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2010 - Llorens Salanova Martínez Supuestos de Acción Acoso Laboral PDF
2010 - Llorens Salanova Martínez Supuestos de Acción Acoso Laboral PDF
COORDINADORES
Juan Ignacio Marcos y Manuel Velázquez
Manuel Velázquez
Inspector de Trabajo y de la Seguridad Social. Bilbao.
Eva Ventín
Diplomada en Relaciones Laborales y Técnica Superior
de Prevención de Riesgos Laborales. Vigo
Jesús Manuel Villegas
Magistrado Juez del Juzgado de Instrucción. Bilbao
casos reales de violencia y acoso en el trabajo
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Índice
Casos reales de Violencia y Acoso en el Trabajo
Análisis interdisciplinar de las sentencias más relevantes
Observatorio Vasco sobre el Acoso Moral
COORDINADORES
Juan Ignacio Marcos y Manuel Velázquez
REDACTORES DE LOS CASOS
Juan Carlos Fernández Arias, Juan Ignacio Marcos y Manuel Velázquez
Prólogo . ..........................................................................................................................15
Introducción . ...............................................................................................................17
El diálogo social como vía de progreso en la cultura preventiva: la
experiencia del AMEVA
Cristóbal Molina Navarrete
Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de
Jaén. Miembro del Grupo Europeo de Negociación. AMEVA.
9
1. Los conceptos de Acoso y Violencia en el Trabajo
Caso práctico 1: Violencia Física en el Trabajo . ............................................................. 37
Sentencia TS 20-09-07 y sentencia TS 17-06-08.
Comentarios: Juan Carlos Fernández Arias........................................................ 47
Psicólogo. Técnico de Prevención.
Sociedad de Prevención FREMAP. Zaragoza.
Sonia Isabel Pedrosa . .................................................................. 55
Profesora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social.
Universidad de Zaragoza.
Manuel Velázquez ......................................................................... 61
Inspector de Trabajo y de la Seguridad Social. Bilbao.
Ana Pérez Machío ......................................................................... 69
Profesora Doctora de Derecho Penal. UPV-EHU.
casos reales de violencia y acoso en el trabajo
Donostia-San Sebastián.
11
3. La intervención ante la Violencia y el Acoso
Caso práctico 6: Los sistemas internos de gestión de conflictos ..................................... 293
Convenio colectivo de la empresa VIPS
Comentarios: Rocío Barreira ............................................................................. 297
Psicóloga. Servicio Vasco de Salud. Vitoria.
Jordi Escartín............................................................................... 303
Profesor de Psicología. Universidad de Barcelona.
Isabel Oliver . ............................................................................... 311
Psicóloga. Instituto de Salud Laboral de Illes Balears.
Palma de Mallorca.
Marina Parés ............................................................................... 315
Trabajadora Social. Barcelona.
casos reales de violencia y acoso en el trabajo
Caso práctico 7: Supuestos de acción por un servicio de prevención: Acoso Laboral . ...... 345
Ejemplo práctico de acción por un servicio de prevención
Comentarios: Isabel Oliver . ............................................................................... 353
Psicóloga. Instituto de Salud Laboral de Illes Balears.
Palma de Mallorca.
Jesús Ignacio Orbea . ................................................................. 357
Abogado. Bilbao.
Susana Llorens ........................................................................... 361
Isabel María Martínez
Marisa Salanova
Profesoras de Psicología. Universitat Jaume I.
Castellón. Equipo WONT.
13
Eva Ventín .................................................................................. 491
Diplomada en Relaciones Laborales y Técnica Superior
en Prevención de Riesgos Laborales. Vigo.
Azucena Escudero .................................................................... 493
Profesora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad
Social. Universidad de Valladolid.
14
Prólogo
Observatorio Vasco sobre el Acoso Casos reales de Violencia y Acoso en el
Trabajo, análisis interdisciplinar de las sen-
Moral tencias más relevantes es una nueva inicia-
Juan Ignacio Marcos y Manuel Velázquez tiva del Observatorio Vasco sobre el Acoso
Coordinadores Moral.
Este libro parte de un análisis del catedrá-
tico de la Universidad de Jaén y fundador
del Observatorio Vasco sobre el Acoso
Moral Cristóbal Molina Navarrete, sobre el
Acuerdo Europeo sobre Violencia y Acoso
en el Trabajo, un Acuerdo de cuya trans-
cendencia da suficiente prueba la propia
elaboración de esta publicación.
La originalidad de este libro ha consistido
en huir de elaborar un trabajo meramente
teórico sobre estos aspectos y en hacer
un análisis eminentemente práctico a tra-
vés del comentario de casos que realmen-
te han sucedido.
Y otro aspecto importante ha sido el de re-
currir para hacer este análisis a especialis-
tas de muy diversas disciplinas (derecho,
psicología, medicina, sociología, etc.) y
de muy variada procedencia profesional y
también territorial. Hemos considerado, a
este respecto, que la confrontación de muy
diversas visiones sobre casos realmente
sucedidos puede resultar enriquecedora.
15
A la hora de seleccionar los casos reales que se comentan hemos optado por escoger
sentencias de los tribunales y en algún caso concreto hemos recurrido también a na-
rrar historias igualmente verídicas, si bien tanto en un caso como en otro hemos omi-
tido los nombres auténticos de las personas afectadas, puesto que no se trata de juz-
gar a esas personas concretas sino de analizar los casos en que se vieron envueltas.
Se ha partido de la idea fundamental de que el análisis puramente teórico presenta
evidentes problemas de comprensión y de avance en el uso de las disciplinas. Por
ello se ha estimado que el análisis teórico debe ir referido a historias realmente suce-
didas, en las que el lector pueda ver y comparar los distintos puntos de vista de cada
profesional y hacerse una idea más cabal tanto de lo sucedido como de las medidas
que en cada caso se proponen.
