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Pedagogía Social.

Revista Interuniversitaria
ISSN: 1139-1723
pedagogiasocialrevista@upo.es
Sociedad Iberoamericana de Pedagogía
Social
España

Attewell, Paul
¿Qué es una competencia?
Pedagogía Social. Revista Interuniversitaria, núm. 16, marzo, 2009, pp. 21-43
Sociedad Iberoamericana de Pedagogía Social
Sevilla, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=135012677003

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¿Qué es una competencia?1

Paul Attewell
Universidad de la ciudad de New York

Resumen article provides a theoretical analysis of the am-


biguities and difficulties involved in current so-
El concepto de competencia desempeña un ciological conceptions of skill, contrasting four
papel importante dentro de la investigación distinct approaches to skill: positivist, eth-
sociológica, desde estudios en torno al pro- nomethodological, Weberian and Marxist.
ceso laboral a debates sobre trabajo equita- Some of the impasses in industrial sociology ar-
tivo. Este artículo aporta un análisis teórico guably stem from the fact that opposed tradi-
sobre las ambigüedades y dificultades pre- tions are using very different notions of skill
sentes en las concepciones sociológicas ac- or are blind to their own preconceptions re-
tuales de competencia, contrastando cuatro garding skill. The article draws out the impli-
enfoques diferentes de competencia: posi- cations of this for empirical research.
tivista, etnometodológica, weberiana y mar-
xista. Se podría decir que algunos de los con- key words: skills, approaches or schools,
flictos de la sociología industrial provienen market, employment/job, occupation, cre-
del hecho de que tradiciones opuestas es- dentialism, attribution, training.
tán empleando nociones de competencia
muy distintas o de que ignoran sus propias
preconcepciones respecto a la competencia. 1. Introducción. La complejidad del concepto
El artículo expone las implicaciones de esta de competencia
noción en la investigación empírica.
El concepto de competencia es importante
palabras clave: competencias, enfoques o en muchas áreas sociológicas, desde estudios
escuelas, mercado, empleo, profesiones, cre- sobre la desigualdad salarial a debates sobre
dencialismo, atribución, formación… si el capitalismo está descualificando el tra-
bajo en temas de equidad laboral. Bajo todos
Summary estos temas se encuentra la idea aparente-
mente sencilla de “competencia”. Pero como
The concept of skill plays an important role in muchos conceptos lógicos, la competencia,
sociological research, from studies of the la- bien pensada, resulta ser una idea compleja
bor process to debates over equal worth. This y ambigua. Algunos de los conflictos de la

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sociología industrial provienen del hecho de tuvieron que restablecer términos arcaicos
que teorías opuestas están empleando no- como “astuto”, “diestro”, “don”, y “hábil”, por
ciones de competencia muy distintas o de ejemplo, que subrayan la complejidad de la
que ignoran sus propias preconcepciones en noción. Una razón para enfatizar este dua-
lo que a competencia se refiere. lismo mental/físico de la competencia es que
El propósito de este artículo es el de in- gran parte del discurso sociológico tiende a
vestigar algunos de los problemas episte- subrayar el aspecto erudito del mismo, mien-
mológicos y conceptuales que se plantean tras que mengua importancia el lado físico
alrededor de la noción de competencia y de la competencia o al menos lo relega a la
mostrar cómo estos problemas influyen en oscuridad conceptual. Como veremos, esto
los estudios sociales. Se trazan (y se desa- tiene consecuencias teóricas desafortunadas.
rrollan) aquí cuatro nociones sociológicas El análisis etimológico pone de relieve
distintas de competencia: la positivista, la et- una ambigüedad adicional. Competencia es
nometodológica, la weberiana y la marxista. la habilidad para hacer algo, pero la pala-
Estas tradiciones divergentes producen dis- bra competencia también connota una di-
tintas imágenes acerca de la competencia, mensión de habilidad creciente. De este
y la yuxtaposición de las cuatro subraya las modo, mientras que competencia es sinó-
ambigüedades y problemas de cada enfoque. nimo de destreza, también evoca imágenes
La Sociología no es la única disciplina cu- de domino, pericia, maestría, habilidad y ex-
yos intereses fundamentales demandan una celencia2. En resumen, es ambiguo decidir si
comprensión de la competencia. El concepto el término indica simple o superior capaci-
es importante en Economía, Psicología, Edu- dad, si extraordinaria o menor habilidad.
cación, Inteligencia Artificial Informática, y Ésta no es sólo una cuestión de curiosidad
en el área conocida como Recursos Huma- etimológica: distinguir entre competencia
nos o Ergonomía. Este artículo menciona es- como logro y destreza como virtuosismo
tas disciplinas en la medida en que ellas arro- puede darnos una comprensión teórica de
jan luz sobre los aspectos conceptuales y los mecanismos que están detrás de activi-
epistemológicos que hacen frente a la so- dades especializadas o cualificadas. No di-
ciología de la competencia. ferenciar estos significados de la palabra
puede conducir a una confusión conceptual.

2. Cuestiones etimológicas
3. Cuatro escuelas
Las definiciones de competencia que se en-
cuentran en el diccionario ponen de mani- 3.1. El Positivismo
fiesto la complejidad del concepto. En el nú-
cleo de todas estas definiciones está la idea Emplearé el término positivista para refe-
de competencia o habilidad como capacidad rirme a aquellos que tratan la competencia
de hacer algo bien. La palabra abarca tanto como un atributo susceptible de medición
la habilidad mental como la física (esto es, cuantitativa y que creen que este atributo o
competencia implica comprensión o cono- cualidad tiene un carácter objetivo inde-
cimiento), pero además también connota pendiente del observador. Dados estos su-
destreza o habilidad física. Las ideas y pen- puestos, los positivistas se enfrentan desde
samientos del Siglo de las Luces han vuelto el principio con dos cuestiones: primera,
nuestro lenguaje bastante inarticulado res- ¿debería tratarse la competencia como un
peto al dominio físico de la capacidad; así se atributo mensurable de personas o de tra-

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bajos/tareas (Spenner, 1983)? Segundo, perimental, han tendido a elegir tareas que
¿cómo deberían las competencias, aparen- son lo bastante estables y restringidas como
temente diversas o cualitativamente dife- para que, en escenarios experimentales, el
rentes, hacerse proporcionales, y, por tanto, grado de competencia pueda ser medido me-
mensurables? ¿Existe un criterio común que ticulosamente en términos de recuento de
subyazca a algunas competencias? errores, tiempo para completar la tarea, etc...
Crear un criterio común resulta ser un A través de la manipulación experimental,
problema muy difícil, el talón de Aquiles de estos psicólogos estudian cuestiones im-
los estudios positivistas sobre la competen- portantes: ¿las competencias son capacida-
cia. Por un lado, los positivistas buscan me- des generales o específicas de la tarea en
didas cuantitativas de las competencias que cuestión? ¿Cómo se transfiere una compe-
se ajusten a sus rigurosas normas metodo- tencia desde una tarea, o un escenario, a
lógicas con respecto a la fiabilidad y vali- otro? ¿Cuáles son los procesos o fases im-
dez exigida. Por otra parte, estas medidas de- plicados en el aprendizaje de una compe-
ben representar de un modo significativo tencia? (Singley & Anderson, 1989).
la variedad de las cualitativamente diversas De todos modos, este enfoque experi-
tareas o competencias halladas en el mundo mental de la competencia ha sido objeto de
laboral. Esta tensión se encuentra en todos crítica, especialmente por parte de la escuela
los análisis positivistas de la competencia. psicológica conocida como “aprendizaje si-
El positivista puede elegir operativizar la tuado3”(Rogoff & Lave, 1984). Una parte de su
competencia de modo que permita al in- crítica se basa en que las tareas normalmente
vestigador obtener una medida cuantitativa empleadas en estudios de laboratorio se han
precisa, pero a menudo esto da lugar a una simplificado tanto y hecho tan abstractas que
medida tan reduccionista que los críticos la guardan poco parecido con aquellas compe-
atacarán por ser excesivamente simplista y, tencias reales que se supone se representan en
por tanto, se fracasa al presentar las com- el estudio. Una de las más famosas series de
petencias en realidades complejas. La sepa- estudios de transferencia sobre competencias,
ración entre la concepción teórica de com- por ejemplo, supone la “destreza” de identifi-
petencia y su operativización se ha hecho car y tachar las letras “e” y “s” en las líneas de
demasiado amplia. un texto. Otros requieren tareas de una lógica
O bien, también el positivista puede bus- excesivamente formalizada.
car unir una amplia gama de competencias Quizás la evidencia más significativa de
muy variadas bajo una medida u operativi- que tal operativización de la competencia es
zación uniforme. Para hacer esto, la medida irreal sea el descubrimiento de que los in-
llega a hacerse, con frecuencia, muy abs- dividuos que obtienen pobres resultados en
tracta. Grandes niveles de abstracción no las pruebas de ciertas destrezas en el labo-
conducen necesariamente a mediciones ri- ratorio han resultado emplear con éxito las
gurosas y, por ello, la fiabilidad y validez sue- mismas destrezas en ambientes naturales
len resentirse. Quizá entonces los críticos (Rogoff, 1984; p. 2).
sostengan que lo que parecen ser medidas Un aspecto epistemológico afín, enarbo-
rigurosas de competencia acarrean juicios lado por la escuela “del aprendizaje situado”
poco fiables o arbitrarios. es la idea de que las competencias están su-
Estas tensiones se ven representadas en mamente enmarcadas o situadas en los con-
distintos estudios de competencia en dife- textos específicos en los que se emplean, una
rentes disciplinas académicas. Los psicólo- perspectiva que hace del típico estudio de la-
gos cuyo paradigma acentúa el control ex- boratorio una iniciativa cuestionable. Los tér-

