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1-CONCRETA TU IDEA:
No es nada raro que el germen de nuestro futuro relato o
novela sea una idea bastante genérica o vaga, algo
como «Alguien se lleva una sorpresa ridícula que le hace
replantearse su vida», o «En el futuro, las máquinas cobran
vida».
Eso es porque ya tenemos claro qué tipo de historia
queremos escribir, o qué queremos que el lector se lleve
de la lectura, y bienvenido sea. Es camino que tenemos
adelantado, sin duda.
Pero para que la historia empiece a tomar
pie necesitamos que esa idea genérica se transforme
en algo concreto, palpable. Algo único, por tanto.
Para ello puedes hacerte estas preguntas:
-¿QUIÉN PROTAGONIZA TU HISTORIA? No es lo mismo
si la sorpresa absurda del primer ejemplo se la lleva un
señor de mediana edad, que si es la presidenta de un gran
país, que si se trata de una preadolescente de 12 años. En
el segundo ejemplo, «las máquinas cobran vida», no es lo
mismo si el protagonista es un detective, que si es una
científica, que si es uno de los robots que cobran vida,
o toda una comunidad de personas a las que ese hecho les
afecta.
Truco: Elige aquel personaje al que el problema
impacte más. Seguro que así el relato es más interesante.
-¿QUÉ LE PASA A TU PERSONAJE PROTAGONISTA,
QUÉ QUIERE CONSEGUIR?
Ese personaje o personajes protagonistas van a tener un
objetivo en la historia, y es bueno que lo conozcas cuanto
antes (mejor si es antes incluso de empezar a escribirla).
Pueden ser un reto que tienen que superar, un problema
que tienen que resolver, na difícil elección que tienen que
tomar, un misterio que tienen que resolver, un objetivo que
tienen que lograr, una amenaza de la que tienen que
escapar…
Todas estas son posibilidades para esos personajes,
siempre dentro de esa idea genérica. A lo mejor el
personaje de la sorpresa absurda es una preadolescente de
12 años que se da cuenta de que tiene un talento innato
para imitar voces y sus compañeros quieren convencerla de
que se entere de las pruebas de un examen con una
llamada telefónica (difícil elección).
-¿Y QUÉ LE IMPIDE ALCANZAR ESE OBJETIVO?
Una vez que tienes claro qué le ocurre a tus protagonistas,
para desarrollar la trama tendrías que imaginar -aunque
sea grosso modo– algunos factores o elementos que se van
a interponer en su camino cuando intente alcanzar ese
objetivo. También aquí hay muchas opciones, que pueden
integrarse en tres grandes grupos:
-Obstáculos externos: circunstancias, eventos o
elementos que escapan totalmente al control de tu
protagonista y que puede impedir o retrasar su objetivo.
Algunos ejemplos pueden ser fenómenos atmosféricos,
como tormentas, lluvia, sequía; accidentes, piezas que
faltan para completar el objetivo, aparatos que no
funcionan… Por ejemplo, el detective de la historia de los
androides puede encontrarse con que las cámaras que
debieron grabar un asesinato ese día no funcionaron
porque hubo una tormenta solar.
Me parece que este obstáculo externo va a impedir que mi
personaje entregue a tiempo el proyecto.
-Obstáculos internos o inconvenientes: en este caso, el
problema viene de la misma personalidad o circunstancias
de tu protagonista. Algo que podrían cambiar, pero que
nunca se han planteado, o les cuesta mucho.
-Otros personajes (contraintenciones): por último,
algo que se puede interponer entre tu protagonista y su
objetivo es, sencillamente, otro personaje. Este puede ser
un enemigo, un competidor o, simplemente, alguien que
hace algo que obstaculiza el objetivo de tu personaje
-incluso sin querer. En este artículo hablo de ello con
calma.
2-LLEVA TU IDEA AL EXTREMO:
Como explicaba en este antiguo artículo de mi blog, hay
una regla no escrita en escritura: habitualmente, el lector
se emociona más cuánto más significa esa historia
para los personajes.
Por poner un ejemplo tonto, si el problema principal de
tu personaje es que pierde la cartera, lo más
probable es que esa historia no resulte muy
interesante para los lectores (aunque hay formas de que
lo sea, algunas las vemos más adelante en este
mismo post).
Sin embargo, si en la cartera ese personaje llevaba
algo muy importante, vital, eso ya es otra cosa. La
emoción aumenta. O si la cartera es la gota que colma el
vaso de una serie de desdichas que aquejan al personaje,
de nuevo, estamos ante un problema más interesante.
Lo que estamos haciendo es llevar las ideas un poco hacia
el extremo, para que las consecuencias de la historia
afecten más al personaje y, por tanto, resulta más
interesante saber qué va a ocurrir.
Muchas veces me encuentro en mis talleres relatos o
novelas en las que los personajes piensan en robar algo
pero no lo hacen, o están a punto de perder algo o
alguien pero no lo pierden… parece que hay una
resistencia a que les pasen cosas graves a los personajes,
e, irónicamente, pueden hacer nuestra historia mucho más
interesante. Porque les afectan más.
De esto: