frecuente que estos se desaten entre actores de distintos niveles


socioeconómicos, diferencias étnico-culturales y otras formas.

b) En el desarrollo de los mismos:

A lo largo de su ciclo, tal cual queda demostrado por las experiencias de estos
años, donde los actores involucrados tienen distintas capacidades para defender y
hacer valer sus intereses y sus derechos, lo que significa poderes e influencias
políticas asimétricas. Es frecuente que un conflicto se origine cuando dos o más
actores sociales, con distintas capacidades económicas y posiciones sociales (y
distintos niveles organizativos y vínculos formales e informales con las instancias
de poder), entren a disputar por el acceso a recursos.

En el transcurso del mismo apelan a su poder, sus redes de contacto, su


búsqueda de aliados, a construir una imagen pública para legitimarse, etc. Sus
estrategias y logros dependerán en gran medida de sus capacidades y es allí
donde la variable desigualdad entra a jugar un rol.

Por otro lado, los resultados del conflicto también suelen ser el reflejo de
desigualdades estructurales, incluyendo las organizativas (quiénes lograron
imponerse) o de arreglos y negociaciones donde, aparentemente, hubo un
equilibrio en los acuerdos finales.

En los últimos años, al intervenir en la búsqueda de soluciones a los conflictos, los


representantes del Estado declaran su intención de hallar, dentro del
ordenamiento legal vigente, soluciones mínimamente satisfactorias, para las
partes, tratando de cumplir así un rol equilibrador de las asimetrías existentes4.

4
La intervención del Estado en los conflictos laborales es, en este sentido, precursora, en la medida que
buscaba ejercer una función tuitiva en las negociaciones colectivas empresas-trabajadores.
La búsqueda de arreglos equilibrados se ha hecho con distinto grado de voluntad
y eficacia, aunque sin duda las desigualdades son difíciles de balancear. Lo que
pocas veces se ha considerado al momento de pactar acuerdos que dieran salida
a los conflictos fue el evaluar o ponderar cuáles son o pueden ser los impactos
que tales arreglos y negociaciones pueden eventualmente tener sobre la
desigualdad socioeconómica, política u organizativa de la población directa o
indirectamente involucrada.

Con mayor razón aun cuando se ha instalado un discurso oficial que habla de
equidad, inclusión y reducción de la pobreza, teniéndose políticas sociales que
apuntan a ello.

El discurso y la práctica del Estado y de los “conflictólogos” no han prestado una


atención apropiada y sistemática a esta dimensión.

El vacío es evidente, para comenzar, en los enfoques predominantes en el Estado


sobre la conflictividad: por lo general, estos tienen una visión plana e
indiferenciada de la población involucrada; lo frecuente es que los discursos
oficiales y los funcionarios conciban a los actores como una masa homogénea, lo
que suele conducir a buscar soluciones también homogéneas.

Sin embargo, y como se sabe, nada está más lejos de la realidad que una visión
de este tipo.

Las características y el perfil de los actores distan de ser homogéneos, aun en


espacios rurales con fuerte componente campesino y altos niveles de pobreza, a
los que no pocos funcionarios despistados y desinformados miran como si se
tratara de territorios socialmente indiferenciados. Las desigualdades son, sin duda,
múltiples, pudiendo mencionarse, entre las más importantes, las siguientes:

1. Económicas (cantidad y calidad de recursos poseídos, incluyendo los ingresos).

2. Políticas (grado de poder e influencia que poseen los actores).

3. Culturales (diferencias de normas, valores, costumbres, idiomas e identidades).

4. Etáreas (referente a edades: niños, niñas, jóvenes, adultos, adultos mayores).


5. Género (hombres, mujeres y LGTB). Los conflictos suelen involucrar a actores
con intereses y posiciones diferentes que obedecen a una o más de las
desigualdades mencionadas.

Difícilmente tales actores serán social, económica o culturalmente uniformes y con


aspiraciones y expectativas similares.

Por ello, comprender las razones del desencadenamiento de un conflicto y su


trayectoria demanda tener claras sus desigualdades, y clara también la necesidad
de considerarlas al momento de plantear las soluciones.

Sin embargo, los arreglos que se logran no parecen ser fruto de una
preocupación real por integrar efectivamente los intereses de los diversos actores,
menos aún por prever al menos tentativamente los posibles impactos de los
mismos en el reforzamiento o atenuación de las desigualdades.

Un breve rastreo por algunos acuerdos realizados en estos últimos años por el
Estado ayuda a ilustrar el problema.