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minos situado y enmarcado suponen que los dividuales obtenidas por medio de la edu-
rasgos del contexto en el que la tarea se rea- cación, la formación y la experiencia en el
liza tienen un papel muy importante en ex- trabajo. Dentro de la economía neoclásica, el
plicar cómo se hace el trabajo; tan importante capital humano puede ser considerado de
es esta traducción que no tiene sentido hablar dos formas: bien como una inversión mo-
de una competencia particular aislada de las netaria en formación o como destrezas la-
situaciones y prácticas en donde se emplea. borales que producen valor en el lugar de tra-
Es por eso que los trabajadores de los pro- bajo. En cualquier caso, los salarios están
ductos lácteos, por ejemplo, desarrollan va- relacionados directamente con el capital hu-
rios métodos de cálculo y algoritmos de de- mano. Los salarios son vistos, por una parte,
cisión que están ligados a la existencia de como una remuneración de la inversión in-
cajones, cantidades y otros objetos y proce- dividual en el capital humano o, por otra,
dimientos específicos de su lugar de trabajo. como determinados por la utilidad sectorial
No emplean las soluciones lógicamente óp- de la competencia lograda.
timas del tipo de la que un lógico podría uti- Matices teóricos a un lado, el concepto se
lizar de un modo abstracto, independiente- simplifica drásticamente cuando se operati-
mente del contexto (Scribner, 1984). viza. El capital humano se mide como la suma
Si las competencias están tan especifica- de años de educación profesional o formal
das por el campo de acción y tan atadas a los más los años de experiencia laboral4. Conce-
rasgos situacionales, entonces la abstracción bir los salarios como una función de la com-
experimental de este contexto destruye los ras- petencia, y abordar la competencia como algo
gos cruciales de lo que se supone que va a ser proporcional a los años de educación y de ex-
medido (Rogoff & Lave, 1984, pp. 1-3; Singley periencia laboral tiene el mérito de propor-
& Anderson, 1989, pp. 2-29, 234-239). En al- cionar fácilmente variables medibles y de ge-
gunas formulaciones, las “competencias” se nerar una política clara en conclusiones5. Sin
creen tan ancladas a sus contextos de uso que embargo, esto da por buenas una serie de dis-
dejan de ser propiedad de cualquier trabaja- tintas cuestiones que son problemáticas para
dor individual (que no podría “llevarse” la des- los teóricos de la sociología: ¿hasta qué punto
treza) pero es cierto que, en su lugar, resi- está relacionada la duración de la educa-
den en el trabajo interactivo del grupo al ción/formación con la adquisición de compe-
desplegarse en un escenario particular. Desde tencia y con la realización del trabajo, y cómo
tal perspectiva, la competencia se distribuye afecta esto sucesivamente a la obtención de
a través de los co-trabajadores y sólo surge ingresos? De otro modo, (a) se separa de fe-
efecto por medio de la interacción: es quin- nómenos tales como el credencialismo (ofrez-
taesencialmente social (Brown & Duguid, can, realmente, los títulos superiores compe-
1990). Lo que sin duda nos conduce muy le- tencias laborales o funcionen como un
jos del paradigma positivista. mecanismo de racionamiento); (b) el impacto
Por contra, los economistas tratan gene- de los monopolios ocupacionales (sindicatos
ralmente la competencia como un atributo y certificación profesional y estatal); (c) la re-
de las personas, ser competente. Con todo, lación entre género de las ocupaciones con las
su metodología positivista nos dirige a pro- competencias percibidas; y (d) los efectos del
blemas semejantes. La noción ampliamente continuo exceso de ciertas competencias y la
aceptada de “capital humano” de Becker insuficiencia de otras en la valoración social y
(1975) ejemplifica este enfoque. monetaria de las mismas. Desde un punto
El término capital humano abarca un de vista sociológico, por consiguiente, el ca-
fondo de conocimiento y competencias in- pital humano representa un atajo en los es-

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tudios sobre competencia y obtención de in- evaluar la complejidad. El esfuerzo más sig-
gresos al asumir una equivalencia bastante di- nificativo en esta línea es el Dictionary of Oc-
recta entre educación, destreza, y gratifica- cupational Titles (DOT) [Diccionario de Títu-
ción, donde puede que un análisis de sus los Profesionales] del Ministerio de Trabajo
vínculos resulte más provechoso (confróntese norteamericano, de 1965. Las medidas del
Collins, 1979). DOT están suministradas por la Encuesta So-
Incluso para los criterios de medida pu- cial General del Consejo Nacional de Investi-
ramente positivistas, el uso de los años de edu- gación de Opinión, siendo equiparadas a las
cación como una operativización de la clasificaciones minuciosas de los censos ocu-
competencia resulta sospechoso, también pacionales y empleadas en muchos estudios
para competencias básicas en el lugar de tra- sociológicos.
bajo como la lectura, la escritura, y la aritmé- El DOT está basado en el criterio de ins-
tica que son el núcleo del currículum escolar. pectores que visitan los lugares de trabajo y
La investigación educativa reciente indica una observan a los trabajadores en sus trabajos.
discontinuidad impactante en América, entre Miles de empleos están “valorados con doce-
la duración de la educación (o nivel) y la ob- nas de atributos”. No obstante, muchos in-
tención de competencias básicas de escritura vestigadores sociológicos se concentran en
y comprensión que se supondrían asociadas tres medidas principales del DOT (compleji-
a un nivel educativo determinado. La investi- dad de los datos, de las personas y del equi-
gación también documenta una amplia dife- pamiento), o combinan estas tres en una
rencia en la competencia entre estudiantes en única medida, llamada de “complejidad glo-
el mismo nivel educativo en los colegios. En bal del trabajo” (Kohn & Schooler, 1983).
una muestra representativa nacional de estu- El DOT ha sido examinado por sociólo-
diantes de educación secundaria de 17 años gos que encontraron que adolecía de serias im-
(excepto los que dejan los estudios), menos perfecciones como consideraron los positi-
del 5% podía entender un escrito de un pá- vistas: los procedimientos de muestreo para
rrafo de complejidad media, sólo el 6% po- la selección de los lugares de empleo y los tra-
día resolver un problema aritmético para bajos son clasificaciones de competencia poco
calcular el 12% de $850, y sólo el 3% podía sistemáticas ya que muchos trabajos están ba-
escribir una carta de 3 párrafos con un argu- sados en juicios de tan sólo uno o dos obser-
mento sencillo (Appleby, Langer & Mullis, vadores y la fiabilidad de las escalas decisi-
1989). Mientras que, ciertamente, no se ha vas (por ejemplo, la del equipamiento) es tan
examinado la teoría del capital humano, tales baja como la validez de constructo de otras
resultados sugieren, como mínimo, serios pro- es sospechosa (Miller, Treiman, Cain & Roos,
blemas de error de medición y de construc- 1980). Sin embargo, Miller y otros (1980) con-
ción de validez utilizando los años de cluyeron: “A pesar de las deficiencias en la
educación como un indicador de, o un susti- cuarta edición... continúan siendo el grupo de
tuto para, la competencia laboral. Ello sugiere características ocupacionales más completo
que los economistas positivistas han permi- disponible en la actualidad. Como tal, su uso
tido que la separación entre la operativización debería fomentarse” (p. 195).
de la competencia y el concepto teórico, se La solución positivista es, por tanto, uti-
haya hecho demasiado grande. lizar las actuales medidas del DOT mientras
Los sociólogos que siguen un plantea- se ejerce presión para el empleo de mejores
miento positivista han tendido a abordar la prácticas psicométricas en ediciones futuras.
competencia como un atributo de los trabajos Sin embargo, el problema puede ser inextri-
antes que de las personas y, en particular, a cable, requiriendo más que una matización

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metodológica. No es asunto fácil hacer miles reflejan ese prejuicio, incluso cuando los cla-
de tareas laborales cualitativamente dife- sificadores las aplican de un modo comple-
rentes conmensurables en términos de di- tamente neutral.
mensiones comunes. Las categorías de co- La primera clase de filtración de valora-
dificación del DOT (y, podría decirse, ción social vía actitud de los clasificadores
cualquier categoría) se vuelven sumamente se ha mostrado más concluyente para los tra-
abstractas si intentan extenderse sobre mu- bajos de segregación sexual según el sexo,
chas tareas laborales muy diversas. Por ejem- en la tercera edición del DOT. Howe (1977)
plo,“comparar” es un valor particular en una fue de los primeros en indicar que según las
escala de complejidad llamada datos. Cual- medidas de complejidad del DOT publica-
quier tipo de tarea de comparación es, por das con datos/personas/equipamientos, la
definición, presentada como igual en com- profesión de enfermería/comadrona que-
plejidad de datos, y estas tareas de compa- daba clasificada por debajo de la de recep-
ración se vuelven, por definición, menos cionista de hotel, el/la asistente para el cui-
complejas que la siguiente categoría de com- dado infantil al mismo nivel que el
plejidad de datos, la tarea de “copiar”. guardacoches, y un profesor de escuela in-
Estas categorías (copiar y comparar) son fantil por debajo de un domesticador que
tan amplias que la variación en la comple- “hace señales a mamíferos marinos entre-
jidad real de las tareas agrupadas en una de nados” (pp. 236-240)6.
estas categorías puede ser mayor que las di- Estos juicios respecto a la complejidad
ferencias entre categorías. Y la base para tra- procedían de una práctica arraigada y muy
tar una categoría como más compleja que difundida entre los inspectores del DOT de
otra es poco sólida. ¿Está alguien que com- clasificar muchos “trabajos de mujeres” como
para una estampa litográfica, contrastándola no poseedores de “relación significativa al-
con el original para determinar su calidad, guna” (el menor nivel de complejidad) con
demostrablemente menos cualificado que personas, datos o equipamientos. Estos cri-
alguien que copia los pedidos de un agente terios fueron aceptados y convertidos en eva-
de ventas en un ordenador? El DOT insiste luaciones del DOT de la complejidad de ocu-
en que sí que lo está, al clasificar cualquier paciones enteras. Así Miller y Otros (1980)
tarea de comparación como menos compleja encontraron que el trabajo de mecanógrafa/o
que aquella que supone imitación. era clasificado como no poseedor de relación
Las variables de complejidad del DOT, significativa con la situación u objetos (¿la
además de (o quizás debido a) ser tan ex- máquina de escribir?) y el trabajo de educa-
tensas y abstractas, son susceptibles a las dor de escuela infantil no tenía ninguna re-
opiniones sociales filtrándose en lo que en lación importante con la gente (p. 188).
apariencia son medidas objetivas de com- Una vez descubierto, al sesgo de género
plejidad de las tareas. La opinión social del DOT se le respondió con la eliminación
puede entrar de dos maneras bastante dife- de la categoría “ninguna relación signifi-
rentes. La primera implica prejuicios cultu- cativa” de las variables de complejidad de
ralmente generados por parte de los la clasificación –datos, personas y equipa-
trabajadores del DOT que clasifican los tra- mientos–, obligando de este modo a una re-
bajos. En tal caso, el problema está en los valoración de aquellos trabajos con clasi-
procedimientos de clasificación (o en los cla- ficación cero. El resultado, mostrado en la
sificadores), no en las mismas categorías del cuarta edición del DOT, es que los niveles
DOT. Un segundo sesgo, potencialmente medios de complejidad en trabajos domi-
más serio, sucede si las categorías del DOT nantemente masculinos y femeninos son