El libro comienza con el análisis de sentencias relativas a los conceptos de violencia
física, acoso sexual, acoso moral y acoso discriminatorio, que son los que actualmen-
te se prevén en la legislación y doctrina de los tribunales.
Y después se centra en el análisis de estas conductas en tres etapas. Por un lado, se
examina la prevención de la violencia y el acoso. es decir, las actividades dirigidas a
que el empresario, con carácter previo, evite dichas conductas o al menos reduzca
significativamente su impacto sobre la salud de los trabajadores y la propia organiza-
ción de la empresa.
Por otro, se analizan las formas de intervención frente a la violencia y el acoso una vez
que estas conductas ya se han manifestado como tales. Se ven las distintas formas de
actuación, bien ya sea en el seno de la empresa a través de procedimientos internos
de control, bien desde las instituciones administrativas o judiciales de diverso orden.
casos prácticos sobre violencia
16
El diálogo social
como vía de
progreso en la cultura
preventiva:
la experiencia del Acuerdo
Marco Europeo sobre
Violencia y Acoso–
AMEVA
Cristóbal Molina Navarrete En poco más de una década –desde
1996– una tipo de riesgos laborales como
Catedrático de Derecho del Trabajo los de origen psico-social, ha pasado de
y de la Seguridad Social de la ser la tercera causa de accidentalidad en
Universidad de Jaén. la Unión Europea –UE– a ocupar el segun-
Miembro del Grupo Europeo de do lugar, tras los riesgos de tipo ergonómi-
Negociación del AMEVA co (lesiones y trastornos músculo-esque-
léticos) y, muy probablemente, de existir
Introducción mejores medidores del problema, hoy
ocuparía ya el primer puesto, en número
1. El diálogo social como solución a de trabajadores afectados y por sus cos-
la falta de voluntad política euro- tes, sociales y económicos. Sin embargo,
pea de regulación comunitaria del el avance en el conocimiento tanto cien-
acoso. tífico –cuáles son y qué son– como es-
2. Estructura y contenido del AMEVA. tadístico –que incidencia tienen– de esta
tipología de riesgos profesionales, y de
3. Significado y alcance del AMEVA los daños a la salud y costes asociados a
en la mejora de la acción preven- ellos para la empresa y para el conjunto de
tiva en el sistema español: despe- la sociedad, no se ha proyectado en me-
jando dudas. joras apreciables de su regulación jurídi-
4. Primeras prácticas aplicativas del ca, tanto preventiva como reparadora. En
AMEVA en la negociación colectiva. ambas vertientes, el catálogo de este tipo
de riesgos laborales, ciertamente abierto,
5. Reflexión final. apenas cuenta con referencias específi-
cas, estando ausentes de la Ley de Pre-
vención de Riesgos –LPRL– y del listado
de enfermedades profesionales, pese a su
reciente renovación –RD 199/2006, 10 de
noviembre. 17
Si en el caso del estrés laboral –y el síndrome del quemado– la falta de regulación es
total, en el supuesto de la violencia en el trabajo en general, y del acoso moral en par-
ticular, apenas un pequeño puñado de países cuenta con leyes específicas. Cierto, en
la mayor parte de las experiencias jurídicas comunitarias encontraremos un número
significativos de decisiones judiciales que contemplan estas patologías emergentes sea
en el nuevo sistema preventivo, ayudando a renovar el concepto de riesgo laboral, sea
en el sistema reparador, a través de la actualización del concepto de accidente de tra-
bajo y de enfermedad ocupacional. No obstante, además de constatar que el número
de sentencias es todavía relativamente reducido, queda claro que ofrece una imagen
de tratamiento parcial y desigual en el conjunto del sistema de relaciones laborales.
Por eso, es necesario dirigir la mirada al trato que mantiene al respecto la otra fuente
reguladora de las relaciones de trabajo, también en el ámbito comunitario: la autonomía
colectiva comunitaria
Precisamente, allá por 2004, el Diálogo Social comunitario nos sorprendía con la con-
clusión de un Acuerdo Marco para la UE, y para el Espacio Económico Europeo –EEE–,
relativo al estrés laboral, luego transpuesto a la experiencia convencional de los dife-
rentes Estados miembros a través de diferentes fórmulas. Lo que sucedió también en
España en 2005, a través de su recepción en el Acuerdo de Negociación Colectiva de
2005 –ANC/2005–. Pues bien, pese a que la experiencia de este Acuerdo Marco no ha
sido en los diferentes países europeos, y en especial en España, muy halagüeña, como
se pondrá de relieve en un Informe de la Comisión al respecto, que aparecerá en breves
fechas, recientemente se ha seguido el mismo camino con el otro ámbito de riesgos
laborales de origen psicosocial más conocido: el de la violencia laboral en general, y
del acoso moral en particular. Así, el 26 de abril de 2007 se concluyó entre los inter-
casos prácticos sobre violencia
Se reconoce institucionalmente, pues, la gran virtualidad del AMEVA. Éste ofrece el an-
siado marco específico de gestión del riesgo de violencia en el trabajo, en especial, pero
no sólo, para el acoso moral en el trabajo. El marco vendría integrado por el conjunto
consensuado de pautas que proporciona a fin de guiar u orientar, a empresas y repre-
sentantes de los trabajadores, el cumplimiento de la obligación legal puesta a cargo de
18 los empleadores por el artículo 14 LPRL, según la cual debe garantizarse al trabajador
una protección eficaz del ambiente de trabajo, que ha de incluir cualquier introducción
riesgo, incluidos los psicosociales –artículo 15 LPRL; sentencia TC 62/2007–.