2.10. EVALAUCION DE CASOS DE CONFLICTOS SOCIALES EN EL PERU

2.10.1. CASO 1: Conflicto entorno al Proyecto Majes-Siguas

Este fue un largo conflicto que enfrentó a dos gobiernos


regionales (Arequipa y Cusco) por un proyecto de irrigación que
debía trasvasar aguas del río Apurímac (Cusco) hacia la Pampa de
Majes y Siguas (Arequipa) para irrigar hasta 60 mil nuevas hectáreas
de tierras, teniendo como potenciales beneficiarios a pequeños y
medianos agricultores, y quizá a grupos más grandes. El Gobierno
Regional del Cusco se oponía a dicho proyecto por contar con un
plan similar para la provincia de Espinar, de donde se derivarían las
aguas, potencialmente destinado para familias campesinas locales
de niveles de ingreso comparativamente más bajos. Por ello
desconoció los resultados del estudio de balance hídrico afirmando
que se iba a afectar el suministro a dicha provincia. Y si bien las dos
entidades regionales parecían ser similares, como demostró el
conflicto, su poder e influencias eran desiguales. El Gobierno
Regional de Arequipa tenía el apoyo del gobierno nacional, contando
con mayores recursos institucionales y financieros, mientras que en
el Cusco las autoridades y la población local fueron los que
inclinaron la balanza, produciéndose un violento enfrentamiento con
la Policía, con el lamentable saldo de un muerto y varios heridos.
Finalmente, luego de largas y pacientes negociaciones entre los
gobiernos regionales y el gobierno nacional, se suscribe un acta en
la cual se da garantías para el abastecimiento de agua de Espinar,
además de compromisos de inversión pública para estudios y obras
de infraestructura de riego.
Más allá de la legitimidad y razonabilidad de las demandas, y
de las soluciones alcanzadas, los acuerdos estrictamente técnicos
en apariencia asumen que los futuros proyectos de riego en Espinar
beneficiarán a toda la población sin hacer distingo de ninguna clase.
La interrogante a formular en este punto tendría que
relacionarse con lo que pasará con las distintas categorías de
productores agropecuarios de la provincia, los beneficios
diferenciados que recibirán y la mayor o menor desigualdad
resultante de ello en el futuro. Más allá de la voluntad del Estado y
de los actores participantes, soslayar estas consideraciones puede
conducir a que un proyecto de riego acentúe la pobreza y las
desigualdades sociales dentro de un determinado territorio.

2.10.2. CASO 2: La Mesa de Diálogo para el Proceso de


Reasentamiento Poblacional de Morococha

El proyecto Toromocho es una mina a tajo abierto con


reservas de cobre y molibdeno ubicada en el departamento de Junín,
perteneciente a la empresa Minera Chinalco Perú S.A., propiedad de
China Aluminium Corporation of China Ltd. El desarrollo del proyecto
afectaría a la ciudad de Morococha, lo que hacía necesario reasentar
a su población. Por ello, en el 2009 se formó la Mesa de Diálogo
para el Proceso de Reasentamiento Poblacional de Morococha
(MDPRPM), donde participaron el Gobierno Regional de Junín, el
arzobispado, la Municipalidad de Morococha, el Ministerio de
Energía y Minas, la PCM, la Defensoría del Pueblo, la empresa
Chinalco y la Comisión Multisectorial de Morococha.
Como puede verse, se trata de actores sociales e institucionales,
públicos y privados, bastante heterogéneos en sus capacidades y
poderes. Cabe recalcar que la MDPRPM fue también un espacio
para planificar el desarrollo, negociándose un convenio marco para
los compromisos de la empresa con la población, elaborándose el
Convenio Marco Unificado, donde se recogían las expectativas y
demandas de Morococha5. Finalmente, después de varios años y
muchas reuniones, se hizo la mudanza en dos etapas, de manera
pacífica, a pesar de una situación potencialmente explosiva por la
negativa de algunos sectores a realizarla.
La experiencia muestra una preocupación evidente por evitar
el conflicto, lo que llevó a construir una ciudad nueva con sus
respectivas viviendas, edificaciones, espacios y servicios que
reprodujeran o mejoraran, en lo posible, lo ya existente, a fin de
satisfacer a todos los actores.
Esto en la práctica significó reproducir la estructura social
preexistente y trabajar sin prever el impacto que ello podía ocasionar
en los niveles de desigualdad social de la zona. No hubo una
preocupación por esto y, al parecer, ni siquiera se visualizó el tema
ni desde la empresa, ni desde los distintos actores, especialmente
desde el Estado, al cual sí se le puede exigir capacidades para
prever los resultados de una política como esta, en la situación social

Alvarez R., José. «Morococha, una ciudad minera que renace con el diálogo. La experiencia de la Mesa de
Diálogo para el Proceso de Reasentamiento Poblacional de Morococha». Willaqniki, n.° 15. Lima: ONDS,
2014, pp. 7-17
de un territorio en el cual se está tratando de solucionar un conflicto
o de adelantarse a su estallido.

