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La mujer que se ha sanado sabe que ayudara a otras mujeres para que sanen es la
mejor forma de expandir la conciencia.
La mujer que ha sanado sus heridas sabe que honrar su linaje y el de sus hermanas es
atraer felicidad y alegría a su vida
La mujer que ha sanado sabe que no existe una sanación absoluta, por tanto, no
descuida ni su cuerpo, ni sus emociones y mucho menos sus pensamientos.
La mujer que ha sanado comparte toda su sabiduría sin esperar que otras mujeres o
personas hagan lo mismo, pues sabe que siempre será recompensada de mil y una
maneras por despertar conciencias.
La mujer que ha sanado sabe que su mejor medicina es el amor incondicional hacia
todos los seres con los que comparte su existencia aquí, en este planeta llamado Tierra.
La mujer que ha sanado sabe que su cuerpo está compuesto de los mismos elementos
que contiene la naturaleza, por eso trata de no dañarla y enseña a sus hijas a
respetarla.
La mujer que ha sanado sabe que su útero no es un lugar para albergar dolor, sabe que
es un lugar donde se gesta la vida y es donde ella guarda su poder de creación y
manifestación.
La mujer que ha sanado sabe que bendecir su camino y el de sus hermanas sirve para
atraer a su vida la plena abundancia.
La mujer que ha sanado nunca duda de sus decisiones y jamás vuelve a mirar hacia
atrás, porque sabe que lo único que importa es el ahora.
La mujer que ha sanado sabe que para avanzar tiene que haberse perdonado. Haber
perdonado absolutamente todo significa elevar su propia espiritualidad.
La mujer que ha sanado sabe que llevar cualquier ritual a la vida cotidiana es crear
belleza y armonía a su alrededor.
La mujer que ha sanado sabe que no hay fuerza más poderosa que la de la risa y la del
amor.