Pero como se verá de inmediato, sentado el origen consensuado, la fijación El diálogo
de su alcance concreto, sea en lo que hace a su eficacia jurídica, inicialmente social como vía
no vinculante, como, sobre todo, a su contenido, en principio centrado en la de progreso
prevención del riesgo, ha dado ya lugar a diferentes lecturas, tanto entre los
sujetos firmantes como, incluso, entre el sujeto sindical y la Comisión.
en la cultura
Pese a ello, encontramos recientes experiencias convencionales que, de un
preventiva:
más o menos difuso, ya comienzan a recoger los contenidos del AMEVA en la experiencia
distintos ámbitos de negociación colectiva de nuestro país. Lo que, a su vez, del Acuerdo
vendría a confirmar tanto su utilidad como su actualidad. Por eso, entende- Marco Europeo
mos oportuno comentar los aspectos más relevantes de este nuevo instru-
mento convencional, que viene a confirmar, ya sin ningún género de duda,
sobre Violencia y
el cambio de modelo regulador en relación con este conjunto de riesgos Acoso–AMEVA
profesionales. La razón está en que frente al tradicional protagonismo de la U ME N
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norma de carácter reglamentario, en este ámbito de renovación del concep-
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to de riesgo profesional y de sus instrumentos de ordenación, el acento se
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pone en el compromiso de los sujetos obligados, esto es, de los actores de
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las relaciones de trabajo, con el cumplimiento de las obligaciones legalmente
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Aún más. Algunos países, de gran significado social, económico y político, tanto en la
UE como en el resto del Mundo Occidental, han decidido expresamente que no ha de
regularse esta materia por la vía legal, sino que es mucho mejor hacerlo acudiendo a
otro tipo de instrumentos, mucho más concretos, más pragmáticos, aunque no estén
dotados de fuerza normativa. Así sucede con el Reino Unido e Irlanda, o con Alemania,
o con Australia, por poner ejemplos relevantes. Las propias instituciones comunitarias
dieron un giro en su planteamiento, de modo que aparcaron la vía reguladora legisla-
tiva –hard law-, para promover una vía más débil jurídicamente, aunque más eficaz y
flexible por práctica se decía, típica de los modelos de autorregulación, basados en
normas autónomas y de derecho suave –soft law–, como son los códigos de conducta,
las recomendaciones –como las de la OIT– las guías aplicativas, etc.
En este contexto político-institucional, en el que como se ve prima una actitud de
claro abstencionismo legislativo, pudiera pensarse que la Comisión ha cambiado de
Opinión al respecto, y al promover la vía del Diálogo Social de los artículos 138 y 139
de TUE, ha optado claramente por los modelos de autorregulación convencional, sin
perjuicio, claro está, de que cada Estado miembro pueda complementar esta vía con
acciones legislativas. La lectura de la patronal española al respecto es también cla-
ra, en la medida que para la CEOE ni tan siquiera se trataría de una autorregulación
con carácter jurídico-normativo, sino que, en realidad, estaríamos ante el claro reflejo
del modelo de la desregulación. Desde esta perspectiva, el AMEVA sería un acuerdo
20 jurídicamente no vinculante que, en cuanto tal, se propone como un instrumento al-
ternativo a las propuestas partidarias del enfoque regulador. En concreto, introducción
se lee como un útil de gestión que pone el énfasis en la práctica más que
en la regulación1. El diálogo
El problema de esta manera de comprender el AMEVA es que no parece social como vía
una clave de lectura privada de refrende institucional. La Comisión Europea, de progreso
con el lamento y la protesta formal de la Confederación Europea de Sindi- en la cultura
catos –CES–, ha interpretado este nuevo Acuerdo Marco como expresión
de un un enfoque práctico, más que jurídico, para enfrentarse al acoso y la
preventiva:
violencia en las empresas2. Al margen del alcance que se dé a este enfoque, la experiencia
sobre el que haremos alguna consideración en el próximo apartado, no pue- del Acuerdo
de negarse que con este planteamiento la Comisión parece tomar partido Marco Europeo
por una de las partes del proceso negociador, lo que resulta llamativo, y en
todo caso criticable, porque su misión es fomentar la negociación pero no
sobre Violencia y
injerirse en ella, ni en el modo de entender los instrumentos de autogobierno Acoso–AMEVA
colectivo europeo. U ME N
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Por supuesto que cabe encontrar soluciones a este conflicto socio-institu-
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cional entre la CES y la Comisión Europea, a mi juicio, que he participado
en el proceso de negociación, más obediente a equívocos y malentendi-
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dos que a posiciones jurídicas radicalmente opuestas. Desde esta pers-
pectiva, entiendo también importante poner de relieve que los instrumen- 1/2010
tos de autogobierno colectivo de los sistemas de relaciones de trabajo en
el ámbito comunitario, en especial a través del Diálogo Social Europeo,
ocupan un lugar propio en el marco de la referida Estrategia Comunitaria
de Salud y Seguridad, hoy renovada también en estos puntos para el pe-
riodo 2007-2012.
En esta dirección conciliadora o armonizadora, es obligado recordar que de
modo expreso el punto 3.3.2 de la Estrategia para 2002-2006, relativo a la
promoción de nuevas vías de progreso, hace una mención a la utilidad, y
a la necesidad, de hacer del Diálogo Social un útil para el diseño y puesta
en práctica de otros instrumentos que promuevan vías de progreso en los
objetivos de la Estrategia. Respecto de todos ellos ciertamente, pero sobre
todo, de un modo específico, en aquellos ámbitos que, por su novedad, no
se prestan fácilmente a un enfoque normativo. Pues bien, entre esos ámbitos
novedosos, la Comisión entiende que han de situarse los riesgos de tipo psi-
cosocial, de manera que expresa sin ambages su posición favorable a que
desde las distintas instancias del Diálogo Social, por tanto sea intersectorial,
sea sectorial, sea incluso en el ámbito empresarial, sean abordados algunos
de estos riesgos. Aunque llama la atención específicamente sobre el estrés
laboral, por su carácter multiforme, es evidente que también tiene cabida el
acoso en particular y la violencia en general, para cuya ordenación y gestión
1
Cfr. el “Resumen” del AMEVA realizado por la CEOE, Madrid mayo de 2007.