2.10.3. CASO 3:

La mesa de diálogo de la provincia de Candarave

En el año 2012, la empresa Southern Perú Copper anunció la


ampliación de su planta concentradora en Toquepala, iniciando
negociaciones con la provincia de Jorge Basadre en Tacna, pero sin
considerar a la provincia de Candarave, clave por sus recursos
hídricos.
Ante el reclamo de su población, autoridades y dirigentes, la
PCM interviene para acercar posiciones, formándose una mesa y
grupos de trabajo para analizar la problemática hídrica, ambiental y
de desarrollo en ambas provincias. Las desigualdades de poder e
influencia entre una compañía como Southern y los gobiernos
locales de Tacna son demasiado evidentes para insistir en ello,
siendo la intervención pública importante para promover el diálogo y
una negociación horizontales.
Luego de ocho reuniones realizadas entre setiembre del 2012 y
enero del 2013 se acuerda crear un fondo de desarrollo de 255
millones de soles para los seis distritos de Candarave6 .
Si bien el monto conseguido y el destino de su inversión son
positivos para Candarave, una vez más se está ante un acuerdo que
no ha tomado en cuenta los impactos que estas inversiones pueden
ejercer sobre los niveles de desigualdad existentes. Candarave es un

6
El fondo se distribuía de la siguiente manera: 45 millones de disposición inmediata para inversión en
proyectos productivos y de desarrollo social priorizados por las autoridades locales; 10 millones para la
gestión eficiente de recursos hídricos y manejo de aspectos ambientales; 150 millones para inversión en
infraestructura hídrica; y 50 millones adicionales desembolsables en 10 años a partir del funcionamiento de
la ampliación de la planta para inversión social e infraestructura complementaria. Además, Southern
elaborará un plan a favor de Candarave, incluyendo un programa de compras y contrataciones locales,
mantenimiento de vías, entre otros. En relación al problema hídrico, la ANA se comprometió a realizar tres
estudios.
territorio predominantemente campesino que dista mucho de ser
socialmente homogéneo, por tanto, la realización de obras y
acciones que no incluyan la variable desigualdad y anticipe los
posibles efectos en esta puede crear situaciones contradictorias con
los objetivos de inclusión social.

2.10.4. CASO 4: La Mesa de Diálogo de Moquegua (MDM)

A iniciativa del Gobierno Regional de Moquegua el 2011 se


instaló la Mesa de Diálogo para analizar la problemática minera del
departamento de Moquegua. Este era un espacio participativo que
buscaba generar consensos entre la sociedad civil, el propio
gobierno regional, el gobierno nacional y el sector privado, con la
participación de representantes de la sociedad civil de Moquegua,
autoridades locales, la empresa AngloAmerican Quellaveco S.A.
(AAQSA) y representantes del Poder Ejecutivo (28 representantes de
organizaciones e instituciones locales, cuatro del gobierno nacional,
uno de la Defensoría del Pueblo y dos de Organizaciones No
Gubernamentales –ONG–). El trabajo se hizo en tres comisiones
técnicas: de recursos hídricos, de medioambiente y de
responsabilidad social. Luego de 22 sesiones a lo largo de 16 meses
(entre enero del 2011 a junio del 2012), se consensuaron 26
acuerdos en tres temas:

1) sobre el uso de los recursos hídricos

2) sobre el cuidado y sostenibilidad del medioambiente.

3) sobre la creación de un fondo para el desarrollo local para invertir


en ejes de desarrollo definidos por los gobiernos locales y el gobierno
regional.

Los acuerdos consideran medidas para cuidar el


medioambiente, construir infraestructura de riego y constituir el
Fondo de Desarrollo de Moquegua como aporte por responsabilidad
social de S/. 1000 millones, a invertirse en dos fases: S/. 350
millones en la etapa de construcción del proyecto (cuatro años) y la
diferencia durante los 30 años de explotación. La primera parte
incluye diversos compromisos (construcción de una presa, obras de
transvase de reservas de agua, entre otros). Destacan también
acuerdos para un programa de desarrollo de proveedores locales y
la contratación del 80% de la mano de obra no calificada entre
pobladores de Moquegua.