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ahora muy similares, indicando quizás que El peligro aquí es el de cosificación: que
el trabajo que hacen las mujeres ya no está las relaciones definidas en el DOT vía la fil-
infravalorado en el DOT. Este ascenso de las tración de ideas sobre el prestigio social y
ocupaciones dominantemente femeninas, la autoridad en las clasificaciones de la com-
por autorización administrativa, presenta plejidad de tareas se “descubrirá” después
problemas con aquellos que quieran utili- como hallazgos empíricos y atributos del
zar ediciones sucesivas del DOT para trazar “mundo real” antes que reconocerse como
cambios en las competencias laborales. un artefacto de medida. De este modo los
La segunda fuente potencial de prejuicios análisis de los elementos de las escalas DOT
en el DOT supone la introducción de valores demuestran que “hay una estrecha relación
sociales sobre la competencia en las escalas en el DOT entre la complejidad sustantiva
mismas del DOT. Incluso ignorando el género, de las ocupaciones y las responsabilidades
juicios culturales de “sentido común” sobre la directivas o gerenciales” (Miller y otros, 1980,
importancia social o el prestigio de varias ta- pp. 177-185). Cualquier trabajo que impli-
reas parecen haber sido incorporados al ran- que autoridad sobre otros o autonomía so-
king de la complejidad de tareas del DOT. bre el trabajo de uno mismo se transforma,
(Este problema no ha sido señalado por las a través de un proceso de valoración en apa-
distintas evaluaciones positivistas del DOT). riencia de valor neutral, en la presentación
Concretamente, cualquier actividad que im- de complejidad de la tarea.
plique autoridad de alguien sobre otros se cla- Un aspecto igualmente problemático del
sifica como compleja. Por ejemplo, las tareas empleo del DOT por los sociólogos es que
de planificación (para otros) son definidas cuando las medidas de la complejidad de la
como una tarea de datos más complejas que tarea se reúnen en una única medida por
la de fabricar un objeto a partir de un plano. propósitos analíticos, la complejidad cogni-
Esto parece un menosprecio increíble de las tiva tiende a ser dominante. Por ejemplo, la
destrezas intelectuales de ciertos operarios muy conocida escala de Kohn-Schooler de
manuales y una exaltación insostenible de la “complejidad global del trabajo” (1983, p.
complejidad de los administradores/gerentes 325), está basada en el DOT y es en su esen-
(aquellos que deciden sobre los planes de tra- cia una medida de resolución de problemas.
bajo de otros). De modo similar, a los asesores Los trabajos que no requieren cálculo o pla-
que hacen uso de principios profesionales se nificación son definidos como simples,
les codifica con tareas personales más com- mientras que las tareas que implican el aná-
plejas que la enseñanza, que, en cambio, es lisis de muchas variables son definidas como
más compleja que la de persuadir. Seguir ins- las más complejas. Esto agrava los proble-
trucciones escritas u órdenes orales es clasi- mas anteriores añadiendo otro nivel de va-
ficado como considerablemente menos com- loración social, disfrazado en la suma de las
plicado que emitirlas. tres dimensiones aparentemente objetivas
Cada uno de estos ejemplos no tiene que de las competencias (los datos, las personas,
ver con la percepción de un clasificador de y el equipamiento o las circunstancias).
un trabajo individual sino con las defini- Dadas estas críticas, es difícil estar de acuerdo
ciones del DOT que clasifican las tareas en con la conclusión de Miller y otros (1980) de
abstracto, algo que todos los clasificadores que los investigadores deberían ser animados
están obligados a seguir en la valoración de a emplear el DOT, mientras se promocionan
trabajos específicos. Si estas definiciones tie- mejores prácticas en los años siguientes. Para
nen prejuicios, éstos afectan a la totalidad de su reconocimiento, los positivistas han pro-
la iniciativa DOT. mulgado advertencias sobre el uso del DOT

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(Cain y Treiman, 1981; Miller y otros, 1980), hacen socialmente invisibles tanto a los que
pero éstas se han reducido a aspectos tales las realizan como a los observadores familia-
como el peligro de combinar datos de edicio- rizados con ellas. No les prestamos atención.
nes éxitosas del DOT. No han recomendado Las competencias que se requieren para
evitar del todo el DOT. llevar a cabo estas actividades también se ha-
cen invisibles: se ocultan detrás de sus prac-
3.2. La etnometodología ticantes –o bien psicológicamente en forma
de costumbre y de procesamiento de la in-
La etnometodología ofrece una perspectiva formación no consciente o somáticamente en
de la actividad humana, y por tanto de la músculos y neuronas (maña, habilidad y as-
competencia, que no concuerda con los su- tucia). Es por eso que muchas capacidades hu-
puestos acerca de la complejidad, la rutina y manas no son sólo una cuestión de razón, in-
el análisis consciente de los positivistas. En telecto, o conocimiento sino que son
el núcleo de esta perspectiva está la idea de inconscientes y materialmente asumidas.
que toda actividad humana, incluso la más Sólo llegamos a ser conscientes de este te-
trivial, es bastante complicada o compleja. soro de conocimiento y destrezas mundanas
Cosas que todo el mundo hace –tales como en ocasiones inusuales donde nuestras pro-
andar, cruzar la calle, y mantener una con- pias capacidades o las de otros son interrum-
versación- son logros extraordinarios que re- pidas: cuando vemos un niño esforzándose
quieren una compleja coordinación de agu- por caminar y nos damos cuenta de cómo el
deza, movimiento, y decisión, una miríada cerebro y los músculos deben trabajar con-
de elecciones, y múltiples destrezas. Una juntamente, o vemos a un afectado de apo-
gran parte de la investigación etnometodo- plejía aprender de nuevo el lenguaje, o inten-
lógica se ha dedicado a mostrar la sutil tex- tamos arreglárnoslas en un país extranjero. En
tura, los muchos pasos e imprevistos, de ac- circunstancias normales, nuestra facilidad en
tividades que normalmente se piensa que una actividad mundana, nuestro virtuosismo
son sencillas (Garfinkel, 1969). en la realización diaria, nos permite despreo-
Debido a que estas actividades mundanas cuparnos de este nivel de la realidad.
son extraordinariamente complicadas, los hu- Desde esta perspectiva resulta que una ac-
manos no pueden prestarles atención de una tividad parece “no especializada” si se puede
forma consciente. Las pocas ocasiones en que hacer fácilmente y bien (porque la destreza
llegamos a ser conscientes de los detalles mi- “desaparece”). Pero una actividad parece enor-
nuciosos de nuestro trabajo interactivo, se memente especializada (o cualificada) si es
muestran tan distrayentes que titubeamos o desconocida, si nunca se ha hecho o nunca pa-
balbuceamos porque somos temporalmente rece haberse hecho antes (pensemos en nues-
incapaces de dedicar temporalmente toda tros sentimientos antes y después de apren-
nuestra atención a aquellas tareas que re- der a montar en bicicleta).
quieren reflexión consciente. Kusterer (1978) La perspectiva etnometodológica causa al-
describió cómo los bancarios cuentan dinero gunos problemas epistemológicos algo difí-
más correctamente cuando están hablando o ciles para aquellos que medirían la compe-
no poniendo atención: “sólo cuando se paran tencia de un modo objetivo positivista. En
a pensar en ello se equivocan o pierden el hilo primer lugar, solicitar autoinformes de los tra-
de por dónde van” (pp. 83, 87). bajadores sobre sus destrezas es forzosamente
En cierto modo, a causa de este problema incompleto. Ya que la gente da por supuesto
de sobrecarga, las actividades mundanas lle- buena parte de lo que son capaces de hacer, se
gan a darse por supuestas (Schutz, 1970). Se obtendría una relación sumamente truncada

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que seguramente se fijaría en aquellas cosas tencias generalmente compartidas tienden a


que el trabajador cree que el interrogador va llegar a ser devaluadas perceptiblemente,
a juzgar como cualificadas o en aquellas que mientras que las actividades esotéricas pare-
el trabajador piensa que el interrogador en- cen complejas.
tenderá como tales. Si se adoptase el proce-
dimiento de Garfinkel (1969) y se interrogara En tercer lugar, el énfasis en la resolución de
a un empleado sobre su propio trabajo, res- problemas y en el análisis cognitivo auto-cons-
pondiendo a cada respuesta suya con “¿pero ciente como la tarea más complicada, en con-
cómo hiciste exactamente eso?”, obtendríamos traste con las tareas no reflexivas o somati-
un listado cada vez más elaborado de cosas zadas, a un etnometodologista le parecería
que el empleado sabe y hace. Existe un arbitrario y puede que incluso invertido. Por
enorme problema de regresión: cuanto más ejemplo, la categoría más inferior de Kohn y
profundo se busca, más conocimiento y des- Schooler (1983) “En absoluto compleja. Del
treza se encuentra. todo rutinaria y no requiere pensar dema-
Esto está particularmente claro en el tra- siado” (p. 325) es una incongruencia para un
bajo de Kusterer (1978), quien documentó las fenomenólogo. Uno domina una destreza o
destrezas importantes y el conocimiento de- tarea compleja cuando se somatiza; la nece-
tallado de las labores que trabajadores apa- sidad de pensar en ella indica un desconoci-
rentemente no cualificados necesitan y em- miento o formación incompleta. Un médico
plean en su trabajo diario (ver Garson, 1975; interno necesita hacer un chequeo mental de
Harper, 1987). Kusterer (1978) dijo en una en- síntomas, un maestro en diagnóstico reconoce
trevista con un operador “no cualificado”: una enfermedad, un virtuoso del violín no
“No sé por qué quiere entrevistarme. Us- piensa sobre la digitación de las notas, y un
ted no tiene que saber nada para hacer buen piloto de caza reacciona “instintiva-
mi trabajo”. Tres horas después, dema- mente” ante una amenaza.
siado agotado para continuar escribiendo Aquí vemos dos epistemologías o teorías
todo lo que sabía, concluí la entrevista. del conocimiento: la positivista, que refleja la
Cuando me estaba preparando para sa- división cartesiana de intelecto y cuerpo y con-
lir, me dijo algo completamente diferente, sidera al primero como superior; y la feno-
y también característico. “Fue realmente menológica, que ve en la reflexión consciente
interesante. Normalmente no te paras y una muestra de aprendizaje (inacabado) en
piensas sobre cosas como ésta... Real- vez de conocimiento (consumado). La feno-
mente te hace pensar, todas las cosas que menología no otorga primacía a la conscien-
hacemos y de las que ni siquiera nos da- cia, las tareas que requieren reflexión cons-
mos cuenta” (p. 187). ciente no son necesariamente más complejas.
El contraste puede llegar a ser más claro
En segundo lugar, la etnometodología sugiere si se considera a dos teorías como modelos
que el punto de referencia del observador es opuestos de aprendizaje. El modelo positi-
importante en cualquier evaluación de la com- vista, que está tan generalizado como para
petencia. Las tareas que el observador puede parecer de “sentido común”, observa el apren-
hacer probablemente aparezcan como relati- dizaje como un proceso en el cuál se empieza
vamente no cualificadas, porque éstas serán con la experiencia de hechos o situaciones es-
dadas por supuestas. Actividades con las que pecíficas pero que carecen de reglas o cono-
el observador no está familiarizado pueden cimiento generalizables. Desde esta pers-
parecer más complicadas de lo que en reali- pectiva, el proceso de aprendizaje consiste en
dad serían para los trabajadores. Así compe- llegar a ser consciente de las relaciones trans-