Cfr. Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo, por la que se transmite el AMEVA
21
2
cuado ofrece una imagen global de la estructura y contenido del AMEVA. A mi juicio,
esta presentación favorecerá la comprensión posterior de su significado y alcance en
el plano jurídico y técnico-preventivo. A este respecto, la simple lectura del AMEVA
pone de manifiesto que se estructura en 5 capítulos que versan sobre las siguientes
materias:
1. Introducción (Preámbulo).
2. Objetivos perseguidos.
3. Descripción de las conductas incluidas.
4. Delimitación de las medidas para la prevención, identificación y gestión de los
problemas de violencia laboral.
5. Procedimiento de aplicación y vías de seguimiento.
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Finalmente, a la delimitación inicial del ámbito de conductas a las que resulta
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de aplicación el Acuerdo Comunitario dedica los párrafos tercero, cuarto y
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quinto. El tercer párrafo propone una delimitación amplia, integral, de vio-
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lencia laboral, de modo que potencialmente se abra la acción empresarial y 1/2010
sindical a todas las formas o modalidades de violencia en general, y de aco-
so en particular, que puedan producirse en los lugares de trabajo. El cuarto
párrafo recuerda la diferente incidencia sectorial del problema, mientras que
el quinto y último acota la relevancia del problema, como es natural, al de las
organizaciones de trabajo, de modo que debe existir una relación causal o
ambiental con éstas para que resulten atendibles desde el AMEVA
El segundo capítulo, que reza Objetivo, delimita el doble objetivo perseguido
por el AMEVA y que consiste tanto en aumentar la conciencia sociolaboral
sobre este problema de la violencia en los lugares de trabajo –mejora de su
comprensión–, cuanto en delimitar un marco de acción específico para ges-
tionarlo eficazmente. Tiene, pues, como se analizará con algún detalle, una
vertiente educativo–cultural cuanto práctica.
El tercero, se intitula Descripción, y en él se ofrecen definiciones genéricas
sobre lo que ha de entenderse por violencia laboral en general, y por acoso
en particular. No se trata de una técnica definitoria en sentido estricto, sino
que se limita a describir las conductas relevantes para luego aplicar la políti-
ca de gestión empresarial que precisa en el capítulo cuarto. Con carácter ge-
neral, este apartado promueve una visión lo más amplia y omnicomprensiva
posible de los fenómenos que incluye
El cuarto capítulo –Prevención, identificación y gestión de los problemas de
acoso y violencia– es el más relevante de todos. Trata de delimitar el conjun-
3
Vid., por todos, Soler Arrebola, JA.”Estructura y contenido de los Acuerdo Marco Internacionales del Sec-
tor del Metal”. Aa. Vv. ( Coord: R. Escudero). La Negociación Colectiva en España: Un enfoque Interdisci-
plinar. CCOO-Ediciones Cinca. Madrid. 2008. Pp. 489 y sgs.
23
to de medidas que deben integrar una política básica –estándar mínimo– dirigida a la
prevención y corrección de estas conductas en el ambiente laboral. Como se verá, junto
a la técnica conocida como política de tolerancia cero respecto de la violencia, lo más
destacado es la regulación mínima que ofrece respecto del procedimiento relativo a la
investigación de los incidentes de violencia en general y de acoso en particular, si bien
se centra fundamentalmente en la actividad de investigación de las quejas presentadas,
sin perjuicio de la referencia a medidas correctoras, incluidas las de tipo disciplinario,
reparadoras y asistenciales.
Finalmente, y como ha sucedido igualmente con los demás Acuerdos Marco Comunita-
rios Intersectoriales, si bien el AMEVA ofrece alguna novedad que será aquí analizada,
se incorpora un Capítulo, el Quinto. Éste se dedica a fijar el procedimiento a seguir para
llevar el AMEVA a la experiencia práctica de todos los sistemas nacionales de nego-
ciación colectiva. Ni que decir tiene que se trata, pese a aparecer al final, de una pieza
clave de todo el Acuerdo, en la medida en que el carácter autónomo de este producto
convencional, carente de la formalización normativa que aporta una decisión de esta
naturaleza de de las instituciones comunitarias, según ya anticipé y que será estudiará
con algún detalle en breve, obliga a poner especial cuidado en las técnicas de impulso
y control de la efectividad de lo acordado. Este aspecto sí es común con los ya citado
Acuerdos Marco Internacionales –AMI–, o, por su ámbito, más bien Acuerdos de Em-
presas Transnacionales o Multinacionales.
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del mismo y antes de hacer el primer balance de su grado de cumplimiento.
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Por lo que hace a la primera cuestión, entiende que no debe confundirse la
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ausencia de fuerza normativa directa, esto es, efectos directamente vincu- 1/2010
lantes, con la ausencia de valor jurídico, como instrumento regulador original
del acervo jurídico-comunitario en materia sociolaboral, por más que pueda
entenderse típica de eso que hoy se llama, con demasiada recurrencia es
verdad, Soft Law. A este respecto, ya hemos dicho que forma parte de los
Acuerdos Colectivos Europeos Autónomos. Como se sabe, esta tipología
de Acuerdos Marco comunitarios, tiene un concreto régimen jurídico en los
artículos 138 –fase de consulta obligatoria a los sujetos sociales respecto de
toda iniciativa normativa en materia social por la Comisión– y 139 TCE– deli-
mitación de procesos de negociación y de puesta en práctica de sus frutos.
A este respecto, los sujetos sociales tienen reconocido el poder de iniciativa
reguladora, hasta desplazar o sustituir la iniciativa normativa comunitaria por
la propia, bastando con el procedimiento negociador colectivo previsto en el
artículo 139 TCE –artículo 138.3 TCE.