Esta es probablemente una de las mesas más importantes,


publicitada como ejemplo de acuerdos fruto del diálogo y el
consenso empresas-Estado-sociedad civil, siendo considerada un
ejemplo para experiencias posteriores. La concertación de múltiples
actores ha sido un esfuerzo muy grande, contiene interesantes
propuestas (compras a proveedores locales y contratación de mano
de obra local) que, de llevarse a cabo, tendrían un impacto positivo
en los niveles de ingreso de la población, incluyendo la no calificada
y, por tanto, en las desigualdades existentes. Cuatro años después
de los acuerdos las labores de construcción aún no comienzan y por
tanto su incidencia real tomará su tiempo.

Sin embargo, los acuerdos pactados, buscando una vez más


prevenir el estallido de un grave conflicto, no se enfocaron en los
efectos que su implementación tendría eventualmente en las
desigualdades de la región.
CONCLUSIONES

 Un conflicto social es un proceso complejo en el que sectores de la


sociedad, el Estado o las empresas perciben que sus objetivos, intereses,
valores o necesidades son contradictorios. Estamos pues ante demandas
de numerosas personas que se sienten amenazadas o perjudicadas por la
contaminación de un río, la mala prestación de un servicio público, la
afectación a sus derechos laborales u otros motivos.
 Cada conflicto tiene por lo menos tres elementos que lo componen: los
actores, los problemas y el proceso. Los actores son aquellos cuyos
intereses están directamente enfrentados. De un lado, están los que
plantean las demandas y, del otro, los presuntos responsables de los
problemas. También son actores quienes colaboran con la solución a los
problemas.
 Los conflictos sociales revelan un malestar y una posible falla en el
funcionamiento del Estado o del mercado. Pero hay que asumirlos como
oportunidades para comprender realidades diversas y resolver problemas
complejos.
 Una sociedad democrática debe escuchar atentamente las voces que
reclaman algo. De por medio están los derechos, la gobernabilidad
democrática, el desarrollo y la cultura de diálogo y paz.
SUGERENCIAS

1. Abrir o reabrir el diálogo con la población local que es parte del conflicto.
Esto es evidente antes del conflicto, pero una vez iniciado el conflicto, a
pesar de haberse alcanzado un acuerdo previo, el diálogo sigue siendo
fundamental. Ello significa conversar con los líderes legítimos de esa
población, pero también con la misma población.
2. Cuando hay intereses políticos partidarios en los líderes, es importante
transmitir el contenido del diálogo directamente a la población. Si fuera
posible, en tal caso, el diálogo puede ser abierto al público o ante
representantes de las distintas organizaciones que componen la
población local.
3. Estudiar y comprender la racionalidad cultural de la población local. Esto
es esencial para iniciar o reiniciar el diálogo y llenarlo de contenido para
alcanzar una propuesta que satisfaga a la población local pero sobretodo
importa resaltar la comprensión específica de las costumbres, rituales,
deidades, fiestas patronales, organización social, actividades económicas
principales, entre otras, de la población local.
4. Las autoridades del Estado deben actuar en forma imparcial, alejados
también de sus posiciones o intereses. Esto significa priorizar un
derecho flexible en momentos que se puede producir un desastre político.
5. Articular los intereses de las empresas extractivas con los intereses de la
población local, normalmente identificada con comunidades andinas y
amazónicas. No basta valorar las ganancias de la inversión privada con
pequeñas cuotas de responsabilidad social empresarial, sino alcanzar
efectivas ganancias para todas las partes del conflicto.
6. Incluir la participación de la población local organizada en la cautela de
sus derechos y obligaciones.
7. Reparar o subsanar los errores, daños u omisiones. Si el conflicto tiene
tras de sí la falta de una consulta previa
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 Blog de la defensoría del pueblo (2015) https://www.defensoria.gob.pe/blog/que-es-un-
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 La prevención o gestión de los conflictos sociales en el Perú (2012) buscando


prevenir futuros desastres políticos https://derechoydesastre.wordpress.com/2012/10/10/la-
prevencion-o-gestion-de-los-conflictos-sociales-en-el-peru-buscando-prevenir-futuros-desastres-
politicos/

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