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contextuales y articularlas como reglas. El co- igual a tres peones que son iguales a un al-
nocimiento se consigue cuando se han evi- fil” como base para canjear piezas. El estu-
tado las particularidades del contexto y se diante de medicina aprende una lista de sín-
pueden articular principios generales o abs- tomas para identificar una enfermedad. Al
tractos que vinculan variables. estudiante del carnét de conducir se le dice
Para los positivistas, producir esta clase de que cambie “a tercera” a 45 kilómetros por
conocimiento abstracto es difícil; la creación hora.
de conocimiento es por tanto una tarea quin- Pero conforme se desarrolla la experien-
taesencialmente especializada. Así Kohn y cia, estas reglas independientes del contexto,
Schooler (1983) tomaron como su categoría son abandonadas y sustituidas por una forma
superior de complejidad de la tarea, “el es- de conocimiento que es conducida y dirigida
tablecimiento de un sistema complejo de aná- por el contexto. El maestro en diagnóstico no
lisis y/o síntesis en el que poco se fija con an- utiliza una lista sino que “ve” la enfermedad,
telación, muchas variables están implicadas, reconociéndola como algo familiar. El maes-
sus relaciones son complejas, y los resulta- tro de ajedrez puede reconocer una combi-
dos son difíciles de predecir” (p. 325). nación particular del tablero al ser cercana a
Para los etnometodólogos, esta cita es una de las miles jugadas reconocidas previa-
tanto un modelo pobre de conocimiento (por mente. El conductor de automóvil cambia de
explicarlo brevemente) y una forma diver- velocidad basándose en su experiencia previa
tida de etnocentrismo ocupacional. Los so- y el conocimiento del coche.
ciólogos están familiarizados con un fenó- Éste es un modelo muy diferente de
meno por el que los que responden una aprendizaje y de conocimiento en el que los
encuesta, dada una lista de grupos étnicos principiantes se apartan de las reglas abs-
para clasificar según prestigio, siempre co- tractas hacia un conocimiento dirigido por
locan el suyo en la primera posición de la el contexto (maestría) y no (como nuestra
lista. Kohn y Schooler hicieron algo similar formación académica nos ha enseñado) lo
respecto a la complejidad de la tarea. Su de- contrario. Contrasta la clase de reflexión ló-
finición de la forma superior de competen- gico-deductiva que los positivistas conside-
cia coincide exactamente con la clase de aná- ran la más alta competencia de los humanos
lisis sociológico multivariado que tan a con un sentido intuitivo de “reconocimiento”
menudo se realiza. que difícilmente tiene que ver con la cons-
Basándose en la observación del apren- ciencia. Para los fenomenólogos las compe-
dizaje mundano, un fenomenólogo daría un tencias y el conocimiento que apenas re-
retrato muy diferente del aprendizaje y de quieren pensamiento consciente (destrezas
la destreza, uno que situara la creación de re- somatizadas) no son por tanto de segunda
glas abstractas a un nivel mucho más bajo clase y no deberían ser relegadas a una ca-
de competencia (Dreyfus & Dreyfus, 1986). tegoría residual y sin importancia, como la
Según este modelo, el principiante está al de “destrezas manuales”.
principio confrontado con una serie de si- El punto hasta donde divergen el positi-
tuaciones o experiencias desconcertantes y vismo y la etnometodología está subrayado por
únicas. Para manejar esto, el aprendiz ge- su tratamiento de la certeza y la rutina. Los po-
nera (o se le enseñan) reglas independientes sitivistas equiparan la certeza con una falta de
del contexto para usarlas más adelante en el competencia en el resultado, a menudo indi-
proceso de aprendizaje. De este modo el ju- cada por la rutinización del proceso de trabajo.
gador de ajedrez, al principio, aprende a uti- A la inversa, la incertidumbre se equipara con
lizar ecuaciones tales como “un caballo es la resolución de problemas, una falta de rutina

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y, por tanto, con la competencia. En la for- campo de la inteligencia artificial (AI). Los
mulación de Perrow (1986), el trabajo com- llamados sistemas expertos son programas
plejo tiene lugar donde hay muchas excep- de ordenador que simulan el conocimiento
ciones a las reglas o rutinas. de los expertos humanos. Dados ciertos sín-
No obstante, desde un punto de vista et- tomas, por ejemplo, un programa de sistema
nometodológico, existen objeciones. Cada experto ofrecerá un diagnóstico médico; pro-
acción social produce un sentimiento de es- visto de datos geológicos, otro podrá pre-
tructura fuera de la incertidumbre. Es como decir la probabilidad de encontrar petróleo
si la mayoría de acontecimientos automáti- en una localización concreta. Un tipo bas-
camente se ajustasen a una regla, mientras tante diferente de programa de inteligen-
que sólo unos pocos necesiten competencias cia artificial (AI) intenta dar instrucciones
relacionadas con la resolución de problemas. a una figura para que encuentre su camino
Todos los sucesos son casos únicos; las des- en el entorno de un paisaje lleno de figuras
trezas humanas se componen de la traduc- geométricas y responda a órdenes como “ve
ción sin esfuerzo de cada ejemplo único a un por la izquierda del cono azul, retrocede
ejemplo de rutina, como cayendo bajo una cerca de la esfera roja, a la izquierda del cubo
regla (Cicourel, 1974). Suchman (1987), por verde, y vuelve al punto de partida”. Pro-
ejemplo, examinó atentamente el trabajo de gramas de este último tipo se conocen a ve-
oficina e indicó que los casos aparentemente ces como “micromundos”. Para nuestros pro-
rutinarios se convierten en rutina sólo por pósitos, el programa del micromundo
un proceso de interpretación que los iden- procura la realización mundana de una ta-
tifica como sometidos a una regla. rea no cualificada, mientras que los sistemas
La competencia es inherente a la habili- expertos intentan tareas que están normal-
dad para hacer esto o aquello sin pensarlo, mente consideradas (por ejemplo, social-
a la identificación de algo nuevo como algo mente) cualificadas o especializadas.
viejo, a la “ceguera” conseguida o adiestrada Cuando se programan estas tareas, los ex-
ante la incertidumbre y unicidad. Mientras pertos en inteligencia artificial descubren la
que las excepciones y la resolución cons- paradoja etnometodológica. Los sistemas ex-
ciente de problemas son la esencia de la com- pertos no requieren mayor complejidad, en
petencia en la formulación positivista, para términos de líneas de código o números de no-
la etnometodología un virtuoso reconoce me- dos de decisión, que el micromundo con su
nos excepciones que un aprendiz: el maes- actividad mundana. Si acaso, al contrario. El
tro ha estado allí antes y tiene más rutinas programa de diagnóstico toma como infor-
(no conscientes) que emplear. A la inversa, mación de entrada la de los síntomas de un
es el principiante no cualificado quien es ex- paciente proporcionados por un médico. El
puesto constantemente a los casos únicos, se programa deja estas partes “no especializadas”
confronta con una gran incertidumbre, y con a los humanos, ya que la diagnosis se supone
la falta de rutinas disponibles. que es la parte difícil de la tarea: es un pro-
Este sentido diferente de la incertidum- blema de optimización de una probabilidad
bre, la rutina y la destreza lleva a los feno- multivariable. Dada esta delegación de res-
menólogos a cuestionarse si el trabajo que ponsabilidad, el diagnóstico por ordenador (y
es socialmente etiquetado como especiali- los sistemas expertos en general) resultan no
zado es realmente más complejo que la ru- ser tareas insuperables. Por otra parte, en el
tina de la vida diaria. Puede que sea sólo eso- intento de animar una figura en un micro-
térico y, por tanto, poco familiar para el mundo (aunque sea un mundo muy sencillo),
observador. Consideremos dos ejemplos del los investigadores de inteligencia artificial tra-