La Comisión tiene en todos los casos un papel relevante. El principal papel
hasta ahora cumplido por la Comisión reside en la promoción de Consultas
para activar procedimientos de negociación a escala europea. Pero no agota
su función en esta fase, pues también actúa una vez alcanzado el Acuerdo.
En este sentido, naturalmente respetando el referido principio de crecien-
te autonomía de los sujetos sociales –lo que a veces olvida-, la Comisión
asume un papel concreto en el caso de que se alcance un Acuerdo. Así, la
aplicación de los acuerdos celebrados a nivel comunitario se realizará por
4
Para un primer estudio monográfico al respecto me permito remitir a mi estudio EL Acuerdo Marco Comu-
nitario para la Gestión del Acoso y la Violencia en el Trabajo: Claves para su aplicación práctica en el ANC
2008. Bomarzo. Albacete. 2008
25
una doble vía. Por un lado, según los procedimientos y prácticas de los interlocutores
sociales y de los Estados miembros –Acuerdos Autónomos-. Por otro, en los ámbitos
del artículo 137 –que incluye, entre otros aspectos, la mejora del entorno laboral para
la mejora de la seguridad y salud de los trabajadores–, mediante decisión del Consejo.
No obstante, la Comisión se comprometió a publicar los Acuerdos Autónomos y a in-
formar al Parlamento Europeo y al Consejo después de una Evaluación previa del tex-
to convencional, de un modo análogo a lo que sucede con los Acuerdos adoptados
por los sujetos sociales pero que deciden sean aplicados a través de Directivas. Este
procedimiento de control de adecuación o ajuste tiene un doble ámbito de referencia.
Por un lado, se refiere a la representatividad de las partes –legitimación o capacidad
negociadora de los sujetos sociales5–. Por otro, al contenido del Acuerdo –juicio de
adecuación de los objetivos o fines al Derecho Comunitario–. Ambos escrutinios han
sido superados por el AMEVA, aunque, como se verá de inmediato, en unos términos
que no han gustado a la CES.
A este respecto, debe recordarse que la razón principal por la que la patronal europea
ha aceptado negociar este Acuerdo residiría en su entendimiento como un acuerdo
jurídicamente no vinculante. Pero ¿en verdad puede concluirse que tanto esfuerzo ins-
titucional y social para llevar un proceso de negociación al difícil puerto del Acuerdo
puede terminar haciendo de éste una pura recomendación, al estilo de los viejos gent-
leman agreements, o como una suerte de moderna guía de política socio-laboral, en
este caso, en orden a la gestión del riesgo de violencia en el trabajo? En otros términos,
¿cabe admitir una comprensión tan radicalmente diferente de la eficacia de los Acuer-
dos Marco según sean o no plasmados en una norma comunitaria formalmente tenida
casos prácticos sobre violencia
5
Al respecto es de interés la sentencia del Tribunal de Primer Instancia de la Comunidad –STPICE- de 17 de junio de 1998
–Asunto T-135/96-, dictada en relación a la validez de la Directiva 96/34 sobre el permiso parental, resultante a su vez,
como se ha indicado, de un Acuerdo Marco Europeo, la representatividad para negociar debe fundarse sobre el criterio del
26 “reconocimiento mutuo”
Ahora bien, tampoco puede desconocerse que cuentan con un sólido funda- introducción
mento normativo en los artículos 138 y 139 del Tratado y que el nuevo tipo de
los Acuerdos Autónomos revela una de las manifestaciones más relevantes El diálogo
de la capacidad de avanzar en autorregulación colectiva de las relaciones de social como vía
trabajo en el plano de la UE, aunque no sea la única pues el ámbito sectorial de progreso
se ha revelado igualmente propicio para los Acuerdos Autónomos6.
en la cultura
En segundo lugar, parece claro que no es posible reconocer a los Acuer-
dos Colectivos Marco Autónomos una eficacia jurídica directa como si de
preventiva:
una norma comunitaria más se tratara, de fuente autónoma en este caso, la experiencia
pero tampoco cabe infravalorar su alcance como reglas de cumplimiento del Acuerdo
puramente voluntario, estrictamente dependientes del poder de los sujetos Marco Europeo
firmantes para vincular a las organizaciones a ellos afiliadas –federadas o
confederadas. En este sentido, parece irrazonaba aspirar, en un marco deter-
sobre Violencia y
minado por la diversidad de regímenes reguladores de la negociación colec- Acoso–AMEVA
tiva, a configurar tales Acuerdos como instrumentos jurídicos especialmente U ME N
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formalizados e institucionalizados, pues su razón de ser es, precisamente,
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su configuración como reglas jurídicas más flexibles, a su vez condición de
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efectividad de las mismas por gozar del plus de legitimidad que les da el
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contar con el consentimiento de los actores de las relaciones laborales en el
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ámbito comunitario. De los sujetos sociales sí, que son el poder creador de 1/2010
estas reglas de fuente contractual, pero también, de los poderes públicos,
como evidencia no sólo que actúen como mediadores técnico–políticos y
sostenedores financieros, sino también como controladores de su adecua-
ción básica al Derecho Comunitario, incluso con su publicación, si bien como
instrumento no vinculante.
Por eso, se ha considerado necesario no confundir estos Acuerdos Autóno-
mos con aquellos otros, también existentes en la práctica, desprovistos de
toda eficacia jurídica frente a terceros no firmantes, y en modo alguno pue-
den entenderse como Acuerdos Voluntarios, según la denominación dada,
con toda impropiedad, a algunos de ellos por las propias partes. No es du-
doso que los Acuerdos Autónomos no disponen, ni lo pretenden, del marco
institucional típico de las normas comunitarias en sentido estricto, por eso
no tienen, pero tampoco aspiran a, los atributos de las normas comunitarias
–efecto derogador o modificador de normas comunitarias precedentes; pri-
macía sobre leyes nacionales–. Pero tampoco son una pura práctica conven-
cional informal, sin más fuente que el ordenamiento supra-estatal de origen
contractual y/o las normas y prácticas nacionales, pues son el resultado de
procesos originados y sostenidos en el ordenamiento comunitario, que ya
no es, sobre todo en el ámbito sociolaboral, sólo de creación heterónoma.
Lleva razón la CES en reclamar para los Acuerdos Autónomos, expresión
de la nueva etapa de madurez de las relaciones colectivas comunitarias, su
inclusión dentro del concepto de acervo comunitario.
6
Especialmente interesante los acertados análisis de GINEAU, C. Étude sur l`autonomie collective au niveau
communautaire. RTD Eur. 2002. En una posición algo más tradición, para nuestro país, Molina García, M.
La negociación colectiva europea.. op. Cit. p. 96. 27
Como es bien sabido, este concepto va más allá de instrumentos normativos para
integrar al mismo tiempo la l“experiencia comunitaria” institucional. Y, a mi juicio, es
evidente que, a día de hoy, no se puede entender el acervo europeo en el ámbito so-
ciolaboral sin la creciente institucionalización normativa y consolidación práctica de la
negociación colectiva. En este sentido, como la propia Comisión Europea ha puesto de
relieve, los Acuerdos Autónomos han de diferenciarse netamente de la creciente y he-
terogénea tipología de instrumentos convencionales surgidos del diálogo social y de la
negociación colectiva comunitarios, en los que queda patente su falta de eficacia en el
plano jurídico obligatorio, para ser sólo pautas u orientaciones para la acción por parte
de las organizaciones integrantes de los sujetos firmantes. Así sucedería, entre otros,
con textos tales como los marcos conjuntos de acción, los Códigos de Conducta, en
los que se fijan las pautas a seguir por los afiliados nacionales en orden a la ordenación
de ciertas materias, o las recomendaciones o decisiones político-sociales, así como las
llamadas Opiniones Conjuntas o Declaraciones Conjuntas sobre las grandes líneas de
política social comunitaria –por ejemplo en relación con la Estrategia de Lisboa, o sobre
la propuesta de Directiva en materia de ETTs7.
En mi opinión, y sin perjuicio de la vocación de obligatoriedad jurídica presente en la
inclusión expresa de instrumentos de control de su aplicación, los Tribunales, tanto de
ámbito comunitario como estatal, deben encontrar el espacio adecuado para garantizar
la eficacia jurídica de estas nuevas fuentes de creación de obligaciones de conducta
y de organización y procedimiento para los sujetos de las relaciones laborales. A este
respecto, cierta doctrina judicial española de suplicación ofrece un buen ejemplo de
cómo es posible avanzar en la juridificación de estos Acuerdos Autónomos. En efecto,
reclamando la diferencia entre fuerza jurídico-interpretativa, que no es posible negar al
casos prácticos sobre violencia
7
Vid. Comunicación de la Comisión de 12 de agosto de 2004 titulada Partenariado por el cambio en una Europa ampliada,
28 reforzar la contribución del Diálogo Social Europoeo, Com (2004), 557 final.
que concreta está en su base legal, pero el modo de realizarlo –estándar de introducción
diligencia del buen empleador-, estaría en esta norma convencional de con-
creción de las obligaciones legales de protección del trabajador frente a la El diálogo
violencia en los ambientes de trabajo, máxime a partir de la autoridad que le social como vía
da el ser aceptados por ambas partes, empresarios y trabajadores. de progreso
Por lo que concierne a las segunda clave de comprensión del AMEVA, la re- en la cultura
lativa al ámbito aplicativo del mismo, conviene dejar claro que abarca no sólo
el AMT, como propone la CEOE, sino la violencia laboral en general, aunque
preventiva:
en el caso de la violencia de terceros –violencia externa- se proponga una la experiencia
consideración más matizada. El AMEVA es claro en este punto y no acepta del Acuerdo
esa lectura reductora. Marco Europeo
Pero más importante es evidenciar, respecto a la tercera y cuarta clave, que sobre Violencia y
ya se asiente su fundamento en la tutela frente a la dignidad de la persona
ya se haga desde el derecho a la salud, cada vez más estrechamente co-
Acoso–AMEVA
nectados como nos viene recordando la doctrina constitucional –sentencia OC
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TC 62/2007–, el enfoque primado por el AMEVA es, pese a su indudable
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ambigüedad, el preventivo. Si ponemos énfasis en esta cuestión es porque,
una vez más, la patronal ha evidenciado que el AMEVA ha optado por un
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enfoque distinto al de la prevención de riesgos laborales para ubicarlo más
en el ámbito de la gestión de los recursos humanos y de instrumentación de 1/2010
cauces para prevenir y atender los posibles supuestos de acoso que puedan
ocurrir (documento divulgativo de la CEOE, mayo 2007). Esto significaría,
en términos claros, que para la patronal el tratamiento dado por el AMEVA
no es el típico de un nuevo o de un emergente riesgo laboral, conforme a
los planteamientos del edificio preventivo del ordenamiento comunitario –y
español–, sino un singular conflicto interpersonal, a cuya resolución no se
traería a colación las, para la patronal, costosas actuaciones sistemáticas
preventivas (v. g: sistemas de evaluación de riesgos)…, sino las técnicas típi-
cas de la solución de conflictos interpersonales o grupales –procedimientos
para su solución, sean formales o informales.