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tan de incrustar en el programa todo el co- La segunda estrategia modifica las pregun-
nocimiento requerido para la realización mun- tas planteadas sobre la competencia. Para
dana de un paseo dirigido y el reconocimiento muchos etnometodologos, se deberían es-
de objetos. Esto requiere un programa com- tudiar las prácticas de los miembros de una
putacionalmente muy complejo. ocupación para otorgarle el título de “trabajo
En resumen, para los etnometodólogos, cualificado” antes que aceptar la creencia ló-
lo que los actores consideran un trabajo es- gica (y la de los positivistas) de que compe-
pecializado puede ser un grano sobre una tencia es igual a complejidad.
montaña sumergida de hazañas diarias. Un
fenomenólogo no negaría la posibilidad de 3.3. La escuela Neo-Weberiana
que un grano sea más grande (más compe- o del Construccionismo Social.
tencia / más conocimiento) que otro pero se-
ría bastante escéptico con los intentos En cierto modo, esto es lo que el enfoque
positivistas actuales de diferenciar “objeti- neo-weberiano o socio construccionista
vamente” entre los dos. Las evaluaciones de hace: intenta comprender las condiciones
la competencia ocupacional basadas en ob- bajo las cuales las ocupaciones son social-
servaciones de trabajo a corto plazo (por los mente delimitadas como especializadas y los
sociólogos o los clasificadores del DOT) no procesos mediante los que algunos trabajos
parecen ir a dar un cálculo objetivo de la llegan a merecer un estatus más alto que
complejidad ya que descartan la montaña y otros.
porque variarán según lo que el observador En las obras de Weber (1971), las ocupa-
de por sentado. La mayoría de las compe- ciones7 pueden actuar como “grupos de esta-
tencias permanecerán invisibles a los pro- tus que se disputan poder y prestigio”. El mé-
fanos, y las entrevistas breves con los todo más directo de realzar el poder de una
trabajadores no revelarán la mayoría de des- ocupación es alejándose ella misma (o sus
treza oculta, como Kusterer (1978) descu- miembros) de la competición del mercado, un
brió. Las opiniones de los profanos en proceso que Weber y sus seguidores llamaron
cuanto a la incertidumbre y la rutina en las “clausura social” (Parkin, 1979, pp. 44-116).
tareas laborales residen de modo similar en Desde los gremios medievales al credencia-
el ojo del observador. lismo moderno, las ocupaciones han buscado
Si se adopta la perspectiva etnometodo- diversos poderes de monopolio del Estado: la
lógica en la competencia, uno se vuelve es- capacidad para limitar la entrada a la profe-
céptico respecto a la validez de los actuales sión, el derecho a restringir la rivalidad entre
enfoques positivistas con que obtener me- los practicantes cualificados, la autoridad le-
didas cuantitativas de la misma. Surgen dos gal para disciplinar a miembros errantes de la
estrategias alternativas. La primera supone ocupación, etc. (Collins, 1976, 1979). Incluso
una investigación observacional en la que cuando los monopolios legales no pueden ob-
los sociólogos están totalmente inmersos en tenerse del Estado, la clausura social puede ser
los minuciosos detalles del trabajo diario en parte alcanzable a través de la insistencia
mientras que se oponen a la “actitud natu- de los sindicatos sobre el cierre de los merca-
ral” de los trabajadores de permitir que el co- dos y el control sobre el aprendizaje (Jackson,
nocimiento y la competencia se hagan in- 1984; Turner, 1962) a través del credencia-
visibles y dados por supuestos. Nos ocupará lismo educativo otorgado de manera no legal.
mucho más que entrevistas convencionales Una vez conseguidos, los poderes mo-
o visitas al DOT. Kusterer (1978) y Harper nopolísticos capacitan a una ocupación a res-
(1987) proporcionan modelos de tal trabajo. tringir su tamaño y, por lo tanto, a forzar

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un aumento en el precio de sus servicios. Sin Para sostener una imagen pública de tra-
embargo, restringiendo la entrada a una ocu- bajo especializado (o cualificado), es impor-
pación no sólo se consiguen recompensas tante evitar que las ocupaciones con ingre-
económicas para los practicantes de la sos y prestigio social más bajos lleven a cabo
misma sino también se responde a las peti- la citada labor cualificada. Por lo tanto las
ciones de esa ocupación de elevar la com- ocupaciones están implicadas en su propia
petencia y, de ese modo, elevar el estatus (Co- jurisdicción laboral, rechazando incluso, a
llins, 1976). Demandando largos períodos de veces, el permitir que sus tareas menos cua-
aprendizaje o formación y moderando (o de- lificadas las realicen intrusos. Los sindicatos
salentando) la entrada de nuevos practican- británicos se han declarado en huelga con-
tes a la profesión se contribuye a construir tra “la disolución” de la profesión, un no
una percepción pública de que el trabajo re- miembro nunca llevará a cabo tareas del ofi-
quiere conocimiento y una preparación ex- cio (por ejemplo, los médicos están en pugna
cepcionales. con las comadronas). Mantener incluso las ac-
El secretismo no está estrechamente re- tividades más mundanas dentro de una ju-
lacionado con la mistificación al producir la risdicción ocupacional representa un pro-
impresión de competencia: las prácticas ocu- blema para los practicantes que preferirían
pacionales “entre bastidores” se mantienen elevarse por encima de estas aburridas y, a ve-
escondidas, especialmente aquellas que de- ces, desagradables tareas. Históricamente, el
muestran la incertidumbre o confusión de dilema se ha resuelto bien teniendo apren-
los practicantes o la naturaleza rutinaria de dices/internos que hacen el “trabajo sucio” (es-
algún trabajo, mientras que las manifesta- tratificación por edad), o mediante la creación
ciones públicamente visibles son goberna- de jerarquías internas (por ejemplo, la me-
das y representadas en escenarios como muy dicina general y la especialidad), o mediante
complejas8. De este modo los oficios (o mis- el camino más arriesgado de delegar tareas
terios, como una vez se les conoció) desa- a ocupaciones subordinadas cuyo trabajo
rrollan jergas con las que impresionar a sus puede ser inspeccionado o supervisado por
clientes. Los médicos prefieren describir los la ocupación dominante (por ejemplo, los en-
síntomas en latín; los mecánicos de coches fermeros y los paraletrados).
emplean “tecnologismos”. En contraste, las ocupaciones que no pue-
Muchas ocupaciones también buscan dig- den restringir la entrada a menudo experi-
nificar sus actividades mediante el “aleja- mentan una avalancha de recién llegados
miento lingüístico” del tumulto de la disputa que reducen ingresos y solicitan la exclusi-
y del idioma del taller del trabajo, sustitu- vidad social y devalúan la importancia de las
yendo por un vocabulario diferente la des- competencias de la ocupación. Ésta es la
cripción de su propio trabajo. El DOT refleja triste historia de los oficinistas, cuyo estatus
estas convenciones lingüísticas o etiquetas decayó en el siglo XIX al traer la alfabetiza-
sociales en su categorización y clasificación ción torrentes de jóvenes reclutas a sus fi-
de las tareas laborales: uno “consulta” al mé- las y arruinar sus peticiones de trabajo es-
dico o a un abogado o busca su consejo y no pecializado (Attewell, 1989; Horlick, 1975).
paga al primero para cortar y vendar o al úl- Para resumir, la teoría weberiana acentúa
timo por redactar documentos o presentar ambas causas de posición ocupacional: la ba-
un pleito en los tribunales. Fundamental- sada en el mercado –oferta y demanda– y la
mente, el DOT acepta la propia definición de ideológica. Los elementos ideológicos que re-
las profesiones sobre sus particulares activi- claman y alientan la importancia social y la
dades laborales (las de cada profesión). destreza observada de la ocupación, son nor-

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malmente entendidos como dependientes de cualificado (More, 1980, pp. 163-165; Penn,
la capacidad previa de la ocupación para pro- 1982, 1983; Penn & Scattergood, 1985). Aún,
tegerse a sí misma de la competición del mer- una tercera posición sugiere que la “falsa”
cado y controlar la formación y la socializa- destreza socialmente determinada puede
ción en la ocupación. Entonces surge la transformarse de hecho con el tiempo en
pregunta importante sobre si el estatus ele- destreza “real” de complejidad de la tarea
vado y las reclamaciones de competencias por conforme los poderosos sindicatos reasig-
algunas ocupaciones son un asunto pura- nan el proceso laboral para incrementar la
mente de construcción social y de oferta/de- competencia y las dificultades del trabajo
manda o si descansan en destrezas técnicas (Sabel, 1982; Turner, 1962).
reales, o sobre la complejidad de la tarea En estos ejemplos, algunos teóricos sos-
(siendo por tanto exageradas con propósitos tienen que consiguiendo la clausura social
de auto engrandecimiento ocupacional). y, por tanto, disponiendo de trabajadores es-
Esto ha provocado un debate considera- pecializados, el estatus depende únicamente,
ble entre los sociólogos y los historiadores o en su mayor parte, del poder de la ocupa-
del trabajo, quienes contraponen ejemplos. ción, mientras que otros enfatizan la maes-
Algunos citan las ocupaciones como los hi- tría real del trabajador sobre las tareas la-
landeros de algodón británicos del siglo XIX. borales complicadas. Sin embargo, otra
La solidaridad del trabajador y la localiza- orientación en la tradición weberiana ofrece
ción estratégica de la ocupación en un pro- un tercer factor, extraído de teorías que tra-
ceso laboral más amplio permitía a esta ocu- tan de ir desentrañando qué distingue a las
pación permanecer bien remunerada y profesiones de otras ocupaciones.
considerada como “cualificada” hasta mucho Para Collins (1976), hay algo caracterís-
después de que la tecnología simplificara el tico en el tipo de trabajo realizado por las
trabajo (White, 1978; ver también Lazonick, profesiones que las diferencia de otras ocu-
1979). Otros, como More (1982) y Penn paciones. Por una parte, las profesiones clá-
(1982), discutieron si el estatus de especia- sicas se ocupaban de los servicios que tienen
lizadas para tales ocupaciones de hoy día que ver con los intereses centrales del
(por ejemplo, los maquinistas cualificados, cliente: libertad y propiedad (derecho), sa-
conocidos en Inglaterra como “ingenieros”) lud (medicina), y la salvación (la iglesia). Es-
está basado en competencias reales (com- tos intereses proporcionan gran fuerza en el
plejidad de la tarea) o en el poder sindical. aumento del estatus de las profesiones dada
En vez de una resolución teórica de este la importancia capital de un resultado exi-
aspecto, encontramos un espectro de opi- toso para las vidas de sus clientes – teniendo
niones (Littler, 1982 pp. 9-11) con algunos una cirugía chapucera mayores consecuen-
eruditos sosteniendo una versión “firme” de cias que una comida chapucera.
la determinación social de la competencia, Pero Collins, además, señaló que estas
en la que el poder de la ocupación y la clau- ocupaciones implicaban intervenciones cu-
sura social producen un estatus especiali- yos resultados eran inciertos: un paciente
zado incluso con ausencia de complejidad puede reponerse o morir y un cliente ser en-
en la tarea (Turner, 1962), mientras otros an- carcelado o quedar libre. Esta incertidumbre
ticipan un “débil” determinismo social, en el de los resultados es un recurso importante
que cierta destreza real (o complejidad la- para la declaración de competencia de la ocu-
boral) es una base necesaria pero no sufi- pación en conjunto: si todo el mundo se cu-
ciente para que una ocupación logre sus pe- rase siempre, los médicos perderían su es-
ticiones de tener un estatus especializado o tatus especial.