De este modo, se propondrían un sistema de gestión del riesgo distinto para
el estrés, claramente preventivo, respecto de la violencia en general, y del
acoso en particular. Ni que decir tiene que el otro sujeto firmante, la CES,
no acepta este modo de ver el AMEVA, e insiste, como lo hace, aquí sí, la
Comisión, en enfatizar esta lógica preventiva, por cuanto su marco de re-
ferencia fundamental es, junto a la dignidad de la persona y los derechos
fundamentales, la tutela de la salud laboral, que, por cierto, es otro derecho
social fundamental. No puede dudarse, pues, del tratamiento del acoso y la
violencia como riesgo profesional, como evidencia la expresa remisión del
AMEVA a la Directiva Marco. Cosa distinta es, como se decía, que los sujetos
sociales llamen la atención sobre la necesidad de establecer pautas de orde-
nación y gestión aplicativas de la LPRL lo más flexibles y adaptadas posible
a la singularidad del riesgo, y también a las características de cada empresa.
29
4. Primeras prácticas aplicativas del AMEVA en la negociación
Pese a la significativa evolución experimentada por la práctica convencional española
en materia de gestión de los incidentes de violencia, en especial de acoso en el ambien-
te laboral, es evidente que ninguno de ellos establece un sistema de gestión preventiva
completamente adecuado e integral. Menos en la línea de lo que exigiría tanto la legis-
lación preventiva cuanto la antidiscriminatoria, y a su tenor, el AMEVA.
Por lo tanto, la exigencia legal y convencional se cumpliría a satisfacción si en nuestro
sistema esta embrionaria, pero creciente práctica, diera un nuevo paso adelante y con-
formara lo que en otras experiencias comunitarias se han llamado Acuerdos Colectivos
para la Calidad del Clima Laboral. Como es evidente, no se trata de promover la crea-
ción de un producto convencional nuevo, específico para la gestión del riesgo de violen-
cia desde un planteamiento pro-activo basado en la búsqueda de un clima adecuado, y
no sólo por reacción a problemas concretos de violencia y acoso, sino la de reservar un
espacio negociador específico por razón de la materia, ya se haga dentro del texto de
un Convenio Colectivo, de empresa o sectorial, o bien como Acuerdo específico –para
materias concretas o acuerdo de empresa.
Prácticas de este tipo se han puesto en marcha, a raíz de la intervención frente al
acoso moral en el trabajo, y suponen tanto integrar una perspectiva preventiva de
riesgos psicosociales, como de afrontar globalmente el problema de la lucha contra
la discriminación. Así, especial interés y trascendencia han tenido, sobre todo en Ale-
mania –por ejemplo: Grupo Volkswagen– y en Italia –por ejemplo, el sector del trans-
porte-. Algunas experiencias convencionales en nuestro país comienzan a reflejar
esta opción más integrada y planificada. Así, en el ámbito de los Acuerdos Colectivos
casos prácticos sobre violencia
de Empresa, en especial los que integran el tipo o modalidad de los Acuerdos para la
Igualdad de Oportunidades entre mujeres y hombres, un ejemplo es el concluido entre
el BBVA y las Secciones Sindicales (Comfia-CCOO) y (FES-UGT), el 8 de noviembre
de 2005.
El presupuesto está en el propósito de las partes firmantes de este Acuerdo relativo a la
mejora de la posición laboral de las mujeres y reforzar el papel del BBVA como empresa
comprometida en las políticas de igualdad, y para ello la Empresa se compromete a ges-
tionar los recursos humanos de forma óptima para que redunden en este objetivo. El ar-
tículo 17º del acuerdo expresa tanto el rechazo de la empresa como de la representación
sindical al acoso sexual, entendiendo por tal cualquier comportamiento indeseado de
carácter o connotación sexual, cuanto el compromiso de ambos para colaborar eficaz-
mente y de buena fe para prevenir, detectar, corregir y sancionar este tipo de conductas.
Sin embargo, no se prevé ningún sistema específico de gestión de estas situaciones en
el mismo. Sí recoge, en cambio, una estructura o un órgano específico para la gestión del
acoso sexual: la Comisión de Igualdad de Oportunidades. Este órgano mixto y paritario
asume la competencia, entre otras, de:
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lo que se explica por tener los mismos negociadores en su base sindical
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(FETICO y UGT)– responde perfectamente a las indicaciones dadas por el
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AMEVA. Así, presenta una estructura cuatripartita:
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describir, para lo cual lista una serie de comportamientos de los cuáles se podría llegar a
inferir una conducta de acoso. Asimismo, recurre a un cierto juego de presunciones. Así,
afirma que el carácter laboral se presume al producirse en el ámbito de la organización
de la empresa, así como cuando la conducta se pone en relación con las condiciones de
empleo, formación o promoción en el trabajo.
Se evidencia, pues, la vocación flexible y extensiva. Si en el caso del acoso moral se
pone el acento en el carácter sistemático o reiterado –recurrente- de las conductas o
prácticas, para el acoso sexual se acepta, conforme a la jurisprudencia en materia, que
basta con un acto único, bastando una acción única, siempre que se agrave.
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– así lo permita la organización del trabajo y
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– lo aconseje el servicio médico de empresa.
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El recurso a esta medida de movilidad funcional aparece recurrente pero
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siempre discutible, por cuanto supone una remoción del puesto a la perso-
na que denuncia. Bien es verdad que en este caso no se ha constatado la
situación de acoso, y se exige la voluntad de la persona denunciante, por lo
que es una medida útil. No obstante, a mi juicio, es mucho mejor la previ-
sión de algunos convenios colectivos que, ante la eventual incapacidad de
la empresa para acreditar los hechos denunciados, reclama de la empresa
una especial sensibilidad al respecto, promoviendo que se establezcan unas
pautas de seguimiento y control con el fin de comprobar que la situación
denunciada no se repita.
Centrados en los convenios que remiten expresamente al AMEVA hay que
valorar de modo positivo que se vaya abriendo una vía a mi juicio más posi-
tiva, por tanto, mejor práctica, a la hora de reflejar sus contenidos en la co-
rrespondiente unidad de negociación colectiva. En efecto, en los convenios
del año pasado que recibían el AMEVA era frecuente encontrar esta fórmula,
puramente potestativa:
Las partes firmantes, recomiendan a sus representados la aplicación
íntegra del « Acuerdo Marco Europeo sobre Acoso y Violencia en el
Lugar de Trabajo», propuesta común alcanzada...”
Ejemplo artículo 47 XV CC Nacional de Empresas de Ingeniería y Estudios Técnicos
Los de este año parecen, sin embargo, caminar en una dirección mucho más
comprometida, y entiendo que correcta. A tal rumbo, expresan claramente
el firme compromiso con los contenidos del AMEVA. Así, utilizan la fórmula
de la adhesión de modo íntegro a sus contenidos, como ilustra bien los di-
ferentes Convenios Colectivos de las empresas que integran el Grupo GAS
NATURAL, con esta formulación: 33
Artículo 42. Acoso y violencia en el lugar de trabajo
La Dirección de la Empresa se adhiere al Acuerdo Marco europeo sobre Acoso
y Violencia en el Lugar de Trabajo…. y se adoptarán los cambios organizativos o
de procedimientos necesarios para anticipar y prevenir los supuestos de acoso,
ello con independencia de que estos procedimientos sean consultados con los
trabajadores a través de sus representantes.
Puede comprobarse, pues, no ya sólo el compromiso firme, por tanto normativo en sen-
tido estricto, sino también el efecto de reorganización que puede tener el fijar un sistema
de gestión preventiva de la violencia en el lugar de trabajo. Por lo que resulta en gran
medida positivo. Ahora bien, no deja de evidenciar algunas deficiencias, que convendría
corregir en las futuras hornadas de convenios que sigan este camino. Aquí me refiero
someramente a dos. Primero, no se concretan los procedimientos, lo que debe ser una
labor de negociación colectiva, ante el carácter flexible y amplio de la vía del AMEVA.
Segundo, se deja en la ambigüedad la consulta a los representantes en caso de pro-
ceder a reorganizaciones, lo que entendemos no debería formularse así, dado que es
necesario una mayor implicación de los representantes, en los términos del artículo 48
de la Ley de Igualdad, por lo que esa consulta debería ser preceptiva.
5. Reflexión final
Para los puristas u ortodoxos del derecho, los partidarios del enfoque normativo-lega-
lista clásico, sin duda el AMEVA será una nueva desilusión en la evolución de los pa-
casos prácticos sobre violencia
radigmas o modelos de regulación. El AMEVA fía una vez más a la autorregulación los
imperativos de lucha contra conductas patológicas, como es la violencia laboral en ge-
neral y el acoso en especial, que ponen en riesgo, o lesionan, derechos fundamentales
de la persona, como es la integridad moral, o la salud. Los promotores de un renovado
realismo jurídico, quizás se muestren más generosos, y alberguen esperanzas ciertas
de avanzar, más y mejor, por esta senda de compromiso sociolaboral hacia un mayor
bienestar en el entorno laboral. Más que a través de nuevas, e inflacionarias, leyes, será
a través de la formalización de compromisos entre sujetos sociales con su aplicación
práctica, que cabe pensar, o incluso creer, en la viabilidad de una transformación de
la multiplicidad heterogénea de normas en esta materia en vida práctica, en realidades
cotidianas.
Sea como fuere en el debate o plano jurídico, lo cierto es que el AMEVA responde a
una enfoque o a una lógica hoy asumida para afrontar correctamente cualquiera de los
problemas ligados a la violencia social, como acredita, por ejemplo, ese drama que es
la violencia de género. Me refiero a la dimensión eminentemente o primariamente cul-
tural de la misma. Como también ilustra suficientemente la experiencia española, para
erradicar, pero sobre todo para prevenir, la violencia, es necesario atacarla desde sus
raíces. A tal fin, es imprescindible desactivar los referentes culturales, en buena medida
ligados a relaciones desiguales de poder, pero también a valores demasiado arraigados
en nuestras sociedades, que toleran, en ciertas circunstancias y en ciertos ambientes,
tasas o grados relativos de violencia, de ejercicio de la fuerza compulsiva para obtener
34 una finalidad –tutela de un interés–.
Pero para esta compleja misión No basta sólo con rechazar de plano o no introducción
tolerar –tolerancia cero– la violencia, lo que se consigue con normas prohi-
bitivas y con instrumentos coercitivos de garantía del deber de respetar la El diálogo
dignidad personal, y profesional por lo que a nosotros incumbe también. social como vía
También es necesario, al mismo tiempo, (re)“construir” de modo activo las de progreso
nuevas bases para la paz social. Para ello además de comprender y conocer
bien el problema y sus respuestas, en el plano técnico, y querer actuar, en el
en la cultura
plano de la voluntad de acción, es necesario tener la suficiente sensibilidad preventiva:
para convertirlo en una prioridad. la experiencia
Pues bien, este enfoque cultural es el que traduce el AMEVA. La norma social del acuerdo
pactada tiene por misión desactivar los referentes culturales de la violencia marco europeo
laboral, en cualquiera de sus manifestaciones, que la multiplicación y el re-
forzamiento de leyes, sea en el ámbito comunitario sea en las legislaciones
sobre violencia y
nacionales, no ya podido todavía desterrar o desarraigar. Por eso, su lógica acoso–AMEVA
es eminentemente preventiva, sin perjuicio de afrontar el problema de lucha U ME N
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por el derecho social fundamental a un ambiente libre de violencia y/o acoso
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de un modo integral. Aunque sigue existiendo enfoques y políticas divergen-
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tes a la hora de atender a la prevención de la violencia relacionada con el
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trabajo, un tema común que emerge de las directrices más influyentes es la
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utilidad de adoptar un marco de gestión del riesgo para la seguridad y salud 1/2010
ocupacional en dicho ámbito. Este marco de gestión del riesgo identifica un
ciclo continuado de actividades con el fin de garantizar un control permanen-
te en la localización y atención del riesgo.
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