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La incertidumbre en el resultado también mente inciertos podrían, de hecho, no tener


considera particularmente importante la com- competencias: sus tomas de decisiones o sus
petencia en nuestro segundo sentido: el vir- logros podrían no ser más que resultado de
tuosismo. El paciente quiere un doctor bueno una posibilidad fortuita, y aun así podrían con-
o excepcional o un abogado excepcional an- tinuar reivindicando una gran destreza. En
tes que un practicante cualquiera, ya que esto muchos casos, los profanos no tendrían modo
puede influir en la probabilidad de un resul- de decir si esta competencia reivindicada era
tado exitoso. La incertidumbre en el resultado válida o no. Los éxitos podrían pasar por de-
también implica que un método eficaz y re- berse a la destreza del practicante; a los fa-
producible –todavía no se ha inventado una llos de la incertidumbre o a la dificultad de
rutina para tratar el problema particular (o la tarea. Los sacerdotes y los abogados proce-
al menos, tal método no se comparte por toda sales podrían entrar en esta categoría.
la ocupación; el virtuosismo ha dependido a Esto nos aleja de la idea positivista acerca
menudo del monopolio de una persona de de que la destreza iguala a la tarea en com-
una técnica secreta). Esto, sucesivamente, plejidad, de la implicación de que las ocupa-
afecta a la enseñanza dentro de la ocupación: ciones cualificadas (o especializadas) han lo-
la incertidumbre da paso a situaciones donde grado el dominio sobre las tareas complejas.
lo que importa es bajo qué virtuoso se estu- En su lugar, la complejidad de la tarea se hace
dia, y a enseñar métodos notables por su falta importante en tanto que causa incertidumbre
de énfasis en conocimiento sustantivo o por respecto a si la tarea pueda ser lograda y cómo.
una gran discontinuidad entre lo que se en- Entonces, ello se transforma en el núcleo al-
seña y lo que se practica9. Así el maestro Zen rededor del cuál los prácticos construyen sus
no responderá a las preguntas de los estu- declaraciones de competencia, aunque su co-
diantes sino que en lugar de eso formulará nocimiento y técnicas sean modestos.
acertijos, y el profesor de Derecho empleará el
método socrático, insistiendo en que el obje- 3.4. Marxismo y destreza
tivo es hacer pensar a los estudiantes como un
abogado, no enseñar hechos legales. El asunto de la competencia se introduce en
Este aspecto de la incertidumbre del tra- la teoría marxista en tres áreas: en la teoría la-
bajo profesional puede ser aplicado más ex- boral de valor; en las discusiones respecto a la
tensamente al concepto de competencia en “aristocracia laboral”; y en la teoría de la alie-
todo el abanico de ocupaciones. Cuando se nación y el cambio tecnológico. No obstante,
considera la competencia, según este criterio podría causar confusión sugerir que el mar-
de la incertidumbre, se hace paradójica. De- xismo clásico tiene una teoría bien articulada
pende de la ausencia de una técnica eficaz o de la competencia como tal. Las obras de
de la tecnología con la que producir el resul- Marx y Engels ofrecen pistas teóricas, y algu-
tado deseado. Una ocupación cualificada es nos neomarxistas las tomaron como punto de
aquella que no puede hacer de forma fide- partida. Pero muchos marxistas contemporá-
digna lo que le corresponde hacer. El trabajo neos abordan la competencia como una cate-
que no se puede realizar eficazmente se con- goría de “sentido común” que no requiere
vierte cada vez más en un recurso en torno explicación, mientras que el tratamiento de
al cual aquellos que están empleados en la la- la competencia de otros neomarxistas con fre-
bor construyen su reivindicación de trabaja- cuencia se degrada entre el pensamiento po-
dor cualificado. sitivista o el social-construccionista.
Collins (1976) advirtió que algunas ocu- La teoría laboral del valor se preocupa,
paciones que trabajan en ambientes suma- principalmente, en demostrar que el valor

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se crea en el proceso de producción capita- tendía la competencia como antítesis de la


lista, y no en el mercado de cambio, y en especialización, describiendo la situación de
mostrar que la competición capitalista ori- un obrero de San Francisco que realizaba tra-
gina una tendencia a que la proporción de bajos de tipógrafo, fontanero y pizarrero
beneficio caiga, conforme el capital (en este como ejemplo de “individuo completamente
caso, la maquinaria), va sustituyendo el tra- desarrollado” (p. 458). Sin embargo, estas re-
bajo humano progresivamente. Tener que ferencias son lo suficientemente incomple-
distinguir entre trabajo cualificado y no cua- tas como para ser de uso limitado.
lificado en esta gran empresa teórica es una Una consideración bastante diferente y
distracción, por eso ya en El Capital, Marx más completa de competencia se encuentra
(1987, pp. 51-52, 192) anunció que trataría en el ya viejo debate marxista sobre la aris-
cada tipo de trabajo como “trabajo sencillo tocracia laboral. En las obras de Marx, Engels
no cualificado”. y Lenin, la relativa prosperidad de un estrato
Esto plantea la interesante pregunta (aún cualificado de la clase obrera británica se uti-
sin resolver) de si esto era sólo una práctica lizó como explicación parcial de la orienta-
simplificación teórica o si Marx creyó que ción políticamente reformista (en oposición
los procesos sociales reales estaban, en esen- a la revolucionaria) de algunos trabajadores
cia, reduciendo la importancia de las des- cualificados (Bottomore, 1983, p. 265). Pos-
trezas especializadas (Bottomore, 1983, pp. teriormente este debate se extendió a una in-
1-2). Esta simplificación significó, desafor- vestigación más general sobre el estatus y
tunadamente, que el tema de la competen- comportamiento de los trabajadores espe-
cia era bastante secundario para Marx. cializados en el siglo XIX: ¿fueron cultural y
Marx (1887) reconsideró el trabajo cua- socialmente diferentes de otros proletarios?,
lificado versus el no cualificado en su dis- ¿cómo y por qué se diferenciaba su nivel de
cusión, en El Capital, sobre el valor del po- vida y sus oportunidades vitales de los tra-
der del trabajo (pp. 167-169). En ella, bajadores no cualificados? ¿Cuáles fueron
argumentó que el valor del poder del trabajo sus políticas? (véase Hobsbawm, 1964, 1973,
(esto es, un salario) es básicamente el coste pp. 121-129, 1984a, 1984b).
de reproducir y mantener a los trabajadores, Lo que es sorprendente en esta docu-
que es un asunto en su mayor parte de sub- mentación es la frecuencia y centralidad del
sistencia, modificado por un “elemento his- aspecto construccionista social de la compe-
tórico y moral”, a saber, el estándar de vivir tencia dentro del marxismo, la idea de que la
por encima de la mera subsistencia que es posición social y la competencia percibida de
la norma hoy en día. El trabajo cualificado una ocupación proceden en gran medida del
exige un salario superior ya que las compe- poder de aquellos trabajadores antes que de
tencias requieren una “educación o forma- la complejidad intrínseca del trabajo mismo.
ción especial” que vale lo equivalente en ma- Por ejemplo, Hobsbawm (1984a, 1984b), que
terias primas (p. 168). El salario superior del se consideraba a sí mismo marxista tradicio-
trabajo especializado refleja el pago por los nal (1984a, p. 220), identificó una serie de fac-
costes de la creación de tales competencias. tores por los que los aristócratas laborales po-
Este fragmento de análisis sugiere que dían mantener su estatus especializado: (a)
Marx empleó una noción clara y directa de el control sobre el proceso de trabajo; (b) “com-
competencia como conjunto de habilidades petencia en el sentido de cualificación para
superiores creadas mediante una formación el trabajo que podía adquirirse solamente a
especial, y que se anticipó a la teoría del ca- través de una larga formación”; (c) demanda
pital humano en ciertos aspectos. Marx en- y oferta de trabajo; y (d) solidaridad pactada

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y fuerza. Cada uno de estos factores influye- de la perspectiva en torno a la competencia


ron en la habilidad de una ocupación para afir- de Braverman (1974).
mar con éxito las reivindicaciones de compe- El libro de Braverman presenta una oleada
tencia (y salarios más altos), pero cada uno de estudios que dan cuenta de la descualifi-
podía actuar, en distintas maneras, de manera cación en los lugares de trabajo contemporá-
independiente. Hobsbawm (1984b) examinó neos (por ejemplo, Zimbalist, 1979). También
varios estudios históricos de ocupaciones par- provocó una tormenta de críticas, tanto en el
ticulares y concluyó que terreno teórico como en el empírico (Attewell,
La competencia... era a buen seguro el me- 1987; Form, 1980; Littler, 1982; More, 1980;
jor modo de demostrar y de reforzar la es- Stark, 1978; Wood, 1982). Estas discrepancias
casez en el mercado en el siglo dieci- no han sido solventadas. Sin embargo, para el
nueve... No era forzosamente la única. El propósito de este artículo, lo que es importante
análisis fue para excluir, no importa no es la validez de la degradación de la com-
cómo. (p. 234). petencia sino el concepto de competencia que
subyace en esta teoría. Braverman (1974) pro-
Otros autores han hablado de “aristócratas porciona una “nota final sobre la competen-
artificiales/fingidos” y de procesos de “re- cia” en la que delinea su posición frente a la
aristocratización” de ciertas ocupaciones: in- de otros (pp. 442-447). Fue especialmente crí-
dicaciones ambas de la opinión de que el tico con cualquier imputación de niveles de
sueldo, la posición social, y la habilidad ob- destreza basados en clasificaciones ocupacio-
servada de diversos trabajos son conse- nales, observando que la caracterización de
cuencia de las luchas antes que del claro re- distintos trabajos con maquinaria como semi-
flejo de la complejidad de la tarea o de la cualificados (o semi-especializados) era una
destreza intrínseca. decisión fundamentalmente administrativa
Algunos comentaristas weberianos, no- más que una motivada empíricamente moti-
tablemente Parkin (1979), consideraron es- vada. Señaló que diversos trabajos agrupados
tos argumentos socio-construccionistas, den- en las (incondicionalmente no cualificadas)
tro de la teoría marxista contemporánea, categorías de jornalero y agrícola contienen
incongruentes: muchos trabajadores especializados y que los
El hecho de que estos conceptos, normal- trabajos de cuello blanco no deberían asu-
mente extraños, de relaciones de autori- mirse como superiores en destreza frente a los
dad, oportunidades vitales y recompensa manuales. También arguye que la consecución
del mercado, hayan sido absorbidos hol- educativa nos dicen bien poco sobre las de-
gadamente por la teoría marxista coetá- mandas de destreza del trabajo del titular.
nea es un tributo generoso, no reconocido, Luego Braverman construye su propia
a las virtudes de la sociología burguesa. definición de competencia, que creo es bas-
Dentro de cada neo-marxista parece haber tante compatible con la de Marx en la ca-
un weberiano luchando por salir. (p. 25). racterización del trabajo artesano:
Para el trabajador, el concepto de com-
Ingenio y polémica aparte, hay muchos neo- petencia está tradicional y estrechamente
marxistas que se ofenderían con los co- vinculado con la maestría artesana –es
mentarios de Parkin y evitarían cualquier decir, la combinación de conocimiento, de
atención en la construcción o percepción de materiales y procesos con las destrezas
la “competencia” como categoría social. En- adiestradas requeridas para llevar a cabo
tre ellos destacan los investigadores des- una rama específica de la producción. La
cualificadores que adoptan toda, o a parte, desarticulación de destrezas artesanas

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y la reconstrucción de la producción como de Braverman (1974) del trabajo de oficina


un proceso colectivo o social ha destruido ilustra lo siguiente:
el tradicional concepto de competencia... Mecanógrafos/as... secretarias... y ofici-
Lo que le ha quedado a los trabajadores nistas están sujetos a rutinas, más o me-
es un concepto reinterpretado y lamen- nos mecanizadas según las posibilidades
tablemente inadecuado: una habilidad actuales, que los despojan de su antiguo
específica, una operación limitada y re- control de una cantidad limitada de in-
petitiva, monótona…” (p. 443). formación del puesto, los despojan de la
necesidad de entender y decidir, y hacen
El uso del artesano por parte de Braverman de ellos ojos, dedos y voces mecánicos
y de Marx como una referencia para juzgar cuyo funcionamiento está, en la medida
la competencia es teóricamente consecuente de lo posible, predeterminado por las re-
debido a que añade un elemento distintivo glas y la maquinaria. (p. 340).
al concepto marxista de competencia: el con-
trol. Para Marx y Braverman, un artesano de- Esta conexión de la competencia con la li-
cide cómo realizar un trabajo específico, bertad desde el control da una forma carac-
elige las herramientas y los procedimientos terística a las concepciones neo-marxistas de
adecuados, y se auto-dirige en el trabajo. Esto lo que la destreza supone. Muchos neo-mar-
contrasta con el operario, al que se le dice xistas siguen la conceptualización positivista
qué hacer, se le dan instrucciones, herra- en tanto que dan prioridad a la competen-
mientas, o procedimientos de cómo hacerlo, cias del intelecto sobre la manual y desa-
y es supervisado por la gerencia. creditan la pérdida de contenido conceptual
Esta transición histórica desde el trabajo en el trabajo. Pero se apartan de la formu-
que está bajo el propio control del trabaja- lación positivista al caracterizar la compe-
dor al trabajo que es dirigido por una ad- tencia en términos de control sobre el pro-
ministración es un rasgo central de la teoría pio proceso laboral y también por la
de la alienación de Marx. Bajo el capitalismo, complejidad del trabajo. Sin duda, compe-
los proletarios no sólo pierden control so- tencia y autonomía a menudo van empíri-
bre los productos del trabajo sino que pier- camente juntas, pero hacer del control, la au-
den control sobre cómo y cuándo son he- todirección y la competencia equivalentes
chos los productos. La última fase, que Marx lógicos puede llevar a distorsiones. Cromp-
llamó la subordinación real del trabajo al ca- ton y Jones (1984) lo expresan así:
pital, supone una importante pérdida de li- Consideramos “el control” como indispen-
bertad, el paso a la progresiva alienación del sable para la existencia de “la destreza”...
trabajo. podría decirse que el 91% [de los oficinis-
Conceptualmente hablando, esta subordi- tas] no ejerce ningún control –y por tanto,
nación fusiona la histórica relación de pérdida sostendríamos, muy poca competencia–
de competencias formulado por Marx con su respecto a su propio trabajo. (p. 59).
relato de la alienación. El lenguaje de la alie-
nación (pérdida de control) se entrelaza con, Para estos autores y para otros neo-marxis-
y últimamente equivale a, el lenguaje de la des- tas, si los trabajadores no deciden qué he-
cualificación. De ahí que un trabajador que es rramientas o métodos emplear para efectuar
“un apéndice de la maquina” es ipso facto des- una tarea y si no pueden programar que ha-
cualifado; un trabajador especializado o al- cer y cuando, carecen no sólo de control sino
guien que lleva a cabo una rutina establecida de competencia. Llegan a esta conclusión
por otros es un no cualificado. La descripción mediante lo que un etnometodologista con-

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sideraría como un sentido muy exagerado con la realidad del trabajo moderno que hoy
de lo que las reglas proporcionan en el lugar en día, a todo el mundo, desde los directivos
de trabajo. El trabajo gobernado por normas, hacia abajo, le parece descualificado.
para estos neo-marxistas, implica que el tra- En términos más generales, igualar el con-
bajo es completamente previsible y , por trol o la autonomía con la competencia
tanto, de “status”en destreza: “Estos traba- apunta a los peligros de incluir fenómenos
jadores sólo requieren la capacidad de leer y analíticamente diferentes en la noción mul-
escribir, y la habilidad de seguir instruccio- tidimensional de competencia. Indudable-
nes” (Crompton & Jones, 1984, p. 61). mente, los trabajos que acarrean dar órde-
Para el etnometodologista, leer y escribir nes a otros tienen un mayor sueldo y mayor
son verdaderas competencias que requieren grado de prestigio que aquellos que implican
años de formación; las reglas –no obstante acatar órdenes. De un modo parecido, los tra-
autoritarias y detalladas– ofrecen poco más bajos que implican responsabilidad, donde el
que un esquema para el trabajo, una guía en descuido puede llevar a importantes pérdi-
la que los empleados introducen sus habili- das, gozan de privilegios no sólo económicos.
dades de clasificación, elección, interacción, Pero tratar éstos como aspectos de la com-
persuasión, etc. petencia es cosificar las reclamaciones ocu-
El peligro de oponer la competencia a las pacionales al estatus vía competencia. Sería
reglas y la rutina es que los investigadores preferible medir el regreso a la autoridad, la
empíricos pueden utilizar la existencia de la autonomía y la responsabilidad, sin la com-
rutina como motivo para una visión de con- petencia (o complejidad de la tarea) antes que
junto más superficial del proceso laboral, se- insistir en que estos fenómenos definen o son
guros de que si hay reglas o rutinas, las componentes de la competencia (compárese
destrezas han desaparecido. Si los fenome- en Adler & Borys, 1987).
nólogos están en lo cierto en que cuanto más
cerca se mira el proceso de trabajo mayores
son el conocimiento y las competencias iden- 4. Conclusión
tificadas, entonces la conceptualización neo-
marxista garantizará el descubrimiento de Las escuelas de pensamiento perfiladas aquí
que los trabajadores gobernados por reglas tienen gran peso en los argumentos socio-
no están especializados, lo que está a un lógicos que requieren comparaciones de
breve paso de concluir que se han vuelto des- competencia “objetivas” en las ocupaciones.
cualificados. Pero además ofrecen antídotos contra la co-
Aquí existe una ironía. Esta conceptua- sificación y distorsión sociológica y sugieren
lización de la competencia no sólo reproduce nuevas cuestiones, para preguntar sobre la
construcciones sociales dominantes sobre lo competencia, que propondrían nuevas di-
que es o no es una competencia, y de este recciones teóricas.
modo rechaza a los proletarios cualquiera La etnometodología nos dice que existe
que sea la (minusvalorada) destreza que po- una textura mucho más delicada en lo que la
sean, pero pone un umbral, incluso más alto, gente hace en realidad en los lugares de tra-
para reconocer competencias que la socie- bajo de lo que generalmente apreciamos. La
dad demanda en general. El ideal del arte- mayoría de las competencias y conocimiento
sano concibiendo un objeto, eligiendo las he- se dan por sentado, especialmente aquellas
rramientas y los procesos libre de reglas que el observador comparte con el observado.
externas o rutinas y fabricando el objeto También sugiere que ponemos un énfasis in-
desde el primer al último paso, no concuerda justificado en la toma de decisión analítica

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consciente, especialmente cuantitativa, pios prejuicios socialmente aprendidos así


cuando la investigación sugiere que es una pe- como la mala información dada por la ocu-
queña parte de cualquier actuación cualifi- pación misma. Esta perspectiva también su-
cada. Esta forma de conocimiento se puede giere, paradójicamente, que la mayoría de las
decir que es la que menos se encuentra entre competencias y la honra percibidas son para
aquellos que están especialmente cualificados tareas que no están siendo bien realizadas,
en una tarea dada. Estas críticas fenomeno- donde la incertidumbre de los resultados es
lógicas no significan que la medición positi- alta debido a la escasez de rutinas seguras y
vista de los niveles de competencia sea una conocimiento transmisible.
imposibilidad categórica, sino que implican Especialmente, los estructuralistas socia-
la necesidad de un estudio detallado de los tra- les nos han hecho conscientes de la impor-
bajadores antes de categorizar sus habilidades tancia de la exclusión en la creación social de
y conocimiento, un nivel de análisis que re- competencia, la comprensión de que la com-
base los actuales breves encuentros con los in- petencia no es sólo un rasgo de la misma ta-
vestigadores de encuestas o los clasificadores rea, sino que muchas personas están exclui-
de trabajos. dos de ciertas tareas u ocupaciones. Esto
Kusterer (1978) mostró que un enfoque representa un profundo dilema metodológico:
fenomenológico puede ser práctica y teórica- para los positivistas, la medición de la com-
mente constructivo. Fue, por ejemplo, capaz petencia parece ser indicación de la intrínseca
de mostrar por qué los trabajadores “no es- complejidad de una tarea (un atributo de la
pecializados” fracasan, al demostrar la alie- propia tarea). Pero la teoría weberiana sugiere
nación total que se espera de ellos por la que una parte crucial del concepto social de
teoría marxista, mediante su arqueología de competencia es la relación con los que no ha-
las habilidades ocultas y las oportunidades cen esa tarea. Para estos últimos –para los we-
de maestría que estos trabajadores, oficial- berianos–, la competencia es, por tanto, un fe-
mente no especializados, poseen. Conside- nómeno relacional; depende de la relación
rando el futuro, la visión etnometodológica entre (a) un tipo de tarea y otro, (b) la oferta
de las competencias laborales parece haber y la demanda para que las personas realicen
sorteado los límites disciplinarios y está for- las tareas, y (c) los titulares del puesto de tra-
mando una literatura en vías de expansión bajo y los que están excluidos.
en psicología (la escuela del aprendizaje si- Esta naturaleza relacional de la destreza
tuado) que considera la miríada de destrezas ha sido introducida a escondidas en las me-
en el lugar de trabajo en términos de su ad- didas positivistas, como en las diferentes es-
quisición y transmisión. calas de competencia para dar versus acep-
La perspectiva del estructuralismo social tar órdenes, escalas de consejo profesional
o weberiano nos conciencia del hecho de que versus enseñanza, y trabajos para hombres
las competencias y el prestigio percibidos de versus para mujeres, o la devaluación del al-
diversos trabajos son productos de la mani- fabetismo en un ámbito laboral alfabetizado.
pulación social por aquellos que llenan las ocu- Si la competencia es intrínsecamente un con-
paciones. Además, la oferta y demanda del cepto relacional que depende del número y
mercado y los titulares sociales de una ocu- tipo de personas que pueden o no hacer una
pación pueden influir drásticamente en la va- tarea dada (antes que la complejidad de la
loración social de las competencias involu- propia tarea), entonces las valoraciones so-
cradas. Esto es una carga para aquellos que ciales que se filtran en las medidas objeti-
buscan una valoración objetiva de la comple- vas de la complejidad de la tarea no son pre-
jidad de la tarea, al tener que salvar sus pro- juicios aberrantes que puedan ser fácilmente

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eliminados sino aspectos críticos del fenó- regímenes políticos en los lugares de trabajo,
meno mismo. ha facilitado estudios comparativos de con-
La visión socio estructuralista de la com- sentimiento y conflicto en el trabajo.
petencia empuja a sus partidarios hacia los Se han descrito análisis sociológicos de
estudios históricos, a menudo de sólo una la competencia repartidos en cuatro escue-
ocupación, en vez de a la investigación de me- las teóricas separadas, cada una con una con-
dición y a los análisis de regresión. Pero esto cepción diferente de competencia y conse-
no ha disminuido su alcance teórico. More cuentemente, con prioridades diferentes
(1980), en el que quizás es el trabajo más im- para la investigación. Aunque estas dife-
presionante en el género, señaló la cuestión rencias podrían leerse como una separación
más amplia de si había existido un descenso destructiva de energías, poniendo en peligro
secular de la competencia, como también cri- el progreso en la sociología del trabajo, esta
tica las versiones más extremas del determi- no es mi valoración. Esa separación ha sos-
nismo social en el trabajo histórico compara- tenido los debates intelectuales y las con-
tivo. Una dirección futura de la perspectiva troversias de los años 70 y 80 para aumen-
socio determinista es reunir los muchos casos tar la conciencia teórica y la sofisticación
de estudios históricos para desarrollar una de muchos sociólogos del trabajo sobre con-
teoría general causal del ascenso y caída de las ceptos fundamentales como competencia,
ocupaciones en el tiempo. que anteriormente tendían a emplear de un
El aspecto relacional es también un pro- modo irreflexivo. Esto es progreso teórico, y
blema para las nociones marxistas de com- espero que en los próximos años se refleje
petencia pero en un sentido diferente. Si el en un trabajo empírico innovador.
punto de referencia para valorar las compe-
tencias actuales es estar en un papel laboral
precapitalista (y teóricos como Burawoy, 1979, Referencias bibliográficas
han argumentado que tales contrastes son
epistemológicamente necesarios), entonces la Adler, P; & Borys, B. (1987). Bringing technology
comparación puede llegar a ser tan extrema back in: Automation and the machinist’s skill. Stan-
que la mayoría de las ocupaciones del capita- ford Institute for Manufacturing and Automation,
Stanford University.
lismo aparecerán como no cualificadas, por
definición. Si se va más allá y se equiparan re- Appleby, A; Langer, J; & Mullis, I. (1989). Crossroads
in American education: A summary of findings.
glas y rutinas con una falta de competencia,
Princeton, NJ: National Assessment of Educational
no se pueden apreciar las habilidades que los Progress and Educational Testing Service.
empleados subordinados utilizan en sus lu-
Attewell, P. (1987). The deskilling controversy. Work
gares de trabajo.
and Occupations, 14, 323-346.
La alternativa, sin embargo, es difícil de
absorber dentro de un marco marxista, ya que Attewell, P. (1989). The clerk deskilled: A study in
false nostalgia. Journal of Historical Sociology, 2,
requiere analizar los escenarios de libertad,
357-388.
auto-expresión, y competencia dentro del pro-
ceso de trabajo capitalista, para tratarlos como Becker, G.S. (1975). Human capital. New York: Na-
tional Bureau of Economic Research .
fenómenos importantes por derecho propio
antes que como reflexiones residuales o vagas Bottomore, T. (Ed.). (1983). A dictionary of Marx-
de un pasado menos alienado. Este orden al- ist thought. Cambridge, M.A: Harvard University
Press.
ternativo puede verse en el trabajo de Bura-
woy y otros, donde la idea de “juegos” dentro Braverman, H. (1974). Labor and monopoly capital.
del lugar de trabajo y el énfasis en diferentes Nueva York: Monthly Review Press.

¿qué es una competencia? (Pág. 21-44) [ 41 ]


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Schutz, A. (1970). On phenomenology and social re- 2


Agradezco a Lyle Hallowell el haberme señalado
lations (H. Wagner, ed.). Chicago: University of este dato.
Chicago Press. 3
“Situated learning”: aprendizaje de situación.
Scribner, S. (1984). “Studying working intelligence”. 4
Mi opinión no es que los positivistas sean con-
En B. Rogoff & J. Lave (Eds.), Everyday cognition: ceptualmente ingenuos/sencillos. Más bien, el com-
Its developments in social context (pp. 9-40). Cam- promiso metodológico de los positivistas de con-
bridge, MA: Harvard University Press. seguir una medida cuantitativa a la manera dictada
Singley, M; & Anderson , J. (1989). The transfer of por la práctica disciplinaria les lleva, puede que sin
cognitive skill. Cambridge, MA: Harvard University desearlo, puede que a falta de algo mejor, a for-
Press. mulaciones de la competencia que pasan por alto
Spenner, K. (1983). Deciphering Prometheus: Tem- aspectos importantes del fenómeno y producen eli-
poral changes in the skill level of Work. American sión conceptual o reemplazo (por ejemplo com-
Sociological Review, 48, 824-837. petencia igual a educación). Cuando una opera-
cionalización es muy simplificada, los resultados
Stark, D. (1978). “Class structure, class struggle, and empíricos pueden no significar lo que parecen.
the labor process: A critique of Braveman’s” La-
bor and Monopoly Capital (Mimeo). Department
5
Por ejemplo, el análisis de Thurow (1969) de la
of Sociology, Harvard University. pobreza negra: “Blacks who have less [human] ca-
pital than whites earn less” (p. 85) (“Las personas
Suchman, L. (1987). Plans and situated actions. de color con menos capital humano que los blan-
Cambridge: Cambridge University Press. cos ganan menos dinero”).
Thurow, L. (1969). “Poverty and human capital”. En 6
Las afirmaciones de Howe están reforzadas por
D.M Gordon (Ed.) Problems in Political economy una evaluación del DOT de Cain y Treiman (1981).
(pp.85-90). Lexington, MA: D.C. Heath. 7
En todo el texto cuando hablamos de ocupacio-
Turner, H.A. (1962). Trade union growth , structure, nes, (occupations) podría también ser traducido
and policy. Londres: A & Unwin. por: empleo, oficio, profesión.
U.S. Department of Labor. (1965). Dictionary of oc- 8
Crozier (1964) describió mecanismos que des-
cupational titles (3rd ed.). Washington, DC: U.S. truían anteproyectos de máquinas, de modo que
Government Printing Office. nadie más podía valorar cómo de compleja (o de
Weber, M. (1971). General economic history. New fácil) sería una reparación determinada. Millman
Brunswick, NJ: Transaction. (1977) describió las (malas) prácticas médicas en-
tre bastidores.
White, J. (1978). The limits of militancy: The Lan-
cashire textile workers, 1910-1914. London West-
9
Zussman (1985) documentó, en el caso de los in-
port. genieros, los pocos vínculos convincentes entre el
conocimiento obtenido mediante la educación y
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Berkeley: Univerity of California Press. DIRECCIÓN DEL AUTOR: Paul Attewell. Deputy Exe-
cutive Officer. PDH Program in Sociology. Cuny
Graduate Center. 365 5th Avenue. Nueva York. NY
10016 212-817-8778
Notas Correo electrónico: pattewell@yc.cuny.soc

1
Artículo traducido con permiso del autor del tí-
tulo original “What is skill?” y publicado en 1990 Fecha de recepción del artículo: 17.X.2008
en la revista Work and Ocupations, vol. 17, nº4, pp. Fecha de aceptación definitiva: 24.XI.2008
422-488.

¿qué es una competencia? (Pág. 21-44) [ 43 ]


sips - revista interuniversitaria de pedagogía social (issn-1139-1723) nº 16 - marzo 2009 • tercera época

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